miércoles, septiembre 10, 2025
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Hernán “Cucuza” Castiello, el cantor de tangos más maradoniano

Luis Climenti

El tango y el fútbol son dos pasiones populares arraigadas en nuestra cultura y el que sabe mucho de eso es el cantor de tangos y exfutbolista Hernán Castiello. De muy chiquito supo que quería ser futbolista y cantor, por lo que él mismo se define como un “cantor de fútbol y jugador de tango”.

Le dicen “Cucuza” por el tango “Cucusita” que cantaba Miguel Montero y no solo tuvo la suerte de jugar en primera división, sino que además su vida tiene puntos en común con la de Diego Armando Maradona. Él mismo se reconoce como “un enfermo maradoniano”.

Esa pasión por el fútbol, por el tango y por Diego lo llevaron a cantar en el homenaje que Deportea le realizó al máximo ídolo argentino en la ex ESMA en noviembre de 2021: “Fui varias veces a cantar ahí como invitado. Me acuerdo siempre de la primera vez que entré a ese lugar; fue hace muchos años, fue terrible. Era una noche de un invierno muy crudo. Todo jugaba a favor de ese ambiente tan jodido, tan bravo y donde han pasado tantas cosas. Esa primera vez no me la pude olvidar más”. Cucuza agregó que, en este caso, la carga emotiva fue mayor porque el homenaje era nada menos que a Diego Armando Maradona, su ídolo eterno. 

Hernán Castiello nació en la ciudad de Buenos Aires y es dueño de un estilo propio al cantar. Amante del “Polaco” Goyeneche, Gustavo Cerati y -obviamente- Diego Maradona. Es una persona de barrio, transparente y humilde, lo que se dice un buen tipo. De esas personas que tienen una sensibilidad diferente. Conoce bien el apellido Maradona porque jugó al fútbol en las inferiores de Argentinos Juniors con el hermano de Diego: “Yo jugaba con Hugo Maradona y a él lo iban a ver Diego, Don Diego, La Tota y las hermanas. Mi trato desde muy pibito con ellos fue muy familiar, de ir ver los partidos. No era una ceremonia juntarnos, obviamente sabía quiénes eran, pero era un trato más normal, de vernos todos los sábados en la cancha. Por ejemplo, mi viejo se sentaba en la barra del club donde jugáramos y tomaba algo con Don Diego”. 

Hugo Maradona y Hernán Castiello, en las inferiores de Argentinos Juniors.

Si bien Cucuza conoce a la familia Maradona, por una cuestión temporal, nunca había hablado con Dalma, la hija del Diez. Finalmente esa reunión tuvo lugar en el homenaje realizado por Deportea  y, según contó,  fue muy fuerte porque no lo esperaba. Se dio cuando fue a saludar al periodista Juanky Jurado y él estaba hablando con Dalma: “Me la presentó y me puse a llorar, sin ser un llanto desgarrado, pero se me caían las lágrimas. La noté muy conmovida, le traté de explicar lo que era su viejo para mí y la piba se emocionó. Después, obviamente, yo también me emocioné”.

Castiello recordó que cuando salió campeón con la sexta división de “El Bicho de La Paternal” Diego estaba viendo el partido: “Bajó de la tribuna a la cancha a dar la vuelta olímpica con el equipo. Nosotros estábamos todos enloquecidos porque era el Diego Maradona de Barcelona, pero a la vez era el hermano del Turco. Al otro día nos invitaron a comer un asado en la quinta de Moreno y jugué un partido de tenis con Diego. Te puedo asegurar que no le gustaba perder ni a un partido de tenis amistoso”.

Cucuza rescata el valor humano del Diez con otro momento que recordó cuando, luego del Mundial de 1986, el Turco lo invitó a su casa de Villa Devoto sabiendo de su fanatismo por Diego: “Entré al living y Diego estaba colgado boca abajo elongando la cintura. ¡Yo estaba loco! ¡Imaginate! ¡Mundial 86! Diego venía de ser campeón del mundo, el gol a los ingleses y yo no sabía qué carajo le iba a decir. Entonces se descolgó, se me acercó y me primereó: ´¿Qué hacés, Cucu? ¿Cómo anda el tango?´. Ese tipo, que en ese momento era la persona más importante y reconocida del planeta, me preguntaba a mí cómo andaba el tango”.

Fue el mismísimo Hernán Castiello el que cantó el tango “El sueño del pibe” junto a Diego Maradona en el homenaje que se le realizó al periodista Sergio Gendler en la cancha de Argentinos Juniors: el fútbol, el tango y Maradona cruzaron su vida.

“Cuando él llegó al vestuario de Argentinos el día del homenaje a Gendler a mí me tocó, sin quererlo, recibirlo. Hacía mucho que no lo veía, estábamos en el año 2019 y la última vez que lo había visto había sido en 1986. Se encontró conmigo, que estaba con más años y más cambiado, me reconoció, se rio cómplice y me hizo un chiste interno. Yo estaba enamorado. Que Diego se acuerde de vos, ya es un montón. Después, canté con él “el sueño del pibe” y quedamos con una relación. Algunas veces más hablamos por teléfono pero esa vez fue la última vez que lo vi”, afirmó el cantor.

Cucuza arrancó su carrera futbolística en el club Parque, luego pasó a Argentinos, en donde hizo inferiores y debutó en primera división como lateral derecho. Luego pasó a Tigre y, más tarde, jugó en Aldosivi de Mar del Plata, en donde sufrió una dura lesión en la rodilla que dio fin a su carrera como futbolista profesional. Pero el artista asegura que nunca dejó de ser jugador y, por esa razón, en ocasiones canta en vivo con sus botines puestos. 

A Hernán Castiello no le gusta sacar chapa de los galardones obtenidos, lo que dice mucho de él. Si bien fue distinguido como personalidad destacada de la cultura de la Ciudad de Buenos por la legislatura porteña en 2016 y viajó con su música por París, Londres, Corea y Hong Kong prefiere hablar del bar “El Faro” de Villa Urquiza, donde canta en vivo desde hace más de 13 años, o mencionar con la cara iluminada de felicidad que cantó con Maradona y con Charly García.

Tiene varios logros en su carrera que podrían hacer que infle el pecho, pero sus mayores tesoros son: el barrio, el fútbol, los amigos, el tango y los recuerdos con Diego Armando Maradona.

Los jugadores eligen las medias cortadas

Por Tomás Randazzo

En este último tiempo, cada vez más futbolistas se suman a la moda de utilizar las medias cortadas. Esto consiste en separar la media tradicional en la zona del tobillo y del pie, dejando solo la parte que cubre la canilla, y el trozo que falta se reemplaza por un calcetín corto. Estos zoquetes no son medias cualquiera, sino que en la planta del pie se genera un sistema antideslizante y, gracias a ello, poseen un mejor agarre al calzado deportivo.

Una cuestión a tener en cuenta es la transpiración del pie. Las medias deportivas tradicionales, por lo general, se encuentran hechas de nailon. El inconveniente con este material es que no absorbe correctamente la transpiración, lo que provoca un movimiento atípico en el pie, que, además de ser molesto, puede generar lesiones como ampollas o lastimaduras. Por otro lado, los zoquetes que los futbolistas utilizan en la parte de abajo de la indumentaria, en reemplazo de la media de nailon, están hechos de algodón y absorben mejor la sudoración, por ende, el pie dentro del calzado tiene menos movilidad.

En cada partido, los jugadores realizan varias acciones, tales como los controles de pelota, los giros, desmarques, entre otros. Para todas ellas hace falta que el pie esté bien agarrado al botín, que, de esta forma, le otorga una mayor comodidad a la hora de tener contacto con el balón.

“En mi caso, el botín lo uso muy apretado y las medias de fútbol vienen con la punta muy gruesa y te revienta el pie. Cortamos las medias por comodidad y ponemos otra media más fina en el pie, porque las de fútbol, del tobillo para abajo son muy gruesas. Hay marcas que ya las hacen así y otras que no, depende del club. Si no, se cortan antes del partido”, explicó Cristian Chimino, actual jugador de Atlético de Rafaela. 

Cristian Campestini, exarquero de Arsenal de Sarandí y Huracán, entre otros, contó que no es partidario de cortar las medias: “Yo, particularmente, no las uso de esa forma. Según sé, es más que nada por un tema de comodidad. He visto a compañeros que las cortaban por sí mismos y, en otros casos, también con ayuda de los utileros”. 

Mientras mejor esté agarrado el pie se produce una mayor estabilidad en los apoyos. Esto puede instalar la duda de que con las medias cortadas el grado de lesión sea menor. Sin embargo, Francisco Javier Caut, kinesiólogo de la Selección Argentina, aclaró el tema kinestésicamente hablando: “Para mí es una cuestión de comodidad. Ya las medias no vienen completas, por ejemplo Adidas las hace cortadas. No lo considero ni una ventaja, ni tampoco una desventaja. No va a haber menos traumatismos o más torceduras de tobillo por no usar cierta media o usar la otra; esto no va a afectar absolutamente en nada”. 

Según el sitio web Marketing Registrado, esta nueva tendencia comenzó a popularizarse en 2018 en los Estados Unidos. Las marcas empezaron a hacerse eco de la situación y comenzaron a sacar medias cortadas en la zona del tobillo. Al día de la fecha, empresas como Nike o Adidas ofrecen en sus catálogos medias que únicamente cubren la zona de la tibia y se las puede encontrar bajo el nombre de “tobilleras”.

La sección cuatro del reglamento del fútbol está relacionada a la indumentaria. La regla, en particular, menciona que si se coloca cinta adhesiva o cualquier otro material en la parte exterior deberá ser del mismo color que la parte de las medias sobre la que se use o que cubra. 

“La regla cuatro es la más vulnerada del fútbol y la que menos se respeta de todo el reglamento. El zoquete que sobresale en la parte de abajo, reglamentariamente, debería ser del mismo color de la media. Para así también, evitar confusiones con el equipamiento de ambos equipos en un partido”, explicó Sebastián Bresba, árbitro argentino. 

Cada vez son más los jugadores que se unen a esta tendencia, que, al parecer, llegó para quedarse en el mundo futbolístico.

La realidad del patinaje artístico argentino

Por Micaela TripodiDurante la tarde nublada del 24 de septiembre, el avión partía desde Ezeiza rumbo a Asunción. En él viajaban, junto a sus entrenadores, los integrantes del plantel que iba a representar a la Argentina en el Mundial de Patinaje Artístico 2021. Allí estaban Ornella Caccin y Luciano Prieto, palpitando lo que sería su primera e inesperada actuación competitiva como pareja. Con el Club Atlético Lanús como punto en común y acompañados por un cuerpo técnico que nunca les soltó la mano, ambos daban inicio oficialmente a un proyecto que anhelaban hacía algunos años. “La clasificación al Mundial fue algo que no estaba planificado. Yo creo que se dio porque nos matamos entrenando, gracias a Lanús que nos brindó el espacio para poder hacerlo, incluso en época de pandemia. Eso hizo que no perdiéramos tiempo y lo capitalizamos al máximo”, expresó Caccin. Aun así, la pareja que arrastra un corto tiempo de trabajo desde sus comienzos a fines de 2019, culminó un aceptado desempeño en el torneo. Además, la deportista barilochense nunca había patinado en conjunto, mientras que el patinador más experimentado, de 24 años, sí lo había hecho: “Cuando me propusieron trabajar con Lucho, dije que sí, pero obviamente eso requería todo un entrenamiento previo porque yo no sabía nada”.En esta misma línea, Caccin confesó lo difícil que le resultó adaptarse a la nueva  modalidad: “Al principio me costó mucho porque cuando patinás solo controlás tu propio cuerpo, pero al patinar con otra persona tenés que hacer una fuerza constante durante cuatro minutos y yo no estaba acostumbrada a eso, ni sabía cómo hacerlo. Es como que lo manejo yo, él me maneja a mí y ambos tenemos que ir avanzando juntos, si no nos quedamos frenados en el lugar”. Estas mismas inseguridades que se generaron en la patinadora debido al poco conocimiento de ambos como compañeros, también aparecieron durante el Mundial. “Al comienzo no me sentía muy segura porque hacíamos muchas elevaciones, él me revoleaba a mí para todos lados y yo todavía no tenía esa confianza, sobre todo cuando entramos a competir. Entrenando uno puede resolver muchas cosas, pero en el momento de la competencia, con los nervios y la adrenalina, no sentís nada y los cuatro minutos se te pasan volando. Entonces yo no sabía cómo iba a reaccionar él y si iba a tener la fuerza para aguantarme a mí esos cuatro minutos”, confesó.  Levitra 20mg onlineAsimismo, Caccin agregó: “La verdad que al principio tenía un poco de miedo, pero después del primer torneo me deje llevar porque me di cuenta de que Luciano sabe resolver un montón de situaciones porque tiene muchísima más experiencia que yo, que estoy aprendiendo con él”.Por otra parte, Prieto destacó la capacidad de diálogo que se fue desarrollando gradualmente entre ambos y que contribuyó en la construcción de un vínculo de confianza: “Con Orne ya nos conocíamos porque en el ambiente del patín nos conocemos casi todos. Pero no la conocía como compañera. Nos hicimos muy amigos, más allá del patinaje, compartimos un montón de cosas fuera y eso también hace que podamos resolver cuestiones en la pista de otra manera. Hemos tenido charlas en las que dijimos que debíamos hablar cualquier cosa que nos pase, porque pasamos mucho tiempo juntos y el diálogo es importante”.Aunque los dos pusieron de su parte para fortalecer la relación, también contaron con la ayuda de Sandra Ferro, psicóloga deportiva. Si bien en muchas ocasiones la psicología deportiva está infravalorada o es considerada una “moda pasajera”, es una rama que se aplica cada vez más y ayuda a los patinadores a controlar diferentes situaciones a las que se puedan ver expuestos. “La psicología mejora la concentración, la autoconfianza y la atención. Esto, a la vez, contribuye favorablemente ante la presión de una competición o incluso del día a día”, explicó Ferro, quien trabaja con Caccin desde que se mudó sola a Buenos Aires a sus 15 años.“Aunque Sandra no viajó con nosotros, ya que solo viajamos con nuestro entrenador Gastón Passini, estuvo presente durante toda la competencia a la distancia. Hacíamos videollamadas en las que nos daba herramientas y algunos consejos. Hablábamos todo el tiempo”, contó Caccin. De esta manera, la psicóloga se convirtió en una pieza fundamental en la evolución del vínculo.Caccin y Prieto: el esfuerzo detrás de la pasiónOrnella Caccin nació en Rosario, pero los recuerdos de esa etapa de su vida son inexistentes, ya que su familia se mudó a Bariloche cuando tenía apenas un año. Allí comenzó a patinar a los 4, en la escuela AG Patín, dirigida por Alexandra Gallmann. “Antes había probado otros deportes, pero cuando me metí en el patinaje, me enamoré. A partir de ahí, nunca dejé de patinar”, manifestó la deportista.A los 6, empezó a competir y cuando cumplió 11 se cambió de escuela para ascender a la categoría “B” del patín artístico. En ese período conoció a los entrenadores Laura Vigil y Jordan Segovia, que iban de Buenos Aires. “Empecé a competir con coreografías que me habían marcado ellos. Ese año me había ido muy bien pero allá en la zona no tenía competencia. Entonces, cuando empecé a viajar a los nacionales me agarraba un miedo tremendo porque conocía solamente lo que yo sabía hacer, no veía a nadie y me encontraba con chicas que patinaban igual o mejor que yo”, recordó. El encuentro con Vigil y Segovia fue un punto de inflexión en su carrera. Ese mismo año, inició una seguidilla de viajes a la capital que la obligaron a cambiar su estilo de vida. “Tuve que tomar la decisión de hacer el colegio a distancia y obviamente hablarlo con mis papás, porque yo vivía con mis entrenadores. Desde los 11 a los 15 viví con mi entrenadora y a los 15 me fui a vivir sola”, contó la patinadora que supo ser campeona nacional cuatro años consecutivos.Desde muy chica, Caccin se dio cuenta de que le encantaba patinar y era consciente de que en Bariloche podía avanzar, pero si quería lograr algo grande, debía dejar a su familia e irse a Buenos Aires. “Mis papás también lo sabían, es algo que nos sentamos a hablar también con mi hermano. Tengo la charla patente. Les dije ‘yo me quiero ir’ y ellos me apoyaron desde el primer día. Realmente me apoyan en todas las decisiones que tomo con respecto al patinaje. Al principio fue muy difícil, porque estuve mucho tiempo alejada de mi familia, pero siempre estuvieron presentes. Cuando ellos podían viajar, viajaban a verme competir. Pero pasábamos mucho tiempo separados”, describió Caccin, quien hasta los 16 hizo la categoría libre y luego se dedicó exclusivamente a la parte de danza.El apoyo de la familia es un aspecto que tanto Caccin como Prieto tienen en común y se tornó fundamental en el desarrollo de sus carreras. El multicampeón recibió la colaboración de sus padres para poder viajar a competir en el Mundial de Francia 2016, donde consolidó una gran actuación y obtuvo el quinto puesto. Además, tuvo que realizar rifas y ventas de productos para terminar de solventar su viaje al viejo continente, el cual recuerda con emoción: “No sabíamos el nivel que había afuera. Cuando pisás la pista automáticamente decís `Llegué, después de tanto´”.De igual forma, Caccin describe la realidad que sigue golpeando a un deporte de carácter amateur, como el patinaje, en Argentina: “La realidad es que son muy pocos los deportistas que pueden vivir solo del patín. Nosotros tenemos que estudiar, trabajar y entrenar, no solamente en pista, sino que hay todo un trabajo fuera de la pista: psicológico y físico. Por eso haber llegado a un Mundial haciendo todo esto es un gran logro”. La atleta actualmente se encuentra cursando el segundo año de la carrera de Odontología, en la Universidad Maimónides, situada en Caballito.En esa misma línea, Prieto explicó que “mismo para asistir a un Nacional se complica desde este lugar. Todo cuesta, hasta lo más mínimo”. “Depende de uno mismo, como uno encare las preparaciones y las competencias. El profesionalismo se demuestra en la pista”, agregó.A diferencia de su compañera, Luciano Prieto tiene más experiencia en materia de patinaje. Con solo 24 años, posee una amplia trayectoria que refleja la dedicación, el esfuerzo y la constancia que se necesita para alcanzar lo más alto en este ambiente. Sin embargo, el camino fue largo y estuvo atravesado por numerosas adversidades.Prieto dio sus primeros pasos en la disciplina a los 7 años, en el Club Madero Central, en Zona Oeste. Ese mismo año logró ganar su primer Nacional en la categoría Escuela Formativa. No obstante, a los 15 sufrió su primera lesión importante. Las lesiones, el gran karma que padeció a lo largo de su carrera. Durante tres años trabajó en Vélez Sarsfield, pero después, por cuestiones económicas, siguió en Lanús, donde entrena actualmente y, según el propio Prieto, es la institución que le posibilitó dar el gran salto.Al culminar la secundaria, el deportista debió elegir entre estudiar en la universidad o dedicarse exclusivamente al patinaje, y optó por este último. Desde 2008, Prieto consiguió varios títulos –tanto de manera individual como en pareja–, entre los que se destacan los Metropolitanos y Nacionales. Pero su primera oportunidad trascendental se dio en 2016, cuando logró clasificar al Panamericano y al Mundial disputado en Francia. El patinador atravesó distintas lesiones. Fisuras de tibia y peroné, y algunas dislocaciones en el hombro. Sin embargo, estas nunca pudieron hacer que abandone su carrera. En 2019, llegó a Lanús por medio de Viviana Canario, su profesora de patín. Actualmente, además de ser su lugar de entrenamiento para las competencias, también es profesor de danza de los más chicos: “El deporte es algo fundamental y que ayuda un montón a los chicos. Es súper necesario el apoyo de la familia y que siempre los lleven hacer el que les guste. El deporte no tiene género y tienen que animarse, no importa la edad que tengan, nunca es tarde para arrancar”.De manera que el largo proceso que debieron recorrer los patinadores para introducirse en la elite del patinaje artístico finalmente tuvo sus frutos. En primera instancia, compitiendo por separado. Ahora, haciéndolo juntos en su primera presentación internacional como dúo.La experiencia mundialistaSeñores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi-Luque. Por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague”, señalaba la tripulante del avión en el que viajaba la delegación argentina. El sueño de todo patinador estaba por comenzar. “Cuando llegamos a Paraguay, yo estaba perdida. Luciano ya tenía experiencia porque compitió en otros Mundiales, pero esta era mi primera vez. Nunca había pisado una pista tan grande y hermosa, estaba todo muy bien armado. Él me decía ‘Dale, Orne, reaccioná’, porque yo estaba mirando todo y no lo podía creer”, rememoró Caccin.“La verdad que fue emocionante el momento de la llegada, ya que no sabíamos si íbamos a viajar porque, como es un deporte amateur, todo lo tenemos que bancar nosotros, hay muy poca ayuda”, indicó Prieto. En su primera presentación, la dupla sufrió una falla producto del nerviosismo, que le hizo perder muchos puntos y los depositó en el puesto número 10. “En un momento de la secuencia trastabillamos, yo caí al suelo, me levanté y seguimos, pero perdimos el ítem”, explicó Ornella, quien añadió que igualmente estaban satisfechos, ya que “uno de los objetivos era quedar en el top 10”.En la segunda y última presentación, la dupla tuvo revancha. Aunque el freestyle les salió muy bien, ya no tenían chances de escalar más puestos por la actuación en la primera parte. Quedaron en el noveno lugar. “Lo bueno es que supimos reponernos rápido y fuimos conscientes de que teníamos otra chance para seguir peleando”, reconoció Prieto.Más allá del desempeño en pista, la pareja resaltó el compañerismo entre los integrantes del seleccionado: “Este año se vio una Selección súper compañera, a comparación de otros años”, contó Prieto. “Creo que fue producto de la pandemia, porque uno se concientizó sobre un montón de cosas. No sé si es que estoy en una categoría que ya somos todos más grandes entonces las cosas fluyen de otra manera”, comentó Caccin.Además, la patinadora dijo que todos se hicieron muy amigos y compartían muchas cosas porque, a pesar de competir por separado, todos entendían lo que significaba estar ahí siendo deportistas amateurs argentinos: “Es mucho el esfuerzo que uno hace como para no disfrutar ese momento”.A la vuelta, el dúo se tomó 5 días de descanso, pero rápidamente volvió a entrenar en vista del Sudamericano que –por la pandemia– se pasó para febrero de 2022 en la provincia de San Juan y será clasificatorio para el Mundial en Argentina. “La clasificación siempre fue el gran objetivo. Vamos a poner muchas pilas porque es una motivación extra que sea acá. Si clasificamos, va a ser un orgullo enorme”, declaró Ornella Caccin.

Bochini: “Independiente es toda mi vida”

Por Micaela Garcea Tonin

Ricardo Bochini, máximo ídolo y referente histórico de Independiente tendrá ese reconocimiento tan esperado: el estadio Libertadores de América llevará su nombre. En una entrevista con El Equipo, el Bocha habló sobre su pasado profesional en el Rojo y en la Selección Argentina, su relación con Diego Maradona y acerca de su rol como captador de juveniles para el club al que considera toda su vida.

-¿Qué fue y qué es Independiente para vos?

-Independiente es toda mi vida, mi segundo hogar. Todo lo que hice y hago está ligado a Independiente. No me fui nunca del club, a los 16 años empecé a jugar, después fui técnico, estuve como coordinador en inferiores y después volví un tiempo a la Primera. Ahora veo y recomiendo chicos para que jueguen en las inferiores.

-¿Crees que Independiente puede volver a ser lo que fue?

-No. Lo que fue es muy difícil de igualar. Pero tiene que pelear y ganar algo cada tanto, ahora hace casi 20 años que no gana un campeonato local. Necesita un equipo estable para tener la posibilidad de ganar un campeonato local. La Copa Sudamericana la ganó, pero también hay que intentar pelear una Libertadores. Depende de cómo los dirigentes empiecen a trabajar de ahora en adelante.

-¿Cómo ves a las inferiores del club en relación a la Primera División?

-Creo que Independiente tiene que trabajar bien en inferiores, porque ahí está el futuro del club. Estuvieron muchos años trayendo jugadores, malgastando la plata que había entrado por los futbolistas surgidos de las inferiores, como en el caso del Kun Agüero.

-¿Qué significa para vos que hinchas de otros equipos te reconozcan como referente?

-Al haber jugado siempre en Argentina, me vieron en todos los equipos. Siempre traté de jugar un fútbol que, creo, es el que le gusta a la gente: el de gambeta y toque. Y cuando ven a un buen jugador, sea de su equipo o contrario, se lo reconoce. Eso me ha pasado a mi con los hinchas de otros equipos. Es gratificante.

-La calle principal del Libertadores de América lleva tu nombre, ¿Qué significa para vos?

-Me pone muy feliz y me llena de orgullo. Es algo increíble que nunca hubiese imaginado. Creo que es un reconocimiento a todo lo que hice.

-¿Qué valor le das a los títulos que ganaste?

-Lo disfrutaba cuando ya había ganado, en el momento tenía que seguir jugando. Cuando terminaba un campeonato, ya queríamos ganar el otro. Me amargué mucho por los campeonatos que perdimos. Gané mucho, pero pude haber ganado más.

-¿Sentís que te quedó algo pendiente por cumplir como futbolista?

-Lo único fue haber jugado más tiempo en los Mundiales. En el del ´78, que terminamos ganando acá en Argentina, pensé que iba a estar porque Menotti siempre me había tenido en cuenta, pero se decidió por otros 22 futbolistas. Las cosas más importantes en el fútbol, las gané casi todas.

-¿Cómo ves hoy a la Selección de cara al Mundial de Qatar?

-Argentina hoy, si lo comparamos con otras selecciones, está debajo de varias. Pero puede hacer un gran Mundial, ganarlo… Lo veo difícil. Creo que Argentina hoy, si bien tiene jugadores importantes, no tiene ese nivel que tuvo cuando salió campeón del Mundo.

-¿Qué fue Diego para vos?

-Fue un emblema que dio todo por Argentina. Su sueño era jugar en la Selección y ganar un Mundial, se le cumplió en México y demostró ser el mejor en su época. Será recordado por todo el mundo. Era el jugador que todos querían y admiraban, los que jugaron antes y los que están jugando hoy. Todo va a llevar siempre a Maradona. Nadie lo va a olvidar.

 

Fotos: @Independiente

Bruno Lima: “Después de ganarle a Brasil entré en shock, no podía ni hablar”

Por Santiago Laporte y Ramiro Ojeda

“Nunca había tenido esa sensación tan extraña. No pensé en nada, no podía llorar”. Eso fue lo primero que se le pasó por la cabeza a Bruno Lima, opuesto de la Selección Argentina de vóley, tras obtener el último punto en la definición por el tercer puesto ante Brasil. Estaba cumpliendo uno de los sueños de toda su vida. Después, un poco más frío, se acordó de los sacrificios y el apoyo de sus padres para que pueda dedicarse al deporte. Igualmente, tampoco le cayó la ficha, y confiesa que, en las semanas posteriores, cuando estaba en San Juan, se quedaba mucho tiempo con la medalla en sus manos, incrédulo aún.

La victoria ante el campeón olímpico de 2016 fue la frutilla del postre para coronar un gran torneo del seleccionado nacional, que fue sin dudas de película. Y no solo por el hecho de haberse levantado de la dura derrota ante dicho rival en fase de grupos -iba ganando 2 a 0 y se lo remontaron 3 a 2-, sino porque también venció a potencias como Estados Unidos, Francia e Italia. A pesar de no haber público, el aguante argentino estuvo más que nunca. “No podíamos creer la repercusión que tuvo el vóley. Está bueno para que el deporte siga creciendo”, asegura. Desde el otro lado del planeta, desvelándose por las madrugadas, nació una fascinante comunión con la gente, que se vio identificada por la manera de jugar del equipo, combinando el talento con la garra y el amor propio innato que tienen los deportistas. Similar a lo que sucedió con la “Scaloneta” este año, o con Generación Dorada y Las Leonas a principios de este siglo.

La Selección nacional festejó su segunda medalla olímpica de bronce después de vencer 3-2 a Brasil.

Un nexo importante en esto fue José Montesano, narrador de extensa trayectoria en el vóley, que mantiene una gran relación con el grupo, hasta el punto de ir a comer con ellos. Junto al histórico Hugo Conte como comentarista (padre de Facundo y ganador del bronce en Seúl 1988, en el mismo continente, rival, resultado e instancia) trasmitió con emoción genuina los puntos de los pibes con las manos arriba en el silencio del Arena de Ariake. “En la cancha sentíamos sus relatos. Gritaba tan fuerte que le tuvimos que pedir por favor que bajara un poco el volumen porque nos desconcentraba. En la calle ya me dicen Nene, no Bruno ni Lima. Le dije que me cambió el nombre”, admite sonriente.

El medallista, fuera de la cancha, es totalmente opuesto a lo que se lo ve dentro del rectángulo de juego. No es el electrizante opuesto que cautivó con su energía, pasión y talento, y que lo llevó a ganar el premio al mejor atacante y máximo anotador en la última cita olímpica. Él mismo se describe como una persona tranquila y sencilla. Tampoco pierde su acento sanjuanino, a pesar de sus experiencias en distintos puntos del mundo a los 25 años. Su mate y su termo personalizado con stickers de vinilo -uno de ellos de él mismo, con la camiseta argentina y el 12 en el pecho- lo acompañan durante toda la charla.

Cómodo en su departamento en Niza, y vestido con un buzo gris y un short negro, confiesa que todavía no puede encontrarle la vuelta al idioma. Solo entiende las referencias del entrenador en las prácticas y en el juego, ya que son palabras universales para un voleibolista. Su rutina se acopla al doble turno de entrenamientos cotidianos y al día de partido los fines de semana. Pero en las jornadas libres y de descanso es donde más extraña los domingos de asado con su familia en San Juan. Asegura que es lo que más le cuesta. 

Lima en su actual club, el Nice de Francia.

Pero viajemos al pasado y justamente a la ciudad cuyana, donde todo empezó. Con familiares del palo del vóley, el deporte estuvo ligado a su vida desde un principio y, mientras más pasaba el tiempo, más le iba gustando. “De chico colgaba globos con una piola en el techo de mi habitación para entrenar la carrera de ataque”, recuerda Bruno entre risas. Con tan solo seis años, comenzó a dar sus primeros pasos en el Club Obras Sanitarias de San Juan, en el cual disputó su primera liga a los 16. Hoy, casi 20 años después de sus inicios, se enorgullece al hablar del club que lo vio nacer.

Aunque no todo fue color de rosas en su trayectoria deportiva, ni mucho menos en su vida. En 2014 le tocó una adversidad que pudo haber sido crítica. Con visibles gestos de emoción que se notan a través de la video llamada por Zoom que nos conectó desde Buenos Aires a Niza, cuenta que a los 18 años contrajo un virus mediante una inyección en un hospital privado. Tenía un desgarro en el aductor y, luego de la inoculación, le comenzó a doler mucho el glúteo. Llegó a bajar 15 kilos, estuvo 20 días en terapia intensiva y 10 días más después de la operación en el sanatorio. Pero eso no fue todo: también pasó medio mes en su casa postrado con controles y suero. No podía ni siquiera hacer 10 pasos. Hasta le salieron ampollas en los pies por estar acostado.

Según el diagnóstico de los médicos, le iba a costar mucho volver a jugar, como mínimo dos años. Una vez curada su cicatriz, con más ganas que nunca, regresó a los entrenamientos tan solo cuatro meses y medio después. Fue en la Selección juvenil y gracias a Alejandro Grossi, DT del seleccionado menor en aquel tiempo, quien lo bancó “a muerte” durante ese mal momento y le dio la posibilidad de volver a las canchas: “Si no fuese por él, hoy no estaría acá ni sería quien soy”, declara sinceramente Bruno.

Aunque nunca se le cruzó por la cabeza dejar el vóley, ya que quería cumplir su sueño de chico de jugar en la Selección, sí admite que todo podría haber sido diferente si no recibía esa convocatoria: “Si no me llamaban a esa concentración hubiese caído en una depresión tan grande que me hubiera llevado a bajar los brazos”, expresa. Sin dudas fue su momento más difícil. Sin embargo, cada dolor lo hace más fuerte, y esta mala pasada que le jugó la vida lo ayudó a cambiar su forma de ver las cosas y empezó a no hacerse mala sangre por problemas menores que tienen solución. Un total ejemplo de superación.

Con 25 años, el opuesto debutó en unos Juegos Olímpicos en Tokio 2020.

Tras dejar atrás este obstáculo, y gracias a muy buenas actuaciones en Obras de San Juan y Bolívar, llegó su primera experiencia internacional, que fue a los 21 años, cuando lo fichó el Chaumont VB 52. Más allá de obtener la Supercopa local en uno de los mejores equipos del viejo continente, le costó cambiar de país y la respectiva adaptación en su primer año en Francia. Pero esto, a su vez, también lo ayudó a crecer, barajar y dar de nuevo. Tan solo seis meses después volvió a Argentina con más herramientas. “Prefiero estar en un equipo en el que cobro menos plata, pero juego todos los partidos, a estar en un club con buena remuneración en el que me toque ir al banco”, asegura con convicción. Lo mismo le sucedió tiempo más tarde: tras un destacado primer semestre de 2018 en su club de origen, el Bissons Buhl de Alemania puso sus ojos en él. Luego de otra temporada en Europa, volvió en 2019 a su tierra, aunque lejos de sus pagos, más precisamente a Neuquén, para sumarse a Gigantes del Sur. Reemplazó el Cuyo por la Patagonia. 

Allí, mientras disputaba la Liga Argentina, atravesó los primeros meses de la pandemia por Covid-19, enfermedad la cual contrajo días antes de comenzar la última Liga de Naciones en mayo, previo a los JJ. OO. Apenas pudo, se trasladó a su San Juan natal: “Las primeras semanas no hice absolutamente nada. Me sirvió para descansar, lo necesitaba. Venía de mucho degaste de años de entrenar entre club y Selección. Después sí comencé a entrenar en casa”. Además, muy familiero, utilizó ese tiempo para estar con sus seres queridos, vio series, leyó libros y descubrió un nuevo interés: la música electrónica. Tanta fue su fascinación que se compró una consola de sonido y hasta el día de hoy la utiliza en sus ratos de ocio.

Justamente, en ese entonces estuvo a nada de jugar en Alemania. “Había firmado con un equipo de Frankfurt, pero el manager me comunicó al mes y medio que no iba a poder ir porque se había bajado un sponsor”, manifiesta. Aunque luego muchos clubes turcos se interesaron. Él no conocía el país y estaba sin ganas porque pensaba cosas que en realidad no son, según describe. “La verdad que me sorprendió, y para bien. Pensaba que iba a ser difícil adaptarme por las diferentes costumbres, pero me di cuenta de que tienen costumbres muy similares a las nuestras. Como, por ejemplo, comer asado en un día de campo”, comenta. A diferencia de Francia que, según él, son más fríos, describe que la experiencia en el Afyon Belediye Yüntaş fue importante en su carrera. Tras asentarse en Europa, le llegó la oferta del Nice Voleyball de Francia, antes de concentrarse de lleno en la preparación para Tokio con el seleccionado, y se incorporó en septiembre de ese año: “Esta liga es muy competitiva, cualquiera le puede ganar a cualquiera. Es genial para el ritmo de juego”.

El Nene disputó la temporada 2020/21 en el Afyon Belediye Yüntaş turco.

Por último, El Nene se refiere a sus objetivos a futuro, con el próximo Mundial con sede en Rusia cada vez más cerca (comenzará en agosto de 2022): “Quiero hacer las cosas bien para poder lograr un título con el Niza. Con respecto a la Selección, si bien falta mucho, ahora sentimos que los demás equipos ya nos miran distinto. Va a ser un desafío mantener el nivel para pelearle mano a mano a los grandes. No hay que quedarse con el bronce, queremos ir por más porque sentimos que tenemos la capacidad y los jugadores necesarios”. Además, el opuesto de 1,98 metros de altura tiene otro sueño personal: jugar en su liga favorita, la italiana.

Foto principal: Tiempo de San Juan

Josedeodo, el argentino que puede conquistar el mundo

Por Cristian Sánchez

Lee Sin es un personaje de League of Legends que tiene una historia más que interesante: supo desde el principio que tenía un poder que no podía desaprovechar y aprendió a transgredir los límites que le impusieron durante toda su juventud. No es casualidad que sea el personaje más elegido por el mejor jugador argentino del momento, Josedeodo, quien también siempre supo que tenía dotes para los videojuegos y, además, sabía que los límites de Latinoamérica le quedaban chicos.

Brandon Joel Villegas es el jungla -así se llama la posición en la que juega- de FlyQuest desde fines de 2020, momento en el que se convirtió en el primer argentino en arribar a tierras ajenas al servidor latinoamericano. Él no sólo es un referente para el gaming sudamericano, sino que asimismo, es un orgullo para su familia y para quienes lo conocen desde que jugaba en la computadora de su casa o iba al “cyber”, cuando se le rompía.

Nació el 22 de mayo del 2000, en Hurlingham, en medio de una familia que sufrió una gran ruptura por la separación de sus padres. Desde sus primeros meses de vida, Brandon estuvo muy apegado tanto a su madre, Mickey, como la llaman, como a su abuela, en parte gracias a la complicidad de sus tres hermanos mayores para hacerle bullying y “volverlo loco” como a todo niño pequeño.

A pesar de que era muy tímido y vergonzoso, algo visto hasta en el presente; como en su reacción a toda la popularidad ganada en el mundial de 2020, demostraba su capacidad a la hora de jugar a la PlayStation con sus parientes y hasta con los amigos de ellos: “Un día Brandon le jugó al Fifa al mejor amigo de su hermano mayor (con quien se llevaba 9 años de diferencia) y de la paliza que le pegó, el pibe se fue llorando de la humillación. Y Tuki miraba para abajo, con el joystick en la mano, le daba vergüenza”, confesó su madre.

Con el League of Legends se enamoró de forma casi involuntaria. Un día lo probó en la casa de un amigo y le gustó, sin embargo, se dedicaba al Habbo; un videojuego que es similar a una red social, pero luego de varios robos de cuentas y dinero perdido, su cuñado se lo instaló y no pudo dejarlo: fue casi como una obsesión.

No obstante, no todo era alegría en su casa. Tras la ruptura de sus padres, luego de situaciones de violencia, no tenían la estabilidad económica de la que anteriormente gozaban, aunque Mickey intentaba que él no dejara de jugar, porque no sólo lo hacía por diversión, sino que por pasión. No daba problemas a la hora de estudiar, que era el único requisito que se le imponía para poder estar en la computadora cuanto quisiera.

Tampoco toda su vida estaba en su casa, porque forjó amistades que mantiene hasta la actualidad. La más querida es la que tiene con Grego, a quien conoció en séptimo grado: “Es una persona un poco tímida pero de corazón enorme. Quien lo conoce sabe que es una persona especial; además es súper divertido: siempre está riendo y haciendo chistes, nunca te vas a poder aburrir a su lado”.

Con el tiempo fue creciendo como jugador y empezó a tomárselo con seriedad: “Él me pedía que le prendiera la compu, porque cuando llegaba del colegio se metía al LoL, ya que se comprometía con el equipo”, recordó su madre. Y fue así como, a partir de su primer evento, en el que viajó a CABA, tuvo la oportunidad de elegir en qué equipo comenzar su carrera. Se quedó con Furious Gaming. Y el 21 de noviembre de 2017 fue oficialmente anunciado por la franquicia.

Sin embargo, esto no fue así de fácil. El padre de Brandon nunca apoyó que invirtiera tanto tiempo en la computadora, es más, creía que era una pérdida; pensaba totalmente distinto a su madre. Es por esto que la separación entre ambos terminó de abrirle las puertas al mundo gamer. Pero como tuvo la oportunidad de profesionalizarse a sus 17 años, su progenitor debía firmar su autorización: algo que nunca quiso hacer.

La franquicia, en ese momento, tenía la “gaming house” (residencia para el equipo) en Chile, por lo que tanto madre como hijo tuvieron que viajar allí, para que le diera el visto bueno. Luego de la visita, Brandon se mantuvo a la espera de la firma del padre. Pasaba el tiempo y no sucedía, hasta que unos días antes del plazo máximo, el dueño y CEO de Furious; Gonzalo, se encargó de darles pasajes para el país trasandino, así su madre terminaba brindándole la posibilidad de cumplir su sueño. Un mes después, en el que convivieron todos juntos y ella hizo de “nana”, ambos se despidieron y él se despegó por primera vez. “Brandon rompió en llanto: nunca lo vi llorar así, jamás. Él me mandaba mensajes agradeciéndome, diciéndome que me amaba y que sin mí no estaría allí”, relató ella.

Seguramente tenía el mismo nombre en cuentas de otros juegos, hasta en el mismo LoL, pero Josedeodo realmente entró en escena en este momento: fue gracias a ese gato al que su hermano mayor apodó así y que lo acompañó tanto tiempo, que se quedó con ese seudónimo y lo llaman de esta manera hasta los mismos miembros de su familia. 

No tuvo un paso estelar, realmente, pero no porque tuviera malas performances, sino que no participó de plantillas ganadoras hasta 2020. Empezó hace tres temporadas, en el equipo secundario, una especie de reserva, realizando una buena dupla con otro debutante: Tomás Díaz Valente, mejor conocido como Aloned. A los pocos meses fue ascendido al primer plantel y no se movió de allí hasta fines de 2019, cuando se unió a Rainbow7. En el medio no pudo ganar ningún campeonato, aunque lejos tampoco estuvo: se asentó como uno de los mejores en su posición y es por esto que llegó a la franquicia mexicana.

En Rainbow estuvo 1 año. En ese ratito no sólo logró la mejor campaña de su historia, sino que se popularizó por completo en Latinoamérica y dejó esa marca que nadie más pudo.

Junto a uno de los quintetos más potentes del servidor, conquistó el título regional que se le negaba al equipo desde hace dos años, con actuaciones superlativas, una remontada de serie contra Isurus Gaming y, otra en la final, contra All Knights; los otros gigantes del país centroamericano, y logró así su clasificación al mundial de ese año. Aunque no todo fue gracias a él, ya que todos hicieron un gran papel, Josedeodo realmente marcó la diferencia en los momentos en los que lo necesitaron.

Y el Worlds 2020 fue el escenario donde su fama despegó, aunque quedaron afuera en las eliminatorias (ronda anterior a la fase de grupos). El mundo entero notó que el conjunto mexicano tenía un jungla con mucho potencial y a partir de ese fin de año, cayeron varias ofertas de Europa y Norteamérica. Pero FlyQuest fue el único que se arriesgó a prometerle un puesto titular en la LCS (liga norteamericana). El 20 de noviembre fue fichado oficialmente por la franquicia estadounidense y alcanzó lo que ningún latino pudo hasta ese momento. “Jose es como el peak (punto más alto) que alcanzó Latam: es un ejemplo de lo que la mayoría de los jugadores quieren lograr”, admitió Santiago Terminello, más conocido como Termo, mid de Stone Movistar.

Fiel a su esencia, Josesito disputó la campaña con idas y vueltas, pero con la misma confianza de siempre e intentando ser el mejor, cada vez que jugaba. Y, como se encuentra en un conjunto recién reconstruido, no llegó al mundial de este año, pero su adaptación está terminando. 

A sus 21 años, ya marcó el camino y demostró a la escena latinoamericana, que si hay calidad y compromiso, se puede llegar a lo más alto.

Caitlyn Jenner: el terror de ser quien soy

jenner

Por Sofía Di Carlo

En junio de 2015, a los 65 años, Caitlyn Jenner, ex atleta olímpica y actual ícono transgénero, le mostró al mundo su verdadera identidad en una tapa de la revista Vanity Fair. Una verdad que padeció e intentó ocultar en soledad durante años. A partir de 2015 comenzó a contar el largo proceso que vivió durante su vida cuando era Bruce Jenner.

Bruce Jenner nació en Nueva York el 28 de octubre de 1949. A los diez años comenzó a sentir una gran contradicción y confusión respecto a su identidad de género. A esto se le llama disforia de género. “Siempre tuve problemas de identidad, pero sin ellos no hubiera logrado lo que logré”, expresa Jenner en el documental de Netflix Al descubierto: Caitlyn Jenner, donde cuenta en primera persona su carrera como atleta olímpico y su vida personal.

Caitlyn cuenta que cuando era Bruce no fue un buen estudiante. Pero que a los diez años comenzó a destacarse en los deportes. Era bueno en todas las disciplinas. Sus padres lo apoyaban en cada competición y sabían que su hijo podría llegar a ser un deportista de alto rendimiento. Pese a los conflictos de identidad que atravesaba, también recuerda su infancia con alegría, pero enfatiza que siempre tuvo una gran contradicción -que nadie sabía- con respecto a su género y lamenta que su padre (quien falleció en 2000) no haya podido compartir con ella su transición.

En aquellos años, Jenner se enfocó en el deporte e intentó demostrarse a sí mismo que podía ser feliz siendo Bruce. En 1972 llegó a los Juegos Olímpicos de Múnich, donde pasó casi desapercibido porque quedó en el puesto 11º. Ahí conoció al mejor atleta de aquel momento y ganador de la medalla de oro en el decatlón, Nikolai Avilov. En el instante en que Jenner vio a Avilov subir al podio sintió un gran impacto en su vida y fue la imagen viva de todo lo que quería lograr en su carrera como atleta.

Cuando volvió a su casa en California, donde vivía con Chrystie, su novia de la universidad y actual esposa, sólo pensaba en una cosa: conseguir la medalla de oro en el decatlón de los próximos Juegos Olímpicos, que serían en Montreal en 1976. “Es una oportunidad de ponerme a prueba, demostrar mi masculinidad, mostrarle al mundo que soy un ser humano que vale la pena”, pensó en aquel momento. Bruce no quería darle lugar a las dudas que seguían latentes en su interior y cada vez sentía más miedo de ser quien realmente sentía que era.

A partir de 1972 y hasta 1976 su vida fue simple: se levantaba muy temprano, entrenaba de seis a ocho horas por día los siete días de la semana y trabajaba como agente de seguros. No tenía entrenador, así que solo contaba con la compañía de su perra Bertha y su esposa Chrystie. Durante los fines de semana viajaba para competir en encuentros de atletismo con deportistas del mundo. Estaba obsesionado con sacar lo mejor de sí mismo y con los Juegos de Montreal. Sólo pensaba en sus metas deportivas, mientras escapaba e intentaba “callar” a Caitlyn.

En una entrevista meses antes de los Juegos Olímpicos, dijo: “La única forma de competir y ganar es dedicarse por completo. Sólo me importan los Juegos y sacrificaré lo que sea necesario”. Era su única oportunidad porque no iba a volver a prepararse de esa manera: había dado su 100% a nivel físico, mental, emocional y estaba resignando muchas cosas -hasta a sí misma- para ganar la medalla de oro.

El decatlón es una disciplina muy compleja. Consiste en dos días de cinco pruebas cada día. El primer día se disputan los 100 metros, salto de longitud, lanzamiento de peso, salto de altura y 400 metros; el segundo, 110 metros con vallas, lanzamiento de disco, salto con garrocha, lanzamiento de jabalina y los 1500 metros. Bruce Jenner ya era reconocido en el mundo. Llegó como favorito a Montreal y sabía que iba a tener que competir contra Avilov, su ídolo y máximo rival. No se trataba solamente de la medalla de oro: también quería batir el récord mundial y obtener más de 8600 puntos porque nadie lo había logrado antes en la historia olímpica.

“Los Juegos Olímpicos fueron una gran distracción de lo que yo era, me dio miedo porque ahora tenía que lidiar conmigo mismo”, contó Caitlyn en el documental sobre su vida. Bruce lo había conseguido: ganó la medalla de oro, batió el récord olímpico y mundial con un tiempo de 4:12:61 y logró 8618 puntos. En el podio, mientras recibía su medalla, asegura que sentía pánico y que supo con total certeza que nunca más volvería a competir. Con sólo 26 años se convirtió en un héroe nacional. Sin embargo, decidió dejar el deporte y se dedicó a dar charlas motivacionales, actuación y publicitar su imagen.

“Hoy estamos avanzando muy rápido y los avances sirven mucho para que todos y todas puedan tomar la decisión de transicionar lo antes posible y poder hacer lo que les guste. Ahora podemos unificar nuestras identidades con el deporte, así la identidad y el deporte que uno elige pueden ir de la mano”, expresa Anna Scappini respecto a la historia de Caitlyn y la actualidad del deporte en Argentina. Scappini es paraguaya y vive en Argentina. En 2021 se convirtió en la primera atleta trans en ganar en la prueba de 3000 metros organizada por la Federación Atlética Metropolitana en el Parque Olímpico de Buenos Aires. Scappini, de 32 años, dice que Caitlyn es un ícono deportivo y su historia sirve de ejemplo para hacer valer los derechos de las nuevas generaciones.

Bruce Jenner se casó tres veces y tuvo seis hijos, dos con cada una de sus ex esposas, y además ayudó en la crianza de los cuatro hijos del matrimonio anterior a su última esposa. Jenner dijo que siempre disfrutó de su rol como padre y que su miedo recurrente es perder el vínculo con sus hijos e hijas. Hoy Caitlyn busca dedicarse a la política, en un intento de convertirse en la primera mujer transgénero estadounidense en acceder a un cargo político en California. Se describe a sí misma como conservadora, pero liberal en los aspectos sociales.

Qatar 2022, el mundial marcado por sangre

Por Pedro Ignacio Pérez Naveira

La Selección Argentina dirigida por Lionel Scaloni consiguió su pasaje rumbo a la próxima cita mundialista y ya falta menos de un año para poder ver a Lionel Messi disputar su quinta Copa del Mundo.

El Mundial de Qatar todavía no se jugó, pero ya está manchado por dos grandes esferas tenebrosas que lo van a rodear por siempre. Una es la corrupción que hubo detrás de su elección, los millones de dólares que puso el país asiático para ser la sede de 2022 y cumplir el sueño, o mejor dicho capricho, de sus jeques. La otra gran realidad es la explotación laboral para lograr en tiempo récord la construcción de 8 estadios, que siguen siendo remodelados en su totalidad para la realización del evento.

Nombres como el ex Balón de Oro Michel Platini, el ex presidente francés Nicolás Sarkozy, el ex mandamás de la FIFA Joseph Blatter y su mano derecha Julio Grondona, son quienes quedaron marcados luego de aceptar sobornos y hacer todo para cumplir el sueño qatarí, tener su propio Mundial. Ya con el evento en su dominio, llegaba la hora de construir y levantar estadios para mostrar el lujo, el dinero y el poder que posee Qatar. Pero, ¿qué hay detrás de todo el lujo que podremos ver el año que viene cuando nuestra Selección diga presente en el país asiático?.

Hubo 37 muertes entre los trabajadores directamente relacionados con la construcción de los estadios de la Copa del Mundo, de las cuales 34 están clasificadas como “no relacionadas con el trabajo” por el comité organizador del evento. Desde que el Mundial de Fútbol 2022 se asignó a Qatar en 2010, 6.500 trabajadores habrían muerto en obras relacionadas al Mundial, contó el medio británico The Guardian. La FIFA minimizó la cifra y dijo que “la frecuencia de accidentes en las obras del Mundial fue baja en comparación con otros grandes proyectos” alrededor del mundo.

El 90% de los trabajadores que están destinados al evento son inmigrantes. Alrededor de 1,7 millones de personas, pagan entre 500 y 4.300 dólares a las agencias de contratación para conseguir un trabajo en Qatar. Las terribles condiciones de vida obligan a los obreros a soportar el hacinamiento, la falta de higiene y seguridad en sus alojamientos. Hombres durmiendo en literas, en habitaciones para ocho o más personas. Sin embargo, el derecho qatarí y las Normas para la Protección de los Trabajadores permiten como máximo cuatro camas por habitación y prohíben el uso compartido de camas y el uso de literas.

Los agentes de contratación, además, hacen falsas promesas respecto al salario que recibirán los trabajadores y sobre la clase de empleo ofertado. Los 300 dólares al mes que a un hombre de Nepal le habían prometido que iba a cobrar resultaron ser sólo 190 una vez que empezó a trabajar en Qatar. Cuando los trabajadores explican a la empresa que les habían prometido un salario superior, ésta se limita a hacer oídos sordos. Así lo recuerda Mushfiqur, jardinero de la Aspire Zone: “El gerente sólo dijo: ‘Me da igual lo que te hayan dicho en Bangladesh. Cobrarás este sueldo y nada más. Si sigues protestando les diré que cancelen tu visado y te manden de vuelta a casa’”.

A veces no se pagan los sueldos durante varios meses. Esto puede tener consecuencias desastrosas, ya que los trabajadores no pueden pagarse la comida, enviar dinero a sus familias ni hacer pagos sobre préstamos asociados a la contratación. Una situación que a muchos los lleva al borde de la desesperación.

Entonces, ¿por qué la FIFA y su fundación permiten estos atropellos a una sociedad marginada que viaja a Qatar con el sueño de un trabajo y luego eso se vuelve una pesadilla?. Según su la página web, la Fundación FIFA es “una entidad independiente, con los objetivos de contribuir a la promoción de un cambio social positivo y de recaudar fondos para la rehabilitación y reconstrucción de infraestructuras deportivas dañadas o destruidas alrededor del mundo”. La fundación la preside el ex mandatario argentino Mauricio Macri, quien parece que se le pasó por alto las cuestiones sociales que radican en Qatar: tanto él como toda la FIFA deciden mirar para otro lado mientras se construyen estadios a base de sangre, sudor y lágrimas.

Este sistema de tercerización a la hora de contratar a los trabajadores lleva a que se vuelve completamente desbalanceada la relación entre jefe y empleados. Quienes llegan a Qatar, están obligados a trabajar en el puesto y lugar que les digan, no pueden buscar otro en caso de que la paga no sea buena o el trato sea tan malo como contamos anteriormente. A la vez, impiden que puedan dejar el país, estando prisioneros sin chances de escapar. Todos estos datos provienen de distintas investigaciones que realizó Amnistía Internacional en la última década.

Ahora estamos ante el auge del poder qatarí dentro del fútbol. En Paris Saint Germain, club del que son dueños, tienen a Neymar, a Mbappe, a Donarumma (MVP de la última Eurocopa), a Sergio Ramos y a Lionel Messi, uno de los mejores jugadores de la historia. Con el Mundial a la vuelta de la esquina, resulta escalofriante pensar en los mejores jugadores del planeta jugando en estos estadios, como si nada pasara, como si la frivolidad de ver a alguien jugar al fútbol pudiera tapar todos los horrores que hay detrás.

 

El fútbol, la familia y la depresión, según Agustín Almendra

Por Sebastian Pardal

Agustín Almendra tiene 21 años, debutó en Primera a los 18 y en su corta carrera ya jugó una semifinal de Copa Libertadores contra River, fue tasado en 30 millones de euros y se alejó del fútbol durante seis meses. En plena pandemia, fue papá de Francesca y luego volvió a jugar en Boca, donde es una de las piezas fundamentales del proyecto de juveniles del Consejo de Fútbol que maneja Juan Román Riquelme.

Almendra nació en San Francisco Solano, una localidad con 80 mil habitantes, que se reparte entre los partidos de Quilmes y Almirante Brown. El juvenil dio sus primeros pasos en las canchas del Club Social y Deportivo 7 de Agosto, en el centro de Claypole. Diego Meirinho, su entrenador en el baby fútbol, lo recuerda como alguien que siempre marcó la diferencia: “Agustín ya era un jugador extraordinario, tenía mucho temperamento y era muy rebelde para jugar. Le sacaba mucha diferencia al resto de sus compañeros”. Tomás Aranda, amigo desde la infancia, cuenta que Almendra era imparable hasta en los partidos en la calle. Que tenía una fuerte pegada al arco -hecho con dos ladrillos- y una amplia visión para asistir a sus amigos en la cancha de asfalto.

En 2013, Almendra se probó en Independiente, pero no quedó y terminó sumándose a Boca en 2014. Cuatro años después, luego de destacarse en las juveniles, dio el salto a la Reserva que dirigía Rolando Schiavi y, de ahí, llegó a Primera División. El 16 de abril de 2018 debutó contra el Rojo en Avellaneda, justo el equipo que lo había descartado.

Ahora, Almendra dice que, después del debut, todo cambió en su vida, ya que fue sparring de la Selección Argentina en el Mundial de Rusia 2018 y tuvo protagonismo con Guillermo Barros Schelotto como técnico de Boca. Tanto es así que contra River, en la vuelta de la final de la Libertadores 2018, iba a ser titular en el Monumental, pero el partido se postergó por los incidentes.

Con la partida de Barros Schelotto y la llegada de Gustavo Alfaro, Almendra fue importante durante la temporada y disputó las semifinales de la Libertadores 2019 contra River. Por eso, el club le renovó el contrato con una cláusula de rescisión de 30 millones de euros.

El propio Almendra confiesa que, a finales de 2019, todo se complicó por problemas personales y por situaciones de su entorno que hicieron que tuviera que pedirle al club que evaluara ofertas, ya que necesitaba emigrar. A partir de ahí, su nombre empezó a sonar en Europa y clubes como Napoli, Barcelona, Roma, Valencia, Atlético Madrid, Manchester City, Sevilla y Porto se mostraron interesados. Pero no hubo oferta formal y Boca decidió no transferirlo.

Miguel Ángel Russo fue el técnico elegido por la nueva dirigencia en el comienzo de 2020. Almendra fue avisado que no sería tenido en cuenta. Esto aumentó la necesidad de emigrar y estaba todo dado para irse, pero la pandemia del coronavirus en marzo cambió todos los planes. Sumado a todo esto, una noticia le sacudió la vida al juvenil de tan solo 19 años en aquel momento: iba a ser papá.

Almendra sufrió una fuerte depresión. El encierro por la cuarentena y el conflicto con Boca le provocaron que pensara en dejar de jugar al fútbol con tan solo 20 años. En los días previos a volver a los entrenamientos tras la pandemia pidió no sumarse, pero el club no lo autorizó. En esa vuelta a las prácticas, dio positivo por coronavirus, por lo que se vio obligado a cumplir con los protocolos sanitarios. Una vez recuperado, el futbolista asistió al Centro de Entrenamiento en Ezeiza.

En ese regreso al club, Almendra mantuvo una larga charla con Riquelme y Jorge Bermúdez que lo hizo replantearse muchas cosas. El Consejo de Fútbol de Boca comprendió la situación depresiva del jugador y le otorgó un permiso especial de unos días por motivos personales.

En aquel momento, cuando volvía a su casa, Almendra se dio cuenta que estaba por cometer un error. “Gracias al nacimiento de Francesca decidí no dejar el fútbol. Tenerla me cambió la vida, me dio mucha fuerza y si en algún momento pensé en retirarme, sabía que tenía a alguien ahí atrás mío que era una responsabilidad”, dijo el mediocampista.

A partir de esa reflexión, Almendra hizo una pretemporada y se puso a disposición. Su regreso coincidió con el buen nivel de otros juveniles, como Alan Varela y Cristian Medina, lo que permitió que los tres jugaran 12 partidos juntos en la mitad de Boca. Uno de ellos fue el último de la fase de grupos de la Libertadores 2021 frente a The Strongest, en el que Almendra metió su primer gol en la Copa y se lo dedicó a Francesca.

La llegada de Marcos Rojo al club fue muy importante para Agustín, que dice que es como un hermano para él y que sus consejos, tanto dentro como fuera de la cancha, lo mantienen enfocado. Riquelme, en una entrevista en ESPN, se animó a opinar sobre el futuro del futbolista: “Solamente va a depender de lo que él se proponga en el fútbol. Si quiere jugar en la Selección, lo va a hacer. Si quiere jugar en Europa, lo va a hacer. Almendra juega a otra cosa y tenemos la suerte de tenerlo con nosotros”.

En referencia a las palabras del vicepresidente de Boca, Almendra dice que se mantiene tranquilo y que trata de no pensar tanto en el futuro, sino que trabaja día a día para ganarse un lugar en Boca. Mientras tanto, es feliz con su hija Francesca y agradece que todo se haya acomodado, en comparación a la nube negra que lo atormentó en 2020.

Lazio y el fascismo, una historia que no los deja entrar a Francia

Por Pedro Ignacio Pérez Naveira

Lazio es uno de los clubes más importantes de Italia, pertenece a esa élite de clubes más conocidos, pero también tiene en su hinchada una sombra que los marcó de por vida. Esa mancha es la de ser tachados de “fascistas”. Claramente no puede juzgarse a todos los aficionados del club con esa etiqueta, pero siempre los ultras coquetearon con ese pensamiento violento y autoritario. Esto les costó a sus fanáticos tener la entrada prohibida para llegar a Francia y ver a su equipo enfrentar al Olympique Marsella de Jorge Sampaoli (el juego terminó en 2-2). Los galos fueron muy claros; en el país de la Torre Eiffel no se acepta el fascismo, al menos el italiano.

¿Por qué los hinchas del equipo romano son vistos de esa forma?

Hace 3 años ocurrió uno de los hechos más repudiables que se puede encontrar en la historia del fútbol: los fanáticos de “Las Águilas” pensaron que era buena idea colocar una pegatina de Ana Frank con la camiseta de Roma, su clásico rival. Esto llevó a una condena social muy grande y un enorme enojo de toda la comunidad judía internacional. Hace unas semanas, el adiestrador del club, que entrena a las águilas (símbolo de la entidad), saludó a los aficionados con el movimiento del brazo extendido, como hacía Adolf Hitler hace más de 60 años.

Si bien hay clubes como Livorno o Rayo Vallecano, que tienen en sus hinchas una marcada ideología política, los repetitivos hechos de violencia y de odio de algunos seguidores de Lazio son algo poco visto en el mundo. Otro acontecimiento famoso fue en 2008, cuando el capitán del conjunto italiano, Paolo Di Canio, hizo el gesto del saludo fascista a sus hinchas. Esa imagen recorrió el mundo y fue muy criticada en su momento.

En 1998, durante un derbi (Roma-Lazio), los ultras de los celestes sacaron una pancarta que decía: “Auschwitz es su patria. Los hornos, sus casas”. En 2001, sacaron otra: “Equipo de negros, hinchada de judíos”. Algunos jugadores, como Paolo Di Canio, se han identificado con esta forma de sentir. El delantero, que nunca escondió su pasión por los colores de la Lazio, simpatiza con el fascismo.

En 2010, un conocido del fútbol argentino fue quien realizó el saludo nazi: Mauro Zárate, en su campaña con el club italiano, estuvo en las gradas viendo un partido de su equipo (estaba suspendido) con los fanáticos más radicales de la institución. Allí, junto a los ultras, el ex jugador de Vélez y Boca no tuvo mejor idea que hacer el famoso gesto de la mano alzada, lo que fue muy criticado en Italia, pero en Argentina no es tan recordado ni repudiado como debería ser.

El pasado verano, unos hinchas del Lazio amenazaron a su reciente fichaje, el albanés Elseid Hysaj, por entonar una canción comunista en el vestuario en un momento de celebración: “Hysaj gusano, el Lazio es fascista”, escribieron en una pancarta colgada en la capital italiana. La canción era “Bella Ciao”, melodía que tomó fama en este siglo por la serie “La Casa de Papel”.

Lo último que pasó fue la inclusión al primer equipo de Lazio del bisnieto del dictador italiano Benito Mussolini. Romano Floriani Mussolini es hijo de la exdiputada en el Parlamento Europeo, Alessandra Mussolini, que ,a su vez, es la nieta del exgobernante italiano que estuvo al frente de Italia durante 20 años, hasta su asesinato en 1945, en marco de la finalización de la Segunda Guerra Mundial.

Esto no es algo simplemente de los fanáticos de “Las Águilas”, esto incluye a históricos jugadores del club y a un gran sector de la sociedad italiana, la europea y también del mundo. Personajes como Jair Bolsonaro en Brasil, Donald Trump en Estados Unidos, Marion Le Pen en Francia y Vox en España. El problema en Italia es tan grande que el mes pasado se votó para disolver a los partidos políticos con orígenes en el neofascismo.