Por Felipe Dubcovsky
El reloj marcaba las 21:40 del viernes 26 de abril de 1985 cuando el referí decidió realizar el salto inicial y dar comienzo al primer encuentro en la historia de la Liga Nacional de Básquet. En la cancha de Independiente de Bahía Blanca, Pacífico, club de la ciudad, y Atenas de Córdoba inauguraron el campeonato que el entrenador León Najnudel había diseñado: un torneo anual en el que todos jugaban entre sí a lo largo y ancho de todo el país.
Aquella noche, Pacífico se quedó con la victoria por 90 a 82 gracias a 33 puntos del estadounidense Neal Robinson, quien además anotó el primer triple de la historia de la Liga Nacional. Robinson tuvo la primera gran actuación en la competición y allanó el camino para muchos de sus compatriotas.
39 años más tarde, los yanquis dominan la Liga: para el comienzo de la temporada 2023/2024, 30 estadounidenses formaron parte de los planteles de los equipos. Fueron los extranjeros con más participación. Además, sólo cinco conjuntos -Zárate, San Lorenzo, Platense, Independiente de Oliva y Ferro- no contaron con un estadounidense en sus filas. Como si fuera poco, el jugador más valioso de la temporada fue el alero de Quimsa Brandon Robinson, quien nació en Lake Wales, Florida.
Los basquetbolistas estadounidenses presentan un mayor poderío físico a los formados en nuestro país. Gracias al sistema de equipos escolares, los jugadores entran en contacto con el deporte en su primer año de secundaria, y logran desarrollar un gran juego físico y uno contra uno, características muy valiosas para desenvolverse en la Liga Nacional. “Son jugadores que aprovechan muy bien su físico y las individualidades por la forma que tienen de jugar allá, que entrenan desde muy chicos el uno contra uno”, asegura Diego Vadell, entrenador de Obras, a lo que añade: “Lo que más se les dificulta generalmente es adaptarse a las reglas que utilizamos acá. Si son jugadores que ya tuvieron experiencia en básquet FIBA les resulta mucho más sencillo adaptarse a nuestra Liga”. En el reglamento del baloncesto FIBA está permitido quedarse indefinidamente en la zona pintada defensiva, mientras que en el reglamento estadounidense los jugadores pueden permanecer allí únicamente durante tres segundos. Además, en FIBA se expulsa a los basquetbolistas tras cometer cinco faltas, y en el país norteamericano son expulsados a la sexta infracción.
Para los equipos de la Liga Nacional es fundamental la adaptación de los basquetbolistas estadounidenses a la cultura argentina y la rápida integración al grupo: “Para que se entiendan más rápido con los compañeros intento que en las concentraciones los estadounidenses compartan cuarto con un argentino, así se integran con el resto del plantel. Hay muchas ocasiones en las que ellos mismos se aíslan y se juntan solo con los de su nacionalidad, pero intento que no suceda”, sentencia Vadell, que en la temporada 2023/24 dirigió en Obras a Andre Spight, Jeff Solarin y Torren Jones.
En los 39 años de la Liga Nacional, una gran cantidad de estadounidenses lograron destacar, pero el más icónico es Byron Wilson. El oriundo de Gary, Indiana, disputó 15 temporadas y logró obtener tres títulos. En 1997 y 2004 con Boca, y en 2001 con Estudiantes de Olavarría. En los tres campeonatos fue elegido el mejor jugador de las finales, y además fue seleccionado como el extranjero más valioso de la competencia en 1998. Wilson se retiró en 2010 como el séptimo jugador con más anotaciones (11.149), el no argentino que más convirtió. Al ser consultado en una entrevista con Clarín si es el mejor extranjero de la historia, Wilson respondió: “Oh, no sé… Lo tienen que decir ustedes. Yo fui, jugué y, bueno, que digan eso me da mucho orgullo. Muchas gracias. Pero hay muchos estadounidenses que han jugado ahí y son muy buenos”. El escolta está casado con una argentina, y su vínculo con el país es tan fuerte que decidió nacionalizarse argentino. Actualmente vive en Salt Lake City, en el estado de Utah, donde creó Bwil Sports Group, una asociación sin fines de lucro en la que se encarga de ayudar a chicos de bajos recursos con sus estudios y sus prácticas deportivas.
Los estadounidenses, a pesar de ser piezas fundamentales para los planteles, suelen tener pasos fugaces por el país. Como Brandon Nazione. El nacido en Michigan disputó con Gimnasia de Comodoro Rivadavia la temporada 2023/2024, y representó a Gimnasia y Esgrima La Plata en 2018. Aunque solo jugó dos años en el país, el pívot se lleva buenos recuerdos: “Viví en La Plata y en Comodoro Rivadavia. Ambos son muy lindos lugares. Lo que más me gusta de Argentina es la hospitalidad y la cultura. La gente recibe muy bien a los extranjeros y los ayuda, lo cual es muy bueno”. Además, Nazione asevera que el juego en la Liga Nacional es mucho más táctico: “En Estados Unidos, la NCAA y la NBA son ligas más competitivas y atléticas, con un gran nivel y talento. Por su parte, el básquet en Argentina es mucho más táctico, físico y duro”. Tras su paso por Comodoro Rivadavia, el graduado de Eastern Michigan desplegó su talento en el Mineros de Zacatecas, de la Liga Mexicana de Básquet en 2024.
A pesar de venir de un país con una cultura totalmente distinta, la gran mayoría de basquetbolistas estadounidenses tiene una rápida adaptación al país y a sus costumbres. Así lo cuenta Justin Strings, quien jugó en la temporada 2023/2024 en Comunicaciones de Mercedes: “La gente en Mercedes es muy buena y me recibió muy bien; fue muy fácil adaptarme al país, la cultura de Argentina es muy linda y disfruté mucho adaptándome. Lo que más me gustó es el mate, aunque también disfrutaba mucho de pasar tiempo con mis compañeros; me hice muchos amigos”.
Strings llegó a Argentina en 2023 proveniente de Luxemburgo, gracias a Juan Nardoni, su entrenador en el país europeo, quien creyó que le iría muy bien en la Liga Nacional. “La Liga es muy competitiva y tiene un nivel muy alto. En Argentina hay mucho movimiento de pelota y la defensa es muchísimo más física que en Estados Unidos. También se ven jugadores con habilidades más específicas; hay más bases puros, tiradores posicionales y pívots verdaderos en la Liga Nacional”.
El primer gran estadounidense en la Liga fue Glenn Mosley, quien se desempeñaba en la posición de ala pívot. Mosley jugó entre 1977 y 1979 en la NBA, en los Philadelphia 76ers y los San Antonio Spurs. Tras un corto paso por el CSP Limoges de Francia, el oriundo de New Jersey llegó a Ferro en 1985 para disputar la primera temporada de la Liga. Aquel año, Mosley promedió 21 puntos, 10.4 rebotes y 2.4 robos. Además fue una pieza fundamental para que el Verdolaga se consagrara campeón en aquella primera edición. Luego de aquel año, el graduado de Seton Hall se retiró del baloncesto profesional.
En 1991, la Liga Nacional comenzó a entregar el premio al Mejor Extranjero del año. El ganador de la primera edición del premio fue Clarence Hanley, yanqui de Sport Club Cañadense. De las 27 veces que se entregó el galardón, 21 de los ganadores fueron estadounidenses. Los basquetbolistas que más veces obtuvieron la distinción son David Jackson, en tres oportunidades, y Robert Battle y Dar Tucker, quienes lo ganaron en dos ocasiones.
La gran mayoría de los jugadores de básquet sueña con llegar a la NBA, la liga más prestigiosa del planeta. Pero, ante la gran dificultad que conlleva, muchos buscan un camino alternativo. Por eso, sin saberlo, el 26 de abril de 1985 Neal Robinson les abrió las puertas a una gran cantidad de estadounidenses, que a 8251 kilómetros de su hogar cumplen su sueño de otra manera.