Por Fernando Bajo
Gabrielle Onguene corre por la banda sin cesar. En realidad, lo hace por todo el campo de juego. Va y viene. Ataca por el lado derecho y por el izquierdo. Es la jugadora más habilidosa de Camerún y sus compañeras la buscarán durante todo el encuentro frente a Canadá para intentar marcar un gol. Sin embargo, no lo lograrán. Las americanas ganarán por 1 a 0 en el debut de Las Leonas Indomables.
Cuando era una niña aprendió a jugar al fútbol entre nenes: “Jugaba con los chicos del barrio, cuando un señor, Ibrahim, ya fallecido, se fijó en mí y me llevó por primera vez a jugar en un club de chicas”, recordó no hace mucho en una entrevista con la web oficial de la FIFA.
El Ngondi Nkam de Yabassi, en Douala, fue el club al que el captador de talentos la llevó, pero Onguene no sabía que para jugar debía entrenarse. Ella solo quería divertirse con sus amigos en el barrio: “Cuando fui, vi que había que esforzarse, hacer ejercicios. Para mí, el fútbol se limitaba a llegar, ponerse los botines y jugar. En mi barrio, nadie me decía lo que tenía que hacer. Me escapé después de una semana de los entrenamientos”, confiesa. En la selección, con el número 7 en su espalda, Onguene juega como en el potrero.
A pesar de la rebeldía de la joven, Ibrahim no se rindió. Un año más tarde la llevó a disputar un torneo. Allí captó la atención de entrenadores del Canon de Yaundé, uno de los clubes más importantes de Camerún que lograron convencer a Onguene de sumarse a sus filas.
Los logros en su carrera se dieron muy rápido, al año siguiente de fichar en el Canon fue convocada a su selección. Nunca sufrió el cambio de jugar en el potrero a hacerlo en un club: “Para mí el fútbol era jugar con los chicos. Así que me pareció fácil cuando empecé a hacerlo con chicas. Me di cuenta de que tenía talento, pero hasta entonces no lo había explotado. Empecé a divertirme con los entrenamientos, y me motivé de verdad”, afirmó. Poco a poco comenzaba a desarrollar su carrera quien hoy es la futbolista más destacada de su país que, con ella en cancha, logró el cuarto puesto en el Campeonato Africano Femenino de 2010, fue tercero en 2012 y segundo en 2014. Además, clasificó a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 por primera vez.
Debido a su amor por el fútbol tuvo que dejar la escuela, es por eso que su sueño es lograr conciliar el deporte junto con los estudios: “Mi mensaje a todas es que hagan lo que realmente aman, pero no se olviden de ir al colegio porque es lo más importante”, aseguró.
En Francia, a sus 30 años Onguene está viviendo los días más lindos de su vida, como cada vez que le toca representar a Las Leonas Indomables: “Cuando yo juego para la selección nacional, me siento como si estuviera con mi familia”.
No se sabe cómo le irá a Camerún en los restantes encuentros de la Copa del Mundo, pero esa delantera que no paró de correr ante Canadá seguirá gambeteando como solía hacerlo en el potrero durante su niñez.