sábado, diciembre 13, 2025
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Betty García: el pulso obstinado de una pionera

Por Juana Enrico

El micro llegó a las cinco de la mañana. Después de un viaje largo, su cuerpo aún estaba cansado de correr detrás de una pelota, lejos de su hogar. Bajó sin decir mucho y caminó hasta el taller de guantes, donde la esperaban sus hermanos. En ese entonces, jugaba al fútbol, trabajaba en una fábrica y, a veces, no siempre, dormía. Gloria Argentina “Betty” García llegó al mundo con un nombre que parecía anticipar su destino, el cual fue construido con esfuerzo a lo largo de los años.

Mucho antes de ese amanecer, su historia ya había comenzado a escribirse. En Avellaneda, donde la pasión suele transmitirse como herencia familiar, eligió otro camino. Su papá, Secundino, era hincha de Independiente, pero a ella no le alcanzaba con la fidelidad heredada: prefirió los colores celeste y blanco de Racing, los mismos de la bandera argentina, los mismos que luego vestiría en la Selección. Esa elección, que parecía rara para algunos, fue en realidad la primera muestra de algo que marcaría toda su vida: la necesidad de construir su propia identidad. Betty no aceptó el destino trazado por otros. Lo mismo haría con la pelota, que en los años sesenta parecía reservada para los varones.

Ser mujer y jugar al fútbol no era una combinación lógica en aquellos años, menos si lo hacías bien. Pero a ella nunca pareció importarle. “Era lo que más me apasionaba. Imaginate lo que sentí cuando supe que podía jugar.” Lo dijo con una mezcla de orgullo y ternura, como si, por un momento, volviera al lugar donde todo empezó. En su entorno era habitual ver que a algunas compañeras las retaban, escondían u obligaban a mentir. Ella, en cambio, contaba con algo que aún hoy menciona con una mezcla de alivio y gratitud: el apoyo de su padre. Él entendía su pasión y la acompañaba, algo esencial para su carrera. Tal vez fue una mezcla de eso: que su papá le dijera que sí cuando el resto del  mundo no podía imaginarlo, y su personalidad desafiante, lo que la sigue llevando a luchar por el fútbol femenino.

Cada vez que alguien le negaba el respaldo, parecía identificar precisamente el motivo para empeñarse. En 1971, viajó a México con la selección argentina de fútbol femenino: diecisiete jugadoras sin entrenador, sin médico, sin vestuario adecuado e incluso sin botines. Todo se presentaba como un obstáculo, y aun así saltaron al campo frente a más de cien mil espectadores en el Estadio Azteca. Vencieron 4 a 1 a Inglaterra, en un partido que quedó grabado como un hito para “Las Pioneras”. Esa tenacidad inquebrantable, aun cuando las circunstancias eran adversas, formaba parte de la índole desafiante que siempre la impulsó, y esa misma fortaleza fue la que cosechó frutos a lo largo de su trayectoria. 

 Hoy, con 84 años, insiste para que otras sigan su camino. Las jugadoras de ahora tienen una historia, escrita por mujeres como Betty, que se animaron cuando no era fácil. “Esto recién empieza”, dice, con certeza. Tiene la esperanza de que, algún día, las mujeres puedan vivir del fútbol. Si los hombres pueden, ¿por qué ellas no? Pronto llegará ese momento en el que ya no tengan que dejar de dormir para sostener una doble vida entre el trabajo y la pasión. En su época, fue la única forma de seguir haciendo lo que amaba. Pero Betty eligió abrirse su propio rumbo, uno que hoy otras pueden transitar con mucha más esperanza.

Gabriel Frías, sentido de pertenencia y sueños

Por Valentina Quinteros

Gabriel Frías no necesita mirar muy lejos para sentirse en casa, para él su lugar está en Temperley. El mediocampista nacido en Guernica, provincia de Buenos Aires, llegó al club en la adolescencia, cuando pasó por las inferiores jugando en Sexta división y, a su vez, entrenando con el plantel de Primera, lo que fue un salto rápido, que nunca olvidará. Desde entonces no se despegó más de la camiseta celeste: “Gracias a ellos no podría ser lo que soy hoy”, asegura con la humildad que lo caracteriza. Su familia es su apoyo fundamental en la vida, y Gabriel recuerda lo que le decía su madre de chico: “Siempre me lo dice: que sea humilde, que nunca cambie mi forma de ser o de pensar por el fútbol”

A nivel personal, le gusta motivar a la gente, ya sea los más jóvenes  del club cuando están por ascender a Primera, o colaborar con personas en situación de calle. En cuanto a lo futbolístico, se siente satisfecho y cómodo en Temperley, ya que tiene muchas metas por cumplir.

Su historia con el “Gasolero” empezó en 2022 cuando debutó en Primera contra San Martín de Tucumán.  A los 35 minutos del segundo tiempo el técnico decidió ponerlo en la cancha. Él recuerda cada detalle: “Fueron 15 minutos de nerviosismo, de querer hacer todo bien, pero la cabeza te juega en contra. Son esos momentos que uno no se olvida más”. Esa etapa de su vida fue lo más lindo que le pasó durante su trayectoria.

En 2023 tuvo que ir a préstamo a Fénix, un paso que le demandaba viajar más de dos horas por día para entrenar. Lejos de verlo como un obstáculo, decidió tomarlo como un aprendizaje y una oportunidad de crecimiento. Para él son esos momentos que uno tiene que disfrutar e ir aprendiendo de cada cosa que brinda la institución, una experiencia que lejos de alejarlo, reforzó su sentido de pertenencia. “Siempre uno no quiere irse de Temperley porque me ayudó mucho en lo primordial, fue mi primer club, el que me abrió las puertas y el que me formó como jugador”, reflexiona.  

En 2024 regresó con más ganas: “Estoy muy contento de poder volver” y no tardó en sumar momentos que alimentaron su vínculo con la gente, ya que convirtió un gol en el clásico ante Brown de Adrogué y también fue parte de la histórica clasificación de la Copa Argentina frente a River, que para él y sus compañeros fue una gran satisfacción. “Hoy en día River es de los equipos más grandes del mundo, pero nosotros también dejamos una huella en el club ganándole”, afirma.

El vínculo con la hinchada también forma parte de su identidad como futbolista. Una bandera flameando con su nombre en la tribuna, los aplausos tras una expulsión dolorosa y el cariño permanente de la gente le confirmaron que nunca entra solo al campo, el público siempre lo va acompañar.

Gabriel Frías también valora el rol de sus compañeros en el vestuario. Considera que la unión del grupo es lo que le da fuerza al equipo y que cada logro conseguido se debe al esfuerzo del grupo. “Acá nadie se guarda nada, todos tiramos para el mismo lado”, dice con orgullo.

Hoy con 24 años, Frías se plantea el presente con un objetivo claro que es salir campeón con Temperley “La gente, el cuerpo técnico y el plantel están mentalizados en eso”, afirma el ”Pibe de Guernica” que ya no es sólo una promesa, es uno de los jugadores que sueña con dejar al “Gasolero” en lo más alto.

 

De marcar delanteros a marcar tendencia: La reinvención de Kevin Cura

Por Agustín González

Su historia comenzó en Mataderos cuando “teníamos lo justo y necesario, pero éramos muy felices”, son las palabras que utiliza Kevin Eric Cura, hijo de padres santiagueños, para describir su infancia a la que recuerda con una sonrisa. Desde ese barrio de la Comuna nueve de la Ciudad de Buenos Aires construyó una trayectoria que lo llevó desde las infantiles de Vélez a los 10 años, el debut en Huracán en 2007, un breve paso por Grecia en el 2013, y jugar en clubes del Ascenso como Barracas Central, Puerto San Martín -al que describe como “semiprofesional”-, Deportivo Armenio y Sportivo Barracas, su último destino antes del retiro en 2018. Pero su historia en las canchas no terminaría en aquel último partido, hoy, a los 35 años, Cura es cofundador de ¨Guardians of the Ball¨, un juego estilo “roleplay” que tiene como objetivo revolucionar la forma en la que los hinchas interactúan con sus clubes.

Con el “Globo” le tocó vivir tres momentos históricos que dejaron marcada su carrera futbolística: el ascenso en 2007, cuando daba sus primeros pasos y era suplente pero lo recuerda con gran cariño; el subcampeonato con Ángel Cappa en 2009, donde más brilló al mejor estilo Steve Harris -líder de su banda favorita Iron Maiden- un momento al que define como “perfecto e inolvidable”, agregando que se había formado una amistad en el plantel que se reflejó en la cancha, y el descenso en 2011 cuando entendió que los que están en las buenas son muchos más que los que están en las malas.  El ex defensor recuerda su paso por el fútbol como algo lindo: Vivir de lo que le gustaba, ser reconocido, jugar al fútbol, mientras que lo que advierte como lo “malo” del ambiente fueron las críticas desmedidas: “Entendía que por la exposición podía ser criticado, pero hay criticas y criticas”, reflexionó.

Foto: La Nación

El retiro en 2018 le dejó una certeza, quería estar alejado de las canchas, pero esa lejanía le duró muy poco: “Aguanté seis meses”, confesó. Enseguida comenzó el curso de Director Técnico ya que estaba buscando desesperadamente la forma de volver a estar cerca de un campo de juego, pero algo inesperado en su vida llegó de repente. Junto a su hermano y otros socios empezó a soñar un proyecto que uniera el mundo de la tecnología con el del fútbol, así nació “Guardians of the ball”.

Su primer contacto con lo tecnológico fue como cualquier jugador de videojuegos de su generación, Playstation, Sega, incluso la consola Family, pero nunca se imaginó que un día iba a estar del otro lado: “Desde mi punto de vista como jugador, nunca había visto algo igual, un juego donde los usuarios pueden recorrer estadios, vitrinas y formar parte del ambiente”, contó. 

Cura se ocupa de la parte más cercana a lo que fue su vida profesional, su rol es vincular a los clubes y jugadores con la plataforma, proponer a las instituciones la creación de estadios virtuales y ofrecer a las leyendas la oportunidad de crear su museo digital dentro de este universo. Aunque admite que el desafío más grande fue “evangelizar a la industria”, convencer a dirigentes y futbolistas para que se animen a explorar esta herramienta que todavía resulta extraña en un ambiente que suele ser conservador, pero él y su equipo siempre tuvieron la seguridad de que es una herramienta con potencial y que va a marcar un antes y un después en el deporte.

Archivo @AFP

A “El Rulo” -como le solían decir los hinchas del equipo de Parque Patricios- le gustaría ser recordado como “una buena persona que jugó al fútbol y que ahora forma parte de un proyecto súper importante a nivel mundial”, un jugador que a pesar de haber colgado los botines, buscó una forma innovadora de seguir cerca de un campo de juego.

 

Ulises Cazau y el uso de las redes en el deporte: de vender pizzas y conseguir sponsors al oro en natación

Por Juan Bautista Zárate

Ulises Cazau tiene 19 años y forma parte de la Selección Argentina de Natación. En los últimos Juegos Panamericanos Junior en Asunción consiguió la medalla dorada en los 4×100 metros relevo combinado masculino y la plateada en los 100 metros mariposa y en 4×100 relevo combinado mixto.

En 2023 tuvo que decidir si apostar por la natación o priorizar el estudio. Como era su primer año compitiendo para la Selección y ya tenía objetivos planeados para el siguiente año, decidió seguir con el deporte. No obstante, para sus primeros torneos tuvo que financiarse los gastos, así que gracias a su fanatismo por la cocina vendió rifas y pizzas caseras para conseguir el dinero: “Salió bastante bien y las redes me ayudaron mucho”.

-¿Cómo surgió la idea de vender pizzas y rifas?

 -En el ámbito es común. Lo de las pizzas fue la excepción porque las hacíamos nosotros, pero los chicos de mi club, que ahora están por viajar al Nacional de San Juan, venden alfajores. Fue una propuesta que estuvo buena. También te ponés más en compromiso con el torneo porque lo vivís de una manera distinta.

-¿Y obtuviste el resultado que esperabas?

 -Por suerte salió bastante bien. Ayudó la viralización en redes. Llegué hasta puntos que no me hubiera imaginado. Fueron las razones por las que viajé a un torneo en Australia en el que gracias a ello se me abrieron más puertas para la natación.

-¿Te seguís financiando los torneos o tenés apoyo del ENARD, por ejemplo?

-Los viajes y torneos internacionales este año, que son los grandes gastos, me los financió el ENARD y la Secretaría de Deportes. Las competiciones locales, que no representan un presupuesto elevado, las bancamos con mi familia.

-¿Además contás con algún sponsor?

-Sí, con eso estoy bastante relajado. Vadox, que me acompaña hace un año, me brinda las mallas de competición, que son bastantes caras, y las antiparras y el gorro. Son gastos grandes que no tengo.

-¿Ves en las redes una posibilidad de conseguir más patrocinadores?

 -Las redes son algo que todavía se me hace difícil de entender. Me parece que es una buena salida que complementa lo que yo hago y hoy hay mucha gente que se sustenta por estos medios. La propuesta es seguir con esto para que llegue alguna marca, aunque es difícil porque en la natación no hay muchas.

-Estás grabando vlogs de tus viajes y entrenamientos…

-El objetivo es compartir lo que le sirve a cada uno para que le llegue a los demás, que no vean solo el resultado sino el proceso. En los torneos hay que subir cosas pero también trato de salir e ir construyendo una imagen en la que no sea solo un nadador, sino que sea Ulises.

-¿Y cómo te llevás con la parte “mala” de las redes, los comentarios de odio de las personas?

-Trato de ser lo más neutral posible, nunca llegué a una etapa de “hate”. Trato de rodearme de las personas que me importan y escucharlos a ellos. Es muy fácil hablar detrás de una pantalla y no te tiene que influir la opinión de alguien que no te conoce ni conocés.

-¿Creés que las personas aprendieron a expresarse luego de la magnitud del hate que recibió Delfina Pignatiello?

 -Sí, quedó algo marcado en Argentina a partir de esto, no sé si ahora hay hate. Lo de Delfina fue bastante masivo y una lástima, hay que aprender y que no vuelva a pasar. Un montón de gente lo tiene en cuenta y lo mejor es aprender del pasado para entender el presente.

-¿Qué se siente representar al país?

-Es algo muy bueno, no sé si encuentro las palabras para describirlo. Es un país que tiene cosas re lindas y poder representarlo y tratar de dejarlo en el mejor escalón posible está buenísimo.

-¿Sentís la presión de representar a un país entero o simplemente te enfocás en vos?

-Al principio sí, lo llevaba a un nivel que me afectaba en el rendimiento. Hoy, al repetirse y conocer más, es algo positivo, que me suma y no cargo con ese peso.

-¿Cuáles son tus objetivos a corto y largo plazo?

-A largo plazo son los Panamericanos de Lima 2027, los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 y los próximos mundiales. A corto es el día a día, en cada entrenamiento cumplir las rutinas, dar el cien por cien diario y tratar de mejorar las marcas.

-¿Cambia la preparación de un torneo internacional a uno en Argentina?

-Cambia pero no tanto, porque para clasificar a un mundial tenés que meter tu mejor marca. A veces la preparación es la misma porque uno tiene que estar a la misma altura en ambos torneos. Si bien en el país lo podés ganar más fácil, no es tan importante el ranking, sino la marca.

-Entrando en tus inicios, ¿cuándo empezaste a nadar?

 -Arranqué hace muchos años, pero con cero expectativas. Era más para defenderme en el agua. Corría relevos o postas americanas con mis amigos cuando tenía 11 o 12 años y era bastante recreativo.

-¿Y cuándo quisiste dedicarte al alto rendimiento?

 -En 2023 tuve mis primeros torneos con la selección con buenos resultados en el Sudamericano Juvenil y a nivel nacional. Combinaba estudio y deporte, y no sabía con qué continuar. Por lo que empezamos a proyectar para el 2024, prioricé la natación y el alto rendimiento.

-Igualmente estás estudiando…

-Sí, ahora estoy estudiando Ingeniería en Ciencia de Datos de manera virtual. Voy a un ritmo más lento, pero me parece que puedo tener un respaldo para cuando termine con la natación. También está bueno en el día a día nutrir la cabeza con algo alejado.

-¿Y tenés algún pasatiempo cuando no hay competencia?

-Me gusta cocinar y organizar juntadas. No soy de ver series ni películas. Si tengo tiempo sí, pero me gusta pasar esos ratos con gente.

-¿Cuánto tuviste que dejar para dedicarte al alto rendimiento?

-Un montón. El ejemplo más normal es no haber ido de viaje de egresados. No salgo a bailar con mis amigos, pero suelo juntarme con ellos. Luego no tuve muchas limitaciones o por lo menos no las sentí así.

-¿Tu familia te supo entender y acompañar?

 -Vengo de una familia que no tenía relación con la natación, entonces fue algo nuevo para todos. Siempre me entendieron y me acompañaron bien.

-¿Contás con equipo de profesionales como psicólogo, nutricionista y preparador físico?

 -Sí, en mi cuerpo técnico está mi entrenador, que también es un amigo; la profe de yoga, la nutricionista, el preparador físico, el masajista y un psicólogo deportivo. Trato de que todos estén conectados aunque no se conozcan. Es un lindo equipo de trabajo.

-¿Cómo te ayuda tu profesora de yoga para relacionarlo con la natación?

 -La profe de yoga también es de natación. Además de todo lo que trae de posturas y ejercicios de flexibilidad, también tiene una parte de meditación a través de la respiración, y partes de visualizaciones previas a los torneos que yo lo aplico y está bueno.

-¿Creés que hay diferencia entre un nadador que tiene un equipo así con uno que no lo tiene?

 -Nunca me lo puse a pensar pero es muy leve la diferencia. Me parece que no está mal que no tengas, no sé si estás en una posición de ventaja, pero es un gran complemento. La parte mental es importante cuidarla porque en una carrera juega bastante porcentaje, más allá del rendimiento físico.

Maximiliano Villa, la superación y la búsqueda de la igualdad a través de las pistas de atletismo

Por Tobías Valle Giraldez

A los cinco años fue diagnosticado con parálisis cerebral. Lo operaron siete veces de un oído por una otitis de repetición. Tuvieron que reconstruirle el tímpano. En 2015, su columna empezó a desviarse. Sufrió bullying. Empezó terapia y, a la vez, el deporte que en algún momento su abuelo había desempeñado: el atletismo. Con 17 años, Maximiliano Villa se convirtió en el atleta paralímpico argentino más joven en competir en los Juegos de París 2024, donde obtuvo dos diplomas, y en los últimos dos mundiales de atletismo, Kobe 2024 y Nueva Delhi 2025, donde quedó en el cuarto y quinto lugar en los 100 y 200 metros T35.

El oriundo de Ramos Mejía no se conforma y quiere seguir haciendo historia en el deporte, mientras estudia periodismo deportivo para mostrar “el lado B del deportista y del deporte inclusivo”.

-¿Qué significa para vos representar a Argentina en un mundial?

 -Me sorprende un montón, porque actualmente soy el más chico de la delegación en mayores, y en cinco años ya pude ir a dos mundiales. Pero también sé que es por la voluntad que le pongo. Es decir, esto es el sacrificio de todos los días y por suerte se me pudo dar.

-También fuiste a los Juegos Paralímpicos de París 2024. En su momento, ¿fuiste consciente de lo que habías logrado?

-Hasta antes de competir, no. Tengo compañeros que han compartido viaje conmigo y no han llegado. Y yo, con tan poco tiempo y siendo menor, estuve en un Juego. Para mí fue un montón.

-Uno de los responsables de los éxitos es tu entrenador, Adrián Bottaro…

 -Sí, siempre está ahí para apoyarme y darme consejos, incluso fuera de lo deportivo. Porque también el atleta tiene que formar un vínculo con el entrenador para contarle sus problemas personales. A veces uno no está rindiendo porque está pensando en sus problemas.

-¿Hacés terapia para manejar la presión o para no frustrarte por los resultados?

 -Sí, voy a una psicóloga deportiva. En su momento yo me exigía un montón con la marca, porque hubo un año en el que me estaba costando bajarla, me quedaba estancado y me frustraba mucho, pero conmigo mismo, porque decía: “Hay algo que estoy haciendo mal”.

-Además de tus entrenadores y tu psicóloga, ¿tu hermana es una motivación?

 -Ella es mi inspiración. Hoy, si estoy logrando todo, es por ella. Antes de viajar a India yo había sufrido algo feísimo y llegué a pensar que ya no quería hacer más nada. Dije: “Dejo todo”. Pero después recapacité y dije: “Bueno, si voy es por mi hermana”. Quería que supiera que también podía salir adelante de lo que ella estaba sufriendo en ese momento. Además de ser el hermano mayor, que ella me vea como referente me pone muy contento.

-¿Por qué querés ser periodista deportivo?

 -Porque hoy en Argentina al deporte inclusivo no se le da mucha visibilidad y a veces es muy difícil que nuestros familiares nos puedan ver competir. A mí me gustaría mostrar todo lo que es el deporte adaptado y tener un canal para eso. Me gustaría enfocarme principalmente en el atletismo.

-¿Por qué crees que los medios de comunicación no le dan ese espacio?

 -Porque la gente no tiene interés. Suele decir: “Éste es un discapacitado, no sirve para nada”. Obviamente que hay chicos que pueden hacer todo más rápido que otros, pero si uno les da una oportunidad y les enseña, poco a poco van a ir agarrando la mano y, a su tiempo, van a ir logrando lo que se propongan.

-En el secundario sufriste bullying, ¿qué le podés decir a alguien que lo padece?

 -Que no se rinda. Hay un montón de personas que pueden estar escuchándolo. Incluso yo. Si a mí me mandan un mensaje yo suelo responder. Yo sé lo que viví y puedo dar una mano.

-En tu caso, ¿sufriste bullying por tu discapacidad?

 -En el primer año de la secundaria sufrí bastante bullying, pero no por mi discapacidad. Fue porque mi ex mejor amigo, que me conocía bien, decía que mis padres eran drogadictos, nada que ver. Se formó una pelea y casi todo el colegio me dejó de hablar. La gente con la que yo hablaba se alejó.

-¿Cómo afrontaste esa situación?

 -Fueron dos semanas feísimas, que no quería salir ni siquiera a la puerta de mi casa, y decía: “¿Para qué voy a seguir estando en esta vida si me van a seguir haciendo bullying?”. Por suerte salí de ese estado gracias a mi psicóloga y el deporte. Ahí fue que me fui haciendo amigos que me fueron dando consejos.

-¿Cómo fueron las primeras veces que corriste?

 -Fue un proceso largo, porque al principio no quería saber nada. Yo creo que como todo chico con discapacidad, no me creía en un principio que tenía una discapacidad. Y de un momento a otro los profes con los que actualmente entreno me fueron convenciendo y de tanto que me convencieron terminamos, entre todos, generando los frutos.

Además de haber estado en París y en los últimos dos mundiales, Maximiliano Villa logró la medalla de oro en los 200 metros y la de plata en los 100 metros en los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023 y obtuvo la medalla dorada en los 100 metros y la plateada en los 200 metros en los Juegos Parapanamericanos Juveniles de Bogotá 2023.

Alem Yuma, la promesa del judo argentino que apunta a Los Ángeles 2028: “Clasificar sería un sueño”

Por Ignacio Laviana

Alem Yuma es hijo de Elizabeth Copes, que participó en los Juegos de Atenas 2004, y Fernando Yuma, ex entrenador de Paula “La Peque” Pareto. Desde chico desafiaba a luchar a su padre sin tener experiencia, pero hoy, con 18 años, es una de las mayores promesas del judo nacional y sueña con participar en Los Ángeles 2028. Este año obtuvo una medalla dorada en la Copa Panamericana Junior y dos de bronce: una en los Juegos Panamericanos Junior y la otra en los Juegos Argentinos de Alto Rendimiento (JADAR) Rosario 2025.

-Hoy estás en el top 30 mundial de la categoría Junior -81 kg, ¿tu principal objetivo es estar en Los Ángeles?

-Mi objetivo es seguir subiendo en el ranking. Si bien estoy 30, muchos de los que están abajo pasan a ser mayores y también voy a bajar un poco. Apunto a mantenerme entre los mejores, sostener la estabilidad que tengo a nivel nacional y empezar a proyectarme en la categoría de mayores con el objetivo de llegar Los Ángeles 2028. Sería un sueño.

-En junio conseguiste la medalla dorada en la Copa Panamericana Junior, ¿qué sensaciones te llevaste de ese torneo?

-Había que tomárselo con la seriedad de ser el último torneo antes del mayor objetivo del año, que fueron los Juegos Panamericanos. Fui para saber cuáles eran las posibilidades frente a lo que iba a ser Paraguay. Quedaron muy buenas sensaciones y terminé de darme cuenta de lo que era capaz y de que podía luchar por alguna medalla.

-Y en Paraguay obtuviste la de bronce…

 -Era a lo que apuntaba, una competencia complicadísima con una clasificación dura. Llegué ajustado con los puntos. Entraban siete por categoría más una plaza para Paraguay, por ser el local, entonces entré justo en el séptimo. No tenía las esperanzas muy altas.

-Pero lo lograste…

-Sí, una vez cerrada la clasificación y adentro del torneo, era darlo todo. Tenía que disfrutarlo y sentirlo como si fuese lo máximo de mi carrera. Por suerte se terminó dando el bronce, aunque queda la espinita de quizás haber luchado por más, porque estuvo la oportunidad, pero son cosas del deporte. A veces uno gana y otras pierde. Se resuelven cosas por detalles mínimos.

-Dos semanas más tarde competiste en los JADAR, torneo de “mayores”, y aun así te metiste en el podio ¿Qué sentiste al competir con gente de otra categoría?

-Fue una competencia durísima, porque era mi tercera vez luchando en mayores en Argentina. Era un torneo que me iba a servir para introducirme en la categoría y para empezar a apuntar a lo que es mayores, en los que cambia la fuerza, la dinámica y un montón de variantes, pero me sentí bien.

-Venís de una familia de judocas, tu mamá compitió en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y tu papá fue el entrenador de Paula Pareto, ¿qué rol cumplió el deporte en tu infancia?

-Yo nací en el tatami, fue algo que tuve presente toda mi vida. Es más, inicié en el deporte de la nada: tenía tres años y le dije a mi papá que quería luchar con él sin haber hecho absolutamente nada, solo con mirar. Esos fueron mis primeros pasos. Hoy lo sigo haciendo con mucho gusto porque lo amo y siento que es parte de mi vida.

-¿En qué momento tomaste la decisión de arrancar a competir?

-A los 10 años empecé a meterme en la parte deportiva seriamente. Si bien lo hacía de manera irregular y como si fuera un juego, fue mi manera de empezar a vivirlo. Sabía que si quería llegar lejos tenía que empezar desde chico.

-¿Cuándo llegaste al alto rendimiento?

-Te diría que el año pasado, que es cuando realmente empieza a haber eventos internacionales. Se pone seria la competencia porque tanto el nivel argentino como el internacional son difíciles, hay que dedicarles mucho tiempo.

-Hablando del tiempo, también sos jugador de handball de Estudiantes de La Plata y formaste parte del plantel que participó en el Sur Centro de Cadetes 2022 y 2023…

-Sí, tuve la suerte de poder representar a Argentina en handball, que fue algo muy lindo. Una experiencia totalmente diferente a lo que es el judo porque es en equipo, con gente de todos los clubes. Es algo muy distinto, pero es un recuerdo muy lindo que me guardo conmigo.

-¿Cómo hacés para combinar las dos actividades?

-Lo llevo como puedo, tengo la semana partida. Se hace un poco difícil a veces con temas de la facultad, estar cansado, ponerme a estudiar, volver y estar sin ganas de hacer nada, pero es parte de mi vida.

-¿Tenés pensado enfocarte en uno de los dos deportes o mantener la combinación?

-Depende mucho de mi salud y mi físico. Va a llegar un punto en el que voy a tener que decidirme porque es imposible mantener el ritmo que tengo. A la larga termina siendo perjudicial, pero mientras tanto prefiero no pensarlo y seguir disfrutando.

-¿Cómo afrontás los gastos de los viajes?

-Para clasificar a los Juegos Panamericanos yo hice siete torneos puntuables, de los cuales cinco me los pagó mi familia y los otros dos me los pagó la Secretaría de Deportes. Fue muy duro eso y en cierta parte se hizo complicado.

-¿Recibís becas del ENARD?

-No, yo lo único que recibo es una beca de la Municipalidad de La Plata.

-¿Crees que en un país como Argentina se puede vivir del deporte?

-Claramente no. Es muy difícil vivir, en mi caso, del judo. Realmente es imposible sin un sustento económico aparte, como puede ser un trabajo o sponsors, marcas que te apoyen. Muy pocas personas en el mundo, sacando a los tops y europeos, lo logran.

-Durante enero y febrero estuviste entrenando en Japón, ¿qué fue lo que más te impactó?

-Estuve casi 60 días allá. Me traje un montón de aprendizajes de judo y de la cultura. Algo que me impactó fuera del deporte es el orden, su forma de ser. Es una sociedad totalmente distinta. Es extraño hasta tirar un papel al piso.

-El judo es un deporte bastante mental, ¿usás rutinas de relajación o concentración?

No, me considero una persona bastante tranquila, aunque tengo mis momentos. Cuando uno termina de luchar tiene la adrenalina al máximo, pero hay que ser conscientes de que el torneo sigue. A veces uno tiene la calentura de poder haber hecho mejor las cosas, pero es buscar la forma. Hay gente que tiene sus métodos, como la psicología.

-¿En algún momento pensaste en implementar eso?

-No, por suerte no lo necesito, puedo controlarme solo. Además cuento con la ayuda de mis papás, que al ser mis entrenadores también están constantemente conmigo. Ellos también son mi cable a tierra para poder tranquilizarme y ser consciente de dónde estoy parado.

Amor sin botines: de Bonavena a Goyeneche, los cuatro ídolos que se ganaron la tribuna por fuera del campo de juego

Por Bautista Marson

1º de junio de 2025. El Estadio Madre de Ciudades, ubicado en Santiago del Estero, recibe la final del Torneo Apertura 2025 entre Huracán y Platense. Unas cinco horas antes del partido, un trío de hinchas mayores charlan en el Café Martinez de la avenida Belgrano Sur, donde el olor a café se junta con los nervios, el color y las canciones de una ciudad que se alista para consagrar un nuevo campeón del fútbol argentino.

-Si no salimos campeones ahora, no salimos más -comenta un hincha del “Globo”, mientras le da un sorbo al café.

-Huracán, siempre que llega a definir, algo le pasa. Pasó en 2009 con (Ángel) Cappa cuando nos afanaron contra Vélez, y en el 94 con (Héctor) Cúper -afirma otro de los integrantes del trío Quemero que busca matar el tiempo hasta la hora de partir hacia al estadio.

Entre anécdotas y glorias viejas – René Houseman, Miguel Brindisi, Jorge Carrascosa, Osvaldo Ardiles- se escucha un nombre que no se esperaría escuchar en una charla de fútbol.

-Me acuerdo que cuando era pibe, los días de partido, Bonavena siempre le dejaba un lugar a mi viejo para guardar el auto ahí en Parque Patricios -recuerda quien aparenta ser el de más edad, minutos antes de pagar el café y partir hacia la cancha.

Ya dentro del “Madre de Ciudades”, en la popular norte, y entre los distintos “trapos” de “La Banda de la Quema”, aparece la cara y el nombre del boxeador asesinado en 1976, Oscar Natalio “Ringo” Bonavena. Ya sea en las banderas, en las remeras que unen la leyenda “Parque Patricios” con su rostro, o cuando la hinchada canta: “¡Somos del barrio, del barrio de La Quema, somos del barrio de Ringo Bonavena!”.

Enfrente, Sergio Rudi, hincha de toda la vida de Platense, y Pablo Ivica, Luis Cositorti y Claudio Pangela, quienes lo acompañan a todos los partidos. Se ubican en la popular sur, designada para los hinchas del Calamar. El marrón y el blanco se hacen notar. Los trapos y banderas se van colgando sobre la baranda de la bandeja superior y el ventanal que separa la bandeja inferior del campo de juego. Entre los dos “trapos” de “La Banda del Calamar” se lucen algunas banderas con la imagen de Roberto “El Polaco” Goyeneche, cantante de tango fallecido en 1994, junto con el nombre del barrio de “Saavedra”.

En Buenos Aires, yendo por la avenida Ricardo Balbin, antes de llegar a la rotonda que la une con la Ruiz Huidobro y Gavilán, se encuentra un cartel que difícilmente pasa inadvertido: el Polaco les dice a las personas que entran a Saavedra “Bienvenidos a mi barrio”. Yendo por la avenida Parque Roberto Goyeneche se llega a la esquina de Melián y Tamborini, donde años atrás Goyeneche frecuentaba el bar San Quintín, donde entre copas alguna vez se escuchó su voz. En la esquina, su imagen está inmortalizada junto al escudo de Platense. “La Esquina del Polaco”.

Tres meses después de aquella consagración de Platense en Santiago del Estero, parado sobre esa esquina, un lugar histórico para Goyeneche, para Saavedra y para todo el pueblo del “Marrón”, Sergio Rudi, junto a quienes lo acompañaron en aquella final, explicó: “El Polaco es la mayor bandera que pudo tener Platense por el mundo, un embajador, el orgullo máximo de un amor genuino por el club… Platense es Saavedra… Y el Polaco es Saavedra y Platense juntos. No se puede disociar, no podrías pensar en el Polaco sin saber que es Saavedra”.

-El Polaco es Platense y representa a Platense, al barrio, a Saavedra. Platense se hizo conocido en el mundo gracias a él, en una época que no había conexión o tecnología -señala Pablo Ivica, socio desde hace más de 50 años, gracias a que su padrino logró convencer a su padre-. ¿Por qué creo que el Polaco sigue estando presente en la gente Calamar? Esa pregunta se responde sola…

Claudio Pangela, también hincha de toda la vida porque en su sangre corre tinta de calamar, dice: “¿Qué quién es el Polaco? Es la voz de un barrio… Es la viva voz de aquellos calamares que ya no están. Del viejo de Luigi, del viejo de Pablito, de mi abuelo y de todos sus hermanos los tanos-calamares, venidos del Piamonte. El Polaco es la voz de todos esos hinchas de otros tiempos que le dieron vida e identidad a estos colores.

Pangela, presente en aquella consagración de Platense del Apertura 2025, comparte lo siguiente: “Dicen que Goyeneche de tanto hablarle al oído al “barba” de su querido Calamar, lo convenció de ir a Santiago. Dicen también que el mismo barba fue quien levantó ese pie zurdo de Guido Mainero y clavó tan hermosa volea en el ángulo quemero. Dicen que éramos 13 o 14 mil… Los que allí estuvimos, sabemos que éramos muchos más. Los de hoy y los de ayer nos encontramos en un abrazo infinito e inolvidable. El Polaco volvió a cantar.

Luego de tres combinaciones de colectivos, el 101 se detiene en la calle Deán Funes, entre Cátulo Castillo y Rondeau. Corazón de Parque Patricios. Allí se encuentra Patio Funes, una casona vieja, que luego de remodelaciones se convirtió en un restaurante. Pero ni la casa que aparenta de los años 20, ni las recetas de Doña Dominga, son lo llamativo del lugar, si no los diversos objetos con la imagen de Ringo Bonavena, el hijo de la Doña, que adornan el bodegón. Desde una chapa con su cara y la frase “La experiencia es un peine que te regalan cuando te quedás pelado”, hasta un mini busto de Ringo. Sí, Bonavena, el que se encuentra presente en las banderas de todos los partidos de Huracán. Desde la final en Santiago ante Platense hasta cada partido en el Estadio Tomás Adolfo Ducó. El mismo Bonavena que con su estatua en la Tribuna Houseman, a la derecha de la popular que lleva su nombre, acompaña a los hinchas quemeros en todos los partidos. Como si los recuerdos no fueran pocos, el ídolo se hace presente cuando el rostro de Natalio Oscar Bonavena, hijo de Ringo y nieto de Doña Dominga, empieza a circular por las mesas.

-Huracán para él era todo. Es verdad que en una nota él dijo: “Yo antes que salir campeón del mundo, quiero que salga campeón Huracán”. Mi viejo es la representación del barrio, de Parque Patricios -opina Ringuito, tratando de explicar el cariño, el sentido de pertenencia y el status de “ídolo barrial” que logró no solo en la gente del “Globo” y Parque Patricios.

Pero este amor incondicional no solo se extiende por fuera del campo de juego, sino que también por fuera de la ciudad de Buenos Aires. En la ciudad donde las diagonales no son solo cosa de los delanteros, el 17 de agosto de 2024, Gimnasia y Esgrima La Plata recibe a River en el Estadio Juan Carmelo Zerillo por la fecha 11 de la Liga Profesional. En la platea que lleva su nombre, René Favaloro acompaña a los hinchas triperos. Sentado en su escritorio, su estatua observa el encuentro y cómo la tribuna lo recuerda con banderas que lo homenajean. El cariño no se desprende sólo de los partidos. En las calles platenses la imagen de Favaloro se hace notar. Quizás, recordado por los hinchas de Estudiantes, vestido de bata blanca. Pero quienes lo llevan más cerca del corazón, lo recuerdan con la camiseta blanquiazul. Desde los estudiantes que siguen honrando al doctor, como sucedió en el acto realizado por el alumnado de la Escuela Primaria Dr. René Favaloro, en el predio formativo del Lobo, “El Bosquecito”. Desde la inauguración del mural-mosaico en la calle 58 y 123 de Berisso, en julio de 2023. Y volviendo a la cancha, el Tripero se encarga de mantener la memoria, como cuando el 16 de julio de 2023, saltó a enfrentar a Boca bajo el lema “Nuestro héroe es de verdad”, con su cara estampada en el pecho de la camiseta, cerca del mismo lugar donde Favaloro lo guardaba. “Gimnasia está en el único lugar posible dentro de mí: el corazón”, dijo alguna vez.

Al igual que en La Plata y en Parque Patricios, en Córdoba, los hinchas también disfrutan de una compañía especial. La de “El Potro” Rodrigo Bueno. Siempre sentado en la Tribuna Cuéllar del Estadio Julio César Villagra. El cantante de cuarteto que, a pesar de su muerte en un accidente automovilístico el 24 de junio del 2000, dejó una huella en todo el suelo argentino. Pero metiéndose por la eternidad en el barrio de Alberdi, donde Rodrigo aprendió a ser celeste como el cielo, donde está su pirata cordobés. Pero lo mejor del amor que se siente por el Potro es que no sólo se demuestra en las banderas y calles piratas, sino que que también en la “piel”. En 2023 se conmemoraron los 50 años de su natalicio con la leyenda “Nunca te olvidamos” en el costado izquierdo de la camiseta titular. Y de una manera mucho más profunda y sentida en 2001, a unos meses de su fallecimiento, cuando su rostro, junto al lema “No me olviden”, fue llevado en el pecho por el plantel desde 2001 hasta 2002/2003 con un rediseño de por medio, siendo la primera en salir la más significativa y recordada, no solo por su diseño, sino porque fue portada por un familiar del mismísimo cantante. “El hincha de Belgrano no se olvida porque es el hincha que levantó la bandera del club por el mundo. No tenía miedo de decir que era hincha de Belgrano, y esa autenticidad el hincha siempre se la reconoció”, comenta el histórico arquero de “La B” y primo de Rodrigo, Juan Carlos Olave.

Para quienes siguen dudando si se necesitan pantalones cortos y camisetas bordadas para ser recordado en el fútbol argentino, acá hay ídolos que no hicieron goles, ni dieron vueltas olímpicas, pero sí caminaron las mismas calles que cualquier hincha. Se pusieron la camiseta y la portaron con orgullo y sentido a lo largo de toda su vida. La defendieron como si de una guardia ortodoxa se tratara. Usaron su voz para darle identidad a un barrio. A un pueblo. Demostrando que el corazón no solo late por quienes juegan, sino por quienes logran representar a la gente, desde la señora barriendo en la vereda hasta el pibe que pelotea por las calles del barrio. Porque el fútbol no son solo 90 minutos, sino también lo que se hereda en las canciones, en las esquinas, en las anécdotas.

La violencia silenciada en la ausencia de los hinchas visitantes: un debate que olvida a las víctimas

Por Juan Pedro Tomaghelli

Argentina Leyes expone la intimidad de su hogar en Parque Patricios. Jueves 10 de julio de 2025. Afuera llueve y truena; adentro no hace falta. El silencio espeso del interior se escucha más que cualquier grito. El olor a humedad y los muebles viejos y gastados son testigos de un dolor que persiste. Argentin toma asiento en su living. De fondo, un cuadro con una foto de su hijo Javier Gerez, asesinado por la policía en 2013 en el marco de un partido entre Estudiantes de La Plata y Lanús en La Plata, acompañada por un lema: “Nunca te voy a olvidar”.

Argentina saca otra foto de su hijo, una selfie con amigos de aquel fatal 10 de junio de 2013, yendo al estadio Único de La Plata. La mira en silencio por dos minutos. Su mano tiembla sobre el marco de madera y exclama, con la voz quebrada: “A mi hijo lo mataron en la tribuna, y nadie se hace cargo”.

-¿Qué le genera observar estas fotos, Argentina?

-Dolor, mucho dolor. Él iba siempre a ver a Lanús, amaba ir -responde, y agrega-. Yo sufría cada vez que iba a la cancha, pero sabía que era lo que más le gustaba hacer.

-¿Por qué sufría?

-El ambiente en los estadios siempre fue muy violento. Las represiones policiales eran constantes y temía que en algún momento le tocara a él.

Es una madre que no desiste en el pedido de justicia por su hijo, al que sigue sintiendo cerca. “Los homenajes y los recuerdos me hacen sentir orgullosa del hijo que tenía, y que me arrebataron de un momento a otro unos delincuentes vestidos de policías”, dice sin poder ocultar su resentimiento, antes de quebrarse en un llanto cargado de impotencia.

En el Estadio Único Ciudad de La Plata hay un cartel de señalización en recuerdo a Gerez, acompañado por la leyenda “Memoria, verdad y justicia” y firmado por la Secretaría de Derechos Humanos, con el objetivo de repudiar los hechos de violencia institucional.

A 54 kilómetros, en el Estadio Néstor Díaz Pérez de Lanús, también está latente el recuerdo, con dos plaquetas colocadas por el club en homenaje al asesinado, que tenía 42 años. Una de ellas dice: “Acá fue feliz el Zurdo Gerez, víctima de violencia estatal en La Plata”. Y la otra: “En homenaje a Javier ‘El Zurdo’ Gerez”.

“El caso de Gerez está archivado y enterrado por la justicia. Es muy difícil que haya una resolución en algún momento. Ya nadie pelea por una sentencia”, cuenta Bruno Russo, director de Fortaleza Granate, medio digital de Lanús, que compartió años con Gerez en la Subcomisión del Hincha, organismo que se disolvió luego del asesinato, punto de quiebre para que las autoridades decidieran prohibir los hinchas visitantes en la Primera División del fútbol argentino. Una medida que se había adoptado antes en el Ascenso, cuando el 25 de junio de 2007, Marcelo Cejas, hincha de Tigre, fue asesinado por barrabravas de Nueva Chicago que invadieron el campo de juego del estadio de Matadores, en un partido clave para el ascenso de Tigre. Los disturbios se extendieron a las afueras de la cancha, donde Cejas fue agredido con pedradas y patadas a traición.

A 35 kilómetros del hogar de Argentina Leyes, en el barrio San Rafael I de la provincia de Buenos Aires, vive Mónica Cejas, hija de Marcelo, a quien recuerda como la mejor persona que conoció en su vida. “Mi papá no tenía un gramo de maldad”, dice. En el interior del hogar, en una cocina desoladora, hay cuadros torcidos, platos sucios y un tacho de basura desbordado que entristecen al ambiente en el que Mónica se sienta a rememorar a su padre. “El tiempo sigue pasando y nadie se hace cargo. A mi papá lo mataron unos cobardes encubiertos por la corrupción. Me voy a morir pidiendo justicia”, expresa Mónica, quien, aún 18 años después, no puede ocultar su furia y dolor.

“No hay nadie a cargo de la investigación por el asesinato de Cejas; hay que estar unidos como familia que somos para solidarizarnos siempre con los cercanos a Marcelo Cejas”, confirma Martín Suárez, presidente de Tigre, quien además, sobre la prohibición de la hinchada visitante, agrega: “Es tiempo de que vuelvan de manera permanente, como sociedad estamos preparados y los clubes lo necesitan”. En las afueras del estadio José Dellagiovanna de Tigre se puede observar un mural en homenaje a Cejas, con su rostro y la siguiente frase: “Por un fútbol en paz y sin violencia”.

A pesar de los homenajes, los deseos y las posturas, el regreso de los visitantes continúa siendo un debate abierto. La AFA, las agrupaciones de hinchas y los organismos de Seguridad y Derechos Humanos analizan los riesgos y condiciones para decidir de qué manera es conveniente llevarlo a cabo.

El 19 de julio de 2025, en la cancha de Lanús, tuvo lugar la primera prueba oficial de regreso de parcialidad visitante en la Provincia de Buenos Aires desde 2013, en la que el local enfrentó por el Clausura a Rosario Central, que llevó alrededor de 7.000 hinchas. No se registraron incidentes y, para Nicolás Russo, presidente del Granate, fue todo un éxito. “Salió como esperábamos; ojalá sea el puntapié para recuperar la identidad futbolera”, comentó.

Entre los hinchas del Granate que presenciaron el encuentro, se encontraba Argentina Leyes, sentada en la Platea Sur junto a su hermano, Walter Leyes, y su hija, Ana Gerez, hermana de Javier. Argentina no iba a la cancha desde 2017, y cataloga su vuelta a los estadios como uno de los días más felices de su vida, aunque la tristeza, de a ratos, siga invadiendo su cuerpo.

-¿Qué significó para usted volver al estadio después de tanto tiempo?

-Me encantó. Estaba muy nerviosa porque todo saliera bien y, la verdad, no tengo reproches. El partido casi no lo vi. Miraba la tribuna en la que debería estar el Zurdo y, de reojo, miraba a la tribuna visitante, como esperando que algo ocurra. Fue muy chocante.

-¿Cree que los hinchas visitantes pueden volver de forma permanente a los estadios argentinos?

-Sí, creo que se puede. La gente maduró, pero nunca hay que dejar de lado que los violentos siguen existiendo en todos lados. Con los cuidados necesarios, pueden volver sin problema, ¿por qué no? La gente estaba contenta, los niños miraban las dos tribunas sorprendidos. Es lindo, le da color.

Uno de los clubes que, dirigencialmente, se manifestó en contra del regreso visitante es River. Aunque en la previa al partido ante San Lorenzo, el 27 de julio de 2025, apareció una pancarta en las afueras del Monumental. “Queremos ir y recibir visitantes, respeten a los hinchas”, rezaba el mensaje brindado por la Subcomisión del Hincha de River, postulándose en contra a los dirigentes de su propio club, que no creen conveniente el regreso. “El cartel lo pusimos porque el fútbol argentino necesita recuperar la identidad”, comenta Christian Krom, uno de los líderes de la Subcomisión del Hincha de River, quien afirma que los dirigentes “van en contra del hincha y subestiman a la gente porque solo les importa su negocio”. Si bien reconoce que todavía es difícil una vuelta permanente a los estadios, Krom plantea que “al menos deberían probarlo en partidos aislados, como hicieron en Lanús”.

“En el fútbol argentino toda la vida hubo intereses cruzados entre el poder, los clubes, los hinchas y los organismos, y esta medida no es la excepción”, comenta Javier Vijande Penas, gerente de los órganos jurisdiccionales de la AFA, y agrega: “Sabemos bien a quiénes les conviene y a quiénes no la vuelta de los hinchas visitantes, y hoy la tendencia más fuerte es mantener las cosas así como están”. Vijande Penas cierra, mostrando la postura interna que mantiene la AFA sobre el tema: “Las esporádicas pruebas piloto sirven para ver si rinden económicamente o no los visitantes. Por eso, desde AFA nos aseguramos de que los clubes que tengan esa prioridad, de que sean clubes convocantes”.

Según la organización Salvemos al Fútbol, desde 2013 a 2025, se registraron 77 muertes dentro de los estadios, víctimas de violencia, 15 más que entre 2000 y 2013. Lo que se había planteado como solución en su momento, no funcionó.

“Con la eliminación de las hinchadas visitantes, se solucionaron buena parte de los problemas administrativos de los actores políticos relacionados a garantizar la seguridad de la gente en los estadios”, dice Darío Ricardo Díaz, encargado de la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la nación, que tiene un rol preponderante en la supervisión de los integrantes de la fuerza policial. La policía y su accionar siempre fueron foco de crítica en el fútbol, por lo que Díaz afirma y aclara que las fuerzas de seguridad “son transparentes y previenen muchísimas más muertes de las que se ven en las estadísticas”. Además, comenta que “no han cambiado su forma ni su preparación a lo largo del tiempo. El manejo es el mismo sin importar si hay una o dos parcialidades”.

El sociólogo y docente Pablo Alabarces, catalogado como “experto en la violencia del fútbol”, critica: “En todos estos años, los operativos policiales en los estadios han sido más relajados y eso representa un problema en este contexto. Habiendo una sola parcialidad, son incontables los casos en los que las fuerzas policiales quedan expuestas por no poder neutralizar los hechos violentos. Entonces, si esto se trata de política, ¿por qué los dirigentes de alto rango querrían a los visitantes si no pueden con una sola hinchada?”.

Policías, dirigentes, periodistas, autoridades e hinchas. Todos son parte de esta bola de nieve llamada “hinchada visitante”. Los intereses cambian, las posturas también. Lo que no cambiará jamás es el dolor. De Argentina Leyes, de Mónica Cejas y de todos aquellos que continúan buscando respuestas. Su lucha es por algo más profundo: memoria, verdad y justicia. Mientras, el fútbol argentino debate su futuro.

Argentina buscará hacer historia en el primer Mundial de futsal femenino

Por Magali Robledo y Azul Ramos 

El primer Mundial de Futsal Femenino, que se llevará a cabo el próximo 21 de noviembre al 7 de diciembre en Filipinas, marcará el primer capítulo en la historia del deporte en un contexto de creciente visibilidad e igualdad.

De cara al inicio de esta primera edición, las jugadoras del torneo local entrenan en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) ubicado en Ezeiza, desde el 29 de septiembre bajo las órdenes del entrenador Nicolás Noriega y su cuerpo técnico.

En el futsal femenino los calendarios no están bien definidos como en el masculino, por eso la planificación de los entrenamientos en la previa del torneo son más difíciles de organizar. “Nos fuimos adaptando a la finalización del torneo, fuimos variando los días según jugaban las jugadoras y demás. Ahora que el torneo ya terminó, vamos a poder entrenar de lunes a sábado”, destaca Noriega.

El torneo “Futsal AFA femenino Primera A” finalizó, los play off se pausaron en semifinales y se retomarán cuando finalice el Mundial. Por ese motivo, mientras el campeonato aún se disputaba, las jugadoras cargaban con el entrenamiento de la selección y a nivel clubes. El director técnico tuvo en cuenta que debían adaptarse a la liga nacional: “Las chicas jugaron entre semana y fin de semana los cuartos de final de los playoffs, así que tuvimos que adaptar los días a eso”.

La Selección Argentina hará el debut oficial el 21 de noviembre contra el local: Filipinas. “Estamos muy bien, obviamente las expectativas son altas, sabemos que no va a ser fácil pero vamos a ir por todo con el objetivo de ganar”, cuenta Trinidad D’Andrea, actual arquera de SECLA. 

Analizando el grupo de la albiceleste el DT considera que Filipinas aprovechara su localía, en cuanto a Marruecos y Polonia, son selecciones con muchos amistosos jugados, eso les da un rodaje constante que hará un partido duro e interesante. Esta primera Copa del Mundo es una vidriera para las selecciones, no sólo las de renombre como España y Portugal, sino para aquellas que quieren demostrar su talento.

Las jugadoras argentinas destacan que este mundial se logró tras la gran campaña de la Asociación de Jugadoras de España en forma de reclamo y que llegó ante la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). Julia Dupuy, jugadora argentina de futsal femenino, fue la cabeza de esta campaña, “Julia es una compañera nuestra y que ella haya sido la cabeza de todo esto, es un orgullo”, dijo Agostina Chiesa, jugadora de Racing Club. 

Esta primera generación de jugadoras colocará la piedra fundacional y serán pioneras en la historia del futsal femenino argentino. No sólo irá por lo simbólico, también buscará dejar al país en lo más alto posible. “Todos los torneos que la selección femenina jugó compitió hasta el último día, como en las últimas tres copas américas: jugamos la final con Brasil, la primera copa américa la jugamos por el tercer puesto. Siempre las jugadoras nos acostumbraron a competir y tratar de llegar al último día”, afirmó Nicolás Noriega. 

“Sabemos que este Mundial quedará en la historia, así que queremos aprovecharlo al máximo. El grupo está muy unido, con muchas ganas de competir, de aprender y de demostrar el trabajo que venimos haciendo. Nuestro objetivo es representar al país de la mejor manera, así dejando las bases para que el futsal siga creciendo”, expresa Lara Villalba, jugadora de Ferro y convocada por Nicolás Noriega a la selección. A pesar de ser una nueva experiencia, las futbolistas argentinas se preparan para comenzar a escribir la primera página de la historia del futsal femenino en mundiales. 

Con esta primera edición las expectativas de que la disciplina crezca son muy grandes. “Estoy convencida de que el futsal femenino va a crecer, este mundial le da una visibilidad enorme, eso genera que más chicas se interesen, que los clubes apuesten más por la disciplina y que la gente empiece a seguirlo de otra manera. También creo que este es solo el comienzo y que a partir de acá se va a abrir un camino mucho más grande para las próximas generaciones”, comenta Lucia Rossi, jugadora de Ferro, otra de las que integra la lista de la selección. 

Las argentinas mencionan que se mantuvieron enfocadas a lo largo de la lucha para poder llevar adelante el primer campeonato mundial. “La perseverancia y la constancia es algo que las mujeres tenemos muy adquirido, sabemos que en cualquier ámbito tenemos que luchar y esforzarnos por conseguir lo que buscamos. A pesar de todo el tiempo que esperamos supimos mantener nuestra pasión por este deporte como motor para seguir adelante”, asegura Silvina “Toro” Espinazo, arquera de Racing Club.

 Con el primer Mundial Femenino, el futsal da un paso decisivo no solo en el plano internacional, sino también dentro del país, donde los clubes cumplen un rol clave en la formación y proyección de las jugadoras. “En Argentina todavía sigue sin ser profesional, es algo que se pelea todos los días. Ojalá que en el ámbito local pueda ser un gran paso para que los clubes puedan apostar más a la disciplina y que podamos hacer un gran torneo organizado e ir preparándonos para poder lograr que esto sea profesional”, resalta Jazmín Della Vedova, jugadora de All Boys.

Noriega dice que siente orgullo de poder participar en este Mundial iniciático pero, sobre todo, destaca que el privilegio que siente de ser el entrenador de este plantel.: “Siento felicidad por ellas que lo van a poder disfrutar porque se lo merecían mucho. Es un equipo de jugadoras que dejan todo por su disciplina y que apostaron siempre al futsal femenino”.

En definitiva, este primer Mundial de Futsal Femenino representa mucho más que una competencia deportiva: fueron años de lucha, compromiso y pasión de quienes integran este mundo: jugadores, entrenadores y referentes. De todos los que apostaron por el crecimiento de la disciplina. La participación de la Selección Argentina simboliza el esfuerzo colectivo de quienes soñaron con este momento y trabajaron incansablemente para hacerlo realidad. Más allá de los resultados, este torneo simboliza el logro de que abrieron las puertas a nuevas generaciones que, inspiradas por este hito, continuarán escribiendo el camino hacia una mayor igualdad, profesionalización y reconocimiento del deporte en todo el mundo.

Jorge Luque: un arquero que no quiere dejar deudas pendientes

Por Tomás Cilley y Nicolás Costa

Ituzaingó recibió a Sportivo Barracas, ambos equipos llegaron con el objetivo de ascender a la Primera B Metropolitana. Muchas ilusiones, pero solo un ganador. El local venía de enfrentar en la final a Camioneros, perdiendo en la última jugada. Cuando todo hacía creer que el León iba a ascender por el resultado obtenido en la ida, el equipo visitante hizo el gol que llevó a una tensa definición por penales. 

La gente estaba confiada y nerviosa al mismo tiempo. Era el turno del primer penal para Sportivo Barracas y Jorge Luque se veía enorme bajo los tres palos. Desde lejos, se le notaban los algodones que tenía en su nariz, producto de una patada de un jugador del rival. Sus extremidades se movían para todos lados y de manera sincronizada. Cara seria y mirando a Alan Vega, el pateador, se desafiaban con los ojos para descifrar qué iba a hacer el otro. Luque se tira a su palo derecho y la pelota le pega en sus piernas, un tiro débil y al medio lo benefició. El estadio Carlos Sacaan se vino abajo, gritos, delirio, alegría.

Los allegados de Barracas permanecieron en silencio. Luego patearon Agustín Faillace, Matías Campuzano, Lautaro Mena, Celso Báez y cada uno metió su penal. Era el turno de Felipe Nigro. El aire se volvió espeso, como si todo Ituzaingó hubiera contenido la respiración. En la cancha, las almas se apretaban una contra otra; en las tribunas, las gargantas eran pura fe. Un penal. Solo uno. Entre el ascenso o el silencio. Entre la gloria o el volver a intentarlo en una división menor donde las dificultades son mayores. Nigro rompió la mala racha: Ituzaingó logró el ascenso. Un antes y un después en la carrera del arquero de 22 años.

La escena parecía sacada de una postal del oeste. Luque era el protagonista con la transpiración marcándole la cara, los guantes colgando y una sonrisa que no se le borraba ni por un segundo. A su alrededor, decenas de chicos lo rodeaban como si fuera un superhéroe sin capa. “Jorge, una foto por favor”, gritaban desde todos los costados. Nunca tuvo problema en hacerse el tiempo e ir con paciencia y esa buena onda que lo caracteriza. 

Mientras algunos compañeros ya se habían refugiado en el vestuario, Luque seguía ahí, entre la gente. Cada hincha era una historia, un rostro conocido, una emoción compartida. Un pibe se le colgó del cuello y lloró. Un hombre mayor lo abrazó en silencio, sin decir nada. Una madre le ofreció a su hijo para una foto. Y Jorge, sin perder la calma, atendía a todos, uno por uno, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Se sacaba fotos con la gente, pasa su compañero y amigo Juan Fanti corriendo muy feliz y le saca la botella de Coca Cola reciclable de sus manos, dejó esperando a unos niños que estaban enloquecidos con sacarse fotos con él, pero los hizo esperar un rato. Luque y Fanti corrían por toda la cancha como dos chicos peleando entre risas y muy buen ambiente por quien se quedaba con el premio ese, el Fernet.

Gracias por esto Jorge”, le decían. “Gracias a ustedes, que nunca dejaron de venir”, respondía él, mientras un grupo de adolescentes lo filmaba con los celulares levantados. En un rincón, una nena le alcanzó un papelito con su nombre para que lo firme; él se agachó, le firmó la camiseta y le dio un beso en la frente. Esa ternura era su marca, la otra atajada invisible: la de los corazones.

No es casualidad que Felipe Nigro, defensor de Ituzaingó, haya dicho: “La ida y la vuelta de la final es un 60% del Gato, tapó pelotas increíbles y sinceramente yo lo estaba viendo desde el banco que eran muy difíciles, pero la confianza que se tiene este muchacho es totalmente increíble, lo admiro como jugador, pero más lo admiro fuera de la cancha”, admitió con emoción. 

Jorge Luque, el heroé del ascenso de Ituzaingó, con Olé: ''Todo valió la  pena'' :: Olé - ole.com.ar

Un periodista quiso acercarle un micrófono, pero él prefirió seguir con los hinchas. “Después hablamos, primero la gente”, dijo sonriendo. Siguió regalando firmas y repartiendo abrazos con todos. Su simpleza era su grandeza. No había vanidad, ni gestos de estrella: solo el agradecimiento genuino de quien siente que la gloria se comparte o no vale nada.

Una pareja se acercó con una bandera vieja de Ituzaingó. “La tenemos desde 1998, cuando descendimos a la C”, le contaron. Luque los miró, la tocó, y dijo: “Entonces esta bandera también subió hoy”. El hombre rompió en llanto, y el arquero lo abrazó muy fuerte.

La noche estaba espléndida y nadie quería irse. La cancha se había convertido en una extensión del barrio, y el héroe seguía allí, con los pies sobre el mismo pasto que tantas veces pisó con esfuerzo y fe. A su alrededor, los cánticos no paraban. Los hinchas repetían su nombre una y otra vez, como si lo quisieran grabar en la noche. A un costado, algunos compañeros miraban en silencio. Otros lloraban también. El arquero, que hizo del vuelo su salvación, rompió en llanto al tocar el suelo.

En medio de los cantos, de la fiesta, de las bengalas verdes encendiendo la noche, Jorge Luque alzó la vista hacia la tribuna principal. Se quedó un segundo en silencio, como si quisiera memorizar todo: los rostros, los abrazos, los colores. Y dijo en voz baja, más para sí que para los demás: “Esto es por ustedes, por los que están y los que siempre estuvieron”.

 

Jorge Luque no necesitó levantar trofeos ni hacer gestos grandilocuentes. Su victoria más grande fue esa conexión con la gente, esa manera de ser uno más. Esa tarde, en el corazón de Ituzaingó, el arquero se convirtió en algo más que un jugador: fue el reflejo del barrio, el abrazo de todos los sueños que alguna vez se patearon en una canchita de tierra. Y así se fue, rodeado de aplausos, fotos y amor. Un héroe del pueblo, de sonrisa simple y manos que, además de atajar penales, supieron sostener las ilusiones de un club entero.

En un momento, Jorge dejó a los hinchas de lado y buscó a su madre. La encontró detrás de la malla, entre lágrimas, apretando los puños contra el pecho. Luque cruzó la línea con el alma. No corrió: caminó temblando, con la cara empapada y la respiración cortada. Cuando llegó, se abrazaron sin decir una palabra. Fue un choque de cuerpos y de historias. La madre lo envolvió como cuando era chico, cuando volvía triste de un partido en infantiles. Pero esta vez no hubo consuelo: hubo desahogo. Él apoyó la cabeza en su hombro, y el llanto le explotó adentro, sincero, profundo, imposible de contener.

Lo hiciste, hijo”, alcanzó a decirle su mamá entre sollozos. Él no contestó. Apenas pudo apretar más fuerte, hundirse en ese abrazo que olía a casa, a sacrificio, a años de lucha silenciosa. Las cámaras los rodeaban, pero el mundo había desaparecido. No había hinchas, no había ruido, no había ascenso. Solo una madre y su hijo fundidos en un abrazo que valía más que cualquier título. Pasaron cinco minutos y apareció su hermano Alexis, totalmente sacado buscando a su hermano para romperse los dos en un abrazo eterno, en esos rostros a pocos metros se veían lágrimas de felicidad, de que solo ellos sabían por todo lo que pasó Jorge para llegar hasta la final y poder consagrarse. “Se te dio bol…, se te dio”, se escuchaba a la mínima distancia.

Ituzaingó volvió a la B Metropolitana. Y ese pibe, el que atajó el penal, ya quedó escrito para siempre en la historia del León. Porque hay triunfos que no se explican con palabras, sino con lágrimas.

Ituzaingó: Jorge Luque, la figura bajo los tres palos del Verde

La historia de Jorge Luque comenzó en Goya, Corrientes. Una ciudad de casi cien mil habitantes. De chico entrenaba en el Central, una escuela de fútbol de su ciudad. Ahí fue creciendo dentro de los tres palos. Él siempre fue decidido con respecto a su futuro, aunque recuerda con mucha nostalgia su pasado. No es casualidad que a los 13 años optó por ir a vivir a Buenos Aires para hacer las inferiores en Huracán. Sin tiempo de despedirse de sus amigos y familiares, se mudó. A pesar de dedicarse a atajar, su ídolo de chico fue Lionel Messi. Esto derivó en su fanatismo por el guardameta español Víctor Valdés, quien atajó en el Barcelona en su época dorada.   

Si bien llegó a principios de 2024 a Ituzaingó, en esta temporada se consolidó como una de las figuras. En lo que fue de la campaña, Luque disputó 29 encuentros, recibió 19 goles y mantuvo la valla invicta en 15 ocasiones. Como arquero, su cualidad principal son los reflejos. Es por eso que los periodistas lo apodaron “el Gato”. Pero su mayor virtud dentro de la cancha y la vida es su capacidad de agrandarse en los momentos más duros, como lo fue al principio de su carrera. “Me costó muchísimo la adaptación. Es una ciudad mucho más grande, con mucho más movimiento. El club me quedaba a una hora o dos de viaje en colectivo. Tuve que aprender a manejarme o saber qué colectivo tomar y en dónde bajarme. Fue difícil”, recuerda el joven, que supo ser adolescente y encajar en un entorno muy diferente al cual estaba acostumbrado. 

Como persona, admite no tener problemas en socializar. Sus principales amistades dentro de los jugadores de Ituzaingó son Juan Fanti, Segundo Gras y Nahuel Santiago, aunque se lleva muy bien con el resto del plantel. Es charlatán tanto afuera como adentro de la cancha. Él se define como alegre, un poco loco y comunicador.

Una persona que lo conoce bien es Alexis Luque, su hermano. Para él y para su familia fue un partido distinto. “Cuando la tribuna empezó a gritar el apellido que tengo y por mi hermano de lo más lindo que me ha pasado, porque él soñaba con eso”, reveló contento. Mientras, se acordaba de la figura del ascenso que describe como respetuoso, amigable y jodón. Destacó su habilidad para reírse, y que siempre saca sonrisas. Sobre el momento decisivo, Alexis lo vivió como un hincha de su hermano y de Ituzaingó.  Por supuesto, la nostalgia y sus infancias se le vinieron a la cabeza. Se acordó de ese pibe mocoso y los momentos que vivieron en el barrio, en dónde los partidos valen por el recuerdo y la anécdota. Muchos recuerdos juntos que marcan historias.  

Lejos del arco, del alambre, del murmullo de la hinchada y del olor a pasto recién regado, aparecía el verdadero Jorge: el pibe de barrio, el que saluda a todos, el que nunca pasa de largo. Una historia de sacrificio constante. Inclusive en la final terminó con una fractura de tabique nasal y en el maxilar superior. Pero que no fue impedimento para lograr el ascenso y hacer valer el esfuerzo. 

Tiene ese don raro, casi invisible, de hacer sentir cómodo a cualquiera. Un vendedor que apenas conocía, un pibe que recién se animaba a pedirle una foto, una familia que lo saludaba desde el auto. Todos reciben lo mismo: una sonrisa amplia, una palabra amable, un gesto simple que decía más que mil discursos. Y eso lo hace especial. Puso una sonrisa en la derrota contra Camioneros, y hoy tiene que festejar. Los bellos milagros ocurrieron. 

Porque Jorge no necesitaba una camiseta ni un estadio para destacar, destaca en la vereda, en la esquina, en la vida cotidiana. Es de esos tipos que no cambian aunque el mundo de alrededor se transforme. Humilde, cercano, con el corazón siempre a mano. 

Quizás por eso la gente lo quiere tanto. Porque entienden que antes que héroe del arco, antes que el de la atajada imposible, Jorge Luque es un pibe que hace bien. Un pibe que contagia alegría y que sin proponérselo deja sonrisas donde pisa. Hace falta en un mundo lleno de angustia. Esta historia no termina acá, ya su futuro es prometedor y su sonrisa parece intachable, pero su personalidad lo vuelve mejor persona que como arquero. No deja a nadie sin un saludo, sin una foto, sin un chiste, sin un momento más liviano. El arquero de la gente, incluso sin los guantes.