domingo, enero 12, 2025
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Julián Infantino: el docente futbolista

Por Luca Quagliatini

Alguna vez José Néstor Pekerman dijo: “Julián Infantino, el mejor juvenil que dirigí”. Se le recuerdan gambetas y pases en la inferiores de Argentinos Juniors. Nacido en Villa Ballester, debutó en 1982 teniendo apenas 16 años con el equipo de La Paternal, compartió equipo con campeones del mundo y recorrió las cuatro categorías del profesionalismo. Fue campeón interamericano, además de estar en el plantel ganador de la Copa Libertadores en 1985. Terminada su carrera se formó como profesor y en la actualidad enseña Informática en el secundario del Centro Cultural Italiano Alessandro Manzoni.

Seis años después del debut de Diego Maradona, parecía que del semillero del mundo iba surgir un jugador con las mismas características: un volante ofensivo, rápido, bajito y ágil. Eso ya fue suficiente para que las molestas, aunque satisfactorias, comparaciones no le faltaran. Sin embargo, pocas oportunidades en el mejor Argentinos Juniors de la historia y, sobre todo las lesiones, le obstaculizaron una mejor evolución. Aún así, en el semillero del mundo demostró cualidades que lo transformaron en una de las mayores promesas de ese equipo. Alejandro Becchini, ex colega de Infantino en el colegio, comentó: “Si no hubiese sido por su rodilla habría sido mejor que Maradona”.

“Nada nunca lo dejó insatisfecho durante su carrera”, comentó Becchini. Salió campeón en Argentinos Juniors, se fue a préstamo a Argentinos de Firmat e Instituto de Córdoba, disfrutó sus mejores años de fútbol en Tigre, pasó por Deportivo Morón y ascendió y gritó campeón de la Primera C con Villa Dálmine, donde se retiró en 1992. “Tuve la suerte que a pesar de las lesiones no me impidió hacer una carrera importante, no solo en Primera sino también en el ascenso”, declaró el profesor de 53 años y sentenció: “Siempre las cosas hay que aceptarlas como vienen y disfrutar lo que uno obtiene”.

Infantino vivió el retiro de manera diferente. Fanatizado con una de las computadoras que consiguió su hermano de IBM, se le cultivó una curiosidad por esas máquinas que lo terminó llevando a ser profesor de informática. Lo curioso es que para la época del auge de las computadoras en Argentina, allá por la década de los 90, los que se dedicaron a estudiar carreras relativas a la nueva tecnología lo hicieron sin las máquinas. Únicamente aprendieron conocimientos teóricos. Por lo tanto, Infantino debió esperar hasta que se popularizó el uso de las computadoras para poder acceder más fácil a una.

Con los estudios finalizados, se formó como profesor y así fue cómo concretó el cambio de las canchas por las aulas y los chicos. Los momentos que Infantino más destaca de las clases es el transmitir aprendizajes, que los alumnos lo absorban y por consecuencia que superen al maestro. Realmente se lo conoce como un profesor apasionado. Típico de un ex futbolista, el docente acota sus explicaciones con algún refrán relativo al deporte. Ex alumnos y colegas de Infantino concuerdan en que es su forma distendida de mantener atento al estudiante. En la sala de profesores no tiene problemas con nadie, al contrario, lo describen como una gran persona. Eso sí, entre docentes comparte discusiones con chicanas futboleras como dos típicos rivales. Sobre todo Becchini, fanático de Huracán, era quien solía enfrentarse al docente de Informática, hincha de San Lorenzo. Siempre se reprocharon qué equipo tenía más problemas o como según concluyó el quemero discutían cuál era el menos malo.

Infantino continúa siendo un apasionado del deporte. Ha participado en talleres de fútbol en el colegio, acompaña a su hijo a jugar en las inferiores de Comunicaciones y comentó que le gustaría entrenar a las categorías menores de algún club, como se ve quiere seguir rodeado de gente a quien enseñarle. Por sentido de pertenencia a La Paternal, el corazón le hace fuerza para ser entrenador de Argentinos, pero aún así no descarta ser entrenador en cualquier club que le permita dirigir categorías menores. Si bien existe la posibilidad de trabajar en ese sector, el docente comentó que le llegó una importante propuesta para ser mánager deportivo en categorías profesionales del fútbol colombiano. Sin embargo, esta última opción la descartó a causa de que el docente ve complicado el traslado de su vida a otro país.

“No digo que me alegro porque no haya seguido el típico camino de los futbolistas de ser entrenadores cuando se retiran, pero agradezco haberme cruzado a Julián en la secundaria”, reflexionó Federico Gonzaléz, egresado del Centro Cultural Italiano. Infantino también cree que el fútbol es un deporte de valores y tiene en claro cuál es el que debe prevalecer en el fútbol. “Lo más importante para mí es la solidaridad que significa jugar en equipo”. Aunque el docente asegura que hoy en día el propósito del deporte en equipo cambió porque los intereses individuales muchas veces prevalecen sobre los colectivos.

Aún siendo fánatico del fútbol por lo que es, lo que le mueve y lo que le representa, el exfutbolista ha cambiado de forma radical su vida en pos de haber encontrado lo que realmente le gusta. Dejó atrás años de celebraciones deportivas y las cambió por la satisfacción de formar parte en la formación de las futuras generaciones. “En Argentina, un país con tanto fútbol, llama la atención que alguien que haya jugado en primera prefiera ser docente. Es algo que enorgullece la docencia y estoy muy contento por él”, agregó Becchini.

“Si hay algo de lo que me arrepiento hoy es no haber arrancado antes”, afirmó fehacientemente Infantino e incluso se describió asimismo como un profesor de verdad. “Las mayores alegrías me las dieron los chicos, por más que el fútbol me haya dado millones”, aclaró Juli, que continúa entrando a las aulas con los mismos sentimientos que hace 20 años.

El Flaco de Barcelona, un referente en todo el mundo

Por Juan Livio

En la previa al partido del pasado fin de semana entre el Barcelona y Real Sociedad, el conjunto Culé realizó un minuto de silencio en homenaje para rendir respeto a César Luis Menotti por su fallecimiento. El Flaco fue director técnico del club en los años 1983 y 1984.

Luego de ocho años al mando de la Selección Argentina, y tras conseguir el Mundial de 1978, un 6 de marzo de 1983, Menotti arribó a Cataluña para dirigir al Fútbol Club Barcelona y se volvió a encontrar con Diego Armando Maradona, quien había llegado un año atrás al equipo: “El artista que se roba un tiempo lo tiene que devolver. En un equipo sucede lo mismo, es una sinfónica que debe sostener lo mismo”, estas fueron las palabras del Flaco tras llegar a la institución.

El Barsa venía de una sequía de nueve años sin ganar la Liga Española, por eso el desafío para el Flaco era de suma importancia. Su ideología de juego era ideal y lo que más le gustaba al presidente de ese entonces, José Luis Núñez, que quería un equipo con posesión de pelota y que fuera ofensivo. Su debut como entrenador de la institución azulgrana se produjo el 12 de marzo de 1983 contra el Real Betis, cuando empató 1-1 por la fecha 28 de la Primera División Española.

En esa temporada logró la Copa del Rey y la Copa de la Liga, las dos contra su máximo rival, el Real Madrid. En la primera dejó en el camino al Athletic de Bilbao en cuartos de final. El club vasco en ese entonces era un cuco en España, luego venció a los merengues en la final por 2 a 1, con un gol agónico de Marcos Alonso. Luego, en la segunda, en una copa que se disputaba a partido ida y vuelta, nuevamente le ganó la final a los blancos. El primer encuentro terminó 2-2 y el segundo lo ganó el equipo dirigido por Menotti por 2-1 con gol de Maradona desde los doce pasos.

El objetivo principal, la Liga, se la terminó llevando el Athletic de Bilbao y el azulgrana
quedó segundo a un punto. La temporada siguiente conquistó la Supercopa de
España pese a los malos resultados que tuvo, ganando al Athletic la final a
dos partidos, la ida la ganó 3-1 y la vuelta perdió 1-0. Ese mismo año en 1984, Menotti dejó el cargo como director técnico del club catalán debido al fallecimiento de su madre y por cansancio personal.

Su conducción técnica en el club fue de las más exitosas en el equipo Culé en cuanto a juego entre los dos técnicos más importantes en ese entonces, Rinus Michels y Johan Cruyff. Su paso por el Barcelona fue muy rápido, abandonó el cargo logrando tres títulos, dos frente al Real Madrid y uno frente al Athletic de Bilbao y dirigió 55 partidos ganando 31, empatando 8 y perdiendo 16. Su trabajo fue fundamental en el armado del equipo que al año siguiente volvería a conquistar la Liga con Terry Venables en el banco.

Maradona, el mejor jugador del mundo en ese momento, cuando se enteró de esta noticia le preguntó al Flaco si era verdad de que dejaba el cargo como entrenador del club: “Recuerdo que cuando me fui del Barcelona, Diego me preguntó si era verdad que no seguía, y me dijo que si yo me quedaba, el no se iba al Napoli”.

La Selección de Menotti, entre Malvinas y España

Por Gianfranco Stumbo

Cesar Luis Menotti se encargó de entrenar a la albiceleste en el Mundial de 1982, torneo que en Argentina pasó a un segundo plano por la Guerra de Malvinas ante el Reino Unido, que se desarrolló en simultáneo a la cita mundialista.

La competencia fue celebrada en España y tuvo su partido inaugural el 13 de junio. Argentina fue parte de aquel encuentro debido a que era la vigente campeona, y la base de su equipo era muy parecida a la de cuatro años atrás. Refuerzos de la talla de Diego Maradona, Ramón Díaz y Jorge Valdano le agregaron jerarquía a un plantel que ya estaba consagrado, por lo que la expectativa era mucha. En las semanas previas al Mundial, Menotti expresó en una conferencia de prensa exclusiva a medios extranjeros: “Desde nuestro humilde puesto debemos intentar darle al mundo, a través del fútbol, una imagen cabal de lo que somos”. 

Además, el gobierno de facto instruyó a los futbolistas para que supieran qué decir en los reportajes. “Nos dieron un documento con algunas instrucciones que tenían que ver con la comunicación, aquello que resultara prudente decir si nos hacían alguna entrevista. Menotti me dijo personalmente que eso no iba a sustituir a nuestra conciencia”, confesó Valdano en una entrevista para DeporTV años después.

Los periódicos argentinos dieron una versión alterada de los hechos y crearon un clima efusivo y victorioso en relación al enfrentamiento bélico. Para los jugadores de aquel plantel solo fue necesario abrir los diarios españoles para darse cuenta de la realidad de la guerra. La prensa de España advirtió acerca del avance británico en las Islas y cómo la resistencia argentina se debilitaba, por lo que el fin del conflicto era cuestión de tiempo.

Aquel 13 de junio, Argentina y Bélgica se enfrentaron en el Camp Nou por el primer partido de su grupo. En paralelo, tropas argentinas se estaban enfrentando en las Islas Malvinas a las unidades inglesas en la Batalla de Puerto Argentino. Algunos grupos de combatientes escucharon el partido por radio dentro de sus trincheras en el mismo momento en el que había fuego cruzado. A los 63 minutos del encuentro, el belga Erwin Vandenbergh marcó el único gol del juego y decretó la derrota de la albiceleste. Un día más tarde, los británicos tomaron Puerto Argentino y pusieron fin a la guerra, decretando la derrota de Argentina toda.

“La guerra del Atlántico Sur debe forjar una unidad nacional de la mano de una independencia política y económica. Nuestro país, en la historia, volvió a ser víctima del colonialismo y el imperialismo. A partir de ahora, los argentinos debemos tener en cuenta quiénes son nuestros amigos y nuestros enemigos”, fueron las palabras de Cesar Luis Menotti mientras el Mundial estaba en pleno desarrollo.

A pesar de todo, la delegación argentina siguió compitiendo en el torneo. Un 4 a 1 ante Hungría y un 2 a 0 contra El Salvador le permitieron a la Selección quedar en el segundo lugar del grupo y avanzar de ronda. La segunda fase fue lapidaria para el equipo que entrenó el Flaco: último puesto (y por ende eliminación) en un grupo compartido con Italia y Brasil, con los que perdió por 2 a 1 y 3 a 1 respectivamente; con el agregado de la expulsión de un joven (y debutante mundialista) Maradona ante los sudamericanos cerca del final del partido.

La competencia para la Selección Argentina había llegado a su fin. Ni siquiera la decepción de aquel Mundial pudo opacar el sentimiento de pesadumbre de la pérdida de los 649 soldados argentinos en las Islas Malvinas. Si bien el dolor de una eliminación mundialista existió, existe y existirá; aquella derrota deportiva en España terminó de teñir de negro a una de las etapas más tristes y sombrías de la historia nacional. 

Tras ocho años de continuidad, un campeonato del mundo y un cambio de cara a todo el fútbol nacional, el 10 de diciembre de 1982 finalizó el ciclo de Menotti a cargo del seleccionado argentino. El traspaso de mando en la dirección técnica marcó el inicio de una nueva era en el combinado albiceleste. Carlos Salvador Bilardo, con una escuela e ideales completamente alternos a los de Menotti, asumió el cargo. Casualidad o no, otro 10 de diciembre, pero de 1983, Argentina celebraba el retorno a la democracia luego de siete años del régimen dictatorial, régimen responsable de aquella dolorosa e innecesaria guerra.

Menotti, de Rojo: cómo fue su paso por Independiente

Por Ivan Mander

Cesar Luis Menotti fue uno de los personajes más influyentes en la historia del fútbol argentino. A los 85 años dejó el planeta en el que vivimos, pero su legado quedará en la memoria de los argentinos y los amantes del fútbol para siempre. Y los hinchas de Independiente guardarán su recuerdo en un lugar especial de su memoria.

El Flaco no fue de esos entrenadores que consiguieron muchos títulos como lo pueden ser Guardiola o Gallardo, pero sí fue uno que dejó su estilo de juego en cada club o selección a la que dirigió. Ejemplos sobran, como aquel Huracán del Metropolitano de 1973, o la Selección argentina campeona del mundo en 1978. Sin embargo, también se recuerdan sus pasos por clubes donde no consiguió títulos, como lo fue en Independiente.

El debut de Menotti en el Rojo fue contra Ferro en Caballito, en 1996. Un plantel irregular, que no había encontrado el rumbo luego de los dos últimos años en los que el equipo había ganado la Supercopa del 94, paradójicamente contra el Boca de Menotti, y un 1995 exitoso de la mano de Miguel Ángel López como entrenador. Apenas en su primer partido, la idea menottista ya se veía plasmada en el juego y el duelo concluyó con victoria para los de Avellaneda por 3 a 0. La segunda fecha fue en la Doble Visera frente a Newell’s. La exhibición fue tal que el local goleó 4 a 0 y los hinchas se empezaron a ilusionar. La racha se extendió y el equipo se mantuvo invicto las primeras diez fechas, por lo que se ponía como candidato a ganar el campeonato. Entre ellas, se jugó el partido que todo el país estaba esperando: Boca vs Independiente.

A pesar de no ser el superclásico, ese encuentro era el más importante del año, porque no solo se enfrentaban dos clubes grandes, sino que se disputaba mucho más. Dos ideas, dos estilos de juego, dos maneras de vivir. Bilardo contra Menotti.

Aquel domingo 3 de noviembre, sin saludos entre ellos y con cánticos de ambas parcialidades insultando al técnico rival, comenzó el espectáculo en la Bombonera. Un Independiente dominador en los primeros minutos del encuentro, con la hinchada del Rojo gritando ole, ole” cada vez que el equipo juntaba varios pases. No obstante, lo interesante sucedería en el segundo tiempo. A los 20 minutos del complemento, Néstor Fabbri, jugador del conjunto de La Ribera, fue expulsado por doble amarilla y al minuto siguiente, llegó el gol de los dirigidos por el Flaco. Un centro de Jorge Burruchaga, cabezazo de Claudio Arzeno en el segundo palo para bajársela a Francisco Guerrero que definió en el área chica. Explotó el grito de gol por parte del pueblo rojo. En los minutos finales iban a expulsar a dos jugadores más, Lorenzo (Boca) y Rotchen (CAI), por lo que el partido terminó nueve contra diez. 1 a 0. Final del encuentro.

Luego del gran arranque que tuvo el equipo, las derrotas frente a Platense y Rosario Central por 4 a 1 y 3 a 1, respectivamente, hicieron que el objetivo de salir campeón se alejara. La irregularidad volvió de modo tal que en las últimas fechas perdió frente a Huracán de Corrientes por 3 a 2 y le ganó a River por 3 a 1, que finalmente fue el campeón. Sin embargo, un segundo puesto no estaba para nada mal. La relación entre el director técnico y los hinchas era buena, ya que se respetaba ese “paladar negro” que tanto caracteriza a los simpatizantes del Rojo, por lo que nadie dudaba de que siguiera en el cargo. Debido a esto es que se esperaba con ansias el próximo campeonato.

Pero al contrario del torneo anterior, Independiente arrancó con malos resultados, aunque una nueva victoria contra Boca en la décima fecha lo encaminó para conseguir una seguidilla de triunfos y así competir en lo más alto de la tabla. Quedaban cuatro fechas para que culminara la competencia y el equipo del Flaco se encontraba a tan solo un punto de Newell’s y River, quienes estaban en la punta. Pero la pausa en el torneo debido a la Copa América que se jugaba en Bolivia hizo que no se puediera seguir con el campeonato local, por lo que se le terminó el contrato y decidió irse a la Sampdoria de Italia.

De esta inesperada manera terminó el primer paso de Menotti por el “Rey de Copas”, quien tuvo dos etapas más como DT en el club en 1998/99 y 2005. Además, fue mánager de la institución en la temporada 2009/10. Tras partir del club de Avellaneda, confesó: “Me duele tener que dejar el equipo en esta situación, pero no porque esté luchando por el título, sino porque en este club viví cosas muy especiales. Me identifico con casi todos los gustos de su hinchada y rara vez me ocurre algo así”.

Menotti y Maradona, una historia de respeto, pasión y amor por la Selección

Francesco Ingrassia Alvarado

La relación entre César Luis Menotti y Diego Armando Maradona fue algo muy especial,debido a las ideas revolucionarias del Flaco que muchas veces chocaron con la fuerte personalidad de Diego. Vivieron de todo, enojos, discusiones, distanciamientos, al igual que mucha admiración y respeto mutuo. Su vínculo comenzó en 1977, cuando Menotti hizo debutar a Maradona en la Selección mayor.

Fue un 27 de febrero en La Bombonera, partido en el que Argentina goleó a Hungría por 5 a 1 en un amistoso previo al Mundial. El contexto se dio para que “Pelusa”, con apenas 16 años y 4 meses, tenga sus primeros minutos con la camiseta albiceleste y así fue como se convirtió en el jugador más joven en debutar con estos colores.

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Su primer cruce fuerte ocurrió al año siguiente, cuando el Flaco entregó la lista de
convocados para la Copa del Mundo de 1978, donde Argentina era sede. En la nómina
final, Menotti tenía 26 nombres en carpeta, pero a la cita mundialista solo podía llevar 23.Los que se quedaron afuera fueron Humberto Bravo, Víctor Bottaniz y el joven Diego Armando Maradona de 17 años. Años después, a pesar de haber levantado el primer titulo mundial de nuestro país, el Flaco aseguró haberse equivocado en no convocarlo.Diego confesó que lloró mucho cuando se enteró de la noticia, también dijo que lo perdonó pero que esto no se lo iba a olvidar nunca en la vida.

Al año siguiente, ambos tuvieron una oportunidad única para reivindicarse: el Mundial
Juvenil de Japón. Diego con 18 años era la estrella indiscutida de un equipazo que ganó el torneo de punta a punta. Triunfaron en los 6 partidos que disputaron incluyendo la final frente a la Unión Soviética por 3 a 1. Maradona brilló, convirtió 6 goles y fue elegido como la figura del campeonato. Menotti fue fundamental en la gestión de un joven Pelusa en el torneo y logró fortalecer la relación tras lo sucedido en el año anterior.

Murió César Luis Menotti: el Mundial Juvenil de Tokio 1979, la coronación de una manera de sentir el fútbol

En 1982 sufrieron otro gran golpe. Argentina llegó al Mundial de 1982 como uno de los grandes candidatos, tenía un plantel lleno de figuras y era el defensor del título. Además, Menotti y Maradona llegaron con una experiencia mayor que ilusionó a todo el pueblo argentino. Pero la Selección no anduvo para nada bien y quedó afuera nada menos que contra Brasil por 3 a 1, Maradona se fue expulsado y no pudo acceder a las semifinales. Argentina pasó de ser campeón a quedar en el puesto 11° y eso significó que el ciclo de Menotti a cargo del seleccionado terminara. Pero para Diego, la redención llegó en México, 4 años después.

Mundial 1982: una hinchada fervorosa, la farándula de fiesta y el fracaso de la selección argentina - Infobae

A pesar de haber sido dos personas con personalidades distintas, ambos sabían de su
importancia para el fútbol argentino y siempre se reconocieron entre sí. Diego con su
talento único y el Flaco con su visión innovadora lograron formar un vínculo muy fuerte que siempre quedó en la memoria de los dos. Ambos fueron protagonistas de una historia de respeto, admiración, pasión y por sobre todas las cosas el amor hacia la Selección Argentina.

Houseman, el hijo que Menotti tuvo en la cancha

Micaela Osorio

César Luis Menotti tuvo una enorme trayectoría como entrenador -dirigió la Selección Argentina, Huracán, Barcelona, Boca Juniors, Independiente, Atlético de Madrid, Peñarol, River Plate, entre otros- pero de todos sus jugadores sólo con René Orlando Houseman logró establecer un vínculo único y tan especial que incluso ellos mismos se trataban de “padre e hijo”.

Menotti conoció a Houseman cuando fue a ver un partido de Central Córdoba contra Defensores de Belgrano en 1972. El entrenador había ido con la idea de encontrar un defensor para el plantel de Huracán del año siguiente, equipo que él dirigía en su momento, pero se distrajo con el buen partido del 8 del conjunto de Nuñez, apodado El Loco, e inmediatamente lo pidió para el Globo.

Rene Houseman, el potrero puro que se trasladó a una cancha de fútbol | 442

Con el jugador recién llegado a Parque Patricios, se organizó una cena con el plantel entero junto con el cuerpo técnico y, en una de las mesas de mantel blanco y cuatro sillas, se dio el primer cruce de palabras entre dos futuros ídolos del club:

  • ¿Estás bien?
  • Sí, sí, señor. – contestó tímido el jóven de 20 años.
  • Soy tu entrenador, César me llamo.
  • Estoy bien, César.
  • ¿Tenés más hambre?
  • Un poco…
  • Pedí otro, dale. Sin miedo.

Y Houseman hizo caso. Pidió otro bife de chorizo. Luego de eso Menotti se acercó a la mesa en donde se encontraban los referentes del equipo y les pidió opinión sobre el nuevo integrante. Las contestaciones fueron todas negativas. Ninguno le tenía fe, salvo el Flaco que estaba dispuesto a poner las manos en fuego por él desde el primer día. A la mañana siguiente Houseman demostró que merecía su lugar. El entrenador contó que Alfio Basile estaba enojadísimo porque el Loco lo gambeteó todo el entrenamiento “como si fuese una porquería”.

Así fue que debutó con Menotti como su entrenador el 4 de marzo de 1973 contra Argentinos Juniors, partido que terminó en victoria para el Globo 6 a 1, pero sin goles del 7, sino que tuvo que esperar hasta la siguiente fecha contra Newells para gritar su primer tanto con esa camiseta que luego llevó a la gloria.

De ahí en adelante Houseman se volvió imparable. No solo desde las estadísticas de goleo, sino que aportaba un gran nivel de juego al equipo. Menotti incluso confesó que Diego Maradona una vez le dijo: “Dicen que soy yo el mejor, este es el mejor”.

La emotiva despedida de Maradona a Houseman

De todas formas, el Loco también se destacaba por su personalidad, por eso el apodo. Tiene muchísimas anécdotas, muchas ligadas con su alcoholismo y otras con su estricta relación con la villa de Bajo Belgrano en la que siempre vivió. Menotti contó que una vez el jugador se escapó de la concentración de Huracán antes de un partido oficial. Nadie lo encontraba, se había ido sin avisar. Pero el Flaco lo conocía demasiado y, sin pensarlo dos veces, fue a buscarlo a la villa.

Ahí se encontró con un rejunte de gente amontonada sobre una cancha de fútbol. Se asomó y, sentado en un costado, estaba René, en el banco de suplentes y con cara seria, más bien pensativa, observando el partido.

  • ¿Qué hace acá, Houseman?
  • ¿Qué quiere que haga? Mire cómo la mueve el wing nuestro.

René se rió. Después de eso le aclaró a su técnico que en realidad iba al banco de suplentes en los partidos de la villa para cuidarse de lesiones. A Houseman le importaba su carrera profesional. Y a Menotti también.

Houseman, el wing que nunca se fue | La tinta

Final del Mundial de 1978. Argentina 1 – 1 Países Bajos. Final de los 90 minutos con partido empatado. Houseman entró a la cancha antes del inicio del tiempo suplementario y, según recordó años después, Menotti reunió al equipo y antes de los últimos 30 minutos dijo:

  • No nos podían pasar por arriba nunca. Son holandeses. ¡Holandeses! Nosotros somos argentinos… estos comen chucrut como los alemanes, nosotros le damos al bife de chorizo. Somos muy distintos.

Houseman tomó la arenga como propia y la recordó toda su vida como la motivación principal para salir al campo de juego ganar aquella final por 3 a 1 y consagrarse campeón del mundo.

FÚTBOL. “Yo soy el Loco”, el libro homenaje a René Orlando Houseman

El Flaco contó que una vez en la cancha de Vélez Houseman hizo un túnel, a lo que le dijo que se lo tome en serio, y el jugador contestó: “En serio jugaba yo en la villa, por 10 pesos, y si perdía, perdía la ropa'”. Un recuerdo que, según Menotti, retrataba al futbolista a la perfección.

El Loco falleció el 22 de marzo de 2018 por un fuerte cáncer de lengua que le habían diagnosticado meses atrás. Menotti, entre lágrimas, declaró: “Creo que este tipo de futbolistas, estas personas, que se ligan el cariño de la gente no se van nunca. Siempre andan por ahí en algún potrero, en algún lugar de la Argentina, ahí en su barrio, siempre andan dando vueltas. Lo tomo como que está presente en cada pase, en cada túnel, en cada gambeta. Está su vida ahí”. 

A los 64 años, murió René Houseman

 

El Flaco y el Loco vivieron una vida de campeones juntos. Fue gracias a Menotti que Houseman llegó a Huracán y se convirtió en el enorme campeón que fue. A pesar de que ya había jugado el mundial anterior, fue Menotti quien lo llevó a vestir nuevamente la camiseta albiceleste en aquel glorioso equipo de 1978 y a convertirse en el ídolo de muchos. Fue Menotti quien ayudó a René con su adicción al alcohol, quien lo sacó de la villa y le consiguió un hogar en Huracán para que mejore. Fue él quien lo iba a buscar a la villa, quien sabía en dónde encontrarlo en todo momento.

César Luis Menotti le enseñó a René Orlando Houseman todo lo que sabía de fútbol y de la vida, ya que lo veía como “un pibe bárbaro que cayó en las manos del desorden social que le tocó vivir”. René lo reconoció más de una vez como su padre futbolístico, el único que realmente lo cuidó y que lo hizo crecer en todos sus aspectos.

Menotti al Santos de Pelé: del soccer al futebol

Valentín Romang

En el medio de un breve paso por un recién emergente fútbol estadounidense, Cesar Luis Menotti se enfrentó al Santos de Pelé en un amistoso en medio de temporada regular y cautivó la atención del Peixe, a tal extremo que decidieron llevárselo por el deslumbrante nivel de juego que había demostrado el “Flaco” en aquel partido entre los New York Generals y uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. 

Aunque el encuentro se disputó el 7 de diciembre de 1968, hay que remontarse a dos años antes para entender cómo es que Menotti aterrizó en un territorio donde el “soccer” no era un deporte de primera línea y donde la prioridad eran los bates, junto al aro y el tablero.

Luego de su paso por Rosario Central y Racing, el “Flaco” jugó su último partido con Boca en 1966, donde erró un penal que le costó el título frente al Real Madrid por la final de la Copa Mohamed en Marruecos. Después de tan significantiva derrota, Menotti no tuvo continuidad en el Xeneize por lo que en 1967 partió, junto a Julio Alas y Luis Maria Mas, a Nueva York para sumarse a los Generals. Además de no tener rodaje en Boca en ese momento, su salida del fútbol argentino también fue excusada porque, según el delantero nacido en Rosario, los clubes estadounidenses “pagaban una fortuna”.

En el año debut de Menotti en el extranjero, Los Generals disputaron la NPSL(National Professional Soccer League) que había sido recién fundada por la United States Soccer Federation en un intento de profesionalización del fútbol en Estados Unidos. El 22 de abril, el “Flaco” tuvo un estreno sensacional en su nueva liga: gol en los primeros 15 minutos de juego contra los Chicago Spurs, con el condimento especial de la localía en el Yankee Stadium. Además, el gol tempranero del argentino le permitió a la franquicia de Nueva York llevarse su primera victoria de la temporada por 2 a 1, sumado al gol del brasileño Addison Silveira que firmó el triunfo.

NASL-Luis Menotti

A pesar del firme comienzo de Menotti en la NPSL, su equipo no corrió con la misma suerte, ya que no lograron alcanzar la clasificación para los Playoffs. En su segunda temporada, la liga se terminó convirtiendo en la North American Soccer League y llegaron a competir hasta 17 franquicias(equipos) para su edición de 1968. En otro campeonato para el olvido, el equipo neoyorquino finalizó en la tercera posición de la Atlantic Division y no consiguió sumar el trofeo a su vitrina. Pero a comparación de la primera, en la segunda temporada un suceso cambiaría el rumbo de la carrera del “Flaco”.

En un amistoso a mitad de temporada, los Generals jugaron uno de los partidos más importantes de su corta y precoz historia: en su gira por Norteamérica, lograron programar un amistoso frente al extraordinario Santos de Pelé. Cesar Luis Menotti vio una oportunidad única e irrepetible y no la desaprovechó. En un partidazo y en un triunfo histórico, la franquicia de Nueva York se llevó el triunfo por 5 a 3 de local y el “Flaco” demostró tal destreza y habilidad para el juego que su actuación, con gol incluido, quedó marcada en la retina de los brasileños. Santos le ofreció un contrato de tan solo 3 meses al argentino, ¿pero cómo decirle que no a Pelé?

César Luis Menotti: Pelé es el más grande de todos los tiempos

La petición del equipo brasileño sedujo a Menotti y hasta le cambió su ideología en lo que significaba en realidad el fútbol para él: Ya no me importaba la plata, hubiera pagado para irme porque ya tenía la cabeza en ser entrenador y una de las mejores formas de aprender era vivir con esos tipos que ganaban todo”, declaró el futuro director técnico que cambiaría la AFA para siempre. Aquel trimestre de 1968 le bastó al argentino para entender la magia y elegancia que “O Rei” exhibía con un balón bajo su suela. 

Años más tarde, luego de hacer historia al darle a Argentina su primera Copa del Mundo como entrenador y habiendo presenciado a Maradona, el “Flaco” siempre defendió una postura poco usual para un argentino promedio. El 29 de diciembre de 2022, el día del fallecimiento del astro brasileño, el canal TN se comunicó con Menotti y las primeras palabras que salieron de su boca fueron un sinfín de elogios para uno de los jugadores más importantes y talentosos que tocaron una pelota con sus pies: “Para mi el más grande de todos los tiempos, único e incomparable. Yo tuve la suerte de verlo todos los días. Los más grandes de la historia de nuestro fútbol aparecían en cada minuto con las cosas que hacía Pelé. Es muy difícil que aparezca otro como él”. Como también es muy difícil que aparezca otro Cesar Luis Menotti.

 

Menotti, táctica y estrategia del Mundial ’78

Por Renata Btesh

La asunción de César Luis Menotti como entrenador de la Selección Argentina en 1974 marcó el inicio de una era memorable en el fútbol argentino. Dejó una huella imborrable al liderar a la Selección nacional hacia la gloria en el Mundial de 1978, celebrado en Argentina. Aunque su trayectoria empezó con tropiezos, como la temprana eliminación en primera ronda en la Copa América de 1975, su visión táctica y su compromiso con el juego ofensivo lo convirtieron en un líder indiscutible.

La Copa del Mundo se desarrolló en Argentina, entre el 1 de junio y el 25 de junio de 1978. El torneo fue disputado en seis estadios, repartidos en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza. La fase inicial consistió en cuatro grupos clasificatorios, donde los dos mejores equipos de cada grupo avanzaron a la segunda fase. En esta etapa se definieron los finalistas, siendo los Países Bajos, ganadores del Grupo A, y Argentina, que se clasificó liderando el Grupo B. Fue un partido muy disputado en el que los equipos debieron ir a tiempo suplementario, ya que en los 90 minutos habían empatado 1 a 1. Con un gol de Daniel Bertoni, y un doblete de Mario Kempes, que fue la figura del equipo y reconocido como mejor jugador del torneo, la albiceleste se impuso por 3 a 1 y levantó la copa por primera vez.

El Matador' Kempes en el Mundial 1978 - CONMEBOL

En el Mundial del 78, Menotti utilizó el 4-3-3. En su libro “Fútbol. Juego, deporte y profesión”, publicado junto con la revista El Gráfico, el entrenador expuso una de sus ideas más representativas: “Prefiero los conceptos por encima de los esquemas. Cada posición adquiere su real dimensión cuando se mira con vistas al funcionamiento del equipo”. Otra idea clave de su filosofía era la reducción de espacios al rival, conocido en Argentina como “el achique”. Esto se basaba en la aplicación constante de la regla del fuera de juego, una estrategia que, cuando se ejecutaba correctamente, limitaba las opciones ofensivas del adversario.

Desde sus tiempos como futbolista, Menotti fue un defensor del juego ofensivo y de la generación de pequeñas sociedades entre los futbolistas. Priorizó la selección de jugadores con una excelente técnica individual pero que además demostraban un perfecto entendimiento del sentido colectivo del juego. No solo buscaba que fueran habilidosos, sino que también exigía que cada decisión tomada en la cancha contribuya al crecimiento colectivo del equipo.

La fase inicial del torneo presentó desafíos, pero Argentina logró superarlos con determinación. En la primera ronda, consiguió victorias contra Hungría y Francia, aunque sufrió una derrota ante Italia. Sin embargo, en la segunda fase, el equipo demostró su verdadero juego con triunfos contundentes sobre Polonia y Perú, y sacó un empate ante Brasil, el clásico sudamericano. Menotti contó en una entrevista con el canal de Youtube Memoria Abierta qué era lo mejor que tenía ese equipo:  “El juego. Todos tenían buen pie. Olguín podía jugar de 9; Galván ni te cuento, en la final sale gambeteando de adentro del área. Passarella lo mismo… Tarantini. Ardiles era un futbolista excepcional.Teníamos una manera de recuperar la pelota impresionante, con dos tipos que fueron muy importantes como Ortiz y Bertoni que ayudaban achicando los espacios. Era un equipo invencible.”

Imagen Los titulares de Argentina en la final; arriba: Daniel Passarella (C), Daniel Bertoni, Jorge Olguín, Alberto Tarantini, Mario Kempes y Ubaldo Fillol; abajo: Américo Gallego, Osvaldo Ardiles, Leopoldo Luque, Oscar Ortiz y Luis Galván.

Sin embargo, el éxito deportivo se vio ensombrecido por la dictadura militar que transitaba Argentina en aquel momento. El 24 de marzo de 1976, al mismo tiempo que se concretaba el golpe de Estado y la dictadura militar irrumpía en el poder, la Selección le ganaba 2-1 a Polonia en Chorzow. Ese día, la Junta Militar permitió que la televisión transmitiera sólo dos cosas: los comunicados oficiales y el amistoso de Argentina. A raíz de esto, “El Flaco” aseguró que el Mundial no fue valorado como se merecía: “Fue una miserable infamia de los que después se hicieron los revolucionarios y durante el Mundial 78 transmitían los partidos con Videla en los oídos. Realmente es una vergüenza no reconocer todo lo que hicieron esos jugadores, que jugaron gratis toda la vida, que nunca cobraron un premio. Le donamos un millón trescientos mil dólares a la AFA por un amistoso que organizamos nosotros porque no lo querían ni hacer porque decían que daba pérdidas. Y con esa plata hicieron el predio que está en Ezeiza.”

 

 

Signorini: “Menotti era el tipo que más me había sorprendido”

Por Victoria Leccadito

Cesar Luis Menotti fue indudablemente uno de los emblemas más importantes que tuvo el fútbol argentino ya que, no solamente fue el autor de un equipo inolvidable como el de Huracán en el 73´, o quien llevó al seleccionado argentino a lo más grande del mundo en la Copa Mundial de 1978, sino que además inculcó una ideología humana en la cual el fútbol no es solo una gran máquina de ingresos y más bien un deporte limpio, que no muchos promueven hoy en día.

A su lado siempre estuvo la gran figura de Fernando Signorini, expreparador físico de la Selección Argentina y entrenador personal de Diego Armando Maradona, a quien conoció 41 años atrás en España cuando era el DT del Barcelona. El deseo de Signorini era conocer al hombre que más lo había seducido con su creencia de que el fútbol tiene que ser una maravillosa excusa para ser feliz, además de que ganar es importante, pero más son los medios que se utilizan para lograrlo. 

Gracias a la invitación por parte del profesor Ignacio Levy, estudiantes de tercer año de Deportea tuvieron la oportunidad de escuchar aquellas anécdotas y enseñanzas que El Profe tiene para contar, además de una detallada descripción sobre la vida de Diego y como él estuvo a su lado para realmente ayudarlo a diferencia de otros que celebraban sus logros y callaban en los tropiezos. 

Comenzó la charla haciendo hincapié en aquellos estudiantes que quieren dedicar su vocación al ambiente del fútbol, aconsejándoles ir al lugar donde nacieron las grandes promesas del mismo: La Villa 21-14 en Zavaleta. Allí donde realmente se ve el esfuerzo de los chicos por llegar a lo más alto, toda su dedicación y sacrificio por una vida mejor, sin olvidarse de quienes viven en las mismas condiciones que ellos. Justamente esto fue algo que le dijo a Maradona, que tenía que ser fiel al hecho de haber nacido en la villa, ya que, de lo contrario, seguramente se habría dedicado al polo. Algo parecido a lo que el Flaco le respondió a René Houseman cuando este admiró la fuerza de los jugadores alemanes en un entrenamiento que presenciaron: “¿Fuertes?, No digas bobadas, si a cualquiera de esos rubios lo llevamos a la casa donde usted creció, a los tres días lo sacan en camilla. Fuertes es usted que sobrevivió a toda esa pobreza y juega al fútbol diez mil veces mejor que esos tipos”.

Continuó hablando, entre otros temas, acerca de los jugadores de la actualidad y el sistema perverso del profesionalismo que los quiere “estúpidos, vulgares y tramposos”. Cómo hoy el fútbol se volvió un negocio en el cual solo importa ganar sin medir las formas, porque con el éxito viene la recompensa valuada en millones de dólares. Un sistema en el cual los niños piensan más en el dinero que ganarían como profesionales para gastarlo en autos lujosos, mujeres o fiestas, en vez de disfrutar del deporte y aprender de lo que él mismo le enseña. “La mejor forma de educar o aconsejar a un niño es con un beso, un mimo, un abrazo, o mismo preguntarle sobre su familia”, remarcó Fernando ante la duda de uno de los estudiantes sobre cómo se lo podría acompañar a un chico en su sueño de ser futbolista. 

Por último, recordó al primer entrenador campeón del mundo y confesó que detrás de esa gran coraza de 1,93 metros, existía un “tierno oso de peluche” cuya sensibilidad era su arma fundamental para haber logrado todo lo que se propuso. Cómo este encarnaba a través de sus manos a un encantador de serpientes porque, además de utilizar su notable voz para seducir, lograba transmitir con total claridad lo que pensaba y llegar a todo aquel que lo presenciara.

El camino del Girona, entre lo tradicional y lo moderno

Por Juan Cruz Magri

Para llegar a un lugar donde uno nunca estuvo, hay que hacer cosas que uno nunca hizo. Un poco de esto y un poco de aquello. Esto fue lo que ocurrió con el club que sorprendió a propios y ajenos en esta temporada.

El Girona Fútbol Club, miembro del City Football Group, está completando una campaña que quedará en los libros de historia del fútbol español y en el recuerdo de los poco más de 100.000 gerundenses. Una pequeña ciudad que se ubica en el noreste de España, en la región de Cataluña, es el hogar de un humilde cuadro que lleva su nombre.

Tras una vida deambulando por las categorías del ascenso y sin haber pisado una sola vez la Primera División hasta hace siete años, hoy cuentan con un presupuesto similar al de clubes grandes de su país. Si bien es cierto que en la última década se acercó uno de los principales inversores a nivel global para ser parte del proyecto, no fue todo tan sencillo para los catalanes. Para comprender tal fenómeno, es necesario volver a los orígenes.

Fundado en 1930, Girona es uno de los clubes más modernos -o jóvenes- de La Liga. Tras su creación, en busca de un emblema que los represente, el 1 de agosto de ese año, el Ayuntamiento autorizó al club a que pudiera hacer uso del escudo de la ciudad en sus distintivos. Para la temporada 1930-31 el nuevo equipo comenzó jugando en la segunda categoría del campeonato catalán y disputó su partido ante el Colònia Artigas, que terminó en un empate por 1-1.

Luego de dos temporadas en el torneo regional, Girona consiguió el ascenso a la Tercera División y, de manera consecutiva, a Segunda. Fue un éxito y una revolución para el modesto conjunto catalán que, además, logró clasificar a la ronda final en la que seis equipos se repartieron dos plazas para la máxima categoría. Finalmente, fueron el Celta de Vigo y el Zaragoza los ascendidos.

Tras varias décadas en las que el equipo gerundense estaba entre Tercera y Segunda División B, Girona encadenaría dos ascensos seguidos entre 2006 y 2008. Hasta ese momento, era un club más del montón. En la temporada 2006-07, el Girona FC terminó como segundo clasificado de su zona de Segunda División B, con lo que se garantizaba disputar el ascenso, consiguiendo una plaza para jugar en Segunda división al vencer en el mano a mano a la RSD Alcalá.

En la temporada 2007-08, bajo las órdenes de Raül Agné, el equipo logró terminar primero en el Grupo III de Segunda B y ascendió a Segunda División, tras 49 años de ausencia, al vencer en el “play-off” de ascenso en semifinales al Barakaldo CF y en la final a la AD Ceuta. Luego de esta hazaña, el Girona se consolidó en Segunda División, de tal forma que se mantuvo en la categoría hasta la temporada 2016-17, en la cual quedó subcampeón y ascendió a Primera División, por primera vez en su historia.

El club se convirtió en sociedad anónima deportiva el 30 de julio de 2009. En primer lugar, el grupo de empresarios locales integrado por Ramón Vilaró, Joaquim Boadas y Josep Delgado fue quien compró el 72% de las acciones. Una de las grandes medidas que tomaron estos inversores fue blindar a sus jugadores. Por lo tanto, estos ya representarían un patrimonio para la institución. Antes, cualquier club podía llevarse a los jugadores por menos de 50.000 euros. Elevaron el valor de sus jugadores al millón e incluso más.

El Girona Fútbol Club ascendió a la Primera División por primera vez en su historia el 4 de junio de 2017 tras empatar 0-0 con el Real Zaragoza en el Estadio Montilivi, a falta de una fecha para finalizar la temporada en un meritorio segundo puesto. El 23 de agosto de 2017, el club fue adquirido en partes iguales por el City Football Group y el Girona Football Group, que tendrán el 44,3% de las acciones cada uno, el otro casi 12% quedó en manos de los pequeños accionistas. El City Football Group es propietario del Manchester City FC, el New York City FC, el Club Atlético Torque, el Club Bolívar, y también otros clubes de fútbol.

Una de las primeras reformas para afrontar el estreno en la máxima categoría fue la ampliación provisional del estadio a 13.286 localidades. El Ayuntamiento invirtió €1.200.000 del fondo estatal de inversión local para la remodelación del estadio y las nuevas tribunas. Apenas dos temporadas más tarde, volvieron a Segunda.

En junio de 2022, de la mano de Michel Sanchez, uno de los máximos ídolos en la historia, el club consiguió volver a la elite del fútbol español. Si bien el principal objetivo era conservar la categoría, tan solo dos puntos lo separaron de jugar la UEFA Conference League, que hubiese significado su debut en competencias internacionales.

En la temporada actual, también afrontaron el desafío con el mismo norte. Un descenso en esta etapa de pleno crecimiento y desarrollo económico sería fulminante. El City Group y su capital fueron fundamentales para la conformación del plantel. Para esta campaña, realizaron fichajes récord como el del ucraniano Artem Dovbyk por 7 millones de euros o el del joven venezolano Yangel Herrera, proveniente de la Premier League, por una cifra similar. También concretaron ventas como la de Oriol Romeu al Barcelona por 4 millones o la del uruguayo Santiago Bueno, que llegó al Wolves por 12 millones.

En los últimos meses, la ciudad vivió un clima de revolución y júbilo sin precedentes. Similar al caso Leicester City en la temporada 2015.16; o lo ocurrido en Leverkusen con el Bayer 04 este año. Los gerundenses lograron vencer a clubes como el Atlético de Madrid o el Barcelona. Consiguieron incomodar, por lo menos durante unos meses, al Real Madrid en su camino al título. Aseguraron su participación en, como mínimo, la Europa League de la próxima temporada y están en puestos de Champions. En fin, una hazaña de uno de los equipos más jóvenes del fútbol español.