Por Federico Bajo
Es la década del ´30 en Argentina y un grupo de amigos juega al fútbol con una pelota de trapo hecha con medias viejas en la localidad cordobesa de Coronel Moldes. Uno de ellos se llama Agustín Tosco y con el paso de los años su nombre quedará inmortalizado en la historia por ser uno de los principales líderes sindicales que encabezó el levantamiento del 29 de mayo de 1969 de obreros y estudiantes, apoyados por las clases populares, conocido como El Cordobazo, que ocurrió en medio de una huelga general debido a las políticas tomadas por el presidente de facto de ese entonces, Juan Carlos Onganía, que buscaba eliminar el sábado inglés y reducir los salarios ya negociados en los convenios colectivos de trabajo.
Aquel fue uno de los primeros contactos de “el Gringo” con el deporte con el que seguiría relacionado durante toda su vida.“A los 9 años decidí hacerme hincha de fútbol y en vez de optar por el campeón de la temporada, Independiente, me hice hincha del único equipo que logró derrotarlo: Huracán”, explicó Tosco, aunque en realidad en ese torneo el conjunto de Avellaneda perdió cuatro partidos más: ante Racing, Chacarita, Rosario Central y Newell´s. De todos modos, lo que queda en claro es su preferencia por el humilde que le hace frente al poderoso.
Carlos Masnyj, compañero de Tosco en el sindicato Luz y Fuerza, recordó una anécdota que confirma el cariño de “el Gringo” por el Globo: “En junio de 1975 estábamos en Buenos Aires, era domingo, y se le ocurrió ir a la cancha porque jugaba Huracán,al principio yo no quería porque tenía la responsabilidad de su seguridad -ambos transitaban la clandestinidad-, pero después me convenció, así que él se puso mi ropa y nos fuimos. Me acuerdo que gritaba entre la gente”.
Sin embargo, el conjunto de Parque de los Patricios no sería el único club por el que simpatizaría el cordobés. En 1943 emigró a la capital de su provincia natal para estudiar Electricidad en la Escuela Presidente Roca y allí integró los equipos de la institución en los que se destacó como mediocampista. Tiempo después se sumó al plantel del Taller Electromecánico en el torneo interno del Servicio Público de Electricidad de Córdoba (SPEC).
Durante esos años Tosco forjó un vínculo con otros dos clubes: Alas Argentinas, un equipo con el que se relacionó por su cercanía barrial, y Talleres. Aunque “el Gringo” ha quedado históricamente identificado con la “T”, en una entrevista con La Voz del Interior, su hijo Héctor, quien tenía 11 años cuando murió su papá en 1975, planteó dudas con respecto al club con el que simpatizaba Tosco: “No está muy claro el tema. Hay quienes dicen que era de Talleres. Incluso existe un libro, donde se dice que iba a ver partidos de la ‘T’ y gritaba sus goles. Los de Belgrano sostienen que era hincha del club, porque nuestra casa estaba cerca del Gigante donde casi todos eran de Belgrano. Yo soy Celeste, y en mi casa sonaban fuerte sus goles. De niño no tuve ninguna otra influencia que no sea la de estar rodeado de hinchas de Belgrano. Eso afirma que mi viejo sólo pudo ser del Pirata, sino él se hubiese encargado de dar vuelta mi preferencia (se ríe). Hablábamos de fútbol y por eso más afirmo que él debía ser de la ‘B’. Pero no tengo constancias para decir que era de uno u otro club”.
De lo que no quedan dudas es que la figura del revolucionario obrero se impuso por encima de su preferencia por una u otra institución. Tal es así que pese a que siempre se lo relacionó con Talleres, fue Belgrano el que más lo ha tenido presente a lo largo del tiempo. En 2009, cuando se cumplió cuatro décadas del Cordobazo,el plantel del Pirata posó con una bandera alusiva a la fecha y en 2015 en la sede del club se proyectó la película “Tosco, grito de piedra”, dirigida por Adrián Jaime y Daniel Ribetti. Al evento, además de Héctor, también fue invitado Agustín, nieto de “el Gringo” y socio de Belgrano. Asimismo la vinculación de Tosco con el conjunto de Alberdi tiene otro punto de contacto que el propio sindical, refugiado en la clandestinidad a causa de la persecución militar, protagonizó junto a Tomás Cuellar, futbolista emblema y capitán de Belgrano entre 1963 y 1975 y nombre de una tribuna del estadio Julio César Villagra desde 2017. Tosco y otro dirigente de Luz y Fuerza eran trasladados en el auto del futbolista, quien iba manejando,cuando en las cercanías a un regimiento los pararon los militares: “Les dije a ellos dos que se quedaran tranquilos y no hagan nada. Cuando me hace seña el soldado para que pare, disminuyo la velocidad, me asomo por la ventanilla y le digo: ‘Hola, yo soy Cuellar, de Belgrano’. Se quedó sorprendido, se ve que me conocía porque me dijo: ‘Ah, Tito, pase. No hay ningún problema’”, contó el ex futbolista en una entrevista que le hicieron en 1997.
Muchos años después, ya sin militares en el gobierno, la figura de Tosco volvió a ser perseguida por fuerzas de seguridad. En un partido por la Copa Argentina de 2015 entre Independiente y Alianza de Coronel Moldes, equipo de la ciudad en la que nació el Gringo un 21 de mayo de 1930, la policía les prohibió a los hinchas cordobeses el ingreso de una bandera que aludía al ex secretario de Luz y Fuerza de Córdoba. Según cuentan los que estuvieron presentes ese día, en las tribunas se repartieron volantes con la cara de Tosco.
No fue solo el fútbol la práctica que despertó interés en el visceral defensor de los trabajadores, también lo movilizó el ajedrez y el básquetbol por el que solía ir a ver partidos al desaparecido club Redes Cordobesas. Fue precisamente en las instalaciones de esta institución, en la que actualmente se encuentra el Polideportivo Municipal del barrio General Paz, en donde el 7 de noviembre de 1975, dos días después de su muerte -una muerte que se precipitó por no haber sido atendido a tiempo debido a la persecución de la que fue víctima-, se llevó a cabo el multitudinario velatorio de Tosco.
Su vida estuvo atravesada por el deporte, una actividad que siempre buscó momentos para recordar la existencia de este trabajador que se dedicó a luchar por los derechos de los obreros con la misma fiereza que pateaba en los partidos que jugaba con sus compañeros de colegio.
Agustín Tosco: obrero, luchador y deportista
Mujer bonita es la que boxea
Por Tomás Seré
“Dale, pegá como hombre”, “Parecés una minita”, “Subí al ring, no seas nena” son algunas de las frases recurrentes en un gimnasio de boxeo. Sin embargo, las boxeadoras, tras una intensa batalla, lograron insertarse en un mundo en el que muchos no las querían y revolucionaron el ambiente.
Desde 1997, cuando Marcela “La Tigresa” Acuña subió por primera vez a un ring como profesional, cambió para siempre la historia de una actividad de indisimulable tinte machista. A partir de allí, el boxeo femenino tuvo una evolución impactante. Hoy en día, ya son más de 30 los campeonatos mundiales obtenidos por ellas en las diferentes categorías y, por ejemplo, entre las tantas distinciones obtenidas, Yesica Bopp fue elegida por la Asociación de Escritores de Boxeo de América entre las mejores boxeadoras del mundo del año pasado.
Sin embargo, la transformación aún no alcanzó a ser completa y todavía quedan quienes no terminan de aceptar totalmente su inclusión. “Dentro del boxeo hay mucho machismo, siempre fue un deporte de hombres. Aunque ahora la mujer se está insertando un poco más, la bolsa de hombres sigue siendo mejor paga”, exaltó Paula Omad, boxeadora actualmente retirada del profesionalismo. Jennifer Meza, pugilista amateur y pareja de Ignacio Perrin, quien representó al deporte en Río 2016, por su parte, narró: “Empecé en el boxeo por mi novio y él siempre me trató de la mejor manera. Nunca tuve ningún problema, pero sé que para algunos la mujer no tiene lugar en estos deportes, como pasa también en el fútbol”.
A pesar de los numerosos logros obtenidos por las mujeres en el boxeo, que ellas estén en el ambiente no es lo que más le gusta a algunos directivos, según informó una fuente off the record de la organización. “Para ellas es mucho más difícil insertarse y el rechazo, en general, se ve mayormente en la gente grande, esa idea de un boxeo tradicional y masculino. Me ha pasado de ver cómo técnicos pedían que se cambie al árbitro por ser una chica o cosas del estilo”.
Este es el clima con el que vive constantemente Anabela Quaglia, la única entrenadora profesional con licencia de la Federación Argentina de Boxeo (FAB), quien comentó: “Tuve problemas con técnicos, pero acá sigo. Siempre las discusiones terminan en que soy mujer, el clásico ´no te cago a trompadas porque no tenés huevos y no sos hombre´. No es fácil ser la única mujer”.
En este contexto, “lo mejor que podés hacer si sos mujer es llamar la atención lo menos posible y no quejarte. Cuanto menos rompas los huevos, menos problemas vas a tener”, fue el resumen de un entrevistado que no quiso que su nombre sea publicado. De acuerdo está Alejandra “Locomotora” Oliveras, pentacampeona mundial argentina y activa luchadora por los derechos de la mujer en el deporte. “Yo soy la única boxeadora que plantó la bandera de igualdad, la que rompió cadenas. Nunca me pudieron callar pero sé que no les gustó. La FAB es el monopolio del boxeo y cuando yo me acerqué me bajó completamente el pulgar”. De hecho, nunca le dieron respuesta a sus pedidos y tampoco la dejaron competir en representación de Argentina en torneos juveniles.
De todos modos, y es importante destacarlo, gran parte de los boxeadores y entrenadores están completamente alejados de esos pensamientos y muy orgullosos del progreso de ellas en el deporte. “El boxeo dejó de ser un mundo de hombres, las mujeres hace rato se ganaron su lugar. Incluso, si uno se pone a comparar la cantidad de años que hace que estamos los hombres y los pocos años que hace que están las damas, la proporción de su evolución ha sido muy impactante”, opinó el exolímpico Perrin.
Un pensamiento muy similar tiene Mauricio Cabrera, el sanjuanino que hace años entrena mujeres y contribuyó para que Leonela Iúdica y Cecilia Román sean campeonas mundiales: “Está lleno de boxeadoras por todo el país, en el interior hay muchísimas. Lo que tienen las chicas es que son más cumplidoras, tienen mejor conducta que nosotros, que llega el fin de semana y somos medio cachivaches”.
En cuanto a la estética y técnica del boxeo femenino, se pueden resaltar grandes diferencias con el de los hombres. Las mujeres tienen mucha más disciplina y destreza técnica a la hora de pelear, por lo que no se ve tanto el golpe a golpe desorganizado. “Si bien no hay tanto knockout, es un boxeo más inteligente, trabajado y lindo de ver”, arimó Paula Omad.
En estas condiciones, a partir de 1997 con Acuña y del 25 de marzo de 2001 cuando la Federación Argentina de Boxeo oficializó el reglamento en el país –día desde el que, además, se comenzó a conmemorar anualmente a todas las boxeadoras-, el crecimiento fue inmenso y se acompañó con una cantidad de títulos inimaginables hace 20 años. De hecho, como afirmó Luis Romio en varias ocasiones, en las transmisiones de TyCSports el boxeo femenino tiene más rating que el masculino.
La realidad, a pesar de que a muchos le cueste asimilarla, es que las discriminaciones deben terminar. Afortunadamente, las nuevas generaciones se animan cada vez más, presionan y respetan la igualdad. Aunque falte mucho, hay que seguir por este camino.
En Inglaterra hay un campeón de sexta con manchas rioplatenses
Por Fabrizio Ramos
En un pueblo a 13 kilómetros al sur de la ciudad de Manchester, Reino Unido, existe un club de fútbol que vivió dos de los momentos más importantes de su historia con tono rioplatense: una imitación a una camiseta de la Selección Argentina y un técnico uruguayo que construyó los cimientos de su mejor década. Stockport County, el campeón de la sexta división inglesa con manchas del Río de La Plata.
A pesar de ser fundado en 1883, recién en 1905 comenzó a participar de forma continua en la English Football League -organización que regula la Segunda, Tercera y Cuarta división- y se mantuvo hasta 2011. Entre esos años, llegó a estar durante cinco temporadas en lo que hoy se conoce como Championship, la segunda categoría del fútbol inglés.
Sus colores tradicionales son el azul y el blanco y durante muchos años utilizó una camiseta rayada y pantalón azul. Mientras compitió en la cuarta división inglesa -hoy English Football League Two- en 1978, Stockport County tomó la decisión de utilizar la combinación de colores de la Selección Argentina, luego de que esta levantara por primera vez en su historia la Copa del Mundo. El club cambió el azul por el celeste, mantuvo la camiseta a rayas y utilizó pantalones negros. Además, los arqueros del equipo usaron camisetas verde, como aquella que llevó puesta Ubaldo Fillol durante el Mundial que se organizó en Argentina.
Camiseta utilizada hasta marzo de 1982. Foto: @AitorLagunas
El equipo del pueblo de Stockport jugó con el conjunto albiceleste durante casi dos temporadas completas, pero un hecho en marzo de 1982 rompió el reconocimiento para siempre.
Abril de 1982, Islas Malvinas. El General Leopoldo Galtieri, que comandó la tercera Junta Militar durante la Dictadura en el país (1981-1982), decidió enviar a las Fuerzas Armadas a Malvinas para reclamar su soberanía y, también, para recuperar su imagen y poder seguir en el gobierno. Las islas estaban en manos británicas desde 1833 y fueron declaradas como colonia del Reino Unido en 1892.
La Guerra de Malvinas entre Argentina e Inglaterra duró 74 días y provocó la muerte de 649 militares argentinos y 255 británicos. Ese fue el punto final de aquel reconocimiento que el equipo del pueblo de Stockport le hizo a la Selección campeona del mundo. Desde aquel marzo de 1982, volvió a sus colores tradicionales y nunca más utilizó la camiseta celeste y blanca con pantalones negros.
Después de varios años irregulares en la cuarta categoría, otro impacto sudamericano formó parte de la historia del club. A principios de la década del 90, Daniel Bergara, exjugador y entrenador uruguayo, logró que Stockport County fuera protagonista en cada temporada.

El ascenso a la tercera división -English Football League One- siguió acompañado por consecutivas participaciones en playoffs para subir a la segunda categoría inglesa. Sin Bergara en la institución, ya que dejó el club en 1995, The Hatters tuvo sus años de mayor éxito durante 1996 y 1998. Ascenso a lo que en aquel entonces se conocía como First Division -actual Championship-, una semifinal de Copa de la Liga eliminando a tres equipos de Premier League (Blackburn Rovers, Southampton, West Ham United), en la que quedó eliminado por el Middlesbrough, y un histórico octavo puesto, a solo dos lugares de jugar playoff para conseguir el ascenso a la Premier League.
El nuevo milenio llegó con el comienzo de la caída del club. Varios cambios de dueños en la institución, diferentes técnicos en los primeros años y una millonaria pérdida de ingresos, que derivó en la quita de la propiedad del estadio desde 2003 hasta 2015, fueron las consecuencias de que Stockport County dejara la EFL en 2011, luego de dos descensos consecutivos de tercera a quinta división, y otro a la sexta en la campaña 2014/15.
En la actualidad, The Hatters se consagraron campeones en la National League North, sexta categoría del fútbol inglés y después de cuatro temporadas lograron el ascenso a quinta. Además, en el campeonato actual consiguió, en tres ocasiones, superar los 6000 espectadores de local y la suma de más de 100.000 hinchas en el Edgelay Park durante toda la temporada. Desde el último Boxing Day hasta el final de la campaña, el promedio de asistencia fue de más de 4600 personas, cifra que supera a seis clubes de la Football League One y noveno más alto en la Football League Two.
Stockport County espera, en algún otro momento de su historia, volver a vivir aquellos años que construyó el uruguayo Daniel Bergara en los 90. Y por qué no, utilizar nuevamente los colores albicelestes en su camiseta.
Radiografía de la final que impidió un tributo a Cruyff
Por Joaquín Arias
El fútbol, en ocasiones, ofrece actos de justicia. Al último país campeón del mundo sub-20 y sub-17, europeo sub-19 y semifinalista en Rusia 2018, ahora le regaló dos finalistas de Champions. O a la inversa. Inglaterra le obsequió a una de las tantas pelotas que inventó, dos representantes en la final de clubes europeos más importante. Además de una final ciento porciento propia en la Europa League, claro. Señales que reflejan que los británicos están recorriendo el sendero de los aciertos.
Liverpool y Tottenham aterrizarán en Madrid con el selectivo combustible de la épica. Ambos llegaron a la final dando muestras de estoicismo y resiliencia sin sus principales figuras, Mo Salah, Roberto Firmino y Harry Kane. Uno, remontando cuatro goles bajo su propio cielo y anulando a un tal Lionel Messi. El otro, a domicilio, en el complemento, con un triplete con la pierna menos hábil de un “9 improvisado” y enterrando la estadística de que solo uno de los últimos 17 equipos semifinalistas que habían caído en la ida como local luego clasificaron (Ajax a Panathinaikos en 1996).
Los une, asimismo, la premisa de que el desgaste es irrenunciable para todos, a tal punto que los jugadores que más distancia recorrieron en el certamen fueron Sadio Mané (125,598 km) y Christian Eriksen (124,353 km). También, el hecho de desplegar un juego muy intenso físicamente, aunque sin despreciar jamás la pelota. Lo refleja el hecho de haber superado, en condición de visitante, a Barcelona y Ajax, ni más ni menos, en la posesión.
Característica de todo equipo de Premier League, sus planteles son multinacionales, aunque con una diferencia notable con respecto al resto: cuentan con los futbolistas más sobresalientes de múltiples países: desde Kane, el poster de Inglaterra, hasta Naby Keita de Guinea, pasando por Salah de Egipto, Mané de Senegal, Eriksen de Dinamarca, Heung-Min Son de la República de Corea, Andy Robertson de Escocia o Victor Wanyama de Kenia. Selecciones disfrazadas de equipos.
Mientras Tottenham puede jugar con tres, cuatro o cinco en el fondo, el 4-3-3 del Liverpool kloppense es irrenunciable, vaya ganando o perdiendo. El conjunto de Londres, luego de convertir el primer tanto, repliega sus líneas y aplica el cerrojo. El de Merseyside involucra más a sus laterales en el ataque. En la última Premier, Alexander Arnold y Robertson completaron 12 y 11 asistencias, respectivamente, más que cualquier otro jugador de camiseta roja. Además, Klopp, que en su época de jugador (1989-2001) fue, justamente, lateral derecho, acostumbra a utilizar tres volantes mixtos mientras que Pochettino uno defensivo, uno mixto y tres ofensivos. La potencia en el juego aéreo de los de la ciudad de Los Beatles es clara: con seis anotaciones, es el máximo goleador del certamen por esa vía. Liverpool goza de la ventaja de que a excepción de Alisson, Fabinho, Keita y Shaqiri (los refuerzos de la temporada), todo su plantel goza de una final de Champions en su curriculum.
Cuando se invoca a Klopp y Pochettino resulta inexorable mencionar la palabra proyecto. El alemán asumió en octubre de 2015. El santafesino, que hace 10 años dirigía al equipo femenino de Espanyol, en mayo de 2014. Entre esa fecha y el presente, Manchester United cambió cuatro veces de entrenador. Continuidad y constancia es lo que mejor los define, pese a que la suma de títulos entre ambos dé como resultado cero. Resaltan entre sus logros una final de Copa de la Liga perdida y un subcampeonato de Premier League por lado, y un segundo puesto en la Europa League 2015/16 para el bávaro.
Liverpool conserva ocho jugadores del primer plantel de Klopp. Tottenham uno más. Casi un equipo entero. Los dos, además, se destacan por encontrar soluciones desde el banco de suplentes, algo que se le elogia de manera recurrente a Marcelo Gallardo, por ejemplo. Moura y Origi, que observaron detrás de la línea de cal gran parte de la temporada, fueron los principales responsables de que la final no fuese un homenaje a Cruyff.
Justicia para el inventor del fútbol. Épica para llegar hasta Madrid. Equipos con tinte de selección. Primer título para alguno de los entrenadores. Todo en 90 minutos. Una final con todos los ingredientes. All you need is… 1 de junio.
El Anzhi o la crónica de una debacle anunciada
Manuel Antuña @ManoloAntu
El Anzhí Majachkalá no es un equipo conocido por el aficionado promedio del fútbol, y no tendrían por qué saber acerca de este equipo ruso. Nunca en su historia participó a gran escala en las competiciones europeas. No ganó ninguna copa nacional, y únicamente obtuvo el título de la Segunda División de Rusia en dos oportunidades. Hasta es relativamente una institución joven, ya que se fundó recién en 1991.
Tal vez aquellos futboleros con buena memoria podrán recordar que este equipo fue noticia en los magazines deportivos a mediados de 2011, cuando fichó al delantero camerunés Samuel Eto’o y lo convirtió en el jugador mejor pago de todo el mundo, con un contrato de 20 millones de euros anuales.
La realidad es que, por aquel entonces, el Anzhí gozaba de una estabilidad económica comparable con la de los mejores equipos europeos. En un período de cuatro temporadas (entre 2010 y 2014) llegó a invertir más de 245 millones de euros en fichajes. En comparación, el Barcelona gastó 266 millones de euros.
¿Pero cómo fue que el Anzhí alcanzó a tener ese dinero? No fue por buenas ventas, o una cantera repleta de jugadores con potencial. Fue por un sólo hombre: Suleimán Kerímov. El empresario número uno del mundo en el mercado de fertilizantes minerales, y político de Dagestán, la región donde se fundó el Anzhí.
Kerímov se convirtió en el dueño del equipo de Majachkalá en enero de 2011, cuando se oficializó la venta del club. Y desde el primer momento en que se encontró al frente de la institución, tenía en claro que quería llevar a lo más alto a este equipo. Fue así que las primeras disposiciones que tomó fueron darle un presupuesto alto para fichajes, y un desembolso de 200 millones de euros para la remodelación del estadio.
Así arribó Eto’o a Rusia. Y como él llegaron Willian, Yuri Zhirkov, Aleksandr Kokorin, Lassana Diarra y hasta el lateral brasilero campeón del mundo Roberto Carlos. Y en el banco colocaron al holandés campeón de la Champions League Guus Hiddink.
Kerímov apostó fuerte y obtuvo resultados. En la temporada 2011/2012 su equipo alcanzó el quinto puesto y se clasificó para jugar la Europa League. Un año más tarde acontecieron los mayores logros del Anzhí en una sola temporada. Se quedó con el tercer puesto en la Premier Rusa, perdió en octavos de final en la Europa League, y en la Copa de Rusia cayó en la final contra el CSKA de Moscú por penales. Kerímov se encontró frente a las puertas del éxito deportivo, pero el ascenso meteórico que estaba consiguiendo el Anzhí iba a toparse con un desenlace igual de repentino.
La temporada 2013/2014 fue el punto de quiebre. Cuando esa burbuja financiera de estabilidad de la cual gozaba el Anzhí estalló. La caída inició con la renuncia del entrenador, Guus Hiddink, quien decidió dar un paso al costado luego de un mal comienzo en la liga. En medio de la ausencia de una figura técnica clara en el plantel, las acciones de Kerímov en bolsa habían comenzado a devaluarse. Y, sumado a lo anterior, el presidente del club se vio presionado por las nuevas leyes de fair-play financiero que instauraba la UEFA, por las cuales solo se podía gastar el dinero que entraba por la venta de jugadores, y la intromisión de los dueños de los clubes se veía limitada. A raíz de eso, el Anzhí se vio obligado a poner en venta a gran parte de su plantilla para no recibir sanción alguna.
20 jugadores debieron marcharse del Anzhí, algunos que incluso habían firmado hace apenas unos meses. El club debió afrontar el resto de la temporada con juveniles y algunos jugadores que no habían sido vendidos. Y aunque lograron hacer un digno papel en la Europa League, la realidad en la liga fue completamente distinta. Luego de 30 fechas, el Anzhí culminó último con solo tres triunfos. Había descendido.
El club de Dagestán logró retornar rápidamente a la Primera División en 2014/2015, aunque Kerímov ya había pasado a un plano secundario en el club. En las siguientes dos temporadas Anzhí realizó compras por un total de apenas 1 millón 600 mil euros. En diciembre de 2016, con el equipo peleando por la permanencia, Kerímov vendió las acciones que poseía y se desligó completamente de lo que alguna vez había sido su proyecto.
Ya sin aquel capital que le permitió adquirir jugadores de primer nivel, el Anzhí se convirtió en un club que buscaba impedir el descenso. En 2017 evitó jugar una promoción gracias al sistema olímpico de desempate por puestos. En 2018, por la misma vía, no descendió directamente, pero en la promoción perdió contra el Yenisey Krasnoyarsk y debía volver a la Segunda División. Pese a eso, la fortuna volvió a sonreírle.
Para esta temporada, el Amkar Perm comunicó que se daría de baja de la Premier Rusa, y eso le permitió al Anzhí ocupar el cupo que dejaba el equipo saliente. Sin embargo, la historia no se revirtió. Luego de no haber gastado un solo euro en el último mercado de pases, Anzhí se encuentra destinado a culminar anteúltimo. Con dos fechas de antelación, descendió por segunda vez consecutiva de la Primera División a la Segunda.
El Anzhí Majachkalá llegó a las primeras planas por sus manejos económicos, pero futbolisticamente jamás alcanzó un reconocimiento deportivo. El dinero les permitió competir en otro nivel, pero no les aseguró nada. Y cuando se lo quitaron, el Anzhí se desvaneció nuevamente en la mente de los futboleros, solamente para ser recordado cada tanto como “ese club ruso en el que jugó Eto’o”.













