domingo, diciembre 22, 2024
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Un peruano en Moscú

Facundo Catalini

Perú se encuentra en plena preparación final para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 en Schruns, Austria, y hasta ese lugar viajó el presidente del Lokomotiv Moscú, Ilya Gerkus, para darle la noticia a Jefferson Farfán en las gradas del Fussball Stadion sobre la extensión de su contrato en el club ruso por dos temporadas hasta el 2020.

Pero, ¿qué es lo relevante de este dato? Simple y concreto: el delantero seleccionado por Ricardo Gareca es el único jugador convocado, de una selección latinoamericana, que juega en tierras rusas. En tierras mundialistas. Esto es lo que hace importante a La Foquitaen esta nota.

Jefferson Farfán pasó más de 11 temporadas jugando en Europa: cuatro de ellas en el PSV Eindhoven holandés, donde ganó cuatro ligas y siete en el Schalke 04 alemán, conjunto donde consiguió un título de copa. Luego se fue a los Emiratos Árabes, precisamente al Al Jazira, equipo en donde tuvo poco rodaje por lesiones que lo tuvieron a mal traer, jugando solamente 18 partidos, marcando cinco goles y perdiendo puestos en el seleccionado peruano. Después de ese año y medio en Medio Oriente, La Foquita recaló en el Lokomotiv de la capital rusa en 2015, comenzando en ese traspaso su camino de vuelta a la selección.

“Pasé dos temporadas fantásticas en Lokomotiv. Aquí encontré personas de ideas afines con las mías sobre el fútbol. Finalmente, Lokomotiv me ayudó a regresar a la selección nacional. Por tanto, estoy muy contento de continuar en la historia del club”. Así, con esa simpleza y grandeza a la vez, declaró Farfán luego de estampar la firma.

Ahora, lo más importante en la cabeza de Farfán y todos los peruanos es la selección, lugar en el cual supo tocar fondo y romper el techo a la vez.

En diciembre de 2007, junto con otros tres jugadores -Santiago Acasiete, Claudio Pizarro y Andrés Mendoza-, Farfán fue suspendido de la selección por actos de indisciplina luego del empate en un partido frente a Brasil por las eliminatorias de Sudáfrica 2010, debiendo estar fuera del equipo de manera indefinida -terminaron siendo 18 meses- y pagando una multa de 20 mil dólares.

En 2010 y con Sergio Markarián como entrenador nacional, el delantero peruano volvió a entrometerse en un acto de indisciplina. La noche luego de perder por 1 a 0 frente a Panamá, se escapó a un casino cercano al hotel donde se hospedaban, siendo excluido de la selección hasta el 2011.

Igualmente, no todas son malas: Farfán es unas de las figuras del conjunto del Tigre Gareca y es el tercer máximo goleador de la blanquirroja con 25 goles, a uno de igualar a Teófilo Cubillas y a siete de Paolo Guerrero, quien tiene 32 anotaciones.

No es casualidad que Jefferson Farfán, ni mucho menos que Paolo Guerrero aparezcan en esa lista de goleadores. Ambos forjaron una amistad desde chiquitos. Los dos estudiaron juntos, hicieron las inferiores en Alianza Lima -aunque no tuvieron la posibilidad de debutar a la vez en primera porque Guerrero fichó para el Hamburgo- y llegaron, en 2004, a la selección mayor. Toda una vida compartiendo el fútbol y la vida misma.

Es tanta la amistad que forjaron entre los dos, que cuando a Paolo le tocó la suspensión por doping, La Foquita marcó el gol que le dio a Perú el pase al Mundial frente a Nueva Zelanda en el repechaje y en el festejo salió corriendo al banco de suplentes a buscar la número 9 de su gran amigo y con lágrimas en la cara, se la mostraba a todo el estadio, demostrando que su compañero estaba ahí presente, junto a ellos.

Él es Farfán. Quien supo colgarse el manto sagrado de su país en la espalda luego de coronarse campeón con su equipo, y espera con ansias el debut de la selección de Perú en Rusia. Esperan con ansias jugar un mundial, él, sus compañeros y todo un pueblo. Esperan con ansias repetir esa vuelta olímpica del único representante latinoamericano en tierras mundialistas.

Las ligas y los clubes que más le aportarán al Mundial

Juan Pablo Bruna

A falta de pocos días para que comience el Mundial, las 32 selecciones ya dieron a conocer la lista oficial de sus integrantes. La liga que más jugadores le aporta a la competición es la Premier League inglesa con 130 futbolistas, mientras que la siguen la Liga Santander de España con 81, la Bundesliga alemana con 67 y, en cuarto lugar, la Serie A italiana con 58. La Superliga Argentina estará representada por ocho futbolistas: tres de Boca Juniors (Wilmar Barrios para Colombia, Cristian Pavón en Argentina y Nahitan Nández en Uruguay), tres de Independiente (Maximiliano Meza para la albiceleste y Martín Campaña, junto a Gastón Silva, para los charrúas) y dos de River Plate (el arquero argentino Franco Armani y el mediocampista cafetero Juan Fernando Quintero).

Además, el equipo que más convocados tiene es el Manchester City con 16: Nicolás Otamendi, Sergio Agüero, Vicent Kompany, Kevin De Bruyne, Gabriel Jesús, Danilo, Fernandinho, Ederson, Kyle Walker, John Stones, Raheem Sterling, Fabian Delph, Benjamin Mendy, Ilkay Gündogan, Bernardo Silva y David Silva. Lo siguen el Real Madrid con 15: Casemiro, Marcelo, Keylor Navas, Mateo Kova?i?, Luka Modri?, Raphaël Varane, Toni Kroos, Achraf Hakimi, Cristiano Ronaldo, Daniel Carvajal, Nacho Fernández, Lucas Vázquez, Sergio Ramos, Marco Asensio e Isco Alarcón, y el Barcelona con 14: Lionel Messi, Thomas Vermaelen, Philippe Coutinho, Paulinho, Yerry Mina, Iván Rakitic, Samuel Umtiti, Ousmane Dembélé, Marc Ter Stegen, Gerard Piqué, Sergio Busquets, Jordi Alba, Andrés Iniesta y Luis Suárez.

En cuanto a la Selección Argentina, las ligas de las cuales provienen más jugadores son las ya mencionadas Premier League y la Serie A –con cinco cada una– mientras que los equipos que más aportan son el PSG, Juventus, Sevilla y Manchester City –con dos cada uno–. Wilfredo Caballero, Marcos Rojo, Manuel Lanzini, Otamendi y Agüero juegan en la Premier, mientras que en el Calcio están Cristian Ansaldi, Federico Fazio, Lucas Biglia, Paulo Dybala y Gonzalo Higuaín. Del PSG llegaron Giovanni Lo Celso y Ángel Di María. Y, desde el Sevilla, Éver Banega y Gabriel Mercado.

Las Selección con futbolistas más longevos es la costarricense, con un promedio de 29 años. En el podio lo siguen Panamá con 28,8 y Argentina con 28,7. La otra cara de la moneda son Nigeria y Francia, que llevarán los combinados más jóvenes con una media de 25,4.

Los promedios de las edades de cada seleccionado:

Costa Rica: 29
Panamá: 28,8
Argentina: 28,7
México: 28,6
Arabia Saudita: 28,5
Egipto: 28,4
Rusia: 28,2
Japón: 28
Brasil: 28
España: 27,9
Islandia: 27,9
Portugal: 27,9
Polonia: 27,8
Uruguay: 27,6
Australia: 27,6
Suecia: 27,6
Colombia: 27,5
Corea del Sur: 27,2
Bélgica: 27
Croacia: 27
Perú: 26,8
Túnez: 26,8
Marruecos: 26,7
Suiza: 26,6
Alemania: 26,6
Irán: 26,6
Dinamarca: 26,5
Senegal: 26,5
Serbia: 26,2
Inglaterra: 25,5
Francia: 25,4
Nigeria: 25,4

Los enfrentamientos más repetidos de los Mundiales

Fernando Nicolás Galeano (@feerrgaleano)

El sorteo para la Fase de Grupos del Mundial de Rusia 2018 puso nuevamente enfrentados a la Selección Argentina y a su par de Nigeria. El 26 de junio, en el estadio de San Petesbrugo, este cruce se convertirá en el partido más repetido de la primera ronda en la historia de la Copa del Mundo con la cantidad de cinco enfrentamientos. Sin embargo, si se tiene en cuenta la fase final del certamen a lo largo de los años, se encuentran duelos que se han reiterado aun más veces.

Únicamente en primera ronda:

Argentina y Nigeria:

Este duelo se hizo popular en las últimas seis ediciones mundialistas. La primera vez fue en Estados Unidos 1994 donde la albiceleste se impuso por 2 a 1 con un doblete de Claudio Caniggia. En Corea-Japón 2002 la suerte los volvió a cruzarse y nuevamente fue victoria para la Argentina por 1 a 0 con un gol de Gabriel Batistuta, luego ambos seleccionados quedarían eliminados en primera ronda. Las últimas dos veces fueron en mundiales consecutivas, primero en Sudáfrica 2010 donde Gabriel Heinze le dio el triunfo al conjunto que en ese entonces dirigía Diego Maradona. Luego en Brasil 2014, Lionel Messi, con un doblete, y Marcos Rojo sentenciaron la eliminación de Nigeria de la competición por 3 a 2. Por primera vez en la historia, un partido se repetirá en fase de grupos en tres ediciones consecutivas. Se enfrentarán por la tercera jornada del Grupo D el 26 de junio a las 15.

Brasil y Yugoslavia:

El conjunto auriverde y el ya extinto seleccionado yugoslavo se enfrentaron cuatro veces a lo largo de la historia; todas por fase de grupos. El primer duelo fue en Uruguay 1930 donde fue victoria para los europeos por 2 a 1. Luego se volvieron a ver las caras en tierras brasileñas en 1950. Fue triunfo para el local por 2 a 0 que luego terminaría el certamen como subcampeón detrás de Uruguay. Los últimos dos enfrentamientos culminaron en empate, primero 1 a 1 en Suiza 1954 y después 0 a 0 en Alemania 1974.

Brasil y México:

Este duelo posee la particularidad de que México nunca le pudo marcar ni un solo gol a Brasil en los cuatro partidos que disputaron. Se enfrentaron por primera vez en 1950, cuando el equipo auriverde hizo valer la localía y goleó 4 a 0 al Tricolor. En el certamen siguiente, en Suiza 1954,el conjunto norteamericano quiso tomar revancha de la edición anterior. Sin embargo, fue victoria para Brasil por 5 a 0. En Chile 1962 la suerte no cambió para los mexicanos y volvieron a perder, esta vez por 2 a 0. El último partido entre ambas selecciones fue en Brasil 2014 y terminaron empatados 0 a 0.

Brasil y Escocia:

Nuevamente el seleccionado brasileño aparece en esta lista, esta vez es debido a los cuatro partidos en los que enfrentó a Escocia. La primera vez fue un empate en cero en Alemania 1974. Luego en España 1982 fue triunfo para los sudamericanos por un 4 a 1 con goles de Zico y Falcao. El triunfo por 1 a 0 para Brasil se hizo presente en el Mundial de Italia 1990. El último partido entre ambos coincide con la última Copa del Mundo que disputó el conjunto europeo. Fue en Francia 1998 y el cruce terminó en victoria para los auriverde por 2 a 1.

En fase final:

Argentina y Alemania:

Es uno de los partidos más repetidos en la historia de los mundiales con siete enfrentamientos. A su vez, es el duelo más reiterado en las finales con tres. La historia comenzó en 1958 cuando la entonces Alemania Occidental venció por 3 a 1 a la Argentina que estaba viviendo “el desastre de Suecia”. Luego en Inglaterra 1966 igualaron en cero nuevamente en la primera ronda. La vez siguiente fue en la final de México 1986, donde el conjunto argentino se coronó campeón luego de vencer por 3 a 2 con goles de Jose Brown, Jorge Valdano y Jorge Burruchaga. El mismo partido y en la misma estancia se repitió en la siguiente edición, Italia 1990, pero fue victoria para los europeos por 1 a 0. 16 años después se volvieron a ver las caras en territorio alemán. Fue triunfo para el local por penales, luego de empatar en uno, y Argentina fue eliminada en cuartos de final. En el siguiente certamen se volvió a repetir la estancia y el ganador: 4 a 0 a favor de los alemanes. En Brasil 2014 se volvió a vivir una final entre ambos conjuntos pero al igual que en la anterior, fue triunfo para los europeos por 1 a 0 con un gol de Mario Gotze en tiempo extra.

Brasil y Suecia:

Este enfrentamiento iguala con Argentina y Alemania en siete. Sin embargo, hace más de 20 años que brasileños y suecos no se ven la cara en una cita mundialista. El primer partido fue en Italia 1938 donde el resultado fue 3 a 1 a favor de los sudamericanos, lo que les valió el tercer puesto en el certamen. Brasil se hizo fuerte de local en el próximo partido y goleó 7 a 1 en el Mundial de 1950. El siguiente compromiso fue sin duda el más importante, ya que se trató de la final de la Copa del Mundo 1958 donde a los suecos no les alcanzó con ser locales y cayeron 5 a 2 frente a un equipo en el que comenzaba a brillar Pelé, quien hizo dos goles en aquel encuentro. Los siguientes tres partidos fueron en fase de grupos: 1 a 1 en Argentina 1978, 2 a 1 a favor de Brasil en Italia 1990 y otro empate en uno se hizo presente en Estados Unidos 1994. Fue en el país norteamericano donde se enfrentaron por última vez. El partido correspondió a las semifinales del certamen y fue victoria para los auriverde por 1 a 0 con un gol de Romario.

El Mundial de fútbol dará inicio a su edición número 22 por lo que a lo largo de tantos años fueron muchos los partidos que se han repetido pero en menor cantidad. Argentina e Inglaterra se enfrentaron cinco veces al igual que Brasil y España. El mismo número de cruces corresponde también para Francia e Italia con una final incluida que fue triunfo para los Tanos en Alemania 2006. La misma situación se aplica a los argentinos y holandeses, la corona fue para el local de Argentina 1978.

Europa gana por goleada en el Mundial de libertades y derechos para las mujeres

Tatiana Milani

24 horas separan la libertad de la Telstar 18 y su primer giro en Rusia de la legislación sobre la voluntad de los cuerpos gestantes argentinos para decidir sobre si quieren o no continuar con un desarrollo fetal no deseado.

Un día antes de que la selección local y la de Arabia Saudita se enfrenten para definir quién será la primera en conseguir una victoria en este campeonato, los diputados en el Congreso de la Nación van a discutir sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Determinarán si el aborto comenzará a ser legal, seguro y gratuito o si continuará en la clandestinidad constituyéndose como la segunda causa de muertes maternas en Argentina. Y, ya que ésta es una época mundialista, resulta importante analizar cómo está visto este mismo procedimiento, según sus estatutos, en cada uno de los equipos clasificados al torneo más importante del ambiente futbolístico.

En primer lugar están los catorce territorios europeos que, a excepción de tres, cuentan con la aprobación del tratamiento. Dos de los que se apartan a este término son Islandia e Inglaterra, donde la procreadora puede decidir si querer realizarlo o no según su nivel socioeconómico. Además, en el reino británico se le añade la causa de una probable defunción del feto, mientras que en el estado nórdico adhieren las ocasiones en las cuales la fecundación fue originada a partir de un incesto o una violación. En Polonia, la nación restante, tienen las mismas condiciones que los escandinavos, pero no influye la realidad de cómo vive esa mujer.

En los demás continentes solamente un país de cada cual tienen esta práctica aprobada en su constitución. Túnez por el lado de África, Uruguay por parte de Sudamérica y Australia en el caso de Asia (que si bien pertenece a Oceanía, la clasificación de la FIFA lo incluye como patria de esta región), aunque en la tierra de los canguros los estados que lo integran tiene su propia ley y no en todos es reconocido como un proceso permitido.

Sin embargo, todavía en el siglo XXI, Egipto y Senegal, ambos pueblos provenientes del continente africano, poseen este ejercicio prohibido en su totalidad y bajo ninguna eventualidad se puede llevar a cabo.

La única asociación en la cual ninguno de sus integrantes cuenta con el aborto legal es la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (CONCACAF). En México, solamente el Distrito Federal lo habilita, pero en la mayoría del resto del territorio es ilícito. En Costa Rica no se puede realizar, salvo si fuese un ejercicio para impedir la muerte de la madre. Y, en Panamá, exclusivamente en las circunstancias de incesto, violación, fallecimiento del cuerpo gestante o del feto.

El resto de los países de Sudamérica (Brasil, Colombia y Perú), de África (Nigeria y Marruecos) y de Asia (Arabia Saudita, Irán, Japón y Corea del Sur) ejercen este derecho solo en casos donde haya un riesgo de pérdida materna. No obstante, en las dos naciones del oriente asiático, se prima el nivel socioeconómico de la misma, para determinar si puede o no desarrollarse el procedimiento.

Si en este torneo ganara quien más derechos y libertades a las mujeres de su tierra le otorga, los seleccionados europeos ya se llevarían la copa bajo sus brazos de antemano. Ni tener a Messi en la selección les evitaría la derrota en primera ronda a los subcampeones. El 13 de junio es la fecha decisiva para que el Congreso se pinte de verde, apruebe esta ley y transforme una realidad que viene arrebatándole victorias (y vidas) a la Argentina.

Rusia, un país que nos lleva 100 años de ventaja

Tomás Marquese

Rusia y Arabia Saudita abrirán la Copa del Mundo de fútbol el 14 de Junio, el local tiene preparada la fiesta inaugural ante un rival que vuelve a este torneo luego de tres temporadas. Para ese entonces ya se conocerá el resultado del debate en el Congreso de la Nación sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina, un tema que en la nación rusa se resolvió hace casi 100 años.

También, en su casa 98 años atrás, en 1920, eran el primer pueblo de todo el mundo en legalizar el aborto. Vladimir Lenin y los líderes de la revolución bolchevique afirmaban que la salud y la vida de las mujeres estaba antes que todo, y también tenían en claro que, en gran parte, lograron la caída del zarismo en 1917 por las mujeres, que ocupaban un alto porcentaje de la clase trabajadora.

En ese entonces, el decreto decía: “El número de mujeres que se realizan abortos ha estado creciendo en nuestro país y en el mundo entero. La legislación de todos los países lucha contra ese mal mediante el castigo a las mujeres que se deciden por el aborto y a los médicos que lo practican. Este método de lucha no logra ningún resultado positivo. Empuja a la operación a la clandestinidad y convierte a las mujeres en víctimas de abortistas avaros, y a menudo ignorantes, que se aprovechan de esta situación clandestina”.

La mirada soviética sobre el tema estaba clara y así lo expresaba en la resolución, esto significaba un gran cambio en la sociedad y una mejora de las condiciones para llevar a cabo el procedimiento, caso contrario a lo que pasaba décadas atrás, cuando Rusia era gobernada por los zares y la iglesia, que definían al aborto como un “acto premeditado de asesinato”.

En la actualidad la realidad es otra, con la Copa del Mundo próxima a iniciarse y con Vladimir Putin como presidente electo este año por cuarta vez, en Rusia se pensó en la prohibición total de ésta práctica. En 2013 se aprobó una ley que censura la publicidad del aborto para “incentivar la natalidad”, y con la iglesia a la cabeza del proyecto buscan la completa privación.

La norma ya no es la misma que la de 1920, hoy el aborto es libre y gratuito hasta las 12 semanas de gestación, y sólo se amplía hasta las 22 semanas en caso de enfermedad grave, viudedad, minoría de edad, pérdida de trabajo o vivienda, falta de recursos económicos para mantener al niño o violación.

La Selección Argentina debutará el sábado 16 de junio ante Islandia en Moscú, sin embargo aunque la Copa del Mundo sea algo de mucho interés en el país, no pasará desapercibido lo que suceda en el Congreso de la Nación, ya que históricamente se debatieron muchas leyes durante los mundiales y pasaron desapercibidas. Este no va a ser el caso, ya que la lucha feminista viene avanzando hace mucho tiempo sobre esto. Mientras tanto, en el lugar donde el equipo que dirige Jorge Sampaoli estará disputando el mundial, la ley está vigente desde hace casi 100 años.

Park Ji-Sung y la importancia de los sueños

Germán Trucchi @gtrucchi

Park Ji-Sung nació en medio de un régimen autoritario que invadió Corea del Sur desde mayo de 1980 hasta 1987. El general Chun Doo-Hwan alcanzó el poder tras derrocar al primer ministro Choi Kyu-Hah, en una represión que se llevó la vida de miles de manifestantes, estudiantes y sindicalistas que protestaban pidiendo elecciones y democracia. La masacre de Gwangiu, ciudad ubicada a 268 kilómetros de Seúl, donde nació el mejor futbolista surcoreano de la historia, fue sangrienta y despiadada. Para entonces, la Selección de Corea del Sur había disputado dos mundiales: 1954 y 1986, pero sin conseguir victorias.

Se crió en Suwon porque sus padres, Sung-Jong y Myung Ja, trabajaban en Korea Metals, al norte del país. Fue mucho antes de convertirse en el primer surcoreano en jugar la Premier League que Park tejió su amor por el fútbol. Sin embargo, cuando de joven lo intentó, fue rechazado por baja estatura y por debilidad. Entonces comenzó a tomar un jugo de rana que le daba fuerza. “Hubo momentos en que vomité por el sabor, pero seguí porque el corazón de querer ser un mejor futbolista era más grande que tener una comida de buen sabor todos los días”, declaró Park años después. Además, Sung-Jong dejó la fábrica y consiguió un trabajo en una carnicería para llevarle los mejores cortes de carne. Park soñaba. De día y de noche. Despierto y dormido.

Tenía 18 años y estaba por terminar el colegio secundario. Su futuro, pensaba, era ser profesor de educación física. Pero sus padres insistieron. Debió asistir a la escuela de ingeniería de Suwon porque decían que su estatura, un metro 73, no era acorde a su edad. La preocupación se desvaneció cuando Park jugó un partido con los Sub-23 de Corea del Sur. Sin hacer inferiores ni infantiles un entrenador lo llevó al Kyoto Sanga que militaba en la segunda división de Japón. Quedó, fue figura y ascendió a la J-1 League.

Andrea Pirlo lo definió como “el primer surcoreano con motor nuclear”. Park, conocido también con el apodo de “tres pulmones”, se pasó su carrera como futbolista corriendo de un lado para otro en la cancha. Sir Alex Ferguson, el técnico que lo llamó para jugar en Manchester United y así convertirse en el primer surcoreano en vestir esa camiseta, lo describió como “el jugador que todos quieren tener”. Juntos ganaron 11 títulos nacionales y dos internacionales.

Año 2002. Japón y Corea del Sur llevaban décadas de paz diplomática por Las Rocas de Liancourt, una zona inhabitable pero con yacimientos de gas natural y una isla que le sirve de base militar al gobierno surcoreano. Decidieron, entonces, organizar el Mundial en conjunto en lo que fue el primero -y hasta ahora único- realizado en Asia. Park tenía 21 años. Ya había demostrado potencial en el Kyoto Sanga y asomaba como una de las revelaciones de Corea del Sur. Le llegó la carta para unirse al servicio militar obligatorio por 21 meses, pero el gobierno le permitió dimitir por ser parte de la selección que iría en busca de su primer triunfo en un Mundial.

Creció mirando el televisor en su casa de Suwon. Su generación es la primera que disfrutó de Captain Tsbuasa, conocido como Los Supercampeones, el anime japonés creado en 1983 que cambió el concepto del fútbol en Asia y lo elevó a un deseo mundial: jugar para ser como ellos. Park Ji-Sung no fue Park Ji-Sung al principio sino que tomó el nombre de Tsubasa Ozora, Oliver Atom de este lado del hemisferio. Soñó un día con jugadas imposibles solo alcanzadas en Corea del Sur a través de una pantalla. Soñó otro día con victorias épicas. Soñó otro y muchos días más con llevar a lo más alto la bandera de su país. Un día, de tanto soñar, lo hizo realidad.

El 14 de junio del 2002 Park Ji-Sung no tuvo que ocultarse más. Cuando la paró de pecho adentro del área los portugueses se dieron cuenta que la realidad había superado la ficción. La bajó con la derecha para llenar la barrita de energía de la zurda y romper la red cual Oliver Atom en Supercampeones. Corea del Sur pasaba a la siguiente instancia del Mundial 2002 y Park se sacaba el caparazón que tejió de chico mirando la televisión y tomando jugo de rana para ser más fuerte.

Cuando el motor nuclear se quedó sin batería Park Ji-Sung se alejó de las canchas pero no del fútbol. Asiste a la Universidad de Montfort, en Leicester, Inglaterra, donde cursa uno de las Masters que le facilita FIFA a exjugadores y entrenadores. Park eligió el de gestión deportiva y humanidad en el deporte. Se interioriza en la historia y el derecho deportivo. “No quiero ser entrenador”, afirma siempre que le ponen un micrófono delante. De vez en cuando vuelve a jugar a la pelota. Lo hace en el equipo universitario que, en esos casos, se asegura de tener una dimensión que ningún otro jugador le aporta al equipo, como alguna vez lo definió Río Ferdinand.

Park eligió invertir en una empresa para talentos en desarrollo: “JS Limited”. Cuenta su padre que la elección se dio debido a la infancia de su hijo, Mickey Mouse, como se lo conoció siempre en Corea al exvolante del Manchester United. “Financieramente, soy de origen muy difícil, Ji-Sung no comía bien de chico, ahora no quiere que eso le pase a otro niño”, explica Sung-Jong. JS Limited se ocupa del desarrollo del talento e invirtió en “Star Plaza”, un complejo en su provincia natal de Gyeonggi, donde también construyó un hogar para sus padres y una academia de fútbol.

La polaca que cumplió su sueño de jugar al fútbol en Argentina

Facundo Catalini

Ella siempre quiso jugar al fútbol. En Polonia, jugó hasta sus 12 años con los varones. En Francia, ya en la universidad, sin un equipo femenino, luchó por formarlo para poder competir bajo el honor de su facultad y lo logró. También vino de intercambio al país de Maradona y de Messi para cumplir su sueño de seguir corriendo atrás de la pelota. Ahora, devuelta en el país galo, sigue jugando bajo el nombre de su facultad. Ines Roy-Lewanowicz, una polaca bien argenta.

-¿Viniste a la Argentina a jugar al fútbol?

-En realidad fui a Argentina a estudiar, me quedé un año de intercambio en Buenos Aires. Pero pasé más tiempo jugando al fútbol que estudiando en realidad.

-¿Y por qué Argentina?

-Siempre quise ir a América Latina. Vi las universidades en las que podía irme de intercambio y comparé la calidad de vida en los países. Además de todo eso, Argentina es el país del fútbol. El país de Messi y de Maradona. Era como un sueño para mí jugar al fútbol ahí. Y justo tuve la oportunidad de ir a vivir un año a Buenos Aires.

-El lugar ideal. ¿Qué es lo que viniste a estudiar y en dónde terminaste jugando?

-¡Tal cual! Era mi tercer año de licenciatura en Ciencias Políticas, pero podía estudiar más o menos cualquier materia de casi todas las carreras de la universidad a la que fui. Ya sabía que el año siguiente iba a hacer una maestría de periodismo o de comunicación, entonces elegí materias que tenían que ver con eso, y con cultura argentina, que quería conocerla mejor.

Apenas llegué a Buenos Aires -cuenta Roy-Lewanowicz-, la primera cosa que hice después de encontrar un alojamiento fue buscar un equipo de fútbol para jugar. Googleé: “fútbol femenino Buenos Aires” y llegué a una lista de equipos amateur en el sitio de hoysejuegafem.com –sitio web donde también participó escribiendo en un par de notas-. De ahí fui a entrenamientos de prueba en dos escuelitas, y me quede en la que tenía más onda y mejor nivel: Turenita, jugando para Axolotas”.

-¿Estás al tanto de la situación del fútbol femenino y de la Selección en la actualidad?

-Sí, estoy bastante al día.

-¿En Polonia pasa algo similar?

-Creo que es así en muchos países. Lo de los viáticos me parece algo muy argentino, sobre todo por lo gigante que es el país. Pero todo el resto, de darle poca importancia al fútbol femenino, sí. Es muy fuerte. A la gente le parece raro que una mujer juegue al fútbol, es algo que todavía no está en la cultura, entonces tampoco le dan importancia las federaciones nacionales, ni la FIFA, porque no es un buen negocio.

“Acá en Francia también se nota eso. El año que viene está el Mundial aquí mismo y poca gente lo sabe, los medios no lo hacen valer, no hablan de eso porque creen que a la gente no le interesa. O hasta no les interesa a los periodistas mismos, y no entienden que a otra gente sí le interesa. Pero se nota que en la sociedad en general hay cada vez más chicas jugando y más gente mirando los partidos -reflexiona-, de a poco todo va evolucionando, pero creo que todavía falta conciencia por parte de los medios. Aunque algunos intentan mostrar partidos femeninos en la televisión o hablar del fútbol femenino en sus revistas, pero no todos.” Y agrega: “Se nota que algunos hacen un esfuerzo, y hay que generalizarlo en todos los medios”.

-Volviendo a vos en Argentina. ¿Tuviste una lesión?

-Sí, me lesioné el ligamento cruzado pero por suerte era parcial y con unas sesiones de kinesiología pude zafar.

-En Francia, en la universidad, armaste un equipo por tus propios medios. ¿Cómo fue esa experiencia?

-No era exactamente así. No lo armé por mis medios, mis amigos me ayudaban bastante, porque era algo importante para todos. Fue en mi primer año de universidad. Cuando llegué, la primera cosa que quise hacer fue anotarme al equipo de fútbol de mi facultad, pero me enteré que no había equipo femenino -era un campus con pocos estudiantes, muchos de ellos venían de países de Europa del Este, donde el fútbol femenino no está nada desarrollado-. Pero yo no pensaba estudiar dos años sin jugar. Y como cada año hay olimpiadas deportivas, en las que siempre perdíamos y faltaba un equipo de fútbol femenino, decidí armarlo. Por un lado para poder jugar y entrenar seguido, y por otro lado para que tengamos un equipo y podamos participar de las olimpiadas. Por eso mismo logré motivar a un par de amigas para que se sumen al equipo. Para algunas era simplemente una oportunidad de jugar al fútbol, porque les gusta o porque siempre les intrigó el deporte pero no tenían la oportunidad de jugar, y para otras era una manera de apoyar a la facultad y mejorar nuestros resultados en las olimpiadas. Entonces en unas semanas logré armar un equipo, o por lo menos encontré a gente que quería participar. Pero el mayor problema fue que el director no quería pagar a un entrenador. Los varones tampoco tenían uno y era un compañero el que organizaba los entrenamientos. Entonces con las chicas nos sumamos a los entrenamientos de los varones, pero obviamente las chicas tenían un nivel mucho más bajo porque la mayoría no había tocado una pelota en su vida. Entonces decidimos que el compañero que dirigía a los varones sea nuestro DT también.

“Con el tiempo me quede única DT de las chicas porque sabía mejor cómo juega cada una y podía hacer los entrenamientos sola. Obviamente, siempre con los consejos de mi amigo, que se quedaba con los varones durante los entrenamientos. Y así entrenamos un año, intentando armar un equipo de la nada, sin entrenador y sin jugadoras experimentadas. El torneo, que duraba tres días, lo perdimos, pero fue muy lindo ver lo que logramos hacer, sabiendo que un año atrás casi ninguna sabían manejar la pelota y algunas ni conocían las reglas”, recordó. “Al año siguiente la asociación deportiva de la facultad logró negociar con el director que aceptó pagarle a un entrenador licenciado. Nos entrenaba a las chicas y a los chicos a la vez. Pero se quedaba la mayoría del tiempo con los varones, mientras nosotras teníamos que hacer solamente pases. Por eso, muchas veces yo terminaba inventando ejercicios para entrenar. Además, los varones tampoco estaban satisfechos con el DT y empezamos a entrenar sin él al final de año. Y así fue como armé un equipo. Pero no diría que fue por mis medios, fue más una solidaridad entre estudiantes y amigos que querían divertirse, jugar al fútbol juntos y defender el honor de la universidad. Duró dos años. Después, me fui de intercambio a Argentina y algunas amigas del equipo se encargaron de manejarlo. Estaba muy orgullosa”.

-Jugás y estudiás

-Sí, sigo jugando. Estoy terminando mi anteúltimo año de estudios. Me falta un año para terminar la maestría. Desde septiembre juego en el equipo de la facultad (Sciences Po) en París. El nivel es muy bueno. Ganamos el campeonato universitario de fútbol 8 de la región de París y pasamos a las fases finales del campeonato universitario nacional. Pero fallamos en esta última parte, encontramos a otros equipos con un nivel excelente.

-¿También trabajás en un sitio de deportes?

-En un diario, sí. En realidad estoy haciendo una pasantía, que se termina en junio.

-¿Tenés pensado volver a Argentina?

-Lo estoy pensando. Depende de las oportunidades de laburo que hay y también de mi novia que vive ahí, pero está pensando venir a vivir en París. Es todo muy incierto todavía. Pero si hay una oportunidad de trabajo buena en Buenos Aires, vuelvo corriendo. Me enamoré de Argentina.

La mujer iraní, a la cancha con disfraz

Daniela Simón @DanielaaSimon

En abril del 2018, Persépolis ganó la liga de fútbol de Irán. En el estadio había 95.222 hinchas ¿cuántas mujeres había? Cinco. Solo cinco mujeres habían sorteado el control policial camufladas de hombres, debido a que su presencia está prohibida en los eventos deportivos.

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Desde principios de siglo, se visibiliza con fuerza una liberación femenina en el mundo, en Irán se la conoce como “feminismo islámico”.

Desde la Revolución iraní en 1979, se instauró en el país la República Islámica. El territorio se rige por la Sharia, el código de derecho islámico que regula las leyes, la moral y la conducta de los ciudadanos. Las leyes son arcaicas, propias del clero y de un pasado rancio. La política no es independiente de la religión, y la última palabra la tiene el ayatolá Alí Jamenei.

Las mujeres pelean desde hace tiempo contra un sistema machista y patriarcal que las oprime. Hasta marzo de 2016, sus vidas valían, para la ley, la mitad que la de un hombre. Son discriminadas con impunidad. Batallan contra restricciones al divorcio, al trabajo, a cargos políticos, al derecho penal y familiar. Luchan por suprimir las normas impuestas por la dirigencia clerical. Tienen al hiyab– el velo de uso obligatorio- como símbolo agitador por omisión.

Los eventos deportivos no escapan a la desigualdad y la dicotomía entre los sexos. Las mujeres iraníes no pueden asistir a los estadios en los que se desarrollen pruebas masculinas, con excepción al atletismo. En las tribunas no hay voces femeninas. No hay tacones, ni polleras. Para la ley, su presencia en una cancha de fútbol es un delito. No obstante, las mujeres extranjeras sí pueden hacerlo.

El 5 de septiembre del año pasado, Irán recibió a Siria en Teherán por las Eliminatorias de la Copa del Mundo. Las mujeres sirias pudieron asistir al partido; las iraníes se manifestaron en las afueras porque se les prohibió su entrada. El encuentro se jugó en el estadio Azadi, que en persa significa libertad. Vaya paradoja.

Irán es el único país que pertenece a la FIFA y que prohíbe a las mujeres en las canchasporque considera que podrían ser víctimas de abusos verbales y físicos por parte de los hombres. En 2017, el presidente de la Federación Iraní de Fútbol, Mahdi Taj, expresó: “Las canchas de fútbol no son un lugar adecuado para ellas”.

En abril de este año, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el ministro de deportes iraní, Masoud Soltanitar, asistieron al encuentro entre Tehran Esteghlal y Persépolis. La presencia del mandatario suizo significaba para las mujeres una oportunidad para alzar la voz y romper las cadenas. La activista Masih Alinejad publicó en su cuenta de Twitter: “El presidente de la FIFA estará mañana en el estadio. Desearía que las mujeres se reunieran en las afueras para pedirles a los hombres que no entren sin ellas”.

Sin embargo, en la previa al inicio del partido, 35 mujeres fueron detenidas por intentar ingresar. El portavoz del Ministerio del Interior aclaró que las mujeres no fueron arrestadas, sino “trasladadas a un lugar adecuado”. Todas fueron liberadas una vez finalizado el partido.

Un día después, en el marco de una conferencia sobre igualdad e inclusión en la sede de la FIFA, en Zurich, Infantino dijo: “Le pedí al presidente iraní que considerase dar acceso a las mujeres a los estadios. Espero que esta experiencia que tuve ayer por la tarde pueda ayudar a muchas mujeres en todo el mundo”.

Si FIFA no le diera la espalda a esta prohibición, según sus estatutos, el país debiera ser sancionado. El artículo 4 de la política de Derechos Humanos de FIFA indica:

“FIFA prohíbe la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas por cuestiones de raza, color de piel, origen étnico, nacional o social, sexo, discapacidad, lengua, (…) o por cualquier otra razón. Asimismo, la FIFA pone especial énfasis en detectar y abordar los efectos diferenciadores en función del género, así como en promover la igualdad de género y prevenir cualquier clase de acoso, incluido el acoso sexual”.

La última vez que las iraníes pudieron asistir a un partido fue el 5 de octubre de 1981. El clero ofrece resistencia y se opone a cambiar las leyes ante el pedido de las mujeres, del grupo Open Stadiums, de Infantino, hasta incluso, del presidente del país Hasán Rouhaní. La religión, esta vez, le ganó al fútbol.

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Ghonchen Ghavani fue arrestada en junio de 2014 por intentar asistir a un partido de vóley. Estuvo un año en la cárcel y salió bajo fianza.

En mayo de 2016, una mujer se disfrazó para ver al Persépolis. Publicó su foto en las redes sociales y recibió un gran porcentaje de críticas y amenazas.

En febrero de este año, Zahra Khoshnavaz burló la seguridad y logró entrar a un estadio. Confesó que rompió en llanto al sentarse en la tribuna y contemplar la cancha.

“Bianchi no me habló nunca”

Por Alejo Casado y Juan Sancho

Su ídolo, como el de muchos, es el hombre que le pidió prestada la mano izquierda a Dios para situar a la Argentina en las semifinales del Mundial de México 86, Diego Maradona. Pero él, como pocos, fue considerado el jugador que iba a retomar los firuletes cósmicos con los que el pibe de Villa Fiorito había maravillado al mundo. Carlos Marinelli iba a ser “el nuevo Maradona”. Así lo llamaban en Inglaterra, cuando llegó para jugar en el Middlesbrough en 1999. Ese presagio no lo agrandó ni lo presionó. “Por dentro sentí una sensación linda -dice-, pero no me la creí”.

El enganche zurdo que pasó, con 15 años y junto a Juan Román Riquelme, de Argentinos a Boca y que también fue pretendido por Alex Ferguson, ex entrenador del Manchester United, está retirado desde 2015, pero considera que el fútbol argentino debe aprender mucho de la cultura europea en cuanto a tener un mayor respeto hacia los jóvenes que surgen de las inferiores.

Después de la gira con el Sub 19 de Boca por Reino Unido en 1999 te llegó tu oportunidad.

-A los tres meses de la gira, me llegó la propuesta del Middlesbrough. También había tenido una propuesta del Manchester United. Ferguson quería que me quedara 15 días más pero mi papá, que en ese momento me manejaba, les dijo que si les había gustado en la gira, me compren de una. Por ahí, si me quedaba esos 15 días, era otra la situación. Pero no me arrepiento. Cuando llegué, ellos hacían publicidad con que era “el nuevo Maradona”.

-¿Qué te llevó a irte?

-La necesidad que tienen todos los pibes. En esa gira vi cómo eran las canchas y las estructuras ahí, y me quise quedar.

-¿Conociste a Diego?

-Nunca pude hablar con él, pero tengo fotos. Si lo veía tampoco era de ir y volverlo loco. Me ponía en su lugar, sabiendo que no lo dejan vivir.

En 2004, Mauricio Macri te abrió las puertas en Boca. ¿Tuviste relación?

-No, me saludó el primer día en la conferencia y nada más.

-¿Cómo te recibieron?

-En Boca estaba muy marcado el grupo de los grandes con los chicos. Yo vine con la mentalidad cambiada de Europa. Allá me podía sentar a comer al lado de Paul Gascoigne, que fue una leyenda del fútbol inglés?. Acá hay códigos: se sienta tal, te tenés que ir a otra mesa; te subís al micro para ir a un partido y te dicen “no, acá no porque es cábala”. Eso me chocaba: ¿por qué no podía estar comiendo con Guillermo (Barros Schelotto)? Porque era la mesa de los grandes. Está bien, son códigos. Pero la cultura que tienen afuera la tenemos que aprender un montón.

¿El vínculo entre Macri y Marcelo Simonian, tu representante en esa época, influyó en tu relación con Carlos Bianchi?

-No, porque siempre se llevaron mal Bianchi y Macri. Fue un negocio de Simonian y Macri porque Bianchi no me había pedido. Jugué tres partidos, que no lo hice mal, y después no tuve la chance que tienen todos los pibes. Eso te deja enseñanzas: nunca vayas, por más que te quiera el presidente, si no te quiere el técnico.

-En El Gráfico, en 2006, dijiste: “Bianchi nunca me enseñó nada”.

-Si vos me preguntas qué pasó con Bianchi te voy a decir: “No sé, si no me habló nunca”. Esa frase me la sacaron de contexto. Él debe saber un montón, pero a mí no me enseñó nada. No me dio las chances necesarias para poder seguir creciendo. No estoy hablando para manchar a Bianchi ni mucho menos. Pero si me preguntas si no me dijo nada, no, no me dijo nunca nada.

-También dijiste: “Algún referente hizo algo para que me fuese”. ¿Sospechás de alguien?

-No, si los referentes no me daban bola.

-¿Esa falta de relación es el principal contraste entre Europa y Argentina?

-Sí, pero es normal. Para mí pasó porque me fui de muy chico y me cambió la cabeza en esos detalles. Por ejemplo: llegaba el invierno acá y porque un pibe venía de la Reserva no le daban la gorrita. “Que se cague de frío, recién subió el pendejo”. Una estupidez. Cuando estás allá te dan lo mismo que a todos. Son pequeños detalles. Obviamente que cada uno tiene su rango, pero por qué tengo que pasar frío yo o él. O le daban una remera toda rota, con agujeros. ¿No le pueden dar una remera normal? Esas son las cosas que no entendía.

-¿En Racing no viviste la diferencia interna en el plantel?

-No, fue un grupo extraordinario. Ese grupo de Racing era espectacular. Te daba ganas de ir a entrenar para estar con ellos y disfrutar. Solamente que los resultados no se daban.

-¿En Boca no te daban ganas de entrenar?

-En Boca iba, sí. Soy hincha de Boca. Iba con ganas, pero cuando te empezás a dar cuenta de que estás relegado… Aparte hay detalles que pasan, que esos me los guardo. Ves cosas que no te gustan y ya no vas con tantas ganas.

-¿Sentís que Simonian influyó más para mal que para bien?

-Sí. Pasé muchos episodios con él. Me terminó cagando en un montón de cosas.

-¿Cuáles?

-En plata, en todo. Por suerte siempre fui un jugador bien visto, al ser enganche. En el fútbol, el 9, el 10, un 5 elegante como (Fernando) Gago, son los más cotizados.

-¿Es difícil librarte del mundo Simonian?

-Simonian me fue a buscar cuando fui al Torino por primera vez. Sabía idiomas y tenía contactos en todos lados. Te vende pajaritos de colores. Es un mundo aparte lo que hacen los representantes con muchos jugadores. Tuve la suerte de tener una familia espectacular, que me apoyaba. No estaba a la deriva. De todas maneras, si te quieren engatusar, te engatusan.

-¿No te arrepentís de nada?

-No, porque eso no te das cuenta hasta que no te pasa. Cuando sos chico, jugás en el barrio, en las inferiores y no te das cuenta. Cuando crecés, y tenés los primeros contratos, te das cuenta de los manejos sucios. No me arrepiento de nada, pero me hubiese gustado haber empezado al revés: jugar en Boca unos años y después irme a Europa. En el fútbol te pasa el tren y no sabes cuándo te va a volver a pasar: subite. A mí me pasó el tren muy joven y me solucionó la vida. Y aparte porque supe administrar la plata. Son papeles de colores que van y vienen, y hay que saber manejarlos.

Cansado del ámbito futbolístico, Marinelli se dedicó a los negocios. Junto a Cristian Lagrotta, un ex futbolista que se desempeñó en el ascenso italiano y que había conocido en las divisiones juveniles de Argentinos, mantiene dos emprendimientos. El primero es una agencia de representaciones de jugadores. Allí, el ex Boca interfiere poco, pero tiene objetivos claros: ser la antítesis de aquellos que controlaron su carrera. El segundo, un bar, que abrió hace un año sobre la calle Ayacucho al 500 y que está decorado con diversos trofeos simbólicos de su trayectoria: camisetas de rivales.

-No te gustaron ciertos manejos que tuvieron con vos los representantes y hoy estás vinculado a eso. ¿Cómo convivís con eso?

-Está en la forma de ser de uno. Le dije a Cristian que no iba a ensuciarme por un dólar. No quiero hacer lo que me hicieron. Si hay un problema, nos abrimos. Hay gente que es capaz de matar a la madre por hacer un negocio. Por eso te digo que no estoy en el día a día, ni en todas las reuniones.

-¿Y con el bar?

-Siempre tuvimos la idea de tener uno. Miren cómo lo decoramos: con las camisetas de Coloccini del Newcastle, la de Simeone de la Lazio, la de Verón, del Manchester United, y la de Román de Boca.

“Estudiar te lleva a darte cuenta que no todo es fútbol en la vida”

Santiago Clavero y Francisco Rodríguez

Una mujer que no tiene pelos en la lengua a la hora de expresar su malestar y que no le escapa a las cuestiones sociales y políticas. Estudia trabajo social en la UBA mientras se gana la vida en una empresa de higiene ambiental como administrativa. Esa es Macarena Sánchez, delantera de la UAI de Urquiza, el último campeón de la liga femenina de fútbol.

Con 20 años, la santafesina arribó a Buenos Aires en 2012 para dedicarse al fútbol. Con el paso del tiempo, no sólo se centró en el deporte sino qué también miró hacia otros horizontes. Feminista, perseverante, solidaria, fuerte y con ganas de seguir aprendiendo y formándose.

Macarena además de romper las redes de las arqueras rivales, participa de todos los debates. La delantera cuestiona la comodidad de muchos de los futbolistas profesionales que no quieren incursionar en la educación superior, opina sobre el último conflicto universitario y de los beneficios que da estudiar una carrera en una universidad nacional.

-¿Cómo haces para estudiar, trabajar y jugar al fútbol?

-Es difícil el ritmo de vida. Trabajo de 8 a 14, entreno de 15 a 18 y curso de 19 a 23 hs. La mayoría de los días es así, pero ya me acostumbré. A veces me cuesta encontrar momentos para estudiar pero apenas tengo un tiempo libre no me queda otra que hacerlo, trato de aprovecharlos porque si no me atraso.

-¿Qué te llevó a elegir Trabajo Social?

-Antes de estudiar Trabajo Social pase por otras carreras, en las cuales me iba bien pero no me convencían, sumado a que se me dificultaban los horarios. Estudié en la UAI anteriormente. Y terminé eligiendo esta carrera porque desde chica siempre sentí que debía comprometerme y ayudar a la gente que se encontraba en situaciones de desamparo. Mi mamá fue funcionaria y desde siempre laburo en lugares relacionados a lo social y a los DDHH, así que ella también me lo inculcó un poco. Me daba un poco de miedo hacer una carrera larga, pero me decidí y arranqué este año.

-¿Cuál es tu opinión sobre el reclamo de las universidades y las medidas tomadas por el gobierno?

-Creo que es un reclamo válido y legítimo. Los docentes tienen el derecho de reclamar por paritarias acorde a la situación económica del país y a la inflación que afecta el bolsillo. Las medidas tomadas por el gobierno me parecen lamentables, creo que la educación pública debe estar como prioridad en cualquier proyecto de país y me parece realmente penoso que los docentes tengan que pasar por esta situación, y que el gobierno no destine presupuesto para algo tan importante e indispensable.

-¿Cómo te afectó el paro?

-En cuanto al paro, obviamente me afecta, como a todos los estudiantes. Por ahí se pierden contenidos o te ves obligada a estudiar sin haber tenido la clase, pero entiendo que esa es la forma de acompañar un reclamo válido, los estudiantes tenemos también la obligación de apoyar los paros y acompañar a los docentes desde el lugar que nos toca.

-¿Creés que los medios masivos estimulan la idea de que el deportista no debe estudiar así no se distrae y se dedica a lo suyo?

-Sí, puede ser. Creo que es un poco de los medios y otro poco de la sociedad. Ambos le exigen al futbolista muchísimo, como si el fútbol fuese vida o muerte, y eso hace que el futbolista crea que eso debe ser así. También está el pensamiento de “¿para qué voy a estudiar si cobro millones por año?”. Es un poco de todo. Hoy en día un futbolista profesional está salvado de por vida con lo que cobra y ve al estudio como una pérdida de tiempo.

-¿Cómo pensás que se puede cambiar eso?

-Creo que se puede cambiar desde los clubes, incentivando a los jugadores desde juveniles, haciéndoles entender la importancia de formarse académicamente. Hay muchos clubes que, además del fútbol, tienen institutos, por ejemplo River. Creo que es un cambio cultural.

-¿Queda demostrado entonces que sí se pueden hacer las dos cosas? ¿Y qué beneficios te da?

-Sí obvio, se puede hacer todo. Costará un poco más de esfuerzo, pero se puede. Estudiar te abre mucho la cabeza, salís del táper en el que te metés cuando jugás al fútbol. Te chocás con otra realidad, conoces gente de otra clase social, empezás a cuestionarte cosas más importantes que el fútbol. Y valorás mucho más lo que tenés. Muchos jugadores están aislados de la realidad en la que vivimos, de lo que vive la gente común. Estudiar te lleva a darte cuenta que no todo es fútbol en la vida.

-¿Considerás que vale la pena el sacrificio que hacés?

-Creo que vale la pena, a veces cansa, no te voy a mentir. Pero sé que el esfuerzo que hago ahora va a valer la pena en el futuro.