viernes, abril 26, 2024

Un peruano en Moscú

Facundo Catalini

Perú se encuentra en plena preparación final para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 en Schruns, Austria, y hasta ese lugar viajó el presidente del Lokomotiv Moscú, Ilya Gerkus, para darle la noticia a Jefferson Farfán en las gradas del Fussball Stadion sobre la extensión de su contrato en el club ruso por dos temporadas hasta el 2020.

Pero, ¿qué es lo relevante de este dato? Simple y concreto: el delantero seleccionado por Ricardo Gareca es el único jugador convocado, de una selección latinoamericana, que juega en tierras rusas. En tierras mundialistas. Esto es lo que hace importante a La Foquitaen esta nota.

Jefferson Farfán pasó más de 11 temporadas jugando en Europa: cuatro de ellas en el PSV Eindhoven holandés, donde ganó cuatro ligas y siete en el Schalke 04 alemán, conjunto donde consiguió un título de copa. Luego se fue a los Emiratos Árabes, precisamente al Al Jazira, equipo en donde tuvo poco rodaje por lesiones que lo tuvieron a mal traer, jugando solamente 18 partidos, marcando cinco goles y perdiendo puestos en el seleccionado peruano. Después de ese año y medio en Medio Oriente, La Foquita recaló en el Lokomotiv de la capital rusa en 2015, comenzando en ese traspaso su camino de vuelta a la selección.

“Pasé dos temporadas fantásticas en Lokomotiv. Aquí encontré personas de ideas afines con las mías sobre el fútbol. Finalmente, Lokomotiv me ayudó a regresar a la selección nacional. Por tanto, estoy muy contento de continuar en la historia del club”. Así, con esa simpleza y grandeza a la vez, declaró Farfán luego de estampar la firma.

Ahora, lo más importante en la cabeza de Farfán y todos los peruanos es la selección, lugar en el cual supo tocar fondo y romper el techo a la vez.

En diciembre de 2007, junto con otros tres jugadores -Santiago Acasiete, Claudio Pizarro y Andrés Mendoza-, Farfán fue suspendido de la selección por actos de indisciplina luego del empate en un partido frente a Brasil por las eliminatorias de Sudáfrica 2010, debiendo estar fuera del equipo de manera indefinida -terminaron siendo 18 meses- y pagando una multa de 20 mil dólares.

En 2010 y con Sergio Markarián como entrenador nacional, el delantero peruano volvió a entrometerse en un acto de indisciplina. La noche luego de perder por 1 a 0 frente a Panamá, se escapó a un casino cercano al hotel donde se hospedaban, siendo excluido de la selección hasta el 2011.

Igualmente, no todas son malas: Farfán es unas de las figuras del conjunto del Tigre Gareca y es el tercer máximo goleador de la blanquirroja con 25 goles, a uno de igualar a Teófilo Cubillas y a siete de Paolo Guerrero, quien tiene 32 anotaciones.

No es casualidad que Jefferson Farfán, ni mucho menos que Paolo Guerrero aparezcan en esa lista de goleadores. Ambos forjaron una amistad desde chiquitos. Los dos estudiaron juntos, hicieron las inferiores en Alianza Lima -aunque no tuvieron la posibilidad de debutar a la vez en primera porque Guerrero fichó para el Hamburgo- y llegaron, en 2004, a la selección mayor. Toda una vida compartiendo el fútbol y la vida misma.

Es tanta la amistad que forjaron entre los dos, que cuando a Paolo le tocó la suspensión por doping, La Foquita marcó el gol que le dio a Perú el pase al Mundial frente a Nueva Zelanda en el repechaje y en el festejo salió corriendo al banco de suplentes a buscar la número 9 de su gran amigo y con lágrimas en la cara, se la mostraba a todo el estadio, demostrando que su compañero estaba ahí presente, junto a ellos.

Él es Farfán. Quien supo colgarse el manto sagrado de su país en la espalda luego de coronarse campeón con su equipo, y espera con ansias el debut de la selección de Perú en Rusia. Esperan con ansias jugar un mundial, él, sus compañeros y todo un pueblo. Esperan con ansias repetir esa vuelta olímpica del único representante latinoamericano en tierras mundialistas.

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