lunes, diciembre 23, 2024
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La defensa argentina

Por Joaquín Álvarez

El equipo de Sergio Hernández se destacó en está Copa del Mundo por el compromiso y la actitud, tanto en ataque como en defensa. Ante Francia, Argentina logró su mejor partido defensivo, su rival tenía un gran poderío ofensivo con 89 puntos de promedio, terminó convirtiéndole 66 unidades, 23 menos de lo que venían anotando. La clave fue atacar al rival con una marca muy intensa e organizada.

Contra Serbia, Argentina también defendió bien ante un equipo mucho más alto, que en principio lo complicó en los tableros, pero con la rotación de internos se logró que no tengan mucha influencia en el juego y Serbia no hizo pesar mucho su altura en el marcador, sus torres no tuvieron un buen partido. Se jugaba al ritmo que quería Argentina.

El nivel defensivo fue bueno de todos los que ingresaron, jueguen pocos o muchos minutos, como Agustín Cáffaro contra Serbia, Máximo Fjellerup ante Francia o el mismo Tayavek Gallizi en los nueve minutos que disputó ante los franceses. Los jugadores de mayor rotación, tuvieron sus buenos partidos defensivos, Luis Scola contra Nigeria, Marcos Delía frente a Francia, Facundo Campazzo ante Serbia, Patricio Garino contra los galos. Todos estaban muy concentrados en la marca. Un equipo que dejó absolutamente todo en la cancha y venció caso cualquier tipo de pronóstico previo.

Francia se repuso y se llevo el bronce en el Mundial de China

Por Federico Flossdorf

El comienzo del encuentro no fue bueno para los europeos. En el primer cuarto apenas anotaron 11 puntos. Con cinco lanzamientos convertidos de 17, los galos arrancaron imprecisos. Por su parte, Australia estuvo sólido en ambos lados de la cancha. Patty Mills fue el estandarte en ataque con siete puntos en los primeros diez minutos.

El segundo cuarto lo volvió a ganar el conjunto oceánico. Sin embargo el juego estuvo interrumpido por los faltas al igual que todo el encuentro. Entre los dos equipos convirtieron 37 a lo largo del partido. Francia solo convirtió 10 puntos y llego al entretiempo con apenas 21 puntos, nueve por debajo de los australianos.

El segundo tiempo parecía ser de Australia. La aparición de Joe Ingles, máximo anotador australiano en el partido con 18 puntos fue fundamental. Los boomers, al comienzo del tercer cuarto llegaron a estar 15 puntos arriba de los europeos.

Sin embargo el 54% desde línea de tres comenzó acercar a los franceses. De la mano de Nando De Colo (19 puntos) y Evan Fournier (16 puntos), Francia emparejó el trámite y se fue al cuarto período perdiendo 42 a 46.

Los últimos 10 minutos fueron para los europeos. Francia recién llego a estar arriba del marcador a los 9:11 del último cuarto. Al ataque francés se sumo Andrew Albicy que con tres triples fue fundamental para que Francia meta un parcial de 25 a 13 y se lleve el bronce en este mundial.

Los australianos volvieron a fallar en el momento clave al igual que con España. Dos perdidas a falta de dos minutos para el cierre sentenciaron el partido. De esta manera, los oceánicos quedan nuevamente a las puertas de un podio mundialista, algo que nunca consiguieron en su historia.

Amateurismo en Japón y el modelo de Supercampeones

Por Marcos Cressi

El 15 de mayo de 1993, el antiguo Estadio Olímpico de Tokio estaba repleto de aficionados. Más de 55 mil espectadores esperaban el comienzo del partido entre el Verdy Kawasaki y el Yokohama Marinos. El enfrentamiento terminó 2-1 a favor de los visitantes, (uno de esos dos goles lo convirtió Ramón Díaz). Pero lo que pasó a la historia no fue el resultado del encuentro, sino el sueño cumplido de Kenji Mori y de Saburo Kawabuchi: la profesionalización del fútbol japonés luego de 28 años de amateurismo.

El deporte llegó a Japón gracias a oficiales de la armada británica que arribaron a Yokohama a fines del Siglo XIX, era caracterizada por la Revolución Meiji, una época de cambios en la que el Emperador con ese mismo nombre empezó a aumentar su poder, mientras que los samuráis lo perdieron después de la desaparición del shogunato, gobierno militar dirigido por el Shogun (un samurái).

A partir de esto, el fútbol fue creciendo y, en 1917, comenzaron a jugarse los campeonatos intercolegiales. Cuando la Asociación de Fútbol de Inglaterra (F.A.) se enteró de los torneos organizados por las escuelas japonesas decidió, en 1919, donar una copa hecha de plata. En 1921 se creó la Asociación de Fútbol de Japón (JFA, sus siglas en inglés) y ese mismo año se comenzó a jugar la Copa del Emperador, en la cual el ganador recibía el trofeo dado por la F.A, que actualmente ya no existe porque fue fundido durante la Segunda Guerra Mundial por la falta de metales. El primer torneo lo disputaron tres equipos y el campeón fue el Tokyo Shukyu-Dan. 

En 1936 Japón llevó a Alemania un seleccionado mayoritariamente universitario para participar de los Juegos Olímpicos de Berlín. El combinado nipón quedó afuera en los cuartos de final tras ser vapuleado 8-0 por Italia, que luego ganaría la medalla de oro. A partir de esta dura derrota, el fútbol comenzó a perder popularidad, mientras que el béisbol empezó a ganar más aficionados.

A partir de la creación de la Copa del Emperador, los equipos universitarios comenzaron a dominar esta competición. Se consagraron campeones en 25 oportunidades de las 35 disputadas hasta 1965. El club más laureado es la Universidad de Keio, con 9 títulos, cantidad que todavía no fue superada.

En 1965, un año después de los JJOO de Tokio 1964 en el que Japón llegó a los cuartos de final, se fundó la Japan Soccer League. Este torneo se basó en la liga japonesa de beisbol. Los equipos de la liga estuvieron formados por empresas que controlaron los mercados japoneses. En la primera temporada se anotaron: Furukawa Electric, Hitachi (electrónicas); Mazda, Mitsubishi Motors, Toyota (compañías automovilísticas); Yanmar Diesel (fábrica de motores), Nippon Steel (industria siderúrgica) y Nagoya Mutual Bank. Los futbolistas de los equipos de fútbol eran los trabajadores de la propia empresa.

Tres años después de la creación de la liga, la Selección de Japón disputó los JJOO de México 1968. Compartió el Grupo 2 con España, Brasil y Nigeria. Logró avanzar a los cuartos de final luego de vencer al conjunto africano y empatar con las otras dos selecciones. En esa instancia venció por 3-1 a Francia, pero luego en semifinales perdió 5-0 con Hungría. A pesar de la goleada, la participación nipona fue histórica por que consiguió una medalla de bronce luego de derrotar a los anfitriones en el mítico Estadio Azteca, con un doblete de Kunishige Kamamoto, una de las leyendas del fútbol del país del Sol Naciente.

A partir de esta histórica participación, las empresas les redujeron la jornada laboral a sus jugadores para que se pudieran entrenar por la tarde y comenzaron a atraer a jugadores extranjeros para intentar convocar público a los estadios.

A pesar de la venta de Yasuhiko Okudera al Colonia de Alemania, quien se convirtió en el primer japonés en jugar en Europa, la gente no se interesó por el fútbol hasta que en 1981 se empezó a publicar el manga de Súper Campeones. La serie creada por Yoichi Takahashi contaba la historia de un joven llamado Oliver Atom (u Ozora Tsubasa en Japón), oriundo de Shizuoka, quien soñaba en convertirse en futbolista profesional. A partir de esto, los jóvenes comenzaron a ir a las inferiores de los equipos de la JSL, y el gobierno japonés comenzó a utilizar al fútbol como una forma de combatir los suicidios de los adolescentes que durante aquella época comenzó a crecer.

A finales de la década de los 80’, el fútbol japonés comenzó a ganar nivel internacional. En la temporada 1986-87 el Fukurawa Electric (Actual JEF United Chiba) se consagró campeón del Campeonato de Clubes de Asia y se transformó en el primer equipo nipón en lograrlo. Al año siguiente, El Yoimuri SC repitió la hazaña y en 1990 el Nissan Motors llegó a la final, pero la perdió con el Liaoning FC de China.

A partir del regreso de Yasuhiko Okudera al fútbol japonés en 1986, los jugadores profesionales comenzaron a aumentar. A partir de esto, en 1988, se empezaron a reunir en un comité para evaluar la profesionalización de la liga. El propósito se logró en 1991 cuando se creó la Japan Professional Football League (J. League). Su primer presidente fue Saburo Kawabuchi, que junto con Kenji Mori fueron muy importante. La J. League empezó con diez equipos fundadores y en 1992 se jugó la J. League Cup, que se celebró como un torneo preparatorio para la primera liga en 1993. La ganó el Verdy Kawasaki tras vencer por 1-0 al Shimizu S Pulse en la final.

Sergio Hernández, el estratega del mundial

Por Federico Flossdorf

Previo al comienzo mundial, el entrenador argentino había mencionado en una entrevista con TNT Sports cual sería una de las claves de Argentina para competir ante los equipos mas poderosos de la competencia: ”No somos los mas altos, no somos los mas fuertes y no somos los mas rápidos. Eso lo suplimos con la competitividad pero sobre todo con un enorme entendimiento del juego”.

Las palabras las ha demostrado en hechos. Argentina en su camino a la final eliminó a dos de los máximos candidatos a ganar esta competencia como Serbia y Francia. En cuartos de final toco el equipo de los balcanes y la estrategia funcionó a la perfección. Postpartido, Hernández dijo que la clave era mantener un goleo alto y su equipo lo hizo.  Con un 76 por ciento en tiros de tres Argentina le anotó 97 puntos a Serbia. De hecho el técnico rival, Sasha Djordevic, elogió al equipo Argentino: “Campazzo nos dominó, esta es su victoria. Scola es un líder, quizás una de las mayores leyendas del baloncesto. Felicitaciones tanto al entrenador como a todo el equipo de Argentina, merecieron esta victoria”.

En semifinales el rival era Francia. Y otra vez Hernández reafirmó con hechos lo que mencionó previo al mundial. Argentina basó su juego en la defensa. La ejecución de los jugadores fue perfecta y permitió que los franceses solo anote 66 puntos. Hasta ese partido los galos promediaban 89 unidades por encuentro.

En este caso fue el pívot francés, Rudy Gobert, quien elogió al seleccionado argentino: “Fueron el mejor equipo esta noche. Desde el primer hasta el último minuto. Fueron más agresivos. Argentina jugó mucho más en conjunto que nosotros. Saltaron las líneas de pase y nos incomodaron un montón. Fue un dominio completo”.

Sin embargo Hernandez no trabaja solo. Junto a él están sus asistentes, por Silvio Santander, Gabriel Picatto, Juan Gatti y Maximiliano Seigorman. Nadie conoce mejor a los rivales que su equipo de trabajo, quienes se encargan del estudio y el análisis conocidos como scouting. Además los hace participar en los partidos. Se vio en este torneo cómo le cedió la pizarra a Santander para que dibujara una jugada.

En una entrevista con Clarín, explicó cual es su objetivo en un equipo. Cada vez tengo menos dibujos y más deseo de que mis jugadores, con un bagaje menor de diagramas, puedan ejecutar según lectura de juego una opción u otra. La idea es tener al equipo entrenado para que ni siquiera tengan que pensar, sino ejecutar en función de lo que está sucediendo”.

El coach argentino dijo que es el mejor equipo que ha dirigido a lo largo de sus carrera. El oriundo de Bahía Blanca esta ante uno de sus máximos desafíos con la Selección Argentina. En frente estará España, aquel rival que lo eliminó en las semifinales de mundial 2006 de Japón.

De menos a más: Argentina y España son los finalistas

Por Maximiliano Das

En Beijing serán las ocho de la noche del domingo una vez que se haya retirado el público que fue a ver qué equipo entre Francia y Australia se quedaba con el último escalón del podio. Cuando ya hayan llegado quienes verán el último partido del Mundial de básquet. Incluso ya habrían hecho el precalentamiento los jugadores.

A las ocho de la noche de Beijing habrá diez basquetbolistas en el parqué. En el medio, un árbitro lanzará la pelota hacia arriba para que dos pivots se disputen la naranja en el aire y así tener la primera posesión. Recién entonces comenzará a correr el cronómetro. El que importa. El de 40 minutos netos divididos en cuatro tiempos de diez. Y cuando ése cronómetro llegue a cero, unos alzarán sus brazos como festejo y otros agacharán la cabeza. Quizás lloren. Por felicidad o por frustración. Pero primero serán las ocho de la noche en Beijing.

En Argentina, a más de 19 mil kilómetros, serán las nueve de la mañana cuando el referí lance el balón al aire. Y a diferencia de cualquier domingo a las nueve de la mañana, la gente estará bien despierta, atenta. Enfrente, su mayoría, tendrá un televisor sintonizado en el canal de la TV Pública, quienes tengan servicio de cable podrán optar por TyC Sports y quienes reciban la señal satelital, por DirecTV Sports.

Particularmente en Argentina, a más de 19 mil kilómetros de Beijing y a las nueve de la mañana, porque será el seleccionado argentino el que dispute el último partido, la final del Mundial. Enfrente tendrán al combinado español, liderado por Ricky Rubio y Marc Gasol, ambos jugadores de la NBA, el último, campeón en la pasada temporada con Toronto Raptors.

Los mismos rivales disputaron un amistoso de preparación para la Copa del Mundo, apenas 19 días antes del encuentro decisivo. Aquella vez no jugaron ni Facundo Campazzo -aún estaba en duda para el arranque de la competencia por un esguince sufrido contra Rusia- ni Gasol y el resultado fue 84-76 para los ibéricos.

A la final llegan ambos equipos invictos: España tuvo sus dificultades para vencer a Puerto Rico, Irán e Italia, pero luego derrotó a Serbia, uno de los candidatos -si no el mayor-, y superó a Polonia en cuartos de final. Frente a Australia acabó en empate los cuarenta minutos netos y el primer tiempo extra, pero en el segundo impusieron su carácter y tomaron una ventaja que los oceánicos no pudieron remontar.

Argentina, por su parte, arrancó la competencia ante el débil seleccionado de Corea del Sur, continuó su recorrido ante Nigeria -“el partido que tenía que ganar”, según indicaba el ranking de FIBA, que ubicaba a su próximo rival, Rusia, por encima suyo-. El Alma derrotó también al combinado ruso y clasificó como líder a una segunda fase en la que se encontró y venció a Venezuela y Polonia. Finalmente, se impuso sobre la Selección serbia y la francesa como el menos favorito en ambos partidos.

De menos a más, ambos equipos recorrieron todas las instancias para disputarse la medalla dorada, la copa y el escalón más alto del podio en el encuentro decisivo. A las ocho de la noche de Beijing. A las dos de la tarde de España. A las nueve de la mañana de Argentina.

Análisis de España, el rival en la final

Por Roberto Aboian

El camino de España en la FIBA World Cup es excelso, contabilizando siete victorias y cero derrotas, al igual que Argentina. En la fase de grupos, venció sin inconvenientes en el debut a Túnez por 101-62, luego hizo lo propio con Puerto Rico (73-63) e Irán (73-65) clasificándose como primero del Grupo C. En la segunda ronda se llevó la victoria ante Italia (67-60) en un ajustado encuentro y dio golpe frente a Serbia, la selección primera preclasificada. En la fase final, primero venció cómodamente a Polonia (90-78) con una gran actuación de Ricky Rubio (19 puntos, 9 asistencias y 5 rebotes, y luego, para clasificarse a la final, superó a Australia por 95-88 teniendo antes que pasar por dos tiempos suplementarios con una tremenda performance de Marc Gasol sumando 33 puntos, 4 asistencias, 6 rebotes y 2 tapones.

El estilo de juego de España es predominantemente defensivo (promedia 69,2 puntos en contra por partido, un numero levemente inferior al de Argentina) destacándose una marca personal asfixiante que obliga al rival a jugar cerca del perímetro. A su vez, con los interiores cierran los caminos a la zona pintada evitando así las penetraciones. España también tiene grandes cualidades en ofensiva. Manejan muy bien la pelota generando una alta fluidez en el circuito de distribución. Esto se puede apreciar en las 23,1 asistencias por partido.

Las principales figuras del equipo son Ricky Rubio y Marc Gasol. El base de los Suns promedia a lo largo de todo el certamen 15,9 puntos, 4,3 rebotes, 6,4 asistencias. Rubio es el cerebro del equipo y es desde su juego de donde se gestan las jugadas. Sus números en materia de anotaciones y asistencias son los más altos del equipo español. Por su parte, Gasol, la torre de 2.15 metros es la referencia en la zona pintada. El pívot que hace poco se proclamó campeón en la NBA, suma 14,4 puntos, 5,3 rebotes y 3,7 asistencias siendo sumamente efectivo en ambas pinturas, sea para defender o anotar. En el partido ante Australia rompió el récord de mayor cantidad de puntos anotados en un partido de un Mundial.

Sergio Llull y Víctor Claver son muy importantes en la distribución del balón junto a Rubio y por sus contribuciones en anotaciones de media y larga distancia. El valenciano Claver tiene un 74,1% en tiros de dos puntos y aporta junto a Rudy Fernandez y Gasol en defensa. Por su parte, Llull, gracias a su experiencia, fue decisivo en el suplementario ante Australia con sus tiros por fuera del perímetro.

Estadísticamente hablando, Argentina supera a España en cantidad de puntos anotados por juego (87,6 sobre 82,9), igualan en el área de rebotes con 34,7 por lado y los europeos superan en materia de asistencias (23,1 a 20.3).

Ambos equipos demostraron un juego de alto vuelo a lo largo del certamen para llegar a la fase final. España lidera el historial, pero con el gran momento de Argentina, es posible soñar con acortar esa diferencia.

Serbia y Bogdanovic con su mejor final

Por Martín Fernández

El seleccionado europeo, tras caer frente a Argentina en cuartos y ganarle a Estados Unidos por 94-89, se quedó con el quinto puesto del Mundial de China tras vencer 90-81 a República Checa con buenas actuaciones de sus figuras.

La derrota de Serbia frente a Argentina fue una sorpresa para la mayoría, ya que el conjunto europeo era uno de los candidatos, pero no tuvo un efecto negativo en sus jugadores en los partidos posteriores en busca de la quinta posición. Esto quedó demostrado en el comienzo frente a Estados Unidos, con el parcial 32-7 a favor una vez finalizado el primer cuarto. Finalmente le ganaron a los norteamericanos y enfrentaban a República Checa.

El otro conjunto europeo había perdido contra Australia en cuartos y llegaban luego de vencer a Polonia, el enfrentamiento entre los que fueron las sorpresas del torneo. Chequia no tenía demasiadas figuras destacadas, pero el nuevo base de los Chicago Bulls, Tomas Satoransky, estuvo intratable a lo largo de todo el torneo con 15.5 puntos, 5.6 rebotes y 8.5 asistencias, incluso amenazó con terminar con el primer “triple-doble” (triple doble digito en las estadísticas) en la historia de los mundiales en el partido contra Australia (13 puntos, 9 rebotes, 13 asistencias).

El partido comenzó en favor de Serbia, pero los checos empataron sobre el final del primer cuarto y posteriormente sacaron ventaja de hasta trece puntos gracias a las anotaciones provenientes del banco de suplente de Martin Peterka (14 puntos) y Patrik Auda (16 puntos) que los colocó por delante al entretiempo. Sin embargo, el seleccionado serbio cambió y fue claramente dominante en la segunda mitad, principalmente gracias a su quinteto titular que pasó a ser mucho más efectivo, particularmente Nikola Milutinov (14 puntos) y Stefan Jovic (12 puntos).

El único jugador que fue constante durante todo el partido fue Bogdan Bogdanovic, que terminó con 32 unidades. El nacido en Belgrado fue consistente a lo largo de todo el torneo y, de no haber caído en cuartos de final, sería un gran candidato al denominado MVP, jugador más “valioso” del torneo. Promedió casi 23 puntos por partido y sus porcentajes de tiro estuvieron por encima del 50%, realmente algo poco común en tiradores desde el perímetro (59,5% en en tiros de dos y 53% en triples).

Serbia no cumplió con las expectativas, pero por lo menos se dio el lujo de vencer aún así a Estados Unidos, terminar de la mejor forma posible el mundial y, a pesar de todavía no haber clasificado, tener una base de jugadores bastante confiable de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

¿Qué hay después de la Generación Dorada?

Por Matías Buzzatto, Azul Casella, Jeremías de Bueno, Lautaro Ruiz Elvira, Juan Pablo Santillán y Cynthia Zabotinsky

Introducción

Desde Berlín 1936, la primera vez que se incluyó el básquet en los Juegos Olímpicos, hasta 2004, Estados Unidos consiguió 12 medallas doradas de 15 posibles. Las otras las ganaron Yugoslavia y la Unión Soviética, dos países que ya no existen. ¿Quién rompió con esta supremacía? La Argentina con su Generación Dorada, que marcó un antes y un después, que nunca pudo igualarse y que aún se busca imitar. Esto, por ahora, parece imposible porque la estructura del básquet nacional actual no permite tener una nueva camada de jugadores capaces de conseguir los mismos éxitos que aquel grupo que inició Julio Lamas, potenció Rubén Magnano y continuó Sergio Hernández.

Sin embargo, durante los primeros años del nuevo siglo, los logros del seleccionado favorecieron a la organización de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB). Esto permitió la aparición de nuevos jugadores, algunos, como Pablo Prigioni y Facundo Campazzo, aptos para acompañar y seguir con el proyecto de la Generación Dorada.

La CABB desarrolló un método para aplicarlo a nivel nacional y así poder generar una misma forma de juego en todo el territorio argentino. El principal problema que se planteó es que la presión por el resultado altera el proceso de formación.  “El método es un manual, no solamente para categorías formativas sino también para el mini básquet, que funciona como una sugerencia para los entrenadores de formación para poder poner el acento en ésta y luego en la competencia y no tomar atajos para ir en búsqueda del resultado”, le explica a este grupo de investigadores Silvio Santander, Director Nacional del Programa Formativo CABB.

¿Qué hacían antes que no hacen ahora? ¿Cómo es la estructura actual? ¿Cómo era antes? ¿Mejoró o empeoró? ¿Qué cambió en la Confederación Argentina de Básquetbol? ¿Qué ayuda brinda el Estado? En cuanto a los jugadores, ¿hay cambios físicos?

 

Comienzo y desarrollo de la Generación Dorada

“Tratar de hacer grande al básquetbol argentino y ponerlo en los primeros puestos del mundo”, fue el juramento que se hicieron los jugadores de la Selección argentina en el Mundial Sub 22 de Australia 1997, el torneo génesis de la Generación Dorada, con Emanuel Ginóbili a la cabeza. Las victorias continuaron y uno de los máximos hitos llegó en el Mundial de Indianápolis 2002, donde le ganaron a Estados Unidos, con un plantel conformado por jugadores de la NBA. Terminaron subcampeones tras perder en tiempo extra ante Yugoslavia.

El logro más importante llegó dos años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde le volvieron a ganar a los norteamericanos en semifinales, nuevamente con jugadores de la NBA. En la final vencieron a Italia y consiguieron la medalla de oro.

En esa temporada Ginóbili ya jugaba en San Antonio Spurs, donde se mantuvo durante 16 años y se convirtió en el argentino que más temporadas disputó aquella liga. Juan Ignacio “Pepe” Sánchez en Etosa Alicante (España), Alejandro Montecchia y Fabricio Oberto en Pamesa Valencia (España),  Walter Herrmann en Unicaja Málaga (España), Gabriel Fernández en Lleida Básquet (España), Hugo Sconochini en Pallacanestro Virtus Roma (Italia), Leonardo Gutiérrez en Ben Hur (Argentina), Luis Scola en Saski Bakonia (España), Carlos Delfino en Detroit Pistons (NBA), Andrés Nocioni en Chicago Bulls (NBA) y Rubén Wolkowyski en Khimki BC (Rusia), completaron el plantel.

Sólo uno jugaba en Argentina, el resto estaba en Europa o en Estados Unidos. Esta podría verse como una de las causas de su éxito, ya que todos pertenecían a ligas con más prestigio e historia, lo que les daba un mayor sostén para sus grandes talentos.

 

El método CABB

Es difícil tener una estructura sólida y un objetivo en común si los clubes no colaboran con las sugerencias que da la CABB.  “Lo bueno sería que de acá a 10 años estemos todos jugando a lo mismo, porque hoy recorrés el país y todos juegan distinto. No como hacen los rusos, que los forman desde los 15 años para que jueguen todos igual. Ahí es donde después te jerarquizás y terminás en el medallero olímpico”, le comenta a este grupo de investigadores Sebastián Intonio, coordinador de las categorías formativas de Racing.

Una de las principales diferencias con las generaciones que vinieron después de la Dorada es la cantidad de jugadores que participaron de la NBA. De los doce campeones en Atenas 2004 (Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, Rubén Wolkowyski, Emanuel Ginóbili, Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Walter Herrmann y Luis Scola), en algún momento formaron parte de la mejor liga de básquet del mundo, antes o después de la obtención del oro olímpico. Hoy ninguno de los jugadores seleccionados participa de este torneo.

“Pretender que Argentina vuelva a tener una “Generación Dorada” es pensar que Dios es argentino. El país no es una potencia mundial basquetbolística, lo son Serbia, Lituania, Estados Unidos. Ni siquiera tenemos el presupuesto o la estructura de países como España, Grecia o Francia”, aseguraba Sergio Hernández, director técnico de la Selección argentina de básquet, en abril de este año.

A pesar de esto, la CABB con su método, que se aplica hace ya dos años, intenta unificar la forma de jugar en todas las federaciones del país, teniendo siempre como espejo aquella Generación Dorada. Esta forma de trabajar surge a partir del debate de un grupo de entrenadores y profesores que empezaron a realizar foros por diferentes puntos del país. Se generó un staff interdisciplinario donde hay nutricionistas, psicólogos, kinesiólogos, profesores, entrenadores y dirigentes que se unieron para formar esta idea, no como una verdad sino como una intención de dar una ayuda a todo el básquet en formación.

Este método no sólo sugiere cómo manejarse en la formación sino también en la forma de juego: jugar con el 5 abierto y defender los 1 contra 1, entre otras, lo que le dará una identidad a la futura Selección Nacional, si todos la respetan y continúan esta forma de trabajo.

En algunos clubes, como Racing y Obras, se adaptan a estas indicaciones de la CABB porque consideran que este proyecto, a futuro, les dará una buena base para trabajar con las categorías formativas dentro de cada institución.

 

Métodos de entrenamientos

El método CABB implicó nuevas formas de entrenamiento dentro de los clubes. También se dieron cambios porque se buscan objetivos distintos a los de años anteriores o porque la formación e información que poseen los coordinadores y entrenadores es diferente.

En Racing, por ejemplo, aseguran que los entrenamientos se modifican año tras año y que, hoy en día, se le da una mayor importancia a la parte técnica antes que a la táctica. Como explica Sebastián Intonio, además, se ve claramente una evolución en la parte física y afirma: “Hoy si no estás bien, no podés competir”.

La altura es un problema a la hora de competir con jugadores europeos que miden 1.95 o 2 metros; pero al tomar como ejemplo a Facundo Campazzo, que mide 1,81 metros, se concluye que, con una buena preparación física en los entrenamientos, es posible competir contra y junto a los mejores y más altos deportistas.

Por otro lado, Ignacio Narvaja, coordinador de Obras Basket, también le asegura a este grupo que se produjeron cambios en la organización de los entrenamientos dentro del club. Explica que antes se entrenaba a doble turno, a la mañana y a la tarde, y ahora es un “entrenamiento integrado”. Este dura cuatro horas a la mañana e incluye fuerza, técnica y también en conjunto, lo que les permite a los jóvenes tener toda la tarde libre en lugar de ir a sus casas y tener que volver algunas horas después.

Además, se hace cada vez más hincapié en el cuidado físico y los chicos saben que para ser profesionales tienen que adaptarse. Los entrenadores les cuentan constantemente historias de sus ídolos (casi todos de la Generación Dorada) para que los tomen como modelos a seguir. Utilizan, por ejemplo, el caso de Campazzo, en el que cuentan que al llegar a la Selección lo agarraron Ginóbili y Scola y le dijeron: “Sos el único gordito del torneo”. Esto, entre otras cosas, marca la importancia de mantener una dieta correcta. Cabe destacar que, por un lado, hay talento innato del juvenil, y por el otro, una formación con el correr de los años.

 

Liga Nacional de Básquet

El recorrido ideal que se plantean en los clubes es que los jugadores ganen cada vez más minutos en la Primera División del club y que luego pasen a equipos que participan de la Liga Nacional (si es que no lo hacen). A partir de ahí, ya afianzados en ésta, el objetivo es que puedan pasar a la Primera División de una liga europea porque, en la actualidad, el gran salto es jugar en las mejores ligas de ese continente, que es lo mejor a nivel FIBA.

Pero, ¿es fácil afianzarse en la Primera División de los clubes argentinos? Hace tres años, en la Liga Nacional se liberó el cupo para que cada equipo tenga la posibilidad de contar con ocho mayores libres de nacionalidad, llegado el caso de que los clubes decidan explotar al máximo esta posibilidad, sólo cuatro jugadores podrían pertenecer a las categorías formativas.

En los últimos años la Liga Nacional logró un nivel de organización y de competitividad alto con respecto a las demás ligas de Latinoamérica. Esto llevó a que muchos jugadores extranjeros se vieran atraídos hacia el país, lo que genera, a nivel local, una mayor competencia entre argentinos y extranjeros, que puede beneficiar a algunos, pero perjudicar a otros.

En un estudio realizado a fines de 2017 y publicado en Clarín, se observó que, en seis de los 20 equipos de la Liga Nacional, los extranjeros habían sumado más minutos que los argentinos y que en 11 clubes, el jugador con más minutos no era argentino.

Un ejemplo claro de la llegada de los extranjeros a la Liga Nacional y de cómo puede llegar a desplazar a los jugadores argentinos es el del tricampeón del básquet argentino, San Lorenzo: cinco de los doce jugadores del plantel actual no nacieron en Argentina, el equipo tiene un hombre por puesto no nacido en Argentina.

 

Aportes del Estado

Para poder llevar adelante su trabajo de crecimiento en el básquet argentino, la Confederación recibió en 2018 por parte del Estado, según su sitio oficial, $13.977.500, lo que sumado a los $67.263.078 de los ingresos para fines generales, les da un total de $81.240.578. Pero esto no genera grandes ganancias porque los gastos son de $79.775.553, aunque es mayor al del año anterior cuando el saldo daba $1.071.124, mientras que es ampliamente superado por el del 2016, con un negativo de $5.630.267, lo que equivalió a una caída del 15,27 por ciento.

En comparación con el fútbol, el deporte más popular de Argentina y el que más dinero recibe, el aporte del Estado en 2018 (año en el que el ex futbolista Carlos Mac Allister renunció como Ministro de Deporte) es más bajo para el básquet, lógicamente, y puede generar inconvenientes en la gestión de la CABB como por ejemplo para ayudar a los equipos de la liga local a llevar a cabo el mejoramiento de sus infraestructuras, lo que conlleva un alejamiento con respecto a los equipos de Europa y, sobre todo, los de la NBA.

 

El rendimiento de los jugadores argentinos en los últimos años en la NBA y en Europa

Como se explicó anteriormente, de los doce jugadores del plantel campeón en Atenas 2004, ocho formaron parte, en algún momento, de la NBA. Después de estos, pocos argentinos fueron capaces de llegar a esa liga, sin lograr adaptarse y mucho menos consolidarse.

Pablo Prigioni fue uno de los que más años pudo sostenerse en Estados Unidos luego de la aparición de esta camada: jugó entre 2012 y 2016 en New York Knicks, Houston Rockets y Los Angeles Clippers. Nicolás Laprovittola formó parte de los Spurs de San Antonio en 2016, pero sólo estuvo allí una temporada, al igual que Patricio Garino, que también llegó por una sola temporada a Orlando Magic.

Por otro lado, Nicolás Brussino jugó en Dallas Mavericks y en Atlanta Hawks entre 2016 y 2018, y se convirtió, junto a Wolkowyski, en los únicos en llegar a la NBA directamente impulsados de la Liga Nacional (Peñarol de Mar del Plata) sin escalas.

Llegar a la NBA parece ser cada vez más difícil, no sólo por el alto nivel que se requiere, sino también porque la forma de jugar no es la misma y a los jugadores les cuesta mucho adaptarse. Por esto en la actualidad el objetivo que los basquetbolistas argentinos se plantean en sus carreras es llegar a una liga poderosa de Europa, como la Liga ACB de España.

Laprovittola es el ejemplo perfecto de las diferencias entre Europa y la NBA: no pudo afianzarse en el torneo norteamericano y, sin embargo, el jugador de Joventut de Badalona fue elegido como el mejor de la liga española de la temporada 2019-2020.

Se continúa el trabajo con la siguiente cuestión: ¿la Generación Dorada fue una casualidad?

Según el coordinador de las inferiores de básquet de Racing, el surgimiento de la generación dorada fue algo atípico a todo; eran un grupo de amigos y no existían conflictos de egos, todos eran solidarios con todos en el juego. Para Sebastián Intonio puede surgir una nueva camada de jugadores iguales o mejor a la generación dorada; va a costar, pero se puede lograr si se sigue una bajada de línea estricta del método CABB.

Así como apareció una Luciana Aymar, que generó un boom en el hockey argentino acercando a más jóvenes a este deporte, con Manu Ginóbili y compañía ocurrió algo similar; el fútbol dejó de ser la única opción y el aro se transformó en una posibilidad practicable en los colegios primarios y secundarios, que lo impulsaron como práctica dentro del programa del plan de estudio en la materia Educación Física.

Mantener un mismo método de trabajo en todos los clubes argentinos, como el que lleva adelante hoy la CABB, puede volver a generar, en un futuro, que se den resultados positivos como los que logró la Generación Dorada en su momento. Si bien esos jugadores y ese contexto de una buena confianza y un ambiente ameno es muy difícil de repetir, porque conlleva compañerismo, años de conocerse, llevar una amistad, convivir y tener, sobre todo, mucha química, no se da de manera tan rápida. Son momentos, son camadas, son circunstancias que ocurren.

Sólo con confianza y compañerismo no se ganan campeonatos, pero si todos los factores que rodean al básquet llámese Gobierno, el cual debería brindarle más importancia no sólo al básquet, sino al deporte en general, como, por ejemplo, tener un ministerio de deportes, mayores proyectos, entre otros; sumado a un mejor desempeño de la CABB, que se mejore lo que viene haciendo así los resultados del básquet podrían tener un crecimiento significativo.

Los proyectos no conllevan dos o tres años, son a largo plazo. La Generación Dorada es un gran ejemplo de paciencia y perseverancia, porque luego de perder la final del mundial 2002 contra Yugoslavia, el cuerpo técnico y los jugadores se mantuvieron en su mayoría para afrontar los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde lograron el éxito más importante de la historia del básquet argentino. No fue casualidad la medalla lograda porque hubo un proyecto sostenido durante años y es hora de volver a ponerlo en marcha.

 

Mundial de China 2019

“Me animaría a decir que, con todo el respeto por los demás, es el mejor equipo que dirigí en mi vida”, declaró Sergio Hernández luego de que Argentina le ganara a Francia en la semifinal del Mundial de China por 80 a 66.

Con el oro obtenido en los Juegos Panamericanos de Lima en agosto de este año (como antesala al Mundial), la posibilidad de conseguir la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 no parecía una locura. Más que nada porque había sensaciones de haberse formado algo especial en Perú: un equipo.

Sin jugadores en la NBA, pero con algunos desempeñándose en Europa, Hernández delineó un plantel que hoy da que hablar por su similitud, salvando las distancias, con la Generación Dorada. En la Liga ACB de España se encuentra la mayoría: Nicolás Brussino, en Tenerife; Luca Vildoza y Patricio Garino en Saski Baskonia; Lucio Redivo en CB Breogan; y Facundo Campazzo, Gabriel Deck y Nicolás Laprovittola en el último campeón, el Real Madrid. Cabe destacar que la final la jugarán Argentina y España.

Completan la lista de los que triunfan en el exterior: Marcos Delía en Fuerza Regia de México y Luis Scola, con un pasado de diez años en la mejor liga del mundo, en Shangai Sharks de China. Mientras que de la Liga local figuran Agustín Caffaro y Máximo Fjellerup de San Lorenzo, y Tayavek Gallizzi de Regatas.

“Antes de llegar a China ya sabíamos que podíamos ganarle a cualquiera, lo estamos concretando y es una alegría muy grande. Somos un equipo con mucho compromiso y estamos muy unidos”, dijo Laprovittola luego del triunfo ante Serbia en cuartos de final (97-87).

Como dice el base: son un equipo unido. Y esa unión es la que trae al recuerdo latente la esencia de aquella camada que brilló en el mismo torneo, pero hace 17 años atrás. “Desde la actuación de Manu (Ginóbili) contra Estados Unidos en el Mundial de Indianápolis 2002 que no se veía una tarea como la que tuvo Campazzo contra Serbia”, elogió Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, parte de aquel plantel y quien hace un paralelismo, si se quiere, entre ambas selecciones.

Con el “Oveja” Hernández dando indicaciones, Ginóbili alentando desde la tribuna y Andrés Nocioni defendiendo al básquet nacional de los ataques de ciertos periodistas que no valoran a este deporte como si lo hacen con el fútbol, esta Selección está bien respaldada por aquellos que han marcado un antes y un después en la historia del deporte argentino. Las bases están bien sólidas y, sobre todo, unidas. Para culminar con esta investigación, Luis Scola, el capitán, dice luego de la clasificación a la final: “Este equipo tiene cosas de la Generación Dorada”.

España, un rival con antecedentes

Por Federico Ferster

El 1° de septiembre del 2006, en la ciudad de Saitama, Japón, se jugó uno de los partidos más recordados por el básquet de nuestro país. Argentina y España se chocaban por las semifinales del Mundial en un encuentro electrizante de principio a fin. Tras 40 minutos de un básquet muy intenso, los europeos se llevaron el pasaje a la final tras ganarle 75-74 al combinado “Albiceleste”. Cuantas veces habrá pasado por las cabezas de los argentinos y del propio Andrés Nocioni ese triple que pegó en el soporte del aro y privó a la Generación Dorada la segunda final mundialista consecutiva.

El partido comenzó con una Argentina muy fina para tiros de tres puntos y cuidando la zona de la pintura. Emanuel Ginobili fue quién más lastimó durante el partido para el seleccionado argentino, aportó 21 puntos además de cuatro rebotes, cuatro asistencias y tres robos. Por parte de España la remontada surgió en manos del Paul Gasol, hermano de Marc que también jugó ese partido y estará en la gran final de este domingo, que aportó 19 puntos, 11 rebotes, dos asistencias y tres tapones.

Los europeos se fueron al descanso ganando 40 a 38 ante el equipo de Sergio Hernández, sí el mismo entrenador que hoy está en el banco de suplentes argentino. El ataque por ataque se hizo una constante en Japón. Ambos intentaban, aunque siendo poco efectivos, Argentina terminó anotando el 35.8% de sus tiros mientras que España rondó el 44%.

Juan Ignacio “Pepe” Sánchez clavó un triple a falta de 1:38 para finalizar el partido que dejó a la “Albiceleste” 70-73. España fue a la línea de tiros libres y anotó uno de sus dos tiros, mientras que Argentina de la mano de Ginobili convirtió un doble para ponerse 72-74 con 30 segundos por jugarse. Luis Scola desde la línea de tiros libres empató el partido en 75 a falta de 22 segundos. “Pepe” intentó un robo pero los árbitros marcaron falta sobre Juan Carlos Calderón que desde la línea erró el primero y convirtió el segundo para ponerlo 75-74 a 19 segundos del final.

“Pepe” Sánchez tomó la pelota, luego de pasar la mitad de cancha se la dio a “Manu” que tras estudiar la situación penetró y al cerrarse la defensa española, abrió la pelota para un “Chapu” Nocioni que se relamía para un tiro de tres puntos. En la cabeza de todos sucedió, pero la realidad mostró que la pelota naranja pegó en el soporte y salió. España era la finalista del Mundial 2006 y se enfrentaría a Grecia mientras que Argentina competiría ante Estados Unidos por el tercer puesto.

Del 2006 habrá tres sobrevivientes: Scola- Hernández por el lado argentino y Marc Gasol por el español. Beijing será testigo de una final ante los dos mejores equipos de la competencia, no sólo por ser los que llegaron a la instancia definitiva, sino por el gran nivel de básquet reflejado a lo largo de siete partidos, no por nada llegan invitos al último encuentro. En Europa quieren repetir la historia. Argentina quiere seguir escribiendo la propia. El domingo se sabrá quién tuvo mejores herramientas para escribir un nuevo capítulo entre dos de los mejores equipos FIBA del siglo 21.

Bujedo: el jugador que se cruzó entre el 10 y la 10

Por Diego Ibarra

En el fútbol la camiseta 10 es especial, no es tan solo un número, representa mucho más que eso. Es la que usan los distintos, los cracks, los líderes; Diego Maradona juntaba todas estas características, era el futbolista hecho a medida para ella. Por eso, siempre que pisó una cancha representando a su país lo hizo con la diez en la espalda, solo hubo dos excepciones. Maradona fue uno de los jugadores que más representado estuvo por ese dorsal y por su concepto a lo largo de la historia, y más aún cuando hablamos de la celeste y blanca.  Pero hubo una vez en la que esa camiseta tuvo otro dueño, fue el lateral izquierdo cordobés, Juan Carlos Bujedo, en la Copa América de 1979.

El defensor de Racing de Córdoba había sido convocado por primera vez luego de que César Luis Menotti lo viera en un amistoso que disputó la Selección Argentina contra un combinado de jugadores cordobeses en la inauguración del estadio Chateau Carreras en 1978. Hoy en día lleva el nombre Mario Alberto Kempes después de ser reinaugurado en 2011.

Bujedo estuvo entrenando en Buenos Aires junto al plantel del seleccionado meses antes del Mundial de Argentina y, al igual que Maradona, no quedó dentro de la lista de convocados. “Le estoy muy agradecido a Menotti por haberme tenido en cuenta siendo un jugador amateur”, expresó el Gato.

En 1979 Diego se consagró campeón en el Mundial Juvenil de la FIFA en Tokio; luego y junto a Ramón Díaz, figuras de ese seleccionado, viajaron para incorporarse a la mayor que estaba realizando la preparación para la Copa América que se avecinaba. Alemania y Yugoslavia eran los rivales en esta serie de partidos que disputaría el equipo de Menotti. Juan Bujedo jugaba en la Liga Cordobesa para Racing de Nueva Italia cuando se fue, y volvió siendo jugador de Vélez Sársfield que lo había comprado mientras estaba en la gira por Europa. “Me pasó todo muy rápido en esos años, cuando me di cuenta tenía puesta la camiseta argentina y estaba marcando a Rummenigge”, recordó con anhelo el exfutbolista.

Meses después llegó el primer torneo oficial en el que participaron Bujedo y Maradona. En la lista de buena fe el nacido en Río Segundo figuraba con la camiseta número 10 y el crack de Argentinos Juniors con la 6, para sorpresa de todos. “Cuando vimos que le dieron la 6 nos pareció raro, pero el Diego recién arrancaba en la selección. Una vez que agarró la 10 no la soltó más, era de esperarse, ya en ese momento nos dimos cuenta que era un distinto”, contó el ex Vélez y Colón de Santa Fe.

En el debut del equipo de Menotti frente a Bolivia, el cordobés iba a ser titular, pero se descompuso a causa de la altura. En los otros tres partidos que restaban por fase de grupos tampoco disputó ningún minuto. El de Villa Fiorito, en cambio, haría su presentación oficial en la Selección mayor frente a Brasil, y vistiendo el inusual número 6.

Esos fueron los primeros pasos del jugador más icónico que vistió la albiceleste, así comenzó el camino que terminaría con el partido frente a Nigeria en el mundial de Estados Unidos 1994. Un amargo final para una historia llena de gloria. En el caso del lateral de Vélez, siguió ligado a la Selección Argentina en los primeros años de la era Bilardo, fue convocado para el certamen continental de 1983. En el primer partido frente a Ecuador en Quito, ingresó en el minuto 69 para reemplazar a Néstor Clausen, lateral de Independiente de Avellaneda en ese momento.

“Tuve la suerte de integrar los dos procesos, el de Menotti y el de Bilardo. César te daba libertad para jugar al fútbol, en cambio con el Doctor era todo pizarrón, mucho más táctico”, explicó el Gato Bujedo.

El que hoy en día pasa sus horas enseñando a chicos de bajos recursos en su escuelita de fútbol en Río Segundo, fue el único que separó a Maradona de esa camiseta que sería su destino. La Copa América del 79 no es recordada por los logros del combinado nacional, ya que no pudo superar la primera fase, sino por el estreno de Diego Armando y su curioso dorsal. Vistió la 6 en su primer partido frente a la Verde-amarela, pero esa no fue la única vez, también lo hizo en el siguiente encuentro, fue victoria 3 a 0 ante Bolivia.

Aquel 8 de agosto de 1979, en el Estadio José Amalfitani, Pelusa marcaba el tercer y último tanto argentino, era su primer gol en una competición oficial con la Selección mayor y se convertía en el jugador argentino más joven en anotar en una Copa América con 18 años y 10 meses. Pero también fue la última vez que la 10 albiceleste no se vio pegada a su espalda mientras estuvo en actividad.