jueves, julio 17, 2025
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Italia 90: cuando en Argentina no importó perder

Por Juan Segundo Giles

El 9 de julio de 1990, la Selección Argentina retornó al país muy dolida luego de haber perdido la final de la Copa del Mundo de Italia 1990 contra Alemania Occidental el día anterior. Sin embargo, el recibimiento que tuvieron los jugadores argentinos en su llegada al país fue digno de un auténtico campeón, ya que desde el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini hasta la Casa Rosada, donde los esperaba el presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, miles y miles de argentinos aguardaron ansiosos el regreso de los subcampeones del mundo, a tal punto que el trayecto duró cinco horas y media aproximadamente, según las propias palabras de Sergio Goycochea. “La bienvenida está siendo mucho más emotiva que en 1986”, declaró el técnico argentino, Carlos Salvador Bilardo, ese mismo día. A su vez, el delantero Gustavo Dezotti confesó que “realmente no creíamos que nuestro arribo podía ser de esta manera, nos recibieron como campeones”.

Diego Maradona y Carlos Bilardo en el balcón de la Casa Rosada.

Ahora bien, ¿por qué en un país tan resultadista como Argentina, donde “el segundo es el mejor de los perdedores”, el equipo nacional adquirió ese reconocimiento? Para responder esta pregunta hay que remontarse, en un primer momento, a las semanas previas al Mundial de Italia 1990, en las que Bilardo tuvo que dejar afuera de la lista de convocados al defensor central José Luis Brown –lesionado en una de sus rodillas- y al delantero Jorge Valdano – tenía desgarrado el músculo isquiotibial izquierdo-, dos jugadores que habían sido claves en el Mundial de México 1986. “Pasé seis meses nadando y justo me ahogué cuando estaba llegando a la orilla”, expresó Valdano. Por su parte, Bilardo explicó que no lo veía para afrontar un Mundial y que su salida se debía a razones físicas: “Probamos hasta último momento y vi que no estaba para rendir 30 minutos con la intensidad necesaria, como era mi idea”.

Llegado el Mundial, las lesiones de los jugadores seguían causándole un dolor de cabeza al entrenador nacional. A una semana del partido inicial ante Camerún, todos los ojos estaban puestos en Diego Armando Maradona, debido a que se encontraba sin uña en el dedo gordo del pie, producto de los pisotones recibidos durante la temporada europea, y no podía entrenar con normalidad. A su vez, varios campeones del mundo en México ´86, como Jorge Burruchaga, Sergio Batista, Julio Olarticoechea y Ricardo Giusti no llegaban en óptimas condiciones, y Oscar Ruggeri arrastraba una pubalgia que le permitió jugar el primer encuentro de la fase de grupos, pero lo dejó fuera de las canchas hasta el enfrenamiento contra Brasil por los octavos de final.

Maradona recibiendo una patada de Ndip en el primer partido de la fase de grupos.

La dura derrota en el partido inaugural ante el seleccionado africano por 1 a 0, recordado por el bajo nivel futbolístico de los jugadores argentinos, la sistematización de faltas agresivas que implementaron los cameruneses, y la histórica frase de Bilardo: “Si quedamos eliminados, es mejor no regresar a la Argentina y estrellarnos con el avión”, producto de esa caída, no fue todo. El arquero Nery Pumpido sufrió una fractura de tibia y peroné a los 11 minutos del segundo partido, ante la Unión Soviética, luego de chocar contra su compatriota Julio Olarticoechea y fue reemplazado por Sergio Goycochea, quien logró mantener el arco en cero para que su equipo pudiera vencer a los soviéticos por dos goles de ventaja, con tantos de Pedro Troglio y Jorge Burruchaga.

El momento exacto de la lesión de Nery Pumpido tras chocar con Julio Olarticoechea.

Posteriormente, la Selección argentina, tras empatar 1 a 1 ante Rumania en el último juego correspondiente a la fase de grupos, clasificó a la instancia final como una de las mejores terceras. Sin embargo, el equipo argentino se encontraba lejos de ser aquel que había conseguido el anterior campeonato del mundo, ya que el nivel de juego que mostraba era preocupante y las lesiones seguían ocupando un lugar central. Además, lo peor era que su siguiente rival en el cruce de octavos de final sería Brasil, quien había clasificado en primer lugar luego de haber ganado sus tres partidos correspondientes a la fase de grupos y tenía jugadores de gran nivel como Careca y Alemao, ambos compañeros de Diego Maradona en Napoli. 

La Selección de Brasil era la amplia candidata para hacerse con el pase a los cuartos de final y lo hizo notar en el terreno de juego, ya que la “Verde-amarela” doblegó a la Argentina durante 80 minutos, tuvo tres tiros en los palos y generó una gran cantidad de situaciones de gol. 

Pese a ello, uno de los hechos por el que esa Selección aún es recordada no se había escrito todavía. A los 81 minutos, Claudio Paul Caniggia anotó el primer y único gol del partido, luego de una embestida individual extraordinaria de Diego Maradona -no había podido ponerse los botines hasta el día anterior por una importante inflamación en su tobillo izquierdo- desde mitad de cancha que lo dejó solo de cara al arquero rival. “Cuando miré para adelante, vi un rayo que me picaba en diagonal (Caniggia) y al ver que la pelota le pasó entre las piernas a Mauro Galvao (defensor de Brasil) yo solo dije ´Cani te pido por favor que patees´”, narró Diego Maradona en TyC Sports. Por otro lado, “El hijo del viento” manifestó que Maradona había sido el único capaz de ver esa jugada en su cabeza.

Efectuado el “milagro” de octavos de final, llegaron dos partidos que bautizaron como “héroe” a Sergio Goycochea: Yugoslavia en cuartos de final e Italia, el local y favorito, en semifinales. El arquero argentino había comenzado como suplente en el Mundial y llegaba con más de seis meses de inactividad, pero la lesión de Nery Pumpido le dio la oportunidad de ingresar y lucirse en un campeonato que le cambió la vida. Luego de dos partidos en los que Argentina no pudo sacarle ventaja a sus rivales, la imagen de Goycochea apareció y depositó a la Selección argentina en la final del mundo al atajar dos penales en cada cotejo. Un nuevo “ídolo” había surgido.

En el encuentro decisivo, Argentina se enfrentó a Alemania Occidental, es decir, el mismo rival con el que había disputado cuatro años antes la final en México, donde Argentina se coronó campeona del mundo, pero esta vez el resultado fue el opuesto.

Al igual que durante toda la copa, Bilardo no contó con su equipo ideal, pero en este caso debido a las suspensiones. Julio Olarticoechea, Sergio Batista y Claudio Caniggia –figura del Mundial- habían visto su segunda tarjeta amarilla en el partido ante Italia y Ricardo Giusti había sido expulsado en el mismo encuentro. “En la final ustedes (Argentina) perdieron jugadores fundamentales y eso incidió en la derrota. Cuando no contás con tus mejores jugadores es muy difícil. Nosotros estábamos muy contentos de que Caniggia no estuviese ese día en la cancha”, exteriorizó el capitán alemán de 1990 Lothar Matthäus. 

Si antes del partido el escenario ya era adverso para la Selección Argentina, todo se agravó aún más cuando gran parte de los 73 mil espectadores que habían ido esa tarde al Estadio Olímpico de Roma –en su mayoría italianos, alemanes y brasileros– silbaron el Himno Nacional Argentino, lo que provocó otro de los episodios más conocidos del fútbol mundial: el enojo de Maradona. Él sentía que los italianos -sobre todo los napolitanos por ser de donde él jugaba- lo estaban traicionando y demostró su furia al gritar: “¡Hijos de puta!”, cuando la cámara lo enfocó.

Con todo ese contexto, igualmente Argentina pudo hacerle frente a Alemania Federal, pero cayó 1 a 0 producto de que a 5 minutos de que finalizara el tiempo regular, el árbitro mexicano Edgardo Codesal cobró un penal a favor de los germanos por una falta polémica de Roberto Sensini sobre Rudolf “Rudi” Völler. Andreas Brehme lo convirtió en el único gol del partido y 16 años después comentó: “El penal que yo marqué no me pareció falta. Fue una entrada correcta, aunque peligrosa por haber sido dentro del área y a tan pocos minutos del final”.

De esa manera, el equipo nacional de 1990 quedó marcado en la historia del fútbol argentino, no por haber perdido la posibilidad de obtener su tercera Copa del Mundo, sino por todo lo que atravesó durante la misma, como haber jugado con una gran cantidad de futbolistas que llegaron en inferioridad de condiciones físicas o que se fueron lesionando con el transcurso de la competición; haber derrotado de una manera agónica a su clásico rival –Brasil- con el gol de Caniggia y la asistencia inolvidable de Maradona con el tobillo del tamaño de una pelota de tenis; los penales atajados por Sergio Goycochea, de quien se tenía mucha incertidumbre respecto a si le alcanzaría el nivel para defender el arco argentino y terminó el Mundial como uno de los grandes protagonistas; la sensación de que se podría haber conseguido algo más si Codesal no hubiese pitado ese penal y el escenario adverso que Maradona y sus compañeros atravesaron en los partidos contra Brasil y Alemania Occidental, en los cuales el público estuvo en su contra. 

Todo ello, sumado a que dentro del plantel se encontraban siete campeones del mundo de México 1986, generó que la sociedad argentina recuerde y reconozca a ese plantel como una de las Selecciones más queridas de la historia del país, aún 30 años después. “El equipo se sobrepuso a todo y mantuvo el prestigio que se había ganado en el Mundial anterior. Por eso la gente nos recibió como campeones, aunque no lo fuimos”, declaró Sergio Goycochea.

El futuro incierto de la Liga Nacional de Vóley

Por Ignacio Toso

Si bien la pandemia por coronavirus puso en 2020 un freno a la información relacionada con el vóley argentino –solo se destaca el pasaje a los Juegos Olímpicos de Tokio logrado por Las Panteras en enero-, hubo sí mucho ruido en el mercado de pases de la Liga Nacional, que fue dada por concluida debido a la crisis sanitaria.

El éxodo de jugadores al exterior, con Europa como destino principal, fue protagonizado por más de 30 jugadores y jugadoras y dejó mucha tela para cortar. Emigrar a países-potencia en el plano deportivo significa un paso importante en la carrera para cualquier deportista, ya que no es ningún misterio que allí se encuentran las mejores instalaciones, los salarios más elevados y el nivel más alto de juego.

España, Francia y, un escalón más abajo, Alemania, son los destinos elegidos por los jugadores que han decidido partir en busca de nuevos y mejores horizontes. El vóley español, por ejemplo, tendrá a 17 argentinos y a ocho más en los staff de sus equipos, entre entrenadores, asistentes, managers, preparadores físicos y médicos.

Nicolás Uriarte y Alexis González, figuras del multicampeón Bolívar, continuarán sus carreras en Francia.

En los últimos años, la Liga argentina mantuvo un buen nivel deportivo, al calor de la presencia de jugadores que integran la Selección mayor y el fogueo paulatino de los más jóvenes, aunque en el aspecto económico y administrativo no todo fuera color de rosa.

“Antes de los Juegos Panamericanos de Lima no teníamos cobertura médica y menos vamos a tener después de esta situación sanitaria”, admitió Facundo Imhoff, jugador de Bolívar y del seleccionado argentino. Además comentó que el apoyo económico de parte del Gobierno hacia el vóley es cada vez más reducido.

Aún así, el futuro no parece tan catastrófico: la Selección masculina u-19 terminó tercera en el Mundial disputado en 2019 en Túnez, en 2017 la u-23 de hombres fue campeona del mundo y, hoy por hoy, el seleccionado femenino mayor está, quizá, en el mejor momento de su historia, tras haber logrado su segunda clasificación consecutiva a unos Juegos Olímpicos con un plantel integrado por muchas jóvenes de no más de 22 años.

Las Panteras consiguieron la clasificación a Tokio en enero y harán su segunda presentación olímpica.

El de esta temporada es un mercado de pases más que inusual y esta situación se puede referenciar con solo un ejemplo: Joaquín Gallego, Gaspar Bitar y Felipe Benavídez, tres jugadores de Obras de San Juan, fueron transferidos, el mismo día, al Boiro de la SuperLiga española.

La coyuntura no parece dejar exentos a los jugadores que habían tenido un gran desempeño en la Liga local, quienes tampoco se pierden la oportunidad de emigrar a Europa con todo lo que eso conlleva. Por ello, el armador titular de la Selección argentina, Luciano De Cecco -que desde el 2011 juega de forma ininterrumpida en Italia-, ha declarado que “el torneo local quedará ‘pelado’ de referentes” y que no está en sus planes retirarse en el país. “La Liga no es sustentable económicamente para muchos equipos que se armaron con jugadores increíbles y firmaron contratos muy difíciles de pagar”, agregó el exjugador del Perugia, quien seguirá su carrera en el Lube Civitanova, de la Liga A italiana.

Aunque se trata de buenas noticias para los jugadores, este tipo de partidas en masa de deportistas con proyección afecta a los entrenadores locales. Pablo Rico, que dirige al seleccionado u-19, aseguró a El Equipo que prefiere que se haga un esfuerzo y se mantengan a los buenos voleibolistas en sus equipos. De esto también se lamentó, y con razón, Fabián Armoa, técnico de UPCN. “Nos financian con el verso de desarrollar y después incitan a los jugadores jóvenes a irse a jugar afuera”, manifestó quien supo ser el técnico del equipo nacional mayor masculino desde 2003 a 2005.

Martín Ramos, capitán de UPCN, deja el equipo tras nueve temporadas y va a vestir la camiseta del Narbonne francés.

El futuro se observa incierto: el torneo más importante del país se quedará sin sus principales figuras, aunque la luz al final del túnel la encienden los buenos valores de las categorías formativas, que atraviesan un gran momento y constituyen el pilar para que Argentina, con seriedad y apoyo económico, pueda convertirse algún día en una potencia del vóley mundial. El camino está iniciado. Ahora vendrá la parte más sinuosa.

Leonardo Di Lorenzo: “La literatura es transformadora”

Por Thomas Somoza

Leonardo Di Lorenzo viste la camiseta de Temperley desde 2013. Más de siete años lo unen al club del sur del Conurbano Bonaerense, pero existe una relación aún más longeva. En ella puede pensarse y entenderse a sí mismo para orientar con claridad qué es lo que desea. Cuenta, en una charla con alumnos y alumnas de Deportea, que la literatura lo transformó, lo mantiene sano y es con lo que puede leerse a sí mismo.

Karl Ove Knausgard es un escritor noruego que tomó notoriedad al publicar, desde 2009, seis novelas que conforman su autobiografía. La saga se llama Mi lucha y despertó controversias porque posee el mismo nombre que la que el genocida austríaco Adolf Hitler publicó en 1925. ¿Qué relación guarda esto con Di Lorenzo? Pues, que en tiempos de pandemia provocada por el coronavirus y, como consecuencia, aislamientos para prevenir el contagio, el exfutbolista de San Lorenzo compró el último tomo que publicó Knausgard en 2011: Fin. Explica, con un tono ameno a través de la videoconferencia, que es un libro de casi mil páginas y el primero que cruza su mente cuando refiere: “De lo último que leí, es donde más me puedo leer a mí mismo. Puedo pensarme de otra manera o desde otro lugar”.

“En un futuro me veo leyendo mucho, pero no creando textos. Es algo para lo que no me siento capacitado. Hoy por hoy, mi relación con la literatura es del lado del lector y disfruto desde ahí. La literatura es transformadora, y eso es lo que hizo conmigo. Pero tampoco me veo haciendo algo desde ese lado porque me cuesta más todavía porque está superalejado del fútbol”, admite y agrega: “Por eso yo hablo tanto o comparto tanto las cosas que leo: porque ese poder de transformación es algo que no tiene precio, no lo puedo explicar. Creo que a partir de ahí es donde pude empezar a ver realmente qué es lo que quiero. Yo jugué al fútbol porque era lo que tenía que hacer, más allá de que a mí me encantaba desde chiquito. Pero nunca me puse a pensar si era lo que quería hacer. A esta altura quiero intentar pensarme y ver qué es lo que yo realmente quiero”.

Tiki Tiki comenzó a leer textos en inglés sobre evolución y religión cuando jugaba en Canadá. En el país norteamericano tuvo un corto paso, en el 2006, en el que jugó seis partidos para el extinto Ottawa Fury —la franquicia fue vendida a Miami Football Club en diciembre de 2019— y estuvo cinco años en Montreal Impact (entre 2006 y 2011), equipo que actualmente entrena el francés Thierry Henry. “Me esforzaba para terminar un libro. Entendía el 10% de lo que el tipo me estaba contando. Pero decía ‘no importa, lo que entienda’ e iba hasta el final”, recuerda. Pero esa acción de ir casi en contra de su voluntad se debe a que, según sus palabras, nunca lo incentivaron a leer ni tampoco “era lo que tenía que hacer”, porque toda la vida le habían dicho que era una pérdida de tiempo.

Di Lorenzo rememora que, en su infancia, nunca asistió en abundancia a cines, circos o a cualquier actividad que suele disfrutar un niño o una niña. “Desde chiquito me pusieron la pelota y me dijeron: ‘vos jugás bien y vas a jugar en primera y en la Selección’. Yo pasé inferiores con eso”, asegura. Incluso le agrega a esa presión que, cuando no jugaba partidos en divisiones juveniles, tenía que dar buenos resultados en la escuela y se sentía abrumado por no saber qué iba a ser de su vida. Pero, en cuanto subió a la primera división, pudo relajarse un poco al pensar que ya había llegado. “El otro día mi viejo me mandó un video de un partido de San Lorenzo, donde yo jugaba, y me vi con inseguridad. Daba un pase y, por más que llegara a destino, me veía con tibieza”, comenta.

El perfil de Twitter del ex Argentinos Juniors y Rafaela, entre otros, posee una foto en la que se puede observar un pañuelo blanco y fondo verde con la inscripción “yo voto por el derecho a decidir”. En el inicio de su usuario yace un tweet fijado del 10 de junio de 2018 en el que escribió: “Soy futbolista y apoyo la lucha de las mujeres por #AbortoLegalYa #NoVotenContraLasMujeres”. “Es muy difícil salir de nuestra burbujita. Sí pasa en el ascenso, donde hay necesidades y urgencias. Hay otra mirada y participación. Se ven chicos que por ahí se expresan o intentan hacer algo porque la sufren”, reconoce. Problemas con los sueldos, malas condiciones para entrenar o el trato al jugador “como un producto” son cuestiones negativas que enumera. Y explica una situación que puede darle sentido a que los futbolistas no se expresen con causas sociales: “Es muy difícil que jugadores de primera división, que de chiquitos ya eran estrellas y tuvieron todo, puedan ver eso. Hay temor a perder privilegios, laburo, chances o algo. Y eso le pasa a los que tienen. Con los que no tienen, ese miedo no está y hay otro compromiso”.

El retiro del fútbol está cerca para Di Lorenzo, puesto que, a sus 39 años, tenía planeado dejarlo en junio de 2020. Pero, por el hecho de que el coronavirus mantiene al fútbol argentino en suspenso, puede que prolongue sus contactos con la pelota de manera profesional. Sin embargo, nunca podrá retirarse de la literatura, porque es un vínculo que lo hizo vivir una metamorfosis en la que salió de su cuerpo para poner en cuestión el mundo que lo rodea y de la que jamás podrá volver.

Karpov vs Kasparov

Por Lucas Accinelli

La rivalidad que hubo en el ajedrez entre Anatoli Karpov y Garry Kasparov es considerada por muchos analistas como la más grande en la historia de todos los deportes debido a que cada uno representaba las dos posiciones opuestas, tanto sociales como políticas, que la Unión Soviética tuvo durante los últimos años de la Guerra Fría: Karpov llevaba la bandera del estalinismo y las ideas más conservadores de dicha doctrina, mientras que Kasparov simbolizaba esos nuevos ideales del comunismo que vendrían con la Perestroika de Gorbachov.

Las pugnas entre equipos en los deportes son muy comunes. Algunas se producen porque están en la misma ciudad y quieren demostrar quién es el que “manda” en dicha zona y otras porque son los más laureados y quieren ser los mejores. Sin embargo, cuando hay posturas políticas, los enfrentamientos se vuelven mucho más tensos, como es el caso de estos dos ajedrecistas.

Karpov nació en 1951, en Zlatoust. Desde muy chico mostró una gran pasión por el Ajedrez, al que jugaba todo el tiempo, y a los 7 años ya era el mejor de su pueblo. Empezó a competir en torneos organizados alrededor de la U.R.S.S. y a vencer a excampeones. 

En 1972, el estadounidense Bobby Fischer se coronó campeón del mundo tras vencer al ruso Boris Spaski, cuyo resultado implicó que Rusia perdiera su trono en el ajedrez que mantenía desde 1937. El Estado soviético buscó por todo el país a algún jugador que pudiera destronar al americano y, en 1975, Karpov fue el elegido para hacerlo. Sin embargo, Fischer no se presentó al partido y el ruso se quedó con el título de campeón. Su nombre quedó ligado al hombre ideal comunista: de padres trabajadores, ruso, estalinista y era padre de familia.

Durante mucho tiempo, el nacido en Zlatoust estuvo sin un “rival” en el ajedrez. Esto cambió en 1984, cuando jugó en Moscú contra Kasparov, un joven que había nacido en Bakú, actual capital de Azerbaiyán, y era proveniente de una familia judía por su madre y árabe por su padre. Por un lado, estaba el ruso de sangre pura; por el otro, el soviético no ruso. 

El partido se jugó al primero que ganara 6. Karpov llegó a estar 5 a 0 a su favor, pero el azerbaiyano logró ponerse 5 a 3 y parecía que lo iba a dar vuelta. Sin embargo, el presidente de la Federación de ajedrez decidió cancelarlo sin decir la razón. Esto generó más tensión entre los dos, quienes se acusaban mutuamente de haber pedido la anulación del partido.

Se volvieron a enfrentar en septiembre de 1985 en el Teatro Tchainovsky. Sería Kasparov el vencedor del encuentro y se coronaría campeón del mundo con 22 años, el más joven de la historia. Ese mismo año, Gorbachov había asumido como secretario del partido comunista con el objetivo de llevar a cabo la reconstrucción Perestroika y el azerbaiyano sería su símbolo: sangre nueva, el cambio, la nueva generación.

Una rivalidad que siguió durante muchos años, incluso después de la caída de la Unión Soviética. En el balance general, Kasparov quedó primero por sólo dos puntos. A pesar del gran odio entre ambos, se necesitaban el uno al otro para mejorar. Hoy en día, esa enemistad se transformó en respeto mutuo. De hecho, cuando Kasparov fue arrestado durante cinco días en 2008 por haber criticado al gobierno de Vladimir Putin, Karpov fue a visitarlo en la cárcel.

Crespo: fútbol, comunicación y docencia

Por Julián Padrón

Si hay algo que caracteriza a Hernán Crespo en su versión como director técnico es el análisis. Y, dentro de ese pensamiento crítico, es capaz de repasar aspectos de su carrera que, en aquel entonces, no parecieron fructíferos pero que hoy forman parte de su constante desarrollo y aprendizaje.

Un ejemplo clarísimo de esto es su vínculo futbolístico con Marcelo Bielsa, quien lo dirigió en el seleccionado nacional durante el Mundial de Corea-Japón 2002. Claro está que, incluso al día de hoy, la eliminación de aquella Copa del Mundo sigue tocando fibras sensibles en el futbolero argentino.

Fiel a su estilo, Crespo rescata lo positivo y reflexiona sobre lo negativo. Hoy, como entrenador, recupera con otra madurez: “De Marcelo aprendí infinidad de cosas. Su metodología de trabajo permite que mejores singularmente. Después de pasar por él, tenías más conceptos, más cosas. Su trabajo, aunque inusual, era sumamente efectivo”.

Como entrenador, como docente, Crespo agrega: “Cada profesor, después de que los alumnos pasan por su aula, quiere que tengan una mayor sabiduría desde todo aspecto. Se ve que hay un espacio docente mío que me lleva a querer que mis jugadores sean mejores”.

Crespo tomó nota y hoy, junto con su cuerpo técnico, busca adaptar y sumar a las metodologías y filosofías en su rol como entrenador de Defensa y Justicia.

En el final de la entrevista con FICDA, Hernán Crespo hace una reflexión que clarifica sus dichos anteriores: “La vida es como un gran videojuego. Chocás contra un obstáculo y volvés a comenzar, hasta que deja de suceder. Con ingenio, talento y los recursos que poseemos, logramos superarlos”.

George Eyser, aquel gimnasta alemán

Por Matías Zuñez y Lucas Gentile

Una persona resiliente es aquella que supera la adversidad que se le presenta, un evento traumático que le ocurre y que en vez de frenarlo, no le genera un cambio en su forma de ser. Un claro ejemplo de resiliencia y de auto superación fue George Eyser, un gimnasta alemán que fue el segundo atleta en el podio de medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos de San Luis 1904, pero que tenía una particularidad, participó durante toda la competencia con una prótesis de madera en su pierna izquierda.

Nació el 31 de agosto de 1871 en Kiel, Alemania. Ciudad ubicada en el estado de Schleswig-Holstein que en ese entonces formaba parte del imperio alemán. A los 14 años se mudó junto a su familia por problemas económicos que sufría el país a Estados Unidos, en primera instancia a Denver y luego a San Luis. Una vez en el país norteamericano, se nacionalizó estadounidense en 1894. Allí, consiguió su primer empleo en una empresa de construcción y al mismo tiempo se sumó al club Concordia Turnverein, fundado por inmigrantes alemanes, donde pudo practicar gimnasia, deporte que ejercía desde chico en su país natal.

Friedrich Ludwig Jahn, pedagogo alemán, fue el creador de Turnverein, un movimiento deportivo basado en la gimnasia que tenía el fin de mejorar las capacidades físicas de los jóvenes alemanes y de inculcar en ellos dos valores que consideraría fundamentales en un atleta: la disciplina y el esfuerzo. El éxito de este movimiento fue tal que rápidamente se extendió por todos los lugares del mundo donde los alemanes emigraron.

George sufrió un accidente de tren que le provocó la amputación de su pierna izquierda y la colocación de una prótesis de madera en ella. Luego de esa tragedia, se dedicó a entrenar el tren superior de su cuerpo, para equilibrar las carencias que generó la extremidad perdida, con un motivo muy claro: Una vez que el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, designó a San Luis como sede de los Juegos Olímpicos de verano de 1904, él tenía como único objetivo participar de aquel torneo que se celebraba en su ciudad.

A sus 32 años, logró formar parte del certamen intercontinental. En primera instancia participó de un triatlón, pese a las ventajas que daba por su condición física, que integró salto en largo, lanzamiento de bala, y carrera de 100 yardas. Su desempeño no fue bueno, quedando en el último puesto entre 118 atletas. Cuatro meses después, (ya que esta competición olímpica tuvo la singularidad de durar cuatro meses y 22 días) sin desmotivarse por su primera actuación, obtuvo un total de seis medallas en un solo día: Tres de oro (en las disciplinas salto de caballo, subida a la cuerda y paralelas), dos de plata (caballo con arcos y combinada de cuatro pruebas) y una de bronce (barra fija). Del mismo modo, quedó en el puesto cuatro con su grupo Concordia Turnverein en el Concurso completo por equipos.

Tras esta participación, George Eyser se convirtió en el primer atleta con una discapacidad física en competir en un torneo olímpico. 104 años después, Natalie du Toit se convirtió en Pekín 2008, en la primera nadadora amputada en competir en unos Juegos. Cuatro años más tarde en Londres 2012, Oscar Pistorius (femicida, condenado a 15 años de prisión por asesinar a Reeva Steenkamp, el 14 de febrero de 2013) fue el primer atleta en con una doble amputación en competir en una cita olímpica.

Posteriormente, George siguió compitiendo con su equipo en un torneo internacional que ganó en Alemania en 1908, y otro en Ohio en 1909. A partir de acá, se conocen pocos registros de cómo siguió su historia. Sí, se sabe, falleció el 6 de marzo de 1919 a sus 47 años.

George Eyser es lo que llaman como Kintsugi los japoneses, el arte de reparar lo dañado y exaltar los defectos. En el país oriental, si se rompe un jarrón no lo descartan, sino que lo unen y pintan de oro las quebraduras para resaltar las imperfecciones. Perder la pierna izquierda no le impidió destacarse en la gimnasia, él tomó fuerzas en uno de los momentos más difíciles de su vida, se entrenó como ninguno y quedó en la historia de los Juegos Olímpicos y del atletismo mundial.

Atlanta 1996

  • Estos Juegos Olímpicos fueron llevados a cabo en Atlanta, Estados Unidos, entre el 19 de julio y el 4 de agosto de 1996.
  • La sede original iba a ser Atenas pero se cambió debido a la impuntualidad, según se argumentó, en la construcción de instalaciones.
  • El juramento de los atletas fue pronunciado por la basquetbolista Teresa Edwards y el pebetero fue encendido por el ex-boxeador Muhammad Ali.
  • Hubo que lamentar un atentado terrorista, comandado por el activista local Eric Rudolph, que dejó el resultado de 2 muertos y 111 heridos.
  • Por primera vez en la historia, todos los países participantes (197) integraban el COI.
  • Los deportes que se jugaron fueron 29 en total y 271 las especialidades.
  • Se sumaron deportes: softbol, voleibol de playa, ciclismo de montaña. Además, nuevas categorías femeninas en el remo y el fútbol.
  • Los deportistas que participaron fueron 10.310 (3.510 mujeres).
  • Estados Unidos ocupó lo más alto del podio con 101 medallas (44 de oro), seguido por Rusia con 63 (26 de oro) y Alemania con 65 (20 de oro).
  • En ningún otro Juego Olímpico consiguieron tantos países al menos una medalla (79, 53 con oro incluido).
  • Participaron 179 argentinos en los Juegos del Centenario. La abanderada fue la judoca Carolina Mariani.
  • La delegación argentina volvió al país con 3 medallas: 2 de plata (yachting clase Mistral y fútbol masculino) y 1 de bronce (boxeo categoría pluma).
  • La medalla de bronce fue ganada por Pablo Chacón. Una de las de plata, la obtuvo Carlos Espínola. La otra, la ganó el conjunto dirigido por Daniel Passarella.
  • Miguel Induraín, ciclista ganador de cinco tours de Francia, logró su única medalla de oro a los 32 años.
  • El estadounidense Michael Johnson, además de obtener el oro en los 200m de atletismo, estableció un nuevo récord mundial.
  • En atletismo, el canadiense Donovan Bailey venció en los 100 metros, estableciendo un récord de 9.84 segundos.
  • Carl Lewis, ganador de 10 medallas en toda su carrera, consiguió su noveno y último oro en salto en largo con 35 años.
  • Cuba consiguió la medalla de oro en béisbol al vencer a Japón, un triunfo significativo al producirse en territorio estadounidense.
  • Las nadadoras Michelle Smith y Jennifer Thompson obtuvieron 7 medallas en total (Smith 4 y Thompson 3).

Redactores: Ramiro Etchegaray, Timoteo Cryan, Alan Demattei, Gabriel Cuevas, Francisco Rossi, Tomás Costa y Lautaro Gomez.

Productores: Mathias Baodoino y Khaleb Manzur

San Luis 1904

  • La competición se realizó desde el 1 de julio hasta el  23 de noviembre,  duró más de cuatro meses, y participaron 12 países y Equipos Mixtos.
  • Se practicaron 16 deportes y 18 disciplinas en total.
  • Participaron 650 atletas (644 hombres y 6 mujeres).
  • Alemania, Australia, Austria, Canadá, Cuba, Estados Unidos, Francia, Grecia, Hungría, Reino Unido, Sudáfrica y Suiza fueron los países participantes.
  • La presencia internacional se vio reducida debido a que no habían comunicaciones aéreas, y los viajes por barco eran muy costosos.
  • El boxeo tuvo su debut como disciplina olímpica.
  • Baloncesto, beisbol y fútbol americano fueron disputados como deporte de demostración.
  • Por primera vez, las pruebas de natación se realizaron en una pileta olímpica, anteriormente se habían celebrado en el mar o en el río.
  • El golf fue disciplina olímpica por última vez hasta Río 2016.
  • Los tres mejores atletas de cada disciplina comenzaron a ser premiados con medallas de oro, plata y bronce.
  • Estados Unidos, con 76 medallas doradas, 78 plateadas y 77 de bronce, conquistó lo más alto del podio. Alemania (4-5-6) ocupó el segundo puesto y Canadá (4-1-1) el tercero.
  • Solo 63 atletas llegaron de Europa, mientras que en EEUU eran 432.
  • Podio de medallistas: Anton Heida (5 de oro y 1 de plata), George Eyser (3 de oro, 2 de plata y 1 de bronce) y Burton Downing (2 de oro, 3 de plata y 1 de bronce).
  • Cuba, único país centroamericano, cosechó 9 medallas (4 oro, 2 Plata y 3 bronce).
  • Austria fue el país que menos medallas ganó, sólo una de bronce.
  • Alemania fue el país europeo con más medallas ganadas sumando 13 en total.
  • Alemania se negó a participar en Softball en agua, deporte al que ellos llamaban waterpolo y los estadounidenses lo transformaron.
  • En deportes como tiro con arco, tenis, waterpolo, lucha libre, boxeo, ciclismo y tracción de cuerda, solo participaron deportistas del país anfitrión.
  • La ciudad estadounidense de San Luis fue la primera en organizar unos Juegos Olímpicos fuera del continente europeo.
  • Hubieron 95 eventos, solo en 42 participaron atletas no estadounidenses.
  • Los protagonistas más destacados fueron Archie Hann, Burton Downing, Anton Heida, Fred Lorz y George Poage (EEUU), George Eyser (Alemania), y Thomas Hicks (Inglaterra).
  • Archie Hahn, corredor estadounidense, batió el récord olímpico en la especialidad de 200 metros, con un tiempo de 21,6 segundos.
  • Archie Hann (EEUU) ganó las competencias de 60, 100 y 200 metros llanos, fijando el récord olímpico para esta última especialidad, registro que perduró durante 28 años.
  • George Eyser , alemán que representó EEUU, compitió con una prótesis de madera que reemplaza su pierna izquierda que perdió en un accidente de tren.
  • George Poage fue el primer atleta y campeón de raza negra en unos Juegos Olímpicos.
  • Thomas Hicks, atleta estadounidense, se convirtió en el primer atleta de la historia de los Juegos Olímpicos en dar positivo por dopaje, tras una prueba de maratón.
  • El deportista más joven de la competencia fue George Passmore, con 14 años y 312 días, quien ganó la medalla plateada junto a su hermano William Passmore en Lacrosse.
  • El deportista más longevo de la competencia fue el estadounidense Thomas Scott, con 71 años y 260 días, quien practicaba tiro de arco.
  • Las seis mujeres que participaron representaron a EEUU en tiro con arco.
  • Se adoptó la yarda como medida oficial, excepto en las pruebas de atletismo que continuaron con el sistema métrico decimal.
  • Primeros JJOO en los que se realizan investigaciones de dopaje.
  • Fred Lorz (EEUU) fue despojado de su medalla de oro que consiguió en la maratón tras demostrarse que un coche lo había llevado hasta las cercanías del estadio.
  • Fueron los primeros Juegos Olímpicos con participaciones de raza negra.
  • Se realizaron los “días antropológicos”, evento racista impulsado por los organizadores, con el fin de demostrar la superioridad física del anglo-americano.
  • Las Jornadas Antropológicas se dieron a raíz del Apartheid, un sistema de segregación racial que consistía en la creación de lugares separados para los diferentes grupos raciales.
  • Uno de los grupos participantes en los Juegos Antropológicos, fue una delegación de Patagones (etnia original del sur de nuestro país).
  • Participaron Equipos Mixtos, los cuales estaban compuestos por atletas de distintos países.
  • Los equipos mixtos conquistaron una medalla de oro en esgrima, y una de plata en atletismo.
  • El equipo masculino Mixto consiguió el primer puesto en esgrima, y estaba integrado por los cubanos Ramón Fonst y Manuel Díaz Martínez, y el estadounidense Albertson Van Zo Post.
  • El equipo masculino Mixto de atletismo (competencia de 4 millas) conquistó el segundo puesto, y estaba integrado los estadounidenses por Lacey Hearn, Jim Lightbody, William Frank Verner y Sidney Hatch, y el francés Albert Coray.

 

 

Redacción: Julieta Della Sala, Matías Zuñez, Lucas Navatta, Imanol Waisgold y Mateo Ordoqui.

Producción: Martina García Robledo, Lucas Gentile, Dante Beccaria, Lucas Poggi y Franco Díaz.

Beijing 2008

  • Los Juegos Olímpicos se disputaron del 8 al 24 de agosto de 2008 en la ciudad de Beijing, China.
  • Los países competidores fueron 204. Por primera vez, asistieron las Islas Marshall, Montenegro y Tuvalu.
  • Hubo 302 eventos en 34 deportes. A la finalización de Beijing 2008, el béisbol y el sóftbol dejaron de ser deportes olímpicos.
  • 21.600 periodistas acreditados. 74.615 voluntarios olímpicos. 935 voluntarios olímpicos extranjeros. 87 años del voluntario más veterano, Sun Feng Shui.
  • La delegación Argentina presentó 132 deportistas, en donde 79 eran hombres (60%) y 53 mujeres (40%).
  • Compitieron 10,900 atletas, de los cuales 6,290 eran hombres (58%) y 4,610 mujeres (42%). El competidor más joven fue la nadadora Antoinette Guedia de Camerún, con 12 años. El más adulto fue el jinete Hiroshi Hoketsu de Japón,  con 67 años.
  • El ciclista argentino Walter Pérez ganó el oro, dándole la primera medalla en esta disciplina al país.
  • 5 fueron los deportes en el que la cantidad de atletas femeninos y masculinos eran iguales Beach Vóley (48), Gimnasia Artística (98), Pentatlón Moderno (36), Taekwondo (63), Trampolín (16), Triatlón (55).
  • Tres deportes no contaron con ningún hombre y fueron Gimnasia rítmica (95), Softball (120), Nado Sincronizado (103).
  • Atletismo fue el deporte con más mujeres, 974 fueron las participantes. Diving fue el único deporte que hubo más cantidad de mujeres que hombres (con participación masculina) 73 mujeres contra 67 hombres. Dos fueron los deportes sin participación femenina, Boxeo y Baseball.
  • Usain Bolt, atleta jamaiquino, logró “romper” el récord mundial en 100 y 200 metros.
  • Rohullah Nikpai, taekwondista de Afganistán, ganó una medalla de bronce, siendo esta la primera medalla olímpica del país asiático.
  • La judoca, Paula Pareto, fue el único single argentino que se pudo coronar (medalla de bronce)
  • El deportista que obtuvo más distinciones fue el estadounidense Michael Phelps con ocho medallas de oro, de sus 28 totales. La atleta más ganadora fue la estadounidense Natalie Coughlin (natación) con 6 medallas).
  • China se subió a los más alto del podio ya que ganó 51 medallas de oro, 21 de plata y 28 de bronce. Estados Unidos (36-39-35) y Rusia con (23-21-29) terminaron en el segundo y tercer puesto.
  • Brasil fue el mejor representante sudamericano con 3 medallas doradas, 4 de plata y 8 de bronce terminó en el puesto 18 de 86 países.  (una de oro, dos de plata y tres de bronce.
  • Argentina culminó en el puesto 35, con dos doradas (fútbol masculino y ciclismo) y cuatro de bronce (judo, vela, básquet masculino y hockey sobre césped femenino).

Redacción: Julieta Della Sala, Matías Zuñez, Lucas Navatta, Imanol Waisgold y Mateo Ordoqui.

Producción: Martina García Robledo, Lucas Gentile, Dante Beccaria, Lucas Poggi y Franco Díaz.

Montreal 1976

  • Argentina presentó 69 atletas en su duodécima participación Olímpica, entre ellos 4 mujeres. Por primera vez en la historia de los Juegos no ganó medallas.
  • Sin contar con el apoyo estatal (en plena dictadura cívico-militar), Argentina hizo el peor papel de la historia de los JJOO.
  • A pesar de la mala actuación de gran parte de la delegación, Argentina obtiene 5 diplomas Olímpicos, entre ellos, 3 de Boxeo, uno de Yudo y uno en Remo.
  • Conocido como los  “Juegos de la XXI Olimpiada” participaron 6084 deportistas de 92 países en 21 disciplinas. El medallero lo lideraron Unión Soviética, Alemania Oriental y Estados Unidos en los tres primeros puestos.
  • Se produjo el primer boicot masivo en la historia de los JJOO. Delegaciones Africanas pidieron la eliminación de Nueva Zelanda debido a que su selección de rugby se había enfrentado a Sudáfrica, país excluido del Comité Olímpico Internacional (COI) por su política racista, el Apartheid. Finalmente el COI decide rechazar la petición.
  • En estos Juegos se empezó a controlar el uso de sustancias dopantes. También se disputaron por primera vez pruebas femeninas de baloncesto, balonmano y remo.
  • En gimnasia se destacó el Ruso Nikolái Adriánov con 4 medallas de oro, 2 de plata y un bronce.
  • Nadia Comaneci (rumana nacionalizada estadounidense), con tan solo 14 años, obtuvo el primer 10  otorgado en una disciplina en la historia de los JJOO.
  • En atletismo, el húngaro Miklos Németh, obtuvo la medalla de oro en lanzamiento de jabalina y se convirtió en el primer hijo de campeón olímpico que repite la hazaña de su padre (Imre Németh, oro en lanzamiento de martillo en 1948).

 

 

Redacción y producción: Camila Villavicencio, Pedro Pérez Naveira y Claudio Molina