domingo, agosto 10, 2025
Home Blog Page 103

De Pekerman a Scaloni, el legado de la Selección en Qatar

Por Facundo Palermo

Dicen que los libros no muerden. Que leer otorga sabiduría y conocimientos. Que nos hace conocer, aprender y recordar. Leer lleva a que el ser humano experimente de otra forma y a que los errores no sean tan trágicos y, por supuesto, a tener la solución siempre a mano. Otros prefieren atreverse y animarse a la aventura. Fallar una y otra vez sin llevar el manual encima. Así lo prefiere Lionel Scaloni, el entrenador de la Selección Argentina.

El 10 -sí, justo ese número- de julio de 2021 quedó inmortalizado en la memoria de todos los argentinos. El día en que después de 15 años y cuatro finales perdidas, el fútbol fue justo y le dio a Lionel Messi su primer título con la camiseta de la Selección Argentina. El día en que después de tantas críticas, Scaloni dejó de ser reprobado por parte de los hinchas y los periodistas.

Hoy el pueblo argentino venera a Scaloni por lo hecho en estos cuatro años al mando del seleccionado: en 49 partidos logró 32 victorias, 12 empates y sólo cuatro derrotas, frente a Venezuela, Colombia y Brasil en dos oportunidades, la última en la semifinal de la Copa América 2019. Tres años, tres meses y diez días después, Argentina jugó 35 partidos y no volvió a ser derrotada. Es el invicto más largo de la actualidad y de toda la historia de la Selección Argentina. En el Mundial de Qatar podrían igualar el récord que hoy le pertenece a Italia, con 37. Más allá de la racha que hoy ostenta, la Copa América 2021 y la Finalissima son lo más significativo para la actual generación.

Detrás de las victorias, los títulos y el cariño de la sociedad argentina, hay una profunda historia de Scaloni con la camiseta celeste y blanca que incluye a José Pékerman, quien fue su gran maestro en los seleccionados juveniles y el que no sólo le inculcó conocimientos tácticos y el amor por los colores, sino también valores que quedaron impregnados en la persona y que explican, en parte, el furor que se vive hoy por la Selección Argentina.

***

“Lo más importante que nos dejó Pékerman a todos fueron los valores. Nos dirigió en una edad donde estábamos en crecimiento y maduración. Sus valores nos ayudaron a mantener los pies sobre la tierra y a pasar todos esos momentos con la cabeza bastante centrada”, cuenta Diego Markic, mediocampista central que formó parte del Sub 20 campeón del mundo en Malasia 1997. En los seleccionados juveniles fue donde Markic tuvo la oportunidad de conocer, entre otros, a Scaloni. Para mediados de los 90, todos esos chicos que recién daban sus primeros pasos en Primera, nunca imaginaron que esa etapa bajo la conducción de Pékerman los marcaría de por vida.

Cómo construyó Lionel Scaloni una Selección Argentina que juega cada vez mejor e ilusiona en grande

Poco a poco, el predio de Ezeiza se convirtió en su segunda casa. El lugar donde los sueños de aquellos jóvenes futbolistas comenzaron a gestarse, junto con una forma de ver el fútbol distinta a lo que la idiosincrasia argentina está acostumbrada. “José entendió que la persona no se puede separar del futbolista -explica Markic-, y más a esa edad; entonces ahí acertó. Nos elegía pensando en cómo éramos como personas. El que no tenía esos valores o no estaba de acuerdo en cómo se manejaba, se quedaba afuera por más que jugara muy bien. Nos tocó jugar con fenómenos que quedaron afuera porque el combo que buscaba de jugador-persona no cerraba”.

La forma de trabajo de Pékerman es un aspecto que no se puede dejar de lado. Más allá de romper, en cierto punto, con la estructura de trabajo del fútbol argentino y llegar al cargo con una mirada en la que prevalecía lo humano sobre lo futbolístico, lo hizo en un momento en el cual Argentina no lograba obtener resultados positivos en los seleccionados menores. Aún así, y sólo con experiencia como asistente técnico y director de divisiones inferiores, logró desarrollar su proyecto en juveniles, en una etapa que será recordada de por vida: consiguió ganar tres de los cuatro Mundiales Sub 20 en las que estuvo al frente del equipo.

No es coincidencia tampoco que tras dejar el cargo de DT de la mayor en 2006, los equipos argentinos perdieron un poco el rumbo. En juveniles hay una regularidad muy marcada en el plano continental, pero en el internacional, nunca más Argentina volvió a ser protagonista. En la mayor, parte de la base que formó fue protagonista en los siguientes Mundiales y Copa América, pero nunca pudo hacerse con el primer puesto. Hasta que, finalmente, llegaron sus aprendices de juveniles al frente de los seleccionados. Desde Scaloni, pasando por los técnicos de las divisiones menores, y llegando hasta Bernardo Romeo, coordinador de las selecciones juveniles. El propio Markic ve en ellos algo de lo que Pékerman les dejó: “Todos estos chicos tienen ADN de José y un poco lo que se ve hoy en Argentina es esto de inculcar los valores”.

Scaloni es la cara más visible, pero conformó su equipo de trabajo con personas que pasaron por las manos del cuerpo técnico de Pékerman y que se hicieron un nombre con la camiseta de Argentina. Desde Walter Samuel y Pablo Aimar (parte de esa camada) hasta Roberto Ayala. “Scaloni se rodeó muy bien. Hay algo tanto de él como de los demás de ese grupo en común que es el perfil bajo. La gran mayoría lo tiene y en su carrera siempre fue así. Eso es lo que marcó a todos”, dice Markic, el ayudante de campo de Rodolfo Arruabarrena en Emiratos Árabes Unidos, último rival de Argentina previo al inicio del Mundial de Qatar.

El detrás de escena del cuerpo técnico que gritó campeón tras 28 años

En cuanto a lo futbolístico, la Argentina de Scaloni mutó desde su llegada a mediados de 2018 hasta la actualidad. Después de una etapa de recambio y de un período de prueba y error, superó las expectativas. Darío Franco, campeón de la Copa América 1991, describe que la propuesta es interesante porque se siente cómodo durante todas las facetas que tiene el juego. Cuando tiene que resignar la tenencia, lo hace bien, y cuando tiene que proponer es vistoso e intenso a la hora de recuperar”.

Franco, actual entrenador de Gimnasia y Esgrima de Jujuy, reconoce que uno de los grandes aciertos de Scaloni, desde el punto de vista táctico, es la elección del tridente Lo Celso-Paredes-de Paul en la mitad de cancha, decisión que en los primeros partidos le valió la crítica: “Con ellos el equipo tiene mucho juego y a la vez equilibrio. Juegan y cumplen una labor defensiva muy importante”.

Más allá de lo futbolístico, las miradas están centradas en otro aspecto positivo. Lo ven desde afuera los hinchas, y lo reconocen los jugadores: el gran acierto de Scaloni es el grupo formado. Es un hecho que este plantel se unió en busca de un objetivo y que los rodea un ambiente de armonía gestado de manera intencional. Scaloni apuntó los cañones para demostrarles de lo que eran capaces. En el último tiempo, hubo otro gran líder que apeló más a la conformación del grupo que a la construcción de un estilo en base a su gusto futbolístico: Alejandro Sabella, el último en llevar a Argentina a una final del mundo, en Brasil 2014. Casualmente, la última aparición pública de Sabella fue en una visita a Scaloni y su cuerpo técnico en febrero de 2020, en un encuentro que dejó una imágen icónica para los hinchas.

Con el Mundial a la vuelta de la esquina, es imposible no encontrarse con indicios o coincidencias navegando por las redes sobre que Argentina será la próxima selección en levantar la Copa del Mundo en Qatar, de la mano de los dos grandes referentes que tiene hoy: en la cancha, Lionel Messi, y en el banco, Scaloni. Da la casualidad -casi que divina- de que cuando Messi debutó con la mayor en 2005 en un amistoso frente a Hungría, en su primer contacto con la pelota decidió tocar de primera con Scaloni, titular en ese equipo de Pekerman. Nunca sabrían que más de diecisiete años después se estarían ayudando el uno al otro para cumplir los sueños de un país entero.

Hoy vemos a un Messi distinto. Más maduro y abocado a liderar a un grupo de futbolistas. No siempre fue así, y Fernando Signorini, que trabajó con él cuando Diego Maradona fue DT de Argentina, lo confirma. “Era un chico muy reservado. Pasaba casi desapercibido fuera del campo de juego, pero adentro te llenaba de palabras. Afuera era un perrito faldero, pero adentro era un tigre enfurecido”, dice Signorini, el “preparador de futbolistas”, como se autopercibe.

Fernando Signorini: "A Maradona le hubiera encantado ser el 'Che' Guevara"

En la Copa América 2021, Messi participó en nueve de los 12 goles de Argentina en el torneo, por lo que hinchas, periodistas y exjugadores se animan a decir que, sumado a esa faceta de líder que agregó, estamos ante el mejor Messi que se vio con la camiseta celeste y blanca. En esto tuvo mucho que ver Scaloni, ya que “la propuesta y el funcionamiento de este equipo lo potencia mucho más”, reconoce Franco.

Una figura que se potenció en distintas facetas. Un director técnico que supo aportar lo suyo para que llegue a ese nivel, a pesar de haber sido duramente criticado por la forma de jugar, los jugadores elegidos y los resultados obtenidos hasta julio del año pasado, incluso llegado al punto de querer ser desarticulado de su rol por los medios de comunicación. Alrededor de 38 años atrás, pasó algo similar con un jugador y un técnico, que más tarde quedarían en la historia futbolística más grande de este país: Carlos Bilardo y Diego Maradona.

Durante la década del 80, Bilardo vivió una situación muy similar a la de Scaloni cuando le tocó estar al frente de la Selección Argentina. Tampoco era apoyado por la opinión pública por su estilo de juego y los resultados conseguidos. El periodismo tampoco los quería e intentó, en reiteradas ocasiones, desarticularlos. Tiempo más tarde, Bilardo y Scaloni demostraron que, tanto la prensa como los hinchas, se equivocaban con la obtención de diferentes títulos y llevando a Maradona y Messi a un nivel nunca antes visto.

***

De las críticas por la forma de jugar, los resultados y la inexperiencia del director técnico a la gratitud, los aplausos y las disculpas. El vínculo de esta Selección Argentina con la sociedad fue de menor a mayor. Costó, pero después de los últimos años, logró consolidarlo. Y es que a pesar de lo que dice José Garriga Zucal, antropólogo social -que el fuego interno de los hinchas argentinos se prende cada cuatro años en vísperas al Mundial-, en los últimos Mundiales no fue con tanto fervor como ahora, y en gran parte se debe a que esa relación se había deteriorado producto de la imposibilidad del equipo de ser campeón.

Hoy hay un nuevo encantamiento de los espectadores con la Selección Nacional. Tiene que ver con haber ganado la Copa América y con la idolatría de Messi”, explica Garriga Zucal, que además expone que el vínculo es cada vez más cercano por una cuestión generacional y de las nuevas tecnologías. “Hoy los jóvenes se sienten cerca de los jugadores gracias a las redes”, agrega Garriga Zucal. Los bailes de Alejandro “Papu” Gómez en las concentraciones y los festejos en los vestuarios lo confirman.

Copa América 2021: Messi sueña con su séptimo Balón de Oro, ¿tiene algún rival? | Marca

Garriga Zucal reconoce también que los medios de comunicación aportaron a la construcción de la identidad nacional. Y aquí las redes juegan otro papel importante, ya que son el medio para que los hinchas argentinos defiendan al equipo de las reiteradas críticas de los periodistas, formando una de las brechas más grandes de los últimos tiempos en el país. Y Signorini, fiel a su estilo, aporta lo suyo. “Hoy si no sos un miserable, tenés pocas chances de estar en los principales programas. Son sanguinarios e irrespetuosos. En un campeonato de estúpidos, saldrían segundos por estúpidos”, enfatiza.

La Selección Argentina hizo un click. Tras el Mundial de Rusia 2018, hubo un antes y un después. El equipo y los hinchas respiran otro aire. A casi nada del comienzo de Qatar 2022, en lo que parece ser la última oportunidad en un Mundial para Messi, la ilusión es lo que predomina. Y el miedo de tener a alguien como Scaloni, que hará su debut en una Copa del Mundo, no existe. “Es verdad que cuando llegó no tenía experiencia, pero sin ella le fue bárbaro. Rompió todos los paradigmas. Lo lindo del fútbol es que a veces no tiene lógica”, dice Markic.

Esta vez, confiar en los libros, no fue necesario para Argentina.

 

Del cielo al infierno: diez años de crisis en San Lorenzo

Por Sebastián Pardal

ATENCIÓN, se va adelantar ´Chori´, Ooortigooozaaa, gooooooooool de San San San Lorenzo, 36 minutos del primer tiempo, San Lorenzo 1, Nacional de Paraguay 0”. – Mariano Closs (FOX Sports)

Es 13 de agosto de 2014. El Ciclón de Boedo se consagra por primera vez campeón de la Copa Libertadores y su presidente, Marcelo Tinelli, declara en el medio de los festejos: “Somos los responsables del mejor momento de San Lorenzo en su historia”. Hoy, a casi ocho años de aquella conquista, los socios concurren al Estadio Pedro Bidegain para expresar su repudio por la crisis deportiva y exigir elecciones adelantadas para el 17 de diciembre, un año antes del final del mandato de las actuales autoridades.

Hace diez años San Lorenzo estaba muy comprometido con los promedios. En ese momento, el presidente del club era Carlos Abdo. Luego de los torneos Apertura y Clausura 2012, el Ciclón quedó en puestos de promoción y tuvo que jugar una serie frente a Instituto de Córdoba para mantener la categoría. El equipo dirigido por Caruso Lombardi logró mantenerse en Primera ya que ganó 2 a 0 de visitante y empató 1 a 1 de local, con un gol de penal de Néstor Ortigoza, quien había llegado en el mercado de pases anterior.

Luego de aquella definición, el presidente Abdo renunció a su cargo. El 1 de agosto de 2012, Matías Lammens asumió en forma interina la conducción de San Lorenzo, elegido por una asamblea de socios y con el 80.5% de los votos, días después de que se provocara una profunda crisis interna. La dupla Lammens–Tinelli terminó el mandato que le correspondía a Abdo y fueron elegidos nuevamente en las elecciones por el 82.76% de los votantes en septiembre.

La llegada de la dupla empresaria al poder dirigencial, Tinelli con el espectáculo y Lammens con la distribución de bebidas alcohólicas, trajo como consecuencia una inversión económica, que se reflejó en refuerzos importantes para la cosecha de títulos. Juan Antonio Pizzi fue el primer director técnico elegido por Tinelli. En la temporada 2013/2014 hubo una limpieza de 21 jugadores y llegaron como refuerzos Sebastián Torrico, Mauro Cetto, Ignacio Piatti, Juan “Pichi” Mercier, Mauro Mattos, Martín Cauteruccio, Julio Buffarini y otros 15 jugadores que fueron claves para que San Lorenzo sea campeón del torneo Inicial 2013. Tras la coronación, Pizzi tuvo una oferta de renovación con el Ciclón, pero eligió la propuesta del Valencia de España.

El designado para reemplazar a Pizzi fue Edgardo Bauza, quien alcanzó el máximo anhelo de los hinchas con la obtención de la Copa Libertadores 2014 y tuvo una récord de 46 victorias, 20 empates y 33 derrotas (53% de efectividad). Gonzalo Prósperi, defensor de aquel plantel campeón, destaca la mayor virtud de Bauza: “El Patón es el mejor armador de grupos del mundo. El clima positivo que teníamos en el vestuario era más importante que cualquier virtud táctica”.

Después de ser campeón de América, San Lorenzo llegó a lo más alto del mundo y disputó la final del Mundial de Clubes frente al Real Madrid en Marruecos. Aquel partido fue derrota 2 a 0, pero el Ciclón seguía con la posibilidad de competir en todos los torneos que afrontaba, algo que hoy no puede conseguir. En octubre de 2015, Bauza decidió renunciar tras ser subcampeón del torneo que ganó Boca. “Mi ciclo como DT de San Lorenzo llegó a su fin. Estoy muy agradecido a este club y nada de lo que logramos fue casualidad. Soy de los que piensan que los ciclos empiezan y tienen un final. Es el momento indicado para que el plantel tenga otra voz, otro discurso”, se despidió el Patón en conferencia de prensa.

Aquel subcampeonato le dio la posibilidad a San Lorenzo de jugar la Supercopa Argentina 2015, ya que Boca también había ganado la Copa Argentina. El técnico seleccionado para reemplazar a Bauza fue Pablo Guede, quien asumió en enero de 2016 y, un mes más tarde, se consagró campeón en Córdoba tras ganarle al Xeneize por 4 a 0. Sería el último que ganaría San Lorenzo. El ciclo Guede había comenzado con un título y con buenos resultados, a pesar de la derrota con Lanús en la final del torneo Final 2014.

Pero todo se iba a terminar, ya que la dirigencia decidió renovarle el contrato al mediocampista Juan Mercier sin tener el aval del entrenador, lo que derivó en su renuncia. “Tomé una decisión distinta a la del club. Ellos le renovaron a un jugador que yo no quería. Mis diferencias con Mercier fueron personales y profesionales, por eso decidí dejar mi cargo”, dijo Guede. Las decisiones de la dirigencia empezaban a reflejarse en lo deportivo.

Llegaron las elecciones de 2016. La dupla Lammens-Tinelli, que se autoconsideraba “la mejor de la historia” se presentó para la reelección y, con los títulos obtenidos tan recientes, arrasaron con el 88% de los votos. César Francis, dirigente opositor de Volver a San Lorenzo, se expresó sobre su participación en aquellos comicios: “Aquel año fui la única voz institucional que se opuso; todos estaban cegados por los triunfos, pero no veían el peligro que podía traer a futuro tener como máximas autoridades a gente que sólo le importa el poder personal”.

El siguiente paso del club en 2016 fue buscar entrenador y el que asumió fue Diego Aguirre. Logró mantener la competitividad a pesar de no cosechar títulos. Tuvo una efectividad del 58% en 57 partidos, pero la eliminación en cuartos de final de la Copa Libertadores frente a Lanús marcó el final de su ciclo. Este es el momento donde se marca un quiebre en la historia reciente de San Lorenzo. Luego de la salida de Aguirre, Claudio “Pampa” Biaggio asumió primero como interino y después como técnico oficial. Como entrenador dirigió 43 partidos y obtuvo una efectividad del 54% de los puntos. Hoy, a la distancia, Biaggio hace un análisis de aquel ciclo: “Se me exigía pelear campeonatos, pero hay que decir que me devaluaron el plantel; se fueron Buffarini, Ortigoza, Emmanuel Más, Cauteruccio y muchos más que no fueron reemplazados con la misma jerarquía”.

Las alegrías comenzaron a quedar lejos y el infierno estaba cada vez más cerca. Biaggio fue el último entrenador en durar más de un año y medio en el cargo. El sucesor fue Diego Monarriz, quien era el técnico de la Reserva, y tuvo que ser técnico interino en cuatro oportunidades desde 2018 hasta 2021. Desde aquella Superliga 18/19 pasaron: Jorge Almirón, el regreso de Pizzi, la dupla de la secretaría técnica Leandro Romagnoli–Hugo Tocalli, Mariano Soso, Diego Dabove, Paolo Montero y Pedro Troglio. Ninguno pudo sostenerse más de 30 partidos en el cargo de director técnico de San Lorenzo.

Mariano Soso, quien asumió justo antes de la pandemia en 2020, renunció a su cargo en enero de 2021 luego de dirigir apenas 11 partidos. La caída por goleada ante Banfield y la pelea en el vestuario entre los hermanos Romero y Fernando Monetti terminaron acelerando la salida del técnico. “San Lorenzo era un descalabro impresionante, no podía mantener la armonía de un vestuario ni llegarles a los jugadores por muchas cuestiones extradeportivas, así era imposible seguir”, confiesa el actual entrenador de O’Higgins de Chile. Así, no había San Lorenzo que aguantara.

Uno de los factores que metió al Ciclón en este escenario oscuro fue la falta de atención. La mala toma de determinaciones en los mercados de pases, con gran cantidad de altas y bajas en cada ventana del libro, comenzó a desestabilizar a la economía. La política de contrataciones fue fallida hasta principios de este año. Se incorporaron futbolistas que no cambiaron la ecuación y que taparon a muchos pibes que hoy dan la cara.

La decisión de Lammens de meterse en la política nacional, como Ministro de Turismo y Deportes, repercutió en el club porque la atención de quien en ese momento era el presidente de la institución quedó dividida. Tinelli, entonces, tomó las riendas. Después de varias charlas y de analizarlo hasta último momento, confirmó su candidatura y arrasó en las urnas en 2019 con el 80% de los votos. Pero su gestión no logró repuntar lo que ya venía en caída, por el contrario. La pandemia profundizó todos los males. Al regresar a la televisión presentó el pedido de licencia que molestó a los hinchas y los terminó de impacientar con su posterior renuncia el 30 de abril.

Horacio Arreceygor quedó como presidente tras el portazo de Tinelli. El último balance oficial del club arrojó un pasivo de 4.627.387.631 de pesos, que bajó un 22% (era de 5.916.119.450) con respecto al ciclo anterior. Sólo el 16% se encuentra en moneda extranjera. El patrimonio neto es de 1.849 millones de pesos. En tanto, el presupuesto del fútbol se redujo un 37%: de 4.455 millones a 2.795 millones de pesos. Carlos Rosales, tesorero actual de San Lorenzo, acusa que existían “contratos impagables” como los de los hermanos Romero (cada uno costaba un millón de dólares por año) y Franco Di Santo.  estaba atado a un dólar variable. Hoy, según aseguran desde el club, el costo del plantel que implicaba un presupuesto mensual de 1 millón de dólares decayó a “500 mil dólares a valor oficial”.

Otro inconveniente son los contratos privados que se les firmaron a algunos futbolistas bajo la gestión de Tinelli, que causaron conflictos, como el de Alejandro Donatti. El defensor decidió no jugar más en San Lorenzo y ausentarse a los entrenamientos en señal de protesta ya que reclama la parte de su salario que acordó con Tinelli. Algo que desde San Lorenzo confirman que no van a pagar. Se rescindió además el contrato con el club a los Romero, Diego Rodríguez, Diego Braghieri y Monetti, entre otros. Algunos a cambio de lo adeudado y otros pactando un plan de pagos, como los hermanos paraguayos.

En 2022, la eliminación en 32avos de final de la Copa Argentina frente a Racing de Córdoba derivó en la salida del entrenador Troglio, pero también en la de Mauro Cetto. El mánager había asumido en junio de 2021 y, al igual que con los entrenadores, a San Lorenzo también le cuesta mantener a los que deberían ordenar el fútbol. “Cuando supuestamente sos el encargado de tomar decisiones y los directivos no te dejan decidir sobre lo que trabajaste mucho tiempo, hay que dar un paso al costado, no voy a hacer la plancha con un cargo en San Lorenzo, no soy así”, dice Cetto, exjugador de San Lorenzo.

Matías Caruzzo, quien jugó en San Lorenzo entre 2015 y 2018, fue contratado el 10 de mayo de 2022 como coordinador del fútbol profesional. Tras la renuncia de Troglio y el corto interinato de Fernando Berón, la siguiente misión era encontrar un nuevo técnico. Le ofrecieron el cargo a Hernán Crespo, Gabriel Heinze y hasta Javier Mascherano, pero el único que aceptó hacerse cargo fue un ídolo de la institución: Rubén Darío Insúa.

El Gallego Insúa fue el designado para intentar salir del infierno y volver al cielo, con la clasificación a la Copa Sudamericana 2023, la misma que logró conquistar en 2002. Lo consiguió con un plantel conformado por el 70% de juveniles, que ya mostraron ser muy interesantes, como Fernández Mercau (hoy en Elche), Agustín Martegani (categoría 2000) o Agustín Giay (2004). Todos chicos surgidos de las inferiores, que contaron con el aporte de la experiencia de Cristian Zapata, Adam Bareiro, Ezequiel Cerutti y Néstor Ortigoza, quien regresó al club el año pasado desde Estudiantes de Río Cuarto y finalizado el campeonato se retiró del fútbol junto a Torrico en una fiesta inolvidable para los hinchas del Ciclón.

El estadio Nuevo Gasómetro, que fue testigo del mayor logro deportivo de San Lorenzo hace casi ocho años, hoy escucha cómo los socios de San Lorenzo cantan “vamos, vamos los pibes”, y esperan las elecciones anticipadas para no repetir en 2023 el sufrimiento del 2012 con los promedios.

Ni de Buenos Aires, ni de Santa Fe: el campeón será cordobés o entrerriano

Por Marcos Rados

El miércoles 26 de octubre del presente año tuvo un hecho (o dos) que entrarán en la historia. ¿El motivo? Dos clubes por fuera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires y Santa Fe llegaron a la final de la Copa Argentina: Talleres de Córdoba y Patronato. Será la primera vez que dos instituciones que no pertenecen a las provincias más galardonadas del país disputen una final de un torneo de alcance nacional.

Además de no haber coincidido nunca dos equipos indirectamente afiliados a la AFA —categoría que incluye a los más importantes de CABA, Buenos Aires y Santa Fe, pero no de otras provincias— en una final, será la tercera estrella para clubes de esta índole.

Únicamente dos lo habían conseguido anteriormente. El primero fue San Martín de Tucumán, en la Copa de la República de 1944, torneo oficial disputado entre 1943 y 1945. El “Ciruja” había accedido tras ganar el “Grupo A: Zona Norte”. Los otros siete conjuntos que participaron fueron Talleres de Córdoba, Sarmiento de Resistencia, Villa Mitre (ganadores de la Zona Centro, Litoral y Buenos Aires Interior, respectivamente), Huracán, Newell’s, Platense y Boca.

Los tucumanos derrotaron en cuartos de final a Boca, por penales. Por esa misma vía eliminaron a Sarmiento de Resistencia. Se alzaron con la copa el 4 de marzo de 1945 (de la versión 1944 al haber arrancado en diciembre de dicho año) luego de ganarle la final a Newell’s por 3-1.

Cincuenta y cinco años tuvieron que pasar para que un club indirectamente afiliado a la AFA bordara una estrella en su escudo. El que lo logró es uno de los finalistas de la Copa Argentina 2022: Talleres de Córdoba. “La T” obtuvo el único trofeo internacional para los clubes del interior del país que son gestionados por el Consejo Federal, órgano interno de la AFA creado para tal fin.

Fue en 1999, por la Copa Conmebol. Allí, los cordobeses vencieron al Independiente Petrolero boliviano, en octavos de final, y al brasileño Paraná, en cuartos de final, por penales. En semifinal ganó 3-2 contra Deportes Concepción, club chileno. La final, con goleada (3-0) incluida en la vuelta, lo enfrentó con Sportivo Alagoano, equipo que no pudo aguantar los embistes de Talleres.

Patronato, por su parte, quiere ganar su primera estrella oficial. Busca realizar lo mismo que logró Tigre en 2019: ser campeón, a pesar de haber descendido. Algo parecido consiguió Huracán, en la Copa Argentina de 2013-14, cuando le ganó la final a Rosario Central mientras disputaba la segunda división (aunque sí ascendió al término de ese campeonato).

Sin embargo, el corto palmarés de clubes indirectamente afiliados no implica que no hayan competido en otras ocasiones: el mismo Talleres fue subcampeón del Torneo Nacional de 1977, al igual que Racing de Córdoba en 1980. El más reciente en la segunda posición es Godoy Cruz, club que finalizó segundo en la Superliga 2017-18, a dos puntos de Boca.

La inmensa cantidad de equipos tanto en la Liga Profesional de Fútbol como en la Primera Nacional –segunda categoría– podrían darle más chances a clubes que hubieran tenido más dificultades para ascender o mantenerse en lo más alto de la pirámide del fútbol argentino. Entre ambas divisiones del año 2022, 24 clubes están indirectamente afiliados a AFA, y solo Aldosivi, Alvarado, Agropecuario y Atlético Rafaela están o en Buenos Aires o en Santa Fe.

Si bien hay 65 instituciones entre los dos escalones más altos de AFA, que el 36,92% no esté directamente afiliado demuestra que aumentó la presencia de los clubes del interior, que están creciendo y que podrían ganar más importancia a nivel nacional, como se vio en la Copa Argentina y en la actual Primera Nacional, donde los primeros cuatro puestos de la fase regular fueron ocupados por equipos de Córdoba, Tucumán y Mendoza.

Record de challengers para argentinos

Por Camila Basso

Un total de veintiún torneos del circuito Challenger fueron conquistados por jugadores argentinos hasta ahora, a lo largo de este año, en momentos en que aún quedan por disputarse los challengers de Las Vegas e Italia, que definirán si la hazaña se agranda.

Fueron 14 los jugadores responsables de reunir 21 títulos y llevar al país a su más alto record histórico luego de superar la marca de 20 torneos que se había obtenido en 2021.

Facundo Bagnis logró el triunfo clave en el challenger de Ambato, en Ecuador, y le dio al país la estrella número 21. El argentino se consagró campeón por segunda vez en el año.

Paolo Quinteros: “Me di cuenta que para comenzar una nueva etapa tenía que cerrar la otra”

Por Ignacio Quintian

El escolta ex Selección Argentina, Paolo Quinteros, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 fue uno de los destacados de la semana luego de haber anunciado su retiro del básquet a la edad de 43 años.

Quinteros se despidió a través de una carta donde agradeció a su familia, amigos y a todos los que fueron parte de su carrera. El Entrerriano, con último paso por Regatas de Corrientes, también fue campeón de la Liga Nacional de Básquet en tres ocasiones y la LEB oro con el Zaragoza de España en dos oportunidades.

Chevrolet no seguirá en el TC 2000

Por Tomas Avalo

General Motors anunció que no formará parte del TC 2000 la próxima temporada. Chevrolet dejará de tener una escudería oficial en la temporada 2023 después de 20 años en la categoría y dejará a cargo al equipo Pro Racing.

A través de un comunicado, la compañía automotriz informó: “Esta decisión ha sido tomada en línea con una nueva estrategia de Marketing”. 

Esta medida llegó en medio del conflicto que se desató el fin de semana último, tras el paro que realizaron los mecánicos de la escudería. Como consecuencia de este conflicto, Agustín Canapino Y Bernardo Llaver no participaron en la penúltima fecha del certamen.

Grandes bajas de cara a Qatar

Por Jerónimo Catania

A 24 días de que comience el camino hacia la gloria de 32 seleccionados masculinos, ya hay bajas confirmadas que no irán a Qatar a disputar la edición 2022 de la Copa del Mundo.

La estrella francesa, N’golo Kanté sufrió una lesión en el isquiotibial derecho y no dirá presente en Medio Oriente. Por otro lado, un pilar en la reconstrucción que logró Portugal, Diogo Jota, deberá someterse a una operación en la rodilla, por lo que no contarán con él. Georginio Wijnaldum es baja clave en el seleccionado neerlandés por una fractura en la tibia. Paulo Dybala, Juan Foyth y Juan Musso son los jugadores argentinos en duda.

Las Gladiadoras a un paso de la gloria en la Copa Libertadores

Por Santina Cova

Una final histórica para Argentina se jugará este viernes cuando Boca se convierta en el primer equipo del país en llegar a la final de la Copa Libertadores Femenina frente a Palmeiras en Quito.

Las Gladiadoras empataron 1-1 con Deportivo Cali en instancias semifinales y todo se definió por penales. La arquera Laurina Oliveros atajó dos de los tres que le tiraron, mientras que el otro se fue por encima del travesaño.

La delantera Yamila Rodríguez, figura de Boca, está nominada entre las 20 mejores futbolistas del mundo en los premios Dubái Globe Soccer Awards. Este reconocimiento es una consagración no sólo para el club, sino para el fútbol femenino argentino.

El Tata de Ranchos: humilde y tenaz, la historia de José Luis Brown

Por Manuel Giles

Gracias Tata por volver,
con los tuyos, con tu gloria,
por llevarnos en la memoria,
por hacerme el mundo ver.

Tal vez no lo puedas creer,
pero he viajado contigo,
con tus padres, tus amigos,
con los que te quieren bien,
no creas que es uno ni cien,
son miles, yo soy testigo

Raúl D’Addona – Fragmento de “Poema para el Tata”

José Luis Brown visitó a lo largo de su vida lugares en los que jamás hubiese imaginado estar y vivió experiencias que no vislumbró ni en sueños. Desde Brest en Francia hasta Murcia en España, luego de jugar ocho años entre 1975 y 1983 en el Estudiantes de Carlos Salvador Bilardo y pasando por Atlético Nacional de Medellín en 1984, su carrera alcanzó su punto cúlmine en la final del Mundial de México 1986, en la que abrió el marcador y levantó la Copa, que debe ser lo más parecido a tocar el cielo. Pero a pesar de recorrer el mundo, su corazón siempre se quedó en Ranchos, el lugar que lo vio nacer, un pueblo del partido de General Paz, provincia de Buenos Aires, a 120 kilómetros de la Capital.

El Tata, apodo que se ganó desde chico por sus primeros balbuceos al hablar y por el que lo conocieron en su vida, no llegó al mundo solo. El 10 de noviembre de 1956 también nació Miguel Ángel, su hermano mellizo, con quien compartiría toda su infancia en la casa de sus padres ubicada en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Moreno.

Sus comienzos en el fútbol – Año: 1970 – Fotógrafo: Juan Carlos Bona (Tete). Fuente: Museo de la Memoria Histórica de Ranchos.

Miguel Ángel no escapa a los eufemismos: para él, la familia no era “humilde”, sino que era pobre. Su padre, Ricardo, salía todas las mañanas con un caballo y un carro a recorrer las calles para encontrar algo que sirviese para el hogar; su madre, Clotilde, llegó a trabajar en cuatro hogares al mismo tiempo como empleada doméstica. Miguel Ángel y el Tata asistieron desde los seis años a la Casa del Niño Virgencita del Pilar, una institución dedicada al cuidado y asistencia infantil que los acogió hasta que cumplieron los doce. Allí se bañaban y desayunaban por la mañana para luego ser llevados al colegio. Al regresar, almorzaban y hacían los deberes del día, para más tarde merendar y volver a sus casas. Ese lugar fue muy importante para José Luis, quien incluso regresó varias veces con familiares y amigos cuando ya era un futbolista consagrado para mostrarles dónde había pasado sus primeros años.

Durante su niñez, el Tata formó amistades que mantuvo durante toda su vida: Pedro Martínez, Patricio Puig, Sebastián Torrisi, Alberto Ahmer, Jorge Pesqueira. Con ellos compartió sus primeros pasos en el fútbol en el Club del Fortín, cuyo nombre surgió porque el predio estaba ubicado frente a la réplica del Fuerte construido en 1781 bajo el Virreinato de Vértiz, y que en la actualidad es una de las principales atracciones de Ranchos. Hoy el club ya no existe y en su lugar hay casas y pequeños comercios, pero supo tener hasta cinco categorías entrenando al mismo tiempo bajo las órdenes del Palomo Tobio, abuelo de Fernando Tobio, actual defensor de Huracán. A principios de la década del ‘70, varias delegaciones de divisiones inferiores de Estudiantes de La Plata viajaron allí para realizar jornadas en las que se disputaban encuentros y se compartían almuerzos con las familias. En uno de esos tantos viajes, el interés cayó sobre el joven Tata, al que le ofrecieron una prueba para entrar en la séptima del Pincharrata.

José Luis Brown y Patricio Puig en Estudiantes y Banfield – Gentileza familia Puig.

“El problema con el Tata es que siempre comentaban que era un burro porque no era habilidoso o no gambetaba”, recuerda Patricio Puig, uno de sus amigos que también jugó en las inferiores de Estudiantes. Al tiempo, Pato cambió el rumbo y llegó a Banfield, en donde le tocó medirse contra José Luis cuando ambos ya jugaban en la tercera de sus respectivos clubes. Si bien el juego con la pelota en los pies no era el fuerte del Tata, sus cualidades físicas, su lectura del juego y, por sobre todo, su tenacidad y disciplina hacían que se destacara sobre el resto. Incluso, en el segundo Estudiantes-Banfield que disputaron en contra, convirtió un gol de cabeza. “Quién diría que años después hizo lo mismo en la final de un Mundial”, acota Pato con una sonrisa.

Sin embargo, los primeros pasos de Brown en Estudiantes no fueron fáciles. Al mismo tiempo que viajaba a dedo desde Ranchos hasta La Plata tres veces por semana (la Ruta 29, que conecta Ranchos con Brandsen, en ese entonces era de tierra), debía trabajar en la imprenta del Semanario La Palabra (que ya no existe) en su pueblo natal y llegar a su hogar con las manos cubiertas en tinta y hediondas por los químicos que manejaba.

José Luis Brown habla al pueblo de Ranchos desde el balcón de la Municipalidad – Año: 1986 – Fotógrafo: Juan Carlos Bona (Tete).

Pero lo que no tuvo en lo material, el Tata lo compensó con su esfuerzo y determinación. “Siempre estuvo decidido a ser jugador de fútbol”, cuenta su hermano Miguel Ángel. Nunca faltó a un entrenamiento: ni el largo viaje ni las inclemencias del tiempo fueron excusas para que dejara de perseguir su sueño. Incluso recibió la ayuda de José Castro (dirigente del Club del Fortín) y Ofelia “Lula” Cappiello (madre de Jorge Pesqueira, uno de sus amigos íntimos), figuras muy importantes durante su infancia, quienes le daban dinero para que pudiera pagar algún pasaje de vuelta a Ranchos. Ya adolescente y establecido en las inferiores de Estudiantes, su conducta se mantuvo intachable. Mientras sus amigos salían de fiesta los sábados, el Tata se iba a dormir religiosamente a las once de la noche para salir temprano al día siguiente rumbo a La Plata.

José Luis Brown y Ofelia “Lula” Cappiello en la fiesta en su homenaje en el Centro de Educación Física – Archivo familia Pesqueira.

Era difícil imaginar un destino distinto para alguien que se había aferrado a un objetivo. “Él decía que si no triunfaba en el fútbol iba a volver a Ranchos para trabajar de peón de albañil”, rememora Sebastián Torrisi, otro de sus amigos. Mientras el resto de su grupo dejaba de lado los sueños de niño para abocarse al estudio, José Luis nunca perdió el foco en lo que quería hacer. Su estricta dieta consistía en un desayuno y una merienda de un licuado de banana con dos huevos duros y gracias a ella desarrolló un estado físico privilegiado. Ya jugador de Primera, se quedaba una hora después de los entrenamientos practicando para mejorar y perfeccionarse cada vez más, lo que le valió la confianza de Bilardo.

Año: 1986 – Fotógrafo: no identificado.

José Luis Brown supo estar en la cima al ganar con la Selección el Mundial en México 1986, pero nunca olvidó dónde tenía sus raíces. Víctor Hugo Morales coronó el relato de su gol frente a Alemania en la final con “el que viene del pueblo con el nombre más humilde de toda Argentina, el que viene de Ranchos”. No es casualidad que esa virtud la compartieran tanto el pueblo como el defensor con el N° 5 de ese equipo.

Después del Mundial regresó a Ranchos y allí lo recibió su gente para celebrar el triunfo. Encima de un camión de bomberos llegó hasta la Municipalidad mientras la multitud coreaba su nombre y mostraba pancartas con la leyenda “Ranchos te saluda, gran Tata”. “El hijo del pueblo”, como lo describe su hermano, asistió luego a una gran celebración en la que se tomó todo el tiempo del mundo para saludar a sus amigos y conciudadanos, firmar autógrafos y sacarse fotos con todo aquel que se acercase a felicitarlo.

Miguel Ángel lo recuerda con orgullo: “Nunca sufrió de vedetismo, nunca perdió la esencia de persona simple y sencilla de pueblo”. Su carrera continuó en el Stade Brest francés y posteriormente en Murcia, España. Al regresar, siguió compitiendo en el más alto nivel hasta su retiro en Racing a los 35 años. Es parte de un grupo selecto de jugadores que, además de ganar el Mundial, tuvo el lujo de convertir un gol en el partido final. Pero a pesar de todo, el corazón del Tata nunca se fue de Ranchos. Allí volvió siempre que pudo para visitar a sus afectos, aunque tan sólo pasara un día. Las fiestas eran una ocasión sagrada para reunirse con su familia y con sus amistades.

El Tata falleció el 12 de agosto de 2019 a los 62 años. En sus últimas épocas regresó a su pueblo y vivió ahí un tiempo, hasta que los primeros episodios de Alzheimer lo obligaron a irse nuevamente a La Plata. En su corta estadía se lo podía ver paseando con su perro por las calles como un vecino más, saludando a todo aquel que se cruzase y conversando animadamente con sus conocidos.

Al recorrer las calles de Ranchos, el único reconocimiento que se puede encontrar hacia el Tata es el nombre del Estadio Municipal, que en una de sus entradas exhibe una gigantografía del futbolista besando la Copa del Mundo, acompañado por los nombres de los demás jugadores campeones. Ni siquiera un mural frente al Museo Histórico en el que se lo veía sentado junto a Bilardo cebándole un mate (una leyenda ya instalada en el imaginario popular) y que había sido pintado durante el Mundial 1986 logró sobrevivir al paso del tiempo.

Sin embargo, su figura vive inmortalizada en la memoria de los habitantes de Ranchos, en las anécdotas de sus familiares y amigos, en los recuerdos de aquellos que siempre lo vieron volver al lugar que tanto amó y del que tan orgulloso estaba. Y ese reconocimiento perdura a pesar de todo. El cariño que le tienen se refleja en un poema escrito por Raúl D’Addona, que cierra con un “Firmado: Ranchos, tu pueblo”.

A finales de 1975, al poco tiempo de debutar en la Primera de Estudiantes, el Tata dio una entrevista para un diario platense junto con Patricio Hernández, uno de sus compañeros de pensión que se convirtió en un gran amigo. Cuando fue consultado acerca de dónde era, José Luis Brown respondió con el pecho lleno de orgullo: “De Ranchos. Ponelo bien grande”.

La increíble historia de José Leonardo Mariño, el atleta paralímpico campeón en tenis de mesa y lanzamiento de bala

Por Brandon Juarez y Marcos Rados

“Nos tiramos, bueno, fui más rápido yo y me tiré. Y caí muy mal porque el río estaba medio congelado y la ruta no estaba alumbrada. Era una noche, el 2 de julio de 1966. Mi amigo salió a buscarme. Éramos cinco, pero solo uno fue, los otros tres me dejaron un poquito más a las manos de Dios. Pero este muchacho entró en el río porque se enteró que me había golpeado. Me entró a buscar, no me encontraba y estaba parado arriba mío. Eso me salvó la vida, me empujó toda la sangre que tenía en las vértebras para que no me ahogase, por lo que me salvó al pararse encima mío. El accidente me produjo una cuadriplejia”.

Un tema que superó José Leonardo Mariño, dos veces campeón parapanamericano en tenis de mesa, y esto se demuestra fácilmente ya que responde sin ser consultado por el accidente que lo dejó en silla de ruedas. Su hogar está adaptado para él y su esposa, Marta Ana Makishi, quien padece la misma discapacidad, y también fue atleta a nivel de disputar Juegos Paralímpicos. Hay diversos artefactos provenientes de Japón, lo que se debe a la nacionalidad de su pareja. La forma de hablar se ve acompañada con gestos de su mano derecha, donde posee el control para poder moverse.

La primera pregunta estuvo estrechamente relacionada al accidente. Una consulta que parece tener una respuesta obvia. El exatleta recuerda su perspectiva respecto al tema: “Era muy joven, y la muerte me daba mucho miedo. Pensé que me iba a morir, me aterraba. En ese momento les pedí a mis amigos que me curaran las hemorragias, lo cual fue un instinto de supervivencia que tenemos todos los seres humanos”. Concluye la contestación, risa mediante, tras rememorar que incluso los médicos le taparon la cara con una sábana, por lo que tuvo que gritar que “aún seguía vivo”.

— ¿Cómo fue la rehabilitación?

— Para el ser humano, la lesión que tuve yo es la más dolorosa de todas. Estuve desde 1966 hasta 1969 en el hospital Churruca, ya que soy hijo de policías, y de ahí fui trasladado al Servicio Nacional de Rehabilitación, el cual ya no tiene ese nombre hoy en día.

— ¿Cómo es aceptar la silla de ruedas?

— Es muy difícil. Es muy difícil asumir la silla de ruedas. Hoy está más idealizado y normalizado lo de empujar y toda la cosa, pero uno debe tomarla, aceptarla y decir: ‘Este es mi mecanismo de traslado a partir de ahora en mi vida’. Fue una decisión de vida.

Mariño retomó su amor por el deporte –antes jugaba al básquet– luego del accidente que cambió su vida. Esta vez, en las disciplinas adaptadas. Experimentó la práctica de deportes como natación, lanzamiento de bala y tenis de mesa, donde obtuvo múltiples medallas e incluso llegó a disputar tres ediciones de los Juegos Paralímpicos: Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000.

La práctica de estos deportes adaptados se debe en parte a su esposa, quien lo inspiró a hacerlo cuando fue vista por él jugando al básquet en el Club Atalaya. Hoy, con ella a su lado, recuerda que en su momento le dijo a un amigo suyo: “Esa chica de ahí va a ser mi prometida”. En tono jocoso cae en la cuenta de que fue durante su “época hippie” y que las mujeres se le “echaban encima por ser el diferente del lugar” debido a su aspecto.

Junto a su esposa, Mariño es una persona que asiste frecuentemente al Ce.Di.Ma. (Centro de Discapacitados de La Matanza). Lugar que preside desde hace más de cuarenta años. Este lugar previamente tenía el nombre de CEMEFIR Club, pero en 1986 debió cambiar su nombre por problemas burocráticos con aquel ente. El actual centro fue fundado por seis mujeres deportivas, y solía ser una mutual de profesores de Educación Física. Allí se organizan competiciones deportivas y eventos musicales.

Mariño fue el encargado de organizar conciertos con artistas de la talla de Fito Páez, un joven León Gieco, Juan Carlos Baglietto y Luis Alberto Spinetta, a quien el exatleta considera que fue su amigo, que le dedicó la canción “Suspensión” en un show del cine que existía en Isidro Casanova durante la década de los 70’.

La entrevista comienza poco antes de que la familia Mariño termine de almorzar. Todos los platos en la mesa son vegetarianos. Debido a esto, el exdeportista es consultado por si esa elección se debió en primera instancia al rendimiento deportivo, a lo cual responde que no: “Se debió a un ‘maestro espiritual’ y a un libro en el que leí el motivo por el cual no se debe comer carne, que me impactó un montón. Eso hizo carne en mí, y hace 30 años que ni Oba (NdeR: abuela en japonés) ni yo comemos animales”.

La última vez que Mariño consumió carnes fue durante los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992, donde la única que comían era pescado. Debido a su carrera deportiva, él viajó por varias de las ciudades y muchos de los países más importantes del mundo, de aquí que haya conocido diversas culturas gastronómicas que también lo ayudaron a que la transición al vegetarianismo fuera más sencilla.

En cuanto a lo atractivo que puede llegar a ser visitar distintos lugares, el entrevistado sentencia que, si bien es el sueño de mucha gente, ese espíritu lo tienen los que no viajaron demasiado: “Cuando conociste las grandes ciudades, comiste toda la comida que se te ocurriera, es mucho más difícil querer seguir viajando que cuando saliste en pocas oportunidades de tu país”.

Trayectoria deportiva

Mariño disputó tres Juegos Paralímpicos, todos en la disciplina de tenis de mesa adaptado. Al ser consultado por cuál es su favorito, él aseguró que “sin dudas” elige Barcelona 1992 porque fue a disputarlo junto a su esposa. En esos Juegos participó en tres modalidades dentro de su deporte predilecto.

Los otros dos Juegos fueron Atlanta 1996 y Sídney 2000. En el de Estados Unidos jugó siete partidos en tres categorías diferentes, mientras que en el de Australia, a los 52 años de edad, solamente pudo jugar cuatro encuentros: dos en solitario y dos en dobles.

A nivel Parapanamericano participó en diversos Juegos a lo largo de sus 42 años de carrera deportiva, con Buenos Aires 1969 como debut. Se retiró de este evento polideportivo en Guadalajara 2011. Sus máximos logros son: una medalla de oro en singles en Río de Janeiro 1978 y otra medalla de oro en Buenos Aires 2000 pocos meses después de Sidney.

Tuvo dos retiros deportivos: el primero, en los Juegos Parapanamericanos de Río de Janeiro 2007, que abandonó producto de la muerte de su amigo Carlos Maslup en plenos Juegos, con quien había compartido varias competiciones. Mariño afirmó que la presión había aumentado y que jugaba al tenis de mesa simplemente por diversión. El segundo y definitivo retiro ocurrió en Guadalajara 2011. Previo a eso ganó una medalla de bronce en Venezuela 2009.

— ¿Cuál es la medalla que más te enorgullece?

— Yo no le di el valor a los premios metálicos. No sé si es bueno o malo. De hecho, no me quedó ninguna en mi casa. La más importante es la que gané en Aylesbury, Inglaterra. Hago referencia a la medalla de oro en lanzamiento de bala en el año 1975. Me pareció la más grande y, como ya se la había prometido al doctor que me curó el cuello, se la di… y al entregársela por ahí perdieron el valor todas las demás.

— ¿El gobierno les da importancia a los deportes adaptados?

— El gobierno sí les da importancia, y en los últimos 10 años se hizo mucho más por el deporte adaptado que en años anteriores. Los que no se dan importancia son los deportistas, porque no hacen valer sus derechos. Yo estoy en un lugar que se llama Comité Paraolímpico, donde obviamente hago lo posible para unir a los deportistas. Hoy son menos las exigencias. Antes nos daban todas las comidas en el CeNARD. En cambio, ahora agarran la cantidad y la calidad que les den sin reclamar. Y si no le dan nada, igual. Al Estado hay que estar exigiéndole siempre. O sea, los deportistas ahora no exigen tanto como antes.

Documental

En su computadora se pueden apreciar algunas imágenes, además de un programa de presentación con noventa y seis diapositivas que hacen alusión al documental que está elaborando, el cual posee el nombre de “Los rengos con pelota”. Mariño las muestra con detenimiento y las narra con un tono didáctico.

— ¿De qué trata el documental?

— El documental se llama “Los rengos con pelota: ¿hay vida antes de la muerte?”. Se trata de algo muy simple, la discriminación que sufre la gente con discapacidad, todos los que alguna vez jugamos con una pelotita de tenis o básquet y eso refleja mi realidad, lo que pienso y lo que voy a ser y hacer. Empecé a armarlo desde 2015 o 2016, durará cuatro horas y el inicio se filmará en Aylesbury (lugar en el que obtuvo su medalla favorita), un pueblo cerca de Londres, hasta su cierre en Isidro Casanova, La Matanza, lugar en el que vivo.

— ¿Quién es y cómo piensa José Leonardo Mariño hoy en día?

— Soy un ser maravilloso, como todos los seres humanos. Creo que estamos viviendo el mejor de los tiempos ahora, en cuanto a que nosotros hemos decidido venir a está época. Pero bueno, ahora me hubiese gustado tener la edad que tenía en los 2000 para jugar con mi nieto y mi nieta al deporte que más amo y disfruté durante toda mi vida: el tenis de mesa.