miércoles, noviembre 27, 2024

Un chico de a caballo

Renzo Calissano

Richard Kierkegaard es jinete profesional desde el año pasado, y cumplirá 16 años en noviembre, luego de los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, en los que ocupa la plaza argentina en las pruebas de equitación.

“Estoy más que contento”, afirmó Kierkegaard, y continuó: Poder representar a mi país en los Juegos Olímpicos es como un sueño, un sentimiento único que no puedo explicar. Me pasa cada vez que represento a la Argentina; es un orgullo…tantas cosas te transmite representar a tu país; es algo que a un deportista le llena el alma. Encima, justo estos Juegos son en Buenos Aires, entonces toda la gente va a estar ahí para verme y fijando su atención en mí, por lo que es un gran desafío”.

Richard se enteró que sería el representante argentino en estos Juegos al ganar la prueba selectiva. Nadie se lo había informado oficialmente, pero él sabía que la había ganado y que, por ende, sería el seleccionado. Dice que la emoción lo invadió en ese momento, le pasaron muchas cosas por la cabeza, el sentimiento de estar cada día más cerca de cumplir su sueño olímpico, y de saber que todo el esfuerzo y el tiempo que estuvo trabajando para eso valió la pena.

En Argentina, lógicamente, Richard se siente local, aunque, si tiene que elegir, prefiere competir en el Viejo Continente. “En Europa los lugares son mucho más sofisticados y las infraestructuras son muchísimo mejores, por eso me siento más cómodo ahí. Aparte, la competencia es mayor, así que me tengo que estar exigiendo siempre al máximo, y por eso me gusta más, pero obviamente allá no me siento local”, comentó el jinete.

Un buen antecedente

Durante la primera semana de septiembre, Richard estuvo compitiendo en la final del Campeonato Mundial de Salto de la Federación Ecuestre Internacional (FEI World Jumping Challenge) en Uzbekistán, en la que obtuvo la medalla de plata, midiéndose ante jinetes cuyas edades variaban entre los 16 y los 55 años. El podio lo ocuparon los más jóvenes y, entre ellos, Richard era el más chico.

Había clasificado a dicha final mediante el clasificatorio argentino del año anterior, que se realizó en más de 44 países con el mismo recorrido, las mismas distancias y las mismas vallas. Los 20 mejores del mundo clasificaron a la final de Uzbekistán, y Richard llegó como el mejor de esos 20.

El condimento más interesante fue que todos los jinetes debieron utilizar caballos sorteados, que no conocían, a diferencia de las demás competencias, en las que se presenta un binomio para competir, es decir, el jinete y el caballo en conjunto.

Kierkegaard siempre tuvo gran afecto por sus caballos. De hecho, se crió montando, ya que su familia es dueña del Haras Zangersheide, reconocido mundialmente. Su madre, Marleen Melchior, es holandesa, y heredó de su padre el haras que se encuentra en los Países Bajos. Cuando se vino a vivir a la Argentina puso, con su marido Ricardo Kierkegaard, otra sede de Zangersheide en la localidad de Moreno, en donde viven actualmente con sus hijos Richard, Leslie y Joseph.

Zangersheide, además de ser un haras es un stud book, que es donde se inscriben los caballos. Actualmente, el de Moreno es un stud book para América del Sur, así como lo es el otro para Europa. Para que los caballos tengan doble nacionalidad, los Kierkegaard los anotan en ambos establecimientos. Todos los equinos son europeos, de la misma línea que criaba el padre de Marleen.

He pasado por un montón de caballos toda mi vida, pero con los que he logrado mis mayores objetivos los sigo teniendo, y siguen trabajando conmigo. Aunque el más importante de mi carrera fue Dunoble Z, que desde que soy muy chico entrenamos juntos y recién el año pasado lo jubilé. Ahora está en el campo disfrutando de su merecido descanso. Dunoble me dio todo; me enseñó a montar, me llevó a saltar internacionalmente, a mis primeros Sudamericanos y, la verdad, es inexplicable todo lo que viví con él”, contó el joven.

50 y 50

Richard argumenta que el cuidado de los caballos es muy importante, porque son ellos los verdaderos protagonistas de la historia en la equitación. Dice que el resultado depende en un 50 por ciento del rendimiento del equino, y que es muy importante el trabajo que uno le da día a día, el cuidado, la salud y la alimentación. Su preferido actualmente es Darwin D’hyrencourt Z, con el que saltó en los Juegos Sudamericanos del año pasado, en los que obtuvo doble medalla de plata (en la competencia por equipos y en la individual). Es un caballo irlandés de nueve años, al que le tiene mucho afecto, ya que lo considera un proyecto suyo, porque lo tiene desde chico y fueron creciendo juntos; además de que “es un crack saltando”.

Los Juegos Olímpicos de la Juventud tendrán la misma particularidad que el torneo de Uzbekistán: los jinetes deberán utilizar caballos desconocidos. Igualmente, Richard está lejos de sentirse incómodo por eso: “Tengo expectativas altas, voy a dar todo de mí para conseguir una medalla. Tal vez no sea la de oro, pero la verdad es que voy a eso”.

Su hermana Leslie, que es un año mayor que él y también practica equitación, contó: “Richard está siendo su propio entrenador, ya que era nuestro papá, Ricardo, quien nos entrenaba. Pero las cosas se pusieron complicadas porque el carácter de nuestro papá es muy complicado, y él decidió seguir su camino solo. Y, la verdad, le está yendo mejor que nunca”.

Ricardo Kierkegaard es argentino, tiene 65 años y desciende directamente del filósofo danés Søren Kierkegaard, padre de la filosofía existencialista, quien vivió entre 1813 y 1855. Ricardo fue tres veces Campeón Nacional de Equitación, Campeón Internacional en 1985, ganó tres Grandes Premios y posee el récord argentino de altura, que logró en 1992 al saltar 2,335 metros. Participó en tres Mundiales, cuatro Juegos Panamericanos, en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, y ganó el Olimpia de Plata en 2006, entre otros logros. Actualmente se dedica a la cría y el entrenamiento de caballos deportivos junto a su esposa.

“Por mi experiencia, podría aconsejarlo (a Richard) para que tenga un buen desempeño en estos Juegos, teniendo en cuenta que son especiales, porque no se va a presentar un binomio, sino los jinetes solos, y los caballos van a ser sorteados”, comentó Ricardo, y amplió: “El temple lo tiene, las ganas de ganar y la capacidad para hacerlo, también las tiene. Ha demostrado día a día que cuando se junta con sus pares es uno de los buenos en el mundo. En lo que lo puedo aconsejar es, cuando le toque el caballo que le toque, cómo ayudarlo y lo que yo veo desde afuera para manejarlo y para sacarle el mayor provecho posible, que eso sería una medalla”.

Que su hijo esté triunfando desde tan joven, a Ricardo le genera sentimientos ambivalentes: “Siento placer, angustia y mucho estrés. Además de ser padre de este pequeño deportista, que ha decidido ser profesional, y lo vamos a apoyar con todo, soy profesor y profesional en la equitación; entonces, los peligros del armado de los recorridos, los veo” expresó.

Kierkaggard padre agregó luego que “el niño ha decidido hacer una carrera metódica, y yo lo acompaño, no lo quiero castrar, pero los riesgos de este deporte son muy grandes. Cuando los palos están altos, y las dificultades del armador se ven, un viejo profesional se da cuenta y sabe claramente cómo tomarlas. Richard tiene más experiencia que otros en el país porque, al ser gente de caballos, tiene la oportunidad de montar muchos, y buenos, pero de cualquier forma es muy difícil la alta competencia cuando no hay suficiente experiencia, y él la tiene para saltar con los niños, pero no con los Seniors. Todo eso me provoca un gran estrés, porque el peligro lo veo, y no lo tengo que obviar, y este mocoso es muy desfachatado contra los obstáculos y las dificultades, y avanza como si fuese un viejo experimentado”.

El chico que volvió de la muerte

En 2015, con 12 años, Richard tuvo una fuerte caída montando un caballo que no conocía, y estuvo en coma casi una semana; luego, permaneció dos meses semiparalizado, en los que sufrió un paro cardiaco y tuvo edemas. Al tercer mes mejoró considerablemente, le dieron el alta médica y ya estaba montando de vuelta.

“Cuando se recuperó era otra persona. Volvió con un hambre de ganar impresionante, tenía una experiencia que me sorprendió, era antinatural, una experiencia no acorde a su edad, no vivida”, manifestó Ricardo.

Su hermana Leslie contó lo que significa Richard para ella: “Es súper importante en mi vida. Lo admiro muchísimo, es mi mejor amigo. Pasó por muchas cosas, pero nada lo detuvo para conseguir lo que quiere. Es inteligente e independiente. Es muy buena persona, simpático y humilde, aunque tiene muchísimo carácter. Sé que siempre va a estar para mí, para escucharme y aconsejarme, siempre con una sonrisa, intentando hacer feliz a la gente a su alrededor. Él va a decir que soy su ejemplo a seguir, pero para mí es al revés; estoy orgullosa de todo lo que logró en su vida”.

Ricardo aseguró que su hijo Richard “es un perfeccionista, y está detrás de los detalles técnicos, lo que hace que las cosas le den el resultado que él desea”, y explicó que “en Argentina estamos lejos de lo que es el nivel europeo. Apuntamos a ganar un Sudamericano, a estar entre los 10 mejores de un Panamericano, y en un Juego Olímpico, a tener una buena experiencia. Richard va por todo, siempre busca la medalla”.

En estos Juegos Olímpicos, Kierkegaard será uno de los 30 jinetes participantes, y tendrá un calentamiento precompetitivo con el caballo que le toque, para conocerlo y adaptarse, con saltos limitados (alrededor de 10), y luego, directamente, comenzará a concursar en tres pruebas distintas.

Richard fue presentado en un video, a modo de entrevista, que hizo la página oficial de los Juegos en Instagram, en octubre del año pasado, en el que lo muestran como una gran promesa de la equitación, y una potencial figura en la competencia que se desarrollará en Buenos Aires, por el hecho de ser local.

Kierkegaard estuvo durante el último mes en Europa, por lo que sus caballos no estuvieron saltando en todo ese tiempo. Desde que volvió, Richard se está entrenando con ellos, probando binomios para los Juegos Sudamericanos de noviembre, su siguiente objetivo después de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

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