Por Thomas Somoza
Frente al Estadio Nacional de Jamaica —ubicado en Kingston, capital del país— yace una estatua de una mujer con el brazo derecho en alto, su puño cerrado y gritando con la cabeza en dirección al cielo. Esta obra artística representa a Shelly-Ann Fraser-Pryce, velocista de 33 años; ganadora de seis medallas de oro entre Juegos Olímpicos y Campeonato Mundial de Atletismo en 100 metros; madre de Zyon, a quien tuvo por cesárea hace más de dos años; y embajadora de UNICEF que aboga por la salud de niños y niñas.
La atleta nació en Kingston y creció en un pueblo en el centro de esa ciudad llamado Waterhouse (el nombre se debe a que cuando llueve las casas se llenan de agua). Fue criada por su madre Maxime, vendedora ambulante, junto a sus dos hermanos y bajo un mismo lema: “¿Tienes talento? Úsalo”. Tuvo una infancia difícil. “A veces no teníamos suficiente para comer, iba a la escuela sin dinero para el almuerzo”, contó la jamaiquina.
En 2010 le fue ofrecido el puesto de Embajadora de Buena Voluntad. Luego de aceptarlo, expresó: “A través de mi trabajo con UNICEF, quiero ayudar a los niños jamaiquinos a hacer realidad sus sueños. Quiero ayudarlos a comprender que tienen derechos y que esos derechos deben protegerse. Quiero que crean que nada es imposible”.
En un video grabado para la página de UNICEF, habló sobre los beneficios en la salud de los niños al amamantarlos. También se lamentó porque lo que se recomienda son seis meses de lactancia materna y en Jamaica el promedio es de tres. Por último, manifestó su apoyo a la iniciativa del Hospital Amigo de los Niños para certificar que los centros de salud tienen recursos necesarios para apoyar a las madres al amamantar.
La medallista olímpica opera su propia fundación caritativa llamada “Fundación Pocket Rocket” (por su apodo que significa “Cohete de Bolsillo” en inglés por su pequeña contextura física —1,52 metros y 52 kilos— y su velocidad —sus 10,71 segundos son la cuarta mejor marca de la historia—). Con ella ayuda a financiar a los atletas jóvenes con su educación y les da apoyo deportivo. “Quiero darles a los estudiantes la oportunidad de no tener que preocuparse de dónde vendrá su próxima comida, su próximo libro”, afirmó en una entrevista al Daily Telegraph en noviembre de 2019.
Licenciada en Desarrollo Infantil y Adolescente en la Universidad Tecnológica de Jamaica, expuso sus ideas en Mundo Deportivo para que el país caribeño vaya por buen camino: “Para ser exitosos como nación, debemos invertir en más programas, entrenadores, universidades y tecnología para ayudar a que el deporte crezca en Jamaica”.
El embarazo la dejó fuera de la temporada en 2017. Pero volvió y en 2019 conquistó el Campeonato Mundial de Doha, Catar, en el estadio Khalifa con su larga cabellera teñida de arcoíris en un tiempo de 10,71 para festejar con un sonriente Zyon sobre sus brazos. Ya confirmó que Tokio 2020 serán sus últimos Juegos. Contó que está trabajando muy duro y se adelantó: “Si gano otra medalla, será histórico”.