viernes, noviembre 22, 2024

Tomás Díaz: el paso del handball hacia la inclusión de género

Por Santiago Oviedo

“Tenía miedo. No sabía si iba a poder volver a hacer lo que me gusta”, dijo Tomás Díaz, refiriéndose al momento en el que decidió cambiarse de sexo. Tiene 30 años, juega al  handball de lateral derecho en Comunicaciones B y se trata del primer y único varón transexual federado en la Federación Metropolitana de Balonmano (FEMEBAL).

Empezó a jugar hace 15 años como mujer y pasó por las categorías inferiores e incluso debutó en primera. “Tenía mucha más altura que el resto y jugaba muy bien comparado a lo que juego ahora”, reconoció. Si bien para ese entonces ya recibía inyecciones de testosterona, hace tres años se sometió a una mastectomía que lo obligó a estar inactivo por miedo a lastimarse, no sin antes haber tenido una charla con sus compañeras para abandonar el equipo. Para él fue una decisión muy difícil, ya que no sabía si iba a poder volver al club o no, e incluso no sabía si podría volver a practicar el deporte de manera federada. “Para nosotros el handball es lo más importante, entonces cuando terminó con eso fue como si se le hubiera cortado el cable a tierra”, aseguró Daniela Castillo, pareja de Tomás y jugadora de handball en Comunicaciones.

Luego de la operación estuvo inactivo hasta principios de 2018. Necesitó un año más para que su cuerpo se terminara de acostumbrar a las inyecciones de testosterona, que aún recibe cada tres meses. Volver a las canchas le generaba cierto miedo porque no sabía con lo que se podía encontrar, por lo que lo postergó un tiempo. Fue luego de hablar en 2017 con el entrenador del club, Facundo Álvarez, que empezó a ir con frecuencia al gimnasio con el objetivo de ponerse a tono para el regreso. “Para él fue un proceso muy personal y requirió de mucha contención”, dijo Daniela.

Recibir testosterona por vía intravenosa supone también un riesgo de que aparezca una trombosis, es decir, que se formen coágulos en las venas de las piernas, además de la probabilidad de superar el 50% de volumen de glóbulos rojos en relación a la sangre (el valor normal varía desde el 40% al 50%).

La reinscripción fue sencilla y no hubo ningún problema. “En FEMEBAL se decidió que sólo la presentación del DNI donde estaba inscripto como Tomás alcanzaba. En lo personal, soy médico psiquiatra, y mi trabajo con el colectivo trans es constante, por lo que no supuso problemas ni en lo personal ni en la federación”, afirmó Adolfo Panelo, integrante de la comisión directiva de Comunicaciones y vocal de la FEMEBAL, con quién Tomás está muy agradecido.

Si bien dijo siempre haber recibido apoyo y contención de parte de sus compañeros y del club, el que más lo ayudó en ese aspecto fue su entrenador, que en una primera instancia lo contuvo y que más adelante dejó que se integrara por sí mismo con los otros jugadores. A Álvarez ya lo conocía de antes, porque lo había dirigido cuando jugaba para las mujeres, como también sabían de él muchos de sus compañeros actuales. “Están, además, los que no me conocían y me preguntan quién soy o en qué club jugaba antes, y cuando les cuento todo en confianza no lo pueden creer. Igualmente, los que me conocen ahí adentro son una compañía en todo momento”, aseguró. A su equipo lo describe como un grupo en el que todos van para adelante con un objetivo firme, sin que se interpongan competencias internas que resten.

De la misma manera que se dice que las chicas trans tienen ventaja en los deportes de mujeres, Tomás está en desventaja, porque le falta el nivel físico que tanto ellas como los hombres pueden tener. Aparte de ir todos los días al gimnasio, necesitó cambiar completamente su juego. “Antes lanzaba y metía muchos goles, la altura me ayudaba. Ahora tengo que ser más escurridizo, más rápido y trabajar con las piernas, que no me pasaba”, expresó. El consumo hormonal conllevó un cambio físico. Si bien ahora los músculos le crecen con mayor facilidad, hay más probabilidades de que sufra desgarros por una sobre estimulación, como ya le ocurrió en alguna ocasión, y en ese aspecto es cauto.

Pese a la dificultad y la desventaja que supone para él jugar junto a hombres, prefiere más el handball masculino que el femenino por el dinamismo y lo coreografiado que está. A diferencia de muchos casos de chicas trans, Tomás afirma nunca haber sido discriminado ni dentro ni fuera de una cancha. Cree que es muy necesaria la aparición de una política más inclusiva, y hace hincapié en que no hay información al respecto. “Muchos no se animan además por un tema de inferioridad física. Yo siempre creo que hay que estar orgulloso de quien es uno. Todos los procesos y etapas que me tocaron pasar fueron difíciles como para seguir ocultándome o auto-discriminándome y sintiendo que soy inferior a alguien. Creo que hay que animarse, que hay que hacer las cosas, es satisfactorio. Te cuesta. A mí me ha costado muchas veces decir ‘No quiero seguir, no quiero seguir, no quiero seguir’, pero sin embargo sigo adelante, me esfuerzo, me voy a entrenar aunque no tenga ganas, aunque me toque quedarme en el banco y aunque me equivoque. Siempre hay que ir para adelante, hay que animarse”, opinó.

Un punto básico y fundamental que reclama es la privacidad en los baños. “Tuve la mala suerte de que en ninguno de los clubes que fui hubiera cortina y en algunos ni siquiera había puerta”, afirmó, mientras sí las hay en el vestuario de mujeres. Por esa razón no puede ducharse luego de jugar partidos. “Yo entiendo lo que está naturalizado y trato de adaptarme, pero quizás la otra persona no se adapta a mí, y eso es algo que me gustaría. Mi caso es especial y puntual, pero también puede incluir a cualquier tipo de complejo. No está contemplada la privacidad”, dijo.

Desde el partido contra SAG Polvorines C, por la segunda fecha, se siente muy gratificado consigo mismo, y puede hacer un balance de su situación actual: “Hace 2 fines de semana me pasó de meter 3 goles en un solo partido, que no me pasaba desde que empecé a jugar. Por primera vez sentí que todo tenía sentido, o sea, que todo estaba bien. Y de hecho, el otro día que me lesioné (tiene una fisura en el dedo mayor de la mano derecha), recibí un mensaje del entrenador diciendo que se estaba notando que yo estaba avanzando, tanto con mis compañeros grupalmente como personalmente. Entonces, creo que todo tiene un fin”, concluyó.

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