Agustina Molina
La actividad física adaptada, que tuvo sus orígenes para los mutilados después de la Segunda Guerra Mundial, genera muchos beneficios para aquellos que la practican: aprender a trabajar en equipo para lograr sus objetivos, canalizar la energía para llevar una vida más activa. También les posibilita formar nuevas amistades con las cuales compartir sus gustos, proponerse retos que les generen ganas de superarse y desarrollar un sentimiento de libertad que permita expresar emociones necesarias de exteriorizar. La práctica de algún deporte les facilita, además, huir de la pasividad y mantenerse activos física y mentalmente.
Jessica Calabressi trabaja para el proyecto del Estado Nacional “Cambio de Juego”. Es profesora de educación física con especialización en discapacidad y se encarga de coordinar el funcionamiento del mismo dentro del club CEDEM 2 de Tres de Febrero. A pesar de que “el presupuesto no alcanza”, todos los miércoles y viernes acompaña a las distintas instituciones que van a ejercitarse. “En integración los ayuda mucho, necesitan descargar y generar un encuadre”, comenta Calabressi. Además, explica: “Si tienen contacto entre los distintos grupos, se genera mucho intercambio”. Andrés De Giovanni también es profesor de educación física con especialidad en discapacidad hace 31 años y ambos coinciden en que “los estímulos son de muy corto plazo, al igual que los objetivos y la atención de los chicos”.
Por otro lado, Calabressi explica que los chicos siguen a los profesores a través de la imitación y que el incentivo verbal es fundamental, al igual que el estímulo visual, como los colores de sus pecheras cuando hacen juegos en equipo. Por su lado, De Giovanni destaca que “el deporte los beneficia en su integración y ver que no están solos en esto de ser distintos”. También contó que notó un cambio muy grande en ellos: la alegría de ser capaces de lograr algo por sí mismos y que se sienten más confiados. Calabressi se centra en la natación para puntualizar en qué mejoran los chicos: “Ya cuando se cambian estás viendo su independencia. Algunos que usan pañal vienen acá y comienzan a trabajar el control de esfínter; los que están en silla de ruedas, adentro de la pileta pueden estar parados y es una gran satisfacción”.
La psicopedagoga Roxana Ruiz explica que el deporte los ayuda en el desarrollo integral, cognitivo, psicomotor y socioemocional, además de favorecer el progreso de funciones vitales (como cardiovasculares o frecuencias respiratorias). De esta manera, el niño va a aprender y desarrollar habilidades que posibilitan una mejor adaptación al entorno, incluso un mejor procesamiento de los estímulos que recibe. Para ella, el hecho de que puedan ser incluidos en un plan de actividad física, permite que se integren de forma activa y se sientan partícipes socialmente. En cuanto a lo físico, la psicopedagoga resalta: “Los chicos pueden construir su esquema corporal, tener una representación de su cuerpo, va favorecer el equilibrio, la coordinación, el control postural y la organización del cuerpo en el espacio”.
En referencia al desarrollo cognitivo, Roxana Ruiz señala que “aprenden las nociones del espacio temporal y a regular su conducta. Asimismo, aprenden a relacionarse con pares, respetar normas, fortalecer la atención en una tarea y favorece el planeamiento motor, como también la coordinación visomotora”. Es por eso que en el momento que se excluye o reduce la participación de un niño en la educación física, se le está negando una fuente de aprendizaje, desarrollo y formación social, de la cual tiene derecho.