Por Mateo Galasso
Las apuestas deportivas cada vez son más frecuentes en el tenis, alcanzan una cifra cercana a 7.800 millones de euros anuales según la empresa H Gambling Capital, compañía que se encarga de aportar los datos del mercado de apuestas de la International Betting Integrity Association (IBIA), la asociación internacional enfocada a la integridad en el juego. Ex tenistas como los estadounidenses Mardy Fish, el doblista Bob Bryan y el ex Nº4 del mundo James Blake, están involucrados en las apuestas deportivas. Los tenistas de muy bajo ranking, por debajo del 200 del mundo, suelen apostar para afrontar gastos en la vida cotidiana. Los torneos ITF (una serie de torneos organizados por la Federación Internacional de Tenis) son el tercer nivel del tenis profesional, posterior al ATP Tour y al ATP Challenger Tour. Reparten 2.000 dólares en premios, muy bajos comparado con lo que gastan los tenistas que no son de élite.
Valentín Garay, de 17 años y nacido en Ushuaia, es un jugador argentino de tenis ubicado en el puesto 1495 del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Alcanzó su mejor posición en septiembre de 2024 cuando llegó al puesto 1470. Reconoce que los torneos Juniors es donde más plata se pierde: “Para jugar estos torneos, las inscripciones me salen el doble que lo que salen en los torneos profesionales. La mayoría de las veces tenemos que pagar los hoteles”. Garay además destaca que las inscripciones van desde los 80 a los 100 dólares y que a eso hay que agregarle las noches de hotel. Los patrocinios también son una gran fuente de ingreso económico para estos jóvenes que comienzan su carrera como tenistas profesionales, pero no todos cuentan con la posibilidad de tener uno. Valentín cuenta que Head, una marca austriaca de indumentaria deportiva, es su sponsor y lo ayuda a pagar los viáticos.
El tenis no es un deporte al que accede cualquier persona debido a los gastos tan altos que implica, de aproximadamente 40.000 dólares al año. Por eso el joven nacido en Ushuaia destaca la importancia de la escuela de tenis que tenía su papá cuando él era más chico. “Arranqué a jugar ahí porque mi familia tenía una escuela de tenis y ya que mi papá era profesor tenía un gasto solventado. Pero cuando viajé a Buenos Aires charlé con los profesores de una academia para poder llegar a un acuerdo que nos sirva a ambas partes”, recuerda Garay, quien cerró su respuesta con esta frase: “Si no nacés en cuna de oro, es muy difícil poder afrontar todos los gastos que el tenis implica”.
En el circuito, además, están los torneos Futures, certámenes profesionales organizados por la ITF, de una categoría inferior a los Challengers. En este tipo de torneos es donde más presentes están los arreglos de partidos por las apuestas deportivas. “Cuando arranqué a jugar los Futures me llovieron mensajes todo el tiempo, ya sea por Instagram o mismo antes de entrar a la cancha para arreglar partidos. Te mandan mensajes diciendo que son ofertas que no podés rechazar y lamentablemente es más común de lo que mucha gente piensa”, cuenta Garay, quien jugó Futures, y agrega que lo que le pagaron por llegar a cuartos de final del torneo M25 de Belém que se disputa en Brasil en agosto fueron 500 dólares y que, con suerte, le alcanzó para pagar el viaje a Brasil. Debido a esto, algunos tenistas ven más viable ganar dinero a través de apuestas en casinos ilegales, ya que quienes son profesionales no pueden estar involucrados en las apuestas, y estas páginas en Internet, como Casino Zeus y Live365, no solicitan datos personales.
Los que más involucrados se ven son los tenistas que están en el circuito hace años y que no pueden vivir del deporte ni tampoco ganaron la cantidad de dinero suficiente para, al retirarse, poder vivir de lo que construyeron económicamente durante su carrera profesional. El argentino Eduardo Agustín Torre (foto), de 30 años, fue sancionado por la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) por cometer 35 infracciones del Programa Anticorrupción del Tenis (TACP) por delitos cometidos en 2017, involucrado en la mayor red de amaños de partidos de tenis profesional. Torre deberá pagar una multa de 35.000 dólares.
Quien estuvo detrás de estos arreglos fue el armenio Grigor Sargsyan, quien llegó a contactar a más de 180 jugadores de más de 30 países distintos para arreglar los partidos (más de 350 partidos amañados). Sargsyan tenía un plan concreto: identificar a los tenistas más necesitados, como los norteafricanos, y ofrecerles a ellos arreglar partidos, ya sea un punto, un juego o un set. Con hacer lo que “El Maestro” -como conocían a Sargsyan- pedía, iban a ganar mucho más dinero que lo que entregaba el torneo que estaban disputando. Por esta razón, los jugadores accedían.
Sargsyan leyó, según una nota escrita en septiembre de 2023 por el periodista Kevin Sieff para The Washington Post, que había un torneo en Arlon, Bélgica, en el que el premio total del torneo era inferior a 25.000 dólares, y que muchos jugadores del circuito estaban necesitados de dinero. “Me acerqué a un jugador en un torneo mientras él estaba encordando su raqueta y le dije que le pagaría si perdía el segundo set 6-0”, fue lo que declaró Sargsyan. El tenista perdió 6-0 el segundo set, el armenio ganó 4.000 dólares, y le dio 600 al jugador. Así fue como empezó esta red de apuestas en la que estuvo involucrado el argentino Torre, quien empezó su sanción el 26 de abril de 2024 y quien durante cinco años no podrá entrenar o asistir a ningún campeonato de tenis autorizado o sancionado por los miembros de la ITIA, incluyendo la ATP, la Asociación de Tenis Femenino (WTA) y los torneos de Grand Slam.
Hay otro tenista argentino que estuvo involucrado en las apuestas y fue Nicolás Kicker (foto), quien ahora ya está nuevamente desempeñándose en el circuito. En 2018, tras haber jugado una serie de Copa Davis frente a Chile, fue declarado culpable por arreglar partidos. A días de jugar Roland Garros, Kicker recibió la noticia de que sería suspendido. Incluso pensó en recurrir al Tribunal de Disciplina del tenis para apelar la decisión de la Unidad de Integridad del Tenis (TIU), pero tenía en su contra pruebas muy contundentes y aceptó el amaño de los resultados.
“Cuando estaba 200 del mundo me costaba mucho, seguía dependiendo de mis padres, tenía que pagar entrenadores y me costaba mucho. Yo no quería más eso. Un usuario me contactó vía Facebook, me dijo que me quería sponsorear, dar plata por mes, un auto para moverme por Buenos Aires a cambio de que yo venda un partido. En un principio no confié, pero luego me agarraron en un momento vulnerable y decidí aceptar”, contó Kicker en una entrevista para la TIU Education, equipo de educación que se encarga de preservar la integridad del tenis brindando un programa superior que informa, educa, y protege a los jugadores y a la familia del tenis contra la corrupción y los delitos relacionados con las apuestas en los partidos de tenis profesional, quien además habla acerca del partido por el que fue sancionado. “Cuando estaba jugando el partido estaba muy nervioso, tuve que tirar pelotas fuera apropósito y constantemente miraba al árbitro a ver si sospechaba de mis actitudes”, recuerda el argentino acerca del partido que arregló en 2015 en la primera ronda de un Challenger jugado en Barranquilla, en el que se dejó perder ante el tenista ecuatoriano Giovanni Lapentti.
Casos de arreglos de partidos hay muchos, por eso David Haggerty, presidente de la ITF, anunció que los premios de los torneos ITF van a aumentar para 2025. Los premios en los Futures aumentarán de 15.000 dólares a 20.000 en los M15 y, en los M25, de 25.000 a 30.000, es decir, a cada torneo le agrega 5 millones de dólares y representa un aumento del 26% comparado a 2024 (a lo largo del año se repartirán 14.500.000 dólares en premios). Además, los tenistas van a tener alojamiento a muy bajo costo y, en algunos torneos, será gratis, lo que hará que los deportistas no se vean en la urgencia de apostar en su contra para ganar dinero.