viernes, diciembre 6, 2024

El fútbol americano en Argentina existe y está en busca del progreso

Por Nicolás Ortin

El 11 de febrero de 2024 en el Allegiant Stadium de Las Vegas, Estados Unidos, se terminaba el Super Bowl cuando los Kansas City Chiefs vencían en un apasionante partido a los San Francisco 49ers por 25-22. Durante las tres horas y media de transmisión, 202 millones de personas vieron el gran partido. Según la National Football League (NFL), 62,5 millones fueron televidentes fuera de Estados Unidos. Y de esa cantidad de espectadores hay tres que soñaron alguna vez con poder jugar al menos un partido de la NFL: Christian Brandgold, Gonzalo Esparza Iraola e Iván Raies.

El fútbol americano, según la consultora estadounidense Gallup, es el deporte más popular en Estados Unidos desde 1972. En todas las escuelas primarias y secundarias e incluso universidades de todo tipo de clase social hay una cancha y se practica. Las clases sociales más altas lo ven como una forma de ganar fama y realizar una actividad que les gusta pero en las clases más bajas la práctica de la pelota ovalada la hacen como trampolín para ganarse la vida. Algo parecido sucede en Argentina con “nuestro” fútbol, donde los niños ven al deporte como una alternativa para poder ayudar en términos económicos a sus familias.

En 2004, un grupo de aficionados de la NFL decidieron crear una liga de fútbol americano en Argentina para poder llevar ese amor al deporte a las canchas. Al principio se formaron cuatro equipos: Tiburones, Osos Polares, Jabalíes y Cruzados. Dos años más tarde se sumaron Corsarios y Legendarios. El calendario de la temporada y el formato de la liga es muy parecido al de la NFL: juegan todos contra todos en un ida y vuelta (diez partidos) y, de ahí, se clasifican para los playoffs, donde los que llegan a la final disputan el tan ansiado “Tazón Austral”, que es una especie de Super Bowl criollo.

En 2024, el equipo más ganador de la Football Americano Argentino (FAA) de Buenos Aires son los Jabalíes, que ostentan el récord de haber ganado los últimos seis torneos. Los seis equipos (Tiburones, Osos Polares, Jabalíes, Cruzados, Corsarios y Legendarios) que conforman la federación de Buenos Aires no cuentan con una sede propia en la que se les dé los materiales necesarios de entrenamiento como cascos, pecheras, o mismo, vestuarios para cambiarse y bañarse. Todos los jugadores de fútbol americano de nuestro país hacen este deporte a “pulmón”. Por ejemplo, los Osos Polares se entrenan dos veces por semana dentro de los bosques de Palermo, a unos pocos metros de Avenida Figueroa Alcorta y Julio Noble.

Brandgold, Esparza Iraola y Raies son ex jugadores de los Osos Polares y saben que el amor al fútbol americano en Argentina es algo particular e inusual. “Es difícil poder inculcar el sentimiento de la actividad en un país que no está acostumbrado”, afirma Esparza Iraola, ex receptor cerrado. 

El fútbol americano es un deporte muy violento a nivel de choques, contactos entre jugadores e intensidad y la diferencia entre el nivel de juego entre la National Football League (NFL) y la Football Americano Argentina (FAA) es grande y Raies, ex tackle y ala defensiva de los Osos Polares, comenta: “Estamos a años luz de la NFL. Calculo que al menos necesitamos 100 años de persistencia para siquiera acercarnos. Al menos eso es lo que pasó con otros deportes para que hoy seamos competitivos a nivel mundial”. Es muy difícil llegar al nivel de Estados Unidos por una cuestión de infraestructura, inversión y cultura, pero sí de a poco las ganas y el amor al deporte se juntan se puede mejorar y quizás algún argentino pueda volver a la NFL luego de que Martín Gramática lo realizara a principios de los 2000. A pesar de esto, Raies recalca acerca de que algún jugador pueda representar en la NFL: “Nada es imposible pero sería al menos raro. El caso de Gramática fue único pero era para un puesto de pateador bastante específico, y cuando lo conocimos, él nos dijo que solo hacía ese trabajo y se mantenía al margen de los golpes, sobre todo”.

Los problemas culturales, como por ejemplo que el deporte no sea muy visto en Argentina, son los que afronta la Football Americano Argentina (FAA) para que el deporte crezca además de la ayuda económica. Los tres ex jugadores de los Osos Polares concuerdan en que se necesita “un presupuesto más grande” para que el deporte pueda crecer y, aunque sea un poquito, acercarse a la NFL.

Raies cuenta que empezó a jugar el deporte porque “tenía ganas de hacer algo diferente y nuevo. De la NFL no sabía mucho antes. Pero había visto varias películas y me gustaba el folklore que mostraban”. Esto es muy usual entre los jugadores de fútbol americano dado que el deporte se muestra en Argentina a través de dos canales, ESPN y Fox. Televisan cuatro partidos los domingos en las señales habituales y los famosos “Thursday, Sunday y Monday Football”, que son los tres partidos más importantes de cada fecha, además del RedZone, que se observa en ESPN 4 y muestra las jugadas más importantes de todos los partidos en vivo. Un deporte que es poco viralizado como el fútbol americano en Argentina conlleva a que el progreso del mismo sea poco o nulo ya que los niños, en vez de realizar esta actividad, juegan los tradicionales como el fútbol, tenis o hockey que son los que se observan en televisión. 

Cuando una persona es chica, crece y ve a sus ídolos como a Messi, Ginóbili o Lucha Aymar, decide qué deporte va a realizar por lo ve y le gusta pero nunca un niño va a decir: “Uy, mirá el touchdown que convirtió Patrick Mahomes”. Es normal porque a nivel cultural el argentino consume poco fútbol americano (en 2016, según la consultora Global Web Index, 2,06 millones de personas se consideraban fans del fútbol americano). Según Esparza Iraola, uno de los objetivos que ellos tenían cuando jugaban era poder inculcar en cada lugar que el fútbol americano era un “deporte de hermanos con muchos valores y principios”. A su vez, Brandgold, ex tackle ofensivo de los Osos Polares dice que “es importantísimo que la FAA pueda meter más publicidad y marketing al deporte para que pueda haber un centro juvenil de fútbol americano y que jueguen de chicos como en Estados Unidos”.

Aunque el crecimiento del deporte en Argentina es moderado y chico, la NFL ya posó sus ojos en el país (algo similar a cuando equipos de fútbol como el Barcelona vienen a hacer clínicas y a traer ojeadores) y expandió su mercado con el objetivo de promover el deporte en el país y, según la NFL, conquistar mercados en donde no estaban situados. Es por eso que los Miami Dolphins, el equipo con más afición hispanohablante (más de 2,7 millones de personas en Miami son de origen hispanohablante), son los elegidos para expandirse y, gracias al programa “NFL Global Market Program”, comercializarán su marca. Brandgold comenta que cuando se enteró de que un equipo de la liga más importante del mundo de fútbol americano venía al país se puso muy contento porque “es una gran forma de que de a poco el deporte crezca y, quién dice, capaz dentro de unos años uno de los nuestros esté allá”

Las dificultades de infraestructura y económicas dificultan el progreso de la liga en el país. En fútbol americano en Argentina los manejos dirigenciales son realizados todos con mucha voluntad e intentan que el deporte crezca de forma exponencial. A pesar de que en Estados Unidos sea la actividad que más dinero mueve, en nuestro suelo no es así y esto hace difícil que sea un deporte fuerte. Aún así, a través del tiempo, el deporte crece y en unos años, el deseo de ver a un argentino en la NFL, capaz se haga posible.

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