sábado, noviembre 23, 2024

CASI-SIC, el superclásico del rugby argentino

Por Lucas Calmón

El 14 de julio de 1935 Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) derrotó al Club Atlético San Isidro (CASI) y lo dejó sin la posibilidad de alzarse con su decimosexto título de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA). En el tercer tiempo de aquel día hubo una fuerte y crucial discusión, aunque existen varias versiones de lo que sucedió. El ya fallecido Rodolfo “Michingo” O’Reily, jugador del CASI en 1935, en una entrevista para el diario El Equipo en 1989, afirmó: “Los jugadores de rugby de aquella época habían tomado el control total del CASI. Entonces, decidimos terminar con ese descalabro y armamos una lista encabezada por Julio Urien, que era un hombre con vocación política y mucho prestigio en San Isidro. A fines de 1934 ganamos la elección y la primera medida fue modificar la subcomisión de rugby”. En el tercer tiempo del encuentro frente a GEBA los jugadores se sacaron los pantalones y comieron en calzoncillos. Un socio los vio, le avisó a Urien y los suspendieron.

Por otro lado, César Elizalde, uno de los fundadores del San Isidro Club (SIC) en 1935, le contó a la revista El Gráfico en 2000: “El problema era con Urien. La relación era tirante con los jugadores y explotó después de una derrota contra GEBA. En el vestuario Urien se puso a gritar y les echó la culpa de la derrota a varios jugadores. Nadie se quedó callado; hubo una fuerte discusión que terminó con la suspensión, de seis meses a un año, de algunos muchachos”. Los jugadores suspendidos y otros que los apoyaron en modo de protesta abandonaron el CASI. Eran alrededor de 300 personas. Y el 14 de diciembre de 1935 fundaron el SIC.

La pelea dividió a varias familias, que hasta 1935 se juntaban casi todos los fines de semana y durante 20 años no se vieron. Con el tiempo volvieron a vincularse, ya que sus hijos iban a los mismos colegios, algunos eran el Martín y Omar, San Juan, Marín y Labardén, y tenían primos que jugaban en algunos de los clubes. Hoy socios de ambas instituciones dicen que en los clubes que más amigos tienen es en su clásico y los terceros tiempos que más duran son los del CASI-SIC.  Lucas Rocha, hooker del SIC, opina acerca de la relación que tiene con los jugadores del Atlético: “Siempre el rugby es un formador de personas y nosotros somos amigos de los del CASI; tenemos muy buena onda y eso genera hacer terceros tiempos amplios, que se junten ex jugadores. Esa es la perspectiva que tengo del CASI y ellos seguramente de nosotros”.

El primer encuentro entre ambas instituciones se disputó el 9 de mayo de 1937 en la cancha del CASI. El SIC ganó 3 a 0 tras la conversión de Felipe Meyer Arana a los cinco minutos, por un penal generado por un offside. “Me acuerdo cómo llovía ese día. Sin embargo, había mucha gente en la cancha. El partido había generado mucha expectativa, era la primera vez que volvíamos a esa cancha. ¿Sabés la pica que nos tenían los del CASI? Le pegué desde la línea de los 22 metros, pegadito a la línea del touch. Pegó en el travesaño y entró. A cobrar, con eso les gané el partido”, detalló Meyer Arana en una nota para El Gráfico en 2000.

El Club Atlético de San Isidro tiene su sede principal en la calle Roque Sáenz Peña al 499, en pleno centro de San Isidro, en Acassuso. Ese terreno fue cedido por Manuel Aguirre, propietario de la extensa chacra, cuando se fundó el club en 1902. Su estadio es conocido como “La Catedral”, por los 500 metros que lo separan de la Catedral San Isidro Labrador.

Club Atlético de San Isidro

El San Isidro Club deambuló por varias zonas hasta establecerse en 1939 en Boulogne, debajo de la Panamericana, en la calle Monroe al 404. Cuando los socios compraron el terreno, tenía dos zanjas, una sobre la calle Blanco Encalada y otra que partía el predio en dos. Es por eso que se ganaron el mote de “zanjeros”. En relación con el CASI, el SIC es mucho más modesto en cuanto a infraestructura. Los clubes se ubican a cinco kilómetros de distancia.

Contacto y Sedes – San Isidro Club

Un clásico famoso fue el que cerró el campeonato de la URBA de 1985. El CASI ya había conseguido el título, pero no dio la vuelta olímpica por la detención de Alejandro Puccio, integrante de aquel plantel. Puccio jugaba de wing en el Atlético e integraba una banda de secuestradores: el Clan Puccio. Desde 1982 hasta 1985 secuestraron y mataron a Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum. También capturaron a Nélida Bollini de Prado, la única en salir con vida. En aquellos días ninguno de sus compañeros dudaba de la inocencia del wing, aunque con el tiempo se sintieron engañados y traicionados.

En la historia hubo dos finales entre el CASI y el SIC. La primera fue en 2003 y los zanjeros se llevaron la victoria por 20 a 9. Sin embargo, la Academia se tomó revancha dos años más tarde en la cancha del Buenos Aires Cricket and Rugby Club ante 15 mil espectadores. El Atlético ganó por 18 a 17 con un penal convertido por Federico Thomann sobre la hora, que cortó una racha de 20 años sin ser campeón del torneo URBA y le sacó el tetracampeonato al SIC. El historial de enfrentamientos tiene un total de 139 partidos, en el que el CASI tiene 71 victorias, el SIC, 57, y en 10 ocasiones hubo empate. Durante el siglo XXI, los zanjeros redujeron la diferencia de títulos, ya que ganaron en ocho ocasiones, mientras que el CASI solo lo hizo en 2005. Son los equipos con más títulos conseguidos en el rugby de Buenos Aires (33 y 27 campeonatos, y uno y cinco Nacional de Clubes, respectivamente).

Aunque sea los clubes de rugby más importantes de Argentina, los dos tuvieron su época mala, ya que en 1946 los Zanjeros descendieron a la segunda división de la URBA por única vez en su historia y en 1947 ascendieron sin conocer la derrota. La peor etapa deportiva de la Academia comenzó en 1991, cuando descendió por primera vez, lo cual desencadenó peleas políticas y una elección (no era habitual llegar a los votos) para elegir autoridades. Con una gran renovación de jugadores y cuerpo técnico en el 92, El CASI ascendió al quedar quinto en Segunda. En el 93 ganó un solo partido y volvió a bajar y ya con un equipo mucho más afianzado ascendió en el 94 con un primer puesto.

 Sebastián Perasso, jugador del SIC durante la década del 90, al describir la rivalidad, explica: “No importa la división ni la edad de los protagonistas, no interesa la posición en la tabla o si se trata de amistosos o partidos oficiales: en cada clásico algo grande siempre está en juego. Es que transitar nuestras calles con el orgullo de ser el mejor del barrio es tan importante como ser el mejor de todos”. Benjamín Belaga, actual wing del CASI, detalla muy emocionado: “Es algo que no se vive en ninguna otra parte, muy difícil de describir. Es disfrutar de representar el club de toda tu vida, del que sos hincha desde chiquito, teniendo de espectadores a toda tu familia, amigos, conocidos, desconocidos, con la hinchada que no deja de cantar, colores por todos lados y una adrenalina y tensión increíbles”.

El CASI tiene una extensa lista de jugadores destacados. Alejandro Travaglini, Eliseo Branca, Santiago Phelan y Agustín Pichot. En el equipo de Boulogne están Marcelo Loffreda, José Cilley, Diego Albanese y Gonzalo Longo, aunque a nivel mundial hay uno mucho más conocido, pero no por sus habilidades con la ovalada. Se trata de Ernesto “El Che” Guevara, quien jugó para el SIC en 1947, aunque estuvo menos de un año, ya que por pedido de Ernesto Guevara padre a Martín Martínez Castro, tío del Che, entonces vicepresidente del SIC y uno de sus fundadores, no le permitieron seguir jugando en el club porque sufría de asma.

 Fuera del rugby, el hockey es el deporte en que más se disputan los clásicos. Maggie Vineys, jugadora del San Isidro Club, tras finalizar un partido, comenta: “En el club siempre los SIC-CASI son partidos que se viven distinto, muy emocionales. En ese aspecto, son partidos en los que la cabeza juega mucho en ambos deportes. En términos de hinchada, la diferencia entre hockey y rugby es simplemente que en el rugby son muchos más en cantidad”. Vineys también hace énfasis en el respeto y afirma que sin él no se podría jugar, además señala la importancia de enseñarles a las más chicas.

En el CASI y el SIC, los clásicos son los encuentros que más gente convocan, ya que siempre hay hinchas que se juntan para darle color a las tribunas. Las parcialidades llevan paraguas con los colores del club (blanco y negro los de la Academia y blanco, azul y negro los del SIC), disfraces ingeniosos de cebras, ranas o fantasmas, globos, banderas, tirantes, bombos, trompetas y sus gargantas que alientan los 80 minutos. Los sectores tienen un nombre: en el caso del Atlético se denominan “La Número Uno”, y por el lado de los Zanjeros, “Los Buenmozos de Boulogne”.

La historia entre el Club Atlético San Isidro y el San Isidro Club es mucho más que una rivalidad deportiva. Desde el primer enfrentamiento, hace 87 años, hasta los clásicos actuales, la pasión cada vez crece más y ambos continúan con los mismos valores del respeto, la deportividad y el compañerismo dentro y fuera de la cancha. Después de los 80 minutos, a pesar de las victorias y las derrotas, los equipos lograron que la amistad se mantuviera. Además, consiguieron que su barrio se convirtiera en la capital nacional del rugby.

 

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