viernes, noviembre 22, 2024

Poy: “El Negro entendía a la perfección el fútbol”

Por Adrián Olszewskiç

Que alguno me diga si, de puta casualidad, lo vio al viejo Casale como lo vi yo cuando el referí dio por terminado el partido y la cancha era un infierno que no se puede describir en palabras. Te digo que me gustaría que alguien me diga si alguien lo vio como lo vi yo”.

Así recuerda Roberto Fontanarrosa, en el cuento 19 de diciembre de 1971, el histórico gol de palomita de Aldo Pedro Poy con el que Rosario Central venció por 1 a 0 a su rival de toda la vida, Newell´s Old Boys, en el estadio Monumental por la semifinal del Torneo Nacional de AFA de ese año. Tres días después, el 22 de diciembre, el equipo dirigido por Ángel Labruna consiguió el primer título en la historia del club, al superar en la final por 2 a 1 a San Lorenzo.

Muchas personas en la calle me preguntan si el cuento del Viejo Casale fue real. Está tan bien contado que la gente cree que fue verdad”, dice Poy, en el espacio que lleva su nombre en el bar Central Oroño, en Rosario. A pesar de sus 71 años su bigote negro sigue intacto como aquel miércoles de diciembre que pasó a la historia del equipo Canalla. Está sentado en una de las butacas amarillas que estaba en la vieja cancha de Central, antes de su remodelación para el Mundial ’78.

De la pared de ladrillos detrás de Poy cuelgan diplomas con los logros que consiguió con el conjunto de Arroyito, un póster con una imagen suya de cuando vestía los colores azul y amarillo, y diarios de la época que recuerdan sus actuaciones más destacadas. A su izquierda, la gigantografía hecha de cartón del actual emblema e ídolo Canalla Marco Ruben, con la cinta de capitán, y un banderín del club del cual son hinchas y referentes Poy y Fontanarrosa.

En y desde Rosario

Fontanarrosa y Poy se conocieron en el barrio, ya que sus casas de la infancia estaban ubicadas a menos de diez cuadras, sobre la calle Agrelo. A pesar de esto, la relación de amistad entre ambos comenzó en la adultez, cuando Poy ya era goleador del equipo Académico, y Fontanarrosa dibujaba a Inodoro Pereyra en la contratapa del Clarín.

Para nosotros, los rosarinos, era muy difícil ser reconocidos a nivel mundial, creíamos que el éxito estaba en Buenos Aires”, dice Poy. Fontanarrosa logró eso, e incluso sus obras fueron exitosas en otros países además de la Argentina, como Boogie, el aceitoso en Colombia y México. “El Negro hacía todas sus cosas en su provincia. Era una persona que amaba Rosario”, dice Poy quien compartió largas charlas futboleras con el dibujante.

Fontanarrosa, según Poy, “entendía a la perfección el fútbol”“le gustaba mucho jugar”, pero “no tenía pasta para ser director técnico”“No sólo amaba a su equipo. Cuando terminaban los partidos, íbamos a comer al club Regatas, que está a metros del estadio de Central, y analizaba con mucha coherencia lo que había visto en la cancha”.

Más notas