jueves, noviembre 21, 2024

Cómo fue la estafa de los militares a River con la ampliación del Monumental para el Mundial 78

Por Juan Candela

El estadio Monumental de River Plate es indudablemente uno de los más emblemáticos de toda la historia de nuestro país, y ha pasado por varias formas y etapas hasta llegar a ser como lo conocemos en la actualidad. La fecha de inauguración fue el 26 de mayo de 1938, luego de tres largos años de construcción, en los cuales el Millonario jugó como local en la cancha de Huracán. El estreno fue en un partido ante Peñarol, y en aquel entonces, la forma de la cancha lucía como una herradura: a pesar de que el proyecto original constaba de cuatro grandes tribunas, el presupuesto se agotó y se pudieron terminar únicamente tres, y de esa manera, una gran porción del terreno quedó vacía. Tal fue así hasta 1958, año en el que, gracias a la venta de Enrique Omar Sívori a Juventus por 10 millones de pesos, se pudo erigir la cuarta tribuna –actual Sívori baja y media- y completar el diseño inicial.

Casi dos décadas más tarde, en 1976, la Junta Militar conformada por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti tomó el poder del país por la fuerza y, con ello, la organización del Mundial de fútbol 1978, con sede en Argentina. En un principio, el presidente de facto no estaba de acuerdo con este masivo evento deportivo, dado que lo consideraba un gasto muy importante de dinero en un contexto económico muy delicado.

Finalmente, lo vio como una oportunidad para hacer propaganda política y desviar la atención de la población del plan sistemático de terrorismo de estado que implementaba en ese entonces, y decidió seguir adelante. Para la organización, se creó una entidad llamada “Ente Autárquico Mundial” –EAM-, y se seleccionó al estadio de River Plate como la principal sede del torneo debido a su notable ubicación en la Capital Federal, su tamaño y su infraestructura; sin embargo, había un inconveniente: faltaba construir una parte de la tribuna, la “Sívori Alta”, entre otras remodelaciones, y el club no contaba con el presupuesto para ello. El vicealmirante Carlos Alberto Lacoste, hombre de Massera, primo de Videla y amigo de Galtieri, fue quien estuvo al frente del EAM y controló hasta el último resorte del Mundial 78. Reconocido hincha del Millonario, decidió que la financiación del Monumental se iba a dividir entre el organismo que él dirigía y el club de Núñez, aunque con la particularidad de que para pagarlo se iba a usar dinero de un préstamo externo. Mediante esta misma vía, también se remodelaron los estadios de Vélez y Rosario Central.

Una vez finalizada la Copa del Mundo, el EAM desapareció y no abonó la parte que le correspondía, por lo que todo el peso de la deuda, de más de 170 millones de pesos, le cayó al club Millonario -lo mismo le pasó a las otras instituciones que también habían remodelado sus respectivas canchas-. Por esta razón, a River le comenzaron a llover diversos juicios y reclamos de intereses, los cuales derivaron en una de las mayores crisis económicas de su longeva y gloriosa historia. Finalmente, en 1984, Hugo Santilli –presidente de la institución- y Julio Grondona –presidente de la AFA- terminaron salvando al club de caer en quiebra. A pesar de eso, los de Núñez se vieron obligados a pagarle semestralmente la deuda al Estado argentino hasta 2001, año en el cual acabó de saldarla.

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