Federico Bairgian y Agustín Loza
Mide 1.86 metro y pesa 120 kilogramos, lleva más de dos décadas compitiendo al más alto nivel en un deporte de mucho contacto, propenso a muchas lesiones, y está más expuesto a la avanzada edad que lleva a cuestas. Pero nadie le puede restringir ese gran sueño.
Como la mayoría de los niños en Argentina, Orlando Baccino quería jugar al fútbol, pero un entrenador se lo negó por tener sobrepeso. A los 11 años vio que tenía una fuerza muy pobre acorde a su contextura física y a pesar de eso, siguiendo los pasos de su padre, decidió comenzar con las pesas. Y, como era fanático de Martín Karadagian, actor de lucha libre, empezó a practicar judo.
Participó de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. Su mejor posición fue 21º en sus dos primeras participaciones olímpicas y entre sus logros más destacados se encuentra la medalla de oro conseguida en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 1997.
Actualmente es director y entrenador de BattSystems, un gimnasio ubicado en la Avenida del Libertador, y se graduó de la Universidad del Salvador con una licenciatura en educación física de alto rendimiento.
En la conversación con El Equipo relata cómo consiguió todos sus logros, su método de entrenamiento para llegar a competir al máximo nivel a pesar de su edad y a qué se dedica en la actualidad.
– ¿Cuál es tu medalla favorita?
-Mi preferida es la medalla de oro que conseguí en Campeonato de Guadalajara en el 1997 y para mí es algo especial porque este año se cumplen 20 años de esa conquista, es uno de mis mayores hazañas.
-¿Tu Juego Olímpico preferido?
-Sin dudas mi mejor Juego Olímpico fue el de Sydney 2000, donde tuve mi mejor actuación porque estaba muy bien entrenado. Pero hay cosas que muchos no saben, mi nivel más alto fue para Atlanta 1996, ahí un entrenador hizo que llegara tarde a una competencia y no pude hacer el calentamiento ideal para competir de la mejor manera.
– ¿Qué significó la aparición del ENARD?
– La llegada del ENARD ayudó a los atletas porque hace el entrenamiento más constante, aparte con la ayuda económica del gobierno tienen más herramientas para lograr un rendimiento alto. En mi caso tuve muy pocos sponsors. Los atletas de ahora por ahí se relajan porque no dejan todo a comparación de los de antes. Los experimentados saben aprovechar más esa ayuda. Yo trabajaba en una discoteca como seguridad y con el dinero que ganaba lo usaba para ir a entrenarme afuera. Ahí es donde hacía la diferencia. Por el hecho de ser un esfuerzo tan grande yo trataba de dejar todo, yo si dejaba todo porque ponía en juego toda la plata que tenía en el bolsillo para prepararme. Los grandes resultados se van a ver en el largo plazo
-¿Con ayuda estatal o de más sponsors podrías haber llegado más alto?
-Para mí no existe la frase “qué hubiera pasado si…” porque no se puede dimensionar. Yo hice todo porque la mayor diferencia que tenía con los demás fue que a mí me gustaba lo que practicaba y yo me encargaba de todo (preparación física, dónde entrenaba, etc.). En los últimos años de carrera pude disfrutar dos años de “la nueva era”. Pero la plata no garantiza el mejor rendimiento.
-¿Qué pasó con el problema que tuviste con la beca del Estado en la década del 90?
-En 1997 el gobierno de Carlos Menem, en conjunto con la Secretaría de Deportes de la Nación presidida por Hugo Porta, propusieron una idea, crear una unidad especial de deportistas de elite para dar un subsidio a esos 25 elegidos. Yo no estaba en la lista pero demostré por curriculum que me superaba con respecto cada uno de los deportistas y por eso decidieron incluir 5 becas más al programa.
-¿Cuál es la importancia de lo mental en un deportista?
-La mentalidad es importante para todos en cualquier plan. El judo es mucho más aplicativo a la vida porque hay algo que es real y otro no. Por ejemplo, lo primero que te enseña es a caer, entonces en algún momento te da una enseñanza en la vida. Para este deporte lo mental es vital, porque maneja todo.
-¿En qué se basa el sistema Batt?
-La mente va adentro de una cajita que se llama cuerpo. Creo que hay que llegar a un equilibrio entre lo que es necesario y lo que genera placer. La gente se entrena dos veces por semana en preparación a su actividad física que le da placer con especialización al gusto de la persona. A los 11 años yo empecé a hacer pesas porque era muy grandote y no tenía la fuerza acorde a esa edad, al mismo tiempo mi papá, que era más bien flaco, me dio un libro del pesista Héctor Rensonnet, con el que comencé a entrenarme y conocí este método de entrenamiento. A los 17, lucho contra una persona que era dirigida por el autor de este mismo libro y le dije que ya había mejorado el sistema que estaba escrito.
-El famoso tatuaje de los anillos
-No lo completé (risas). Pero fue culpa del tatuador, cuando fui a hacerme el tatuaje quería llenar los cinco anillos olímpicos con cada uno de los nombres de los lugares donde se celebraron los Juegos, en ese momento él llamó a su padre y le respondió “que siga un Juego más”, y quedó ahí.
-Hablas mucho de motivación, ¿podrías comentar algo de la mentalidad de los jugadores de la selección argentina?
-Estudié tres años de medicina, pero me gusta mucho la psicología y la aplico en cada una de mis actividades. Para mí es más fácil motivar a una sola persona que a un equipo de varios atletas, por eso se pueden dar dificultades. Creo que un director técnico tendría que saber de coaching y motivación. Cuando hablan del liderazgo de Lionel Messi pienso que para mandar en un grupo tiene que haber nacido con esa capacidad natural, no pueden cambiar los pensamientos de una persona, es muy fácil hablar de afuera. Juega mucho lo psicológico. En Argentina no hay buenos entrenadores, porque tienen muchos talentosos y los ponen en lugares donde ya están ocupados, no trabajan para mejorarlo. Un buen entrenador logra que todos sus jugadores vayan aumentando su capacidad, debería desarrollar de 11 futbolistas 8 o 10 deportistas de alto rendimiento.
-¿Qué opinas de la UFC?
-Me encanta, me hubiera fascinado estar ahí; llegó tarde (risas). La gente dice que soy judoca, pero yo me defino como un peleador general, voy a pelear hasta que me muera. Creo que es la mejor práctica y la más completa para luchar. Para mejorar mi técnica hice otras actividades como lucha y jiujitsu, en las que salí campeón sudamericano, siempre quise buscar actividades para encontrar más variantes.
-¿Ahora estás disfrutando todo lo que no pudiste hacer por el deporte?
-Siempre disfruté todo en su momento. Pero yo me comparo con otros chicos y me doy cuenta que pude viajar por el mundo, hacer lo que me gusta, participé de Juegos Olímpicos. Siento que el deporte me dio mucho. La vida no es tan larga, hay que disfrutarla.
-¿Qué te generó el triunfo de Paula Pareto en Río 2016?
-Yo volvía del trabajo, estaba muy nervioso, soy muy fanático de los que quiero que ganen, nunca veo algo sin hinchar por alguien. Cuando vi que la lucha definitiva iba con una coreana (Bokyeong Jeong) sabía que el triunfo era suyo. Y más cuando me di cuenta que le pegaron. La admiro mucho, cuando ganó fue increíble. Yo la vi en Samoa en 2011 y estaba estudiando para rendir un parcial para su facultad, es una campeona en todo.
-¿El mejor momento de tu carrera? ¿Te quedó algo pendiente?
-El mejor momento fue en los Panamericanos 1995, gané 33 peleas al hilo, me sentí muy bien. Estaba convencido que iba a hacer un gran papel en Atlanta, iba a entrenar durante siete horas. Y algo que tengo pendiente es ir al quinto Juego Olímpico, te mantiene vivo. Me hubiera gustado ir a los Panamericanos de este año al cumplirse el aniversario 20 de la medalla de oro de Guadalajara. Pienso seguir compitiendo el tiempo que sea, sin arriesgarme tanto.