viernes, noviembre 22, 2024

Correr contra los prejuicios

Por Federico Bajo

“¿Qué te hace una dama? ¿Significa que si usás polleras y vestidos eres una dama? No. ¿Qué clase de dama es esa?”, se pregunta, desafiante ante la cámara, CasterSemenya. La escena pertenece a un documental de la BBC que se llama “Demasiada rápida para ser mujer”. Atleta sudafricana,acusada de “ser hombre” por sus rivales,bicampeona olímpica en 2012 y 2016, y campeona mundial en 2009, 2011 y 2017, siempre en los 800 metros, su especialidad,Semenyaprovocó la apertura de un debate deportivo acerca de las diferencias entre el género y el sexo biológico en el que incluso intervino el Consejo de Derechos Humanos de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).

La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) anunció en abril de 2018 una modificación en el reglamento: las deportistas con elevada producción natural deandrógenos (hormonas masculinas) serían obligadas a reducir sus niveles con medicamentos para poder competir en pruebas de entre 400 y 1500 metros, sino tendrían que correr con los hombres. O dejar de competir. La IAAF alegó que esta condición médica, conocida como hiperandrogenismo, aumenta la masa muscular y la fuerza, y que por eso los niveles en sangre deberían estar por debajo de los 5 nanomoles por litro (hasta ese momento el máximo era de 10). Sin embargo, un estudio del Comité Olímpico Internacional (COI)indicó que el 13,7% de las atletas tienen niveles de testosterona por encima del rango habitual de las mujeres, pero solo un 4,7% entran en lo considerado masculino. A su vez, un 16,5% de los atletas de élite tienen grados de testosterona por debajo del rango masculino, y un 1,8% de ellos caen en los considerados femeninos. Pero contra los varones no se implementó ninguna regla. Por eso en Sudáfrica piensan que la nueva disposición es un ataque racista de la IAAF contra Semenya.

La nueva normativa iba a entrar en vigencia en noviembre de 2018, pero fue suspendida. Al verse afectada por el cambio,la atleta africana de 28 años, casada conVioletRaseboya, hiperandrogénica y que según el diario australiano TheDailyTelegraph es intersexual porque nació sin ovarios y con testículos internos, presentó un recurso ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) que evalúa el caso y postergó su decisión para fines de abril luego de un comunicado de la ONU que expresaba preocupación porque obligar a mujeres y niñas con diferencias de desarrollo sexual a reducir médicamente sus niveles de testosterona en sangre “contraviene las normas y los principios de derechos humanos”.”Quiero correr de manera natural, como lo hago desde que nací”, pidió Semenya.

En esta ocasión, la IAAF omitió evaluar el impacto de testosterona elevada en las competidoras de 100 y 200 metros. Esa discusión ya la ganó la india DuteeChand en 2015. Aquella vez el TAS indicó que fue “incapaz de llegar a la conclusión de que las atletas hiperandrogénicas pueden beneficiarse”. A la resolución del tribunal deportivo se le suma la explicación de la especialista Katrina Karkazis, investigadora de la Universidad de Yale, Estados Unidos, en su artículo publicado en TheGuardian: “Se intenta hacer que algo increíblemente complejo parezca simple y binario. Existen muchos indicadores biológicos del sexo, pero ninguno es decisivo”.

Eric Vilain, médico que ayudó a crear la política de hiperandrogenismo del COI, admitió que ésta no es perfecta, ni podría serlo.“Determinar si un atleta es superior a otroes imposible porque se deben tener en cuenta distintos aspectos como el entrenamiento, el físico y la nutrición”, explicó.

“Las mujeres con diferencias en su desarrollo sexual tienen variaciones genéticas que no son diferentes de otras variaciones genéticas elogiadas en el deporte. Su don debe celebrarse, no ser objeto de discriminación”, sostienen,en su defensa,los abogados de la atleta. Para el doctor MyronGenel, asesor de la Comisión Médica del COI, “el hiperandrogenismo puede ser una ventaja genética naturalde la misma manera que el paso inusualmente largo de UsainBolt o los pies del tamaño de una aleta de Michael Phelps, que le dan a ambos una ventaja ganadora”.

¿Es injusta la condición física de Semenya pese a que ocurre en forma natural en ella? ¿Tiene que competir con hombres sin importar que haya nacido y se sienta mujer? O teniendo en cuenta que, como sostiene Karkazis, “no existe un único marcador fisiológico o biológico que permita la categorización simple de las personas como hombres o mujeres”, ¿deberá el deporte, binario desde sus orígenes, y sobre todo el atletismo, seguir dividiendo a hombres de mujeres? Por ahoralo que abundan son preguntas. El único que parece tener una certezasobre algo es Silas, el tío de Caster. “Estamos orgullosos de ella, el apellido ‘Semenya’ –vaticinó- quedará en la historia del deporte”.

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