Por Paula Prieto
Agustina Currat tiene 19 años, juega en la U21 y en primera del club Banco Provincia. Además es entrenadora en el mismo club de la U13 B y U15 B masculino y asistente de la U13 A y U15 A con su padre Ernesto Goffy Currat, exjugador de la Liga Nacional y de la Liga Argentina, como técnico.
– ¿Tu papá influyó en que jugaras al básquet o fue por decisión propia?
-Fue más por decisión propia. Yo nunca había prestado atención cuando mi papá jugaba, era muy chica y no lo tuve en cuenta. Hace cinco años, una amiga me había dicho que vaya a probar a su club porque era muy alta y necesitaban chicas de mi altura. Desde el minuto uno que toqué la pelota, me enamoré del deporte. En ese sentido, mi papá nunca me insistió, me dejó ser libre.
– ¿Alguna vez sentiste tener “una mochila en la espalda” ya que tu papá también jugó al básquet?
-No sé si una mochila en la espalda, pero si sentí que tenía que jugar bien. No quería que la gente me viera y dijera que yo jugaba mal y que mi papá la rompía. No sentía mucha presión pero un poco sí.
– ¿Qué hubiera pasado si tu papá no era jugador de básquet y vos si? ¿Te hubiera gustado jugar sin esa “presión”?
-Yo creo que uno la presión en el deporte la siente igual porque constantemente están mirando lo que haces y lo que no. Tal vez jugaría con un poco menos pero nada más por no ser la “hija de”. También está bueno tener ese poquito de presión porque eso hace que te esfuerces más, quizá ya sos un buen jugador pero eso te obliga a mejorar. De igual manera soy muy feliz de que mi papá sea basquetbolista porque me pudo enseñar todo lo que sé hoy.
– ¿Te culparon de tener prioridad? ¿Qué les dirías a las personas que creen eso a pesar de todo lo que venís logrando?
-No me decían que yo jugaba en primera porque mi papá era el entrenador, pero sí se notaba que lo pensaban en los tratos. No me trataban bien, nunca me pasaban la pelota. Era sin palabras, pero me lo hacían entender. Primero, las personas que creen eso me tienen que ver jugar y tienen que conocerme mejor porque yo llegué a donde estoy por entrenar duro. Dejo todo de mí todos los días, voy al gimnasio, entreno tres horas por día y más. Entonces les diría que no digan boludeces, que no digan cosas que no son verdaderas porque uno llega a dónde llega por el esfuerzo, no por otra cosa.
– ¿Cómo llevas la relación cuando trabajas con él o te entrena?
Cuando estoy con mi papá dentro de la cancha es increíble. Nos entendemos muchísimo. Somos dos personas que piensan muy igual así que nos llevamos muy bien.
– ¿El deporte los unió más de lo que ya estaban?
-El deporte nos unió muchísimo, hizo que nuestra relación mejore un montón. Tener algo en común con él, poder hablar de eso y entendernos, es buenísimo.
– ¿Es normal que las conversaciones sobre básquet no queden en la cancha y terminen siendo algo del día a día?
-Hablamos sobre básquet todo el día. Al estar día a día con una pelota en la mano, es imposible no hablar del tema. Cuando nos juntamos con otras personas también hablamos constantemente sobre el básquet, sobre nuestros jugadores, sobre cómo jugamos nosotros. Yo creo que ocurre porque es algo que nos apasiona y queremos compartirlo con los demás también.
– ¿Sacrificaste algo para poder hacer lo que amas? ¿Te arrepentís?
-En el deporte, cuando uno quiere comprometerse al 100 por ciento siempre tiene que sacrificar cosas. Pero para mí es parte del proceso dejar algunas cosas atrás para ir a buscar lo que uno quiere de verdad. El básquet me salvó la vida, cada vez que agarro una pelota mis problemas se van. Por eso nunca me arrepentí de nada y estoy segura de que está bien lo que hice.
– En ese caso, ¿Tu familia siempre te apoyó o alguna vez no quisieron que lo hicieras para protegerte ya que sabían de lo que se trata dedicarse plenamente al deporte?
-Sinceramente, mi familia me apoyó siempre. Los dos están para mí en todo momento, me ayudan a ir de acá para allá, están día a día alentándome para que no me detenga. Ellos son mi razón para salir adelante, me estoy esforzando mucho para poder llegar lejos y poder mostrarles que todo ese apoyo que recibí de su parte, dio frutos. Estoy muy agradecida y feliz de que estén cerca de mí.
– ¿Cuál es tu mayor meta como jugadora y entrenadora?
-Mi mayor meta como jugadora es llegar lo más lejos posible. Mi idea es jugar en la Liga Nacional y en la Federal. Mis sueños serían jugar en la selección argentina y en otro país, sería lo mejor que me podría pasar. Como entrenadora mi meta es que los chicos aprendan mucho y poder formarlos para la vida también. Nosotros no solo les enseñamos a jugar al básquet, además tratamos de enseñarles a vivir. Por esa razón, me gustaría formar buenos jugadores y buenas personas.