sábado, noviembre 23, 2024

El profesionalismo del fútbol femenino en Argentina y el camino que queda por recorrer

Por Facundo De Lillo

Las “Gladiadoras”, equipo femenino de Boca Juniors, se consagraron como las primeras campeonas del fútbol profesional tras vencer en la final del torneo transición 2020 7-0 a River Plate en el Amalfitani, estadio de Vélez Sarsfield. Cabe destacar que el mundo del fútbol de mujeres en Argentina era muy diferente antes de ser profesionalizado y, aún así, quedan cosas por hacer y mejorar.

Muchas cuestiones cambiaron desde que el 16 de marzo de 2019 el fútbol femenino se volvió semiprofesional en en el país. Christian Meloni, director técnico de las “Gladiadoras” desde 2016, vivió el cambio del amateurismo al profesionalismo y manifestó que la UAI Urquiza, ganador de cinco campeonatos (2012, 2014, 2016, 2017-18 y 2018-19), ofrecía departamentos más la carrera en la universidad, algo que para ese momento era importante para las jugadoras, ya que no cobraban mucho dinero por jugar (a día de hoy $8000) y que alguien te pagara la carrera y te diera un departamento hacía una diferencia crucial. 

Otro hecho que solía ocurrir era que había chicas a las que se les complicaba ir a entrenar debido a que tenían empleos. En base a esto, Meloni expresó: “Cuando el fútbol no era profesional, Clarisa Huber no podía venir al club porque es kinesióloga y perdía el turno de la tarde si asistía a la institución”. Además, comentó que siempre peleaban el torneo amateur y, en diciembre, la mejor jugadora se iba a España. “Armabas un equipo para junio (ahora los torneos son de enero a enero) y a mitad del torneo, faltando lo mejor, se te iban las estrellas. Por una cuestión lógica, de cobrar a día de hoy $5000/6000 a tener ingresos de mil dólares”.

Esteban Pizzi, segundo entrenador, reconoció que no era sencillo laborar en el amateurismo, dado que muchas de las jugadoras iban luego de trabajar, comían donde podían y tenían que entrenarse a las 15 h. Por ende, las futbolistas llegaban desgastadas. “Yo no le podía exigir mucho a una chica que venía de laburar y almorzar en el colectivo. El cuerpo era otro y las chicas estaban mal alimentadas, pero por el desorden de la vida que llevaban”, remarcó el técnico.

Florencia Quiñones, capitana de Boca, expresó que antes, siendo amateur, si llovía un miércoles, no les prestaban la cancha los sábados para que no se arruinara y otras veces no tenían un lugar para entrenar. “No me pasó en Boca, pero sí en otros clubes, de no tener ropa para entrenar. Esas son cosas te ayudan a valorar un montón lo que tenemos hoy, que, como siempre digo, falta, pero hay que valorar las pocas cosas que fuimos consiguiendo todas juntas”, enfatizó la defensora.

Han habido varios cambios positivos desde la profesionalización y Meloni sostuvo que se equiparó todo. A su vez, el cuerpo técnico es el mismo de antes, a lo que se le agregó lo multidisciplinario: psicología, nutrición, cuerpo médico, canchas y gimnasio. Pero lo más importante es que entrenan como un equipo profesional, lo hacen cinco o seis veces por semana, y tienen las comodidades que necesitan. En base a esto, el director técnico aclaró que se van a ir viendo partidos más parejos, por el solo hecho del entrenamiento, y eso está bueno, ya que cuanta mayor competencia haya mejor es. También contó que van jugadoras del interior y hay más competencia entre las futbolistas y entre los entrenadores, ya que, al volverse profesional, le interesa a gente que estaba trabajando en otro ámbito porque es una fuente más de ingreso.

Por su lado, Pizzi confesó: “Percibí que las chicas necesitaban este cambio para dedicarse de lleno a esto y eso les permitió centrarse en la actividad. Pasar a entrenarse a la mañana y enfocarse específicamente en el deporte les permitió focalizarse, sin la necesidad de tener la cabeza en la familia u otras actividades”. En esta misma línea, remarcó que la profesionalización les permitió acomodarse. Las chicas saben que entran a desayunar a las 8:30 de la mañana, entrenan tres horas y se van de la institución almorzadas a las 12:30. 

Quiñones hizo hincapié en la alimentación y reveló: “Cambiamos mucho lo que es la parte nutricional, tenemos más controles y eso en lo físico se nota. No solo es lo estético, sino también a la hora del rendimiento. Hoy podemos aguantar 90 minutos a una intensidad muy alta, que antes no podíamos hacerlo ni siquiera en 45. Además, estar mejor preparada y mejor alimentada ayuda a que la recuperación sea mejor”.

Las jugadoras y los cuerpos técnicos consiguieron todos estos progresos gracias al acompañamiento de las instituciones y federaciones, que tienen un papel primordial. Tal como lo rescató Meloni, diciendo que el “Xeneize” apoya tanto en lo que es la infraestructura como en lo económico: “Nosotros desayunamos y almorzamos en el club, tenemos las instalaciones a disposición y ropa de entrenamiento. Las chicas tienen contrato, premios por partido ganado, por salir campeonas y obra social”. A su vez, mencionó la labor que ejerce la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y explicó que hay un proyecto para subir los contratos a 12 (actualmente son 8 por plantel) y se diseñó un plan integral para que este año haya sub16 y el año que viene sub14.

Pizzi indicó que, a diferencia de otros clubes, todo el plantel de Boca -que son 24 futbolistas- tiene contrato: “Me parece que es importante porque eso te permite tener en igualdad de condiciones a todas las chicas y poder exigirlas a todas por igual”.

La capitana de las campeonas cree que el fútbol también sale adelante por el apoyo de las instituciones. Sin embargo, consideró que existen muchas que no le dan la importancia que tiene que tener, pero cada día son más las que apuestan por el femenino, que acompañan a la jugadora y tratan de atenderla lo mejor posible. “Tener la comodidad para entrenar, su propio lugar, tu ropa, eso hace un montón”, sostuvo. Y sobre los equipos que aún no apoyan agregó que se tienen que empezar a sumar porque sino se van a quedar en el camino y no van a poder competir a la par del resto. “Las instituciones que sí acompañan generan que el resto lo tenga que hacer”, sentenció.

Por otro lado, Quiñones opinó sobre el rol que tiene el fútbol femenino para las instituciones y detalló: “Si no se lo tomara en serio, no sería profesional y la AFA y algunos clubes no harían las inversiones que hacen. No todos invierten igual, pero de a poco se van sumando equipos y se ponen al nivel de lo que es lo profesional. Eso hace que hoy en día no haya tanta diferencia durante el partido y en el resultado final”.

El entrenador de 47 años, por su lado, reconoció que la subestimación de la población es acorde a los resultados de los partidos: “Hay diferencias entre unos equipos y otros. La realidad es que es parejo cuando jugas con equipos de élite y es otro deporte cuando ganas por seis o siete goles. Esa disparidad hace que se vea el fútbol de otra manera”. Asimismo, reconoció que el hincha de Boca ve al equipo como serio, pero que las desemejanzas con otros clubes hacen que el resto de público no lo tome con seriedad. 

En Argentina se está empezando a invertir mucho más en materiales para la difusión de este deporte, se comenzaron a abrir escuelas de fútbol exclusivamente para mujeres en Buenos Aires y en el conurbano, mientras se sigue trabajando para ampliar estos lugares a todo el territorio nacional. El fútbol femenino es un deporte que se practica desde hace mucho en el país, que comenzó siendo un hobbie para algunas chicas y terminó siendo una profesión. Y eso genera que se discuta y se trate el tema de la diferencia salarial entre el jugador de fútbol y la jugadora. 

El sueldo promedio de una futbolista de Primera División es de $20.250 brutos (antes de julio eran $15.000), según datos publicados por la AFA, aunque en algunos clubes puede llegar hasta los $30.000. El monto es similar a lo que perciben sus colegas hombres en la Primera B Nacional, la B Metropolitana, el Federal A y la Primera C.

En el caso del certamen femenino, la AFA otorga un monto de dinero mensual, que según Néstor Fabbri de Futbolistas Agremiados es de $162.000 para los equipos que participan del certamen femenino. Luego, los clubes distribuyen esos fondos para el contrato de sus futbolistas, pero si quiere tener más jugadoras con contrato deben utilizar dinero propio. Boca, por su lado, les paga el sueldo máximo a todas sus jugadoras.

En relación a esto, Meloni explicó las grandes diferencias salariales que hay entre ambos sexos y dijo que es comprensible que exista una disparidad en la paga: “La diferencia es de mercado porque yo no puedo cobrar (cuando se habla de igualdad) lo mismo que el entrenador de fútbol masculino porque no genero lo mismo que él, respecto a la repercusión, sponsors y televisación. Por eso es bueno dar un buen espectáculo, porque ganar, perder o empatar lo hace cualquier equipo, pero lo que atrae a la gente es lo que uno genera. Eso hace que quizás algunas empresas, como Rexona, inviertan en Boca. Y si tenés repercusión, vos podés cobrar más, el club puede vender jugadoras y el beneficio es mayor para todos”, y aclaró: “Por eso digo que es una cuestión de mercado y no de género. No creo que se tenga que cobrar lo mismo que en el masculino. Dos personas de distintos deportes que no generan lo mismo no pueden ganar lo mismo”.

Justamente en torno a la remuneración, otro gran tema es la diferencia que hay entre quienes que juegan a nivel local y ganan en pesos y quienes que están en el exterior y tienen un ingreso en divisas extranjeras. “Es una realidad que pasa en todos los deportes porque la economía argentina está debilitada con respecto al euro y dólar. 1200 euros representan 150.000 pesos, casi el doble de lo que cobran acá. Hace mucha diferencia”, comentó Meloni.

De igual manera, el entrenador comentó: “Hoy en día podés vivir del fútbol. Ajustado, pero podés hacerlo. Sin embargo, nosotros tenemos otros trabajos. Muchas veces tenés este oficio y otro más”, y agregó: “Si yo quisiera poner un entrenamiento a la tarde no podría porque cada uno tiene otras actividades a esa hora, las cuales nos ayudan a subsistir”.

Por su parte, la defensora cuenta la experiencia desde su lugar y el de sus compañeras: “Hoy en día tenemos un sueldo del club, pero además yo trabajo, doy clases personalizadas en el parque. Siempre tuve otros trabajos además del fútbol. Uno se la tiene que rebuscar, los sueldos no son para vivir al 100% de esto. Algunas chicas tienen su escuela de fútbol, otras son kinesiólogas. Cada una tiene su trabajo aparte para salir adelante”.

Un artículo de la Nación publicado en 2019 pone en evidencia que las mujeres cobran por patrocinio un 85% menos que un jugador en la pasada Superliga. “Muchas jugadoras (representadas por otras personas) cerraron por $140.000 o $220.000 anuales en canje, que incluye los botines. En los hombres, en cambio, los contratos van desde los $350.000 en adelante, y pueden llegar al millón de pesos por año”, reveló Lola Gattinoni, especialista en comunicación y marcas para futbolistas de la agencia Publié.

Por supuesto que esto recién comienza, hace poco más de dos años que el fútbol femenino es profesional y, como se pudo ver, existieron grandes cambios que modificaron el presente del deporte. Pero hay una faceta que aún no ha tenido la atención requerida que es el desarrollo de las inferiores y de eso hablaron los entrevistados.

Meloni profundizó sobre el tema y argumentó que falta que haya inferiores para brindar mejores espectáculos, puesto que si una chica tiene siete u ocho años de inferiores, obviamente va a rendir mejor y demostrará un mejor fútbol. Asimismo, aseguró que las juveniles les dan competencia, formación y valores a las mujeres. “Una chica con varios años de inferiores va a estar mejor preparada, no como las de ahora que vienen a primera y hay que explicarles cosas que quizás se tenían que ver antes”. También recalcó que ese proceso les da la experiencia de ponerse una camiseta, de competir, de integrar un equipo y de aprender sobre lo multidisciplinario (alimentación, nutrición, psicología).

Quiñones, por ejemplo, es una de las cuantas mujeres que no han tenido la oportunidad de transitar las inferiores y adquirir conocimientos. “Creo que si se tiene la posibilidad de hacer inferiores como hacen los varones, cuando lleguen a primera división y puedan ser profesionales van a tener todos los conceptos adquiridos. No es lo mismo incorporarlos a los 15 ó 16 años que a los seis o siete. Me parece que la capacidad de aprendizaje es mejor cuanto más chico sos”. En este contexto estimó que hay un montón de falencias que hoy se ven en el fútbol femenino que en el futuro se van a ir eliminando por esto, por las inferiores que les van a dar la chance de hacer todos los pasos y les otorgará una maduración en lo deportivo para poder llegar bien a primera. 

Pizzi fue el que más habló sobre el tema. Para él, los hombres han sacado ventaja en cuanto a la evolución del juego debido a que han tenido fútbol desde que son niños, con una formación temprana y nutrición. El director técnico destacó: “Que en un futuro no haya 50 jugadoras profesionales en Argentina, sino 2.000 que puedan llegar a ser potencialmente profesionales, que la opción de elegir sea de a miles y no de a cientos”. También, sostuvo que hay que fichar más jugadoras y para eso hay que hacer políticas para que los clubes tomen esto como algo dentro de la institución. “Llegó el momento de apostar al trabajo y al desarrollo. Ahí está la clave. Hay que meter inferiores y mejorarles las canchas, capacitar a los entrenadores, a los preparadores físicos, que las chicas entiendan lo que es ser profesionales”, indicó con gran emoción el entrenador.

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