Por Rocco Miño
En su primera exposición, una multitud se acercaba asombrada por la genialidad de sus creaciones. El viento corría, el sol iluminaba el predio y también las sonrisas de los protagonistas, que se agrandaban con cada elogio. Con los ojos bien abiertos, la gente observaba fascinada cada detalle y, entre sorprendidos e intrigados, preguntaban: “¿Es un mate?”. Ellos respondían: “Es un mate hecho con botines”. Así, con bisturí, tijeras, pegamento, laca, un mate y botines reutilizados, unieron dos pasiones argentinas en una sola pieza: el “mate-botín”.
León Zubillaga (30 años) y Branco Troiano (31) son amigos y exfutbolistas. Compartieron plantel en Quilmes de Mar del Plata y en Aldosivi. En la cancha no ocupaban los mismos puestos: Troiano era defensor central y Zubillaga delantero, quien incluso firmó contrato profesional con el Tiburón, hizo inferiores en Boca y llegó a jugar en Europa. Fuera del campo, formaron una sociedad que no deja de crecer. “Yo me quedé en el camino”, confesó Branco a El Equipo. Hoy, ambos colgaron los botines, pero no los sueños, y se dedican a algo que los conecta con el arte, el diseño y el fútbol.
“Un día me llama Leo y me dice: ‘Me parece que encontré algo que está bueno’. Cuando llegué, había desarmado un botín Predator. Y acá estamos, un año después, con todo este proyecto”, recuerda Branco. Así nació BZ1, en diciembre de 2023, con la idea de crear mates únicos a partir de botines reutilizados que alguna vez calzaron futbolistas. Cada pieza está cargada de magia y valor emocional: puede haber sido usada en un gol importante, en una final o en un debut soñado. El objetivo es transformar ese recuerdo en un objeto tangible, algo que se pueda tener en la mano como parte de una historia que marcó una vida.
Pero BZ1 no es solo diseño. Branco estudió comunicación y sociología, escribió dos novelas (El cielo de los monos y Mataperros), trabajó como docente, en prensa y marketing. Dejó todo eso para dedicarse por completo al proyecto. Leo, por su parte, hace música y es diseñador autodidacta.
Hace menos de un mes, gracias a la gestión de Hernán Tillous, dirigente de Aldosivi, llegaron al predio Lionel Andrés Messi para entregarle un obsequio a Claudio Chiqui Tapia, presidente de la AFA. A partir de ese contacto, lograron conseguir botines usados por Lionel Messi, Rodrigo De Paul y Emiliano Dibu Martínez, con los que están próximos a fabricar y entregar nuevos mate-botines. Uno de sus grandes anhelos es poder conocer en persona al mejor jugador del mundo. “Chiqui fue muy gentil y siempre estuvo predispuesto a darnos una mano con el proyecto”, contaron.
Actualmente, ya no trabajan solos: “Somos un equipo de once más el técnico”, aseguran. En una o dos semanas, cuando entreguen los mates a los campeones del mundo, saldrán al público para que cualquier persona pueda tener el suyo. Hace unos días le hicieron un tereré al jugador de la selección paraguaya y Talleres de Córdoba, Matías Galarza. “Nos mandó los botines y nos puso un desafío, pero se lo hicimos. Estamos agradecidos con él”, dice Leo.
También hubo momentos difíciles. Cuando Zubillaga todavía era jugador, estuvo a punto de firmar con el Barcelona B. En ese contexto, un familiar intentó apropiarse de la idea del mate-botín, lo que lo llevó a regresar rápidamente a la Argentina para proteger el proyecto. “Por suerte ya lo tenemos patentado acá y en otros países. Así que, si nos quieren robar la idea, van a tener problemas legales”, advierte.
Tratan de aprovechar la mayor parte de cada botín para desperdiciar lo menos posible. Usan los tacos traseros de la suela como base del mate y lo recubren con la carcasa, la lengüeta y los cordones. “A veces es difícil, porque si errás un corte, arruinás el material. Por eso observo cada parte y puedo estar uno o dos días definiendo qué usar, según el modelo y la forma del botín”, explica Leo. El tiempo de elaboración varía según el diseño: puede llevar un día, tres o hasta dos semanas.
Branco y Leo no eligieron el camino fácil: no hicieron stickers ni mates grabados con láser. Fueron más allá. Idearon una nueva táctica para darse a conocer. Hoy, uno ya no despeja y el otro no hace goles, pero juntos gambetean obstáculos para seguir creciendo con una idea casera, creativa y profundamente argentina: unir en una sola obra dos pasiones que laten fuerte, el mate y el fútbol.