Por Mateo Falco
Es el viernes 5 de julio a las 17.30. La temperatura no sube de los cinco grados. La puesta del sol anuncia que pronto será de noche en Isidro Casanova, en el predio de Almirante Brown. La entrada devela, mediante un cartel con dibujos, que además de fútbol en el club se practica tenis, hockey sobre césped y handball. El predio es tan grande que hay que andar a pie durante al menos 15 minutos por un camino de tierra para llegar a la zona de tenis.
Durante el trayecto, las únicas personas que se divisan son los 22 jugadores de la sexta de Almirante y sus familiares, no más de 10 personas, además del primer equipo femenino, que tiene a un hombre como entrenador, Gerardo Gimenez, lo habitual en la mayoría de equipos de fútbol femeninos argentinos. La descuidada zona de camping, con asientos y mesas despintadas y rotas, los espacios verdes, y las canchas, con más tierra que pasto, están vacías. Al llegar al fin a la zona de tenis no hay nadie en las canchas, pero en la parte de Administración hay siete mujeres, cinco de ellas socias, con equipo e indumentaria para jugar al tenis, sentadas junto a una estufa, y las otras dos, las encargadas de la parte de Administración, una veinteañera y su madre, Fátima Iannuzzo, una de las dos mujeres que aparece entre las 28 personas que integran la Comisión Directiva de la Fragata. En Almirante Brown, como en la mayoría de los clubes, es atípico que una mujer sea entrenadora o dirigente.
El propósito para llegar hasta Iannuzzo es el de comprender la o las razones por las que hay tan pocas mujeres dirigentas y entrenadoras. Entre la Primera y Segunda División del fútbol femenino hay un total de 40 equipos, en los cuales solo hay tres mujeres entrenadoras (Indiana Fernández, en Banfield; Florencia Quiñones, en Boca; y Silvana Villalobos, en Gimnasia La Plata). De los 28 equipos que conforman la Liga Profesional, sólo ocho tienen mujeres en sus comisiones directivas, sin contar el puesto de vocal, y en agosto de 2023 sólo 84 de los 1.243 dirigentes de los clubes asociados a la AFA eran mujeres.
Luego de que Ianuzzo se pone al tanto de la escasez de dirigentas y entrenadoras, hay un breve silencio, y reconoce que no sabía nada: “No tenía idea de nada, yo estoy alejada del fútbol, pero soy consciente que hay pocas mujeres en los clubes”. Entre algunas interrupciones de las socias del club, que se disculpan por cortar breve y ocasionalmente la charla, Ianuzzo considera que tal vez el machismo entre las propias mujeres las desaliente a involucrarse en los clubes, como le pasó a ella en sus inicios como dirigenta de Almirante Brown.
-Me pregunté: “¿Podré hacerlo?”. El fútbol y los clubes son ambientes históricamente machistas, pero a veces somos nosotras las que no creemos poder encajar en un lugar que concebimos exclusivo para hombres. Me gustaría que más mujeres se quiten de la cabeza ese prejuicio y que se animen a involucrarse, porque pienso que encontrarán su lugar siempre que estén capacitadas y mentalizadas para hacerlo. Ser mujer nunca fue un impedimento para mí a la hora de trabajar en el club, aunque es probable que no sea lo más común.
Siempre con una sonrisa y con una forma de explicar sus ideas como cuando se le habla a un niño, muy pausada y explicativa, hábito que desarrolló porque también trabaja como docente primaria, Fátima concluye que la única forma de que esta brecha se achique es que haya igualdad tanto para hombres como para mujeres y que “no esté uno por encima del otro”.
Mediante una videollamada, Alejandra Amadore, ex entrenadora del equipo femenino del Social Atlético Televisión (SAT), analiza la ausencia de dirigentas y entrenadoras en el fútbol y, al igual que Ianuzzo, aprecia ciertos modos machistas entre las propias mujeres, pues gracias a que ha podido dirigir tanto a jugadores como jugadoras notó que estas últimas la desafiaban de manera constante en los entrenamientos para que demostrarara sus capacidades técnicas al pedirle que pateara una pelota solo para ver si realmente sabía. Pero cuando era un hombre quien las entrenaba, nunca se ponían en duda sus capacidades. El machismo no es exclusivo de los hombres, pero puede ser excluyente para las mujeres en el ambiente del fútbol.
Durante la videollamada, la conversación se desvió a hablar sobre qué cambios personales sufrió a lo largo de los años y algunos conceptos tácticos sobre fútbol. Pero cerca del final de la charla, Amadore sugiere que también el feminismo es clave para comprender la escasez de mujeres en el fútbol.
-Hay un romanticismo feminista negativo ligado a la profesionalización del fútbol femenino (el fútbol femenino es profesional en Argentina desde 2019), el que termina por desviar la atención a tópicos como quién fue la primera en ser entrenadora o la primera en meter un gol, y pienso que esos datos, que no son tan relevantes, impiden que las mujeres se centren en trazar un camino para que haya más presencia femenina en los clubes.
Como acostumbra a mostrarse en su cuenta de Instagram, Vanina Andretta, la secretaria de nuevos proyectos en Quilmes, viste su elegante saco, pantalon de vestir y botas, todo negro, mientras toma asiento en el bar-cafe que está en la entrada de la sede del club Quilmes para opinar sobre cuán toxico es este romanticismo feminista que también preocupa a Amadore. Con la confianza y certeza de quien ya tiene una opinión formada sobre el tema, Andretta expresa que este romanticismo impide que el fútbol femenino sea visto como una “industria rentable en la que invertir”, lo que provoca que falten fondos y lleva a que las mujeres “elijan otros deportes para trabajar”. Lo sabe porque también está ligada al fútbol femenino de la institución. Aunque, según Andreetta, el principal motivo por el que no suele haber mujeres en los clubes es que no se inculca el mismo amor por el fútbol a los hombres que a las mujeres.
–No es común que una mujer entrene o juegue al fútbol durante toda su vida, como sí pasa por lo general con los varones. Es algo que veo en las jugadoras del club. A ellas les gusta entrenar y jugar, pero hasta ahí llega su conexión con el fútbol, mientras que el varón está siempre conectado. Si no mira fútbol, juega a videojuegos de fútbol, o habla de fútbol o está con una pelota de fútbol. La mujer aún no tiene esa pasión desenfrenada. Pienso que la falta de adoración viene desde la niñez, porque no nos inculcan el mismo amor por el fútbol, y los años de mayor absorción intelectual de muchas niñas son sin ver fútbol.
Andretta cree que en un futuro no tan lejano esta dinámica de que haya mayoría de hombres dirigentes y entrenadores a comparación de las mujeres, cambiará, porque cada vez son más las niñas que juegan al fútbol desde divisiones inferiores. Mientras Andretta intercala su opinión con chistes ocasionales sobre la actualidad del fútbol argentino y el machismo, de los que ella misma se ríe, mantiene el tono desenfadado con el que habló durante toda la entrevista y procede a señalar al propio machismo como una de las razones por la que más mujeres no pueden dedicarse a ser dirigentas.
-También juega un rol importante que suele ocurrir que la mujer es la que se hace cargo de los hijos y la casa, y si sos madre soltera o tu pareja no te ayuda, es imposible compatibilizar la maternidad y las responsabilidades dirigenciales. Tengo un hijo de 17 años, así que puedo despreocuparme un poco porque se puede manejar solo, pero cuando tenés un nene chiquito es muy difícil ponerle la dedicación que se necesita al club.
Pese a que Ianuzzo administra el área de tenis en Almirante Brown, Amadore es entrenadora y Andretta es la secretaria de nuevos proyectos en Quilmes además de involucrarse en el fútbol femenino del Cervecero y no se conocen entre sí, las tres llegan a conclusiones similares para entender por qué tan pocas mujeres entrenan o son dirigentas en los clubes, pero a su vez también coinciden en que esta tendencia, a largo plazo, seguro cambie.
Es cada vez más común ver a un grupo de mujeres alquilar canchas de fútbol, que los clubes tengan divisiones inferiores e infantiles para formar a las más pequeñas y que más mujeres quieran formar parte del ambiente del fútbol. Hasta mediados de 2019, de 16 mil egresados de la Asociación de Técnicos de Fútbol Argentino (ATFA), solo 150 eran mujeres, y para 2024, el Departamento Académico de ATFA revela a El Equipo que son 420 las mujeres que estudian diferentes licenciaturas de fútbol y futsal.