martes, noviembre 5, 2024

El femicidio de Rebecca Cheptegei debió haberse evitado

Por Micaela Osorio

Los femicidios que se podrían haber evitado son incontables alrededor de todo el mundo y el pasado 1° de septiembre se sumó otro a la lista: Rebecca Cheptegei, de 33 años, quien pasó de vivir el sueño olímpico en atletismo en principios de agosto a ser prendida fuego por su ex pareja, a quien ya había denunciado más de una vez. Fue el tercer femicidio de una deportista de alto rendimiento en Kenia desde octubre de 2021.

Cheptegei nació del lado keniano en la frontera entre Kenia y Uganda, pero eligió cruzarse a Uganda y representar a ese país para seguir su carrera. El profesionalismo para ella se inició en 2010 y desde ese momento siempre participó en las competencias internacionales, incluso logró la medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Montaña y Trail Running de Tailandia en 2022. Tras la obtención del puesto 44 en la disciplina maratón en los Juegos Olímpicos de París 2024 la apodaron “la campeona” en su país.

Cheptegei llevaba una vida rutinaria de deportista, incluso se había trasladado a Kenia para entrenar ahí más cómodamente. Como todos los domingos, el 1° de septiembre asistió a la iglesia en el condado keniano acompañada por sus dos hijas de un matrimonio anterior, pero se llevó una sorpresa al ver que en la entrada de su casa la esperaba su ex pareja, Dickson Ndiema Marangach, con un bidón de cinco litros de nafta, que arrojó sobre el cuerpo de la atleta para luego prenderla fuego delante de sus hijas de 9 y 11 años. 

Rebecca entre llamas y dolor logró gritar por ayuda y fue así como sus vecinos la socorrieron y la trasladaron al Hospital Moi. De todas formas, nada pudo evitar las graves heridas y quedó con el 80% de su cuerpo quemado, por lo que fue internada de urgencia al igual que el agresor, quien tenía el 30% de su cuerpo con quemaduras. Cuatro días después del ataque, el doctor de la clínica, Owen Menach, informó que los órganos de Cheptegei fallaron aquella noche y finalmente falleció por la gravedad de las heridas.

Ugandan Olympic athlete, Rebecca Cheptegei to be buried | AP News

Al igual que la mayoría de los femicidios, se podría haber prevenido si la justicia y la seguridad hubiesen actuado a tiempo. Horas previas al ataque, los vecinos declararon que los escucharon discutir a los gritos sobre un terreno en el noroeste de Kenia, en donde ella se quedaba habitualmente para entrenar. Además, su padre confirmó que tan solo dos días antes había realizado una denuncia -otra del montón- en la Dirección de Investigación Criminal de Trans-Nzoia, para advertir nuevamente sobre el peligro que él representaba en la vida de Rebecca.

Las agencias gubernamentales nos han fallado porque informamos con suficiente antelación sobre su seguridad, ya que este hombre solía seguirla incluso hasta Uganda, pero no actuaron con rapidez. Era evidente que su vida estaba en peligro”, declaró Joseph Cheptegei. De la misma forma, la madre, Agnes Niedma, también responsabilizó a las autoridades: “No tengo palabras. Solo culpo al Gobierno”, declaró entre lágrimas.

A las 18:30 del lunes 9 de septiembre, mientras la familia reclamaba justicia por su hija, Ndiema, el asesino, murió en el hospital por una insuficiencia respiratoria derivada de las quemaduras severas y sepsis. La familia de Rebecca no encontró consuelo en esto, ya que deseaban que pase el resto de su vida en la cárcel porque les arrebató una hija, una enorme y prometedora atleta. Además, el fallecimiento de Cheptegei los dejó en una situación económica más que preocupante dado que ella representaba la mayoría de sus ingresos.

Con dos hijas que quedaron sin madre, padres que se quedaron sin su hija y el mundo del deporte que perdió una estrella, se reprocha el mal accionar de la justicia. Se había pedido ayuda más de una vez, se advirtió la situación de peligro, se hicieron múltiples denuncias, ¿qué más se podría haber hecho para evitar el trágico final? De parte de la víctima, nada; de parte de la justicia, mucho más.

 

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