jueves, noviembre 21, 2024

Sara Gama, la líder de la camada que hace historia

Por Nicolás Resnizky

28 de mayo de 2018. En Sankt Gallen, Suiza, Roberto Mancini hace su debut como director técnico de la selección masculina de Italia. En el plantel ya no están Gianluigi Buffon ni Daniele De Rossi, estandartes del equipo campeón mundial en 2006. Ante la falta de un líder histórico, Mancini evalúa la posibilidad de darle la cinta de capitán a Mario Balotelli. Super Mario, nacido en Palermo e hijo de ghaneses, lleva ya ocho años representando a la azzurri. A los 20 minutos del primer tiempo, con un derechazo de afuera del área, Balotelli abre el marcador contra Arabia Saudita. Pero a algunos hinchas italianos parece no importarles demasiado. En la platea que enfoca la televisión, se despliega una bandera: “Mi capitán tiene que tener sangre italiana”.

Nos transportamos al Stade de la Mosson en Montpellier, el 25 de junio de 2019. Italia y China se cruzan en octavos de final del Mundial de fútbol femenino. Sara Gama, capitana de las azzurre, intercambia banderines con Wu Haiyan.

Gama nació en Trieste, en el norte de Italia, su madre es italiana y su padre congoleño. Al igual que Balotelli, es víctima del racismo de algunos italianos, que se potencia en las redes sociales: “Pudo haber nacido en Italia y hablar el idioma. Pero Sara Gama no es italiana, no tiene las características ni los cromosomas de un italiano”, la llaman  la “jugadora africana de la selección italiana”. A pesar del maltrato, la capitana tiene claras sus convicciones: “Pertenecemos a una sociedad globalizada. Todos somos una mezcla de culturas y esta diversidad nos hace mejorar”.

La árbitra marca el comienzo del partido e Italia sale a presionar a China. Con la pelota bajo la suela y la cabeza levantada, Gama construye el juego del equipo desde la defensa. A los 15 minutos Valentina Giacinti pone en ventaja a las europeas y empieza a sellar su pase a cuartos de final. Casi al final del primer tiempo, la capitana corta un avance de Wang Shuang y las chinas piden penal. Gama habla con la árbitra y se defiende con diplomacia, esa que aprendió representando a la Asociación Italiana de Futbolistas (AIC) en la Federación Italiana de Fútbol (FIGC). También preside la comisión por el desarrollo del fútbol femenino en Italia, que consiguió que en un deporte amateur se pague una subvención a las deportistas para la crianza de su primer hijo. El VAR analiza la jugada, saque de arco para Italia.

Empieza el segundo tiempo y rápidamente se esfuma la ilusión de las orientales. Aurora Galli, que había reemplazado en la primera mitad a Cristiana Girelli, mete con un derechazo rasante el 2-0. Sin pasar sobresaltos las dirigidas por Milena Bertolini aguantan el marcador, gracias a la solidez defensiva que solo recibió dos goles en lo que va del torneo.

Edna Alves Batista marca el final del partido. Italia se vuelve a meter en cuartos de final de un Mundial, proeza que no conseguía desde China 1991. Las jugadoras se juntan en el centro del campo y hacen una ronda. La capitana lidera la arenga. Están convencidas que van por el buen camino. Antes de ir al vestuario, Gama se queda hablando con algunos de los franceses que acudieron al estadio. La charla es en francés, por su puesto, porque además de ser futbolista, la capitana italiana es graduada en Lenguas y Literatura extranjera en la Universidad de Udine y por eso habla cuatro idiomas. Una defensora de toda la cancha.

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