Por Carolina Jurczyszyn
De la tranquilidad previa al partido, a la incertidumbre y emoción mientras sonaba el himno argentino en el estadio Parque de los Príncipes.
De la desesperación por la búsqueda del gol, a la frustración porque Escocia había convertido el primer tanto del partido.
De la injusticia por recibir el tercer gol, a la confianza que generó Florencia Bonsegundo cuando se disponía a ejecutar el primer penal.
Del “pensé que en el rebote lograba el gol” a sumergirse en un abrazo colectivo que ocasionó emoción entre los presentes.
El aula Sergio Caletti, quien fue profesor de la carrera de Ciencias Sociales de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y decano de la misma, y al cual le reconocen su compromiso por el pensamiento crítico, se habilitó para la transmisión de los encuentros del seleccionado femenino en el Mundial de Francia. Muchos sentimientos se produjeron dentro del aula 300 de la calle Santiago del Estero 1029.
Victoria Imperatore, socióloga, y Ana Laura Asparren, docente de la UBA, integran la Sub Secretaría de Políticas de Género e hicieron esto para contribuir a la visibilización del fútbol femenino en Argentina, que está transitando un camino, y así apoyar la lucha de las futbolistas.
Describieron el partido con mucha emoción, liberando tensión a base de extensos suspiros. “Esto refleja la disparidad que hay frente a los demás seleccionados. Lo vivimos con alegría porque sabemos que las futbolistas se están jugando más que un resultado”, asumió Asparren.
Algunos subían al tercer piso de la Universidad y se asomaban por la puerta para ver el resultado que se mostraba en la pantalla. Se retiraban decepcionados, sin ánimos de seguir viendo un partido que estaba perdido tras el último gol de las escocesas, que finalmente quedaron eliminadas. Solo seis personas, todas mujeres, se quedaron hasta que el encuentro finalizó, aplaudiendo, llevándose las manos a la cabeza, otras incluso, retirándose del aula previo al empate de Argentina.
Porque eso significa el fútbol femenino para la gente que lucha por la igualdad de género. Sentimientos que se unen y se manifiestan a través de 90 minutos: gritos, reclamos, suspiros y aplausos, sintiéndose en Francia.
Mientras el mate era trasladado de derecha a izquierda y viceversa y el paquete de galletitas circulaba entre los presentes, las pibas, como se hace referencia a las futbolistas argentinas, empataron un encuentro apasionante.
Aunque no se lo visibilice como a un Mundial masculino, el femenino se proyecta en los lugares menos pensados, y aunque en el aula 300 del tercer piso del edificio de Ciencias Sociales haya estado ocupado por seis personas, fueron suficientes para que a las 17.50 las clases que se estaban dictando enfrente se vieran interrumpidas por los gritos de gol y los saltos cargados de emoción por hacer historia.
El aula Sergio Caletti abrió sus puertas para recibir a más de 300 personas para ver el partido entre: Argentina y Escocia, por la fase de grupos, del Mundial Femenino en Francia.
La Selección ya está en el campo de juego, se entonan las estrofas del Himno Nacional Argentino, y se ocupa la totalidad de los asientos en el aula.