El 11 de febrero de 2024 en el Allegiant Stadium de Las Vegas, Estados Unidos, se terminaba el Super Bowl cuando los Kansas City Chiefs vencían en un apasionante partido a los San Francisco 49ers por 25-22. Durante las tres horas y media de transmisión, 202 millones de personas vieron el gran partido. Según la National Football League (NFL), 62,5 millones fueron televidentes fuera de Estados Unidos. Y de esa cantidad de espectadores hay tres que soñaron alguna vez con poder jugar al menos un partido de la NFL: Christian Brandgold, Gonzalo Esparza Iraola e Iván Raies.
El fútbol americano, según la consultora estadounidense Gallup, es el deporte más popular en Estados Unidos desde 1972. En todas las escuelas primarias y secundarias e incluso universidades de todo tipo de clase social hay una cancha y se practica. Las clases sociales más altas lo ven como una forma de ganar fama y realizar una actividad que les gusta pero en las clases más bajas la práctica de la pelota ovalada la hacen como trampolín para ganarse la vida. Algo parecido sucede en Argentina con “nuestro” fútbol, donde los niños ven al deporte como una alternativa para poder ayudar en términos económicos a sus familias.
En 2004, un grupo de aficionados de la NFL decidieron crear una liga de fútbol americano en Argentina para poder llevar ese amor al deporte a las canchas. Al principio se formaron cuatro equipos: Tiburones, Osos Polares, Jabalíes y Cruzados. Dos años más tarde se sumaron Corsarios y Legendarios. El calendario de la temporada y el formato de la liga es muy parecido al de la NFL: juegan todos contra todos en un ida y vuelta (diez partidos) y, de ahí, se clasifican para los playoffs, donde los que llegan a la final disputan el tan ansiado “Tazón Austral”, que es una especie de Super Bowl criollo.
En 2024, el equipo más ganador de la Football Americano Argentino (FAA) de Buenos Aires son los Jabalíes, que ostentan el récord de haber ganado los últimos seis torneos. Los seis equipos (Tiburones, Osos Polares, Jabalíes, Cruzados, Corsarios y Legendarios) que conforman la federación de Buenos Aires no cuentan con una sede propia en la que se les dé los materiales necesarios de entrenamiento como cascos, pecheras, o mismo, vestuarios para cambiarse y bañarse. Todos los jugadores de fútbol americano de nuestro país hacen este deporte a “pulmón”. Por ejemplo, los Osos Polares se entrenan dos veces por semana dentro de los bosques de Palermo, a unos pocos metros de Avenida Figueroa Alcorta y Julio Noble.
Brandgold, Esparza Iraola y Raies son ex jugadores de los Osos Polares y saben que el amor al fútbol americano en Argentina es algo particular e inusual. “Es difícil poder inculcar el sentimiento de la actividad en un país que no está acostumbrado”, afirma Esparza Iraola, ex receptor cerrado.
El fútbol americano es un deporte muy violento a nivel de choques, contactos entre jugadores e intensidad y la diferencia entre el nivel de juego entre la National Football League (NFL) y la Football Americano Argentina (FAA) es grande y Raies, ex tackle y ala defensiva de los Osos Polares, comenta: “Estamos a años luz de la NFL. Calculo que al menos necesitamos 100 años de persistencia para siquiera acercarnos. Al menos eso es lo que pasó con otros deportes para que hoy seamos competitivos a nivel mundial”. Es muy difícil llegar al nivel de Estados Unidos por una cuestión de infraestructura, inversión y cultura, pero sí de a poco las ganas y el amor al deporte se juntan se puede mejorar y quizás algún argentino pueda volver a la NFL luego de que Martín Gramática lo realizara a principios de los 2000. A pesar de esto, Raies recalca acerca de que algún jugadorpueda representar en la NFL: “Nada es imposible pero sería al menos raro. El caso de Gramática fue único pero era para un puesto de pateador bastante específico, y cuando lo conocimos, él nos dijo que solo hacía ese trabajo y se mantenía al margen de los golpes, sobre todo”.
Los problemas culturales, como por ejemplo que el deporte no sea muy visto en Argentina, son los que afronta la Football Americano Argentina (FAA) para que el deporte crezca además de la ayuda económica. Los tres ex jugadores de los Osos Polares concuerdan en que se necesita “un presupuesto más grande” para que el deporte pueda crecer y, aunque sea un poquito, acercarse a la NFL.
Raies cuenta que empezó a jugar el deporte porque “tenía ganas de hacer algo diferente y nuevo. De la NFL no sabía mucho antes. Pero había visto varias películas y me gustaba el folklore que mostraban”. Esto es muy usual entre los jugadores de fútbol americano dado que el deporte se muestra en Argentina a través de dos canales, ESPN y Fox. Televisancuatro partidos los domingos en las señales habituales y los famosos “Thursday, Sunday y Monday Football”, que son los tres partidos más importantes de cada fecha, además del RedZone, que se observa en ESPN 4 y muestra las jugadas más importantes de todos los partidos en vivo. Un deporte que es poco viralizado como el fútbol americano en Argentina conlleva a que el progreso del mismo sea poco o nulo ya que los niños, en vez de realizar esta actividad, juegan los tradicionales como el fútbol, tenis o hockey que son los que se observan en televisión.
Cuando una persona es chica, crece y ve a sus ídolos como a Messi, Ginóbili o Lucha Aymar, decide qué deporte va a realizar por lo ve y le gusta pero nunca un niño va a decir: “Uy, mirá el touchdown que convirtió Patrick Mahomes”. Es normal porque a nivel cultural el argentino consume poco fútbol americano (en 2016, según la consultora Global Web Index, 2,06 millones de personas se consideraban fans del fútbol americano). Según Esparza Iraola, uno de los objetivos que ellos tenían cuando jugaban era poder inculcar en cada lugar que el fútbol americano era un “deporte de hermanos con muchos valores y principios”. A su vez, Brandgold, ex tackle ofensivo de los Osos Polares dice que “es importantísimo que la FAA pueda meter más publicidad y marketing al deporte para que pueda haber un centro juvenil de fútbol americano y que jueguen de chicos como en Estados Unidos”.
Aunque el crecimiento del deporte en Argentina es moderado y chico, la NFL ya posó sus ojos en el país (algo similar a cuando equipos de fútbol como el Barcelona vienen a hacer clínicas y a traer ojeadores) y expandió su mercado con el objetivo de promover el deporte en el país y, según la NFL, conquistar mercados en donde no estaban situados. Es por eso que los Miami Dolphins, el equipo con más afición hispanohablante (más de 2,7 millones de personas en Miami son de origen hispanohablante), son los elegidos para expandirse y, gracias al programa “NFL Global Market Program”, comercializarán su marca. Brandgold comenta que cuando se enteró de que un equipo de la liga más importante del mundo de fútbol americano venía al país se puso muy contento porque “es una gran forma de que de a poco el deporte crezca y, quién dice, capaz dentro de unos años uno de los nuestros esté allá”
Las dificultades de infraestructura y económicas dificultan el progreso de la liga en el país. En fútbol americano en Argentina los manejos dirigenciales son realizados todos con mucha voluntad e intentan que el deporte crezca de forma exponencial. A pesar de que en Estados Unidos sea la actividad que más dinero mueve, en nuestro suelo no es así y esto hace difícil que sea un deporte fuerte. Aún así, a través del tiempo, el deporte crece y en unos años, el deseo de ver a un argentino en la NFL, capaz se haga posible.
Hasta los mejores autos del mundo necesitan ruedas para correr, pero saber gestionarlos nunca fue tarea sencilla.
Se dice que el motor es el corazón de un auto, pues bien podríamos entonces decir que los neumáticos son sus piernas, no hay coche que funcione sin ellas. Si le pedimos a un niño que nos dibuje uno, las ruedas estarán siempre presentes.
La Fórmula 1 comenzó en la década del 50, con carreras en las que era frecuente que la mitad de los pilotos no llegaran a la meta, incluso se estima que el 30% de los retiros eran debido a problemas con los neumáticos.
Sin importar la marca, fueran Dunlop, Englebert, Firestone, Continental o Goodyear carecían de la tecnología necesaria para la actividad en tan altas velocidades. Las ruedas, que tenían una forma más bien diagonal, no contaban con un buen agarre y se desgastaban con mucha facilidad.
Pasaron años de prueba y error en busca de un mejor neumático. Hasta que en 1977, la empresa francesa Michelin arribó a la Fórmula 1 con su famoso invento las Radial Tyres, o en castellano, llantas de radio. Esta forma, es la que tienen hoy los autos tradicionales.
A diferencia de las ruedas diagonales, las de radio tenían una carcasa de cuerdas de metal perpendicular a la parte de caucho. Pero no solo evolucionó eso, también aumentó la durabilidad de los mismos y la velocidad de los autos, lo que ayudó a que tuvieran que parar menos en los pits.
Aunque lo que siempre se buscó en la Fórmula 1 fue ser más veloz que los demás, la estrategia también empezó a formar parte de las carreras, y fue en esta misma década que empezaron a surgir más compuestos especiales.
Previamente, en 1971 y de la mano de Goodyear aparecieron las slick tyres, que tenían la particularidad de que la textura de la rueda era totalmente lisa para un mejor agarre. Por otro lado, Firestone comienza a implementar neumáticos especiales para la lluvia con el objetivo de lograr una mejor estabilidad en ese clima. En la actualidad, ambos se siguen utilizando.
En 2011, tras varios idas y vueltas con distintos proveedores de neumáticos, Pirelli vuelve tras 30 años de ausencia en la categoría y firma un contrato de exclusividad con la Fórmula 1 con vigencia hasta, por lo menos, 2027.
La compañía italiana trajo consigo muchas innovaciones. A lo largo de su primer año, los distintos compuestos empezaron a tener detalles en color para evitar confusiones y poder ser diferenciados tanto por los mecánicos como por los fanáticos.
A pesar de eso, entre neumáticos secos y de lluvia, la cantidad de colores seguía sin ser clara para algunos. Por eso, en 2019 a pesar de ser cinco compuestos para pista seca, solo habría tres aspectos: rojo para los blandos, amarillo para los medios y blanco para los duros.
También se le suman, para casos especiales como lo fue en Interlagos el pasado 3 de noviembre, el azul para las fuertes lluvias o precipitaciones y verde para ligeros diluvios o para momentos en los que el asfalto empieza a secarse. Estos dos tienen un relieve diseñado para poder drenar el agua.
Pirelli busca seguir innovando y para 2025 añadirá un nuevo compuesto, el C6, que pasaría a ser el mayor de los soft. La idea es que se usen en los circuitos urbanos, como el de Mónaco, en el que ocurren pocos sobrepasos.
En el pasado Gran Premio de México, se dedicó media hora en una de las prácticas para que los pilotos puedan probarlo y acostumbrarse a su uso. Se espera otro testeo tras la última fecha de esta temporada que se realizará en Abu Dhabi del 6 al 8 de diciembre.
Martiniano Benítez López salió de su casa en Pacheco, provincia de Buenos Aires, hacia el Estadio Monumental, club del que es hincha y socio desde los tres años, actualmente tiene 23, y realizó todo su ciclo educativo en el club. El motivo esta vez fue una protesta en la que participaron alrededor de 500 personas, y se produjo en la entrada principal de River, el 29 de abril de 2024.
Cientos de socios se acercaron para expresar su descontento con la gestión del presidente Jorge Brito. Los carteles y banderas que se colgaron mostraban el porqué de la reunión. “Basta de aumentos todos los meses”. “Bajen los precios”. Había enojo porque la histórica tribuna Sívori Alta dejó de ser una popular. “Sívori Alta sin butacas”.
“Desde que tengo memoria vengo a la cancha con mi viejo, pero cada vez se nos hace más difícil. Brito no entiende lo que es ser hincha de River. No es solo ver ganar al equipo, es la comunidad, el sentimiento”, manifiesta Benítez López
En las redes sociales, hinchas del club como el influencer Santi Grizas mostraron imágenes y videos amplificando el alcance de la protesta. A esto se le sumaron hashtags por X, ex Twitter, como #SivoriAltaPopular, donde hinchas que no pudieron asistir al estadio expresaron su apoyo. La jornada terminó con los hinchas muy enojados y preocupados por cómo se verá su tribuna en un futuro.
Aca los socios muy contentos con el manejo de la dirigencia, capaz la solucion sea hablar un poco menos con los boludos de tus amigos de otros clubes mediocres y hablar con la gente de River. Gil. https://t.co/FeM7bmHfptpic.twitter.com/37JiOj1k8q
Jorge Brito asumió la presidencia de River en diciembre de 2021, reemplazando a Rodolfo D’Onofrio, quien estuvo en el club desde 2013 hasta 2021. Durante su gestión hasta la fecha, la administración de Brito enfrentó críticas por medidas que impactaron directamente en los hinchas, como el incremento del 60% en los precios de los abonos para la Liga Profesional 2024 y la Copa Libertadores en el mes de abril, bajó el programa “Tu Lugar Monumental”, lo que generó malestar entre los socios que ya venían soportando aumentos en las cuotas mensuales y los precios de las entradas.
El vocal oficialista Sergio Oñate da su punto de vista: “River, desde hace un tiempo largo ya, ha elegido acompañar la inflación, ajustar servicios, todo lo que son actividades internas y entradas por el índice de presión al consumidor. Es correcto, no podemos abstraernos del país donde vivimos, estamos pasando un proceso inflacionario muy marcado, muy alto. Esto hace que si queremos seguir teniendo un plantel competitivo como siempre exige River y queremos seguir manteniendo el nivel de obras e infraestructura que venimos teniendo, no hay más remedio que seguir por este camino”.
Desde el inicio de su mandato, Brito enfrentó críticas debido a sus políticas económicas, más específicamente por los aumentos, que fueron vistos como descabellados por los socios, ya que los ciudadanos del país lidian con un contexto económico complicado, donde la inflación mensual es de un 3%. El sistema de abonos “Tu Lugar Monumental” es una estructura clave para la administración financiera del club, ya que asegura ingresos fijos a través de la venta de localidades para toda la temporada. No obstante, el aumento significativo provocó una reacción adversa. Los socios manifestaron que estos aumentos hacían cada vez más difícil asistir a los partidos, generando un sentimiento de exclusión y desconexión con el club.
Las remodelaciones de las butacas en el estadio también fueron un punto de discordia. El proyecto de renovación incluyó la modernización de las instalaciones y nuevas comodidades, lo que fue bien recibido inicialmente. Pero la elección del color gris en el Monumental generó controversia; el cambio en los colores del estadio simboliza un alejamiento de la identidad tradicional de la institución, cuyos colores característicos son el rojo y el blanco. El cambio estético fue interpretado como una muestra de la falta de sensibilidad de la dirigencia. El vocal Oñate aprovecha para advertir: “Las quejas existen, existieron y existirán; se trata de escuchar a los socios, pero también se trata de hacerles entender que más allá de la postura personal de cada uno, es una necesidad que tiene el club”.
El candidato a presidente de River para las elecciones de 2025, Luis Belli, cree que hay un descuido de la gestión actual en la identidad riverplatense, que en la mayoría del estadio predomine el color gris es una señal de esto. Para Belli esta falta de comunicación con el socio va más allá de lo estético sino que también se nota cada fin de semana que uno va a la cancha, el público ya no es el mismo, en la actualidad se ve a muchos turistas o influencers que son invitados por diferentes marcas. Antes se notaba un ambiente mucho más festivo y pasional al de ahora, esta pérdida de identidad se refleja también en su parecer, en la falta de actividad deportiva en el club. Cada vez hay menos espacio para que los chicos practiquen deportes, esto dado a que se está priorizando el espacio para la ampliación del estacionamiento por ejemplo. Estas acciones reflejan el cambio que se está fomentando en el club, lo que afecta al ambiente familiar que había antes.
A pesar de las polémicas, la gestión de Brito logró mantener el éxito deportivo de River. Bajo su mandato, River compitió fuerte en la Liga Profesional y en torneos internacionales. En 2023, el equipo ganó la Liga. A pesar de esto, los logros en el campo de juego no fueron suficientes para calmar la tensión entre la dirigencia y los socios.
Las elecciones en diciembre de 2025 serán un momento crucial para River y la agrupación de Belli “Creemos”, está ganando apoyo al prometer una gestión más inclusiva y transparente, centrada en los valores tradicionales del club y en una relación más equitativa con los socios. El candidato detalló sus prioridades y preocupaciones respecto a la gestión actual: “Tenemos dos prioridades principales; la primera tiene que ver con un manejo racional de los métodos de la gestión deportiva, tener claros los objetivos y fijar la política de la gestión del club, que en los últimos tiempos no ha tenido un rumbo claro. Y como segunda prioridad, volver a potenciar el River social, deportivo, recreativo y cultural del que tan orgullosos estuvimos durante tantos años y que en este último tiempo se perdió”.
En una tarde de junio de 2024, al entrar por la entrada principal del club en la Avenida Figueroa Alcorta 7597, se ven las importantes obras recientemente finalizadas, como el estacionamiento y la fachada que va recubrir el estadio. Al caminar se nota cómo cambió todo con respecto a años anteriores, hace 10 años una clase de fútbol en la escuela Ángel Labruna, fue suspendida porque los barras ingresaron de forma violenta al buffet, ahora parece totalmente imposible. Dado que el presidente Jorge Brito dejó en claro en varias entrevistas que mientras él esté en el cargo, los “violentos” no tienen lugar en la cancha y se asegurará que las familias puedan concurrir tranquilamente.
Entre 2023 y 2024, River se enfrentó contra los rivales y con el murmullo de sus hinchas. La era (enero de 2023 hasta julio de 2024) de Martín Demichelis tuvo muchos cambios de emociones, con una mezcla de éxitos (La Liga Profesional de 2023,la Supercopa Argentina y el Trofeo de Campeones) y polémicas (eliminación contra Temperley por Copa Argentina y la eliminación de la Libertadores por penales frente a Internacional). En primera instancia se cantaba: “Que de la mano, de Demichelis, todos la vuelta vamos a dar…”. Y en el último tiempo la gran mayoría de hinchas pedía su destitución.
Uno de los momentos más tensos de la gestión de Demichelis fue el incidente con Esequiel Barco el 14 de febrero de 2024 en el estadio José Fierro. Durante un partido contra Atlético Tucumán por el torneo local, Barco decidió desobedecer la orden directa del técnico de no patear un penal. No solo falló en dos oportunidades los penales, sino que su desafío público puso en evidencia una grieta en la relación entre Demichelis y algunos jugadores que empezó el famoso “off” con distintos periodistas, la cual produjo entre otras cosas la salida de Enzo Perez. El fichaje de Rodrigo Villagra también fue un punto de debate, considerando que ya había jugadores en su posición, por el cual se pagó un monto mayor a 10 millones de dólares.
Estos sucesos reflejaron lo desorientado que estaba Demichelis, no sólo en términos de táctica y estrategia, sino también en la gestión del vestuario y la comunicación con los jugadores. El socio Luca Zurita de 22 años habló sobre la era Demichelis: “Se nota que no había una buena relación entre el técnico y el plantel, y eso se reflejó en el juego. Lo peor es que la dirigencia tampoco hace mucho para solucionar los problemas. Necesitamos un técnico que ponga orden y que tenga las cosas claras”.
Tras un año y medio desvinculado de River, Marcelo Gallardo volvió y el 10 de agosto de este año fue presentado. Todo parecía color de rosas: llegaron los refuerzos de jerarquía que tantos se pedían, como Germán Pezzella y Marcos Acuña. Sin embargo, en lo que parecía un escenario ideal con la final de la Copa Libertadores a jugarse en el Monumental, el Millonario no pudo aprovechar la oportunidad y dejó un papel muy pobre en la semifinal frente al Atlético Mineiro de Gabriel Milito. Pese al histórico recibimiento en el partido de vuelta, el partido de ida sentenció la serie: fue determinante tras terminar 3 a 0 a favor del conjunto brasileño. Ahora la dirigencia deberá buscar recuperar el apoyo de los socios, asegurar el boleto a la Copa Libertadores 2025 y armar un equipo competitivo para el Mundial de Clubes 2025. Los resultados en estas competencias podrían tener un impacto significativo de cara a las próximas elecciones.
Mateo Pellegrino es uno de los goleadores de la Liga Profesional del Fútbol Argentino y se destaca en Platense, donde está viviendo el mejor momento de su carrera profesional. A pesar de su temprana edad de 23 años, tiene una interesante trayectoria en el deporte rey de nuestra tierra.
Sus inicios se dieron en España, país donde nació el 22 de octubre de 2001: “Empecé jugando en Cracks, una escuelita de fútbol amateur”. Su padre Mauricio defendía los colores del Valencia, ciudad en la que Mateo vivió hasta los 7 años.
A pesar de que en la actualidad parece un delantero de toda la vida, admite que arrancó jugando de defensor: “Siempre jugué de lateral izquierdo. El 11 sale, me ponen a mi, empecé a hacer muchos goles, llegaba mucho al área y me dijeron que me iban a probar de 9. Me prueban e hice dos goles. Jugué los últimos 6 meses de ese año de 9 y dije ‘esta es mi posición’”.
De niño siguió jugando a la pelota en escuelas amateur, incluso cuando se mudaron con su familia a vivir a Inglaterra. Su progenitor se había retirado como jugador y era el ayudante técnico de Rafa Benítez,en el Liverpool. Posteriormente al paso de su papá por los Reds, se fueron a vivir a Italia, por el laburo de Mauricio en el Inter de Milán.
La primera vez que el joven goleador del Calamar vino al país, fue a sus 12 años de edad, producto de la decisión de su padre de arrancar su carrera como entrenador. “Estuvimos un año, volvimos a Valencia y regresamos a Argentina porque mamá quería estabilidad en un lugar. Papá es contratado por Estudiantes de La Plata donde trabaja dos años y después uno en Independiente. Vivimos todos juntos en el país hasta que papá se fue al Alavés”.
Sí al Fortín, no a Valencia.
-¿Cómo se dio tu llegada a Vélez?
-Se da porque jugaba Santa Bárbara, un club de barrio. Sabía que podía dar el salto por calidad y nivel y me fui a probar a Tigre, estuve dos semanas a prueba y no quedé. Fui a Vélez, club del que soy hincha, y Walter Pico, que dirigía a mi división que venía de ser campeón, me hizo quedar.
A medida que avanzaba de categoría en divisiones inferiores, acompañado de sus buenos rendimientos, pudo haber debutado profesionalmente en un equipo de otro continente. La patria potestad quiso hacerse de otro juvenil del fútbol argentino, historia que se repite en los últimos años, aunque Mateo y su padre fueron los responsables de que esto no haya sucedido.
– ¿Estuviste a punto de concretar un pase a un club que no haya salido a la luz?
–Al Valencia, cuando jugaba en la quinta de Vélez. No había firmado contrato todavía y me querían llevar como agente libre. Me dijeron que me iban a firmar(desde Vélez), pero se demoraban. Lo llamaron a mi viejo para llevarme a entrenar y firmar contrato profesional con el primer equipo, además de jugar en el Valencia Mestalla(equipo filial del Valencia). El entrenador que me había visto fue Miguel Ángel Angulo(ex compañero de su padre).
Los motivos de la no realización del pase fueron su amor por el club: “Priorizamos ser agradecidos con Vélez y no dejarlo con las manos vacías. Hice muchas cosas por Vélez, mi viejo también”.
Llegó el debut.
El sueño de cualquier niño que juega a la pelota desde chico es llegar a primera. Mateo no solo lo logró, sino que además lo hizo con el club de sus amores y con su padre cómo entrenador.
El 31 de marzo de 2021 debutó profesionalmente en la derrota 3 a 2 de Vélez ante Banfield, en un partido pendiente de la Copa Maradona que otorgaba un cupo a la Copa Sudamericana, en el Estadio Bicentenario de San Juan.
-¿Qué significa para vos haber debutado en primera con tu padre como entrenador?
-Hermoso. Hoy miro hacia atrás y veo la foto entrando con mi viejo al lado, es una imagen inolvidable. Es uno de los momentos más lindos que viví, el hecho de haber convivido con él.
-¿Qué significa Vélez para vos?
-Vélez para mí es todo. Es mi casa, el club del que soy hincha. Donde debuté en primera y cumplí el sueño de mi vida, donde metí el primer gol.
Préstamo con destino a La Plata.
Mateo necesitaba sumar minutos y además su padre ya no era más el entrenador del conjunto de Liniers. Mauricio se había ido del club, no tan bien con la dirigencia, y el joven tuvo que lidiar con algunas decisiones que lo perjudicaron.
-¿Fue una decisión del club o tuya irte a Estudiantes de La Plata?
-Fue una decisión mía pero a consecuencias de cosas que estaba viviendo en el club. Mi viejo se va de Vélez por un problema dirigencial y me bajan a reserva. Sentía que estaba siendo perjudicado por algo en lo que no tenía nada que ver, siempre me había comportado de una forma correcta, estaba pagando los platos rotos por él(Mauricio) y por los dirigentes.
Una buena chance se le presentó al delantero porque Estudiantes de La Plata acordó un préstamo con el Fortín. Sus expectativas eran altas en un principio y sostiene que no lo dudó; consideraba que era un paso hacia adelante en su carrera,que lo iba a ayudar mucho a crecer como jugador.
-¿En qué te marcó Eduardo Domínguez?
-Eduardo me dejó una enseñanza de vida, venía teniendo continuidad y me complicó la estadía en Estudiantes. Entrenaba con el grupo pero apartado, a un lado de la cancha. Eso me fortaleció mucho como persona, se lo agradezco. Me hizo saber que mi esfuerzo estaba valiendo la pena y poco a poco me fue dando más minutos.
Luego de un año y casi dos meses en el Pincha, el atacante volvió a Vélez luego de la no ejecución de la opción de compra. En diciembre, el conjunto de La Plata se consagró campeón de la Copa Argentina, torneo en el que Mateo disputó la victoria en segunda ronda ante All Boys y fue suplente en primera contra Independiente de Chivilcoy.
“Técnicamente soy campeón de Copa Argentina pero no sé si me siento. Cobré el premio que me correspondía por las dos fases que jugué pero no me dieron medalla, es normal”, sostuvo Pellegrino.
En el León jugó un total de 19 partidos en los que no anotó goles y no siempre fue titular: “En base a minutos no fue un buen préstamo, pero en lo personal siento que crecí muchísimo”.
Sin embargo, resaltó la importancia de haber conocido a su novia, quién lo acompañó en un momento en donde sentía que la soledad en la que vivía, repercutía en su fútbol: “Es hincha del club y me vio en la cancha. Era un momento de mucha soledad para mí. Vivía solo, estaba alejado de mi familia, llegó ella y me hizo sentir acompañado. Asocié la soledad a que no jugaba, las cosas no se me estaban dando.”
“¿Puedo poner el partido del Pincha?”, me pregunta durante la entrevista. Es notable el cariño que tiene por su ex equipo, club que le dejó compañeros, amigos y lo construyó como futbolista.
El Titán, el primero en confiar.
Martín Palermo dirigía a Platense y estaba en busca de un viejo anhelo para ser su goleador. Pellegrino había vuelto a Vélez, y así como regresó, se terminó yendo nuevamente a préstamo, en este caso, al conjunto de Vicente López.
-¿Cómo te llegó la oportunidad de Platense?
-La oportunidad llega por él(Martín). Me pidió cuando estaba en la reserva de Vélez para ir a Aldosivi. Después de los primeros seis meses en Estudiantes me vuelve a pedir para Platense, pero decidí respetar el préstamo. Termina mi préstamo y me llama nuevamente; me dijo que tenía ganas de que vaya, que me iba a dar minutos, que sabía que tenía un potencial enorme”.
La influencia de Palermo en la carrera de Mateo se notaba, el joven empezó a amigarse con el arco, y los goles que en algún momento faltaron, se hicieron presentes. El goleador Calamar manifiesta orgullo por haber sido el elegido del Titán, para ser su delantero.
Reconoce que lo marcó porque insistía mucho en los detalles del 9, en su crecimiento y en el cambio de mentalidad de pensar que todas las pelotas que eran de él, podían terminar en gol: “Fue el primer técnico en confiar seriamente en mí, en primera división. Me hizo sentir importante.”
Aquel Platense estuvo al borde de escribir la página más sagrada en la historia del club, a un paso de conseguir la gloria, de salir campeón por primera vez en la máxima categoría del fútbol argentino. Rosario Central lo venció por 1 a 0, con gol de Maximiliano Lovera, por la Copa de la Liga, en el Estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero.
-¿Cuáles fueron las claves de ese equipo de Platense para llegar a una final?
-La unión del grupo. No éramos un equipo virtuoso, no teníamos un estilo de juego definido. Solo sabíamos que cada uno mataba por el compañero que teníamos al lado, era un grupo de hermanos.
Al poco tiempo de haber iniciado el segundo tiempo, el atacante sufrió la fractura de huesos de la nariz y el malar izquierdo, luego de un impresionante choque con el central uruguayo, Facundo Mallo.
-¿Cómo transitaste la lesión en la final?
-En el momento no te podría decir que fue duro porque no me acuerdo. Mi último recuerdo fue despertarme en el segundo hospital, con el médico de Platense que seguía mirando el partido. Estuve 45 minutos inconsciente. Volví a Buenos Aires todo ensangrentado, con la nariz cocida, a programar una cirugía.
A pesar del dolor físico, reconoce que hasta el día de hoy se pregunta qué hubiese pasado si hubiese jugado el segundo tiempo. Además, sostiene que fue una desgracia del fútbol: “Me dolió más el post, el sentir que no pude ayudar al equipo en la final”.
-¿Qué cambió en el club y en el plantel respecto al año pasado?
-Platense es un club que trae muchos futbolistas a préstamo. Cambiaron muchos jugadores pero la base se sostuvo, en cuanto unión y compañerismo los códigos se mantuvieron porque el capitán es el mismo y sabemos que cosas están bien y mal. Dos técnicos tuvimos este año ya. El equipo fue de menos a más, arrancó el año no tan bien. Es cuestión de conocer a los compañeros e ir creciendo colectivamente”.
-¿Para qué está Platense ahora, en este momento?
-Nuestro objetivo es clasificar a la sudamericana, eso es lo que queremos y creo que somos capaces. Estoy convencido de que lo vamos a conseguir. Tenemos que sumar la mayor cantidad de puntos posibles para a fin de año ver si logramos una hazaña histórica para el club”.
En cuanto a números, Pellegrino vive su mejor temporada en materia de cantidad de goles, sumado a que es uno de los goleadores del campeonato.
-¿A qué le atribuís este momento?
-A la paciencia que tuve, al insistir, el saber que el momento iba a llegar. Al trabajo constante, confiar en mí mismo y creer que era capaz de lograr todo esto y más”.
¿Argentina o España?
Lionel Scaloni tiende a citar a algún joven de otra nacionalidad pero que tenga ganas de jugar para Argentina. Como un recluta de futuros talentos y algunos de gran actualidad, se fija si tienen raíces en nuestro país, ya sea de padres o madres argentinos. Algunos casos resonantes son los de Alejandro Garnacho y Nico Paz, nacidos en otros territorios pero que juegan para La Albiceleste.
-Aunque naciste en España:¿Aceptarías jugar para Argentina?
-Si tengo la opción de las dos y me ofrecen lo mismo, elijo Argentina. Yo me siento argentino. Quiero un montón a España, nací ahí, tengo amigos y pasé muchos años de mi vida , pero me considero argentino”.
Mateo Pellegrino tiene con qué aferrarse a la ilusión, no solo al buen presente que tiene, sino que fue citado al seleccionado juvenil argentino Sub 18, en 2019, por Fernando Batista: “Compartí con Enzo Fernández, Alan Varela, Pablo Solari, Santiago Ramos Mingo, Nicolás Valentini y Lucas Beltrán(entre otros)”.
-¿Qué significó para vos haber sido convocado por Batista en 2019?
-Uno de los mejores momentos de mi carrera. No voy a olvidar jamás la primera vez que me puse la remera de la selección, ojalá no sea la última. Ponerme esa camiseta fue una sensación única.
Respecto a si existió algún llamado de España para convocarlo, reconoce que hasta ahora no hubo ningún intento ni de la juvenil ni de la mayor.
Mauricio, más que un padre
Muchos futbolistas cuyos familiares han sido destacados en el deporte y se hicieron de un nombre, tienen que lidiar, injustamente, con que se los observe con la lupa, por el solo hecho de llevar un mismo apellido.
-¿Alguna vez sentiste la presión de portar el apellido?
-No sentía la presión, era orgullo. No lo veía como algo malo. Llegando a primera, varios hinchas pensaban que estaba ahí por mis viejos, pero ellos me hacían sentir que todo lo que lograba era por mérito propio”.
-¿Cuánta injerencia tuvo Mauricio para que tu decisión sea dedicarte al fútbol?
-Fue el que tuvo la impronta del fútbol en mi familia pero fue una decisión propia. Me encantaba desde chico, de ir a verlo a la cancha o cuando dirigía. Nunca me sentí obligado ni empujado por mi viejo ni por mi vieja, en ningún momento de mi vida. Siempre me dejaron hacer lo que quise”.
-¿Cómo separás el rol de él como entrenador con lo que es como persona? ¿Te aconseja?
-Como padre es un 10. Es mi ídolo, mi ejemplo a seguir. Tengo la posibilidad de que me de sus recomendaciones desde el aspecto táctico, técnico, lo que puedo mejorar en la cancha. Después como persona, que sea feliz, que haga lo que me gusta”.
-¿Va a volver a dirigir?
-Ahora está libre, seguramente vaya a volver a dirigir.No se cuando ni donde pero estoy seguro que si”.
Futbolista todo el día.
Llevé facturas pero no quiso comer, su argumento fue que jugaba en dos días. Un joven con mentalidad fuerte, profesionalismo y una disciplina como si fuese lo suficientemente experimentado. El valor que le da al cuidado de su físico y mente, termina siendo un reflejo del éxito que logra dentro del campo de juego.
-¿Cuánto tiempo le dedicás al fútbol por fuera de tu trabajo?
-Soy fanático. Uno es futbolista las 24 horas; está el cuidado físico y mental”.
La otra cara de los goles.
No todo es la pelotita. El futbolista es una persona de carne y hueso que también tiene una vida personal. El hecho de que Mateo se cuide por fuera de su tiempo en el club, no quiere decir que no tenga pasatiempos u otras actividades que le guste hacer.
-¿Qué hacés en tu tiempo libre, por fuera del fútbol?
-Tengo hobbies, me gusta mirar series con mi novia, pasar tiempo con ella y mis amigos. Tengo mucha gente que me quiere y aprovecho mi tiempo libre para estar con ellos”.
-Debido a tu alta estatura: ¿Nunca se te dio por practicar otro deporte?
-Jugué a todos los deportes habidos y por haber, no seriamente. Nunca les dediqué clases”.
Lo menos pensado es su pasión y habilidad por tocar la batería. Un talento oculto que desarrolló, en un principio mirando tutoriales, para luego tomar clases. El instrumento que fue un pedido de cumpleaños, lo llevó a formar parte de una banda.
“Me gustaba mucho tocar las canciones de Bon Jovi y Red Hot Chili Peppers. Una persona me dijo que tocaba excelente, que tenía que ir a clases a perfeccionar; fui seis meses y toqué como cuatro años. Después seguí tocando solo, como hobbie. Esos meses que hice clases, formaba parte de una banda”, reveló el goleador.
El futuro es prometedor.
Una vez culminada la Liga, Pellegrino deberá retornar a Vélez, en caso de que Platense no ejecute la opción de compra. Sin embargo, el delantero manifiesta que es un jugador que se centra mucho en el presente y que verá lo que suceda, respecto a su futuro.
-¿Lo trabajás mentalmente con alguien?
-Lo he trabajado con un coach, lo trabajo con el psicólogo del club, pero es propio también. Medito todos los días, me ayuda a la hora de jugar y entrenar, a estar enfocado al 100%”. El trabajo mental es igual de importante que lo físico y no se le da tanta atención.”
Respecto a cómo vivió mentalmente su paso por Estudiantes, sostiene: “No era menos por no hacer goles, no me sentí en ningún momento menos. Sabía de mis cualidades, virtudes y seguí perfeccionando”.
Pellegrino y la postura de meditación para festejar un gol, actividad que realiza todos los días para cuidar su salud mental.
-Le convertiste a 2 de los 5 grandes:¿Te gustaría jugar en alguno?
-Jugar en un grande estaría bueno pero no tengo uno en particular en el que me gustaría jugar. Ya jugué en Vélez que para mí es un grande, campeón mundial. No sé qué más necesitás para ser un grande. Estudiantes también es un club grande”.
En sentido a si alguno de los cinco equipos denominados grandes lo quiso en algún momento, revela que hubo intereses pero nunca una oferta formal.
-A pesar de que aún sos joven: ¿Te gustaría seguir ligado al fútbol en un futuro lejano?
-Hoy te diría que no me gustaría, No sé porque siento que más adelante me va a costar despegarme del fútbol, en algún sentido voy a seguir ligado.”
-¿Cuáles son tus metas como futbolista? ¿A qué aspirás a corto y largo plazo?
-Mi meta es todos los días ser mejor futbolista y persona, es lo que me trajo hasta acá. A corto plazo estar entre los 3 máximos goleadores del campeonato, que me lo propuse a principio del torneo.
En lo que respecta a sus objetivos a largo plazo, afirma: “Ver si puedo dar el salto al fútbol europeo a fin de año. Sueño en grande con jugar un Mundial, para la selección Argentina”.
Decir que era el más humano de los dioses ya aburre. Ya cansa. Ya no dice nada. Decir que era el más humano de los dioses es mentir. Es exagerar. Es fantasear. Maradona no era un dios. No era todopoderoso. No era omnipresente. Ni mucho menos era un santo. Maradona era humano, eso sí. Un humano lleno de errores, de debilidades, de problemas, pero también de sueños y esperanzas. Y toda esa humanidad que englobaba el Diego se ve reflejada en el mural realizado por Mariano López en la entrada del partido de La Matanza.
El primer Maradona que se ve es uno muy chico, dando sus primeros pasos en el fútbol, defendiendo los colores de los Cebollitas. Ese nene que con poco más de 10 años ya demostraba que iba a ser un distinto, un fuera de serie. Dejaba tanto la piel en el terreno de juego que si las cosas no salían como él quería, lloraba. Como lo hizo aquella vez en 1973 cuando, tras perder en la semifinal de los Juegos Evita, provocó que un pequeño rival se le acerque y le dijera: “No llores, vas a ser el mejor jugador del mundo”. Cualquiera podía notarlo, ese chico tenía algo especial.
Si en 1973 el que lloraba era Maradona, en 1986 el que lo hacía era quien anteriormente se había acercado a consolarlo. No solo él, sino que todo un país derramaba lágrimas. Que Diego haya tenido entre sus manos la Copa del Mundo no provocó que la herida de la guerra se cerrase, ni tampoco fue consuelo para los padres que perdieron un hijo en el campo de batalla, ni mucho menos hizo que los desaparecidos vuelvan sonriendo a sus casas. Pero fue una excusa. Una excusa para olvidarse de todo. Sirvió para que cada uno de los habitantes de la nación pueda abrazarse a la bandera y dejar sus problemas y sus dolores a un lado, para todos juntos estar orgullosos de ser argentinos. Ese es el segundo Maradona que se ve en el mural, el alegre, el buen tipo, el que sabe que le dio a un pueblo herido una razón para festejar después de mucho.
El tercero transmite felicidad y tristeza. Sé que es contradictorio, pero es imposible describirlo de otra manera. Es un festejo que ilusionó. Un gol que parecía marcar que la hazaña era posible. Una goleada ideal para comenzar con un nuevo sueño mundialista. Sueño que se derrumbaría tan solo seis días más tarde, cuando al astro le cortaron las piernas. Maradona llegaba a Estados Unidos con ganas de comerse al mundo, de demostrar que seguía intacto. Pero fracasó, y no como los dioses, sino que como los humanos.
Y como muestra de humanidad, llega el cuarto Maradona. El que tocó fondo pero supo levantarse. El que vivió etapas buenas y no tan buenas pero que ahí estaba, con una sonrisa. Ya en sus últimos años de vida y preparándose, sin saberlo, para regresar a la Argentina y dirigir en el país al que tantas alegrías le dio como jugador y como persona.
Estas cuatro etapas de su vida están inmortalizadas hace ya tres años en La Matanza, en la Avenida Don Bosco y la Avenida Diego Armando Maradona, la cual fue renombrada en honor al diez en el momento de su fallecimiento. Mariano López contó que lo hizo porque para él: “Maradona es lo más grande que hay por todo lo que hizo adentro y afuera de la cancha. Muchas veces se podría haber hecho el distraído y hacer la suya y sin embargo siempre estuvo del lado del pueblo”.
El repaso que hace el mural por la historia del Diego lo muestra tal y como fue, con sus errores y sus virtudes. Porque Maradona no era un genio, no era un ejemplo, no era ni bueno ni malo, ni santo ni diablo, era mucho más que todo eso. Era humano.
En un barrio en la ciudad de Chivilcoy, donde las paredes hablan más que cualquier discurso, un mural de Diego Maradona se alza como un faro de recuerdos y pasiones. Este no es solo un mural: es un testamento, una celebración y, quizás, un duelo. En el aniversario de su muerte, la imagen de Maradona, pintada con los colores de la gloria, nos recuerda que su figura sigue viva en cada rincón de Argentina, en cada rincón del mundo que lo vio jugar y amar el fútbol como nadie más
Ubicado en la calle 76 y Miguel Calderón, el mural de Maradona comenzó a tomar forma en pleno diciembre, solo un mes después de su muerte. Adrian López, con pinceles en mano, trazaba sobre la pared de la plaza ‘José Ramón Ponce’ una imagen tan vibrante como eterna. En vísperas del 2021, fue inaugurado oficialmente por los vecinos, tres imágenes con los colores de la gloria son los que se observan, acompañadas de su emblemático número de dorsal, 10.
En vísperas del 2021, el mural fue inaugurado oficialmente por los vecinos. Tres imágenes de Diego, cada una pintada con los colores de la gloria, en una, Maradona con la pelota, la camiseta azul y blanca flameando al viento; en otra, su rostro refleja esa mezcla de concentración. En la tercera, un intento de chilena que recorre el mundo y, por último, un detalle que no podía faltar: el número 10, Maradona fue el que hizo del número 10 un mito, un culto, una religión.
Este mural no solo es un reflejo de lo que Maradona representa para los argentinos, sino que también guarda una historia muy personal. Hoy conocida como la plaza “José Ramón Ponce”, hace 38 años, este lugar era un humilde potrero, mejor conocido como “la canchita de Feliche”, donde los niños del barrio se reunían para jugar al fútbol con sueños en los pies y Maradona en el corazón. En 1986, cuando Argentina se coronó campeón del mundo, esos mismos niños celebraron la gloria en esa pequeña cancha, haciendo su propia vuelta olímpica.
Adrián López, uno de esos chicos, hoy convertido en artista y tatuador, decidió que 38 años después, ese lugar debía ser recordado de una manera única. No solo como el sitio donde se forjaron sus primeros sueños futbolísticos, sino como un homenaje a Maradona, la figura que marcó la vida de generaciones enteras. Pintó el mural no solo para recordar al Diego, sino también para cerrar un círculo personal, para rendir homenaje a aquel niño que alguna vez soñó con ser parte de esa historia, y que hoy, con un pincel en mano, lo cuenta a través de una obra que llevará el alma del barrio por siempre.
En un país con tanta influencia artística como el nuestro, basta con recorrer las calles para encontrarse de cara con arte en cualquiera de sus versiones: gente haciendo malabares en un semáforo, shows en las plazas, músicos callejeros y hasta murales en cada esquina. Tampoco es una sorpresa que gracias a la pasión que sentimos por el deporte, estas dos cosas suelen combinarse, regalándonos canciones que narran las proezas de grandes atletas, libros que rememoran hitos inolvidables y gigantografías de algunos de los ídolos más populares de nuestra historia. Si hay un personaje por excelencia que logra englobar todos estos conceptos es Diego Armando Maradona.
Desde el 30 de octubre de 1960 Maradona fue dejando su huella por cada uno de los lugares que visitó. Su recorrido empezó en su casa de Villa Fiorito, pasando por la Paternal y la Boca, tocando el cielo con la mano en Ciudad de México y Nápoles, marcó su paso en Barcelona, Sevilla, La Plata, Avellaneda entre otros y el mundo enteró se rindió ante unos pies que terminaron su paseo en el Jardín Bella Vista, partido de San Miguel, donde frenaron para disfrutar de un descanso eterno. Sin embargo, la figura de Diego sigue igual de viva que siempre, lo podemos ver cualquier día, a cualquier hora, con su espíritu plasmado en camisetas, canciones, y también en las paredes. Solo es necesario alejarse unos pocos metros del lugar donde descansa su cuerpo para volver a toparse con él, más específicamente en la esquina de las calles Mayor Irusta y Americo Vespucio. Allí, en la fachada de lo que actualmente es un bar llamado “El Chato”, se encuentra la obra, que según palabras del propio autor, Damián Ferro, busca representar las distintas etapas en la vida del “Diez”; “desde que estaba en Cebollitas, hasta que levantó la Copa del Mundo”.
El mural tiene una historia particular y es que en el momento en el que el autor se enteró del fallecimiento del astro, publicó en su página de Facebook que regalaría cinco murales en diversos barrios en honor a Maradona. Esto causó una pequeña revolución en sus redes y, gracias a un vecino de la zona, dió con esta famosa esquina que en ese momento no era más que una farmacia abandonada. La obra comenzó el 2 de diciembre de 2020 y finalizó 19 días después. Desde el primer instante la reacción de los vecinos fue positiva, agradeciéndole con nostalgia y lágrimas en los ojos. El local en sí mismo cobró valor, algunas personas se interesaron en comprar el edificio simplemente por la fachada, además de que ahora tenía un sentido comercial. Mientras lo pintaba, un turista que vino desde Malasia para dejar flores en la tumba de Diego se acercó para agradecerle por lo que estaba haciendo . Tras una buena charla forjaron una amistad y gracias a ese extranjero, que le mostró a una empresa de arte de su país el trabajo de Damían, en pocos días viajará a Malasia para realizar una muestra de arte dedicada a los dos más grandes números 10 que ha tenido nuestro país.
La muerte de Diego provocó muchos cambios en la vida cotidiana de un barrio que hasta ese momento era uno más del Conurbano Bonaerense. Se convirtió en un punto turístico. Además de flores, ahora se vende cualquier cosa relacionada a Maradona. Las paredes están adornadas por representaciones del “Diez” o frases como: “Acá descansa D10S”. A pesar de que el Cementerio es privado y de alto nivel, el barrio es más bien humilde. El contraste en sí mismo es un poco poético conociendo la historia de vida de quien allí descansa. Para la gente de la zona es un orgullo que Diego esté ahí, y no dudan en hacerlo saber y, más allá de eso, para muchos significa una posibilidad de ganarse unos pesos extras. Lejos de verse molestos por el cambio de movimiento en el lugar, la comunidad está abierta para recibir personas de cualquier parte del mundo que vienen a conmemorar a uno de los más grandes futbolistas que hayan existido.
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Ubicado en la esquina de Maestro Irusta y Américo Vespucio, frente a la entrada del Jardín Bella Vista, cementerio en el que fue enterrado Diego Armando Maradona, este mural, regalo de Damián Ferro para toda la comunidad, busca retratar las distintas facetas de la vida de Diego, desde que estaba en cebollitas, hasta que levantó la Copa del Mundo. Esta obra que comenzó el 2 de diciembre de 2020 y finalizó 19 días después, se encuentra bien en el centro del corazón de la gente del humilde barrio de Mariló, en el partido de San Miguel. Además guarda consigo más de una anécdota, como que gracias a la visita de un turista que vino desde Malasia para visitar la tumba del Diez y que quedó fascinado con la pintura, su autor fue invitado a realizar una exposición sobre Messi y Maradona dentro de pocos días en dicho país.
“Un perro mueve la cola con su corazón”, escribió el poeta estadounidense Martin Buxbaum. De ser así, el perrito negro que vivió en Villa Crespo en los años ’30 debió haber tenido un corazón muy bohemio, porque cada vez que Atlanta anotaba un gol, parecía que el rabo se le saldría de lugar.
En 1929, en la calle Humboldt, había dos canchas de fútbol enfrentadas en diagonal: la de Atlanta y la de Chacarita, que ya para ese momento eran el clásico rival del otro. Sobre Fitz Roy y Muñecas, a casi dos cuadras del Cajoncito, vivía Francisco Belón, socio número 84 del Bohemio que pintaba el tanque de agua de azul y amarillo sin importarle que la mayoría de sus vecinos eran Funebreros.
Camilo Di Bella era el canchero de Chacarita, y a finales de ese año encontró a un perrito con aires de salchicha en las inmediaciones del club. Como no podía quedárselo, se lo regaló a Francisco, a quien conocía del barrio.
Este lo nombró Napoleón, y al igual que su tocayo Bonaparte, el perrito fue un conquistador; no de territorios mediante estrategias militares, pero sí de futboleros y con una pelota en las patas, porque lo primero que hizo Belón fue entrenarlo, y para jugar al fútbol, Napoleón distaba de ser un perro. Acompañaba a su dueño a todos los partidos y aprovechaba la entrada en calor y el entretiempo para lucirse en la cancha. “Se sabe que hacía jueguitos, le tiraban la pelota y la cabeceaba”, confirmó Edgardo Imas, historiador de Atlanta que contribuyó a reconstruir parte de la historia del club. Ignacio Belón, nieto de Francisco, relató: “Mi papá (Osvaldo Belón) no llegó a conocerlo, pero mi abuelo le contaba que, en los partidos, Napoleón salía del vestuario con los jugadores y en la previa lo hacían atajar. También decía que, aunque según el mito los perros ven en blanco y negro, él distinguía los colores de la camiseta, era un espectáculo”.
Francisco decía que Napoleón sería famoso. Entraba a la cancha con los jugadores, con quienes tenía una gran relación; uno de ellos, el santafesino Lorenzo Tornaroli, le daba pastafrola. Durante los partidos, corría tras el alambrado siguiendo el desarrollo del juego y ladrándole a los rivales. Cuando ganaba Atlanta, se iba a su casa moviendo la cola; y cuando perdía, caminaba con el rabo entre las patas. Acompañaba al equipo incluso a los enfrentamientos como visitante. “En ese entonces no se permitían perros en el tren, y mi papá me contaba que, cuando pasaba el guardia, le decían ‘Napoleón, escondete abajo del asiento’, y él lo hacía”, narró Beatriz Belón, hija de Francisco, para TyC Sports.
La simpatía de los hinchas le dio paso a la adoración el 22 de noviembre de 1936. El Bohemio enfrentaría a Talleres en Remedios de Escalada, y Napoleón estaba, como siempre, esperando en el túnel para ingresar con el plantel visitante. Los recibimientos a los equipos en el fútbol argentino siempre fueron característicos por su intensidad, incluso en los años ’30, y una bomba de estruendo asustó al perro, que huyó a esconderse. El partido inició sin la presencia de la mascota, y Atlanta se llevó a los vestuarios una derrota por 5 a 1. En el entretiempo, a Napoleón, que había estado acurrucado debajo de una de las tribunas, se le pasó el miedo y volvió a alentar con su fiereza habitual. Atlanta empató el partido tras anotar cuatro goles en el segundo tiempo, el último, agónico al minuto 86. El paticorto bohemio era la cábala heroica de la jornada.
“A partir de 1936, Napoleón se hizo famoso y durante ese año y el siguiente, los medios acostumbraban a sacar menciones sobre él y su presencia”, aseguró Imas, quien basó parte de su investigación en esos archivos. “Empujándola con la cabeza, entre el cogote y la espalda, a toda velocidad entre las piernas de quienes intentaban quitársela, el perrito atajaba y gambeteaba y era saludado por una ovación del público”, escribió Félix Frascara en una edición de El Gráfico de 1937 sobre el entretiempo de un Atlanta-River que terminó 4 a 1 a favor del Millonario. Ese partido lo jugaron Carlos Peucelle, Bernabé Ferreyra, Adolfo Pedernera y José Manuel Moreno, pero el periodismo no analizó la goleada, ni el fútbol de estos cuatro. Apareció en la tapa de la revista Alumni y en caricaturas: “Hubo ayer un hincha fuera de orden común: el ‘hincha-can’ que resultó un perrito negro que se pasó corriendo detrás del alambrado al vaivén de la pelota”.
El torneo de 1938 comenzó un domingo para Atlanta, que empató 2 a 2 ante Platense en Villa Crespo. Ese partido fue el último que vio Napoleón.
Atlanta debía jugar ante Estudiantes en La Plata, y Francisco estaba en la puerta de su casa ultimando los detalles del viaje con sus amigos. Un ladrido emitido desde la vereda de enfrente llamó la atención de Napoleón, que corrió a investigar, pero nunca llegó a destino; lo embistió un Buick negro en medio de la calle.
Salieron obituarios en casi todos los medios. “Napoleón, el perrito hincha de Atlanta, ha muerto trágicamente”, tituló el diario Crítica, y siguió: “Ya ha desaparecido de los fields. Un automóvil traicionero, en el trajinado tráfico de la capital, lo dejó destripado en una calle cualquiera”.
La necrológica del periodista Borocotó para la revista El Gráfico insinuó que el perro que le ladró “quizás fuera de Chacarita Juniors, y Napoleón sintió vibrar su alma de hincha bohemio, picó en busca de explicaciones y cayó para siempre bajo las ruedas de un automóvil”. Y agregó: “¡Napoleón! Seguía gritando su dueño. Ya no jugará más. Atlanta saldrá solo, sin su perrito gambeteador que tenía alma de futboler rayada de azul y amarillo. Tornaroli no comprará más pastafrola para darle al pichicho. No se escuchará del otro lado del alambre el ladrar que la hinchaba de afuera”.
El club le pidió los restos a Francisco para hacerse cargo de los costos de embalsamarlo y el cusquito quedó inmortalizado como una estatua. El objetivo fue que siempre quede registro de su leyenda y nunca se ponga en duda la veracidad de su existencia. Pero tampoco es loco pensar que lo embalsamaron para nunca condenarlo a rodearse de funebreros.
Estuvo en la cancha en 1940, cuando Atlanta le ganó a Independiente y se salvó del descenso en la última fecha; en 1960, cuando se inauguró el nuevo estadio; en 2004, por el centenario bohemio; y en varias ocasiones especiales para el club. Hoy, vive con Ignacio e Inés, nieto y nuera de Francisco. Cuando Inés se casó con Osvaldo Belón, y su marido heredó a Napoleón, el perro pasó a adornar el living de su hogar. “No me acostumbré tan rápido, es un poco intimidante tener un perro embalsamado, pero ahora ya está, pasaron muchos años”, narró. Hoy, el pichicho “duerme” con ella en su habitación, cubierto con un nylon para protección.
Aunque pasaron más de 80 años de su muerte, el perrito bohemio sigue haciendo de las suyas. “Lo llevé al clásico de agosto en 2022, en el León Kolbowski. Atlanta estaba jugando mal y perdía 1 a 0, entonces me puse con Napoleón atrás del arco y nos hicieron un penal. Empatamos 1 a 1 en el minuto 82 cuando estábamos más para perderlo. Si hubiéramos ganado, habría salido por todos lados”, contó Ignacio.
El año pasado lo transcurrió expuesto en el Museo Histórico Nacional, de donde volvió “más brilloso y con las orejitas arregladas”, según el nieto de Francisco, que es quien se encarga de sacarlo para que respire, de peinarlo, lustrarle la tabla y asegurar que el legado continúe, en principio, mediante su hija de cuatro años, Victoria, que, si bien aun no comprende del todo lo que es Napoleón, entiende que a él aplica una frase que su papá heredó de generaciones pasadas y le repite a ella: “Es Belón, como vos y como yo, y es de Atlanta”.
Los grandes recuerdos habitan en los pequeños lugares, es por ello que en la Av. Monroe al 4848, un mural de la icónica foto de Diego Maradona levantando la Copa del Mundo de 1986, realizado por Silvia Spelzini en 2021, en modo de representación a “el amor de los argentinos” por este gran ídolo.
“Quise transmitir la alegría de haber llegado a cumplir su sueño” afirmó Spelzini, fue un encargo del kiosco lindero, lugar del cual pertenece la pared, tras haber visto el trabajo de la artista, una pintura sobre “El Pelusa” siendo director técnico de la selección argentina que está ubicado en la esquina de Plaza y Quesada. Ese mural hizo que la contactaran para hacer el que ahora habita en la avenida.
Desde que lo terminó, es una parada obligatoria para las personas que pasan por el lugar, es un recuerdo vivo de la alegría de un país y un “acto de entrega que se completa en la mirada y contemplación de cada observador”, según la artista.
También lo describió como un “generador de pasiones”, el mismo sentimiento que la motorizó para finalizar el mural en tan poco tiempo, tres jornadas de cuatro horas. Eso fue lo que tardó el proceso de inmortalizar a Maradona, que con tan solo colores y formas logró plasmar lo que fue para ella y para muchos: el mejor jugador de la historia.
Lo sostenían siete manos, una representación simbólica de los clubes que lo marcaron a él y al fútbol argentino: Boca Juniors, Argentinos Juniors, River Plate, Platense, Independiente, Racing y San Lorenzo, sin embargo, en 2023 fue rediseñado para sacarlas porque “Maradona trascendió cualquier camiseta”, según el kiosquero y dueño del espacio. Un gesto de apoyo y pertenencia que demuestra que el Diego está en todas partes del país y no solo dentro de una cancha. Es por ello que, debajo de donde estaban las manos, hay dos frases que remarcan su valor como persona: “Si me muero, quiero volver a nacer, quiero ser futbolista y quiero volver a ser Diego Armando Maradona” y “Un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra”, sellado con un “D10S 1960 – ∞” para eternizarlo.
La muralista también es vecina, vive en Villa Urquiza y su arte se convirtió en una manera de embellecer y darle identidad a las calles que la rodean. No es la primera vez que pinta, antes de retratar al “Barrilete Cósmico”, ya había dejado su huella con murales dedicados a otros símbolos de la cultura argentina como lo fueron Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Norberto “Pappo” Napolitano, entre otros.
Materializado en una esquina de un viejo taller mecánico en el barrio de Versalles, yace un triple mural de Diego Armando Maradona, inaugurado en diciembre de 2020, días después de su fallecimiento. Lascano y Gallardo son las calles que atestiguan cada día el arte de Pablo Ruarte, el autor de la obra.
Es pintor y muralista desde hace diez años, pero empezó a dedicarse más de lleno en aquel año de pandemia, pintaba “lo que sea” porque quería trabajar. Antes, su principal ingreso lo lograba siendo docente de educación plástica y arte. Comenzó a promocionar sus trabajos por las redes sociales y, en una de sus publicaciones en Marketplace de Facebook, recibió un mensaje de un hincha de Boca que “quería representar en el portón de su taller al ‘Diego’ en diferentes momentos de su vida”. En ese ida y vuelta casi instantáneo, el dueño del lugar le envió las imágenes que quería retratar y las del espacio disponible para hacerlo.
En cuestión de días, Ruarte se presentó en aquella esquina para decorar el portón —situado entre dos paredes vacías— con una imagen de Maradona en la previa del partido frente a Alemania Federal en la final del Mundial de México 1986, cuando la Selección Argentina estaba por entonar las estrofas del himno nacional. Una vez allí, el dueño le especificó los otros dos pedidos: una imagen del “Diego” cuando jugaba en Boca y se había teñido el famoso mechón amarillo en el pelo, y otra cuando estaba en el palco de la Bombonera con la musculosa de Boca mientras se fumaba un habano. Una a cada lado del portón.
Cuando ya estaba terminado el mural del medio y se puso a diagramar los bocetos de los del costado, un hincha de Vélez se le acercó y lo increpó porque estaba colocando dos imágenes con la camiseta de Boca en la zona del “Fortín” —a siete cuadras del estadio José Amalfitani—. En ese momento, otro vecino se involucró en la discusión para apaciguar el enojo de aquel hombre y lograr que Pablo pudiera seguir trabajando. Ante esto, las consecuencias fueron determinantes: entre el dueño del lugar y el muralista se decidió tapar esa imagen y reemplazarla por una de Maradona en el Napoli. En cuanto a la otra, acordaron sacarle los colores de Boca a la musculosa y pintarla de color negro, sólo dejándole el escudo del club.
Sin embargo, a los días el escudo tuvo que ser suprimido porque hinchas de Vélez lo habían vandalizado para que no se viera, y lo mismo sucedió con el del Napoli. Para Ruarte fue un aprendizaje que le permitió “ser más precavido y selectivo a la hora de aceptar pedidos relacionados al fútbol”. Pero no sólo se llevó aquella enseñanza: el dueño del lugar le quedó debiendo una mínima parte del dinero que tenía que pagarle para solventar los gastos de los materiales y de la mano de obra, motivo por el que Pablo nunca más volvió a pasar por ahí ni a hablar con él. A pesar de este suceso, reconoció que afortunadamente son más los clientes que valoran su trabajo.
Finalmente, tras dos días y medio de trabajo y varios retoques inesperados, la obra se completó en sus tres frentes: en el medio —la más grande y representativa—, Maradona con la camiseta de Argentina previo a su logro futbolístico más importante; al costado derecho, con la camiseta del conjunto napolitano de la vez que ganaron el Scudetto en 1987, primer título del “Calcio” en la historia del club; y del lado izquierdo, con la musculosa negra lisa y el tatuaje del Che Guevara en su brazo derecho, mientras sostenía un habano en el palco de la Bombonera, el estadio donde más disfrutó jugar.
Cada una refleja tres momentos distintos en la vida del “diez” —y uno con un guiño hacia Boca—, tal como había pretendido el dueño de aquel taller que hoy es un depósito de bebidas. Sin embargo, las tres tienen algo en común: la mirada del “Diego” al horizonte, esa que supo brillar tanto en su plenitud y que, aunque días atrás se había apagado, ahora quedaría inmortalizada en la retina de quienes se detengan a disfrutar de ese mural.