miércoles, octubre 15, 2025
Home Blog Page 5

El asesinato de Emanuel Balbo

Por Santiago Clas

El 15 de abril de 2017, en el entretiempo del clásico entre Belgrano y Talleres en el Estadio Mario Alberto Kempes, Emanuel Balbo, de 22 años, fue asesinado por otros hinchas luego de ser arrojado de la tribuna. La víctima era hincha del Pirata, lo confundieron por error como hincha de la T, fue perseguido, golpeado y finalmente tirado desde la popular Willington media. La caída de 4 metros le provocó heridas muy graves en la cabeza y quedó en coma en el Hospital de Urgencias. Dos días después, pese a los esfuerzos médicos, murió. 

La investigación determinó que el ataque no fue producto de la casualidad ni de un malentendido. El joven había reconocido en la tribuna a Oscar “Sapito” Gómez, quien había atropellado y matado al hermano de la víctima de 14 años, en 2012, mientras corría una picada. La agresión ocurrió cuando Gómez incitó a que comience la brutal golpiza diciendo que Emanuel era hincha de Talleres.

Durante ese año, la familia realizó incansables reclamos y pedidos de justicia hasta que en marzo de 2019, la Cámara 12 del Crimen dictó condenas ejemplares. Gómez fue sentenciado a 15 años de prisión como instigador del homicidio. Otros cuatro acusados recibieron penas: Matías Oliva fue condenado a 10 años y 8 meses por homicidio agravado, Darío Vergara a 11 años y 7 meses, Pablo Robledo y Yamil Salas a 7 años y 2 meses. Mientras tanto, Hugo Acevedo fue condenado a 2 años de prisión en suspenso por robarle las zapatillas a Emanuel cuando agonizaba, y Cristian Oliva, padre de uno de los condenados, resultó absuelto. Por el hecho, Belgrano sufrió sanciones deportivas: la AFA le prohibió al club jugar con público local en Córdoba durante casi 5 meses. 

Alejandra Mercado, mamá de Emanuel, recordó el momento cuando se enteró de lo sucedido en una entrevista para “La Nación” el día que se cumplieron 8 años de la muerte de su hijo: “Estaba en Bialet Massé, en la casa de quien era mi cuñada. Una vecina me dijo que Emanuel había tenido un accidente. Y yo creía que era un accidente de tránsito, pensé que se había caído en la moto de su amigo Lucas, con quien había ido a la cancha. Cuando íbamos llegando al dique San Roque escuché que dijeron los datos filiatorios de las personas involucradas y lo nombraron a él. Quería bajarme ahí mismo.”

Una noche estrellada: La carrera por la que Flavio Briatore fue expulsado de la Fórmula 1

Por Bruno Migliore 

Se corrió el Gran Premio de Singapur, circuito donde hace 17 años tuvo lugar uno de los mayores escándalos en la historia de la Fórmula 1: El “Crashgate”. 

El Gran Premio de Singapur de 2008 fue histórico desde antes de empezar ya que fue la primera carrera de Fórmula 1 en llevarse a cabo de noche gracias a las luces artificiales que iluminaban las calles del circuito Marina Bay.  

Para esa carrera, la número 18 del calendario de ese año, Lewis Hamilton con McLaren lideraba el campeonato del mundo. Detrás, por tan solo un punto, se encontraba Felipe Massa, el piloto brasieño que corría para Ferrari y que lograba la “pole position” de ese fin de semana. 

Aunque el verdadero protagonista de esa noche sería el equipo Renault, escudería que en esa época era dirigida por Flavio Briatore, actual jefe del equipo de Alpine, y que tenía a los pilotos Fernando Alonso y Nelson Piquet Jr, que saldrían en el puesto 15° y 16° respectivamente. 

La carrera comenzó con normalidad hasta la vuelta 12, cuando Alonso haría una muy pronta e inesperada parada en boxes. Tan solo dos vueltas después su compañero de equipo, Piquet Jr, sufrió un accidente contra el muro en la curva 17 lo que provocaría la salida del “safety car”. Cabe destacar que en esa época no se podía hacer parada en boxes durante la salida del auto de seguridad, por lo que una vez que este se retiró de la pista todos los demás pilotos entraron desesperados a cambiar neumáticos y cargar combustible. Quien no tuvo que preocuparse por esto fue Fernando Alonso, que con su temprana parada en boxes se aseguró un primer puesto que mantendría hasta el final de la carrera.

El escándalo saldría a la luz un año después gracias a Nelson Piquet Jr, que tras ser expulsado de Renault reveló que Flavio Briatore le había ordenado chocar a propósito para beneficiar a su compañero de equipo, a este arreglo se lo conoció como “Crashgate” 

Esto llevó a una exhaustiva investigación por parte de la Federación internacional del automóvil (FIA) con juicios de por medio. Piquet Jr no se vio afectado ya que pidió inmunidad antes de confesar. Por su parte, Fernando Alonso salió absuelto tras comprobar que supuestamente desconocía este arreglo. 

Flavio Briatore no se salvó, ya que fue castigado con una suspensión de por vida para participar en competiciones de la FIA. Aunque años después un tribunal francés anuló la condena y el italiano regresó a la Fórmula 1 en 2024 como asesor ejecutivo de Alpine. Pero en 2025, tras la renuncia de Oliver Oakes, ocuparía el puesto de director de equipo. Con ese lugar Briatore tomaría la decisión de contratar a Franco Colapinto como piloto de reserva, puesto donde estaría poco tiempo hasta ocupar el asiento que antes le perteneció a Jack Doohan. 

Este fin de semana el argentino participó del Gran Premio de Singapur por primera vez con Alpine, donde terminó en el puesto 16° sin poder aún sumar sus primeros puntos en la temporada 2025.

 

Jonathan Aquino, deportista de boccias: “Me gustaría que la sociedad empiece a informarse más sobre esta discapacidad”

Por Malena Gomez

Cada 6 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Parálisis Cerebral. Es una fecha destinada a visibilizar y reivindicar los derechos de las personas con esta condición y generar conciencia. La iniciativa surgió en 2012, impulsada por la Cerebral Palsy Alliance de Australia y la United Cerebral Palsy de Estados Unidos. Actualmente esta jornada cuenta con el apoyo de más de 500 organizaciones en 65 países.

La parálisis cerebral es una discapacidad producida por una lesión en el cerebro, que afecta a la movilidad y a la postura de la persona, limitando su actividad. De hecho se determina como una pluridiscapacidad porque afecta a distintas habilidades motoras. Sin embargo, el desarrollo físico, motor y social de la persona puede mejorar a través del deporte, como boccia, fútbol, natación o atletismo adaptado.

El deporte como motor de vida 

La boccia es un juego de estrategia y precisión que se adaptó como deporte paralímpico en el año 1970, para ser jugado por personas con parálisis cerebral, que se designan por cuatro categorías: BC1, BC2, BC3 Y BC4.

Jonathan Aquino, integrante del seleccionado argentino de boccias, cuenta lo fundamental que es el deporte en su vida teniendo parálisis cerebral y que tener una discapacidad no es un impedimento para hacer lo que te gusta: ”Luché mucho por ser quien soy hoy y los logros que conseguí a través del deporte. En mi caso, fue fundamental el apoyo de mi familia y las personas que me rodean”.

Aquino, resalta que su llegada a la selección le cambió la vida: “Con esfuerzo, dedicación y constancia logré representar a mi país. Luché mucho, era un sueño muy lejano y hoy hace 11 años que estoy en el equipo. Además me abrió la puerta para competir en torneos internacionales y de vivir la experiencia única de participar de los Juegos Paralímpicos en Tokio 2020”.

El deportista morenense destaca que el deporte adaptado también cuenta con atletas de alto rendimiento que merecen mayor reconocimiento: “Me gustaría que la sociedad empiece a informarse más sobre esta discapacidad. Somos personas con distintas condiciones que, muchas veces, la mayoría desconoce. La inclusión es fundamental, y es necesario que todas y todos conozcan los distintos deportes para personas con discapacidad”.

¿Vuelve a pelear Chávez Jr.?

Por Dante Durso

El boxeador mexicano Julio César Chávez Junior volverá a subirse a un ring luego de que su padre, la leyenda mexicana Julio César Chávez, lo confirmara en un encuentro con la prensa en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Lo curioso de su vuelta al cuadrilátero es que “el Junior” se encuentra en libertad condicional tras ser extraditado desde los Estados Unidos por tráfico de armas y por extender la duración de su visa.

A comienzos de julio de este año fue detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) por irregularidades en los documentos. El hecho acabó con el exilio del púgil mexicano a su país natal, dónde la Fiscalía General de la República tiene un caso abierto a su nombre que lo vincula con el Cártel de Sinaloa, organización criminal ligada al narcotráfico, hace seis años. También se conoce que Chávez Junior tuvo una relación muy cercana con los hijos del “Chapo” Guzmán. El excampeón de peso mediano se casó con Frida Muñoz, exesposa y madre de una hija de Edgar Guzmán. Cuando él fue asesinado por una banda rival en 2008, el exboxeador se hizo cargo de la crianza de la niña.

Chávez cumplió parte de su sentencia en la cárcel federal número 11 de Hermosillo y, aunque pasó un mes en una prisión de EEUU, el pasado 24 de agosto Enrique Hernández, juez de control, decretó que podía seguir su proceso judicial en libertad condicional. Esto fue lo que la FGR presentó a la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada. Por el momento no se tiene certeza de su futuro, tanto en la cárcel como arriba del cuadrilátero. Aunque, según su padre, el próximo 13 de diciembre volvería a subirse al ring en una pelea de exhibición en San Luis Potosí.

La final que marcó el clásico cordobés

Por Agustina Lamenti, Luna Lorenzo y Azul Ramos

Córdoba, 1998. El fútbol cordobés vivió su capítulo más vibrante el 5 de julio de 1998, cuando Talleres y Belgrano se enfrentaron en lo que bautizaron como la “Final del Siglo”. Aquel día, la ciudad se paralizó y quedó dividida entre los colores albiazules y celestes con el ascenso a Primera División en juego. El escenario: el estadio Chateau Carreras (hoy Mario Alberto Kempes), repleto y al borde del colapso emocional.

En aquella temporada 1997/1998, la B Nacional contaba con 32 equipos y estaba dividido en 2 zonas de 16 a partidos de ida y vuelta. Los 8 mejores pasaban a la etapa campeonato y el resto etapa permanencia. Talleres había llegado tras eliminar a Atlético Tucumán, mientras que Belgrano había dejado atrás a All Boys. Pero el morbo no era solo por el ascenso: era el primer clásico oficial en una instancia tan decisiva.

En el partido de ida, jugado el 1 de julio en Alberdi, Talleres se impuso 1-0  con gol de José “Cachi” Zelaya a los 38 minutos del primer tiempo, ante 35 mil personas. La ventaja parecía darle aire a la “T”. En la vuelta, Talleres salió decidido a ponerle fin a la historia. Daniel “Chanchita” Albornós puso en ventaja al local, pero minutos antes del final del partido ”el pirata” cordobés reaccionó y lo dio vuelta 2 a 1, con goles del capitán Luis “Chiche” Sosa y del delantero Cristian Carnero. “En los clásicos hay que dejar todo en la cancha e irse sabiendo que hiciste el mayor de los esfuerzos”, asegura Sosa. 

Con el global igualado 2-2, todo empezaría de cero en los penales. La definición desde los doce pasos fue una montaña rusa de emociones para los hinchas. Cristian Carnero fue el encargado de patear el primer penal para Belgrano, con solidez y frialdad definió al medio del arco, mientras que Mario Cuenca, con su mala intuición, se deslizó por la línea del arco hacia su derecha. Gustavo Lillo, con la 14 en su espalda, empató el marcador al darle un derechazo a la pelota para que vaya al ras del piso y entre a la derecha de Bernardo Ragg. Fernando Clementz erró su penal y le dio por primera vez en los 180 minutos la ventaja al “Pirata”, pero Diego Alarcón no pudo aprovecharlo y tampoco convirtió. Manrique tuvo nuevamente la oportunidad de darle el triunfo a Belgrano, pero el arquero de la “T” puso firme las manos y le dijo no. 

Para cerrar una tanda colmada de emociones hasta el último segundo, las expectativas de los hinchas de la “T” recayeron sobre Roberto “Lute” Oste. El delantero de Talleres y ex jugador de Belgrano, convirtió su penal, consiguió la victoria por 4 a 3 ante el equipo de Alberdi y dejó su firma en la historia del fútbol cordobés. “Nunca pensé que un gol pudiera marcar el resto de mi vida, es como mi segundo cumpleaños”, dice “Lute”.

Oste recuerda haber vivido la final con mucha fe: “Se había formado un grupo muy lindo, sabíamos que no se nos podía escapar”. Así fue como Talleres consiguió el ansiado regreso a Primera, bajo la dirección técnica de Ricardo Gareca. Fue una jornada histórica, no solo por el ascenso, sino por el marco, la tensión, y el significado emocional que representó para toda la provincia. Lo curioso es que, a pesar de no haberse impuesto ante su clásico rival en la Final del Siglo, Belgrano se quedó con el segundo ascenso ese año, tras derrotar a Aldosivi en el reducido.

Actualmente, la T es el único club del mundo que consiguió el ascenso y al año siguiente se consagró campeón de un título internacional (Copa Conmebol 1999). Además, el equipo de Barrio Jardín lleva más de 17 años sin perder un partido oficial ante la B.

 

Un ladrido de gol: los perros del fútbol

Por Luna Leylen Lorenzo, Agustina Lamenti y Gerónimo Micheltorena 

Existen vínculos eternos entre clubes del fútbol argentino y los animales, en particular con los perros. Hoy te vamos a contar la historia de Boneco, Grana y Diesel.

En la década del 70, cuando Independiente brillaba, nació un fuerte vínculo con un perro llamado Boneco y aquel Independiente que brillaba.

Los años 70 fueron la época más gloriosa para Independiente: ganó 4 copas Libertadores (1972, 1973, 1974 y 1975), 3 interamericanas (1973, 1974 y 1976), 1 intercontinental (1973) , 2 metropolitanos (1970 y 1971) y 2 nacionales (1977 y 1978).

Ese equipo lleno de ídolos como Ricardo Enrique Bochini y Ricardo “Chivo” Pavoni también tuvo un héroe inesperado: Boneco, un perro que se transformó en cábala. Su dueño, Juan Carlos “Lolo” Musladin Alumá, un periodista que contrajo una gangrena en la pierna, aseguraba que el animal lo había curado lamiéndole las heridas durante tres años. Lolo y Boneco se hicieron conocidos en televisión hasta que un día conocieron al plantel del rojo. Desde entonces, Boneco se convirtió en un integrante más: viajaba en avión con el equipo, entraba a la cancha en cada partido y era considerado un talismán. Su muerte, a principios de los años 80 junto con la de Lolo, selló para siempre una historia de lealtad y afecto que todavía recuerdan los hinchas y ex jugadores como Pavoni. Boneco no solo acompañó títulos: conquistó el corazón de todos en Avellaneda.  

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por El Equipo Deportea (@equipotyd)

Durante la pandemia en 2020, otro club del conurbano bonaerense apostó por un vínculo distinto con los animales. Lanús decidió incorporar a Grana, una perra rescatada de la calle, para acompañar en la vida cotidiana a los juveniles que viven en la pensión lejos de sus familias. La perrita se volvió una compañera emocional para los chicos, la alimentan y la cuidan. “Cuando te sentís mal está Grana para acompañarte, a veces viene a dormir a la habitación con nosotros”, contó Mateo Peralta, jugador de la categoría 2007. Para Diego Aguirre, coordinador de la pensión, la llegada de la perra ayudó a dar contención y responsabilidad a los jóvenes. 

En la actualidad, los clubes encontraron otro formato para vincularse con los animales: asociarlos de manera oficial. Plataformas como SportyFanPet permiten que hinchas asocien a sus perros y gatos a las instituciones deportivas con carnet, número de socio y beneficios.

Así nació en 2020 la historia de Diesel, el perro de Alan Cressi, secretario de administración e hincha de Temperley. “En muchas familias, los perros son un integrante más, así que la propuesta me pareció súper original e innovadora”, explica Cressi. El mejor regalo que pudo percibir fue que Diesel conociera la cancha. A partir de esto Cressi bautizó a su perro como el “gasolero”, apodo que recibe el Temperley.

Desde Boneco en la época dorada de Independiente, hasta Grana en el presente de Lanús y Diesel como socio simbólico de Temperley, los animales pasaron a ser un integrante más. Como cábala, compañía emocional o socio formal, su presencia confirma que el fútbol, además de ser un juego, es afecto, pertenencia y que se generan vínculos que trascienden la lógica del resultado.

 

El pibe bandido que materializó sus sueños

Por Lautaro Paez

De chico, Wenceslao Mansilla parecía tener el camino torcido. Su primera pasión había sido el fútbol, siempre soñó con ser un futbolista profesional, pero lo que más lo atraía no era la pelota sino la pelea. Era un adolescente conflictivo, con carácter explosivo y propenso a meterse en líos. En las calles encontró el ring antes de conocerlo en los gimnasios, se peleaba seguido, defendía a sus amigos en boliches sin medir las consecuencias. Hasta que el boxeo apareció como un refugio inesperado. Ahí, entre guantes y sogas, descubrió una disciplina que lo ayudó a dominar sus impulsos y a canalizar esa violencia que amenazaba con devorarlo.

En esos años oscuros también tuvo un compañero fiel: su perro Peligro. Lo acompañó en los momentos más difíciles, cuando parecía que todo estaba en contra. Mansilla siempre recuerda que aquel animal fue su primer mejor amigo, el que le dio compañía cuando más la necesitaba. Cuando murió, decidió llevarlo siempre con él, utilizó a Peligro como su apodo y bautizó a su equipo con ese mismo nombre.

La vida no se la hizo fácil. Trabajó de albañil, soportó días de sol inclemente, noches de cansancio y jornadas de 12 horas. Aun así encontraba fuerzas para entrenar. Peleó en escenarios imponentes, conoció países de primer nivel como Francia, España, Estados Unidos y Canadá, entre otros. Vivió derrotas que lo pusieron en un pozo sin fin y victorias que lo hicieron soñar en grande. Una de las imágenes que más lo marcaron fue posar con la bandera del “Team Peligro” frente a la Torre Eiffel, sin poder creer que ese chico rebelde del barrio había llegado tan lejos gracias al boxeo.

Pero ninguna pelea lo marcó tanto como la que libró afuera del cuadrilátero, la relación con su madre, Estela durante años, estuvo marcada por la distancia y los desencuentros. Sin embargo, todo cambió cuando a Estela le diagnosticaron cáncer. “Wensy” y su hermana estuvieron a su lado, acompañándola en cada etapa de la enfermedad. Fueron 34 días intensos, de cuidados, charlas, risas y silencios que permitieron una reconciliación que parecía casi imposible. El dolor de su partida llegó demasiado pronto, pero también dejó en él una enseñanza imborrable, la posibilidad de sanar vínculos cuando todo parece perdido.

Su abuela de Buenos Aires también fue un pilar importante, a ella le regaló sus primeras medallas, como si cada victoria no le perteneciera solo a él, sino también a esa mujer que lo sostuvo desde el afecto más puro. Hace apenas unas semanas, esa presencia también se apagó, falleció apenas cinco días antes de una pelea clave en su carrera.

El viernes 12 de septiembre, Wenceslao volvió a subirse al ring después de casi 5 meses. En los papeles, era un combate más, pero en realidad fue uno de los más significativos de su vida. Por primera vez no subió nervioso. Llevaba en su pantalón los nombres de su mamá y de su abuela, como un modo de hacerlas presentes en la pelea. Esa noche derribó tres veces a su rival y se quedó con una victoria contundente. Pero el triunfo verdadero estuvo en otro lado, en el instante en que su hermana, al ver los nombres en el pantalón, rompió en llanto. Era la certeza de que Wenceslao no peleaba solo.

A los 39 años, el boxeador paranaense entiende que su historia no se mide solo en estadísticas. Cada golpe, cada caída y cada regreso fueron parte de un recorrido mucho más íntimo, el de reconciliarse con su madre, el de agradecerle a su abuela, el de recordar a su perro Peligro, el de encontrar en el boxeo una forma de transformar el dolor en fuerza. Esa noche de septiembre fue quizás la pelea más emotiva de su carrera, no por el nocaut, sino porque subió al ring con el corazón lleno de nombres, memorias y lealtades que lo acompañarán para siempre.

El arquitecto que dejó su huella en el deporte argentino y mundial

Por Lautaro Ávila, Katrina Botta y Malena Gómez

Alejandro Castro, el arquitecto que soñaba con tener los planos debajo del brazo y el
casco puesto en Avellaneda, logró construir estadios míticos de la Argentina y parte de la Villa Olímpica de Barcelona 1992.

Castro dejó su huella arquitectónica en los principales clubes de fútbol argentino y hasta en el Luna Park.

Castro llevaba un sueño tatuado en su mente: “Desde muy chico tenía la idea de ser
arquitecto, y me acuerdo de haber ido a la primaria con mi madre, que nos hicieron un test
vocacional en sexto o séptimo grado, y yo dije `quiero ser arquitecto´, y la psicóloga que me hace la consulta me dijo `pero te vas a morir de hambre, vas a terminar manejando un taxi´”.

Esa respuesta fue lo único que necesitaba para fijar la meta de cumplir sus sueños. Tres años después de graduarse como arquitecto en 1986, su talento lo llevó a cruzar el Atlántico: en 1989 fue convocado para un proyecto monumental en Barcelona, como jefe de obra, en vísperas de los Juegos Olímpicos de 1992. Una ciudad que, como él mismo confiesa, le enseñó a pensar a gran escala: “Para mí, eso fue estar en la luna”.

Al volver a la Argentina, Castro no solo trajo experiencia; regresó además con la certeza de que estaba listo para transformar ideas y ejecutarlas en obras concretas. Con su propia
gerenciadora de construcción comenzó a dejar su marca en la ciudad y en el ámbito deportivo.

Su primer gran desafío personal fue el estadio Libertadores de América, de Independiente de Avellaneda, el club de sus amores. Encargado de demoler la Doble Visera, recuerda con tristeza los momentos con su difunto padre: “Yo estaba en las plateas llorando, porque mi viejo había fallecido hacía unos meses. Estaba demoliendo los lugares donde había estado mi viejo de pibe y fue tremendo demoler, hacer escombro todo eso, fue tremendo”.

Pero su talento no se desplegó solo ahí: Estudiantes de La Plata, Racing, Huracán, Morón… Fueron muchos los clubes que le abrieron las puertas a sus proyectos. Para Castro, la clave nunca fue el reconocimiento, sino ver cómo sus proyectos cobraban vida en beneficio de los clubes de fútbol.

Esa reputación que se ganó en el mundo de la arquitectura deportiva, lo llevó a ser convocado para la remodelación del mítico estadio Luna Park.

La vida, sin embargo, le presentó desafíos inesperados. La superación de un cáncer pulmonar cambió su perspectiva radicalmente sobre diferentes aspectos de la vida. Hoy analiza su carrera con satisfacción, consciente de que ha construido mucho más que edificios: ha dejado una huella personal y profesional imborrable. Su espíritu creativo sigue intacto. Aunque siente que ha alcanzado grandes metas, todavía guarda proyectos en el tintero.

Javier Frana sobre ser el capitán de la Selección: “Es un enorme honor, algo que me hace muy feliz” 

Tennis - Davis Cup - Qualifiers - Second Round - Netherlands v Argentina - MartiniPlaza, Groningen, Netherlands - September 12, 2025 Argentina's Francisco Cerundolo celebrates with Argentina captain Javier Frana after winning his singles match against Netherlands' Botic van de Zandschulp REUTERS/Piroschka Van De Wouw

Por Mateo Bartolomei, Juan Sebastian Gradin y Carolina Jazmín Geloso

El 21 de noviembre de 2024 la Selección Argentina perdió 2 a 1 contra Italia por los cuartos de final de la Copa Davis y días más tarde Guillermo Coria, ex número 3 del ranking ATP, decidió ponerle punto final a su estadía como capitán del conjunto argentino. El 4 de diciembre, la Asociación Argentina de Tenis (AAT) anunció a Javier Frana -ganador de la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 junto a Christian Miniussi en dobles- como nuevo capitán de la albiceleste.

El oriundo de Santa Fe será el capitán número 32 de la Selección Argentina y el tercero bajo la presidencia de Agustin Calleri  en la AAT, después de Gastón Gaudio (2018 – 2021) y Guillermo Coria (2021 – 2024).

El debut de Frana fue ante Noruega, en Oslo, por la primera ronda de la Davis. Allí Mariano Navone venció en el último punto a Budkov Kjaer por 6/4 3/6 y 6/4 para que el conjunto argentino se impusiera por 3 a 2 en la serie. Además, Horacio Zeballos, actual número 5 en el ranking ATP en dobles, volvió a ser convocado luego de dos años.

El 13 de septiembre Argentina enfrentó a Países Bajos, en Ámsterdam, por la segunda ronda de la competencia. La albiceleste ganó la serie por 3 a 0. En noviembre enfrentará a Alemania por los cuartos de final y en la antesala de este encuentro el capitán de la Selección Argentina brindó unas palabras. 

-¿Cuál es tu opinión respecto al presente del tenis argentino?

-Siempre es difícil generalizar los resultados de una temporada debido a la variedad de desempeños individuales. Algunos jugadores, como Báez, tuvieron un buen arranque, mientras que otros, como Fran Cerúndolo, mantuvieron un buen nivel hasta Madrid. Aunque en los Grand Slams de este año no tuvieron las mejores actuaciones, otros jugadores como Camilo Carabelli mostraron un crecimiento constante y buenos resultados en la primera parte de la temporada. En general, creo que los resultados están dentro de lo esperado y lo más importante es que siguen teniendo margen para crecer y mejorar.

-¿Qué se siente ser el capitán de la Selección Argentina? 

-Es un enorme honor, es algo que me hace muy feliz, me entusiasma y lo disfruto mucho. Por sobre todas las cosas, en lo personal me siento muy agradecido de lo que me toca vivir en ese sentido. Por otro lado, es algo muy alentador para mí poder acompañar a los chicos no solamente en los días de Copa Davis, sino también a lo largo del año para que tengan un soporte y una contención más si lo necesitan o una opinión. Siempre tratando de ayudarlos en todo momento para lo que necesiten sus equipos y ellos individualmente también.

-Al momento de elegir a los tenistas que formarán parte de la nómina, ¿en qué aspectos te basas? 

-La parte más incómoda es elegir, ya que desarrollé una relación cercana con todos. Esto hace que sea difícil tomar decisiones como seleccionar a uno sobre otro o excluir a alguien. Sin embargo, creo que entienden que mi compromiso es incondicional y está basado en la necesidad de cada uno. Para tomar decisiones considero varios aspectos como la actualidad, la experiencia, los adversarios y la superficie. A veces, las decisiones son muy difíciles debido a la falta de claridad pero al final tengo que tomar una decisión. Lo positivo es que siempre quedan dudas, lo que indica que había opciones y posibilidades para otros.


-En los 4 Grand Slams de la temporada no hubo ningún argentino en la segunda semana (octavos de final), algo que no sucedía desde el 2015 ¿Cuáles crees que son las razones?

-Realmente no sé si hay una razón por la cual no tuvieron buenas actuaciones en los Grand Slams. A veces pueden ser múltiples factores: cuestiones casuales o cómo y con cuánto recorrido se llega. La verdad que no sabría decirte porque cada caso es individual. Acá no es que hay un equipo que no logró tal o cual rendimiento, sino que son individuos que se preparan por separado, que a veces tienen calendarios en alguna parte común y en otras no, tienen situaciones totalmente diferentes y coincidentemente en esos tipos de torneos este año no han podido encontrar su mejor forma.

 

Rosarino y mejor que Maradona, pero no es Messi

Por Vittorio Bianchi

“Fue mejor que Maradona”, dicen. Sí, dicen, porque los que lo vieron jugar son un grupo muy reducido y afortunado. Era otra época; los registros audiovisuales de su juego escasean. Ya de por sí, tenés que ser bueno para ser respetado por la gente de Newell’s y Rosario Central en simultáneo. Que estos estén de acuerdo es algo inusual.

El 17 de abril de 1974, la selección argentina disputó un partido amistoso frente a un combinado rosarino, en la previa del mundial que tuvo sede en Alemania. Un partido con el objetivo de darle rodaje al equipo para llegar aceitado a la competencia. Cualquiera pensaría que el seleccionado nacional iría a entretenerse al Gigante de Arroyito aquel día. Pero había un hombre que no estaba en los planes del conjunto dirigido por Vladislao Cap: Tomás Felipe Carlovich.

Aquella noche nació una historia que todos conocemos, pero nadie vivió. Al entretiempo, los rosarinos ganaban por 3 a 1 y eso fue gracias a un solo hombre. Aquel del bigote, que fue finalmente quien terminó entreteniéndose. Algo que le agrega sabor a la anécdota es que, según se cuenta, Cap tuvo que pedir que sacaran al muchacho de la melena desprolija en el medio tiempo. Los estaba bailando.

El conjunto de la ciudad santafesina estaba compuesto por jugadores de Newell’s y Rosario Central, algo común. Pero había uno solo de los once titulares que no era “Canalla” ni “Leproso”. Y sí, se trataba del “Trinche”. Jugaba en Central Córdoba, equipo que en aquel momento deambulaba por el ascenso. Eso explica muy bien una de sus cualidades: Carlovich jugaba para divertirse. Lo demostraba con su estilo de juego elegante, de pisada y gambeta, y también lo demostraba jugando para el equipo que él amaba y no por el que más dinero le dejaba.

Porque sí, el “Trinche” era eso. Un día era el de aspecto extraño que se bailaba a los mejores jugadores del país y al otro iba pedaleando por el barrio hacia su entrenamiento con el “Charrúa”. Una historia que demuestra que para ser recordado y, sobre todo, para que reconozcan tu talento, no hace falta ni ganar títulos ni jugar en el equipo más grande.

El mito pasará a la historia como “el hombre que fue mejor que Maradona”, pero solo los que lo vieron jugar lo saben. ¿Los demás? Nos tendremos que conformar con escuchar maravillas de él y elegir creer en la leyenda.