miércoles, octubre 15, 2025
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¿Superstición o simple desesperación?: La influencia de la astrología en el fútbol

Por Ramiro Calle Rodríguez

Figuras y equipos de renombre recurrieron a astrólogos y numerólogos para buscar ventajas deportivas, aunque la mayoría mantuvo estas acciones en secreto.

La influencia de numerólogos y astrólogos hace años se entrelazó con la preparación mental y las tradiciones en el fútbol profesional. La astrología y otras prácticas esotéricas adquirieron un papel inesperado como herramientas para la toma de decisiones deportivas y la gestión emocional.

Desde la planificación de fichajes hasta la elección de fechas para partidos cruciales, algunos clubes y figuras de alto perfil realizaron rituales y consultas a especialistas en busca de obtener una ventaja competitiva o protección simbólica, aunque esto se observó principalmente en prácticas personales y no como una política institucional documentada.

En Boca Juniors, la actividad del reconocido astrólogo deportivo, Giorgio Armas fue tema de debate tras la final de la Copa Libertadores perdida ante Fluminense, cuando explicó que recomendó una formación inicial diferente a Jorge Almirón y sugirió incluir a Darío Benedetto desde el comienzo, pero el entrenador optó por otra alineación. La coincidencia de cambios y números vinculados al “7” avivó la polémica entre hinchas y medios, mientras Armas sostuvo que, si bien él asesoraba, la última palabra perteneció siempre al DT. También anticipó que “habría limpieza en el equipo” en 2024 y promovió para ese año nombres como Martín Palermo o Fernando Gago de cara al futuro xeneize.

Si bien, es una práctica que los clubes deciden no divulgar, Armas se presenta en su cuenta oficial de X como astrólogo de Boca Juniors, Racing Club, Talleres de Córdoba y hasta la Selección Argentina, entre otros.

Germán Burgos, exarquero de River Plate y exasistente técnico del Atlético de Madrid, sorprendió al revelar que utilizó los signos zodiacales como herramienta para analizar los distintos perfiles emocionales de sus futbolistas y decidir cómo armar grupos compatibles. Burgos sostuvo que consultó las cartas astrales para prever cómo cada jugador podría reaccionar ante diferentes situaciones y que, según su experiencia, la compatibilidad zodiacal pudo influir en la armonía general de un plantel.

Un caso emblemático es el de Raymond Domenech, quien como técnico de la selección de Francia llegó a tomar decisiones sobre la alineación de sus jugadores basándose en sus signos zodiacales y la interpretación de las cartas astrales. Durante el Mundial de 2006, bajo esta metodología, dejó a Robert Pires de lado por ser de escorpio, a Ludovic Giuly por ser de cáncer, y envió a David Trezeguet al banco de suplentes por ser de libra. El equipo alcanzó la final, aunque perdió ante Italia y Zinedine Zidane fue expulsado en ese partido decisivo.


“Los de escorpio no son buenos para el grupo. Se matan entre ellos”, además agregó: “Los de cáncer y libra son poco beneficiosos”, había anticipado un año antes en una entrevista televisiva.

Posteriormente, en 2010, tras la polémica eliminación de Francia en la primera ronda, resurgió el debate sobre la influencia y los límites de la astrología en la toma de decisiones deportivas.

Diego Simeone, por su parte, habló abiertamente con la prensa sobre su interés por la astrología y cómo lo combina para decidir el armado del plantel. “Las características de la gente según su signo son similares y prestamos atención para ver cómo le podemos sacar lo mejor a cada uno”.

Algunos equipos o directivos eligen mantener estas acciones en la más absoluta reserva y limitan el acceso a la información, mientras que otros las integran abiertamente en su dinámica institucional.

Los argumentos a favor de la astrología en el fútbol centraron su atención en su capacidad para fortalecer la confianza y el ánimo del plantel. Especialistas sostuvieron que la elección de fechas, la evaluación del potencial de los deportistas y las “energías planetarias” pudieron influir positivamente en el rendimiento colectivo. Sin embargo, ningún club principal del fútbol europeo reconoció oficialmente el uso de la astrología como parte de su política institucional.

A pesar de la falta de respaldo científico, la astrología mantiene su lugar como recurso emocional y simbólico en el universo futbolístico. El debate sobre la utilidad real de estas prácticas permanece abierto. Mientras algunos exjugadores y directivos las consideran parte de la mística y el folclore del deporte, otros las ven como superstición o estrategias de marketing dirigidas a los aficionados.

Touba Niang: el senegalés que vino para hacer historia en el boxeo argentino

Por Nicolás Tracchia

Touba Niang no nació en Argentina, pero su historia ya es parte del boxeo de este país. Llegó desde Senegal, dejando atrás una familia enorme. Más de treinta hermanos y una infancia donde todo se aprendía a fuerza de trabajo y voluntad. Tenía apenas quince años cuando decidió cruzar el mundo buscando un futuro. Pasó por distintos países, por días sin certezas, por noches sin techo, hasta que encontró en Quilmes un lugar donde empezar de nuevo.

El idioma, el clima, la distancia, nada fue sencillo. Pero en medio de esa adaptación, Niang descubrió algo que lo acompañaría para siempre: el boxeo. En un gimnasio de barrio comenzó a entrenar con constancia, mezclando sacrificio y pasión. Allí transformó su cuerpo y su historia. El ring se volvió su refugio, su espacio para demostrar que el esfuerzo tiene sentido.

Desde su debut profesional en 2024, Touba Niang no ha parado de crecer. A fuerza de disciplina y humildad, fue ganando peleas, sumando experiencia y respeto. Su boxeo combina velocidad, potencia y una determinación que no se enseña: se trae de adentro. Anoche volvió a ganar, manteniendo su invicto: 8 triunfos, 6 de ellos por nocaut (8-0-0, 6 KOs).

Hoy, con 24 años, se dedica de lleno a entrenar y competir, con la mirada puesta en los títulos nacionales y, más adelante, en el sueño mundialista. Representa a los dos países con orgullo, y a una historia que inspira a muchos: la de quien empezó desde cero, luchó contra todo y nunca bajó los brazos. Cada vez que sube al ring, Touba pelea más que una pelea. Pelea por su pasado, por su familia, por el lugar que se ganó a los golpes.

Roland Garros: ¿Quién fue y por qué se llama así el mítico torneo?

Por Francisco Tinelli y Theo Gostanian

Este domingo se cumplieron 107 años de la muerte de Eugéne Adrien Roland Georges Garros, un mítico piloto francés que fue sorprendido por un ataque alemán en 1918, en plena Primera Guerra Mundial. Había nacido el 6 de octubre de 1888 en la ciudad de Ardenas. Fue un auténtico pionero de la aviación, siendo el primero en cruzar el Mar Mediterráneo sin escalas. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, formó parte de la aviación francesa, con la que logró varias victorias para los aliados.

Pero, ¿por qué el torneo de tenis se llama de esta manera? Para 1927, se disputó la vigésimo segunda edición de la Copa Davis. En la final se enfrentaron Estados Unidos y Francia, quien conseguiría el título y, tras ganar la copa, este país y la Federación de Tenis construyeron un estadio al oeste de París con la única condición de que dicho recinto se llamara Roland Garros en honor al héroe de la aviación caído.

La estatua del aviador Roland Garros, que le da el nombre al Grand Slam francés, en el ingreso al predio

Sin embargo, el torneo tal como se lo conoce se inauguró en 1891 como Campeonato de Francia, desde entonces ha sido uno de los eventos más importantes del calendario tenístico, que favorece los peloteos largos y pone a prueba la resistencia y estrategia de los jugadores. Roland Garros es uno de los cuatro Grand Slam, que son las competiciones más importantes del tenis mundial junto a Wimbledon, Australian Open y el US Open; además, es el único que se juega en polvo de ladrillo y el tercero más antiguo. Se celebra anualmente en París, Francia, entre mayo y junio, y es el segundo de los cuatro torneos mayores en cuanto al orden del calendario ATP.

El máximo ganador del torneo es el español Rafael Nadal, quien marcó una época en el campeonato francés. El ex tenista se proclamó campeón en 14 ocasiones, el que más veces lo ganó en la historia. El primero fue en año 2005 y el decimocuarto en 2022. Un récord que marcó fue el haber ganado la “Copa de los Mosqueteros” en cinco ocasiones consecutivas, del 2010 al 2014. Otros que dejaron su huella en el torneo fueron el sueco Bjorn Borg con seis títulos y el serbio Novak Djokovic con tres.

El tenis argentino también tiene su capítulo dentro del certámen. Guillermo Vilas fue campeón de la edición 1977 y Gastón Gaudio en el año 2004, donde venció en una recordada final a su compatriota Guillermo Coria.

Curiosidades

El apodo que conlleva el trofeo: “La Copa de los Mosqueteros”. El motivo es en honor a cuatro tenistas que llevaron adelante la era dorada del tenis en Francia. Estos son René Lacoste, Jean Borotra, Jaques Brugnon y Henri Cochet.

El primer campeón fue el británico H. Briggs, lo cual suena algo irónico ya que Roland Garros se creó y sólo permitía franceses o residentes en el país. Por esto último, Briggs fue habilitado para disputar el torneo.

En 1973 la final se disputó un martes, debido a que las condiciones climáticas no permitieron que se llevara a cabo el fin de semana previo, algo completamente inusual ya que las finales se juegan los domingos. En aquella ocasión el rumano Ilie Năstase venció al yugoslavo nacido en Croacia, Nikola Pilic.

 

Las veces que Pelé brilló en tierras argentinas

Por Bautista Sagasti

Fuerza, salto, técnica, pegada, mentalidad, esas y muchas más cualidades tenía Edson Arantes do Nascimento, apodado O Rei -más conocido como Pelé- y considerado para muchos el mejor jugador de la historia. Los argentinos, si bien la mayoría cree que es el tercero en esa discusión, tenemos mucho respeto hacia él porque jamás adoptó el papel de villano o del enemigo futbolero. De hecho, con Diego Maradona mantuvo una relación muy buena a lo largo de su vida, y a Messi lo ha halagado en reiteradas ocasiones, e incluso lo eligió por sobre Cristiano Ronaldo para un supuesto equipo ideal.

Pelé y Maradona en su primer encuentro en abril de 1979.

A la par de su buena relación con las figuras argentinas, también hemos sido testigos de su excelso fútbol en nuestras tierras, y es que el astro brasileño ha visitado muchas veces nuestro país para disputar partidos con el Santos: en total son 39 los encuentros que jugó aquí, de los cuales ganó 24, empató 9 y perdió tan solo 6. Su primera vez fue en el Campeonato Sudamericano, hoy Copa América, en 1959, torneo en el cual O Rei finalizó como goleador con ocho tantos y fue elegido mejor jugador del certamen; las víctimas del brasileño fueron Perú, Chile, Bolivia, Paraguay y Argentina. El formato en ese entonces era por puntos, y la Verdeamarela terminó ubicada en la segunda posición con 10, uno menos que Argentina.

Tres años después, fuimos espectadores de la primera coronación del Rei do Futebol en la Copa Libertadores cuando Santos jugó ante Peñarol, vigente defensor del título, un desempate en el Monumental como estadio neutral para definir quién se quedaba con la tercera edición del torneo. Los brasileños se impusieron 3-0 con dos de Pelé y gritaron campeones del certamen por primera vez en su historia. En toda la competición jugó cuatro partidos y convirtió 4 goles.

Pelé y Antonio Rattín, en una de las finales de la Libertadores que disputaron Santos y Boca en 1963.

Gracias a su estrella, Santos se clasificó directamente a las semifinales de la edición siguiente, según regía el sistema de disputa de ese entonces, y festejó su bicampeonato del torneo continental tras ganarle a Boca y dar la vuelta olímpica en La Bombonera. Ante unas 55 mil personas, no hubo sorpresa por parte de un Boca que padeció casi toda la primera parte de la ida de la final en Brasil, y aunque Pelé no logró convertir, el Santos se llevó el primer encuentro por 3-2. El equipo dirigido por Aristóbulo Deambrossi salió a jugar la vuelta a matar o morir. El entrenador argentino ordenó una marca férrea sobre Pelé, que vio de cerca el césped en más de una oportunidad por el juego brusco de los hombres boquenses. Boca se imponía 1 a 0 y la serie estaba igualada. Quedaban casi 45 minutos para definir a un ganador, pero lamentablemente para Boca, allí Pelé apareció en su máximo esplendor y se agrandó en la difícil. Primero asistió a Coutinho para la veloz reacción del Santos, que a los 6′ del segundo tiempo igualó las acciones, y luego definió cruzado de derecha tras una maniobra espectacular dentro del área y sentenció el resultado a 10 minutos del final.

En 1973 llegó su última función en el país: el 5 de diciembre Huracán festejó en el Palacio Ducó su primer campeonato de Primera División obtenido poco tiempo atrás, y para coronarlo convocó al Santos de Pelé, que en aquel momento jugaba uno de sus últimos partidos en el club brasileño, ya que el astro se retiró del club a mediados del año siguiente para representar al Cosmos de Estados Unidos.

Pelé y Carlos Babington en la última función del astro en 1973.

La convocatoria para el amistoso fue hecha por el mismo César Luis Menotti, quien viajó a Brasil para convencer al mismísimo O Rei de jugar ese partido por lo que representaba para el público argentino. Santos goleó por 4-0 con goles de Edu, Nené Belarmino y Leo Oliveira. Pelé marcó el segundo gol con un exquisito remate que fue volando por sobre las cabezas de los jugadores del Globo y se metió en el arco defendido por Roganti.

Esa noche, en las tribunas de la cancha de Huracán, había un chico de 13 años que miraba por primera vez a su ídolo en un estadio. Cuando lograron reunirse en 1979, este chico, llamado Diego Armando Maradona, le confesó a Pelé que había ido a verlo aquella noche a Parque Patricios.

Maximiliano Padilla: “Tuve dos operaciones de tumores”

Por Adriano Bianchini 

Durante años, su nombre pareció desvanecerse del mapa del fútbol argentino. Hoy, con 30 años, Maximiliano Padilla puede mirar atrás y entender que su mayor logro no fue un ascenso ni un gol, sino haber vuelto a jugar después de atravesar lo que parecía imposible. Su historia, silenciosa y conmovedora, habla de resistencia, salud y amor por el juego.

“Estuve entre cinco o seis años sin jugar, mucha gente no lo sabe, pero tuve dos operaciones de tumores, inyecciones constantemente, corticoides, tiroides, diabetes… un combo de todo”, cuenta con la serenidad de quien aprendió a convivir con las cicatrices. No lo dice con dramatismo, sino con la naturalidad de alguien que ya atravesó el dolor y lo convirtió en aprendizaje. “El cuerpo se acostumbró a estar así, a jugar de esa manera, y siempre lo hice así”, agrega, como si hablar de su calvario fuera apenas un detalle más en una vida marcada por el esfuerzo.

Padilla nació en Rosario de la Frontera, Salta, y desde chico su destino parecía ligado al fútbol. Pasó por las inferiores de Boca Juniors, donde compartió generación con varios que más tarde llegarían a Primera. De ahí siguió su camino por el interior: Central Norte, Progreso de Rosario de la Frontera, Estudiantes de Río Cuarto, Gimnasia de Mendoza. La pelota siempre estuvo cerca, hasta que el cuerpo le puso un freno. Entre 2018 y 2023, el fútbol se detuvo para él. Fueron años de médicos, tratamientos, operaciones y silencios. El cuerpo no respondía y la cabeza, muchas veces, tampoco encontraba respuestas. “Me moría por jugar nuevamente”, reconoce. Lo que para muchos fue una pausa, para él fue una batalla diaria entre el deseo de volver y la aceptación de los límites.

En ese tiempo, también aparecieron las críticas. Algunos lo señalaban por su estado físico o por las lesiones constantes, sin conocer el trasfondo de su historia. Padilla prefería callar. Sabía que no todos los procesos se entienden desde afuera. Las redes, los hinchas y el entorno muchas veces juzgan sin saber, pero él eligió mantenerse firme, enfocado en su recuperación, lejos del ruido. Su regreso no necesitaba explicaciones: solo tiempo y trabajo.

Su paso por Quilmes, su último club, fue la confirmación de que el regreso no siempre tiene que medirse en minutos jugados o estadísticas. A veces, volver es simplemente eso: volver. Volver a sentirse futbolista, volver al vestuario, volver a entrenar, volver a escuchar el sonido de la pelota rodando. En un ambiente donde las historias de superación se consumen rápido, la suya merece detenerse un poco más: porque no hay épica sin sufrimiento, ni vuelta sin caída previa.

La carrera de Padilla no fue lineal ni brillante. Pero ahí reside su valor. En un fútbol que mide todo en goles, títulos y rendimientos, su historia muestra el otro lado: la fragilidad, la enfermedad, la recuperación y el coraje. Porque Padilla no regresó para demostrarle nada a nadie. Lo hizo para cumplir una promesa que alguna vez se hizo a sí mismo: seguir jugando, incluso cuando el cuerpo diga lo contrario.

Froilán González, el primer piloto en ganar con una Ferrari

Por Delfina Gatti

Un día como hoy, pero en 1922, nació en Arrecifes José Froilán González, uno de los nombres más grandes del automovilismo argentino. Fue figura clave de la Fórmula 1 en sus primeros años y pasó a la eternidad cuando le dio a Ferrari su primera victoria en la máxima categoría, el 14 de julio de 1951 en el circuito inglés de Silverstone.

Con su estilo aguerrido y técnico, Froilán dominó aquel Gran Premio con la Ferrari 375 y venció nada menos que a su compatriota y amigo Juan Manuel Fangio, que competía para Alfa Romeo. A partir de ese día, el Cavallino Rampante se empezó a consolidar como una potencia mundial y el nombre del argentino quedó ligado para siempre en la historia del automovilismo.

En sus inicios, con pocos recursos pero mucho ingenio, comenzó a competir en las legendarias carreras de Turismo Carretera y en pruebas regionales de ruta abierta, donde rápidamente llamó la atención por su habilidad al volante y su instinto competitivo.

Su primer gran salto llegó en 1947, cuando se midió con los mejores del país en competencias de larga distancia. Al poco tiempo cruzó al otro lado del Atlántico junto a otros pioneros argentinos para correr en Europa, aventura reservada para muy pocos en aquellos años. Allí conoció a Fangio, con quien entabló una amistad y rivalidad que marcaría una era.

A lo largo de su trayectoria en la Fórmula 1, el Cabezón disputó 26 Grandes Premios en los que consiguió 2 victorias, 7 podios y 6 vueltas rápidas. Más allá de los números, fue un embajador del talento argentino en el mundo, reconocido por su humildad y pasión por los autos.

Ya de vuelta en la Argentina, su nombre volvió a destacar con las victorias en las 500 Millas de Rafaela en 1958 y 1959. También brilló en un certamen triangular de Fuerza Limitada disputado entre Brasil, Uruguay y Argentina, donde se consagró campeón en 1959 y 1960. Más adelante, desde su rol de director deportivo, fue protagonista de una transformación histórica: impulsó la llegada del Chevitú al Turismo Carretera, un modelo que marcó un antes y un después en la categoría.

González falleció el 15 de junio de 2013, a los 90 años, pero su legado sigue vivo en cada homenaje de Ferrari y en su Arrecifes natal, donde el automovilismo es casi una religión.

Agustina Maldonado: símbolo de All Boys y promesa en River

Por Malena Reggiani

En cada rincón de la Argentina, en cada provincia, en cada pueblo, en cada barrio, hay una pelota. El fútbol es un fenómeno que trasciende edades, clases sociales, culturas y géneros. En Santa Rosa, La Pampa, esa pelota encontró a Agustina Maldonado.

Con apenas 16 años, ya vistió la camiseta de las selecciones juveniles de Argentina, firmó contrato con River y carga con una historia que la trasciende: la de haber abierto camino en All Boys, el club donde todo comenzó. Allí, cuando todavía no existía un espacio para mujeres, ella insistió con jugar, entrenó junto a los varones y terminó siendo, sin querer, una de las responsables de que la institución abrazara el fútbol femenino.

Durante su infancia, Agustina pasó por varios deportes, pero siempre supo que su pasión era correr tras la pelota. Muchos de sus familiares habían jugado en All Boys de Santa Rosa, pero el club no tenía fútbol femenino entre sus disciplinas, lo que parecía cerrar una puerta. Sin embargo, su papá, Horacio, se reunió con el encargado de las infantiles y pidió que se la incluyera en el equipo…un equipo de varones.

Desde los seis años la santarroseña era la única nena que entrenaba fútbol en el club. Así fue durante varios años, siempre logró destacarse. Jugó torneos masculinos durante su camino en infantiles, pero en las categorías más grandes, no se permite el fútbol mixto.

Su rendimiento la llevó a diferentes pruebas y, en una de ellas, captó la atención de los veedores de River Plate. Con apenas diez años la convocaron para medirse con jugadoras Sub 15. Desde entonces, el Millonario la tuvo en la mira y ella viajaba cada tanto para entrenar y jugar amistosos en Buenos Aires.

Mientras tanto en Santa Rosa, Yasmín Roston, hija del presidente de All Boys y preparadora física, fue la encargada de iniciar el proyecto de fútbol femenino en el club. En 2021, se oficializó el ingreso del fútbol femenino a la Liga Cultural y, con solo 12 años, Agustina fue la figura de la Primera División de un equipo que hizo historia luego de consagrarse a nivel local, provincial y bicampeón en la Copa Federal.

River la volvió a llamar, esta vez para formar parte del plantel Sub 14 que, más tarde, disputó el Torneo Desarrollo organizado por Conmebol, en el que logró destacarse. Fue entonces que Christian Meloni, entrenador del seleccionado Sub 17, la vio jugar para el equipo rioplatense y la convocó para ser parte de la Sub 15, convirtiéndose en la primera jugadora de un club de La Pampa en llegar el equipo nacional. Los llamados de AFA fueron cada vez más frecuentes y, tras varios entrenamientos, en marzo de 2024 fue citada para jugar el Sudamericano Sub 17 en Paraguay, siendo la más joven del plantel con 14 años y 11 meses.

Durante los distintos préstamos que tuvo en River le ofrecieron quedarse en Buenos Aires para jugar en el club. Sin embargo, ella rechazó las ofertas por su corta edad y prefirió seguir entrenando en el club donde dio sus primeros pasos, con varones dos años más grandes que ella, pero sostenía que si quería seguir en el seleccionado debía esforzarse más para no estancarse y el roce con chicos de la categoría 2007 era una forma de exigirse.

En 2024 la mediocampista recibió un homenaje inédito. La Subcomisión de Fútbol del Club All Boys de Santa Rosa presentó un proyecto a la Comisión Directiva para nombrar a las cuatro canchas del club e identificarlas con deportistas que hayan compartido la gloria del club a lo largo de la historia. Una de ellas fue bautizada en honor a Agustina Maldonado.

“Ella tiene solo 15 años, pero nació prácticamente dentro de ese predio y, al jugar al fútbol desde chiquita mezclada con varones, sin querer estaba sentando las bases de la inclusión del fútbol femenino”, expresó Roston, presidente de All Boys.

Finalmente, en agosto de este año Agustina se despidió del club de sus amores con un video en redes, para convertirse en jugadora de River Plate: “Después de 10 años toca despedirme. Tengo mucha alegría porque firmé con River y voy a dar un salto hacia lo profesional, como lo soñé desde que comencé a correr atrás de la pelota. All Boys fue y siempre será mucho más que un club: mi segunda casa, donde crecí como jugadora y como persona. No es un adiós, es un hasta pronto. Gracias por tanto”.

Debido a cuestiones académicas y deportivas, el acuerdo inicial fue un préstamo de seis meses que finalizará en diciembre. Durante este lapso disputará el torneo Conmebol con River y regresará a Santa Rosa para terminar el año escolar y participar de la Liga Araucanía con la selección de La Pampa. A partir del 2026 se mudará a Buenos Aires para convertirse oficialmente en jugadora del Millonario.

Márquez vs Márquez: el duelo de los récords y la ambición

MOTEGI (Japan), 28/09/2025.- MotoGP Ducati Lenovo Team rider Marc Marquez of Spain celebrates his World Champion 2025 title after the race during the Motorcycling Grand Prix of Japan in Motegi, Tochigi Prefecture, northeastern Japan, 28 September 2025. (Motociclismo, Japón, España) EFE/EPA/FRANCK ROBICHON

Por Mariano Centeno

Hace tiempo que Marc Márquez compite para superar sus propios límites. Su competidor más cercano es su hermano Alex, quien también está en Ducati, pero está lejos y ya no lo puede alcanzar. Porque es tan inmensa la diferencia que marca el español sobre el resto, que el pasado fin de semana finalizó segundo, se consagró campeón por séptima vez el Campeonato de MotoGP, y consiguió su noveno título Mundial con cinco fechas de anticipación. Una consagración que lo llevó a igualar la marca del italiano Valentino Rossi, un símbolo del motociclismo, con una estadística asombrosa. 11 victorias y 15 podios en 18 fechas disputadas si se cuenta la de este domingo en el sudeste Asiático. Cabe resaltar que de esos 11 triunfos, siete fueron consecutivos: Aragón, Italia, Países Bajos, Alemania, República Checa, Austria y Hungría. Una racha de victorias que generan que a día de hoy la postal sea la misma: la moto roja de Ducati con el número 93 visible en el coronado frontal que alcanza la línea de llegada antes que todos.

Sin embargo, este fin de semana en Indonesia el rival para Marc fue otro: la ambición por conseguir una victoria en un circuito en el que nunca había logrado un podio en el certamen de MotoGP. Cuando el domingo llegó, la ilusión por saldar una cuenta pendiente le jugó en contra. El resultado fue inesperado: sufrió un accidente con Marco Bezzecchi, quien le pegó con la rueda trasera en la Ducati al español y lo llevó a la leca en la primera vuelta en la curva siete, y terminó con una pequeña fractura en el hombro derecho.

Rápidamente fue traslado a la clínica móvil del circuito para ser revisado de una herida que roza lo nostálgico. El viernes ya había recibido una señal por parte del circuito cuando tuvo una doble caída, pero bajarse de la contienda nunca fue una opción. Las imágenes del accidente impactaron, pero más dolorosos fueron los gestos de su pareja Gemma Pinto que expresaron un shock emocional muy fuerte porque conoce más que nadie, lo que Marc vivió cuando no podía gozar de uno de sus amores.

Fue un golpe en el mismo brazo que recibió cuatro operaciones en 2020 y lo dejó fuera de las pistas por dos años. Una recuperación larga que lo llevó a pensar más de una vez en terminar con su carrera. Los años pasan y desde 2022, año en el que se incluyó a Indonesia en el calendario de MotoGP, sigue siendo un trazado que lo desafía temporada tras temporada.

Sin embargo, le quedan varios asuntos por resolver. Portugal, en noviembre, es el próximo circuito a vencer (allí tampoco pudo ganar hasta ahora). Asimismo, también puede romper su propio récord de victorias en una temporada. Hoy tiene 11 y puede alcanzar y superar las 13 conseguidas por él en 2014, siempre y cuando sepa manejar su desenfrenada ambición por dejar una huella en esta disciplina.

Club Atlético Presidentes de Facto

Por Ariel Atanasio

Durante los años más oscuros de la historia argentina, el fútbol mezclado con la política se calzó los botines y jugó un partido para el olvido. Cuando la argentina estaba siendo castigada por las desapariciones, los asesinatos y las torturas, algunos de los clubes de nuestro país abrieron las puertas a los militares del proceso. A través de honores, palcos y carnets de socios se produjo un apoyo que visto desde un punto de vista actual, se vuelve condenable.

Uno de los casos más representativos de este accionar es el de River Plate, que en 1978 a vísperas del Mundial, la comisión directiva del club en ese momento presidida por el empresario hotelero Rafael Aragón Cabrera, votaba por unanimidad atribuirle la distinción a los genocidas Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti (los tres integrantes de la Junta). Finalmente 19 años después el “Millonario” decidió dar de baja el privilegio de los dictadores en uno de los primeros actos públicos de reparación institucional en nuestro fútbol.

Al otro lado de la vereda, en Boca Juniors ya se habían forjado lazos con miembros del poder militar previamente. En 1972, cuatro años antes del golpe de Estado, durante la presidencia de Alberto J. Armando, Emilio Eduardo Massera fue nombrado socio honorario a través de la Asamblea General Extraordinaria de representantes del club. La distinción se justificaba por “servicios prestados” en relación con la Ciudad Deportiva de la Costanera Sur, un proyecto que, al final, nunca se llevó a cabo. Ese mismo año, el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse también recibió reconocimiento, al ser distinguido como presidente honorario del club.

Con el paso de las décadas, estas distinciones cayeron en el olvido institucional. Sin embargo, durante la gestión de Jorge Amor Ameal, Boca decidió afrontar el asunto: en 2021, a través de una propuesta a la Asamblea de Representantes, se revocaron oficialmente los títulos de socio honorario de Massera y Lanusse.

En el barrio de La Paternal también se registró un caso especialmente polémico. Guillermo “Pajarito” Suárez Mason, uno de los jefes del Primer Cuerpo del Ejército y responsable de numerosos centros clandestinos de detención, fue socio activo de Argentinos Juniors y mantuvo una relación muy cercana con la institución. Se lo vinculó con la contratación de Diego Maradona y con diversos aportes económicos que benefició al club durante los años de la dictadura. Tras recibir el indulto de Menem en los noventa, Suárez Mason regresó a la entidad ya sin su investidura militar. Sin embargo, tiempo después fue escrachado en la puerta del estadio por la agrupación “hijos”. Finalmente, en 1999, la Comisión Directiva de Argentinos Juniors decidió expulsarlo formalmente como socio, marcando un antecedente histórico dentro del fútbol argentino.

En Colón de Santa Fe, el vínculo con el poder militar también dejó su huella. En 1981, cuando el club atravesaba una profunda crisis deportiva e institucional, la dirigencia encabezada por Pedro Giménez decidió nombrar socio vitalicio al general Roberto Eduardo Viola, quien por entonces acababa de retomar la presidencia de facto tras la salida de Videla. En un acto muy simbólico, el club le entregó la llave de oro, un carné vitalicio y un escudito como obsequio distintivo. Mientras los hinchas coreaban en las tribunas “Viola y Colón, un solo corazón”.

Esa escena muestra hasta qué punto la dictadura se infiltró también en la vida institucional del fútbol del interior. Años más tarde, el 16 de junio de 2011, Colón decidió revocar oficialmente la distinción. El acto fue encabezado por el entonces presidente del club, Germán Lerche, junto al Secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, y el diputado Agustín Rossi. En esa jornada se rectificó el contenido del Acta N.º 1.888 del 17 de junio de 1981, en la que figuraban no sólo Viola, sino también Carlos Lacoste y Rodolfo Luchetta como socios vitalicios del club.

Cada caso, desde el palco de River hasta las comisiones del sabalero, revela cómo los clubes (por acción o por omisión) fueron parte de una trama donde el poder militar encontró legitimidad de manera simbólica. Hoy, a casi medio siglo del golpe, la revisión de esos vínculos no solo es un acto de justicia histórica, sino también una forma de preguntarse cuánto del fútbol argentino fue y sigue siendo un espejo del país que lo rodea.

De San Luis al mundo y de nuevo a casa: el adiós de Agustín Creevy

Por Adriano Bianchini

El ex jugador de los Pumas eligió cerrar su círculo donde todo comenzó. Luego de los 100 partidos internacionales y cuatro mundiales, su retiro en La Plata no fue solo una despedida, sino un homenaje a sus raíces.

El silbato se alzó por última vez en San Luis de La Plata. Era 16 de agosto de 2025. La cancha no vibraba por un scrum, sino por el aplauso y el cariño de todo un club: amigos, familia e hinchas reunidos alrededor de uno de los suyos. No importó el resultado. En el centro estaba Agustín Creevy, con la camiseta que lo vio crecer y los botines gastados como en sus primeros días, despidiéndose de una carrera única.

Creevy no nació hooker. Cuando debutó en primera en 2004 lo hizo como octavo, y en su paso por juveniles alternó como tercera línea y ala. El gran giro llegó años más tarde: Santiago Phelan, entonces entrenador de Los Pumas, lo convenció de que su futuro estaba en la primera línea. No fue sencillo. “Pensé en dejar el rugby cuando me cambiaron de puesto, pero volví a San Luis y empecé de nuevo”, recordó. Esa transición, que tuvo su primer partido oficial como hooker en 2009 ante Atlético del Rosario, lo terminó de forjar como líder.

Desde allí construyó un recorrido que lo convirtió en el emblema de Los Pumas: más de 100 cotejos, cuatro Mundiales y la capitanía en una de las etapas más desafiantes del seleccionado. Sin embargo, Creevy nunca se despegó de la identidad de su club. “Gracias, rugby, por acercarme a mi club San Luis, lugar que siempre sentí como mi casa”, escribió en su despedida. Y no era una frase para salir del apuro: años antes había prometido que volvería a jugar, aunque fuese un partido, y lo cumplió.

“Yo detesto decir ‘los valores del rugby’. Te hacen parar en una superioridad que no va”, declaró alguna vez, desmarcándose de lo que suele escucharse en el ambiente ovalado. Para él, el rugby fue otra cosa: un espacio de lazos humanos, aprendizajes y, sobre todo, una oportunidad de representar a su país.

Con Los Pumas, uno de sus hitos más recordados fue la histórica victoria ante los All Blacks en 2020, en Sydney. “No me quedó nada pendiente con la camiseta argentina. Pude ganarle a Nueva Zelanda, marcarles un try y dar todo lo que tenía”, reconoció. Esa frase refleja a un jugador que encontró en la camiseta nacional el lugar donde poner a prueba su carácter. Y así lo hizo.

Su retiro también fue un mensaje: lejos de la multitud europea, eligió terminar en la cancha del equipo de sus comienzos, San Luis, rodeado de quienes lo vieron nacer en el rugby. “Esto es el fin de una etapa. No me voy, voy a seguir aportando desde donde pueda”, aseguró con la serenidad de alguien que cumplió cada promesa y ahora respira con tranquilidad.

Fue un líder, un símbolo de Los Pumas y, sobre todo, un hombre que nunca se olvidó de dónde salió. Porque más allá de los mundiales y los triunfos, su gesto más grande fue volver a casa para despedirse. Las raíces se llevan en la memoria y en el corazón, y Creevy lo entendió a la perfección.