martes, diciembre 30, 2025
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Holanda a la final del Mundial por primera vez en su historia

Por Maximiliano Das

Aunque a veces se ve obligado a usar la casaca alternativa, el Seleccionado holandés de fútbol suele vestir de naranja cuando disputa un encuentro internacional. Un naranja fuerte, chillón. Fue así durante toda la fase de grupos, los octavos y los cuartos de final. Y las semifinales no fueron la excepción: en esta oportunidad, tenía en frente al conjunto sueco, que venía de eliminar a una potencia como lo es Alemania.

El encuentro se dio bastante lento, trabado en el mediocampo y con muchas interrupciones que no dejaban que se termine de acomodar ninguno de los dos equipos en el campo de juego, al punto de no generar una situación en el arco contrario que terminara en gol durante los 90 minutos reglamentarios.

Recién en el tiempo extra,  con la ayuda de una deficiente organización por parte de la defensa sueca, Jackie Groenen quedó sola. Y su camiseta dejó de ser naranja. No es del todo claro si fue por el calor o qué, pero la vestimenta era más colorada, más cálida. Cuando recibió el pase de Danielle Van de Donk -que, en realidad, era para Vivianne Miedema pero se había desviado- el público advirtió: no era más sólo una casaca, sino fuego. Y fue quizá ese fuego que la encendió, que le permitió a Groenen lanzar un disparo cruzado exquisito para que la arquera Hedvig Lindahl no tenga ni la más mínima oportunidad de evitar lo que sería la apertura del marcador.

Eventualmente, durante el festejo, la camiseta volvió a ser naranja, sin siquiera dejar rastro de aquel fuego que ardió. Las escandinavas intentaron por sus medios igualar el encuentro, pero no pudieron penetrar la sólida defensa holandesa.

El tiempo se terminó de consumir sin cambios en el marcador. Así, las holandesas, vigentes campeonas de la Eurocopa, accedieron por primera vez y en su segunda participación a una final de un Mundial, instancia en la que se enfrentarán con Estados Unidos, favorito por historia e individualidades, para definir a las campeonas. Por su parte, Suecia disputará con Inglaterra el bronce que les permitirá subirse al podio.

La historia dice que la AFA tiende a guiarse por los resultados

Por Fernando Bajo

El 1 de junio de 2017, Jorge Sampaoli asumía oficialmente como entrenador de la selección argentina. Claudio Tapia, Presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), aquel día aseguró: “Jorge va a ser el conductor de la Selección por cinco años”, y luego destacó: “Tenemos al mejor técnico del mundo”.

Varios meses después de la asunción del nuevo entrenador, Tapia siguió apoyándolo pese a que los resultados no eran los esperados. “Banco a Sampaoli aunque no pase la primera ronda del Mundial”, afirmó el máximo dirigente del fútbol argentino en mayo de 2018.

Sin embargo, el ciclo del hombre de Casilda duraría 15 partidos. Posteriormente a la eliminación en octavos de final de la Copa del Mundo de Rusia 2018, el 14 de julio, en su cuenta de Twitter la AFA anunció que habían llegado a un acuerdo mutuo para que Sampaoli dejara de ser el entrenador.

Es probable que la opinión de los dirigentes de la entidad madre del fútbol nacional sobre el santafesino haya variado en un par de meses. ¿Acaso las demás personas no están poniendo en cuestión los hechos cotidianos y modificando el punto de vista de las cosas constantemente? Lo que sí sería criticable, es que el proyecto a largo plazo del que Tapia habló se haya derrumbado por un resultado. Y si a los hechos se remite, lo más probable es que eso haya determinado la decisión final.

En los últimos 13 años por la Selección argentina pasaron ocho técnicos. Luego de la renuncia de José Pekerman en 2006, el último que logró llevar a cabo un proyecto, asumió Alfio Basile hasta 2008, año en el que dimitió. Después del Coco fue el turno de Diego Maradona que comandó al Seleccionado hasta los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, instancia en la que argentina fue eliminada. En consecuencia, llegó Sergio Batista hasta el final de la participación en la Copa América 2011 y en su reemplazó asumió Alejandro Sabella, uno de los que más perduró en el cargo. Posterior a la renuncia de Pachorra, el que tomó las riendas del equipo nacional fue Gerardo Martino. Sin embargo, cansado de la falta de apoyo de la AFA y los clubes, dejó el cargo en 2016. Edgardo Bauza, primero, y Jorge Sampaoli, después, completan la lista hasta llegar a Lionel Scaloni.

El nacido en Pujato, Santa Fe, está teniendo su primera experiencia como director técnico de un plantel mayor. En cada conferencia de prensa aclara que él está aprendiendo de los jugadores. Es curioso que el entrenador nacional sea alguien que no había dirigido nunca antes a una plantilla de primera división, pero, ¿por qué eso debería ser un requisito necesario?

Los dirigentes que eligieron a Scaloni deberán ser los encargados de evaluar su desempeño cuando finalice su contrato en diciembre de este año. Sin embargo, la evolución del hombre de 41 años desde que asumió hasta hoy es evidente. Incluso la Selección argentina terminó jugando mejor los últimos encuentros.

Lionel Messi, luego de la derrota ante Brasil avisó: “Empieza algo nuevo, algo lindo. Viene una camada buena, que demostró en esta copa que ama a la selección, que quiere estar y tiene futuro. Hay que darles tiempo y dejarlos seguir. Ojalá se los respete”. El historial marca que luego de cada competición, sobre todo si no se logra el título, los directores técnicos son despedidos o motivados a irse por cuenta propia. Messi no fue el único que apoyó la continuidad de este proceso. “Esto tiene que servir de experiencia, estar más unidos que nunca los jugadores, cuerpo técnico y periodistas”, declaró Nicolás Tagliafico.

Sin dudas a este equipo le queda mucho por mejorar y para eso será fundamental el trabajo del entrenador. Mientras tanto, el capitán argentino ya manifestó su postura. Ahora la decisión depende de los directivos de la AFA y quizás, por primera vez, el resultado no sea determinante en una decisión y la continuidad de un proyecto, sumado al pedido de los futbolistas, esté por encima de ello.

El partido del capitán

Por Daniel Melluso

Lionel Messi y la pelota. Esa que le fue esquiva en los cuatro encuentros previos de la Copa América. Esa con la que frente a Brasil se amigó, esa con la que llegó a un punto de entendimiento que permitió que el astro demuestre toda su categoría cuando la tiene entre sus pies.

“No está siendo mi mejor Copa América”, había declarado Messi, luego del triunfo albiceleste ante Venezuela por 2 a 0 en los cuartos de final. Es cierto que no estaba siendo su mejor versión, por lo menos si tomamos como referencia el nivel que muestra en su club, el Barcelona, pero con él en la cancha el rival se predispone de otra manera, lo obliga a que la atención esté puesta en él y libera a sus compañeros, que sin presión poseen más espacios para desarrollar el planteo del entrenador Lionel Scaloni.

Esta autocrítica que tuvo después del duelo ante La Vinotinto fue el puntapié para soltar todo el fútbol que desarrolló en la semifinal. La Canarinha fue el contrincante ideal, y la instancia también, para que el 10 encontrara aquello que estuvo buscando desde el inicio del certamen.

La derrota por 2 a 0, al igual que los dos penales no cobrados por el árbitro ecuatoriano Roddy Zambrano y la no intervención del VAR, a cargo del uruguayo Leodán González, no pudieron eclipsar la mejoría en el rendimiento del capitán del seleccionado nacional. Tampoco lo pudo hacer el fenómeno solar que se pudo observar, previo al cotejo, en Argentina, Chile, Colombia y Uruguay.

Al igual que en la competición, Messi fue de menor a mayor ante La Verde-amarela. Un primer tiempo con un bajo nivel del equipo de Scaloni, que repercutió tanto en el capitán como en el marcador que a los 19 minutos ya se había modificado a favor de los locales con el tanto del delantero Gabriel Jesús. Las intervenciones del 10 fueron pocas, pero no por eso insignificantes. A los 30 minutos, tras un centro que envió al área, el atacante Sergio Agüero impactó el balón con su cabeza, pero el travesaño fue el obstáculo que impidió el empate. Cinco minutos después, el astro gambeteó a tres futbolistas, volvió a habilitar al Kun, quien remató desviado, tras la marca de Marquinhos.

Lo mejor llegó en la segunda parte. Con un Messi más participativo, casi de enganche, las mejores situaciones no tardaron en llegar. A los 10 minutos del complemento, el rosarino tiró al arco, pero el balón dio en el palo derecho del arquero Alisson Becker. El juego continuó con Argentina proponiendo y Brasil replegado, esperando alguna contra.

A los 21, el jugador de 32 años dispuso de un tiro libre, el más claro de los que tuvo. Pateó, el esférico tenía destino de gol, pero esta vez el guardameta del Liverpool fue el villano que evitó que anotara. Estos contratiempos no lo hicieron decaer y él siguió mostrándose como opción de pase para sus compañeros, pero el tanto que marcó Roberto Firmino, casi seis minutos después, luego de una jugada polémica que había sido infracción de Dani Alves sobre Agüero dentro del área, apagaron al rosarino y al combinado argentino que se sumió en la impotencia hasta el final del partido, en el que mereció mucho más de lo que obtuvo. “No fueron superiores a nosotros”, expresó el del Barcelona, tras el encuentro que se disputó en Belo Horizonte. Más claro, imposible.

A pesar de esto, todavía no concluyó la excursión del conjunto nacional por tierras brasileñas. Aún queda el duelo por el tercer puesto ante el perdedor de Chile y Perú. Esa será otra historia, en la que Lionel Messi volverá a ser protagonista para darle el cierre a un torneo que les abrió el paso a nuevos jugadores que demostraron estar a la altura, de la misma manera que lo hizo el cuerpo técnico comandado por su tocayo, Lionel Scaloni.

La Selección y el plan contagio

Por Fernando Bajo

“Hoy demostramos que este grupo de jugadores siente la camiseta como nadie. Si tomamos conciencia de lo que hicimos hoy, todo lo que venga será positivo”, afirmó el entrenador de la Selección argentina, Lionel Scaloni, cuando comenzó la conferencia de prensa luego de la derrota ante Brasil.

Sin dudas que la caída dejará dolidos a los futbolistas argentinos. Pese a esto, la mayor virtud de Argentina, además de que jugó mejor que su rival, aunque no pudo mostrar esa superioridad en el resultado, fue que luego de mucho tiempo el equipo les contagió a los hinchas la misma pasión con la que se desempeñó dentro del campo. Lo que Scaloni había afirmado días atrás, que el objetivo era que la gente se sienta representada, se logró. “Espero que el hincha se quede con las cosas buenas y se sienta identificado con el equipo”, deseó el santafesino.

El sacrificio de Sergio Agüero, posicionándose casi de volante por la derecha cuando la pelota la tenía el rival. Las corridas de Lautaro Martínez para marcar a los defensores en la mayoría de los partidos de la competición. Las gambetas de Rodrigo De Paul. Los quites casi en el último segundo de Juan Foyth sobre la línea de fondo. Los pases inesperados de Leandro Paredes y los explosivos arranques con la pelota pegada al pie de Lionel Messi lograron que los hinchas se identifiquen con el juego de la Selección.

Si algo le faltaba a este equipo era llevarlo a cabo ante un rival de jerarquía y le tocó enfrentar a Brasil. Los 14 disparos del conjunto de Scaloni contra los tres del local y el control del partido,que hubo por momentos de parte de Argentina, terminaron de representar a los fanáticos en la cancha. Es entendible, fue el clásico ante Brasil, ¿quién no soñó los días previos, aunque no lo hubiese vivido, con la gambeta de Claudio Caniggia y la definición con el arco vacío en el Mundial de Italia 90?

Mucho se debatirá sobre la escasa utilización del VAR durante el encuentro. También habrá tiempo para analizar el desarrollo de juego. Argentina posiblemente tuvo errores y pese a ser mejor que su rival, este concretó las dos chances de gol que tuvo en los 90 minutos. Pero tampoco se podrá soslayar la entrega de los futbolistas argentinos que disputaron el encuentro más destacado desde que comenzó la Copa América y que logró que el hincha se identifique con el equipo.

La imagen de los fanáticos argentinos en la tribuna cantando mientras sacudían las camisetas entre una multitud de sus pares brasileños, que celebraban el triunfo de su equipo, representa casi a la perfección lo que sintieron los amantes del fútbol al ver el desempeño de la Selección argentina.

Queda el partido por el tercer puesto que se jugará el sábado. Luego los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) serán los encargados de evaluar el ciclo de Lionel Scaloni en el conjunto nacional. Mientras tanto, el hombre que tuvo su primera experiencia como técnico y que aseguró que día a día aprende de los futbolistas, logró uno de sus propósitos.

Pasó un nuevo capítulo entre Brasil y Argentina. Quizás uno de los más importantes del último tiempo. Probablemente esta vez le tocó avanzar al que, futbolísticamente, menos se lo mereció. Pero así es el fútbol y después de todo menos mal que la Verdeamarela y la Albiceleste existen, en el fondo todos desean que este enfrentamiento vuelva a ocurrir. La revancha podrá darse dentro de un año. Tal vez, si sucede, el fútbol de revancha. Por el momento Scaloni avisó que, si se toma dimensión de lo que se logró hoy, el futuro será positivo. A lo mejor, el tiempo le da la razón.

Se va de la Copa, se trae una base

Por Santiago Carrodeguas

Una nueva derrota ante Brasil por Copa América, como las de aquellas finales del 2007 y 2004, volvió a poner el foco en un seleccionado argentino que no se creía favorito por el caos vivido en Rusia 2018 y ha terminado demostrándole a todos el peligro de infravalorarla.

En el arco, Franco Armani se asentó como el titular indiscutido. Si bien es cierto que la lesión de Esteban Andrada antes de comenzar el torneo le allanó el camino, ha despejado las dudas de los primeros partidos con la seguridad habitual que demuestra en River Plate. Seguramente repita el año que viene. Sin embargo, el Mundial de Catar 2022 es otro tema, ya que llegaría con 35 años. Si Gerónimo Rulli o Andrada no destacan demasiado y Lionel Scaloni no confía en alguien de gran presente, como el arquero del Niza francés Walter Benítez, volvería a disputar un Mundial.

La defensa fue casi siempre la misma, con Nicolás Otamendi y Germán Pezzella en la zaga central y Nicolás Tagliafico de lateral izquierdo. No obstante, Argentina demostró que le sigue faltando un especialista en el lateral derecho desde la renuncia de Pablo Zabaleta. Renzo Saravia había tenido un buen torneo en Racing pero no jugó bien en el debut ante Colombia. Milton Casco, aunque es lateral izquierdo, fue improvisado frente a Paraguay. Finalmente, el habitual central del Tottenham Juan Foyth, quien había actuado algunos partidos en esa posición, fue quien se quedó con el puesto. Anuló completamente a Darwin Machís y a Everton, provocando que este último fuese reemplazado en el entretiempo.

El centro del campo fue, quizás, la zona que más le costó encontrar a Scaloni, recién en el segundo tiempo frente a Venezuela. De aquella línea de 4 que empezó ante Colombia, con un Ángel Di María que parece haber disputado su último certamen con el seleccionado argentino, Leandro Paredes y Guido Rodríguez incómodos al tener que compartir el medio, y un Lo Celso que lucía perdido si no se movía al centro, solo sobrevivió Paredes, quien supo encontrarse como 5 organizador y de marca. A su derecha, Rodrigo de Paul, quien ni siquiera era titular, se ganó el puesto gracias a su capacidad de romper líneas enemigas, y al mismo tiempo, no descuidar la marca en ningún momento. Marcos Acuña fue el último que se sumo y aportó mucho con sus incontables carreras para ayudar a Tagliafico y sumarse al ataque cuando fuera necesario.

La delantera fue, seguramente, donde más evolucionó argentina. Solo hizo falta que se sumara un nombre, pero fue el que cambió todo. Los movimientos de Lautaro Martínez le dieron un acompañante ideal a Agüero y le sacaron la presión de crear peligro a Lionel Messi, de una floja Copa América salvo ante la Canarinha. Con esto, Argentina pasó de sufrir para patear al arco en los primeros partidos a generarle varias situaciones de gol a un gran equipo como lo es Brasil.

Ha sido un torneo de aprendizaje para Scaloni, quien ha fracasado en algunos aspectos y triunfado en otros. Si su objetivo principal era crear la base para el futuro, indudablemente lo consiguió. Sin embargo, no parece capacitado para llevar este proceso al siguiente paso. Los errores en los cambios y una actitud exasperante a la hora de declarar y en la cancha parecen difíciles de soportar. Sin embargo, no hay entrenadores con experiencia que quieran ocupar el puesto y, conociendo la habilidad de la AFA para improvisar, Argentina se arriesga a volver atrás si no continúa. Y eso es algo que, visto el progreso que la Albiceleste ha logrado, sería un error imperdonable.

La máquina de Ellis

Foto: fifa.com

Por Santiago Carrodeguas

La ausencia de Megan Rapinoe, quien había hecho el precalentamiento normalmente, hizo que Ellis eligiera a Christen Press como su reemplazante, quien cumplió perfectamente con su rol de anular la banda derecha del ataque inglés e hizo que Lucy Bronze y Nikita Parris no generaran peligro alguno. Press no solo se limitó a defender, sino que también se dedicó a atacar los espacios que dejaba la marca dócil de Bronze. Así marcó el primr gol Estados Unidos, luego de un centro de Kelly O’ Hara que remató de cabeza.

El dominio de las campeonas vigentes continuó, tratando buscando ampliar la ventaja. Mientras Julie Ertz anulaba a Jill Scott, mediocampista del Manchester City, Rose Lavelle hacía evidentes los problemas de Demi Stokes. El control del partido fue absoluto hasta que Inglaterra empató mediante un contragolpe en el que Mead habilitó a Ellen White, quien con 6 goles era hasta ese momento la máxima artillera del torneo, superando por uno a Alex Morgan.

Justamente Morgan, quien había marcado cinco en su debut contra Tailandia y luego no había podido continuar su racha goleadora, supo que era el momento de actuar. Tirándose atrás, a la banda y siendo un fantasma para Stephanie Houghton y Millie Bright, las centrales inglesas. Luego de un centro de Horan, la 13 se filtró por el sector de Stokes y cabeceó para poner en ventaja a las campeonas

Durante todo el complemento, Inglaterra dirigió un ataque furioso sobre el arco de Alyssa Naeher. Estuvo cerca, sobre todo luego del penal que les otorgó la árbitra brasileña Edina Alves Batista. Parris, la lanzadora designada, había fallado ante Argentina y Noruega, por lo que le cedió la presión a Houghton. La capitana no tuvo mejor suerte y ejecutó un tiro bajo al palo izquierdo que Naeher no tuvo problemas para detener.

Este torneo fue una gran prueba para Phil Neville, quien fue designado en su cargo sin tener experiencia previa. Claramente, no estuvo a la altura de un grupo de jugadoras candidatas al título en los papeles. Nunca se decidió en el arco, puesto en el que alternaron Karen Bardsley y Karly Telford. Telford, la elegida para este partido, mostró dudas para cortar los centros y esta indecisión, probablemente, fue una de los motivos por los que Inglaterra se tendrá que conformar con pelear por el tercer puesto.

Messidependencia y emancipación

Por Santiago Carrodeguas

-¿Pueden jugar juntos, los dos, en una selección, dónde sea?

Lionel Messi se quedó mudo. No estaba acostumbrado a tanta exposición y desconocía cómo resolver la situación. Apenas era su primera temporada con el Barcelona y una de sus primeras convocatorias al combinado nacional, que afrontaba las Eliminatorias para el Mundial del 2006. Al final, se limitó a poner cara de no tener ni idea de qué responder y Juan Román Riquelme se cansó de su indecisión:

Vos decí que sí, boludo. Decí que sí le dijo en broma antes de volver a su seriedad habitual. Riquelme, en ese entonces en el Villarreal de España, nunca había sido amigo de la prensa. Quizás, al reconocerse en los nervios de aquel chico rosarino, decidió ayudarlo el tiempo que permanecieran juntos. Cuatro años después de aquel consejo, Riquelme se despedía del seleccionado argentino tras pelearse con el técnico Diego Maradona.

Fue el mismo Maradona quien, ansioso de moldear a Messi a su imagen y semejanza, le ofreció vestir el número ’10’ y la cinta de capitán. No obstante, Messi le terminó demostrando que, en cuanto a personalidad, eran tan parecidos como el agua y el aceite. Es inútil hacer caudillo a un hombre que va 20 veces al baño antes del partido, sentenció Maradona años después de su renuncia al cargo.

Más allá de eso, Messi se dio cuenta de que, al igual que Riquelme, no le gustaba dar entrevistas. Hablaba muy bajo y mirando al piso, como si estuviera confesando las travesuras que hacía en la cancha. Posiblemente, si hubiera tenido la habilidad para defenderse con la palabra en su juventud, muchos detractores no hubieran podido instalar mentiras como verdades a medias.

Luego de su ascenso meteórico al Olimpo del fútbol, se empezó a decir que, si Argentina quería volver a ganar, el equipo se tenía que armar alrededor de él. Esto no solo le dio beneficios cuando el engranaje funcionó, también lo hizo ser el foco de las críticas si los resultados no eran buenos. De ahí nació la palabra Messidependencia, que contradecía el juicio anterior al considerar que su figura era tan grande que terminaba perjudicando a sus compañeros.

Por más que se debatiera en estudios de televisión, nunca fue un problema para su equipo. Sencillamente, sus compañeros sabían que absorbería la presión y les facilitaría el partido, aunque tuviera que bajar hasta mitad de cancha para iniciar el juego, muchas veces soportando una marca pegajosa y los abucheos de su propia hinchada.

Ya con 32 años, decidió que este era el momento de hablar. Primero en radio, en la 94.7, y luego en TyC Sports y Fox Sports. Tuvo ganas de soltar, de contar todo lo que calló tras el dolor de perder aquella final del Mundo y las dos de Copa América. No le habló a los entrevistadores, sino que se comunicó directamente con la gente y buscó, aunque fuera un poco, volver a ser una figura terrenal.

Eso no se limitó tan solo al trato con los medios, que continuó con las declaraciones post victoria ante Venezuela en las que aceptó que no está en su mejor nivel en esta Copa América y se quejó del estado de las canchas, sino que se extendió al terreno de juego con los saludos a sus compañeros antes de empezar los partidos. Por fin, aceptó su rol como capitán y está dispuesto a cumplirlo a pesar de que el equipo, dado su bajo nivel ahora mismo, parezca un adolescente que se rebela contra él y ya no quiera depender tanto de sus virtudes. Después de todo, han descubierto que su ídolo, aunque parezca tener el don de la inmortalidad en ciertos momentos, no estará ahí para siempre.

Las claves de un partido táctico

Por Roberto Aboian

Hay que volver al 2007 para revivir la última vez que se jugó el superclásico mundial por la Copa América. Aquella vez, también en Brasil, la Canarinha venció categóricamente por 3-0 en la definición del certamen. Hoy, el conjunto local llega a esta instancia luego de ganarle a Paraguay por penales y la Argentina, de vencer a Venezuela por 2-0.  Ambos seleccionados, fueron consolidando su equipo y su táctica con el correr de los partidos. Están en su mejor momento.

La idea principal que Tité busca transmitir en Brasil es crear superioridad numérica en el medio, con el apoyo de los laterales, para luego generar el desequilibrio por las bandas con los extremos. Para eso, busca la asociación de los volantes con Coutinho, el principal generador de juego, y los laterales que trazan diagonales hacia adentro.

En el comienzo del certamen, Brasil paró un 4-2-3-1 y se observó un equipo partido, muy fácil de doblegar en ataque. Frente a Bolivia se veía como los dos volantes centrales junto a la línea defensiva quedaban de un lado del mar de jugadores bolivianos, y los delanteros del otro. A su vez, con Venezuela, ante la aferrada marca pegajosa que sufrieron, los venezolanos pudieron anular sin problemas a Coutinho para que no recibiera.

Con Perú se vio un cambio importante cuando Tite pasó a formar 4-3-3, con Casemiro de volante central, Arthur Melo y Coutinho de interiores. La cercanía de ambos jugadores del Barcelona, generó una mejor asociación entre todos. El pase de Arhtur con la creatividad de Coutinho hicieron que el equipo tenga llegadas más claras. Tan visible fue, que le ganó 5-0 a Perú.

Así mismo, Brasil cuenta con laterales que hacen inmensos aportes en ataque. Dani Alves, desde la derecha, termina en la última línea como extremo, generando que el extremo que este jugando en ese momento, sea Richarlison o Gabriel Jesús, tire diagonales hacia el centro, teniendo así mucha más gente en ataque. Filipe Luís, por su parte, suele terminar como interior y imponiendo el dos a uno al rival con Everton. Ambos jugadores se asocian a los mediocampistas en la gestación del juego.

Un dato a tener en cuenta es la valla invicta que mantiene el conjunto brasileño. La gran calidad de sus centrales y su arquero anticipan que doblegarlos será muy difícil. Sin embargo, Brasil suele jugar muy adelantado y con la capacidad de los jugadores del ataque argentino, no sería descabellado algún contraataque peligroso.

Los extremos de Brasil son letales en el uno contra uno, como también con los disparos de afuera del área. Tienen la capacidad de juntar jugadores y, en consecuencia, dejar a sus compañeros habilitados para profundizar aún más.

La Argentina, en primer lugar, deberá afianzarse lo más que pueda defensivamente, dado que, contra Venezuela, el ingreso de Soteldo generó bastantes dificultades por el lado de Foyth.

El mediocampo será la clave del encuentro. Brasil gesta su juego desde allí con los laterales apoyando en la misma línea, por lo que será necesario el aporte de alguno de los tres jugadores de arriba en la presión para no dejarlos jugar y distribuir a su gusto. La anulación de Arthur y Coutinho es inminente para romper con el esquema brasileño.

Nuevamente, la Argentina deberá estar en constante movimiento, ser estático sería lo peor considerando la velocidad de juego que impone Brasil.

Lionel Messi deberá volver a su nivel de alto vuelo lo antes posible. Más allá de que Argentina logró una buena performance en lo grupal ante Venezuela con un Messi errático, las cualidades del rosarino serán necesarias de cara a este enfrentamiento.

Argentina llega mejor en lo emocional, ganó su partido marcando goles. En tanto, Brasil, no pudo concretar ninguna de las numerosas chances que tuvo ante Paraguay. En el juego, bastante parejos, por lo que queda disfrutar, si se puede, de una nueva edición del superclásico mundial.

San Lorenzo y la identidad recuperada

Por Santiago Ballatore

Hay cosas curiosas. Pero lo de San Lorenzo y Boedo, más que curioso, es impactante. En ese barrio el club no disputa un partido desde hace 40 años pero, sin embargo, sus hinchas lo sienten propio. Desde los más grandes, que lo vieron y disfrutaron, hasta los más chicos, que generaron ese sentido de pertenencia en base a recuerdos de esos que lo pisaron. Que los cuervos vuelvan a tener posesión de los terrenos de Avenida La Plata al 1700 es mucho más que un hecho anecdótico: se trata de una deuda que tenía la democracia hacia la institución y sus hinchas, que todavía sangran por la herida que dejó la última dictadura cívico militar.

El domingo 30 de junio no es un día común. Al menos no para todos. San Lorenzo está a punto de cerrar una etapa y dar comienzo a una muy importante para la historia. Pasadas las 23.59 horas, las tierras donde estaba ubicado El Viejo Gasómetro, o “Tierra Santa” para algunos, volverán a ser propiedad del club. El Carrefour que estuvo ubicado allí por décadas, lleva ya más de un mes sin funcionar.

A las 19.30 comienza la histórica jornada, el operativo retorno. Una misa en el Oratorio San Antonio es el puntapié inicial. Claro que ese no fue un lugar elegido al azar, ya que fue allí donde el Padre Lorenzo Massa fundó el club. Terminada la ceremonia, comienza la caravana hasta el destino final. En ese trayecto, los hinchas que están desde el principio, se unen con aquellos que, por diversas razones, no fueron a la misa. La alegría y, principalmente, la ansiedad están en el aire. Falta muy poco.

Son dos las puertas habilitadas para ingresar al predio, que está equipado con dos escenarios enfrentados. La gente, ansiosa, se desespera por tener su lugar en esta cita con la historia. Ni la organización esperaba que hubiera tanta gente como la que hay, caminando en multitud desde hace más de 20 cuadras. Algunos empujones en la entrada ensucian un poco el comienzo de la fiesta, pero afortunadamente no pasa a mayores.

Una vez adentro, el clima es totalmente distinto al que había en la entrada, metros atrás. Siendo las 21.30, comienza. “Cuando yo era chico, prácticamente vivía acá”, cuenta un señor, al borde las lágrimas, mientras suena el mítico “Señores, yo soy de un barrio, barrio de corazón. Señores, yo soy de Boedo, y soy hincha del Ciclón”.

Pasaron infinidad de cosas en ese cemento en el que están expectantes los hinchas. Campeonatos, algunos más recordados y otros menos. Los Matadores, dirigidos por el brasileño Tim, salieron campeones invictos en ese lugar. Los Carasucias, ese equipo de jóvenes que cautivó al fútbol argentino en 1964 a pesar de no haber conseguido el título, también dejaron su sello. Muchos más equipos pasaron, y vaya uno a saber los que quedan por venir.

Tango, poemas, cuentos. El arte volvió a Boedo, como si fuera un flashback de aquella escuela de escritores que vagaban por el barrio hace algunas décadas. Vicentico, junto a su hijo Florián, entona Vasos Vacíos, uno de los varios temas que los cuervos adaptaron para ser cantados en la cancha. “Soy del barrio de Boedo, y siempre lo voy a seguir. Aunque juegues en cualquier cancha, contigo yo tengo que ir”, cantan, mientras el cantante utiliza la letra original. En cualquier cancha. Como cuando el club no tenía una, y entonces iba haciendo propia cada una en la que hacía de local. En la A o en la B, eso no le importó a los hinchas que hicieron un tour de estadios de capital federal durante años.

El Bridagier Osvaldo Cacciatore, uno de los impulsores de la movida que había dejado a San Lorenzo sin terrenos, no es olvidado en la cabeza de los presentes. Incluso uno de los artistas que está arriba del escenario, dedica unos segundos de su canción a insultarlo. Y no es para menos. Casi llegando a la hora, la tensión va en subida. Lógico, San Lorenzo es Boedo y Boedo es San Lorenzo. Y a partir de las 12 de la noche, el alma va a volver al cuerpo. El club va a volver al barrio.

3, 2, 1… es la hora. El primer cántico de los hinchas es el esperado: “San Lorenzo ya volvió, se lo dedicamos a todos…”. Es el fin de una era. Años y años de gastadas por una razón que excedía al club, terminados. Llanto y sonrisas no faltan en el lugar, mientras que en el cielo se ven los fuegos artificiales que marcan el final de la jornada. De acá hasta que se construya el estadio hay todavía un camino, pero el paso que dio San Lorenzo fue muy importante. ¿De qué barrio son? De Boedo.

El doble nueve

Por Fernando Bajo

No hace mucho tiempo parecía casi imposible que la Selección argentina jugara con dos centrodelanteros. Desde 1998 hasta la actualidad, muy pocas veces el conjunto nacional salió a la cancha con dos número 9, e incluso las oportunidades en que lo hizo uno de ellos cumplió otra función.

“Deberían jugar uno atrás del otro o uno al costado del otro y ninguna de las dos versiones me parecen las mejores”, argumentaba Marcelo Bielsa durante el Mundial de Corea y Japón 2002 en el que nunca puso en cancha al mismo tiempo a Hernán Crespo y Gabriel Batistuta.

En 2016 Gerardo Martino explicó por qué no incluía en una misma formación a Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero: ”Estoy en la búsqueda de una manera determinada de jugar y necesitamos hacernos fuertes con esa forma que pretendo. Entonces no aplica que estén los dos juntos”.

Sin embargo, en 2006 José Pekerman juntó a Javier Saviola y Crespo, pero fue uno de los únicos casos, hasta ahora, ya que en esta Copa América, Lionel Scaloni terminó afianzando a Lautaro Martínez y al Kun, pese a que esta no era la idea inicial del entrenador. En el debut, ante Colombia, el titular fue el goleador del Manchester City y en su lugar ingresó Matías Suárez que ni siquiera juega en la misma posición.

¿Por qué Scaloni terminó optando por incluir a los dos entre los once iniciales? Solo él lo sabrá, pero con los dos atacantes en cancha, frente a Catar y Venezuela -contra Paraguay apenas compartieron 21 minutos y en ese lapso se vio lo mejor de Argentina – la Selección pateó 12 veces al arco. Cuando jugó solo uno, frente a Colombia y ante la Albirroja, solo seis. 

La presencia de El Torito y Agüero perfeccionó el desempeño del equipo, los mejores pasajes de juego del equipo nacional fueron con ambos en cancha. Para eso, tuvieron que acatar estrictamente las órdenes del técnico: “Entendieron lo que era el compromiso y que, para jugar de esta manera, tenían que sacrificarse”, afirmó Scaloni luego del encuentro ante los asiáticos.

Además de que tres de los cinco goles que convirtió Argentina en el certamen fueron de la dupla ofensiva, la otra virtud que mostró el equipo nacional con estos cambios fue la presión que le ejerció al rival. En ambos encuentros los delanteros y Messi se encargaron de marcar a los defensores y esa función fue fundamental para el equipo debido a que en el mediocampo se compensa con esfuerzo colectivo la ausencia de un futbolista con características defensivas.

Agüero y Martínez tuvieron la capacidad de no sobreponerse, cuando uno se quedaba en el centro del ataque (el Kun fue quien más realizó esa labor) el otro se movía por afuera y encaraba mano a mano a uno de los dos laterales. En el retroceso también se turnaban, y junto con Lio se repartían las zonas de la cancha. Uno marcaba por la izquierda, otro por el medio -al volante central del rival- y el restante por la derecha.

Poco a poco parece que el santafesino va encontrando el mejor equipo posible para el buen funcionamiento de la Selección. A pesar de su inexperiencia y consecuentemente falta de pergaminos, logró congeniar el doble nueve, algo que sus predecesores no lograron hacer. Excepto Alejandro Sabella, aunque las veces que juntó a Gonzalo Higuain y Agüero, este último se desempeñó como delantero por afuera o en algunas ocasiones lo hizo detrás del Pipa.