domingo, diciembre 22, 2024
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El partido inaugural y su carácter político

Rodrigo Engel

La inauguración del vigésimo primer Mundial está al alcance de nuestras narices. Hoy Rusia y Arabia Saudita darán el puntapié inicial al acontecimiento que convoca a 32 seleccionados. El deporte, y mayormente el fútbol, no discrimina las conjeturas de su vinculación constante con la política, por lo que este particular encuentro no deja de ser la excepción a la regla.

Rusia y Arabia Saudita disputarán a las 12 del mediodía (horario argentino) el primero de los 64 choques del certamen. Un encuentro que pondrá frente a frente, dentro del campo de juego, a dos selecciones cuyos países se ven enfrentados en el territorio más disputado del Siglo XXI: Siria y la presidencia de Bashar Al Asad.

Arabia Saudita e Irán son el contraste en el Mundo Musulmán. Los saudíes son gobernados por una Monarquía en la cual el reino es propiedad privada del Monarca Musulmán Sunita, mientras que los iraníes por una República Islámica Chiita. Esta diferencia sobre religiones es la más contundente entre las dos poblaciones.

El conflicto que los vincula actualmente surge como consecuencia de la denominada “Primavera Árabe”: un movimiento llevado a cabo en gran cantidad de países de Medio Oriente, donde multitudes se manifestaron en busca de democratizar los países árabes. En Siria, la seguridad a cargo del presidente Bashar Al Asad, Chiita por cierto, reprimió a la población Sunita.

Esto desató el ingreso de los Fundamentalistas Islámicos (ISIS) en el espacio sirio hasta tomar el control de más de la mitad del territorio. A través de los hechos, Estados Unidos y Rusia tomaron partido en el asunto.

Además de intereses económicos, son tres los objetivos principales del zar Vladimir Putin y el iraní Hasan Rouhaní en Siria: no permitir el derrocamiento de Al Asah -quien es un aliado en Medio Oriente-, defender las reservas de gas y establecer una salida al Mar Mediterráneo.

Por otra parte, la intención del heredero Salmán Bin Abdulaziz, apoyado por Donald Trump, es destituir al gobierno sirio y colocar uno que les sea afín.

El conflicto entre los detallados países de Medio Oriente es, en algunos sentidos, un equivalente regional de la Guerra Fría, que enfrentó a Estados Unidos con la Unión Soviética.

El Estadio Olímpico Luzhniki albergará, luego de la esperada ceremonia inaugural, un escenario político-deportivo interesante. En un palco estará el anfitrión Putin. En otro, Bin Abdulaziz. Y dentro del rectángulo los capitanes Ígor Akinfeev y Osama Hawsawi darán inicio a una nueva Copa del Mundo.

¿El enemigo de mi amigo es amigo mío?

El estadio que fue un espacio de lucha

Julián Rozencwaig

Cuatro turistas holandeses eran entrevistados para un documental sobre la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) en Rusia cuando la policía los detuvo. La fecha se remite a julio de 2013, tres meses después de la finalización del estadio Fisht, escenario en el que se inauguraron, se disputaron y se clausuraron los Juegos Olímpicos de Invierno de febrero de 2014, en la ciudad de Sochi, en medio de una urbanización de clima subtropical, cómplice de homofobia, de discriminación, de amenazas terroristas, de explotación de trabajadores y de corrupción por la construcción del imponente recinto.

Con capacidad para albergar a 47.659 personas, en su estructura se destacan servicios como guarda equipaje, venta de alcohol y tiendas de souvenirs, además de la instalación de 2000 cámaras, bajo el levantamiento que imita la forma de una concha de mar en homenaje al arte de Peter Carl Fabergé, joyero y orfebre ruso, que se impone en dos lados opuestos del estadio, sombreando a los simpatizantes que tendrán la posibilidad de asistir a cuatro partidos de la fase de grupos y dos de la fase final (octavos y cuartos) del Mundial.

El 30 de junio de 2013, Vladimir Putin, presidente ruso, firmó la ley que prohíbe la propaganda homosexual “hacia menores de edad” con el fin de “evitar divulgar relaciones sexuales no tradicionales”, en un decreto que 19 días antes de la confirmación del mandamás ruso, fue votado a favor de su promulgación por 436 diputados de un total de 450. Al mismo tiempo, los activistas que reclamaban los derechos de la comunidad LGBT frente al edificio Duma, el Congreso ruso, eran perseguidos, golpeados y detenidos como ocurriría un mes después con los cuatro holandeses.

Las cifras reflejan la mirada y el pensamiento perverso de la mayoría eslava. Sin embargo, Fisht fue partícipe de la apertura olímpica la noche del viernes 7 de febrero de 2014 con Billie Jean King, ex tenista ganadora no solo de premios deportivos como 39 Grand Slams, sino también de galardones culturales y sociales. Además de luchar por la igualdad salarial y de género en el tenis y en el deporte, fue quien representó a la delegación estadounidense frente al disgusto de Putin y de su gobierno homofóbico.

Estados Unidos mostrará al mundo la diversidad de su país”, anunció el presidente norteamericano Barack Obama en diciembre de 2013, a tres meses del inicio. Para el cierre de la competición, Caitlin Cahow, ex jugadora de hockey abiertamente lesbiana, emuló a King y desafió al país europeo ante la mirada de todos. Un documento público mundial difundido entre los deportistas fue firmado por doce de los que participaron en los Juegos Olímpicos de Sochi. Al igual que su objetivo, el escrito quedó en el olvido.

Durante el Mundial, “los fanáticos del fútbol no serán afectados por la ley rusa”, anunció en una conferencia de prensa Alexei Smertin, ex futbolista y actual dirigente de la Federación Rusa, acerca de la norma que, según él, “está dirigida hacia los menores de edad”. Piara Powar, la directora ejecutiva de FARE (Fútbol contra el Racismo en Europa), compartió los dichos del ex jugador de 43 años y agregó que los hinchas “debensaber que pueden venir a Rusia y estarán seguros, serán protegidos y bienvenidos”. La FIFA aguarda a que el país anfitrión cumpla el reglamento, que indica que la marginación de cualquier tipo está “estrictamente prohibida y es punible con suspensión o expulsión”. Y en su postura política con los derechos humanos, “se compromete a abordar la discriminación en todas sus formas”.

En medio del ambiente homofóbico que vivía y continúa viviendo Rusia, en 2014 existieron críticas a la ciudad de Sochi por la explotación de trabajadores inmigrantes y por daños ambientales en la elaboración de la instalación olímpica, incriminaciones expresadas y denunciadas por políticos opositores, entre ellos Alexei Navalny, quien también es abogado y acusó maniobras de corrupción a un año de los Juegos. “Si se toma en cuenta solo el dinero gastado de más en una sola construcción, podrían permitir el ingreso gratis a todos los ciudadanos rusos”, publicó en su blog acerca de las entradas. El Mundial de fútbol no es exclusivamente entretenimiento. La realidad del país anfitrión y de los países participantes se refleja en el mundo que posa los ojos sobre la competencia.

En esta Copa del Mundo, el estadio Fisht deslumbrará por primera vez en los televisores de todo el mundo el 15 de junio, con Portugal y España como contendientes. Lo que manifestaron Powar y Smertin, ¿quedará en el olvido tras la Copa del Mundo? Es decir, ¿volverá todo a la “normalidad rusa”? ¿Esa en la que el gobierno reprime por condición sexual e inflige inseguridad? Es necesario parar la pelota y pensar en la lucha de los derechos de todos y de todas, como King lo hizo en Fisht. En la previa a los Juegos de Invierno de 2014 y en la víspera de su salida que representó a más de una comunidad, la además escritora de 74 años expresó: “Espero que estos Juegos Olímpicos sean un momento decisivo para la aceptación universal de todas las personas”. Ella y la comunidad LGBT piden lo mismo para el Mundial.

Argentina y Alemania: el agua y el aceite

Manuel Martín

Primero de agosto de 2004. Ese fue el día que comenzó el trayecto de Joachim Löw en la selección alemana. Su primer paso fue como ayudante de campo de Jürgen Klinsmann. Juntos concluyeron terceros en la Copa Confederaciones 2005 y en la Copa del Mundo que organizó su país en 2006. Posteriormente, pasó a ser el entrenador principal tras la decisión de Klinsmann de no renovar su contrato.

Durante 14 años, Alemania mantuvo un proyecto que lo llevó a ser protagonista en todos los torneos que disputó: logró un tercer puesto en el Mundial de Sudáfrica 2010 y se coronó campeón en Brasil 2014. Además, fue subcampeón de la Eurocopa 2008, llegó a las semifinales de las ediciones de 2012 y 2016, y ganó la Copa Confederaciones del 2017. Con contrato vigente hasta 2022, Löw buscará ser el segundo técnico –el primero fue Vittorio Pozzo con Italia en 1934 y 1938– en salir bicampeón de la Copa del Mundo.

En cambio, Argentina tuvo ocho técnicos diferentes desde el mismo año en que inició el trayecto de Löw. Primero José Pékerman: en su etapa con la Mayor, perdió en la final de la Copa Confederaciones 2005 y quedó eliminado en cuartos de final del Mundial 2006. “Yo creo que esto se terminó, es el fin de un ciclo y no voy a continuar“, anunció tras la derrota contra Alemania por penales. Estuvo solo dos años.

Alfio Basile fue el elegido por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) como el sucesor de Pékerman. En su segunda etapa al frente del seleccionado, sufrió una goleada por 3-0 contra Brasil en la final de la Copa América del 2007. Renunció en 2008, tras un par de años, porque “los dirigentes querían armarle el equipo“.

Diego Maradona asumió como el reemplazante de Basile. En la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 fue frenado en los cuartos de final por una goleada 4-0 contra Alemania. Luego de una etapa de dos años, la AFA decidió no renovarle a Maradona y contrató a Sergio Batista, quien había obtenido la medalla de oro con Argentina en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. El Checho dirigió la Copa América 2011 y su ciclo se vio terminado por una derrota en los cuartos de final del certamen frente a Uruguay por penales.

Posteriormente, llegó el turno deAlejandro Sabella. Bajo su mando, la selección se clasificó con holgura al Mundial 2014. En Brasil, el conjunto nacional llegó hasta la final y cayó 1-0 contra Alemania en el tiempo suplementario. Muchos y muchas querían que continuara, excepto él mismo, que decidió dar un paso al costado.
Más tarde apareció Gerardo Martino. Con el Tata, la albiceleste obtuvo dos subcampeonatos de Copa América, al perder ambas finales contra Chile. Renunció en medio de un fútbol argentino desorganizado por el cimbronazo que causó la muerte del presidente de la AFA, Julio Grondona, en 2014.

Asimismo, las sacudidas de timón se acentuaron. Cuando pocos querían hacerlo, el buzo de seleccionador lo agarró Edgardo Bauza, un director técnico con un estilo muy defensivo. Estuvo al frente nueve meses, en los cuales consiguió tres victorias, dos empates y tres derrotas.

El reemplazante resultó ser Jorge Sampaoli, un técnico ofensivo y totalmente opuesto a los planteos de Bauza. Una brillante actuación de Messi frente a Ecuador le dio el pasaje a la Copa del Mundo en la última fecha de las Eliminatorias. Y tuvo apenas un año de preparación para Rusia 2018.

En el Mundial, Alemania y Argentina podrían volver a enfrentarse. Por un lado, los europeos llegan con una idea de juego asentada. Löw conoce a la mayoría de sus 23 futbolistas desde las divisiones juveniles o incluso desde las infantiles. Por el otro, Sampaoli comenzó a trabajar con el grupo hace un año y nunca repitió un once inicial. Prueba en los entrenamientos en busca del equipo que encuentre más apto para disputar la competencia. Y pese a las diferencias, el agua y el aceite tienen el mismo objetivo: levantar la Copa.

Escobar, en la memoria de Colombia

Santiago Luli

Los jugadores que componen la lista de Colombia de 23 que irán a Rusia 2018 vivieron de diferente manera el 2 de julio de 1994. Por ejemplo, la actual estrella del Bayern Múnich, James Rodríguez, estaba a tan solo unos 10 de días de cumplir tres años, aunque son altas la probabilidades de que no recuerde eso.

Por su parte, el defensor del Barcelona Yerry Mina puede asegurar que no tiene imagen o sonido alguno, ya que ese día todavía seguía en la panza de su madre, mientras disfrutaba de la comodidad, la soledad y la tranquilidad que predominaba allí.

Sin embargo, Andrés Escobar, uno de los seleccionados para disputar el Mundial de Estados Unidos 1994, estaba en el lugar y en el momento equivocado: en el estacionamiento de un restaurante donde fue acribillado a sangre fría.

Muchas veces se ha alabado o condenado a un jugador de fútbol por un gol convertido o por una jugada desafortunada. Esto último es lo que le sucedió al entonces defensor de Atlético Nacional, quien hizo un gol en contra en el partido entre Colombia y el anfitrión de la Copa, encuentro que era vital para que su equipo no se despidiera del torneo, algo que sucedió una fecha después.

En cualquier país del mundo con una coyuntura en la que no predomina la violencia, ese error hubiera repercutido de una manera más tranquila, con algún agravio verbal de un fanático disconforme o alguna queja de un hincha de sillón. Sin embargo, en el país que todavía presidía César Gaviria el narcotráfico estaba en la cúspide de su desarrollo, más allá del asesinato de Pablo Escobar un año atrás, y el conflicto entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) seguía gravitante. En este contexto, una reacción extrema ante el autogol es chocante, pero no sorprendente.

Ese 2 de julio de 1994, Escobar había ido a un bar en Medellín, su pueblo, a tomar algo con unos amigos, y así despejar la cabeza y eludir el recuerdo de la eliminación. Allí se topó con dos compatriotas, Juan Santiago y Pedro David Gallón Henao, quienes estuvieron toda la noche burlándose por el gol en contra. Un rato después, el defensor se fue del lugar en busca de su auto para poder retirarse, pero volvió a encontrarse con esos hombres y comenzó una discusión. Nadie hubiera pensado lo que sucedió posteriormente: el chofer de los hermanos desenvainó un revólver y disparó 6 veces, liquidando al futbolista en el acto.

Varias teorías hay en torno al homicidio: algunos afirman que Pedro David y Juan Santiago estaban involucrados en el narcotráfico, otros dicen que el error en el Mundial perjudicó a las casas de apuesta, y también están los menos conspiranoicos que atribuyen el hecho como una consecuencia del cruce de insultos. Sea cual sea la razón, no justifica que a un hombre le hayan arrebatado la vida por un gol, sin importar lo que eso conlleva.

Ese trágico día para la sociedad colombiana y para el fútbol, Yerry Mina y James Rodríguez tuvieron la suerte de estar en la panza de su madre y en su casa, respectivamente. Muchos le adjudican a su Dios el estar en cierto lugar, otros creen que es la suerte, el destino, o alguna entidad superior, y también están quienes suponen que todo es causal. Lo que es seguro es que Escobar estuvo en un espacio y tiempo erróneo, en el que le quitaron la vida, pero crearon la leyenda, magnificaron su figura e hicieron que su recuerdo esté un poco más vivo cada día, y en especial en la espera a una Copa del Mundo. Porque, como dice el artista León Gieco: “todo está guardado en la memoria”.

El estadio de la ciudad espacial

Gonzalo Montanari

El Samara Arena es uno de los recintos deportivos en donde se disputará la Copa del Mundo y tendrá el privilegio de albergar seis encuentros: cuatro en fase de grupos, uno en octavos y el restante en cuartos de final. Su fascinante estilo arquitectónico está basado en la identificación con su residencia, Samara, ubicada en el suroeste de Rusia. Además, esta localidad tuvo un rol fundamental para su país durante la Segunda Guerra Mundial.

El estadio, inaugurado el 28 de abril del presente año, abrirá sus puertas por primera vez durante este torneo en el encuentro entre Costa Rica y Serbia, el 17 de junio, por el grupo E. Cuatro días más tarde, recibirá el partido entre Dinamarca y Australia por el grupo C. El 25 del mismo mes será un día histórico, ya que albergará el enfrentamiento entre su país y Uruguay, por el grupo A.Cerrará su fase de grupos tres días más tarde con Senegal frente a Colombia, por el grupo H. Luego, el 2 de julio será sede de un partido de octavos y el 7, de cuartos de final.

Su infraestructura lo hace único. El diseño se basó en los viajes espaciales, en forma de homenaje a la zona en donde se lo construyó, famosa por su floreciente industria aeroespacial. La instalación cuenta con una cúpula de material metálico que cubre por completo la instalación y el arco finaliza hacia abajo con unos rayos, simulando una estrella o cohete. El recinto deportivo cuenta con una capacidad de 45 mil espectadores que estarán cubiertos por este techo tan particular y gozarán de calefacción durante toda su estadía.

La ciudad de Samara, que hoy cuenta con más de un millón de habitantes, fue protagonista de una estrategia rusa durante la Segunda Guerra Mundial contra el imperio nazi, comandado por Adolf Hitler. Por la inminencia de que el ejército alemán invadiera Moscú, fueron trasladadas todas las embajadas y gran parte de la burocracia rusa hacia esta ciudad. Fue elegida por su ubicación geográfica, la cual permitía establecer una gran variedad de comunicaciones con los países aliados. Además, fue el centro de todas las operaciones espaciales llevadas a cabo por la Unión Soviética y también fue núcleo de las factorías armamentísticas. Hasta la disolución de la URSS, la ciudad permaneció cerrada para los extranjeros.

A pesar de las polémicas de este estadio por el tiempo de construcción y porque al principio se quería edificar en otra zona de menor acceso, Samara recibirá al mundo del fútbol en un estadio que describe su historia y dejará de ser secreta para ser conocida por todos.

Moses, el predicador nigeriano

Rodrigo Cervantes

“El futbolista merece que se lo forme para mejorarlo en su condición de ser humano”, dijo Marcelo Bielsa hace un año en un congreso sobre fútbol en Brasil.

Poco tiene que ver el entrenador rosarino con Victor Moses, la figura de Nigeria para el Mundial de Rusia 2018, pero esta frase puede resumir la vida del delantero. Una historia marcada por las ausencias y el aprendizaje del respeto.

Moses tenía nada más que 11 años cuando perdió a sus dos padres. Un día, el chico fue a jugar al fútbol con sus amigos, tal como hacía casi todas las tardes, pero jamás pensó que jugar al fútbol le salvaría la vida. Aquella tarde, el pastor Austine Moses y su mujer Josephine fueron asesinados por una disputa religiosa entre cristianos y musulmanes.

Todavía espantado por la situación, el pequeño Moses fue apuntado como el próximo objetivo por el grupo radical de musulmanes, quienes querían acabar con toda la familia del predicador. Sus amigos lo refugiaron hasta que pudo exiliarse a Inglaterra.

Semejante cambio no podía resultar para nada simple, pero el fútbol fue el elemento que lo ayudó a recomponer su vida. Sus habilidades hicieron que se destacara en la escuela secundaria, en la cual fue observado por el club Cosmos 90 FC, un modesto equipo de la Liga de Tandridge.

En su etapa de adolescente explotaba toda su rebeldía dentro de las canchas de fútbol. Maravillaba a sus compañeros y rivales con increíbles goles, pero a veces se pasaba de la raya.En un partido amagó al arquero contrario con un caño, le tiró un sombrerito y lo volvió a eludir para poder marcar, de manera innecesaria, su gol. El chico quedó arrodillado y rompió en llanto por semejante humillación. La madre del arquero no lo toleró y atacó a Moses con su cartera.

Estaba claro que Victor se había comportado de forma errónea y había confundido los valores que el fútbol juvenil intentaba inculcarle. Pero cuánto podía saber de esto el joven nigeriano si lo único que le mostró la vida fue la espalda.Y lo que siempre le faltó fue un poco de respeto.Su entrenador, Tony Loizi, se puso en el rol de predicador para dejarle al chico Moses una gran enseñanza: “no importa cuán bueno seas, siempre debes ser humilde”. Esa fue la primera vez en la que al jugador le hablaron sobre el respeto.

La segunda fue cuando Loizi le abrió las puertas para que llegara al Crystal Palace.Tres años después de aquel día fatal, Moses llegaba al club londinense para continuar con su sueño de brillar en el fútbol. Posteriormente fue traspasado al Wigan Athletic y luego al Chelsea FC, uno de los equipos más importantes del mundo.

Sus grandes cualidades lo llevaron a las categorías menores de la Selección inglesa de fútbol. A pesar de haber sido el goleador en la Eurocopa Sub-17 de Bélgica 2007, había algo que a Moses no le terminaba de cerrar. Fue entonces que demostró lo que había aprendido por parte de Loizi. Victor eligió el respeto por encima de los logros cuando decidió representar a Nigeria futbolísticamente. El pueblo nigeriano tomó esto con mucho aprecio y hoy lo admira como la gran figura que es.

En esta época se aceptan más las convocatorias de jugadores nacidos o criados en otro país. Nigeria se empieza a formar en el respeto por las enseñanzas de sus futbolistas, quienes desean hacer un gran Mundial en Rusia, siempre en base a la nobleza que los caracteriza.

La batalla de Berna en Suiza 1954

Matías Tolosa

Ferenc Puskás fue el mejor jugador del seleccionado húngaro revelación en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1951, donde ganó la medalla dorada, y en el Mundial de Suiza en 1954, en el que logró el subcampeonato, pero también tuvo su momento oscuro en el fútbol, justamente en esa Copa del Mundo en Suiza, cuando en cuartos de final Hungría derrotó a Brasil en Berna.

Aquel partido del 27 de junio de 1954 llamaba la atención de todos, eran dos equipos que jugaban de maravilla, Brasil venía de ser segundo en 1950 y Hungría era el campeón olímpico y desplegaba un juego muy vistoso. A pesar de esto, ese encuentro culminó en victoria 4 a 2 para el equipo húngaro, pero el resultado quedó en segundo plano, ya que los países protagonizaron el hecho más sucio del fútbol mundial. El desarrollo del juego fue muy friccionado, se cobraron 42 faltas, Hungría tuvo dos penales a favor y el árbitro inglés Arthur Ellis expulsó a tres jugadores, dos brasileños y uno del conjunto europeo. El conflicto se salió de control al momento del pitazo final, cuando todos los que estaban pisando el verde césped, tanto jugadores como técnicos, se pegaron sin piedad alguna en el camino hacia los vestuarios, hasta que pudo intervenir la policía.

Puskás, nombre con el que actualmente se conoce al premio que reconoce al mejor gol de la temporada, fue recordado por lo que hizo fuera de la cancha ese día, porque no ingresó al campo de juego por una lesión en su tobillo. Sin embargo, eso no le permitió estar exento de las agresiones entre ambos países, sino que todo lo contrario. El goleador húngaro le pegó un botellazo al mediocampista brasileño, Pinheiro, que salió del estadio con tres puntos de sutura en su cabeza.

Sin dudas, Brasil y Suiza marcaron ese hecho como la “Batalla de Berna” y quedará en la historia como el día en que ambos equipos insultaron a la deportividad. Arthur Ellis reconoció luego del partido que “se comportaron como bestias” y mantuvo que la FIFA, ente organizador de esa competición, no sancionó a ninguno de los dos equipos porque “algunos dirigentes tuvieron miedo de perder viajes a atractivos destinos turísticos”.

Croacia, o acostumbrarse a sobrevivir en el conflicto

Federico Ferster

Croacia participará del Mundial por quinta oportunidad luego de su independencia en 1991. Se podría decir que jugadores croatas ya se enfrentaron a Argentina en el Mundial de Italia 1990, por ejemplo. Pero, como no todo es felicidad, e independencia es sinónimo de guerra, los croatas estuvieron cinco años para separarse de Yugoslavia en una intensa guerra que dejó al menos 400.000 muertos.

El conflicto comenzó en 1921 tras la sanción de la Constitución de Vidovdan en 1921, que establecía al Estado de los serbios, croatas y eslovenos como un país unitario, lo que significó el fin del poderío croata por sobre el resto de los dos países miembros. Con el asesinato del principal opositor de esta nueva Ley Constitucional, Stjepan Radic, durante una discusión en el Parlamento entre Punisa Racic y Radic en 1928, el primero sacó su pistola y asesinó de un disparo a su enemigo político.

Como consecuencia inmediata del asesinato de Radic se estableció una dictadura militar a cargo de Alejandro I que abolió la ley en enero de 1929 e inhabilitó el uso del Parlamento, otorgándose así todo el poder político, económico y militar. El 3 de Octubre de 1930 convirtió al Reino de los serbios, croatas y eslovenos en el Reino de Yugoslavia en donde tomó decisiones tales como eliminar el sufragio secreto y universal y prohibir los partidos políticos regionales, religiosos o raciales, como así también restringir los derechos de asociación, reunión y libertad de prensa. También se otorgó el poder de elegir a los Gobernadores, Ministros y Oficiales del Ejército yugoslavo.

Su gobierno militar culminó en 1939 con el Acuerdo de Cvetkovic-Macek, que consistió en un arreglo entre el Primer Ministro del Reino de Yugoslavia, Dragisa Cvetkovic, y el líder político croata Vladko Macek, que estableció la creación de una nueva provincia denominada Banovina con capital en Zagreb, la cual se comprometía a participar en la defensa, asuntos exteriores y finanzas del Reino.

En el marco de la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia fue invadida por el Ejército Nazi e Italia, donde partes de Croacia pasaron a ser propiedad alemana. Este fue el momento en el que se creó el Estado Independiente de Croacia, dirigido por Ustasha, un grupo terrorista basado en el racismo religioso a cargo del dictador militar Ante Paveli?.

Paveli? estableció la Ley de Antisemitismo, que significaba la hostilidad frente a los judíos, serbios y gitanos asesinados posteriormente en los campos de concentración de Jasenovac y Stara Gradiska. Se estima que murieron al menos 30000 judíos, 320.000 serbios y por parte de Croacia hubo 200.000 casos de asesinatos.

Para contrarrestar la ocupación nazi, la unión del Estado Independiente de Croacia creó un movimiento llamado Los Partisanos de Yugoslavia o más conocido como Ejército Popular de Liberación y Destacamentos Partisanos de Yugoslavia. En 1944, Los Partisanos participaron de la Operación Belgrado con ayuda del Ejército de la Unión Soviética en el cual salieron victoriosos para lograr la retirada Nazi de Serbia, lo que significó la retirada progresiva de la zona de los Balcanes.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, Croacia se convirtió en una Unidad Federal Socialista Unipartidista como parte de la República Socialista de Yugoslavia y desde ese entonces reclamaron una autonomía dentro de la Federación. Después de la desintegración de Yugoslavia en 1991, los croatas lograron su independencia el 8 de octubre de ese mismo año pero recién para el 2013 se pudo unir a la Unión Europea luego de cambiar algunos aspectos políticos, económicos y ambientales.

El aporte del fútbol local en la historia de los Mundiales

Alejo Afonso

A lo largo de la historia de los Mundiales, la convocatoria de jugadores del fútbol local a la Mayor ha ido variando según la época y los técnicos. Una realidad es que los futbolistas que tienen un buen torneo en la Liga Argentina son exportados inmediatamente a Europa. Es por eso que, en los últimos 20 años, el seleccionado fue conformado casi en su totalidad por jugadores que actúan en el exterior.

En los primeros Campeonatos del Mundo, la situación fue distinta. En el de Uruguay de 1930, todos los citados -en ese momento eran 22- jugaban en el país, algo que resulta obvio porque todavía no existía el profesionalismo -que nació en 1931-. El equipo que más aportó aquella vez fue Boca con cuatro, le siguió Racing y Estudiantil Porteño con tres, Estudiantes de La Plata y Lanús con dos, y Argentino de Quilmes, Central Norte, Talleres de Remedios de Escalada, Sportivo Buenos Aires y Sportivo Barracas, aportaron un solo futbolista.

En la Copa siguiente, realizada en Italia en 1934, 18 de los 22 integrantes jugaban en el fútbol local. Los equipos que proporcionaron a sus futbolistas fueron: Sportivo Buenos Aires, Barracas Central, Defensores de Belgrano, Estudiantil Porteño y Unión con dos cada uno. Por otro lado, Colón de Santa Fe, Sarmiento de Resistencia, Sportivo Alsina, Gimnasia y Esgrima de Mendoza, Sportivo Desamparados, Almagro, Dock Sud y Godoy Cruz con uno.

En Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966 nuevamente todo el plantel formaba parte del fútbol argentino. Pero los equipos que daban a los jugadores eran mayormente los cinco grandes y se le sumaban Lanús, Vélez, Estudiantes, Argentinos Juniors y Banfield con un citado dependiendo el Mundial.

En 1974, el entrenador Vladislao Cap, eligió 16 futbolistas del ámbito local para representar a la selección en Alemania. Entre ellos se encontraban Carlos Babington, Miguel Brindisi y René Houseman –una de las figuras de Huracán–, Ubaldo Fillol de River y Mario Kempes y Aldo Poy de Rosario Central, entre otros.

Para la Copa disputada en 1978 en tierra local, César Luis Menotti decidió que 20 de los 22 convocados fueran del fútbol de nuestro país. Con eso logró que los clubes presten a sus jugadores sin inconvenientes y construyó un equipo competitivo, organizado y trabajado que le dio el primer título del Mundo a los argentinos. Aquella vez River aportó cinco futbolistas, Talleres e Independiente cuatro, Racing, San Lorenzo y Huracán dos, y Newell´s proporcionó uno. Los dos integrantes que no jugaban en nuestro país eran Mario Kempes (Valencia) y Alberto Tarantini (Birmingham).

En 1982, en España, fueron 14 los que residían en equipos nacionales. River fue el que más aportó con Ubaldo Fillol, Alberto Tarantini, Américo Gallego, Mario Kempes y Julio Olarticoechea. En el Mundial siguiente, en México, la cifra aumentó en una unidad y nuevamente el millonario fue el que más jugadores dio para representar al seleccionado. Esta vez fueron Nery Pumpido, Héctor Enrique y Oscar Ruggeri. Por parte de Independiente fueron Ricardo Bochini, Néstor Clausen y Ricardo Giusti, y de Argentinos Juniors fueron elegidos Sergio Batista y Claudio Borghi.

Para Italia 1990 y Estados Unidos 1994 la cifra de futbolistas locales ya se ubicaba por debajo de la mitad del plantel con 10 convocados. River, Racing, Independiente, Boca, San Lorenzo, Newell´s, Vélez y Ferro aportaron para aquellas Copas.

A partir de 1998 la citación de jugadores del fútbol local bajó notablemente. En Francia solamente eran 6 de los 22 elegidos: Germán Burgos, Leonardo Astrada, Sergio Berti y Marcelo Gallardo de River, Pablo Cavallero de Vélez y Marcelo Delgado de Racing.

En Corea-Japón 2002 hubo una modificación en el número de integrantes del plantel, en lugar de ser 22 por país, pasaron a ser 23. En aquella Copa se dio la mínima participación de jugadores locales argentinos en la historia. Solamente Ariel Ortega y Claudio Husaín, ambos de River, fueron elegidos. En el Mundial del 2006, en Alemania, Roberto Abbondanzieri y Rodrigo Palacio (Boca), y Oscar Ustari (Independiente), eran los únicos que jugaban en el país en ese momento.

Con la conducción de Diego Maradona en el 2010, Diego Pozo y Ariel Garcé (Colón), Martín Palermo y Clemente Rodríguez (Boca), Juan Sebastián Verón (Estudiantes) y Nicolás Otamendi (Vélez) viajaron a Sudáfrica siendo los únicos del plantel que disputaban la Liga Argentina.

En Brasil 2014 representaron al país Agustín Orión y Fernando Gago por Boca y Maximiliano Rodríguez de Newell´s. Para Rusia 2018, los elegidos serán Franco Armani y Enzo Pérez de River, Cristian Pavón de Boca y Maximiliano Meza de Independiente.

Los últimos tres ganadores de los Mundiales se formaron con la mayoría de sus convocados en el fútbol local: Alemania, en 2014, tenía 16 de los 23 en la Bundesliga; España, en 2010, tenía 20 de los 23 jugando en la liga española e Italia, en 2006, llevó a sus 23 futbolistas provenientes del Calcio.

El primer Mundial

Agustín Zorrilla

La FIFA, desde su nacimiento, tuvo como objetivo la organización de un Campeonato del Mundo. Fue en Barcelona, el 18 de marzo de 1928 y con la firma de Alfonso XIII, rey español, donde se decidió que el primero se celebraría en julio de 1930 en Uruguay, país que ostentaba los títulos olímpicos de 1924 y 1928. España era candidata, pero el peso de los sudamericanos decidió la elección después de que se ofrecieron a pagar todos los gastos de viaje y hotelería para los países participantes.

Para aquel año, pocos meses faltaban para que José Félix Uriburu ejerciera su gobierno de facto al frente de la presidencia argentina, desalojando de su puesto a Hipólito Yrigoyen, causando el primer golpe de Estado en la Nación. En paralelo, el mundo vive bajo las secuelas de la enorme crisis bursátil de 1929 en Nueva York. En India, Mahatma Gandhi conduce una marcha de 350 km hasta el mar desafiando a los británicos, a modo de protesta, contra el monopolio de la sal. Por otra parte, el fútbol –ya establecido en Europa– en Sudamérica ya es algo más que un deporte.

La mayoría de los países europeos decidieron no asistir al evento propuesto por la FIFA.José María Mateos, por entonces seleccionador español, aseguró que aquello era un viaje “impracticable”, tanto por la distancia hasta Montevideo, como por el perjuicio que suponía a los clubes tener que ceder a sus jugadores en pleno campeonato, en una liga recién nacida. La selección española había sido medalla plateada en los Juegos de 1920, mientras que Italia había sido bronce en Ámsterdam dos años antes del primer Mundial. Ni el compromiso por parte de los uruguayos sirvió para que las mejores escuadras de aquella Europa pusieran rumbo al nuevo continente.

Debido a las bajas, la competición redujo el número de participantes de 16 a 13. La idea original fue un torneo por eliminación directa, pero con 13 participantes los organizadores decidieron que los equipos se dividirían en cuatro grupos, a través de un sistema de liga, donde el vencedor de cada grupo se clasificaría para la siguiente fase. Por cada victoria, el equipo ganador se adjudicaría dos puntos, el perdedor ninguno, y en caso de empate ambos recibirían un punto. Los cuatro primeros del grupo pasarían a una fase final, con eliminación directa a partido único, en la que estaba previsto un tiempo extra en caso de empate.

Curiosamente, el sorteo para definir los grupos se hizo cuando todos los participantes desembarcaron a tierra uruguaya. El motivo fue tener la total seguridad de que todos los conjuntos sorteados participarían del Mundial.

Contrariamente a lo que sucede en la actualidad -cuando los Medios destinan gran cantidad de espacio a los mundiales-, la revista El Gráfico solo presentó una nota de una página, titulada “Mañana en Montevideo se iniciará el Primer Campeonato del Mundo”. La tapa, blanco y negro y con el título en cursiva, mostraba a Ángel Bossio, el arquero elegido para defender la camiseta celeste y blanca.

El balón con el que se jugó tenía una costura exterior, similar a las pelotas que utilizan en el fútbol americano actualmente, con lo que hacía peligroso un remate de cabeza. La solución era jugar con boina. Algunos jugadores las rellenaban con papel de periódico o cartón, para darle más fuerza a los impactos.

El Mundial de Uruguay bien se podría llamar el de Montevideo. Es el único que se ha celebrado sólo en una ciudad y faltó muy poco para que únicamente se celebrara en el estadio Centenario. El retraso en la inauguración del gran estadio hizo que se tuviera que jugar también en Pocitos y Parque Central.

La anécdota curiosa fue protagonizada por Ulises Saucedo, quien era el director técnico de Bolivia, pero también fue árbitro durante el certamen. Dirigió el choque entre Argentina y México y en su historial queda que ha sido el único árbitro capaz de pitar cinco penales en un mismo partido mundialista. Luego supo ser juez de línea en cinco, incluyendo el encuentro final entre el anfitrión y el seleccionado argentino.

Aquel partido, el 30 de julio de ese mismo año, fue disputado con dos pelotas diferentes. Esto sucedió a causa de que el certamen carecía de una oficial y cada seleccionado estaba acostumbrado a un tipo de balón; por ende, la FIFA aprobó que cada tiempo se jugara con una pelota distinta. Casualmente, el primero, que fue disputado con el balón propuesto por Argentina, finalizó 2 a 1 a favor del equipo albiceleste, mientras que, en el segundo, Uruguay logró dar vuelta el marcador 4 a 2 con la pelota que la Celeste había presentado.

Raro fue lo que le pasó al mediocampista argentino Luis Monti. Se lo había visto llorar en el vestuario y no era de emoción precisamente. La razón de ello era que los días previos a la final el jugador había sido amenazado con que, si ganaba su país, su familia y él mismo lo sufrirían. Francisco Varallo, compañero del seleccionado, declaró: “Si un uruguayo se caía, él lo levantaba. Monti no debió jugar aquella final, estaba muerto de miedo”. Años después se supo que aquellas amenazas provenían del dictador italiano, Benito Mussolini.