miércoles, julio 16, 2025
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Tapia y los atajos del corto plazo

Julián Rozencwaig

La formalidad dirá que la historia oficial comenzó aquel 1° de junio de 2017 cuando Jorge Sampaoli, el entrenador reconocido por la obtención de la Copa América con Chile en 2015 –por primera vez en la historia trasandina-, dio su primera conferencia de prensa vestido con el buzo de la Selección Argentina. Sin embargo, el último desempeño del oriundo de Casilda no fue precisamente en el país situado al otro lado de los Andes, sino en Sevilla de España, institución en la que logró un cuarto puesto coronado con goleada 5 a 0 a Osasuna. “No me voy ni por plata, ni por otro club, ni por mercenario. Si me voy, me voy a la selección de mi país”, dijo en la conferencia de prensa post partido.

Pero un mes atrás, Edgardo Bauza aún era el director técnico del seleccionado argentino. La asunción de Claudio “Chiqui” Tapia (entrenador, dirigente en Barracas Central y vicepresidente de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado o simplemente Ceamse fueron algunas de sus funciones previas, sin título alguno) en la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) tambalearon la continuidad de “El Patón” en el cargo.

Y así fue como apareció un “audio filtrado”, esa frase que tanto revolotea en el día a día de los argentinos y no solo en el ámbito deportivo. La reunión entre el flamante presidente del ente máximo del fútbol argentino y el conductor del equipo ya había finalizado, cuando los supuestos dichos vociferados por el mandatario mediante la grabación, abundaban los medios de comunicación: “Es un boludo. (…) Capaz que después de ahí reflexionó y se irá”. Cuatro días pasaron para su desvinculación.

Y la odisea inició nuevamente. Sampaoli admitió que anhelaba “hace mucho tiempo” dirigir al equipo argentino. Cuando los resultados no acompañaban y el hincha no apoyaba, el directivo lo defendía como a un amigo de toda la vida, ese al que uno es capaz de quemarse con fuego. “Confío en él”, le anunció a Radio Mitre el 13 de julio y justificó: “Se la jugó cuando vino porque estaba cómodo en Sevilla y hasta tenía ofertas superadoras”.

“Lo banco aunque Argentina no pase la primera ronda del Mundial. Ya lo hablé con él”, soltó aduciendo que el contrato acordado es por cinco años, es decir, hasta la Copa del Mundo que se disputará en Qatar. Las pruebas lo delatan. ¿Fe ciega? No solo pasó la primera ronda, sino que alcanzó octavos de final.

No obstante, las operaciones asomaron para el siguiente capítulo dentro del show mediático, que convence y deprava a millones de televidentes y lectores: nuevamente, la aparición de la tan moderna palabra“audio” era tema principal para la industria comunicacional, en esta ocasión del entrenador de Atlético Madrid, Diego Simeone, criticando al casildense.

Encuestas, noticias y debates acerca de la llegada de un “hombre capacitado” al cargo que aún hoy está ocupado abundaron.¿Y si acaso sucediera una idéntica situación en cualquier otro ámbito laboral? ¿No es más frustrante que la eliminación dentro de una Copa Mundial de fútbol?

“El procedimiento educativo más poderoso que tiene la sociedad son los medios de comunicación (…), que se especializan en pervertir a los seres humanos”, manifestó en alguna ocasión un pensante Marcelo Bielsa, entrenador que condujo la Selección Argentina de 1998 a 2004. La frase es aplicable para este presente tan identificado con la antítesis de su razonamiento.

A Tapia lo delatan sus dichos, como a cualquier dirigente, deportista y ser humano a la hora de tomar decisiones. Según una entrevista publicada el 18 de octubre de 2017 en diario La Nación, su vínculo con la AFA por cuatro años y el de Sampaoli por cinco envuelve proyectos y, “para que un proyecto se dé en los resultados, tenés que dejarlo y cumplirlo”.

Un hombre vale lo que vale su palabra, expresa un dicho. Si es verdad, es otra discusión. Si el entrenador se queda o se va, no parece vislumbrarse muy lejos. Que el tiempo haga lo suyo y dé la razón al que la tiene.

Foto: AFP

Fara Williams, una futbolista callejera

Iván Lorenz @Ivanlorenz_

Vaya uno a saber qué pasa por la cabeza de un futbolista a la hora de patear un penal. La pena máxima la llaman. Esa pena tiene una víctima y un ejecutor. No hay roles fijos. A veces le toca al pateador ser el verdugo o al revés, y el arquero automáticamente supera ambos términos para convertirse en salvador, héroe. Es un duelo mental. Externo, si se piensa en las tribunas, el rival, el equipo, el torneo, el campo, el desarrollo del juego. Interno, lo que nadie sabe.

Vaya uno a saber qué pasaba por la cabeza de Fara Williams cuando la árbitro Carol-Anne Chenard vio la mano en el área de la colombiana Carolina Arias y pitó penal para las Leonas inglesas. Queen Fara -así la llamaban en Everton- tenía que patear desde los 12 pasos aquel 17 de Junio de 2015 en Canadá, donde se enfrentaron Colombia e Inglaterra en el Mundial Femenino.

Vaya uno a saber qué pasaba por la cabeza de la número 4 inglesa. Imposible. No existe leer los pensamientos del ser humano. Pero lo que sí existe -y de esto no se salva nadie- es el archivo. Arma letal del periodista. Permite conocer a una persona, hurgar en busca de historias para contar. Es imposible saber qué pasaba por la cabeza de Fara, pero el archivo permite suponer aquello que podría haber pensado en ese momento la londinense de ojos oscuros, opacos.

Los primeros pasos hacia la pelota quizás le recuerdan a sus primeros pasos nocturnos en las calles de Peckham, zona sur de Londres. Algo aterrada a sus 17 años. Una joven que acababa de abandonar su casa por una discusión con su tía, que la había invitado a irse. Una joven que no sabía que pasaría los siguientes seis años sin hogar, yendo de hostel a hostel, vagando por las calles londinenses. Una joven que no sabía que aquella discusión en su casa en Battersea, la alejaría de su madre por nueve años, en gran parte porque ambas son algo tercas.

Podría estar pensando en sus gambetas de aquel entonces que, muy lejos de quebrar cinturas con una redonda, consistían en caminar 100 metros y girar para volver a caminarlos, para que su entorno piense que estaba algo loca. Podría también pensar que los gritos de esos días, que no ordenaban y alentaban a sus compañeras, eran exclamaciones con el fin de intimidar para que las personas se alejen.

El grito de los fanáticos ingleses, expectantes de sus siguientes movimientos, los que confían al ver el número 4 en su espalda, la podría llevar a pensar lo mucho que ocultó su condición de chica callejera. Su doble vida: la de la muchacha que dejaría todo por representar a su país y la de la niña indigente, aquella que no lo contaba por miedo a ser juzgada.

Quizás, se acuerda de que el fútbol la ayudó a sobrellevar esos seis años de deambular. De que fue el deporte, el que la motivó a no volver a la casa y luchar por ser una de las jugadoras más importantes de la historia inglesa. A pensar que en algún momento, luego de debutar con la mayor en noviembre de 2001, tendría casi 30 partidos más con la camiseta inglesa que el mismísimo Peter Shilton, aquel que sufriría la Mano de Dios dos años después del nacimiento de Fara.

O si no, el recuerdo de las niñas y niños indigentes que ella entrena para que tengan un lugar en donde reposar y disfrutar y que, por algunos momentos, se les olvide que viven en la calle. Que se olviden de comprar drogas y solo quieran recuperar la pelota y jugar. Porque ella sabe que un pequeño en situación de calle no tiene nada. Ella, sin embargo, tenía el fútbol, que la hacía pensar que todo iba a estar bien. Entiende la soledad que pueden sentir, que ella suplió hablando con algunos amigos de confianza, pero siempre manteniendo una barrera alta hacia su persona. Era difícil de amagar la mediocampista.

Cuando se acerca aún más al balón y ya debe pensar dónde colocarlo, podría acordarse de la libertad y la independencia que sintió al abandonar su casa y la sensación de estar volando en ese preciso instante. Las ganas de volver que su tozudez borraba de su cabeza y convertía en ganas de vestir la camiseta nacional, con la que, sin saberlo, se convertiría en la inglesa más ganadora.

Tiene que pensar también, se supone, en cómo sus botines Nike, amarillo flúor, pipa violeta, impactarán el objeto redondo. Entonces quizás hace un repaso de su trayectoria para aplicar todos sus conocimientos y lograr que la pelota conecte con la red. Entonces recordaría sus comienzo en Chelsea, su paso por Charlton AthleticEverton o su presente en Liverpool y, por qué no, ya se imagina su futuro en Arsenal. Con los clubes recuerda las dos FA Cup de mujeres que ganó o la Premier League o sus premios a la Jugadora Internacional del Año.Tiene que convertir.

Hope -divertido que su nombre signifique esperanza- Powell podría invadir sus pensamientos. La entrenadora que tuvo en la Sub-19 de Inglaterra y que le recomendó ir a uno de los centros de ayuda para indigentes, cerca de la estación de tren King´s Cross, donde J. K. Rowling elegiría mandar al protagonista de sus libros, Harry Potter, a tomar el tren para ir a Hogwarts y el mundo de la magia. No tan parecido a un mundo mágico pero acogió a Fara, que capaz también pensaba que luego de convertir ese penal, estaría aún más cerca de convertirse en la inglesa más goleadora de los mundiales. Se acuerda, posiblemente, de la bolsa de dormir que le regaló Powell, una de las primeras que dió cuenta de la condición que Williams ocultaba con esmero.

Otra profe podría aparecer cuando Fara ya se prepara para arquear la pierna y chutar. Mo Marley, quien la dirigió en Everton y le consiguió un trabajo como entrenadora, cosa que cambiaría su vida, comenzaría a cambiar su condición de callejera. La misma mujer que se encargó de pagarle los viajes ida y vuelta de Londres a Liverpool para que vaya a las prácticas. La ciudad de Liverpool y Everton, lo cual la podrían llevar a pensar en Amy Kane, su compañera de equipo que, junto a su familia, la acogieron por un tiempo. Incluso podría pensar que, algunos meses después tras patear el penal, se estaría casando con Amy, sin saber que eso provocaría la separación.

Ya cuando su pierna comienza a descender, podría pensar en cómo festejará el tanto. La podría invadir entonces, un recuerdo que le podría hacer brotar lágrimas. Pero empezaría, seguramente, con una pregunta: ¿Por qué borró el mensaje de texto de su madre, que había seguido su carrera para no perderle el rastro? Quizás no estaba con la cabeza para eso, porque fue en 2009 y justo había clasificado a la final del Campeonato de Europa. Porque el corazón que armó para el festejo de uno de los tantos ese día, quizás no estaba dirigido a su madre Tanya.

Recordaría quizás, que su madre volvió a insistir en 2010, cuando hizo un gol al minuto 50 ante Suiza para clasificar al Mundial 2011 en Alemania. Volvió a festejar formando un corazón, al igual que Di María en 2014 ante el mismo rival. Su madre decidió escribirle nuevamente, agradeciéndole por el festejo, ya que ella estaba cercana a cumplir los 50 años. Se acordaría entonces que, tras leer sola en una habitación el mensaje rompió en llanto y comenzó a recomponer la relación con su madre, la mujer que años antes se había cruzado en el funeral de su abuelo, sin intercambiar una palabra.

Pero son todas suposiciones. Tampoco sabía que luego saldrían terceras, a pesar de que posiblemente pensaba en dar la vuelta con Inglaterra. Pero los pensamientos desaparecen en el momento justo en el cual impacta el balón. Ya nada importa, solo resta ver quien será el verdugo esta vez. Sin sacarle el ojo de encima, siguió el trayecto de la pelota y oyó el silencio en su cabeza. Ese silencio que, una vez que el bombazo cruzado superase a la arquera colombiana Sandra Sepúlveda, se convertiría en festejo y grito de gol.

Un guía, un transformador, un Maestro

Joaquín Arias

Un señor que se crió y creció en Montevideo ya tiene 71 años. Tres compatriotas de él, que irradiaron infancia hace algunas primaveras, suman 65 entre todos. La cuestión etaria sería intrascendente si no fuera por el hecho de que Oscar Washington Tabárez, el entrenador más longevo en posicionarse entre los ocho mejores de un Mundial, es el encargado de liderar, entre otros, a Rodrigo BentancurNahitan Nández y Lucas Torreira –aquel trío cuyas edades juntas no llegan a las siete décadas– para que en conjunto catapulten a Uruguay hacia la cima universal por tercera vez.

Cuando Tabárez dirigía en su primera Copa del Mundo, en Italia 1990, 11 de los 23 jugadores del plantel charrúa de Rusia 2018 no habían nacido. Solamente el volante Carlos Sánchez, el lateral Maxi Pereira y el arquero suplente Martín Silva superaban los cinco años. La diferencia de edad es mayúscula, aunque diminuta en comparación con lo que representa para la pelota uruguaya ese hombre que camina su cuarto certamen mundialista con bastón, producto de una neuropatía crónica: un líder que pone su experiencia y sabiduría al servicio del crecimiento futbolístico y humano, fundamentalmente, de jóvenes y adultos que visten la camiseta celeste.

En el período de 15 años entre 1991 y 2005 que sirvió de paréntesis para una y otra era de Tabárez, el cambio fue lo único permanente en la Selección uruguaya, a tal punto que pasaron 13 entrenadores. El Maestro, que se recibió como docente en el Instituto Normales de Montevideo y que alternó la enseñanza en aulas de primaria con su puesto de zaguero o lateral derecho, retomó el timón en 2006 para hacerlo de manera integral.

Es conductor de la Selección mayor al mismo tiempo que supervisor de los conjuntos juveniles, desde el Sub-15 hasta el Sub-20. Lo deja en claro en el proyecto “Institucionalización de los procesos de los Seleccionados Nacionales y la formación de sus futbolistas”, una combinación de diagnóstico, evaluación y plan ideado por él en el que, por ejemplo, mide el “severo” impacto de la globalización en el fútbol del país oriental.

Tiene 71 años, sí, pero eso no le impide comprender la idiosincrasia del fútbol actual. Sabe que con la “garra charrúa” no es suficiente y por eso, como aseguró Diego Forlán, “están apareciendo jugadores con buen trato de pelota, con un estilo diferente a lo que tenía Uruguay a lo largo de su historia, algo que está bien porque el futuro de la selección pasa por ese tipo de jugadores”. “Se está cambiando la filosofía de juego, se le sumó más manejo de pelota”, aportó otro goleador, Enzo Francescoli.

Según la perspectiva del docente y filósofo Darío Sztajnszajber, quien se opone a la cuestión “formadora” de la educación aduciendo “¡como si los alumnos no tuvieran forma!”, al Maestro le quepa a la perfección el mote de guía, de transformador. Su enfoque educativo se resume en su frase “un joven talento debe entrenar y prepararse para desafíos de la vida; el joven debe estudiar, no debemos entorpecer eso, debemos favorecerlo, eso acrecienta las posibilidades deportivas”. Inculca conocimiento en diversas disciplinas como la historia y la geografía, organiza salidas a museos y teatro para los jugadores jóvenes y apuesta a los buenos modales, una convicción que se ve evidenciada en que no permite dejar los platos en la mesa.

Cuando hay vocación, conocimiento y capacidad para liderar un equipo, 40 y hasta 50 años de diferencia no marcan nada. Como tituló el diario Marca uno de sus artículos, Uruguay es “el espejo en el que Argentina no quiere mirarse”. En términos de territorio y población, la nación charrúa es muy pequeña, y más todavía si se la compara con la figura de ese guía, transformador y maestro que hace 71 años fue bautizado como Oscar Washington Tabárez.

El secreto del Tigre

Alejandro Rodríguez Tovar

Para nadie es un secreto que Radamel Falcao García es uno de los futbolistas más importantes en la historia del fútbol colombiano, llegando incluso a ser el máximo goleador de la selección cafetera con 30 goles. Su relación con la Tricolor tuvo su punto más alto el pasado 24 de junio, cuando Colombia derrotó a Polonia 3 a 0 con un gol suyo, cumpliendo el sueño que tenía desde pequeño y que había postergado cuatro años por la lesión en su rodilla izquierda que le impidió disputar el Mundial de Brasil 2014.

Durante dos temporadas, el mayor goleador en la historia de la Europa League jugó en la isla británica, para el Manchester United en la temporada 2014/15, y para el Chelsea en la 2015/16, aunque su rendimiento no fue el esperado y debió volver a la liga francesa. El próximo rival del equipo de Pékerman será Inglaterra, por los octavos de final, y El Tigre quiere seguir sumando goles en su cuenta personal para avanzar de ronda. Pero hay algo detrás del jugador del Mónaco que muchos no saben y es que el capitán de Colombia tiene ascendencia inglesa.

Recién iniciaba la década del ’30 y Europa aún sufría los estragos de la Primera Guerra Mundial y de la Gran Depresión de 1929. En Burn, un pequeño pueblo del condado de Yorkshire del Norte, ubicado al nordeste de suelo inglés, vivía George King, quien se desempeñaba como contador en Selby, una aldea vecina. La dura crisis obligó a King a aceptar un trabajo en el norte de Colombia, en la multinacional UnitedFruit Company, exportadora de bananas en la Costa Caribe, así que armó sus valijas y desembarcó en tierras colombianas en 1932 con su esposa esperando un hijo. Lamentablemente su mujer falleció en el parto de la pequeña criatura y King quedó viudo. En medio de la tragedia decidió quedarse en América, donde conocería a una mujer con la que se casaría de nuevo y tendría cinco hijos: Jack, Roy, Carlos, Telma y la abuela de Falcao, a la que llamaron Denis.

Así fueron creciendo los King en Santa Marta hasta llegar a Radamel García King, padre del delantero del Mónaco y exfutbolista, quien, en 2014, mientras su hijo jugaba en el Manchester United confesó que quiso sacarle el pasaporte inglés a Falcao.

Denis King todavía vive en Santa Marta, junto con su familia, y recibe muchas veces la visita del delantero de la selección colombiana, que no pudo demostrar su poder goleador en la tierra de sus antepasados, pero que espera seguir inflando las redes en la máxima cita del fútbol mundial, marcarle al país de su bisabuelo y avanzar con Colombia a cuartos de final para seguir haciendo historia y tratar de superar lo hecho en la Copa del Mundo pasada. Esta vez, con El Tigre en la cancha.

La caída argentina, en los diarios del mundo

Dalmira San Miguel, Tomás Seré, Nahuel Gala y Joaquín Arias

La derrota de Argentina por 4 a 3 ante Francia el sábado en el Kazán Arena tuvo repercusión en múltiples diarios y sitios web del mundo. Para comenzar, todos los medios franceses coincidieron en que Kylian Mbappé fue la figura del encuentro. El diario L’Équipe título la nota “¡Que locura!”. A esta, la acompañó una fotografía de los jugadores franceses festejando el triunfo. Además, definió al primer gol de Ángel Di María como ‘golazo’. El periódico Le Monde, en tanto, rotuló: “Los azules borraron a la Argentina y continúan su viaje a cuartos”. Por último, Le Figaro utilizó adjetivos calificativos para nombrar a los jugadores franceses: “Majestuoso Mbappé, fabuloso Griezmann, suntuoso Pogba”. En el mismo artículo la Selección Argentina fue descripta como “difícil, fuerte y gran rival”.

Il Corriere dello Sport, de Italia, tituló: “Adiós al sueño mundial argentino, ¿era la última chance del 10 argentino?”Tutto Sport, por su parte, publicó: “Mbappé borra a Messi, Francia 4 – Argentina 3” y agregó que “La Pulga otra vez se va cabizbajo”La Gazzetta dello Sport hizo foco en las declaraciones de Diego Armando Maradona: “Argentina era la crónica de una muerte anunciada”. Además, fue el único que recalcó la salida de Javier Mascherano de la selección.

El periódico estadounidense USA Today publicó que por un tiempo, parecía que la suerte de Lionel Messi había cambiado y, con ella, su forma de pensar, convirtiendo su experiencia en la Copa del Mundo de la miseria al optimismo e incluso poniendo una sonrisa en su rostro por el más breve de los momentos. No duró mucho” y aseguró que “Messi desapareció del corazón de la acción durante largos tramos en Kazán”. A su vez, The Guardian, de Gran Bretaña, expuso que “al final, el horror simplemente se confirmó”, además de referirse al elenco albiceleste como “un equipo que parece preparado para sobrellevar, para arreglárselas lo mejor que puede, hasta que un momento individual cambiara todo” y afirmar que “Messi estaba en un escondite desde el principio”.

The Sun, también británico, encabezó aseverando que “Kylian Mbappé crece de niño maravilla a ´El hombre´ y destrona a Lionel Messi”, mientras que Bild, de Alemania, puso en su tapa: “Mbappé dobla a Messi”. La particularidad de este diario fue que catalogó a Nicolás Otamendi como “el jugador más repugnante de esta Copa del Mundo”, a lo que añadió que “el defensor tuvo actuaciones y descarrilamientos que permiten poner en duda su sentido común”.

¿Qué publicaron los medios de países limítrofes? En primer lugar, Gazeta Esportiva de Brasil calificó al encuentro como un “partidazo” y destacó que Francia “aprovechó las fallas en la defensa” para ganar 4 a 3. A su vez, la sección deportiva del diario La Tercera de Chile indicó que “esta vez no hubo espacio para ningún milagro. Ni menos para la aparición de un genio para torcer el destino. Francia respondió al favoritismo y se deshizo de Argentina en el primer duelo de octavos de final” y luego resaltó el “amor propio” de la selección de Sampaoli. El sitio web Ovación, de Uruguay, subrayó el hecho que Argentina está “afuera de los 8 mejores de un Mundial por sexta vez” y remarcó la mezcla de frustración y optimismo de cara al futuro expresada por Jorge Sampaoli en la conferencia de prensa posterior al juego.

Caemos para aprender a levantarnos

Nahuel Gala @nahueGala

Parece como si el clima de la Ciudad de Buenos Aires se contagiara de lo que sentimos en este momento. Como si el gris que se disipa por la Capital Federal se confundiera con la tristeza de que la Selección Argentina quedara eliminada nuevamente de una Copa del Mundo. Pero el fútbol de nuestro país pide a gritos una reestructuración urgente, con una idea clara y un proyecto que seguir.

Respetando plazos, pensando a futuro, apostando por juveniles, que lo inmediato no ocurra tan prontamente, que se prepare, se piense, se analice y se ejecute. Argentina es un conjunto plagado de estrellas que representan de la mejor manera posible a esta nación a lo largo y a lo ancho del planeta. Lamentablemente, llega un momento en el que los resultados no se dan y el ansiado deseo de victoria enceguece la realidad.

Tanto querer levantar un trofeo, tanto querer estar en la cima, que se desvía el foco principal: el proceso. Uno que murió cuando José Pékerman dejó el cargo de entrenador tras caer en cuartos de final del Mundial de Alemania 2006. Famoso por su formación de novatos junto a Hugo Tocalli, su asistente, lograron que la albiceleste se afianzara con el título en los Campeonatos del Mundo Sub-20 de 1997, 2001, 2005 y 2007. La mayor, desafortunadamente, no logra una copa internacional desde 1993. Un cuarto de siglo sin consagrarse.

A la hora de regenerar esa semilla perdida, hay varios equipos que se pueden tomar como grandes ejemplos para imitar. Para empezar, es necesario tener una organización fundamental en la Asociación del Fútbol Argentino, algo que no sucede porque además de que fue intervenida hace unos años, los escándalos con respecto al sueldo de los jugadores generaron un contundente paro de futbolistas en su momento. Si cada uno tira para su lado es muy complicado salir a flote. Asimismo, la función de los más jóvenes es indispensable.

De los últimos cinco Mundiales Sub-20, en Rusia estuvieron presentes solo dos integrantes de aquellos planteles: Nicolás Tagliafico (2011) y Cristian Pavón (2015). En cambio, Uruguay, por ejemplo, aportó once. Entre ellos Martín Campaña (2009), Nahitan Nández(2015) y Rodrigo Bentancur (2017).

Organizar la futura camada es muy importante. Educar entrenadores, dirigentes, futbolistas, preparadores físicos, ayudantes de campo, puede servir para que lo cosechado rinda sus frutos. La Federación Alemana de Fútbol aporta un gran respaldo a sus 36 clubes de élite (18 de Bundesliga y 18 de 2. Bundesliga, segunda división profesional) para que fomenten la educación amateur a jugadores hasta la categoría Sub-21. Los directores técnicos de las categorías Sub-9 hasta Sub-19 obligatoriamente deben ser full time.

Los teutones son los principales artífices de seguir una idea sin derribarla en el largo camino que conlleva: en la Eurocopa del 2000, disputada en Bélgica y Holanda, cayeron en fase de grupos por primera vez en su historia. Luego perdieron la final de la Copa del Mundo de Corea-Japón contra Brasil 2 a 0. En el Campeonato Europeo de Portugal 2004 volvieron a caer en primera ronda. Fue así que, en el Mundial del 2006, albergado en su nación, terminaron en el tercer puesto.

Dos años más tarde, en la Eurocopa de Austria y Suiza cayeron en la final ante España 1 a 0, resultado que se repetiría en las semifinales de Sudáfrica 2010 en Durban Stadium ante el mismo rival. En Ucrania y Polonia, donde se celebró el Campeonato Europeo del 2012, también sufrieron la caída en esa instancia, esta vez a manos de Italia. No dejaron de creer y de seguir su proyecto. Finalmente, en Brasil 2014, alzaron la Copa del Mundo en el Maracaná.

Joachim Löw, entrenador desde el 2007, no bajó la cabeza y siguió al mando ante tantas derrotas pero que trajeron lo que deseaba. Hace once años es quien dirige a Die Mannschaft y renovó contrato hasta finalizar Qatar 2022. En este milenio, Alemania tuvo solo cuatro: Erich RibbeckRudi VöllerJürgen Klinsmann y Löw.

Argentina, en cambio, tuvo nueve entre Marcelo Bielsa (asumió en 1999) y Jorge Sampaoli. Un estilo diferente como el inglés sigue esta línea de restauración e ideología de recambio hace ya tiempo.

En Alemania 2006 cayeron con Portugal en octavos de final con la recordada expulsión a un inocente y joven Wayne Rooney que los dejó con uno menos hasta que, tras 120 minutos, Ricardo (arquero portugués) paró tres penales y le dejó servida la serie a un Cristiano Ronaldo de 21 años que sellaría la clasificación y eliminación de los británicos anotando desde la pena máxima que definió la serie.

De ahí a Sudáfrica 2010 pasaron cuatro temporadas, jugadores mucho más maduros de mente y edad: Frank LampardSteven GerrardJohn Terry y una selección con un promedio de edad de más de 28 años entre 23 convocados. Inglaterra quedó eliminada en octavos contra el conjunto de Löw por 4 a 1.

Roy Hodgson, entrenador inglés en Brasil 2014, reforzó con nuevos jugadores un plantel plagado de leyendas indiscutibles pero que estaban en las últimas con la camiseta de Los Tres Leones. De todos modos, quedaron afuera en primera ronda en el grupo que compartieron con UruguayItalia y la sorpresiva Costa Rica que llegó a estar entre los ocho mejores. Tras tantas caídas, y al quedar eliminados en octavos de final de la Eurocopa de Francia 2016 contra la histórica Islandia, el reclutamiento de jóvenes comenzó.

En el 2017, Inglaterra logró la Copa del Mundo Sub-17 y Sub-20, el Campeonato Europeo Sub-19 y el Torneo Esperanzas de Toulon en Francia. Jugadores como Trent Alexander-Arnold (19) del Liverpool, Ruben Loftus-Cheek (22) del Crystal Palace, Marcus Rashford (20) del Manchester United, Dele Alli (24) del Tottenham Hotspur y Raheem Sterling (23) del Manchester City integran los citados por Gareth Southgate para dar frescura y energía a un equipo que carecía de juventud hace años.

Estas naciones europeas dieron la nota por estructurar sus divisiones inferiores y organizar el fútbol con proyección mirando hacia adelante, que es todo lo contrario a Argentina. De todos modos, nunca es tarde. La reconstrucción es posible si la AFA está dispuesta a que suceda. Queda en manos de los dirigentes que se renueve la manera en que nuestro amado deporte consiga reabastecerse ya que quedó en añicos tras el 4 a 3 sufrido ante Francia en octavos de Rusia 2018.

Indudablemente, los entrenadores y jugadores que vengan de ahora en más también deberán ser respetados como parte del proceso dirigencial y futbolístico que se sugiere que haya. Hace rato que la Selección no gana un título oficial, pero para estar en la cima primero hay que saber estar al borde del abismo y ponerse en cuestión por qué las cosas no vienen saliendo como se espera.

Darse cuenta de que no todo va por el lado de tener al mejor jugador del mundo sino saber complementarlo con juveniles que, a futuro, ganen experiencia y afiancen un grupo en temporadas por venir. Es hora del recambio, sin echar a nadie, solo enfatizarse en quiénes cumplieron un ciclo y le dejan lugar a los más jóvenes y quiénes todavía tienen cuerda para seguir guiando a este conjunto a la gloria que se les niega hace 25 años.

Los cañones apuntan a Sampaoli

Joaquín Grasso

La dolorosa eliminación de la Selección Argentina en los octavos de final del Mundial de Rusia 2018 en manos de Francia generó una enorme desazón en un pueblo albiceleste que apunta todos los cañones a Jorge Sampaoli, acusándolo de ser el principal responsable de esta situación.

Está en evidencia que el entrenador, sea por falta de tiempo –dirigió tan solo 15 encuentros- o por incapacidad propia, jamás logró imponer su idea de juego que tanto resultado le dio en el combinado de Chile y en Sevilla de España.El “desorden ofensivo” que el casildense aspiraba que tuviera su equipo brilló por su ausencia. En su trayecto en la Copa del Mundo, la Selección pecó de previsible, se caracterizó por la tenencia intrascendente de la pelota en la mitad de cancha, sin profundidad, y dependió del diferente –Lionel Messi, quien no mostró su mejor versión en Rusia– para romper las líneas rivales y generar situaciones de gol.

“Es mi responsabilidad no poder encontrar el equipo para acompañar a Lionel”, aseguró Sampaoli tras la goleada sufrida ante Croacia. ¿Y por qué no apostó con la dupla Dybala-Higuaín que tantos goles marcó en el fútbol italiano? El hecho de que Giovani Lo Celso no haya sumado minutos en el certamen resulta impensado y contradictorio a los dichos del DT. El actual volante del Paris Saint Germain era uno de los fijos en el esquema que planteaba Sampaoli en los amistosos y el socio principal de Messi. “Lo Celso, desde mi idea, es un jugador que le va a dar el vuelo futbolístico al equipo. Es importantísimo”, había afirmado, luego del 4-0 contra Haití. Pese a esto, días antes de enfrentar a los Vikingos, lo desplazó al banco y, desde aquel momento, no tuvo chance de sacarse la pechera de suplente.

Pese a estar poco aceitada, la discutida línea de tres/cinco defensores que se había implementado frente a Venezuela por las Eliminatorias volvió a instalarse ante Islandia en el debut mundialista, relegando a la posición de laterales-volantes a futbolistas como Eduardo Salvio y Marcos Acuña, cuyas mejores versiones se vieron en el último tercio del campo de juego. A pesar del sistema empleado y de los nombres que lo conformaron, el elenco nacional exhibió una penosa labor en la última línea y expuso desacoples en el retroceso ante los ataques contrarios. Tal es esta situación que a Argentina le convirtieron nueve goles en cuatro partidos.

Otra de las fallas que desató la desaprobación popular fue la elección del arquero titular. Uno de los motivos por el cual el DT se inclinó por Wilfredo Caballero, suplente en Chelsea, en lugar de Franco Armani, de descollante temporada en River, fue por su correcto juego con los pies. Sin embargo, y por desgracia, Caballero debió ser reemplazado por Armani en pleno certamen por un imprudente error en la salida, justamente en un pase corto, que provocó el primero de los tres goles croatas.Claro está que gran cuota de responsabilidad tienen sus dirigidos.

Muy pocos son los que demostraron estar a la altura de un Campeonato Mundial. Sin embargo, la falencia del entrenador está en no haber podido encontrar los nombres correctos para su idea de juego. Probó una innumerable cantidad de jugadores y no repitió la misma alineación de un encuentro a otro desde que está al mando. No obstante, en sus últimos cotejos, y con la soga al cuello, apostó al 4-4-2 y terminó apoyándose en la ya conocida formación de los “históricos”.

Asimismo, la desacertada elección de plantear el choque crucial ante Francia con un falso 9 y no repetir el mismo esquema que utilizó en el triunfo ante Nigeria colmó la paciencia del hincha. Como era de suponer, Messi se tiró unos metros atrás para entrar en contacto con la pelota y, entonces, el equipo padeció la falta de un estandarte ofensivo e inclinó su juego hacia las bandas sin tener una referencia fija en el punto de penal para finalizar los ataques. Sampaoli volvió a fallar desde el vestuario y esta vez en un cruce de eliminación. Les Bleus no perdonaron y Argentina se volverá a casa.

Toda esta amalgama de desatinos por parte de los jugadores, dentro del campo de juego, y del propio entrenador, a la hora de la planificación, ocasionaron la dolorosa -aunque no inesperada- eliminación de la Selección Argentina de Rusia 2018. “No evalúo la posibilidad de dar un paso al costado”, ratificó el entrenador pero, ¿La AFA respaldará su postura?

Messi y Ronaldo, afuera

Bárbara Fritzler

Aquellos que pensaban que era posible que un único jugador podía ganar todos los partidos de su equipo sin importar la actuación colectiva del mismo, se sorprenderán al ver hoy que tanto Cristiano Ronaldo como Lionel Messi se quedaron sin la posibilidad de consagrarse campeones del mundo.

Portugal, con una clasificación que terminó siendo casi tan agónica como la del seleccionado argentino, cayó hoy ante un fuerte Uruguay que cada vez se perfila más como un serio candidato. Si las expectativas en cuanto a lo que los lusos podían lograr en Rusia habían crecido, fue por las actuaciones superlativas del número 7 durante toda la fase de grupos, donde demostró ser un líder más que necesario. La figura del Real Madrid fue el goleador del equipo con 4 goles marcados, además de que hasta el momento de enfrentar a la Celeste sumaba 15 disparos al arco y había recibido 13 faltas de parte de sus rivales. Solo Neymar, de Brasil, ejecutó más remates al arco que él durante el Mundial (17).

Ronaldo tiene 33 años y Messi, 31. Ambos llegaban a Rusia dando la impresión de que esta sería la última Copa del Mundo en la que los aficionados podrían disfrutarlos en toda su plenitud. Aunque ambos jugadores se asemejan en la presión con la que cargan al ser considerados “los mejores”, las selecciones de Portugal y Argentina no tienen tantos parecidos, mucho menos en lo que se esperaba de ellas. Argentina, dos veces campeona del mundo y a pesar de su subcampeonato obtenido en Brasil 2014, no podía considerarse como un equipo candidato si se tenía en cuenta su actualidad. Pero su camiseta pesa. Y quizás por eso, después de un desfile de directores técnicos, distintas formaciones en todos los partidos, una dirigencia sospechosa y una clasificación complicada tanto en Eliminatorias como en Primera Ronda, era que todavía podía permitirse ilusiones ante Francia. En cambio, Portugal ponía todas sus fichas en Cristiano Ronaldo, a sabiendas de que es un jugador de esos que probablemente no volverán a tener en muchos años. En Argentina, una Generación Dorada encabezada por Messi parece llegar a su fin. En Portugal, Cristiano se juega sus últimas cartas.

El precio de ser el jugador distinto siempre es caro. Sienten, desde los medios y desde las tribunas, que tienen la obligación de demostrar todo el tiempo su grandeza. No obstante, es inevitable ponerle un freno al dramatismo. De los considerados los mejores jugadores de fútbol de la historia, solo dos han conseguido el máximo logro, y son Diego Armando Maradona y Pelé. Alfredo Di Stéfano y Johan Cruyff nunca se han consagrado campeones mundiales y sus nombres no brillan menos en la lista, porque sus carreras han demostrado que merecen ese reconocimiento. Y hay muchos otros grandes del deporte que han lamentado no llegar a esa gloria, nombrarlos llevaría todo el día. Quizás, a esta altura, lo que hay que preguntarse es si realmente cambiaría algo que Ronaldo y Messi ganen un Mundial. Los engrandecería, seguro. Pero por no ganarlo, ¿dejan de ser los mejores? ¿Lo necesitan para justificarse? Lo ganen o no, probablemente no cambiaría la opinión de nadie, los amen o los odien.

Hoy se despidieron dos figuras que incluso podían (y quién sabe si hasta soñaban) con cruzarse en Cuartos de Final. El fútbol y el destino no permitieron que se vean las caras. Del otro lado, Francia y Uruguay, que priorizan al equipo antes que las individualidades, se jugarán el pase a la semifinal.

Cuatro años (no) es poca cosa

Iván Lorenz @Ivanlorenz_

113 minutos jugados en el Maracaná. Centro al área. Control de pecho perfecto del número 19 alemán. Aún en el aire, Mario Götze, define cruzado. Sergio Romero sigue el recorrido del balón con la vista. La Brazuca se deja abrazar por la red. Una Argentina atónita. Lionel Messi y sus ojos posados en la Copa del Mundo que lo ve pasar. La ilusión del arranque hecha añicos. A pesar de los esfuerzos, la albiceleste no pudo contradecir a Gary Lineker. Ganaron los alemanes. Terminó el Mundial. ¿Y ahora qué?

El Mundial es cada cuatro años. ¿Sigue el entrenador? ¿Los jugadores? ¿Cómo se retoma a la vida normal? ¿Cuántos días faltan para el próximo? Alejandro Sabella renunció 16 días después de la final tras tres años al mando. Faltaban casi cuatro veces 365 días para la siguiente Copa del Mundo. Una ganga en términos vitales pero mucho tiempo para el fútbol argentino que atravesaría fuerte cambios.

Las aguas se enturbiaron un día después del adiós de Sabella. El 30 de Julio de 2014 falleció Julio Humberto Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) desde el 6 de abril de 1979. Ni entrenador, ni presidente del órgano rector del fútbol nacional. Aparecerían los intérpretes: Gerardo Martino, como nuevo entrenador proveniente del Barcelona y Luis Segura como presidente interino de AFA (era el vicepresidente de Grondona).

Martino había firmado hasta el cierre de las Eliminatorias de Rusia 2018. Sus colaboradores: Elvio Paolorroso, el preparador físico, y Jorge Pautasso, el ayudante de campo. Dos Copas Américas, el desafío de clasificar al subcampeón al próximo Mundial y un proyecto con las juveniles de cara a Río 2016. El saldo final: 19 partidos ganados, 3 perdidos y 7 empatados.

El primer objetivo era la Copa América en 2015. Año en el que asumió como presidente de la Nación Mauricio Macri, quien será relevante más adelante. Finalistas otra vez. Segundo puesto, nuevamente. Los penales le dijeron que no a Argentina y que sí a Chile, dirigido por Jorge Sampaoli, otra presentación anticipada.

Habría elecciones en AFA a finales de año. 75 asambleístas. Sorpresivamente, se contabilizaron 76 votos. 38 para Luis Segura y 38 para Marcelo Tinelli. La Inspección General de Justicia (IGJ) aportó veedores a los comicios y estaba autorizada para verificar boletas y firmas, no para abrir los sobres. Detectó dos envoltorios con dos boletas por el mismo candidato. Al parecer, hubo una tercer doble elección que pasaron por alto y por eso los números no cerraron. Inexplicable. Las elecciones sin efecto. Ilegítimas.

Meses después, aún con Segura en el cargo de Viamonte 1366, llegaría la revancha de la albiceleste, la Copa América Centenario. Nuevamente una final con Chile. Otra vez los penales dijeron que no. Pero esta vez fue distinto. Messi erró el suyo -no había fallado ni contra Holanda en 2014, ni en la final anterior con Chile- y anunció su retiro de la Selección luego de volver a perder una final. Golpe fatal para el entrenador que renunciaría nueve días después.

Una final que casi no se juega. La FIFA había anunciado la intervención de la AFA a través de una Comisión Normalizadora para estabilizar la situación de la asociación sin fines de lucro. La jueza María Romilda Servini de Cubría había elevado un acta que desconocía lo dictaminado desde Zúrich. El motivo era que la jueza consideró una intromisión del ente regido por Gianni Infantino en las investigaciones de la IGJ sobre el uso del dinero de Fútbol Para Todos. La AFA corrió peligro de desafiliación con la FIFA.

Dos finales en dos años en la época Martino. Sin embargo, renunció ¿Raro? Faltaba alrededor de un mes para los Juegos Olímpicos de Río. ¿Renunció? Su proyecto de juveniles no prosperó. Los clubes no quisieron ceder a los jugadores y la AFA no estaba dispuesta a negociar. Boca dijo que permitiría ir a sus jugadores una vez finalizada su participación en la Libertadores (la final era siete días antes del inicio de los Juegos y el Xeneize llegó a semifinales); River no quiso ceder e Independiente, para no ser menos, hizo lo mismo. Se sumaron los clubes de Europa. Algunos de los futbolistas: Cristian Pavón (finalmente viajó), Paulo Dybala, Giovani Lo Celso, Manuel Lanzini.

Año 2016. El último sueldo cobrado por el Tata había sido en noviembre de 2015. Argentina debía afrontar los JJOO sin entrenador, una AFA en caos y clubes que no querían ceder a sus jugadores. Se instalaría el 21 de Julio la Comisión Regularizadora que designó como director técnico para los Juegos a Julio El Vasco Olarticoechea, Campeón del Mundo en 1986 y entrenador del seleccionado femenino argentino de ese entonces. El desorden institucional quedó reflejado en Río: afuera en fase de grupos.

La Comisión Normalizadora estaba compuesta por cuatro miembros: el presidente de Belgrano de Córdoba, Armando Pérez, como autoridad máxima; el secretario de Asuntos Legales e Internos de Boca Juniors, Javier Medín, como vicepresidente y, los otros dos integrantes, eran la abogada Carolina Cristinziano y el presidente del Consejo Federal en el marco AFA, Pablo Toviggino.

Fue la Comisión Normalizadora la que designó a Edgardo Bauza como entrenador de Argentina en reemplazo de Martino una vez finalizados los JJOO. Tomó el timón del barco albiceleste estando tercero en la clasificación y con la vuelta de un marinero de alto rango: la nueva edición de Lío Messi con el cabello platinado.

En octubre de 2016 tomaría protagonismo el presidente Macri, que decidió que el Estado no destinaría más dinero al fútbol. De esta manera se rescindió contrato y se habilitó la cesión de derechos de televisación a empresas privadas. La licitación sería obtenida por las empresas estadounidenses Fox y TNT Sports en 2017.

La Comisión presidida por Armando Pérez comenzó a perder fuerza. Uno de los motivos fue el cómo distribuir el dinero de Fútbol Para Todos (se hablaba de un monto total de 350 millones de pesos). Así fue como en octubre, dirigentes de la B Nacional, B Metropolitana y Primera presionaron para lograr la disolución del Comité y el llamado a elecciones al corto plazo. ¿A qué se debió la cohesión dirigencial? La deuda de AFA con los clubes que, a su vez, debían sueldos de sus jugadores. Se sumó la participación de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), que de la mano de su secretario Sergio Marchi, amenazó y cumplió en postergar el arranque del fútbol si la deuda no se saldaba.

No dio para más. Se disolvió la Comisión y hubo elecciones en AFA el 29 de marzo de 2017. De 43 votos, tres fueron en blanco y el resto, todos en favor del único candidato: Claudio El Chiqui Tapia, acompañado por Daniel Angelici, el primer vicepresidente y Hugo Moyano, el segundo. AFA volvía a tener un presidente electo.

Fue Tapia quien, a pesar de haber apoyado públicamente al Patón, lo removió del cargo a los casi diez días como presidente de AFA. Tres victorias, un empate y tres derrotas. Argentina quinto, en zona de repechaje, peligro de no clasificar al Mundial.

Todos los fusiles apuntaban a Jorge Sampaoli como nuevo entrenador de la Selección. El mismo que en 2015 había ganado la Copa América con Chile. El 1 de junio de 2017 se calzó el buzo del seleccionado y fue presentado como nuevo entrenador. Tapia, buscando generar una columna vertebral más firme para la AFA, empezó a tomar medidas pensando en el futuro del fútbol argentino. Así fue como el contrato de Sampaoli sería de 5 años. Así fue también como casi un mes después, en el Hotel Hilton de Puerto Madero, se realizó el lanzamiento de la Super Liga, aquella que había asomado tímidamente en las elecciones de 2015.

Conocida es la clasificación a Rusia sobre la hora. Tres goles del número 10 sacaron el pasaje de vuelo directo hacia el Mundial. A último minuto también fue el pasaje a Octavos, con una derecha de Marcos Rojo que estaba en el área, en una posición desubicada.

Pero el corazón no siempre todo lo puede. Francia acabó con el sueño mundialista de los argentinos. El juego se impuso al sentimiento. Una Argentina que empujó. El 3-4 final camufla el desarrollo del encuentro. Sin embargo, a pesar de que Les Bleus fueron superiores en lo futbolístico, el resultado sí refleja la entrega de los albicelestes.

Cuatro años en términos vitales no es mucho. Alrededor de 70 jugadores se pusieron la celeste y blanca desde el 2014 hasta hoy. Cuatro partidos tampoco es mucho. Sí lo es para el fútbol argentino. Una fase de grupos en la que se habló de un Golpe de Estado de los jugadores. Nunca se repitió equipo. Cambios de esquema. Línea de tres, de cuatro. Con un 9, con falso 9. Improvisación. Un plantel armado para el 10, no encontró cómodo al capitán de la Selección. Messi, algo perdido, irreconocible, un planteo que no lo ayudó. Los audios de WhatsApp y los rumores, como el golpe de Pavón a Mascherano, circularon más que la pelota entre los mediocampistas y delanteros argentinos.

Sampaoli firmó por cinco años y dijo en rueda de prensa que no evalúa dar un paso al costado a pesar de haber caído en Octavos. El 10 de Francia, Kylian Mbappé, incontrolable para los argentinos que lo verían festejar en dos ocasiones y caer para que el juez sancione penal en favor de los francos. Otra vez faltan casi 4 veces 365 días para el próximo sueño mundialista. El sueño Rusia 2018 terminó. ¿Y ahora qué?

Foto: SERGEI GRITS AP

Impostergable: los desafíos deben transformarse en acción

Joaquín Arias

Como si se tratase de una paradoja o una señal del destino, el partido que enterró todos los sueños –quimeras tal vez- de la Selección Argentina en Rusia 2018 tuvo las mismas características que el ciclo que imperó todos estos últimos años: cambiante, desordenado y en el que la jerarquía individual -Mbappé, Pavard, Di María- eclipsó desajustes estructurales.

Duele, duele mucho, pensar que un país con tantas carencias va a tener que seguir escuchando de fondo esa voz caribeña de Nicky Jam cuando la odisea ya no es tal.“Imaginábamos que Argentina iba a llegar mucho más lejos que dónde llegó”, cuenta Jorge Sampaoli,que por segunda Copa del Mundo consecutiva cae en octavos de final. “Imaginábamos”, una palabra que, mientras el terreno sea mutante e impredecible, va a estar más asociada a la ilusión que a lo probable.

El final de la película fue triste. No fue humillante, ni escandaloso. Quizá la imagen más decepcionante haya sido la de Nicolás Otamendi impactando con un pelotazo visceral a Paul Pogba cuando este ya estaba relamido en el césped de Kazán. Un halo de impotencia en un equipo cuya búsqueda y ambición fue tan incesante como rescatable.

Eliminados, ¿y ahora? El fin de ciclo de ese caudillo que fue directo a morir y que lo hizo entregando todo su potencial ya es una realidad. Javier Mascherano lo admite con un tono desgarrador que emociona. Sin embargo, aunque cueste creer que la camiseta celeste y blanca con el número 14 en la espalda tendrá estampado otro apellido, la selección continuará existiendo. No sobreviviendo.

¿Deshacer todo o construir sobre la escasa tierra firme que hay? asoma como uno de los interrogantes centrales del seleccionado nacional y de toda la estructura que lo envuelve. Línea de trabajo definida e inversión y dedicación sostenida en los conjuntos juveniles -esos que en unos años pueden transformar quimeras en sueños- son las prioridades que no se pueden postergar más. Delinear una idea y que todas las decisiones sean consecuentes con ella. Una autocrítica feroz y muchos diagnósticos hechos con los ojos abiertos se deben realizar con urgencia. Es el momento. Ahora. Porque Argentina hace rato se fue eliminando sola y el cúmulo de desafíos, de una vez por todas, debe transformarse en acción.

Foto: FIFA