viernes, octubre 18, 2024
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Deschamps, el bicampeón

Julián Rozencwaig

Ese rubiecito no parecía de 11 años. Sin embargo, los tenía. Lo corroboraba Norbert Navarro, su primer entrenador de fútbol, junto a los ojeadores que asistían a los partidos para cazar algún talento. Ese chiquilín atrevido les daba órdenes a chicos cuatro años mayores que él y estos obedecían. Un presagio de lo que sucedería 17 años después cuando, por su personalidad, llevó la cinta de capitán estampada en la manga izquierda de una camiseta que le llegaba hasta los antebrazos y con la que levantó la Copa del Mundo.

“Lo que me sorprendió la primera vez que jugué con él fue su barba, tenía 12 años y era un fenómeno físico. Les llevaba una cabeza a todos. Creo seriamente que nació con un brazalete de capitán alrededor del brazo”, revela Bixente Lizarazu, exfutbolista que compartió equipo con ese pequeño adulto en el campeonato mundial de 1998. Sus muslos también se diferenciaban del resto de sus compañeros por su gran tamaño.

Navarro confiesa que “sabía leer el juego desde pequeño y con eso era un líder natural”. En un partido de categorías inferiores, fracturó el antebrazo de un arquero como consecuencia de un tiro libre ejecutado desde 25 metros de distancia.

El chiquito achaparrado nacido en Bayona, una ciudad del sur francés que mezcla trazos galos y vascos, es Didier Deschamps, actual entrenador campeón de la Selección Francesa de fútbol. Es propicioso aclarar el deporte ya que comenzó jugando al rugby en su localidad y no tuvo otro remedio que pasarse al fútbol en Aviron Bayonnais, su primer club, por insistencia de sus amigos que lo habían dejado solo practicando con la pelota ovalada.

De hecho, no dejó de seguir uno de los ocios de su niñez. En 2015, cuando la Federación Francesa de Rugby (FFR) decidió que el Top 14 (campeonato masculino de clubes franceses) se disputase paralelamente al campeonato mundial con la dificultad que esto traía para las instituciones de perder a sus mejores jugadores, Deschamps le comunicó aBernard Laporte, entrenador de RC Toulon, que las resoluciones “no eran normales en el rugby” y esto le causaba gracia.

Debutó con 16 años en Nantes de su país luego de que los ojeadores de la institución lo hayan observado en un torneo juvenil, llamando la atención de propios y extraños no solo con su juego sino también con rasgos físicos como sus dientes, el blanco víctima de la creación de memes en Twitter por parte de los detractores de su ideología y su persona. Robert Budzynski, formador de futbolistas y exdirector deportivo del club, lo calificaba como “el guerrero de la tropa y el líder de la banda”, con 15 años y cuando apenas había arribado al club. Su actitud y su personalidad no iban a modificarse a lo largo de su carrera.

Es en el conjunto francés, justamente, en el que como líder del grupo, tuvo que comunicarle a su amigo Marcel Desailly la muerte de su hermano Seth Adonkor tras un suicidio. “A esa edad ya era un jefe”, coincide junto a las declaraciones de sus colegas David Le Goff, exjugador de Mónaco y compañero del volante, quien además lo definía de “sangre fría, con un perfecto dominio del lado emocional suyo y de los demás”. “Marcel, tengo que hablar contigo. Seth está muerto”, le dijo al futbolista ghanés nacionalizado francés en la habitación donde concentraban. Trece años después, compartieron el plantel que se coronó campeón del mundo.

“Marcel era como su hermano, por eso también fue él quien le reveló la muerte de su hermano”, contó David Le Goff.

En su función de mediocampista defensivo (sus primeros desempeños extraoficiales fueron de centrodelantero) logró ganar la Champions League con Olympique de Marsella en 1993y con Juventus en 1996, adjudicándose posteriormente la Copa Intercontinental y otros trece títulos como jugador.

Uno de ellos es el Mundial disputado en su país. “El mayor honor no solo de mi carrera profesional, sino que de toda mi vida”, admitió Deschamps tras su famosa fotografía con el trofeo alzado en sus manos. El jugador de 29 años contribuía al juego junto al número 21 de Juventus, Zinedine Zidane, quien marcando dos de los tres goles de la final ante Brasil se inmiscuía en la historia grande del conjunto bleu.

Deschamps levanta la copa del mundo. A su derecha, Laurent Blanc.

La melena despeinada de aquellos años mutó en canicie adornada perfectamente hacia un costado. Y pasó al otro lado de la línea de cal. En 2004, logró llevar a Mónaco a la final de la Champions League habiendo eliminado a Real Madrid, el equipo favorito de la prensa en la previa, tras un 4 a 2 desfavorable en la ida que logró remontar y, con esto, obtener el pase a las semifinales, en las que dejó en el camino a Chelsea para ser derrotado en la final con Porto. Tras ganar la Copa de la Ligaobtuvo el premio al mejor equipo del mes del mundo, otorgado por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS).

Ascendió a Juventus en uno de los peores momentos de su historia, cuando descendió a la Serie B. En Olympique de Marsella, obtuvo la Ligue 1, título que no lograba la institución hacía 18 años.

Desde julio de 2012 está al mando de la Selección de Francia. En el Mundial de Brasil 2014, su equipo alcanzó los cuartos de final, instancia en la que fue eliminado por la posteriormente campeona Alemania. Perdió la final contra Portugal en la Eurocopa 2016, en la que fue anfitriona. Llegó a Rusia por la gloria. Repetir la hazaña, pero en esta ocasión ya no con la casaca holgada sino con saco y corbata. A veinte años del mayor honor de su vida, logró festejarlo con otra Copa del Mundo.

 

Argentina, técnico y táctico

Julián Rozencwaig

“El mundo virtual”, como señala el entrenador argentino, Jorge Sampaoli“te hace una persona descartable cuando perdés un partido”, pero simultáneamente existe una materialidad paralela denominada “mundo real, en el que las cosas se dicen de frente”.

En este último cosmos empírico, un pequeño grupo –y el más importante– corre por un objetivo disímil al de conjuntos políticos y económicos que con, justamente, estos fines, frecuenta en contra de esa minúscula agrupación que conforman jugadores y cuerpo técnico. Para satisfacer sus objetivos, utilizan, a veces, al mundo virtual.

Y es en el mundo virtual donde se necesitarían cancelar actividades rutinarias del mundo real por más de dos semanas para recolectar las profusas formaciones y los insólitos sistemas de juego que circularon y circulan aún en este momento (no importa cuando lea esto, aún después del Mundial de fútbol) sin un atisbo de seguridad ni chequeo que justificara o justifique su difusión.

En el mundo real, sin embargo, dos esquemas de once jugadores cada uno fueron suficientes para jugar dos partidos. En el mundo virtual, el delantero Cristian Pavón le pegó una trompada en el vestuario tras la derrota ante Croacia a Javier Mascherano, el subcapitán del seleccionado argentino y, entre tantos otros hechos inéditos de este universo, el plantel pretendió echar al oriundo de Casilda para que los dirija el manager, Jorge Burruchaga.

Pero en el mundo real, los futbolistas dialogaron con el seleccionador “en privado”, como manifestó Sampaoli en justificación a no publicar sus dichos, “con el afán de cada uno poner su granito de arena”, conforme a lo que admitió Mascherano y que representa un factor saludable para un equipo (porque al fin y al cabo es eso, un equipo) que se constituye, entre otras cosas, con comprensión mutua mediante comunicación verbal con la meta de trasladarlo al césped.

En el mundo virtual, millones de argentinos publican en detrimento de la Selección Argentina o, directamente, del país; en el mundo real, la pequeña delegación empuja a favor de todos esos millones. El mundo virtual y el mundo real, a veces, se cruzan para herir a los protagonistas y a su entorno que los rodea (familiares y amigos).

“(…) Cuando el objetivo y la camiseta que representamos es más grande que cualquier tipo de interpretación, vamos todos juntos unidos por ese fin”, dice el “Jefecito”, apodado de esta manera por su personalidad, soñando con que, por una vez dentro de tantas veces, un martes 26 de junio, los mundos se entrelacen con el fin de empujar para un mismo lado.

A luchar, mi amor

Catalina Sarrabayrouse

Alba Rueda es una luchadora, una mujer transexual de 38 años que tuvo que superar muchas dificultades a lo largo de su vida y el deporte llegó para mostrarle nuevos mundos donde la discriminación tampoco se queda afuera.

En 2013 trabajaba en la Secretaría de Derechos Humanos y fue en ese momento cuando el fútbol ingresó en su vida. Una compañera se dedicaba al fútbol femenino y organizaron un torneo que llevaba el nombre de distintas mujeres desaparecidas por la trata. Hasta ese momento la estigmatización de las mujeres trans en el deporte había funcionado como factor de expulsión para mantenerla lejos de las canchas, pero su debut le revolucionó el alma. A partir de ahí, comenzó a entrenarse en un parque detrás del Hospital Garraham junto a otras compañeras trans.

Alba milita desde hace mucho tiempo las causas de discriminación a las personas transgénero en la organización Mujeres Trans Argentina y logró formar una opinión firme en cuanto a lo que ocurre en el ámbito deportivo: “En el deporte como lo vemos ahora hay dos cuestiones: una es dónde se asienta culturalmente el hacer deporte. Se asienta en una base ideológica, de creencias. La base es que las mujeres no tenían fuerza, competitividad, desarrollo muscular, una cuestión biológica que era insuperable en la competición entre las personas, entre hombres y mujeres”, argumenta Alba.

A su vez, remarca que en el momento en que se piensa a las mujeres trans como hombres se dejan de tener en cuenta todas las modificaciones que realizaron en su cuerpo para ser mujeres: “La ingesta de hormonas te da otro tipo de desarrollo muscular, otro tipo de cuidados. Tener mamas por ejemplo, las intervenciones quirúrgicas te enlentecen en el deporte, en la natación o cuando corres, todo tiene un peso particular. Realmente jugamos con otras condiciones físicas que el resto de las competidoras. Es esta creencia de que las mujeres trans son hombres en términos de potencia, pero no ponen el hincapié en el desarrollo personal de cada una”, recalca Alba.

Otro problema que nota es la falta de normativas claras en todos los deportes ya que varias mujeres transexuales se han acercado a la organización con diversas problemáticas en cada práctica: “Circula una fortuna de dinero en el negocio del deporte y hay un lobby importante para que no se permita pensar la diversidad. Ese es nuestro diagnóstico y lo vivimos a partir de las experiencias y además concretamente de acercarnos a compañeras que dan cuenta de estas relaciones asimétricas y desiguales”, apunta.

El trabajo dignifica, reza uno de los axiomas peronistas y aquí radica una de las problemáticas más grandes que enfrentan las personas transexuales: la falta de oportunidades de trabajo. La gran mayoría tiene que optar por la prostitución ya que no tiene otra posibilidad: “La prostitución no es una libre elección nuestra, estamos expulsadas de nuestros ámbitos de trabajo y para llenarte la panza de comida tenes que pararte en una esquina. Es así de siniestro, no tiene muchas vueltas”, comenta con firmeza.

Alba es una mujer fuerte, con carácter y que día a día reafirma el lugar que le corresponde en todos los ámbitos, sobre todo en el laboral. No se deja prepotear, no tolera la discriminación ni los malos tratos en ningún lugar. Callarse, ignorar lo que ocurre o mirar para otro lado cuando nota que el respeto está siendo vulnerado no es una opción para esta mujer de valores firmes. A lo largo de los años sufrió distintos tipos de discriminación: en algunas ocasiones la contrataron en trabajos donde el crecimiento laboral era nulo; en su momento, cuando estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, le pidieron que dejara la carrera porque sostenían que nunca iba a poder ser profesora; y también día a día al momento de salir a la calle sufre el calor de las miradas juzgadoras, esas que le duelen más que cualquier palabra, las que la persiguen y no la abandonan ni de día ni de noche: “Yo veo un incremento de la violencia institucional, más violencia de la gente que se siente habilitada al insulto, a la agresión física, a la irritabilidad. No es la misma Argentina la del 2015 que la del 2017. Las cosas están empeorando de manera muy fuerte, la calle es más violenta y se lo atribuyo a distintos mensajes sociales, hay una habilitación política”, denuncia. Alba se fue de su casa cuando eligió mostrarse como mujer y a lo largo del tiempo, con el avance de la sociedad y con el esfuerzo de comprensión por parte de su familia, logró reconciliarse con ellos.

Hoy Alba elige no ser madre debido a toda la violencia que toleró en su vida y cree que son las vivencias las que nos constituyen como personas. La lucha por la igualdad, por las oportunidades y por una sociedad integradora no termina jamás para esta mujer que se para firme ante los temporales que la quieren derrumbar.

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Boca, River, Huracán, Almagro, Independiente, Ferro… parece un listado de clubes por los cuales pasó algún crack argentino, pero no. Es la lista de clubes que discriminó a Celeste Lizarraga, una mujer transexual de 55 años que lucha por la inclusión en el deporte.

Quería jugar al fútbol, quería mostrar sus habilidades vistiendo la camiseta de algún club, pero de manera federada, algo que hasta ahora nunca pudo concretar y las razones jamás fueron claras. La respuesta solía ser la misma: “No podés jugar por edad”, le dijeron en Huracán, lo mismo en Almagro, en Independiente incluso le ofrecieron una beca, pero después retrocedieron. “Fui a muchos clubes, como Ferro que los enamoraba con mi juego, pero siempre surgía el impedimento de la edad”, recuerda Celeste.

El fútbol hace emocionar a millones de personas, lleva a otras tantas a realizar viajes impensados con tal de alentar a un equipo, les hace pagar apuestas impensadas, a despertarse en horarios alocados con tal de ver a su club en otro país con diferencias horarias incalculables, pero también ha hecho sufrir a otros tantos como ocurrió en esta historia. “Para mi es una forma de vida, una pasión. Amor no porque amor se tiene a una madre o a un padre o novia o novio. Es pasión. Mi meta es jugar en Primera de AFA para que las demás como yo no tengan esta problemática. Es el momento en el que soy feliz y me olvido de todos los problemas. Es cuando siento mucha paz y felicidad”, asegura.

La angustia la ha visitado en varias ocasiones, los impedimentos la frustraron, pero siempre supo levantarse después de cada caída: “Yo vine a este mundo con ese talento y cuando te impiden hacerlo buscando excusas que no existen, entonces te deprimís y te caes”, comenta con tristeza.

Celeste es hincha de Boca. Su ídolo máximo, su referente, su único héroe en este lío es Maradona y le hubiese encantado defender la camiseta de su club, pero tampoco pudo. “Busqué en los reglamentos y no hay límites de edad, es desde los 14 en adelante. En el INADI también buscaron los reglamentos y se dieron cuenta que no es la edad”, denuncia. Actualmente juega en distintas ligas como la Liga Jujeña ya que su familia vive allá y viaja asiduamente. Ahí compite junto a otras mujeres y disfruta de jugar el deporte que la apasiona.

La religión ocupa un lugar importante en su vida, es católica y cree que si está en el camino incorrecto Dios se lo dirá. Ante las distintas negativas que tuvo que enfrentarse eligió aferrarse a sus creencias religiosas para encontrar fuerzas y salir adelante. En cuanto a su elección sexual, Celeste asegura que se siente mujer desde muy chica: “Me siento mujer desde pequeña, ya nací pensando de esa forma, no me mostraba así por respeto a mis padres. A los 30 años comencé a mostrarme, no me acuerdo exactamente la edad”, recuerda. A los 18 años tuvo a su único hijo, a la hora de analizar su vínculo destaca el respeto y el fútbol también ocupa un lugar importante: “No sé si me apoyó. Lo que cuenta es que estamos bien y nuestro diálogo es bueno… él sabe de fútbol porque yo lo entrenaba”, recuerda.

Durante 7 años trabajó en las calles, hasta que llegó un día que no pudo hacerlo más y hoy asegura que prefiere morir de hambre antes que regresar a eso: “Un día vi que ya no aguantaba más estar con tipos y que era peligroso. Lo que ganaba se iba rápido y también le pasaban cosas feas a las mujeres y decidí no volver nunca más a la calle”, cuenta Celeste.

En los últimos meses su lucha avanzó y dio algunos frutos, pero aún no se concretó su objetivo final. La abogada del INADI que la representa dialogó con la presidencia de Huracán y existe la posibilidad de que si Celeste pasa las pruebas físicas pueda formar parte del equipo de fútbol femenino. El estado físico no es algo que la preocupe, ya que confía en su criterio a la hora de jugar: “Regular quiere decir que no quemo todo el estado físico de entrada. Además, yo juego de un solo toque como las profesionales de Europa o uno de AFA masculino”, asegura. Celeste confía en su juego, es segura de sus condiciones y sobre todo de sus habilidades: “Juego de enganche, de 10, soy zurda y mi estilo es como las o los brasileños. Pura samba y con mucha habilidad y fantasías”, cuenta orgullosa.

Cierra los ojos y sueña, imagina su futuro y sus deseos son concretos: quiere jugar en el torneo de AFA y ser entrenadora de fútbol femenino. Este último está más cerca de concretarse, pero mientras tanto sigue luchando por jugar al deporte que ama como lo que es: una mujer.

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Victoria Liendro juega al hockey y el proceso para federarse no fue sencillo aunque finalmente, después de una ardua lucha, lo consiguió y el año que viene podrá participar de la liga.

La adolescencia es una etapa de la vida bastante compleja, de muchos cambios y nuevas experiencias. Es un proceso de transición en el que se deja de ser niño y se pasa lentamente a formar parte del mundo de los adultos. Todo esto desequilibra y más aún si la persona no se siente a gusto con su cuerpo como fue el caso de Victoria: “Yo dejé de jugar en la adolescencia porque no me sentía parte de la rama masculina, mi identidad física no condecía con esa adolescente”, recuerda.

Luego de varios años retomó este deporte y hoy con 39 años se choca con distintas dificultades a la hora de querer federarse ya que le exigen una cierta cantidad de hormonas en sangre para poder competir: “Yo hablé con distintos miembros, pero la única salida que hicieron fue seguir al COI y exigirles a las mujeres transgéneros esos valores que son para deportistas olímpicos. Nosotras estamos jugando en categorías locales y en mi caso de segunda división que es el depositario de jugadoras que recién están empezando”, comenta la salteña con indignación.

La circular número 33 de la Confederación Argentina de Hockey dictamina cuáles son las reglamentaciones que las deportistas deben seguir para poder competir: “El nivel de testosterona total en suero debe permanecer por debajo de los 10 nmol/L a lo largo del período de elegibilidad deseado para competir en la categoría femenina”, es una de las reglas y Victoria a mediados de 2017 logró alcanzar estos valores, por lo tanto el año que viene podrá competir de manera federada. Según cuenta, las formas de adquirir los valores requeridos son: “Haciéndome la reasignación de sexo o por bloqueo químico que es bloqueando la producción de testosterona en sangre con anti andrógenos”, explica y añade que la reasignación de sexo implicaría dejar de producir testosterona por completo, hormona que es necesaria para la calcificación de huesos y por eso no la considera como la mejor opción.

Victoria asegura haberse sentido muy sola durante este período: “No tuve apoyo absolutamente de nadie acá en Salta. Ni desde los políticos, yo pensaba que desde allí se podía destrabar esto, es vox pópuli que los estados financian las entidades deportivas y por eso pensé que iba a ser una manera de destrabarse. Ni siquiera la gente de Derechos Humanos de las provincias, ni los colegios de abogados de género, la Secretaría de deportes de la provincia, y eso que yo formo parte del Directorio de Diversidad de la Municipalidad de Salta”, aclara.

A la hora de analizar su historia remarca que las instituciones tienen una gran responsabilidad en la marginación de las personas transexuales. En muchos casos, la familia no acepta la decisión, pero en su caso no fue así. Su madre quedó viuda a los 32 años y tuvo que salir adelante con tres hijos sin importar cuales fueran sus decisiones sexuales. Una institución fundamental es la escuela y muchas transgéneros han tenido que dejar de asistir por la discriminación o por no encajar en los canones estipulados dentro de la institución: “La media de las compañeras trans ni siquiera tienen la posibilidad de hacer un CV porque no han terminado la escuela secundaria. Muchas no tienen la posibilidad de llegar a la entrevista, muchas fueron expulsadas de sus hogares, la cuestión laboral es una deuda pendiente del Estado”, apunta Victoria.

Hasta que consiga federarse, Victoria juega amistosos con su equipo, Central Norte, y busca romper con ciertos estigmas: “Que se saquen esta idea de que somos personas superpoderosas, que pegamos y rompemos la bocha, que matamos, golpeamos y que con un simple roce vamos a voltear a una mujer a 5 metros”. Victoria busca su lugar en el hockey y aunque suene el silbato que da fin al partido, ella seguirá luchando por la igualdad.

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“Cuando hacés la entrada en calor las hinchadas te dicen: ‘¿qué hace jugando un hombre?'”, con este tipo de comentarios convive Brisa Denise que supo sortear la discriminación y hacer oídos sordos a las rivales. Actualmente tiene 30 años y participa de dos ligas de fútbol no federadas en Salta.

En algunas ocasiones tuvo que sortear obstáculos para poder jugar: “Me decían que no podía jugar por lo físico, porque tengo muchas siliconas y hasta el día de hoy estoy limitada un poco a correr, no puedo hacer mucha fuerza”, relata Brisa.

A la hora de analizar los motivos por los cuales no forma parte de una liga federada apunta que la discriminación comienza por ella misma ya que no lo ha intentado por miedo al rechazo. El fútbol forma parte de su vida de manera recreativa y tuvo distintos trabajos: “Después de terminar el secundario mi trabajo fue en la calle, hice un terciario en administración de empresas, pero quería tener pechos y esas cosas y por eso comencé en las calles”, recuerda Brisa. Durante siete años trabajó en las calles hasta que su pareja de ese momento le pidió que no continuara y ahí se dedicó a la peluquería.

Lentamente se anima a dar pasos más grandes y tiene nuevos proyectos para el 2018: “El año que viene quiero estudiar enfermería para poder trabajar, es la primera vez que voy a presentar un Currículum”, comenta con esperanza.

El fútbol es una manera de escapar a sus problemas. Al conectarse con la pelota emprende un viaje donde las preocupaciones, la discriminación y los obstáculos quedan en el olvido por un rato.

Si Messi se cae, todo alrededor se cae

Julián Rozencwaig

Poco menos de una hora para las 15 y el centro porteño argentino ya daba indicios del contexto venidero sin tener en cuenta el resultado y la desazón que podría generar el 3 a 0 en contra. Dos mujeres, una de ellas vistiendo una bufanda celeste y blanca con el escudo argentino estampado, miraban vidrieras. Otro esperaba cruzar la calle con la camiseta que en su espalda registraba el 10 bajo el grabado “Messi”. En el colectivo, un nene, sentado detrás del conductor con una tira colorida bajo los tonos de la bandera nacional colgando de su hombro izquierdo, pataleaba, quizás, de la ansiedad que inoculaba disfrutar un partido de fútbol de Argentina con goles lujosos y proezas típicas de un soñador.

Goles y proezas que no sucedieron en ningún tramo del partido para el lado argentino. Cuatro disparos al arco fueron suficientes para tres tantos croatas; mientras que seis del conjunto dirigido por Jorge Sampaoli no lograron ningún porcentaje de efectividad. El concepto de juego que el oriundo de Casilda anheló y manifestó desde su asunción a partir del primero de junio de 2017 no fue transmitido en el campo de juego ante Croacia.

Un funcionamiento que no estuvo lo suficientemente aceitado para plasmar en esta instancia ante un equipo que demostró totalmente lo contrario: aptitud para afrontar el contexto y el rival. ¿Falta de trabajo? Zlatko Dalic, director técnico croata, asumió el plantel que hoy entrena cuatro meses después de que lo haga Sampaoli en la Selección Argentina.

“Jugar por abajo y protagonizar”, como el entrenador de 58 años comunicó cuando dirigía a Chile durante una conferencia de prensa previa al partido ante Ecuador por la Copa América en junio de 2015, parece una opción inviable para este equipo en el transcurso de la competencia y espinoso para las selecciones identificadas con conceptos lúdicos idénticos o similares (caso España: empate ante Portugal y victoria laboriosa frente a Irán por la mínima).

“El secreto está en creer en la capacidad individual y, sobre todo, creer en la estructura colectiva. Si uno tiene un mal día individualmente, hay que descansar en el conjunto”, le afirmó Sebastián Beccacece, ayudante de campo del conjunto nacional, al diario Clarín el 16 de enero de 2017, cuando entrenaba a Defensa y Justicia. Aplicado a su función actual, Messi tuvo un mal día individualmente y el equipo no ayudó.

“Si el amor se cae, todo alrededor se cae”, dicen en una de sus canciones Los Cafres, una de las bandas favoritas de Lionel Messi según sus manifestaciones al canal de la FIFA, previo al inicio de la Copa del Mundo. Y si Messi se cae, todo alrededor se cae.

Cómo se cambia de género

Matías Chiacchio

Las personas nacen con un sexo biológico establecido, pero algunos durante su vida se sienten identificados con el género opuesto, por eso recurren a los endocrinólogos (médicos especialistas en las glándulas hormonales del ser humano) para realizase distintos tipos de estudios y transformarse en la persona con la que tienen una identidad, a través de técnicas invasivas (distintas cirugías) o no invasivas (medicamentos vía oral o intravenoso). Además, dentro de esta rama de la medicina hormonal se analiza la mente de las personas con la neuroendocrinología, para ver las arquitecturas hormonales del “sexo biológico” que existen dentro del cerebro, durante el proceso de transformación.

El período de cambio es lento y depende del organismo de cada paciente, pero, mayormente, los hombres que se sienten mujeres (mujeres transexuales) muestran las primeras modificaciones corporales a los tres meses de tratamiento; en cambio las mujeres que se sienten hombres (hombres transexuales) lo hacen un tiempo después. En ambos puede durar entre cuatro y cinco años para que sea, completamente, lo que sienten. “Lo que hacemos es un proceso de hormonización que significa cruzar las hormonas del género percibido, con el recibido al nacer y casi siempre arrancamos con el que perciben. En el caso de los varones transexuales, se les dará testosterona, hormona masculina, y si es una mujer se le darán estrógenos que es la femenina. Generalmente, a algunas personas se les da un antiandrógeno (antihormona), para evitar que la dosis de estrógeno sea demasiado alta y afecte a este proceso”, dice Cecilia Calvar, vocal titular de la Federación de Endocrinología Argentina y jefa de endocrinología en el Hospital Fernández, uno de los centros más importantes junto al del Hospital Durand.

Durante este proceso los médicos apoyan a sus pacientes, a través de “El enfoque despatologizador”, que consiste en decir que las personas que se sienten identificadas con otro género no están enfermas psicológicamente, como decían, hasta la implementación de la Ley de Identidad de Género (26.742), los manuales de sexología y psicología. “A estas personas las ayudamos cuando dicen que tienen un problema mental, porque no están felices con su situación corporal y genital, y más si los ofenden de esa manera”, dice Calvar. Por otro lado, Lucia Ciccia, bioquímica y neuroendocrinóloga, analiza: “Algunas personas quieren construir un sexo ideal que está determinado con cuestiones genéticas, hormonales, anatomía genital y la arquitectura cerebral. Nadie cumple con esto y, socialmente, nos obligan a ajustarnos a este pensamiento”.

A las personas transexuales las observan desde distintos puntos de la medicina. La neuroendocrinología se basa en analizar las hormonas en el cerebro de las personas, para determinar por qué su identidad cambió y buscar las arquitecturas en el cerebro del sexo opuesto al que tienen una identidad. “No hay estudios de este estilo, pero sí lo hacen en animales y ahí no podés ver la identidad de género porque son conceptos humanos. Se los ve en la vida adulta si tienen arquitecturas del género biológico y la cantidad de testosterona que hay en el estadio setal, para evaluar si se feminizó o masculinizó de manera opuesta a los genitales. Esos estudios, que son pocos, los hacen con un grupo reducido de personas, por eso no es un muestreo fiable porque no hay más de 30 personas. No es representativo”, dice Ciccia.

Las hormonas integran las funciones sexuales del cuerpo y son reguladas por el Eje de Hipotálamo-Hipofisario (regulan y equilibra los niveles hormonales del cuerpo). Cada una cumple una función distinta: el hipotálamo elimina hormonas y la hipófisis las libera para actuar sobre los órganos genitales del hombre y de la mujer (ovarios y testículos). Además, la hipófisis “se estimula” con la hormona que libera gonadotrofina para fabricar testosterona (interventor y regulador de los procesos de reproducción). En las personas transexuales, incluso en los púberes menores de 16 años, se les pone un inhibidor de gonadotrofina para que el sexo establecido al nacer no se desarrolle. Estas hormonas también forman parte del cerebro, a pesar de la cantidad de testosterona que tenga cada persona.

“El hombre tiene mucha más testosterona que la mujer. Esa diferencia, según la neurociencia, hace que el cerebro se divida en dos formas, en uno femenino y otro masculino, por eso lo define de acuerdo a los dos niveles: si una mujer tiene más testosterona, tiene el cerebro masculinizado y por eso tendría atracción con personas del mismo sexo del identificado al nacer, pero es una mirada biologísta a la que no estoy de acuerdo. Para la endocrinología hay una cosa bilógica para definir la identidad de género: La cantidad de testosterona. Se plantea que nuestras conductas están determinadas al nacer y si una persona se siente de otro género, la neurociencia dice que es un cerebro feminizado o masculinizado porque tuvo menores o más niveles de testosterona”, dice la bioquímica. Además cree que no se puede hacer un estudio para evaluar la cantidad de testosterona a un bebé y luego hacérselo en la vida adulta para evaluar los cambios en las arquitecturas cerebrales. “No sería ético y muy invasivo”, concluye.

La marca de Ronaldo

Julián Rozencwaig

Dos minutos de partido. Cristiano Ronaldo ya había entrado en contacto con la pelota en tres ocasiones, produciendo filigranas –que no es igual a una gambeta que tiene como fin pasar a un rival o un efecto similar que incida en el juego- y generando un penal que posteriormente cambió por gol. En la primera de las tres, los simpatizantes se envolvieron en un grito eufórico que, si un televidente mutaba los relatos y no prestaba atención al partido, automáticamente posaría los ojos en la pantalla para verificar que aquellos bramidos no habían sido consecuencia de un gol.

Por su actualidad en la liga española, no solo los portugueses disfrutaron de su individualidad sino que un grupo importante del sector opuesto del encuentro coincidió con el placer. Y, aunque parecía que Portugal generaría una catástrofe en la historia del fútbol hispano, el conjunto que es dirigido desde hace 72 horas por Fernando Hierro ni se preocupó: movió la pelota y dejó que su juego, ya amoldado, fluya.

Con alrededor del 70% de la posesión del lado español en la mayoría del encuentro, el equipo conducido por Fernando Santos fue contundente y agresivo en tres cuartos de cancha hacia adelante, con Gonçalo Guedes ubicado al lado de Ronaldo como opción de descarga. Junto a Bernardo Silva, quien procuró enlazar los hilos ofensivos de los contraataques que sorprendían a España en inferioridad numérica. La presión alta a partir del mediocampista William Carvalho, como pilar en la mitad del campo, fue la apuesta para neutralizar la conducción de Andrés Iniesta, Isco y David Silva. Ese plan funcionó hasta las salidas del libreto de Diego Costa e Ignacio (Nacho) Fernández, autor de un tercer gol imposible para cualquier arquero por la potencia y la ubicación del tiro.

España desafió las críticas mundiales tras la exclusión del exentrenador, Julen Lopetegui, tras su asunción como director técnico de Real Madrid y el subsiguiente enojo de la Real Federación Española de Fútbol, debido a la ética y a la forma con que el también exconductor de Rayo Vallecano en 2003 llevó a cabo su decisión. A más de tres días de la caída de su piloto, el equipo demostró funcionar automáticamente, con la única necesidad de que alguien escogiera los jugadores que saldrían a la cancha, causa de un proyecto llevado adelante tras el Mundial de Brasil 2014. El seleccionador Hierro –imposible denominarlo entrenador por su flamante aparición- removió tres fichas según la última formación de Lopetegui publicada por la cuenta oficial de la Selección Española: Nacho por Álvaro Odriozola, Koke por Thiago Alcántara y Costa por Rodrigo Moreno Machado.

A falta de 10 minutos para el final y con el marcador a su favor, los jugadores mostraron una tranquilidad digna de un equipo barrial que juega para divertirse junto a sus amigos. Como si no necesitaran nada más. Solo a ellos. La posesión de la pelota anteriormente citada justifica la ambición y las ganas.

Dante Panzeri, fallecido periodista y escritor del libro “Fútbol, dinámica de lo impensado”, escribió en 1967: “(…) hombres que, con más audacia que talento, coparon las posiciones de un inexistente magisterio bajo apariencias de ´directores técnicos´, asimilados al fútbol como instrumentadores de la inaudita automatización de la espontaneidad, que hoy se pretende hacer creer que conforma un llamado ´fútbol moderno´. Siempre antiguo. Siempre fútbol, el único, el bueno, o el malo. El de los jugadores”. España es de los jugadores, aun cuando el resultado devenga de un imprevisto a los 87 minutos llamado Cristiano Ronaldo. Con su marca, la de los tres goles. La marca de Ronaldo.

¿Saca ventaja una mujer transexual en un deporte femenino?

Agustín Loza

Los transexuales ganaron una gran cantidad de derechos en los últimos años, como el de poder casarse con personas del mismo género, o que puedan tener la libertad de elegir su identidad sin importar la condición biológica. Los tiempos cambiaron, y para bien, pero todavía hay un grupo de gente que se quedó en el pasado.

Uno de los avances que está en proceso es el de la práctica del deporte profesional. Que es una de las cuestiones que por vacíos legales quedaron estancadas. Hay muchísimos casos en los que hay confusiones incluso en las federaciones, por el temor de que exista alguna ventaja.

Ante este panorama, hubo consultas con distintos profesionales de la salud para aclarar las dudas ante estos casos tan controversiales. Casi todos coincidieron en que anatómicamente no existe ningún beneficio para los competidores si incluyen a un transexual en una prueba deportiva, ya sea de manera individual o colectiva.

El Comité Olímpico Internacional indica que para que una mujer que nació siendo hombre compita con el género femenino debe tener un límite de 10 nanolitros de testosterona por mililitro de sangre. Ni siquiera sugieren operaciones para extirparse sus genitales con los que nació.

El licenciado Manuel Ponce es especialista en kinesiología y en educación física, tiene una maestría en Medicina Deportiva y trabaja en la Secretaría de Deportes de la provincia de Jujuy. Aseguró que tuvo la posibilidad de verificar los análisis de personas transexuales que se acercaron a realizarse chequeos en el centro de estudios que tiene y llegó a la conclusión de que tenían tejidos algo más trabajados, ya que son más detallados por cuestiones estéticas porque tienen un cuidado mayor al de los demás.

Agregó que todas las personas pueden realizar el deporte que deseen, sin tener riesgo alguno y que no hay capacidades que sean predeterminadas que definan si un deportista tiene ventaja sobre otro, sino que lo que es fundamental es el entrenamiento constante.

“La sociedad a veces discrimina o ignora ciertas cosas porque no está preparada. Todos tenemos la capacidad y la libertad de teneruna actividad física adecuada”, comentó Ponce. Entonces, la conclusión es que hay cierto prejuicio de personas ajenas a la medicina, que ante el desconocimiento, hace caso omiso a lo que indica la ciencia. De hecho, el licenciado afirmó que hay deportistas frustrados porque no se animan a anotarse por el miedo a ser rechazados.

Cerró su conclusión con una sugerencia reglamentaria y ética. En las federaciones deberían haber reglamentos que sean claros porque de esa manera le dan un protagonismo a los transexuales que nunca tuvieron. Añadió que es antihumano prohibir la práctica a alguien por su elección sexual y comparó esos casos con los problemas que se generan en las escuelas cuando un chico es obeso y no le permiten hacer ciertas actividades.

El doctor Oscar Perini es jefe de Clínica Médica y del Departamento de Endocrinología del Hospital Guillermo Paterson de la ciudad de San Pedro de Jujuy. El profesional aclaró que los transexuales deben inyectarse hormonas para practicar deportes; si quieren ser mujeres, tendrán que colocarse estrógenos, y si el deseo de una persona es ser varón, necesitará testosteronas. No tienen problemas en hacer cualquier tipo de actividad física.

Además coincidió con el hecho de que no hay inconvenientes biológicos con la práctica deportiva y que a algunos les genera rechazo que los trans sean federados en alguna disciplina. “La gente cambió, hoy tiene la mentalidad más abierta. Cada ser humano decide cómo vivir y eso a algunos no le gusta”, sentenció.

El doctor Perini afirmó que no existe ninguna ventaja física en una competición porque los niveles de fuerza no varían según el género, es una cuestión de entrenamiento. También hizo un análisis conciso en el que apeló al sentido común. “Si un varón quiere ser mujer, tratará de desarrollar movimientos que lo identifiquen con el género femenino, tendrá más delicadeza”.

La doctora Sandra Magirena es especialista en ginecología. Coincidió con que todos pueden hacer cualquier disciplina, incluso hay algunas actividades que permiten las conformaciones de equipos mixtos, como en la FAFI, donde los niños y las niñas pueden ser integrantes de un mismo plantel sin ninguna restricción.

Aunque declaró que en los deportes de alto rendimiento hay grises que no permiten sacar una conclusión exacta, porque hay hormonas que están dentro de las sustancias dopantes pero están contempladas con ciertas limitaciones del COI para evitar el exceso de las consumiciones. “Personalmente no creo que haya diferencias entre hombres, mujeres o trans, eso depende más del entrenamiento que del género”, manifestó la doctora Magirena.

La doctora Cecilia Calvar es la jefa de Endocrinología del Hospital Fernández, comentó que después de un año de tratamiento hormonal en algunas asociaciones americanas permiten que las mujeres transexuales hagan deportes de impacto con mujeres. Hay ciertas contemplaciones pero finalmente hay igualdad de género.

Subrayó que para pensar si existen ventajas en las disciplinas de alto rendimiento hay que tener en cuenta que no hay superioridad física por la parte hormonal sino que lo que inclina los niveles de habilidad para la práctica deportiva son la genética, las destrezas y otros factores.

La reflexión general de los profesionales de la salud fue que el problema para que los transexuales practiquen deportes de alto nivel viene más por lo ideológico. Físicamente no existen ventajas y que el trabajo que debería hacerse es en lo social, porque el tiempo pasa y con ello hay evoluciones de pensamiento. Pero lo que aún no cambió, fue la estigmatización que sufren los transexuales en ciertos sectores de la ciudadanía.

Por qué Islandia puede dar la sorpresa

Julián Rozencwaig

Islandia, Croacia y Nigeria son equipos que tienen pocas obligaciones y mucho entusiasmo”, soltó Jorge Sampaoli, entrenador del seleccionado argentino, luego de conocer a quienes serán sus rivales mundialistas dentro de seis meses y medio.

¿Es Islandia solo una selección con “pocas obligaciones y mucho entusiasmo”? A partir de 2002, la Federación de Fútbol del país llevó a cabo un proceso instaurador del deporte local: construyeron canchas cubiertas para entrenar durante todo el año, lo que era prácticamente desgastante al aire libre ante las bajas temperaturas; y contrataron entrenadores certificados por la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA). Esta inversión en infraestructura y divisiones juveniles se dispuso cuando la selección nacional se posicionaba en el puesto 132 en el ranking FIFA. Hoy, ocupan el 22. “El sueño de todo futbolista es jugar en Barcelona o Real Madrid. A nuestros chicos de 15 y 16 años ya se los están llevando los clubes europeos”, cuentan Rúnar Kristinsson, entrenador del club islandés KB Reykjavík, y Guðmundur Benediktsson, periodista y exjugador de la misma nacionalidad.

Los resultados comenzaron a reflejarse exponencialmente a partir de las Eliminatorias al Mundial de Brasil 2014, del que quedó eliminado en el Repechaje frente a Croacia por 2 a 0. Clasificar a la Eurocopa 2016 ya era considerado un milagro para los islandeses, que finalizaron su desempeño en cuartos de final con derrota 5 a 2 ante la anfitriona y posteriormente subcampeona Francia. Hoy, es una de las 32 selecciones que irán a Rusia en 2018, mérito de la primera posición obtenida en su grupo de Eliminatorias.

Con 334.252 habitantes (según el recuento de 2016), 120 jugadores profesionales y un odontólogo como director técnico, Islandia demostró que no le tiene miedo a nada ni a nadie. Eliminó de la Eurocopa a la Inglaterra de Wayne Rooney, Raheem Sterling y Joe Hart. Suele situarse ofensivamente con el sistema táctico 4-3-1-2, con el objetivo de liberar a su figura Gylfi Sigurðsson, el número 10 por el que el Everton de Inglaterra desembolsó 50 millones de euros para obtenerlo en agosto del presente año. Uno de los fuertes del conjunto nórdico es la pelota parada, debido a la altura de sus delanteros y defensores (el más bajo mide 1, 84 metros, excepto el lateral derecho Ari Skúlason), como así también la solidez defensiva: en las Eliminatorias recibió 7 tantos en 10 partidos, de los cuales en la mitad mantuvo la valla invicta; y convirtió 16 goles. Ganó 7 encuentros, empató 1 y perdió 2. Cosechó 22 puntos y obtuvo el primer lugar en un grupo en el que tuvo como oponentes a Croacia, Ucrania, Turquía, Finlandia y Kosovo. Heimir Hallgrímsson, su entrenador, enfatiza en una sola virtud para alcanzar el triunfo: “El trabajo en equipo es fundamental”.

En esta profesión ejerces la deontología. Tienes que relajar a las personas como cuando uno tiene miedo de ir al dentista, debes divertirlos y ser rápido para adaptarte a cada personalidad. Aunque, más que de odontólogo, ejerzo de psicólogo”, admite el director técnico, quien asumió el año pasado luego de la dimisión de Lars Lagerbäck tras la eliminación en la Eurocopa. En la previa a los partidos de local, el seleccionador anuncia ante los aficionados la formación en un bar y relata los movimientos que tiene en mente para doblegar a su rival.

Desde el fútbol local, Kristinsson afirma: “No solo buscamos la formación de futbolistas, sino crear un vínculo entre el jugador y el club, además de formar buenas personas”. Kristjan Eymundsson, delantero del seleccionado nórdico, advierte: “Si los jugadores argentinos piensan que va a ser un grupo fácil, les digo que no”. La cultura islandesa no cree en Dios. O, al menos, el 100% de los jóvenes menores a 25 años, según un estudio nacional. De 25 a 44, casi el 80%. Son los islandeses. “Vikingos”. Creadores de su propio mérito.

Agustina Pérez: una pionera de un cambio en el deporte

Mateo Balbiani

La joven de 25 años se desempeña en el Club Villa San José desde hace ya dos años y medio. Luego de obtener su cambio de identidad legal, decidió presentarse en la Asociación Salteña de Básquet Femenina (ASBF) para firmar con el equipo del cual hoy es parte. Tras presentar la documentación solicitada (DNI, fotocopia de la primera y segunda hoja, cuatro fotos 4×4, certificado de salud y 200 pesos de inscripción) fue aceptada para comenzar a competir sin ningún tipo de reclamos.

Los impedimentos comenzaron después de los primeros dos partidos que disputó contra el Club Atlético Independiente y Villa Belgrano, respectivamente. Este último equipo fue el que más inconvenientes propuso, por parte de los entrenadores, jugadoras y sus padres. Las quejas que presentaron fueron por la disconformidad con su inclusión por su condición sexual y las supuestas ventajas deportivas y físicas. Dichas oposiciones fueron relegadas en reuniones de la ASBF, luego de que se comprobara que no poseía una identidad falsa y varias contrincantes poseían ciertas ventajas fisonómicas por sobre ella.

“Un día voy a jugar al básquet con mujeres”, expresó la deportista. Desde niña se relacionó con chicas y cosas femeninas, hasta los 20 años que fue cuando se decidió a ser mujer todos los días. “Es lo que me hace bien”, confesó. Bien supo la salteña de las dificultades que se le presentarían al momento de querer federarse, pero reconoce que fue cuestión de tiempo y adaptación por parte de sus compañeras, del resto de los equipos y la mirada social de la provincia. Por esto, con el esfuerzo que se desenvolvió, hoy puede jugar con total tranquilidad.

El básquet, además de practicarlo por placer, también lo utiliza para distenderse. La deportista nacida y residente del barrio 20 de febrero, en Salta (capital), posee dos trabajos: peluquera unisex y asistente de decoradora de eventos; ambos con horarios rotativos, ella misma organiza sus tiempos para también concentrarse en su equipo. Aunque, igualmente, no descuida sus empleos que son con los que solventa sus gastos y con los que ayuda a su familia –padre, madre y dos hermanos de 27 y 15 años- quienes siempre la apoyaron en sus decisiones, como así también, lo hizo su pareja desde hace ya tres meses y con quien desea irse a vivir a Rosario.

Deportistas transgénero por el mundo

Martin Cascardo (@MartinCascardo1)

La discriminación y la escasa reglamentación en la materia son obstáculos que los atletas trans deben atravesar no solamente en Argentina, sino que a lo largo de todo el mundo existen casos emblemáticos en los que se impusieron una serie de impedimentos para la normal práctica deportiva en el género con el que se identifican.

El primero en tomar relevancia pública se remonta a 1976, cuando la tenista trans estadounidense Reneé Richards de 42 años iba a disputar el US Open en el circuito femenino, pero ante el reclamo de otras jugadoras la organización exigió una verificación de cromosomas, según la normativa del Comité Olímpico Internacional para la época.

Ofendida por la medida, Richards demandó a la Asociación de Tenis de Estados Unidos ante la Corte de Nueva York. Un año más tarde, el tribunal le dio la razón y en consecuencia Reneé pudo entrar en el cuadro principal del US Open 1977.

Previo a su operación de cambio de género en 1975, Reneé ya había participado del certamen cinco veces, durante la década del ’50, en individuales masculinos como Richard Raskind, su nombre de nacimiento. Sin embargo, sólo en 1955 y en 1957 había logrado superar la primera ronda. Para el abierto de 1977 sus resultados tampoco fueron exitosos a nivel individual femenino, ya que quedó eliminada en su debut, pero en contrapartida Richards se destacó como doblista al llegar hasta la final del torneo.

A partir de allí, Reneé tuvo actuaciones destacadas en esa especialidad y en la de dobles mixtos –en la que llegó a jugar junto a Illie Nastase y Jimmy Connors– hasta 1981, cuando a sus 47 años dejó de jugar y se dedicó a entrenar a Martina Navratilova.

Un caso similar fue el de la golfista trans Lana Lawless, que también debió recurrir a la vía judicial. La estadounidense de 57 años debió demandar en octubre de 2010 a la Ladies Professional Golf Association (LPGA) de su país, ya que su reglamento solo habilitaba a competir a “mujeres de nacimiento”.

La controversia en torno a la autorización de Lawless se produjo a partir de que se consagró campeona mundial en 2008 de long-drive, una especialidad que premia a aquel que impulse la pelota a la mayor distancia posible. La golfista había logrado que la bola recorriera 232 metros y al respecto explicaba en una nota con La Vanguardia: “Gané gracias al viento favorable y a mi técnica que he entrenado durante diez años. El proceso de conversión transexual (realizado en 2005) ha provocado que pierda masa muscular y el tratamiento ha bloqueado mi producción de testosterona. En siete meses he perdido más de 20 kilogramos y mis músculos se atrofiaron rápidamente“.

Afortunadamente para Lawless, a dos meses de iniciada la demanda, los miembros de la LPGA aprobaron la eliminación de la condición de “mujer de nacimiento” para la autorización de las golfistas, siguiendo las recomendaciones del COI, que para 2003 por primera vez autorizaba a los atletas trans a competir, siempre y cuando estos se hubiesen sometido a una cirugía de reasignación de género y un tratamiento hormonal por al menos dos años.

La norma del máximo organismo del olimpismo mundial ya había sido retomada previamente por la Australian Ladies Professional Golf en 2003 y la Ladies European Tour en 2005 luego de los constantes reclamos de otra golfista, la danesa Mianne Bagger, que se convirtió en la primera transexual en competir profesionalmente al disputar el Abierto de Australia de 2004.

Así como el golf ha mostrado una mayor apertura hacia la inclusión de atletas trans, el ciclismo es otro de los deportes pioneros en la materia. Incluso en 2002, un año antes de las primeras recomendaciones del COI al respecto, la Unión Ciclista Internacional ya le había ratificado la licencia profesional a la corredora canadiense trans de mountain bike Michelle Dumaresq.

Sus buenas actuaciones a nivel nacional –se consagró en la Canadá Cup Series de 2002 y en los campeonatos nacionales de 2003, 2004 y 2006– le permitieron representar a su país en distintos torneos internacionales, entre ellos el Mundial de Les Gets 2014, en el que alcanzó el 17° puesto.

Algunos años más tarde, la canadiense Kristen Worley, la holandesa Natalie Van Gogh y la estadounidense Jillian Bearden también obtuvieron sus licencias profesionales.

Por último, existen también casos de hombres transgénero que se desempeñan en el alto rendimiento, derribando el mito de una supuesta desventaja física. El más famoso es el de Chris Mosier, especialista en duatlón sprint, que en 2015 se convirtió en el primer atleta trans en calificar para un seleccionado nacional estadounidense distinto a su género biológico.

Sin embargo, Mosier, que es además autor del sitio transathlete.com de ayuda a deportistas trans, explicaba que “sabía que no sería elegido para competir en el campeonato mundial del año siguiente por el reglamento de atletas transgénero, que en ese momento declaraba que debía someterme a una cirugía completa”.

Su reclamo llegó hasta el Comité Olímpico Internacional que finalmente determinó en noviembre de 2015 que los atletas trans no estaban obligados a operarse, sino que el único requisito excluyente era su tratamiento hormonal. En consecuencia, Chris Mosier pudo competir por primera vez representando a su país de manera internacional en junio de 2016: “Se trata de una oportunidad no sólo para mí, sino que siento que es una puerta abierta para que otros nuevos atletas puedan enamorarse del deporte y ser ellos mismos”.