Veintiocho de febrero de 2020. En Los Céspedes, el complejo deportivo que tiene Nacional de Uruguay en Montevideo, el fútbol femenino charrúa da un paso histórico hacia la profesionalización. Con la firma de tres contratos intenta transformarse en el equipo que marque tendencia para que esto no sea aislado, sino el principio de un proceso que valorice la disciplina en el país.
La arquera Josefina Villanueva, la defensora Antonella Ferradans y la delantera Esperanza Pizarro fueron las primeras, pero no serán las únicas. Son el puntapié de algo más grande: entre junio y julio de 2021 todo el plantel estará profesionalizado.
El salario ronda entre los 4 mil y 8 mil pesos uruguayos (entre 6 mil y 13 mil de la moneda argentina) y, además, hay compensación económica en virtud de premios por campeonatos ganados. Vale aclarar que ese dinero no varía mucho de lo que ya reciben las futbolistas amateurs de Nacional por viáticos.
Este hecho trascendental encubre uno más importante: la intención de generar que más niñas quieran hacer deporte. “La firma de contratos fue utilizada como estímulo para que más chicas jueguen al fútbol, viendo como Nacional es una puerta importante para desarrollarse. Hace bastante tiempo que en el club la disciplina ocupa un lugar de privilegio, como parte de un discurso social de equidad y de igualdad de condiciones”, cuenta Javier Noble, coordinador del área de fútbol femenino, además de ser el preparador físico de la primera, la sub-19 y el futsal.
Mientras que en un sector de Los Céspedes se rubricaban firmas, en otro se inauguraban las categorías femeninas infantiles, hecho inédito en Nacional, que quiere marcar el principio de una era. “Esta profesionalización viene a frenar cierta desigualdad que tenía la disciplina con respecto a otras áreas deportivas del club. La idea es igualarlo, pero es un cambio progresivo para que sea sostenible a largo plazo y así no se lo lleve el viento. Queremos ser el club referente para la mujer en Uruguay”, explica Noble sobre la medida encabezada desde la Gerencia del club, a cargo de Iván Alonso, exfutbolista del River de Gallardo entre 2016 y 2017.
La joven Josefina Villanueva, arquera de la institución, es una de las grandes promesas del fútbol charrúa, quien por sus buenas actuaciones en Nacional y la Selección uruguaya sub-19 logró ser considerada para firmar uno de los tres contratos. “Cuando me enteré sentí muchísima felicidad, estaba muy contenta. Siento tremenda satisfacción por saber que todo el esfuerzo de años está dando sus frutos. Hacer historia con el club del que soy hincha y socia me llena aún más. Es un sueño que tuve desde que me propuse crecer en el fútbol, por lo que estoy agradecida por ser una de las futbolistas a las que le tocó”, comenta.
Más allá del orgullo que le genera ser profesional, no se olvida de las dificultades que sufren las futbolistas en su país. “Todas hacemos un sacrificio tremendo, desde las que estudian hasta las que trabajan. No es fácil tener que ir a entrenar en la mañana, estudiar o trabajar toda la tarde, llegar de noche a tu casa y al otro día tempranito de nuevo en pie. Algunas tienen la suerte de tener locomoción propia, en parte se les hace más práctico, pero muchas otras dependemos de los ómnibus. Es muy complicado”, expresa la jugadora de 20 años.
Villanueva es oriunda de Durazno (localidad del interior uruguayo) y sabe los obstáculos que afronta una niña para llegar al alto nivel del fútbol en su país y mucho más arribar a la capital y lograr vivir de lo que anhela. “Espero que la firma de contratos en Nacional sea el ejemplo y llegue a cada uno de los equipos de todos los rincones de Uruguay, porque nosotras hacemos el doble de esfuerzo que los varones y no se nos reconoce ni recompensa como tal. Quiero que el fútbol femenino en Uruguay sea profesional en todos sus aspectos”, se esperanza.
Este accionar del club montevideano, utópico si se observa el comportamiento de sus pares, pero que busca interpelar al fútbol uruguayo en su totalidad, trae de excusa esta frase: “La utopía está en el horizonte: si yo camino diez pasos, ella se alejará diez pasos. Cuanto más la busque, menos la encontraré. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Pues para eso, sirve para caminar”, dicha por Eduardo Galeano, escritor charrúa e hincha de Nacional, parafraseando al cineasta argentino Fernando Birri.
Un día como hoy, pero hace nueve años, Martín Palermo disputaba su último partido como futbolista profesional. Aquel 18 de junio de 2011, el ‘Titán’ colgó los botines después de casi dos décadas y más de 600 encuentros. A continuación, recordamos los más memorables.
Su debut y primer gol
El 5 de julio de 1992, Estudiantes de La Plata enfrentaba a San Lorenzo por la última fecha del Torneo Clausura. Con 18 años y el pelo largo, Palermo debutó en primera con la camiseta del ‘Pincha’, equipo que lo vio nacer y del que es hincha.
Tuvo que pasar casi un año para que convierta su primer gol. Fue el 23 de mayo de 1993, en la victoria 3 a 0 del conjunto platense frente a San Martín de Tucumán. A los 20 minutos y tras un centro desde la derecha del uruguayo Adrián Paz, el ‘Loco’ marcó de cabeza el primero de sus 303 tantos en la máxima categoría.
La llegada al ‘xeneize’
Tras una gran actuación en el Clausura 96 en el que le convirtió por duplicado tanto a Boca como a River, Palermo llegó al club de la ribera por pedido de Diego Maradona. El 3 de septiembre de 1997, por la Supercopa frente a Cruzeiro de Brasil, jugó su primer partido con la camiseta azul y oro –aunque esa noche haya sido la casaca blanca- con el ‘25’ en la espalda en lugar del ‘9’. Esa noche en la Bombonera también debutó el colombiano Jorge ‘Patrón’ Bermúdez, autor del único tanto del encuentro.
El comienzo del amor
Cinco partidos pasaron hasta que Palermo marcó su primer gol en Boca, el 30 de septiembre. Tras un rebote que lo dejó mano a mano con Faryd Mondragón, definió de derecha para abrir el marcador frente a Independiente.
Pero fue el 25 de octubre el día que comenzó a meterse en el corazón boquense. El ‘xeneize’ visitaba a River por la décima fecha del Torneo Apertura. Con el partido empatado en uno, con los locales jugando mejor y bajo una lluvia torrencial, el ‘Loco’ le ganó el salto a dos defensores millonarios y a los 22 minutos del segundo tiempo puso de cabeza el 2 a 1 definitivo. El primero de los 18 que marcaría en Superclásicos.
La noche negra con la albiceleste
En julio de 1999, Palermo fue convocado a la Selección Argentina por Marcelo Bielsa para disputar la Copa América. En el segundo partido de la fase de grupos, el nueve quedó en la historia del fútbol. El conjunto nacional cayó por 3 a 0 ante Colombia y el ‘Loco’ erró tres penales: el primero lo estrelló contra el travesaño, el siguiente lo tiró un metro arriba, y el último quedó en las manos del arquero Miguel Calero. Un récord Guinness que lo marginó de la selección por muchos años.
El gol 100
El 13 de noviembre de 1999, Boca visitaba a Colón por la fecha 14. El xeneize peleaba el campeonato y Palermo se encaminaba a ser el goleador del torneo: llevaba 13 goles en 12 partidos. A los quince minutos de juego, el defensor ‘sabalero’ Luis Medero impactó contra la rodilla derecha del delantero y le provocó la rotura del ligamento cruzado anterior. Pero el ‘Titán’ se mantuvo en cancha y, tras una gran asistencia de Juan Román Riquelme, remató de zurda, mordido –tal vez a causa de la lesión- y marcó su gol número 100. El festejo fue medido y con gestos de dolor, lo que anticipaba la gravedad de la situación.
El ‘muletazo’
Desde el partido en Santa Fe habían pasado más de seis meses, el tiempo de rehabilitación recomendado tras la operación. Palermo ya había empezado a entrenar con la pelota cuando llegó la serie de cuartos de final de la Copa Libertadores 2000, nada menos que frente a River. El máximo rival se había quedado con el partido de ida y todo se definiría en la Bombonera. La semana previa a la revancha, el técnico xeneize Carlos Bianchi deslizó la posibilidad de que el delantero esté entre los suplentes. “Si ellos lo ponen, yo pongo al Enzo”, declaró Américo ‘Tolo’ Gallego, en alusión al retirado Francescoli.
El 24 de mayo se jugó el encuentro de vuelta en la Bombonera. El local ganaba 1 a 0 cuando el ‘Virrey’ giró hacia el banco y le hizo una seña al 9. El estadio se vino abajo cuando Palermo ingresó y volvió a explotar cuando, minutos más tarde, Riquelme marcó el segundo. Pero aún quedaba tiempo para más y en la última jugada, Sebastián Battaglia desbordó por izquierda, levantó la cabeza y encontró a Palermo que, con todo el tiempo del mundo, se acomodó para su zurda, definió abajo, lejos de la estirada de Roberto Bonano y selló el resultado. El ‘Titán’ –apodo que se ganó esa noche- festejó entre lágrimas uno de sus goles más emotivos, que quedó inmortalizado en la historia como el ‘muletazo’.
Japón a sus pies
Tras consagrarse campeón de América, Boca disputó en Tokio la Copa Intercontinental. El rival era Real Madrid, ganador de la Champions League. El conjunto merengue llegaba como amplio favorito ya que contaba con figuras como Raúl y Figo.
Pero el xeneize sorprendió a todos. Apenas comenzado el partido, tras un centro de Marcelo Delgado, Palermo marcó el primero. Tres minutos más tarde, después de un pase largo de Riquelme, le ganó la posición a Geremi Njitap, definió cruzado y puso el 2 a 0. Los europeos descontaron por intermedio del brasileño Roberto Carlos pero no les alcanzó, Boca se consagró campeón del mundo y el ‘Loco’ fue elegido figura de la final.
Ese maldito muro
A principios de 2001, varios clubes del viejo continente se interesaron en el nueve xeneize, pero fue el Villareal de España el que se quedó con el goleador. El 29 de noviembre, en un partido de la Copa del Rey ante el Levante, Palermo convirtió un gol y, mientras festejaba de cara a los aficionados, el muro de contención se derrumbó causándole la fractura de tibia y peroné de su pierna derecha. Después de una larga recuperación, le costó volver a su mejor nivel y pasó por varios clubes sin afianzarse en ninguno, para finalmente regresar a Boca.
El día que el Monumental coreó su nombre
En 2009, le llegó la revancha con la Selección de la mano de Diego Maradona, que lo convocó a varios partidos de las eliminatorias para Sudáfrica. En la anteúltima fecha, aquel 10 de octubre, Argentina tenía que derrotar a Perú para mantener las chances mundialistas. Iban 47 del segundo tiempo y el marcador estaba empatado. En la última jugada y bajo un diluvio, el optimista del gol –como lo apodó Bianchi- rompió la igualdad y desató la locura de 70 mil espectadores. Esa noche, el estadio de River vibró al ritmo de “Palermo, Palermo”.
El hombre récord
El 12 de abril de 2010, marcó por duplicado en la victoria xeneize frente a Arsenal de Sarandí. Tras semanas en las que los hinchas hacían la cuenta regresiva tachando números en la tribuna, el ‘Loco’ se convirtió en el máximo goleador de la historia del club superando los 218 de Roberto Cherro.
Un mundial a los 36 años
Ese mismo año, Palermo fue convocado para la Copa Mundial de Sudáfrica por Maradona. El 27 de junio, debutó ante Grecia en el último partido de la fase de grupos. Tan sólo diez minutos en cancha le bastaron para tomar un rebote del arquero, marcar el segundo gol argentino, su primer gol en la máxima competencia del fútbol y convertirse en el jugador argentino de mayor edad anotar en un Mundial.
Sus últimos partidos
El 12 de junio de 2011, Palermo se despidió de la Bombonera. El partido frente a Banfield quedó en segundo plano. Al finalizar el encuentro, el ‘Titán’ fue homenajeado y le regalaron uno de los arcos. “Vos nos diste los goles, vos nos diste alegría, lo que hiciste por Boca no se olvida en la vida”, cantó el estadio al unísono.
Una semana más tarde, llegó la última escena de una carrera de película. Fue en La Plata -su ciudad natal-, frente a Gimnasia -su clásico rival- y contra Guillermo Barros Schelotto –su enemigo en los inicios y uno de sus mejores amigos al final-. Palermo no pudo convertir, pero, en la última jugada del encuentro, asistió a Cristian Cellay para poner el empate definitivo, que sentenció al ‘Lobo’ a jugar un partido desempate para mantener la categoría. Aquel 18 de junio del 2011, el ‘Titán’ peleó su última batalla.
Wos, el pibe de la plaza, quien emerge como un rapero volcado al rock que nunca le escapa a su visión del mundo, ya sea política o social, es escuchado por Lionel Messi, quien además de ser uno de los mejores futbolistas de la historia (por qué no el mejor), ha denunciado y desafiado al poder desde su lugar cada vez que lo sintió necesario en los últimos años. Un cuento de plazas y potreros, de improvisaciones y regates, de movimientos y denuncias. Sus historias se cruzaron en una de Instagram.
“Lio Messi pa’ Román, estamos bien jodidos no nos sale versión light”, rapea en Animal el joven que a sus 22 años ya llenó, a fines del 2019, dos veces el Luna Park, el cual lo había visto campeón nacional de la Red Bull dos años antes. El último 26 de mayo, a través de su cuenta de Instagram, el 10 del Barcelona subió tres historias seguidas en las cuales se exponía tomando mate con la frase “A full con @wos.ds3”.
No es un detalle la canción que musicalizaba el posteo, la que estaba de fondo mientras Messi se cebaba mates como si estuviera en una publicidad de yerba. Canguro es la canción de Wos con más carga crítica sobre la política y la sociedad. Rechaza la idea de que exista la meritocracia: “Que sin oportunidades / esa mierda no funciona”. Ésta fue publicada 3 días antes de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias del 2019.
¿Entonces Messi está manifestando su ideología política desarrollando una faceta nunca antes vista? ¿Será esto una muestra del rosarino que cree que aquel que no para de toser trabajando doce horas debería ganar más de lo que percibe? No, o por lo menos no lo sabemos. La verdad la sabe él y la sabremos nosotros en caso de que se le deje de preguntar si mea sentado qué resignaría por un mundial con Argentina.
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Desde que era un niño que merodeaba las calles de Chacarita, a Valentín Oliva se le ha inculcado una sensibilidad social por parte de sus padres Alejandro Oliva y Maia Mónaco, sobre todo en la crisis económica del 2001, cuando fue partícipe de marchas, cacerolazos y ollas populares. Aquella formación, más varias tomas del Mariano Acosta, colegio público al cual asistió, formó a Wos, un freestyler y músico que jamás le escapó a su mirada sobre cómo actuar ante la sociedad y los políticos; denunciando abusos de poder por parte de la policía y burlando al ex presidente de la Nación, Mauricio Macri: “Me preguntan por los pantalones amarillos / de qué son, por qué los tengo en el estribillo / amarillo por el sol que alumbra a la gente / nunca el amarillo por el gil del presidente”, rapeó como telonero de Residente (músico puertorriqueño con quien tiene una buena relación el capitán de Barcelona) a fines de 2018 en el Hipódromo de Palermo.
Sin rimas, bases ni punchlines, Lionel Messi ha empezado a criticar aquello que no creía justo ya sea con un micrófono o sus redes sociales. Un ejemplo claro fue en Estados Unidos previo a la final de la Copa América Centenario 2016 contra Chile que, tras una larga espera y retrasos de aviones, el capitán del seleccionado posteó, el 23 de junio, una foto con su compañero Sergio Agüero con un mensaje: “ Una vez más esperando en un avión para intentar salir al destino. Qué desastre son los de AFA, por dios!!!!”. Horas después, la Asociación de Fútbol Argentino, que seguía siendo presidida por Luis Segura (días más tarde se instalaría la Comisión Normalizadora), sacó un comunicado que establecía, entre otras cosas, que las demoras fueron a partir de “cuestiones climáticas” y que todo viaje es designado por la “organización de la Copa”. Cuando se le cuestionó en conferencia de prensa a Messi dichas declaraciones virtuales reconoció que no quería seguir con el tema pero, a pesar de que podía responder al comunicado, prefería pensar en la final frente a La Roja y después opinaba. Argentina perdió por penales, el Diez no quiso jugar más en la Selección y no se volvió a hablar del tema.
Pero el rosarino siempre estuvo cerca. Él nunca abandonó al seleccionado nacional y tres años más tarde, en la siguiente copa continental disputada en Brasil, se topó con el conjunto local por semifinales. 2 a 0 abajo con dos posibles penales (o por lo menos revisables en el VAR) en contra de los dirigidos por Lionel Scaloni. Mientras los brasileños festejaban, en zona mixta el capitán enfrentó a los periodistas y denunció a la Confederación Sudamericana de Fútbol de corrupta y siniestra: “En esta copa se cansaron de cobrar boludeces. Es para analizar y ojalá la CONMEBOL haga algo, igual no creo porque maneja todo Brasil así que es muy complicado. No tenemos que ser parte de esta corrupción”. La verdeamarela consiguió el campeonato frente a Perú por 3 a 1 y en los festejos se lo vio al presidente Jair Bolsonaro besando y levantando el trofeo.
Un mes después, precisamente el 9 de agosto de 2019, se estrenó el single Canguro de Wos Un tema muy enriquecedor a nivel musical ya que se destacaron dos canciones distintas en la misma. Al principio y al final, la melodía es un tanto soft con un piano en Fa sostenido mayor y una armonía muy simple en cuanto a la voz mientras que el mensaje podría ser extirpado del discurso de un político el cual goza del privilegio de la comodidad y le exige al pueblo reprimirse. Todo esto se parte con un bajo profundo bien funk y una batería que le da ritmo a su rap puro.
Las patadas de canguro empezaron y generaron repercusión, el video oficial tiene más de 120 millones de reproducciones en Youtube y 101 millones en Spotify. Alcanzó el puesto 13 de las mejores 100 canciones de la revista Billboard en la semana del 8 de septiembre. “No me hables de meritocracia / me da gracia no me jodas / que sin oportunidades / esa mierda no funciona” y “Entiendo que te molesta / la empatía te cuesta. / Y si ahora gritamos y cantamos en modo de protesta / es porque preguntamos bien y nadie nos dio una respuesta”, son frases que destacaron de la canción, la cual precedió el lanzamiento del primer álbum de Wos, Caravana. También citó a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota sugiriéndole al oyente fijarse de qué lado de la mecha se encuentra.
En sus shows, el cantante tiende a improvisar como lo hizo siempre en competencias pero con su banda haciéndole la base. En el Festival Futurock 2019 hilvanó: “Ahora festejamos tomando birra helada porque ahora es octubre y no sé si te acordabas que hay un gatito vendepatria que se va de la Rosada. No lo bardeamos a Mauri porque para ser preciso está mal pegarle a alguien que ya está en el piso”. Las elecciones llegaron y Alberto Fernández, candidato opositor, fue electo como presidente de la Nación.
Ocho ediciones le tomó al seleccionado jamaiquino de fútbol clasificarse a un Mundial tras haberse afiliado a FIFA en 1962, año en que el país caribeño se independizó para dejar de ser parte de las Indias Occidentales. Y es que, debido a la extensión de 24 a 32 participantes para el certamen de 1998, CONCACAF tuvo tres plazas para la máxima competición internacional por primera vez, lo que significó que países menos poderosos futbolísticamente pudieran aspirar a meterse en el certamen más prestigioso a nivel naciones.
No obstante, el camino de los auriverdeshasta Francia no fue fácil. Tras superar sin sorpresas a Surinam, Barbados, San Vicente y Las Granadinas y Honduras en las primeras rondas, Jamaica debió de afrontar un difícil hexagonal final que incluyó a México, Estados Unidos, Costa Rica, Canadá y El Salvador; para definir los tres seleccionados que viajarían al Mundial. Para el final de la primera vuelta de partidos, los únicos representantes del Caribe se encontraban en último lugar y con derrotas duras como el 6-0 que les propició México; pero con tres victorias en fila y dos empates, los jamaiquinos consiguieron reponerse, clasificar con los puntos justos y hacer historia.
Su actuación en el máximo certamen internacional tal vez no fue la mejor, al haber sido goleada por las potentes Croacia y Argentina por 3-1 y 5-0, respectivamente, y quedar eliminada a falta de un partido. En el último juego de la fase de grupos Jamaica pudo darse el gusto al vencer por 2-1 a la también debutante selección japonesa con dos goles de Theodore Whitmore, hoy entrenador del seleccionado y considerado uno de los jugadores más importantes de la vida futbolística del país.
Así como afectó el incremento de cupos para la confederación, mucho tuvo que ver también el director técnico René Simoes y el proyecto que confeccionó con grandes esfuerzos desde 1994, al haber salido a convencer a descendientes jamaiquinos de ligas del exterior (la gran mayoría en Inglaterra) de que se integren a su plantel, que hasta entonces tenía casi todos jugadores semiprofesionales. De esa camada de futbolistas surgieron cuatro de los cinco máximos goleadores del país, y ocho de los diez jugadores con más partidos jugados para el seleccionado.
Figuras como Ian Goodison, Onandi Lowe, Frank Sinclair y Theodore Whitmore son algunos de los ejemplos de aquel equipo que causó tal admiración con su juego dinámico y veloz -gracias a sus herencias del fútbol inglés-, que la popularidad del plantel dentro del país incrementó en grandes cantidades e incluso recibió un apodo muy particular: Los Reggae Boyz.
Además de brindarle a su país la primera (y por ahora única) clasificación a un campeonato mundial; aquella camada obtuvo la segunda Copa del Caribe de la historia jamaiquina en 1998, y dejó un saldo de extrema tradición futbolera en el país que luego se trasladó a los éxitos de las generaciones futuras que en la última década obtuvieron dos subcampeonatos de la Copa de Oro CONCACAF, entre otros logros tal vez impensados antes de la llegada de René Simoes.
Esta nueva generación desde 2007 es dirigida por Theodore Whitmore (en cuatro diferentes etapas). El ex mediocampista ofensivo, quien como jugador marcó sus dos goles en el Mundial de Francia y está en tercera posición tanto en la tabla de máximos goleadores como en la tabla de quienes más partidos jugaron con la camiseta amarilla, negra y verde; como entrenador ya consiguió tres Copas del Caribe. Los Reggae Boyz no estarán, pero la historia del fútbol jamaiquino tiene aún mucho por ser escrito.
La selección de Chile volvió a disputar un campeonato del mundo luego de 16 años allá por 1998, en Francia. Contaba con figuras importantes como Iván Zamorano y Marcelo Salas, y con la dirección técnica de Nelson Acosta. La primera cita fue frente a Italia, en Burdeos. Pero dos días antes casi pierden 3 jugadores para el partido.
“Con Javier Margas fuimos a dar una vuelta por Burdeos en una de esas tardes libres antes del debut, y nos encontramos con una pista de karting. Nos quedamos corriendo un rato, volvimos al hotel y se lo comentamos a algunos compañeros”, contaba Francisco Rojas, defensor en ese entonces de Colo Colo. Hasta allí, nada que pudiera ser una complicación de cara al partido. El problema fue al otro día, cuando decidieron volver a correr, pero con Fabián Estay y el arquero Carlos Tejas. Este último, que en sus épocas como jugador se lo conocía por su juego brusco y su fuerte temperamento, se descontroló. “En medio de la carrera, a ‘Tejitas’ se le fue el auto contra Estay y le pegó feo en la pierna. Después, cuando ya estábamos dejando los autos, no lo pudo controlar y nos atropelló” continuaba Rojas. Tanto Estay, Margas, y “el Murci” probablemente serían titulares frente a Italia.
El problema fue que el chisme le llegó al técnico, Nelson Acosta, quién ese día los siguió hasta la pista de karting. Y estaba ahí, escondido, observando toda la secuencia. “Acosta se volvió loco. Nos retó con toda su rabia, nos dijo que éramos unos irresponsables de mie… y que estábamos a dos días del debut hueveando con esto” finalizaba el defensor Rojas (vía: Emol). Cuenta también, que luego de eso tuvieron que conseguir autos a control remoto para hacer carreras. Lo que hoy es una gran anécdota, en ese momento habría sido algo perjudicial para el equipo si Tejas provocaba una lesión en sus compañeros, especialmente en Fabián Estay.
Finalmente, en el debut frente a Italia, los corredores jugaron todos, sin dificultad, menos el “victimario” Carlos Tejas, quién estuvo sentado en el banco. Su lugar lo ocupó Nelson Tapia, ex jugador de Vélez Sarsfield, en aquel momento portero de la Universidad Católica. Fue 2 a 2 con un doblete del “matador” Salas. Un encuentro que casi se lleva “la roja”, si no hubiese sido por el gol de penal de Roberto Baggio, a seis minutos del final.
Chile clasificó segundo en su zona, detrás del seleccionado italiano, sin ganar ningún partido. Tres empates (1 a 1 con Austria y el mismo resultado frente a Camerún, y el ya mencionado partido con Italia). A Chile lo ayudaron las victorias de Italia en sus otros dos partidos, y el empate entre cameruneses y austríacos. En octavos se topó con Brasil, que luego sería uno de los finalistas del certamen. Una contundente derrota por 4 a 1 dejó sin Mundial a los dirigidos por Nelson Acosta.
En la Copa Mundial de 1998 disputada en Francia, la asociación de fútbol inglesa adoptó como estrategia para que Inglaterra intentara volver a ser campeón, luego de 32 años, hacer sentir a sus jugadores como en casa.
Uno de los entretenimientos que la federación les ofreció a sus jugadores fue la llegada semanal de una revista británica llamada NME (New Musical Express), que nació en 1952 y que a los futbolistas les interesaba por demás. Por esa razón cada miércoles les aparecía en la cama a todos ellos. Además, contaban con otros divertimentos como la Playstation, los reproductores de MP3 y hasta algunos jugaban al golf.
Pero había una cosa que los futbolistas detestaban: dar las entrevistas. Estaban cansados de hacer notas, así como también de hablar con canales de diferentes países, como, por ejemplo, cuando lo hicieron con Colombia, país al que se enfrentaron en la tercer fecha del Grupo G y al que se dirigieron en español mandando saludos a través de la emisora Caracol TV, que recién se inauguraba.
Por esta razón, la revista NME pasó a tener un papel fundamental en la selección. Se decidió realizar una apuesta que consistía en que cada integrante pondría 100 libras en una alcancía común y el que lograra nombrar más títulos de canciones en las entrevistas televisivas sería el ganador.
Además, se agregó una regla que se trataba de que sólo se podría nombrar temas de una banda o solista durante cada nota y por este motivo la revista se convertiría en un libro de táctica y estrategia.
El primero en pasar al frente fue Gareth Southgate, actual entrenador de la selección de Inglaterra, a quien le salió por sorteo George Michael. Tras una pregunta realizada por el periodista Bob Wilson sobre el clima en el entrenamiento, el por entonces jugador del Aston Villa respondió: “No es el ‘club tropicana’, Bob, llueve todo el dia” (Club Tropicana ,Wham! 1983). Luego se le preguntó si le podría dar alguna pista del once inicial en el debut frente a Túnez y su respuesta fue: “No recibirás ningún ‘Susurro imprudente’ de mi parte” (Careless Whisper, George Michael 1984).
Pero con el pasar de las semanas la competencia fuera de la cancha se volvía más y más feroz. Entonces Tony Adams, por ese entonces defensor del Arsenal, nombró cuatro títulos superando a todos sus compañeros y ganando la apuesta, cuando brindó una entrevista al periodista Des Lynam de la BBC. La lista de temas pronunciados fue la siguiente: Get Back (1969), Something (1969), Let it Be (1970) y With a little help from my friends (1968), todas de The Beatles.
Durante un gran tiempo, los medios no se dieron cuenta lo que hacían hasta que un día Alan Shearer, en ese momento jugador de Newcastle United, respondió a una pregunta: “Es solo tu imaginación” de The Temptations, de 1971 ,seguido de una carcajada. Lo mejor de dicha apuesta fue que tiempo después le preguntaron si seguía la apuesta y entonces miró a la cámara y dijo: “No, ya todo se termino”, que en inglés quiere decir It’s all over now de Rolling Stones, 1964.
La Copa del Mundo que se disputó en Chile 1962 fue la última bala que tuvo Alfredo Di Stéfano para poder jugar, por lo menos, unos minutos en el torneo más importante a nivel de selecciones. A la edad de 36, ya en el ocaso de su brillante carrera deportiva, a La Saeta Rubia se le presentó la oportunidad de poder competir con el país que lo adoptó, España. Pero las desgracias de la vida, esa “mala suerte” de uno, negaron esa posibilidad. Di Stéfano se lastimó la rodilla derecha en la víspera del Mundial, y no pudo disputar ni un solo partido, aunque viajó con la Selección española de Helenio Herrera para estar con el grupo e incluso fue inscripto para el campeonato. El argentino nacido en Buenos Aires falleció a los 88 años en julio de 2014, mientras se disputaba el Mundial de Brasil. Por más que nunca haya podido estar en la gran cita mundialista, nadie le puede sacar la corona de estar entre los mejores futbolistas de la historia, ese selecto grupo de cracks que escribieron, cada uno en su época, las exquisitas páginas del fútbol: Pelé, Cruyff, Maradona, Messi… entre otros.
Pero, ¿qué pasó en los anteriores mundiales? A Di Stéfano la fortuna no sólo no lo acompañó en el Mundial de Chile. En los ediciones previas siempre hubo un conflicto deportivo o extradeportivo que le arrebataron la posibilidad de “bailar con la más bella”.En 1950, cuando era apenas un pichón de delantero que causaba desastres en las defensas rivales, la Selección Argentina se negó a participar del Mundial de Brasil por sus diferencias con la Confederación Brasileña de Fútbol. Cuatro años más tarde, en Suiza ’54, y él siendo jugador del Real Madrid, otra vez Argentina se negó a competir debido a que la FIFA rechazó su propuesta de realizar el Mundial. En 1956 se nacionalizó español, y en 1957 jugó su primer partido para los europeos contra Holanda. Su meta era poder estar en Suecia ’58, pero España no logró clasificar al torneo y a Don Alfredo se le esfumó otra cita con la dama que, por lo menos, una vez en su vida, todos quieren tener.
A raíz de la muerte de George Floyd, víctima de un acto cruento de violencia y racismo por parte de un oficial de policía de la ciudad de Minneapolis, el campeón vigente de la Formula 1, Lewis Hamilton, fue el primero en manifestarse en este ámbito por lo ocurrido y además critico el silencio de la categoría y de sus compañeros.
En el mensaje, que publicó en una de sus historias en su cuenta oficial de Instagram, mostró su descontento y arremetió contra la categoría por su pasividad: “Nadie mueve un dedo en mi industria, que es por supuesto, un deporte dominado por blancos”. También expresó su profunda decepción con sus compañeros al decir: “Algunos de ustedes son las estrellas mas grandes, pero permanecen en silencio en medio de la injusticia”. Y cerró el mensaje diciendo: “Creí que verían ahora por qué sucede y que reaccionarían, pero no pueden ponerse de nuestro lado. Sólo quiero que sepan que sé quiénes son y que los veo”.
Las palabras de Hamilton, además de denotar su tristeza, también expresan una parte de su historia y del camino que tuvo que recorrer y enfrentar a lo largo de su vida y carrera deportiva, ya que el inglés fue víctima de numerosas actitudes racistas a lo largo de su vida.
En sus comienzos en el karting, durante el año 1995, él y su padre sobrepasaron numerosos obstáculos. Tenían una gran dificultad en conseguir patrocinios por su color de piel. En cada fin de semana en el que competía, declaraban que eran observado de mala forma, hasta incluso en varias ocasiones se les cuestionaba su presencia en los circuitos. También sufrió situaciones de discriminación por partes de sus profesores, los cuales le decían que nunca lograría nada en el mundo de las carreras.
Por Pedro Pérez Naveira, Tomás Randazzo y Federico Fariña Pastoriza
El filósofo argentino César Torres, en charla con alumnos de DeporTea a través de una videoconferencia, contó que el exjugador Tomás Carlovich, muerto tras un asalto en la ciudad de Rosario, fue uno de los mejores exponentes de lo que son los bienes internos del fútbol.
El también preparador físico, egresado del Instituto Romero Brest y que reside en los Estados Unidos, afirma que Carlovich hacía de la disciplina algo entretenido y un espectáculo vistoso. Dice que lo que nos apasiona del Trinche está en la narrativa de haber vivido su profesión con mucho amor, dándose a conocer por su capacidad dentro de la cancha y no por el dinero ni por una sobreexposición de su privacidad.
La moral dentro del fútbol
“El gol de Maradona con la mano contradice al segundo donde gambetea a medio equipo inglés”, mencionó el profesor de The College at Brockport, State Universiy of New York, evidenciando las diferencias entre un tanto que rompe con la ética al hacer trampa, con el otro que es la manifestación de un juego hermoso y lleno de habilidad técnica. La disyuntiva sería si el fútbol le otorga más valor a la destreza o si es solamente para los “vivos”.
El investigador señaló que la esencia del deporte no está en ganar a toda costa, sino que los límites deben ser repensados porque más importante que la victoria es la manera en que se logra el objetivo. Muchos lo compararían con el viejo de dilema de ser menotista o bilardista, pero el escritor argentino va más allá y quiere devolverle la magia y la espectacularidad a un ejercicio que puede ser una salida para muchos chicos y chicas que sueñan con competir profesionalmente o, simplemente, tener ese momento de disfrutar y salir de la vida diaria.
Inclusión de género
“Tenemos que hacer el mayor esfuerzo para integrar a las personas transgénero lo más que podamos para que no sigan siendo discriminadas”, dice Torres y da como ejemplo el caso de la futbolista trans Mara Gómez, quien durante mucho tiempo trató de ser parte de un club de la Primera División de Fútbol Femenino y, este año, cumplió su deseo al integrar el plantel de Villa San Carlos.
El autor de Gol de mediacancha opina que en estos casos se da una tensión entre dos esferas: la cuestión deportiva y la identidad individual, aunque sostiene que, científicamente, no está comprobado que el incremento en el nivel de testosterona sea una ventaja a la hora de realizar alguna práctica y que debemos tener especificidad por que no son las mismas habilidades las que se usan en handball o en tiro de arco.
“Tenemos que encontrar un punto en común entre integración y justicia competitiva”, afirma el académico. Además, ve que la sociedad argentina dio pasos muy grandes por este avance y que hay voluntad de seguir. No son cambios espontáneos e implican una militancia intensa y duradera porque el status quo no cambia de manera automática.
Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas.
—Siempre le preguntaba a mi madre: “¿Por qué todo es blanco? ¿Por qué Jesús es blanco y de ojos azules? ¿Por qué en La última cena son todos blancos? Los ángeles son blancos, María y sus ángeles también”. Pregunté: “Mamá, ¿cuando muramos vamos a ir al cielo?” Ella dijo: “Claro que iremos al cielo”. Y respondí: “Entonces, ¿qué pasa con todos los ángeles negros?”
Quien cuenta que de niño le preguntaba todo el tiempo a su madre es Muhammad Ali, boxeador estadounidense descendiente de africanos que eligió llamarse así porque el anterior, Cassius Clay, era apellido de esclavo. Está en un estudio de televisión con el entrevistador a su lado y los espectadores detrás de cámaras que explotan en carcajadas por los “chistes” que Ali cuenta. Pero no es tonto. Él quiere que entren en júbilo porque, en la parte final, los dejará mudos y pensantes por el resto de sus vidas.
—Ya lo dijo Elijah Muhammad (líder de la Nación del Islam desde 1934 hasta su muerte en 1975) sobre cómo adoctrinan a los negros. Cómo enseñan a respetar al blanco y a odiar al negro. Robaron nuestros nombres, fuimos esclavizados, robaron nuestra cultura, robaron nuestra historia. Nos hicieron como muertos vivientes así. Ya que somos negros en un país blanco, no sabemos nada de nosotros mismos, no hablamos nuestro idioma, estamos mentalmente muertos.
Ali nació el 17 de enero de 1942 en Louisville, la ciudad más grande del estado norteamericano de Kentucky. Murió a los 74 años el 3 de junio de 2016 —se cumplen cuatro años— después de haber pasado por la enfermedad de Parkinson. Es considerado uno de los mejores boxeadores de la historia con 61 combates —56 victorias (37 por nocaut) y cinco derrotas—. Pero, quizá más importante, defendió las luchas humanitarias de los afroestadounidenses y del islamismo.
A los 18 años obtuvo la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 al vencer al polaco Zbiegniew Pietrzykowski en la categoría de semipesados (entre 75 y 81 kilogramos para amateurs). Ya en esa pelea, Clay —que todavía era Clay— bailaba sobre la lona del ring. Al volver a sus tierras con esa victoria, creyó que lo reconocerían por defender a su país. Pero se encontró con la monstruosa realidad: la gente de piel oscura no podía entrar en bares, locales de ropa, cines, colegios o almacenes. O sea, a ningún servicio de acceso público. Hasta él mismo, que presentaba la medalla como una especie de autorización, era echado de esos sitios. La segregación racial imperaba en Norteamérica.
Abraham Lincoln fue el decimosexto presidente de los Estados Unidos desde 1861 hasta su asesinato en 1865. Promulgó la Proclamación de Emancipación en 1863, que era una orden ejecutiva —un decreto— que ordenaba la libertad de los esclavos africanos. Pero no fue una ley aprobada por el Congreso, por eso apoyó, casi tres meses antes de morir, la Decimotercera Enmienda a la Constitución en enero de 1865 —se adoptó en diciembre de ese año— para garantizar la abolición permanente de la esclavitud.
Sin embargo, apenas otorgada la “libertad” a los afroestadounidenses, tomaron relevancia las leyes de Jim Crow, que eran estatutos y órdenes que distintos estados poseían para legalizar la segregación racial. Quienes eran esclavos (se le sumaron también grupos étnicos no blancos), ahora, bajo el falso lema “separados pero iguales”, no podían utilizar lugares y transporte públicos, baños, restaurantes y escuelas. Hasta se les negó el voto, trabajo y se les controlaba dónde vivían y cómo viajaban.
En ese contexto, Clay mejoraba como púgil y comenzaba la transición del boxeo amateur al profesional. Su entrenador Angelo Dundee fue el encargado de elevar su nivel. Los periodistas de la época creían que era torpe por sus movimientos. Le criticaban que se inclinaba hacia atrás para esquivar golpes, por lo que corría el riesgo de caerse si perdía el equilibrio.
El periodista y escritor David Remnick explica en el documental Becoming Muhammad Ali el estilo que poseía: “Combinaba su velocidad con la pegada de un peso pesado y creó una nueva forma de boxear”. Dundee entendió esto antes que nadie, depositó toda su confianza en el joven y pidió que le tengan paciencia.
Cuando comenzó a ganar peleas, Clay entendió que podía tener presencia en los medios de comunicación. Y fue así como, luego de haber conocido en Las Vegas a Gorgeous George —un boxeador que cuidaba la estética de su cabello rubio y rizado que, a través de su actuación fuera del ring, llenaba los recintos cuando peleaba—, creó su personaje al que incluso le agregó un lema: Cassius Clay, The Greatest (el Más Grande).
El fotógrafo Flip Schulke afirmó: “Era un genio para todo lo relacionado con las relaciones públicas”. Y contó que un día se encontró con él en una piscina: estaba boxeando sumergido en el agua.
—¿Por qué hacés eso? —, preguntó Schulke.
—Un viejo boxeador me dijo que si golpeás debajo del agua hacés mucho ejercicio—, contestó Clay guiñando un ojo.
Lo había inventado. Luego, Schulke tomó unas fotos que favorecieron y acrecentaron la publicidad del púgil.
Campeón mundial
Sonny Liston fue un boxeador norteamericano peso pesado (la máxima categoría, que comienza desde 91 kilogramos y no tiene límite) y campeón mundial cuando venció a su compatriota Comiskey Park en 1962 —fue tapa de El Gráfico por esa obtención—. Era un exdelincuente y estuvo en la cárcel, donde aprendió a pelear. Clay iba a enfrentarlo el 25 de febrero de 1964. El periodismo no podía creer que un “niño” de 22 años fuese a enfrentar a El Gran Oso. Creyeron que no tenía ninguna chance. De hecho, pronosticaban que iba a ser demolido.
Pero Clay comprendió que debía ganar la batalla antes, fuera del ring y psicológicamente. Por eso comenzó a provocar a Liston cuando este se preparaba para la pelea: acudió al campo de entrenamiento y, con un altavoz, le gritaba oso horrible, aseguraba que lo iba a vencer en el octavo round y lo insultaba en entrevistas:
—Vi a Sonny Liston hace unos días—, le contó un periodista.
—A que es feo—, contestó Clay. —Es muy feo para ser campeón del mundo. El campeón del mundo debería ser guapo como yo.
En una ceremonia, gritaba:
—¡Esta será la mayor derrota del siglo! ¡Y si querés perder dinero, sé un idiota y apostá a favor de Sonny!
Pero, antes de la pelea, las manifestaciones para acabar con las leyes de Jim Crow se hicieron cada vez más numerosas. Activistas como Malcom X —nacido como Malcom Little— defendían los derechos de los afroamericanos. También predicaba la religión asociada a la Nación del Islam, fundada en 1930 en los Estados Unidos. Clay lo conoció y se interesó por lo que promulgaba. Así se encontró con Elijah Muhammad, el líder de la organización islamista en ese entonces. Pero, de esta manera, corría el riesgo de que el combate contra Liston fuera suspendido porque estaba mal vista esta relación.
Uno de los activistas —también pastor— más trascendentes en la historia de Norteamérica fue Martin Luther King Jr. Se le entregó el Premio Nobel de la Paz por sus manifestaciones para acabar con la marginación de los afroestadounidenses, que ocurrió finalmente con la Ley de Derechos Civiles de 1964. Así, se prohibió la discriminación y segregación racial en los Estados Unidos después de casi 100 años de las leyes de Jim Crow. King realizó su discurso más emblemático —I have a dream(Yo tengo un sueño)— el 28 de agosto de 1963 en el Monumento Lincoln durante la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad. Frente a más de 300 mil personas, recitó:
—Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel, sino por su personalidad.
La pelea tuvo varios condimentos. Clay, con su velocidad, destrozó a Liston al punto de provocarle un corte en el pómulo izquierdo. Cuando intentaron curárselo, le colocaron una sustancia que estaba prohibida y le indicaron que intentara apoyárselo en la cara a The Greatest para que lo cegara temporalmente. Tuvo efecto, pero temporalmente.
Antes de comenzar el séptimo round, Liston, agotado en su esquina, no se paró para continuar con el asalto. El niño era campeón del mundo. Obtuvo los títulos de peso pesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB, WBA en inglés) y del Consejo Mundial de Boxeo (CMB, WBC en inglés). Fue a los sectores del periodismo y, a ellos, pero también a la afición, les gritó que les había cerrado la boca.
—Debo ser el más grande. Ya se lo dije al mundo. Hablo con Dios a diario. Si Dios está conmigo, nadie puede estar contra mí. ¡He conmocionado al mundo! Yo conozco a Dios, al verdadero Dios—, declaraba eufórico Clay luego de la pelea.
¿A qué se refería con que conocía al “verdadero Dios”? Pues, unos días luego del combate, anunció que su nombre pasaría a Cassius X. Fue de transición hasta el que Elijah Muhammad le confirió: Muhammad Ali. El verdadero nombre de su Dios era Alá.
Periodistas, público y hasta contrincantes se negaban a llamarlo por su nuevo nombre. Ali se enfurecía y hasta exigía que lo dejaran de nombrar como Cassius Clay en las peleas, como contra Ernie Terrel en 1967, al que le gritaba luego de golpearlo: “¿Cuál es mi nombre?”.
Humanismo
Vietnam estaba separada en dos estados soberanos —Norte, comunista, y Sur, capitalista— desde 1954 y al año siguiente se iba a celebrar un referéndum para decidir su unificación o separación definitiva. Pero los gobernantes del Sur eligieron realizar un golpe de estado en 1955 y estalló la guerra. Estados Unidos apoyó (Dwight Eisenhower era el presidente en ese entonces) a la parcialidad capitalista —basándose en “teorías” que estaban basadas en impedir la expansión del comunismo— en primera medida con recursos y, a partir de 1964 (con John Kennedy al mando), con tropas.
En 1966, una resolución de las fuerzas armadas calificó a Ali como apto para ir a la guerra de Vietnam. Pero, en el centro de reclutamiento de Houston, Texas, se negó a combatir por motivos religiosos y humanitarios.
—Mi conciencia no me deja ir a dispararle a unas pobres personas en el barro por el muy poderoso Estados Unidos. ¿Y dispararles para qué? Nunca me llamaron “negro”, nunca me lincharon ni me cazaron con perros. No me robaron mi nacionalidad. ¿Por qué dispararles?—, se preguntaba.
Las comisiones de boxeo lo sancionaron y le prohibieron pelear en abril de 1967. Hasta lo despojaron de sus títulos. La guerra en Vietnam continuó hasta 1975, cuando Estados Unidos —con Richard Nixon como presidente— fue derrotado.
Ali volvió a pelear tres años y medio más tarde luego de dar charlas en universidades para ganarse la vida. Recuperó los títulos mundiales cuando venció por nocaut en el octavo round a George Foreman el 30 de octubre de 1974 en Kinsasa, capital de Zaire —a partir de 1997 República Democrática del Congo—, y ante sesenta mil espectadores, que lo apoyaban gritando: ¡Ali, bubmaye! (¡Ali, mátalo!).
No puedo respirar
Ali se retiró el 12 de diciembre de 1981. Ya comenzaba a perder los reflejos y la fluidez al hablar. La enfermedad de Parkinson le fue diagnosticada en septiembre de 1984 y murió en junio de 2016. Uno de los mejores boxeadores de la historia se involucró en causas religiosas y defendió los derechos de los afroestadounidenses. Sin embargo, por más que la segregación haya dejado de ser legal, la desigualdad basada en la discriminación impera en los Estados Unidos, donde la marginación está presente de una forma camuflada. Incluso se le suma la brutalidad policial, que ha causado miles de muertes —según el Mapeo de la Violencia Policial, en 2019 la policía mató a 1099 personas y las negras fueron el 24% de las asesinadas siendo solo el 13% de la población—, como la de Eric Garner, que fue estrangulado el 17 de julio de 2014 mientras gritaba que no podía respirar.
Otro hecho de discriminación fue el que ocurrió cuando la policía de Nueva York acusó a cuatro afroamericanos —Antron McCray, Kevin Richardson, Yusuf Salaam y Korey Wise— y un hispano —Raymond Santana— del barrio Harlem y menores de 16 años de violar y matar el 19 de abril de 1989 a Trisha Meili, una joven blanca que corría por Central Park. Fueron condenados a la cárcel y en 2002 Matías Reyes, un violador y asesino en serie, confesó haber sido el autor del crimen. La miniserie Así nos ven dirigida por Ava DuVernay retrata el caso.
George Floyd, un ciudadano afroestadounidense de 46 años que vivía en Saint Louis Park, fue asesinado el lunes 25 de mayo por Derek Chauvin, un oficial de 44 años de la policía de Minneapolis, Minnesota, que lo arrestó por haber querido pagar en un supermercado con un billete falso de veinte dólares. Con Floyd tirado en el suelo boca abajo, gritando, como Garner, que no podía respirar y totalmente indefenso, Chauvin hundió su rodilla izquierda en el cuello del detenido, lo dejó inconsciente y más tarde murió en el Hennepin Coutry Medical Center.
El asesinato fue grabado por Darnella Frazier, una adolescente de 17 años, difundido masivamente en las redes sociales y derivó en protestas y manifestaciones —en medio de la pandemia por coronavirus— de la gente en las calles de Minneapolis —incendiaron la comisaría de la localidad—, Nueva York, Denver, Colorado, Ohio, Columbus, Los Ángeles y Memphis. El presidente Donald Trump envió a 500 soldados de la Guardia Nacional de Minnesota a Minneapolis, que reprimieron con gases lacrimógenos y balas de goma, como lo hace la policía en todo lugar del país donde haya reclamos por la muerte de Floyd.
Chauvin fue despedido, arrestado y acusado por asesinato en tercer grado y homicidio involuntario. Cargos que conllevan una pena máxima de 35 años. La familia de Floyd, representada por el abogado de derechos civiles Ben Crump, emitió un comunicado en el que exige un cargo de asesinato en primer grado.
Quizá Ali se hubiese pronunciado, como lo hizo Colin Kaepernick, jugador afroamericano de fútbol norteamericano que se desempeñó en San Francisco 49ers y que se arrodilló durante el himno estadounidense antes de un partido en protesta de los crímenes de la policía racista y provocó la furia de Trump, que se encargó de que no volviese a jugar.
Quizá Ali se hubiese pronunciado como lo está haciendo el mundo del deporte por el asesinato de Floyd, acompañando las protestas de la gente, que sale a la calle no por un único hecho, sino que también es una forma de explotar y expresarse por las desigualdades económicas, laborales y hasta humanitarias que sufren los oprimidos y las oprimidas. En los papeles podrán no aparecer estas desventajas, pero los miserables siempre se encargarán de que existan. Por eso el pueblo se manifiesta: para que se esfumen de una vez por todas las lógicas represoras que los dueños del mundo replican desde el comienzo de los tiempos.
Argentina siempre estuvo cerca
A veces se observa lo que ocurre a lo lejos y hay historias, hechos o asesinatos mucho más cerca de lo que se cree. Entonces hay que preguntarse qué cuentan los que cuentan y qué otras situaciones no cuentan. O cuánto es el poder que tienen los medios de comunicación y en qué medida modelan intereses. Porque, sí, en los Estados Unidos la brutalidad policial es totalmente atroz y discriminatoria. Pero, ¿en Argentina? O acaso se omitirá que Luis Espinoza, un trabajador rural de 34 años de la ciudad de Simoca en Tucumán, fue asesinado el 15 de mayo por el oficial José Morales en un operativo que pretendía dispersar una carrera de caballos en el campo.
Identidad Marrón, el colectivo de personas marrones descendientes de indígenas y campesinos de América, se pregunta: “¿Cuándo nos vamos a hacer cargo del racismo que carga Argentina como país que niega nuestra historia, se calla ante nuestros asesinatos y vive en constante discriminación hacia nuestras existencias?”.