lunes, diciembre 23, 2024
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La doble meta de los deportistas universitarios

zzzznacd2NOTICIAS ARGENTINAS ROSARIO, DICIEMBRE 10: Delfina Merino festeja su gol durante el partido que disputan los Seleccionados Femeninos de Hockey Sobre Césped de Argentina y Holanda, correspondiente a los 4° de Final de la Final de la Liga Mundial. FOTO NA: VILLARPRESSzzzz

Por Francisco Moro

En la calle Miguel B. Sánchez al 1050, dentro del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) muchos deportistas se encuentran realizando, por la mañana, por la tarde y por la noche el trabajo que no se aprecia. Independientemente de cómo se encuentre el establecimiento, el mal estado, deterioro de su estructura y de su poco mantenimiento por parte de la Secretaría de Deporte de la Nación, en las canchas de atletismo, una vez dentro, el clima cambia, se respira deporte y se percibe el compromiso que cada uno tiene. Los gritos de esfuerzo o de satisfacción ingresan muy rápido al oído. Caso contrario es el de un aula de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde el único que habla es el profesor. Hay mucho silencio, ruidos incómodos de bancos antiguos y algún que otro sonido proveniente de la calle que distrae a más de uno. Las jornadas de las personas que estudian y que persiguen su sueño de ser profesionales en lo deportivo se convierte en una rutina cambiante.

Existen diversos ejemplos de personas en Argentina que hicieron su carrera universitaria al mismo tiempo en el que se desempeñaban como deportistas, pero también en los que comenzaron a estudiar mientras se centraban en lo deportivo y que luego del retiro finalizaron la formación con un título universitario debajo del brazo. Melina Sirolli fue gimnasta olímpica en Sydney 2000 con 16 años y hoy es docente de Historia de la Arquitectura en la UBA. Siempre estuvo arraigada al deporte, desde chica, ya que la gimnasia artística es algo que se comienza a practicar a los cuatro años debido a su capacidad de desarrollar coordinación y equilibrio. Realizó primero, segundo y tercer año en River, en donde entrenaba, iba al colegio y volvía a las prácticas por la tarde. A la escuela iba solo los miércoles, para hablar con los docentes y sus compañeros y pedir lo que estaban haciendo. Después rendía exámenes trimestrales con el contenido unificado en una sola prueba. “Cuarto año fue el de los Juegos, y me dejaron libre porque la escuela dejó de tener esa flexibilidad y sistema de evaluación. Lo dejé así y luego rendí el cuarto año, y quinto lo cursé y hacía gimnasia-escuela-gimnasia”. Antes vivió lo que es un Juego Olímpico desde adentro en Sydney 2000 con 16 años: “Era muy chica, hay mucha presión en muchos aspectos; en la comida, en el peso. Me quedó algo de sobreexigencia. Es tanta la que hay en la gimnasia que muchas chicas han llegado a dejar la escuela. Muchos entrenadores las llevan también por ese camino, y hoy creo que no ha cambiado demasiado”.

En 2001 Sirolli comenzó su travesía en el estudio universitario con el Ciclo Común Básico (CBC) de Medicina. “Hice menos de seis meses y luego me ofrecieron continuar en las universidades de Oklahoma y Utah, en Estados Unidos, debido al deporte, pero estuve muy poco allí”. Retomó en 2003, en Argentina, y esta vez se tomó el estudio más en serio y comenzó a entrenar mejor para la selección. “Es muy difícil hacer ambas cosas al mismo tiempo, es imposible. En mi caso, era chica, y el entrenamiento era distinto a lo que es ahora con las nuevas tecnologías y las metodologías avanzadas”. Luego del primer cuatrimestre comenzó con la preparación para los Juegos Panamericanos de República Dominicana de 2003 y el Mundial de Estados Unidos del mismo año, que para ella fueron los últimos como gimnasta artística. “Dejé Medicina, no quise seguir por el desapego que me generaba y en 2004 comencé con Arquitectura”. Sus padres son arquitectos, pero cuenta Sirolli que no quería estudiar Arquitectura para no tenerlos detrás. “Hice unos años, me fracturé el cuello, quedé internada y casi quedo paralítica, y a finales de 2007 arranque acrobática (tumbling)”. Aldo Barborini, quien fue su entrenador y hoy lo hace en la selección de México, cuenta cómo la veía cuando iba a las prácticas: “Los días previos a un parcial ella seguía enfocada en el deporte, por lo menos cuando estaba conmigo. Nunca la limité de que no hiciera lo que ella quisiera teniendo en cuenta que es una disciplina muy exigente y estricta. Ella era muy responsable e insistente a la hora de realizar un ejercicio; si no le salía lo intentaba hasta que lo consiguiera”.

En 2004, en el momento de la lesión, Sirolli pudo centrarse en los estudios y luego siguió también con los entrenamientos en paralelo, ya que tumbling no era exigente con las prácticas. “Cuando viajaba por el deporte, en la facultad me lo permitían”. Sylvia Kornecki, su docente de aquel entonces de Historia de la Arquitectura, cuenta que una vez le presentó un certificado que expresaba ser deportista y que tenía que viajar. “Recuerdo que estuvo ausente unas dos semanas, y eso lo tuve en cuenta a la hora de corregir sus trabajos. Veía que cuando regresaba estaba comprometida con la materia y no la dejaba. Era muy buena alumna; de hecho terminó con un ocho de promedio”. Sirolli se dio cuenta de que quería terminar la carrera y de que no lo hacía por hobby cuando regresó de un viaje y muy rápido se puso en contacto con un compañero para saber los contenidos que se había perdido. “Melina no se destacaba por encima del resto, pero participaba en clase lo justo y necesario. Su compromiso y responsabilidad son grandes cosas que puedo destacar de ella”, afirma Kornecki. 

Cuenta Sirolli, refiriéndose a los días previos a un parcial, que se las ingeniaba “como podía”, ya que se le juntaban el estudio y el entrenamiento, y era muy difícil concentrarse en una. “La facultad es muy rígida a la hora de la entrega de los trabajos, depende del profesor que te toque también podés arreglar para que los tiempos de presentación sean diferentes”. A finales de 2009 se retiró y, dos años después, se recibió de Arquitecta. “Hice un corte importante sobre la gimnasia, no seguí ligada y me costó mucho alejarme. Yo siempre tuve la suerte de que mis padres me pudieran mantener, pero es muy complicado llevar la gimnasia y el estudio al mismo tiempo. Considero que hoy debería de haber un psicólogo que te ayude después del retiro y al comienzo de reinsertarse en el mundo real”.

Delfina Merino pasó de atacar en hockey, a recibirse en la carrera de Derecho de la UBA, y defender lo que estaba bien o mal en un juzgado como abogada. Aún no ejerce, pero Merino comenta que el día de mañana es mejor tener un título, ya que “del hockey no se vive”. Integró la camada de las Leonas ganadoras del Mundial de Rosario 2010 y del tercer puesto en Holanda 2014, y en 2018 fue elegida como la mejor jugadora del mundo por la Federación Internacional de Hockey. Siempre se desempeñó con el palo entre sus brazos. Desde chica, y con tan solo meses, sus padres la llevaban a verlos jugar, ya que también estaban arraigados al hockey en el club de toda su vida, Banco Provincia. La escuela San Nicolás de Olivos, donde hizo toda la secundaria, siempre fue muy exigente; era doble escolaridad y bilingüe, por lo que la complicaba con los tiempos. “Siempre traté de llevar ambas cosas a la par, intentaba prestar atención en clase, no me distraía, ya que después el tiempo que tenía para estudiar en casa era mucho menos porque estaba bastante en el club”. A los 18 años fue seleccionada para comenzar los entrenamientos con la Primera y tenía doble trabajo: hacía sus prácticas aparte y además las generales. “Esto también me llevó a volver a casa muy tarde, a tener que estudiar de noche, pero me di cuenta de que me sirvió mucho porque me enfocaba muy rápido. Entraba en un ritmo de estudio que me daba mucha constancia y facilidad”. Una vez finalizada la secundaria comenzó con su carrera universitaria en abogacía. “Cuando terminé estaba dudando entre estudiar Derecho o Psicología: me hice un test vocacional y me salió eso”. Cuando Merino cursaba por cuatrimestres trataba de hacer una o dos materias, tres no por la exigencia que le transmitía el alto rendimiento. “Lo que siempre me inculcaron en mi casa es que aunque sea haga una, que la vaya haciendo despacio. La constancia fue lo que a mi me salvó y lo que me permitió poder recibirme a finales de 2020”. Su decisión de comenzar una carrera fue el pensamiento de que en un deporte amateur no está a salvo en lo económico, solo si juega en Las Leonas. “En Argentina pasa eso, más allá de que hayas generado medallas y trofeos; si no es algo profesional, como el fútbol, el deportista queda muy relegado a la hora de terminar su carrera. El día de mañana si necesito trabajar es distinto tener un título o no”.

De su paso por el estudio y el deporte, cuenta Merino qué la ayudó mucho: “Me convertí en una jugadora más inteligente. En el momento en el que el hockey era bastante en mi vida, si no tenía otra cosa me abrumaba en lo mental. Tuve la posibilidad de salir de esa burbuja, de conocer otra gente y de tener otra herramienta a futuro”. Los temas psicológicos aparecen, más al ser chica y con muchas cosas de golpe, como fue su debut con Las Leonas en 2009. “Mi carrera universitaria fue un desafío personal, y la alegría de aprobar parciales era como ganar partidos. Nunca me enloquecí con el estudio”.

Los profesores de Merino en la UBA cuentan que tenían la consideración al igual que con cualquier otro deportista, puesto que presentaba el certificado que avalaba que se iba a jugar afuera del país y le cambiaban el día del parcial. Siempre la pudieron entender antes y después de un viaje. Además, sus docentes comentan que Merino se sentaba en la primera fila, que la veían que prestaba atención y que si tenía alguna duda se acercaba. Siempre estuvieron a disposición para poder ayudarla. “Yo creo que también lo hacían porque veían que me interesaba mucho y que lo quería hacer”, cuenta Merino. Hoy con 35 años juega de forma amateur en Banco Provincia, el club en el que todo comenzó cuando tenía cinco años, y comparte plantel con chicas mucho más jóvenes que estudian Derecho: “Las trato de ayudar con algunos apuntes. La mayoría está en una carrera y eso es buenísimo”.

Atlético de Madrid, una historia con acento argentino

Por Mathias Costanzo

Con gol de Julian Alvarez, Atlético de Madrid igualó 1 a 1 contra el Real Sociedad por la 9º fecha e La Liga. Entre los 11 titulares, Nahuel Molina fue el lateral derecho y el campeón del mundo, Rodrigo De Paul, entró desde el banco en el 63’. Por su parte fueron convocados sin sumar minutos Juan Musso, Ángel Correa y Giuliano Simeone. El equipo del “Cholo” quedó tercero con 17 puntos.

No solo estos jugadores fueron los únicos argentinos en vestir la camiseta del “Colchonero” a lo largo de la historia. También lo hicieron:

  • Diego Simeone, actual entrenador del “Colchonero” que ganó 8 títulos, disputó 169 partidos y convirtió en 30 ocasiones
  • Nicolas Gaitan, actual jugador de Sarmiento de Junín, 45 partidos y 4 tantos
  • Luciano Vietto, jugador de Racing, brindó sus servicios en 38 encuentros y marcó 3 goles.
  • Eduardo “Toto” Salvio, jugador de Lanús, fue convocado en 69 enfrentamientos y convirtió en 10 ocasiones.
  • Éver Banega, actual Newell’s, participó en 31 ocasiones y solo anotó 1 vez
  • Sergio “Kun” Aguero, fichado en 2006 desde Independiente por 23 millones de dólares, disputó 234 partidos con 101 goles convertidos.
  • Maximiliano Rodriguez, jugó 158 veces y anotó 45 veces
  • Luciano Galletti, surgido en Estudiantes de la Plata, tuvo 68 partidos y 6 goles
  • Matias Lequi, defensor surgido de River, hizo 2 goles en 40 cotejos.
  • Ariel Ibagaza, surgido de Lanús, disputó 106 partidos y marcó 6 tantos
  • Fabricio Coloccini, 30 partidos, 1 gol
  • Juan Gomez, defensor campeón de la Libertadores de 1996 con River, titular en 42 partidos e hizo 1 gol y al igual que Burgos logró el ascenso y culminó su carrera allí
  • Daniel Fagiani, defensor campeón del mundo con Boca en el 2000, jugó 26 veces e hizo 1 gol
  • Santiago Solari, surgido en River, en 61 encuentros anotó 7 veces, luego fue transferido al Real Madrid
  • Oscar Mena, campeón con Lanús de la Copa Conmebol de 1996, jugó 70 partidos e hizo 3 goles
  • Jose Chamot, el central que disputó 3 mundiales, participó en 64 partidos y convirtió 1 gol.
  • Juan Esnaider, el delantero surgido de Ferro, jugó 47 partidos y marcó 21 tantos.
  • Leonardo Biagini, surgido de Newell’s, con 7 en 64 jugados
  • Luis Mario “Negro” Cabrera, surgido de Huracan, participó de 147 juegos, hizo 45 goles y en 1985 gano la Copa del Rey y la Supercopa de España
  • Ramon “Cacho” Heredia, surgio de San Lorenzo, jugo 94 partidos, hizo 9 goles, ganó en 1974 la Copa Intercontinental y en 1976 la Liga Española y la Copa de España
  • Ruben Ayala, surgido de San Lorenzo, participó 161 encuentros, hizo 47 tantos y obtuvo los mismos títulos que Heredia
  • Ruben “Panadero” Diaz, campeon de Libertadores e Intercontinental con Racing, disputó 71 partidos y marcó 2 goles
  • Iselin Santos Ovejero, surgido de Vélez, jugó 99 partidos, convirtió en 4 ocasiones y obtuvo 2 ligas y una copa. Luego fue entrenador del conjunto español desde 1990 hasta 1993 donde conquistó la Copa del Rey de 1991

Además estos son los argentinos que jugaron para el Atlético Madrid pero no convirtieron: Ubaldo Fillol. Axel Werner, Augusto Fernandez, Matias Kranevitter, Cristian Ansaldi, José Sosa, Emiliano Insua, Daniel “Cata” Diaz, Leonardo Franco, Javier Pinola, Germán “Mono” Burgos y Oscar Raúl González Pentinto.

Lewandowski: viejos son los trapos

Por Dante Aguilar

Los ojos de Raphinha miran la pelota parada. El brasileño está por patear un tiro libre. Los defensores del Alavés se concentran en todos los jugadores menos en él, el veterano. Sus piernas se activan, está preparado para saltar. El extremo tira el centro a la olla, la busca Lewandowski y con un cabezazo contundente, la pelota agita la red.

El partido entre el Barcelona y el Alavés terminó 3 a 0 ¿El protagonista de los goles? Él, ese hombre que hace años asombraba al mundo con sus numerosos goles y que el año pasado fue criticado por meter solo 24 en la temporada. Tres goles en media hora fueron los necesarios para recordar su pasado, aquellos momentos de gloria en su querido Bayern Munich.

Pese a las incesantes críticas, el polaco nunca bajó la cabeza y hoy, en su reencuentro con Hansi Flick, director técnico con el que ganó seis títulos en una temporada con el equipo bávaro, está mejor que nunca. A los 36 años es el máximo goleador de La Liga Española con 10 goles en 9 partidos. Su promedio es mejor que el de Mbappé y Haaland, las jóvenes estrellas del fútbol internacional.

A diferencia de sus últimos dos años en el equipo culé, en los cuales alcanzó cifras de más de diez goles en competencias europeas, actualmente cuenta con dos goles en dos partidos de Champions League y busca superar viejas estadísticas como los quince marcas en diez encuentros en la campaña 19/20.

Lewandowski demuestra que la edad es solo un número y que su talento sigue más vivo que nunca. Con partidos como los que el atacante realizó esta temporada, su fútbol dice una sola frase: “Viejos son los trapos”.

 

 

 

 

CASI-SIC, el superclásico del rugby argentino

Por Lucas Calmón

El 14 de julio de 1935 Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) derrotó al Club Atlético San Isidro (CASI) y lo dejó sin la posibilidad de alzarse con su decimosexto título de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA). En el tercer tiempo de aquel día hubo una fuerte y crucial discusión, aunque existen varias versiones de lo que sucedió. El ya fallecido Rodolfo “Michingo” O’Reily, jugador del CASI en 1935, en una entrevista para el diario El Equipo en 1989, afirmó: “Los jugadores de rugby de aquella época habían tomado el control total del CASI. Entonces, decidimos terminar con ese descalabro y armamos una lista encabezada por Julio Urien, que era un hombre con vocación política y mucho prestigio en San Isidro. A fines de 1934 ganamos la elección y la primera medida fue modificar la subcomisión de rugby”. En el tercer tiempo del encuentro frente a GEBA los jugadores se sacaron los pantalones y comieron en calzoncillos. Un socio los vio, le avisó a Urien y los suspendieron.

Por otro lado, César Elizalde, uno de los fundadores del San Isidro Club (SIC) en 1935, le contó a la revista El Gráfico en 2000: “El problema era con Urien. La relación era tirante con los jugadores y explotó después de una derrota contra GEBA. En el vestuario Urien se puso a gritar y les echó la culpa de la derrota a varios jugadores. Nadie se quedó callado; hubo una fuerte discusión que terminó con la suspensión, de seis meses a un año, de algunos muchachos”. Los jugadores suspendidos y otros que los apoyaron en modo de protesta abandonaron el CASI. Eran alrededor de 300 personas. Y el 14 de diciembre de 1935 fundaron el SIC.

La pelea dividió a varias familias, que hasta 1935 se juntaban casi todos los fines de semana y durante 20 años no se vieron. Con el tiempo volvieron a vincularse, ya que sus hijos iban a los mismos colegios, algunos eran el Martín y Omar, San Juan, Marín y Labardén, y tenían primos que jugaban en algunos de los clubes. Hoy socios de ambas instituciones dicen que en los clubes que más amigos tienen es en su clásico y los terceros tiempos que más duran son los del CASI-SIC.  Lucas Rocha, hooker del SIC, opina acerca de la relación que tiene con los jugadores del Atlético: “Siempre el rugby es un formador de personas y nosotros somos amigos de los del CASI; tenemos muy buena onda y eso genera hacer terceros tiempos amplios, que se junten ex jugadores. Esa es la perspectiva que tengo del CASI y ellos seguramente de nosotros”.

El primer encuentro entre ambas instituciones se disputó el 9 de mayo de 1937 en la cancha del CASI. El SIC ganó 3 a 0 tras la conversión de Felipe Meyer Arana a los cinco minutos, por un penal generado por un offside. “Me acuerdo cómo llovía ese día. Sin embargo, había mucha gente en la cancha. El partido había generado mucha expectativa, era la primera vez que volvíamos a esa cancha. ¿Sabés la pica que nos tenían los del CASI? Le pegué desde la línea de los 22 metros, pegadito a la línea del touch. Pegó en el travesaño y entró. A cobrar, con eso les gané el partido”, detalló Meyer Arana en una nota para El Gráfico en 2000.

El Club Atlético de San Isidro tiene su sede principal en la calle Roque Sáenz Peña al 499, en pleno centro de San Isidro, en Acassuso. Ese terreno fue cedido por Manuel Aguirre, propietario de la extensa chacra, cuando se fundó el club en 1902. Su estadio es conocido como “La Catedral”, por los 500 metros que lo separan de la Catedral San Isidro Labrador.

Club Atlético de San Isidro

El San Isidro Club deambuló por varias zonas hasta establecerse en 1939 en Boulogne, debajo de la Panamericana, en la calle Monroe al 404. Cuando los socios compraron el terreno, tenía dos zanjas, una sobre la calle Blanco Encalada y otra que partía el predio en dos. Es por eso que se ganaron el mote de “zanjeros”. En relación con el CASI, el SIC es mucho más modesto en cuanto a infraestructura. Los clubes se ubican a cinco kilómetros de distancia.

Contacto y Sedes – San Isidro Club

Un clásico famoso fue el que cerró el campeonato de la URBA de 1985. El CASI ya había conseguido el título, pero no dio la vuelta olímpica por la detención de Alejandro Puccio, integrante de aquel plantel. Puccio jugaba de wing en el Atlético e integraba una banda de secuestradores: el Clan Puccio. Desde 1982 hasta 1985 secuestraron y mataron a Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum. También capturaron a Nélida Bollini de Prado, la única en salir con vida. En aquellos días ninguno de sus compañeros dudaba de la inocencia del wing, aunque con el tiempo se sintieron engañados y traicionados.

En la historia hubo dos finales entre el CASI y el SIC. La primera fue en 2003 y los zanjeros se llevaron la victoria por 20 a 9. Sin embargo, la Academia se tomó revancha dos años más tarde en la cancha del Buenos Aires Cricket and Rugby Club ante 15 mil espectadores. El Atlético ganó por 18 a 17 con un penal convertido por Federico Thomann sobre la hora, que cortó una racha de 20 años sin ser campeón del torneo URBA y le sacó el tetracampeonato al SIC. El historial de enfrentamientos tiene un total de 139 partidos, en el que el CASI tiene 71 victorias, el SIC, 57, y en 10 ocasiones hubo empate. Durante el siglo XXI, los zanjeros redujeron la diferencia de títulos, ya que ganaron en ocho ocasiones, mientras que el CASI solo lo hizo en 2005. Son los equipos con más títulos conseguidos en el rugby de Buenos Aires (33 y 27 campeonatos, y uno y cinco Nacional de Clubes, respectivamente).

Aunque sea los clubes de rugby más importantes de Argentina, los dos tuvieron su época mala, ya que en 1946 los Zanjeros descendieron a la segunda división de la URBA por única vez en su historia y en 1947 ascendieron sin conocer la derrota. La peor etapa deportiva de la Academia comenzó en 1991, cuando descendió por primera vez, lo cual desencadenó peleas políticas y una elección (no era habitual llegar a los votos) para elegir autoridades. Con una gran renovación de jugadores y cuerpo técnico en el 92, El CASI ascendió al quedar quinto en Segunda. En el 93 ganó un solo partido y volvió a bajar y ya con un equipo mucho más afianzado ascendió en el 94 con un primer puesto.

 Sebastián Perasso, jugador del SIC durante la década del 90, al describir la rivalidad, explica: “No importa la división ni la edad de los protagonistas, no interesa la posición en la tabla o si se trata de amistosos o partidos oficiales: en cada clásico algo grande siempre está en juego. Es que transitar nuestras calles con el orgullo de ser el mejor del barrio es tan importante como ser el mejor de todos”. Benjamín Belaga, actual wing del CASI, detalla muy emocionado: “Es algo que no se vive en ninguna otra parte, muy difícil de describir. Es disfrutar de representar el club de toda tu vida, del que sos hincha desde chiquito, teniendo de espectadores a toda tu familia, amigos, conocidos, desconocidos, con la hinchada que no deja de cantar, colores por todos lados y una adrenalina y tensión increíbles”.

El CASI tiene una extensa lista de jugadores destacados. Alejandro Travaglini, Eliseo Branca, Santiago Phelan y Agustín Pichot. En el equipo de Boulogne están Marcelo Loffreda, José Cilley, Diego Albanese y Gonzalo Longo, aunque a nivel mundial hay uno mucho más conocido, pero no por sus habilidades con la ovalada. Se trata de Ernesto “El Che” Guevara, quien jugó para el SIC en 1947, aunque estuvo menos de un año, ya que por pedido de Ernesto Guevara padre a Martín Martínez Castro, tío del Che, entonces vicepresidente del SIC y uno de sus fundadores, no le permitieron seguir jugando en el club porque sufría de asma.

 Fuera del rugby, el hockey es el deporte en que más se disputan los clásicos. Maggie Vineys, jugadora del San Isidro Club, tras finalizar un partido, comenta: “En el club siempre los SIC-CASI son partidos que se viven distinto, muy emocionales. En ese aspecto, son partidos en los que la cabeza juega mucho en ambos deportes. En términos de hinchada, la diferencia entre hockey y rugby es simplemente que en el rugby son muchos más en cantidad”. Vineys también hace énfasis en el respeto y afirma que sin él no se podría jugar, además señala la importancia de enseñarles a las más chicas.

En el CASI y el SIC, los clásicos son los encuentros que más gente convocan, ya que siempre hay hinchas que se juntan para darle color a las tribunas. Las parcialidades llevan paraguas con los colores del club (blanco y negro los de la Academia y blanco, azul y negro los del SIC), disfraces ingeniosos de cebras, ranas o fantasmas, globos, banderas, tirantes, bombos, trompetas y sus gargantas que alientan los 80 minutos. Los sectores tienen un nombre: en el caso del Atlético se denominan “La Número Uno”, y por el lado de los Zanjeros, “Los Buenmozos de Boulogne”.

La historia entre el Club Atlético San Isidro y el San Isidro Club es mucho más que una rivalidad deportiva. Desde el primer enfrentamiento, hace 87 años, hasta los clásicos actuales, la pasión cada vez crece más y ambos continúan con los mismos valores del respeto, la deportividad y el compañerismo dentro y fuera de la cancha. Después de los 80 minutos, a pesar de las victorias y las derrotas, los equipos lograron que la amistad se mantuviera. Además, consiguieron que su barrio se convirtiera en la capital nacional del rugby.

 

El femicidio de Rebecca Cheptegei debió haberse evitado

Por Micaela Osorio

Los femicidios que se podrían haber evitado son incontables alrededor de todo el mundo y el pasado 1° de septiembre se sumó otro a la lista: Rebecca Cheptegei, de 33 años, quien pasó de vivir el sueño olímpico en atletismo en principios de agosto a ser prendida fuego por su ex pareja, a quien ya había denunciado más de una vez. Fue el tercer femicidio de una deportista de alto rendimiento en Kenia desde octubre de 2021.

Cheptegei nació del lado keniano en la frontera entre Kenia y Uganda, pero eligió cruzarse a Uganda y representar a ese país para seguir su carrera. El profesionalismo para ella se inició en 2010 y desde ese momento siempre participó en las competencias internacionales, incluso logró la medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Montaña y Trail Running de Tailandia en 2022. Tras la obtención del puesto 44 en la disciplina maratón en los Juegos Olímpicos de París 2024 la apodaron “la campeona” en su país.

Cheptegei llevaba una vida rutinaria de deportista, incluso se había trasladado a Kenia para entrenar ahí más cómodamente. Como todos los domingos, el 1° de septiembre asistió a la iglesia en el condado keniano acompañada por sus dos hijas de un matrimonio anterior, pero se llevó una sorpresa al ver que en la entrada de su casa la esperaba su ex pareja, Dickson Ndiema Marangach, con un bidón de cinco litros de nafta, que arrojó sobre el cuerpo de la atleta para luego prenderla fuego delante de sus hijas de 9 y 11 años. 

Rebecca entre llamas y dolor logró gritar por ayuda y fue así como sus vecinos la socorrieron y la trasladaron al Hospital Moi. De todas formas, nada pudo evitar las graves heridas y quedó con el 80% de su cuerpo quemado, por lo que fue internada de urgencia al igual que el agresor, quien tenía el 30% de su cuerpo con quemaduras. Cuatro días después del ataque, el doctor de la clínica, Owen Menach, informó que los órganos de Cheptegei fallaron aquella noche y finalmente falleció por la gravedad de las heridas.

Ugandan Olympic athlete, Rebecca Cheptegei to be buried | AP News

Al igual que la mayoría de los femicidios, se podría haber prevenido si la justicia y la seguridad hubiesen actuado a tiempo. Horas previas al ataque, los vecinos declararon que los escucharon discutir a los gritos sobre un terreno en el noroeste de Kenia, en donde ella se quedaba habitualmente para entrenar. Además, su padre confirmó que tan solo dos días antes había realizado una denuncia -otra del montón- en la Dirección de Investigación Criminal de Trans-Nzoia, para advertir nuevamente sobre el peligro que él representaba en la vida de Rebecca.

Las agencias gubernamentales nos han fallado porque informamos con suficiente antelación sobre su seguridad, ya que este hombre solía seguirla incluso hasta Uganda, pero no actuaron con rapidez. Era evidente que su vida estaba en peligro”, declaró Joseph Cheptegei. De la misma forma, la madre, Agnes Niedma, también responsabilizó a las autoridades: “No tengo palabras. Solo culpo al Gobierno”, declaró entre lágrimas.

A las 18:30 del lunes 9 de septiembre, mientras la familia reclamaba justicia por su hija, Ndiema, el asesino, murió en el hospital por una insuficiencia respiratoria derivada de las quemaduras severas y sepsis. La familia de Rebecca no encontró consuelo en esto, ya que deseaban que pase el resto de su vida en la cárcel porque les arrebató una hija, una enorme y prometedora atleta. Además, el fallecimiento de Cheptegei los dejó en una situación económica más que preocupante dado que ella representaba la mayoría de sus ingresos.

Con dos hijas que quedaron sin madre, padres que se quedaron sin su hija y el mundo del deporte que perdió una estrella, se reprocha el mal accionar de la justicia. Se había pedido ayuda más de una vez, se advirtió la situación de peligro, se hicieron múltiples denuncias, ¿qué más se podría haber hecho para evitar el trágico final? De parte de la víctima, nada; de parte de la justicia, mucho más.

 

Ludmila Sedova: la artista que reflejó a Maradona, Messi y al alma del fútbol en sus obras

Por Martina Espada

La artista plástica y diseñadora de indumentaria estuvo presente en los Juegos Olímpicos 2024 para mostrar sus pinturas. En 2022 participó como jurado de un concurso artístico en la FIFA, previo al mundial, y exhibió una obra de Lionel Messi y Diego Armando Maradona. Es fanática de San Lorenzo de Almagro y retrata la esencia del fútbol.

El trabajo y fervor de Ludmila Sedova recorre el mundo, extendiéndose a sus brazos adornados con tatuajes de mándalas. Ha llegado a diversos destinos como la FIFA, antes del mundial de Qatar 2022, y a los Juegos Olímpicos de París. Su arte también tocó la puerta de los ídolos y astros de la Selección Argentina, los 10: Lionel Messi y Diego Armando Maradona.

Le regaló a Diego el cuadro “entre Fiorito y el cielo” antes de que falleciera el 25 de noviembre de 2020. Dedicó cuatro meses solo a eso para que llegara al día de cumpleaños número 60 como regalo. No logró ver cómo reaccionó, ni tampoco qué le pareció; sólo recibió la foto de él con su hijo. Le quedó un vacío muy grande. Para ella fue durísimo: no pudo pintar por un mes tras su muerte. En medio del mundial 2022 siguió el camino del cuadro por las redes sociales y vio que sería subastado. Se pagó alrededor de 3 millones de pesos. Ahí Lú se volvió a encontrar con Maradona. 

Desde chica lo quería retratar. Estaba en un palco de la cancha de San Lorenzo, lo vio y le dijo: “Yo dibujo, algún día te voy a pintar”.

—¿Hay alguna obra que consideres más significativa o desafiante?

— Varias según de qué lado lo mire. La obra que pinté para Diego fue la más significativa para mí, hacerle un regalo no es fácil. La de la FIFA es la más desafiante, se iba a ver en todo el mundo y solo eligieron a siete artistas. Era un poco de presión. La que pinté de Diego y Messi besando la copa fue el desafío más difícil porque inventé la imagen de cero y fue una búsqueda complicada. Lo bueno es que después la firmó Lionel. 

Empezó creando una obra en la que Maradona estaba grande y Messi abajo chico. Después lo volvió a hacer, pero al revés. Luego los unió a los dos astros con la Copa del Mundo –obra que le costó porque la diseñó desde el principió–. Walter Kolm, un productor musical que manejó la carrera de Juanes, Carlos Vives y Maluma, entre otros artistas, le compró esa pieza y le prometió que Messi la firmaría. Cumplió. Ludmila ya había tenido contacto con el capitán de la selección en el mundial de Rusia 2018. Le había dado un cuadro pequeño que –dicen– lo tiene colgado en su habitación. 

Sus retratos de Leo y Diego no solo inmortalizan a estos íconos, sino que también reflejan la intensidad y la pasión de sus gestas. Antes de Qatar se dedicó a pintar a los 10 de la Selección Argentina, aunque había un traba que no le permitió mostrarlas: no sabía si subirlas por un tema de cábala. Divulgó su trabajo, con una canción de Valentín Oliva (Wos), y se viralizó: a mucha gente le gustó. Desde entonces, el público ha respondido con entusiasmo a su trabajo, encontrando en sus pinturas una conexión profunda con sus héroes y sus pasiones. Ludmila no sólo pinta, sino que transforma cada imagen en un relato épico que repercute en el corazón de los aficionados al fútbol.

 —¿Qué impacto esperás que tus pinturas tengan en el público? 

—Siempre es lindo impactar en ellos. Recibo montones de mensajes de personas que no me conocen devolviéndome mucho amor y agradecimiento por lo que hago. Evidentemente les llega. Yo creo que lo que uno hace con el corazón siempre tiene impacto. 

—¿Y cómo deseás que se sientan al ver tus obras? 

—Me gusta mucho cuando se emocionan. Me ha pasado con clientes que se han puesto a llorar cuando ven el resultado de lo que me pidieron. Eso habla de que fue bien interpretado y es una sensación muy linda saber que llega a emocionar a quien lo ve. Hay gente que pinta mucho mejor que yo y quizás cuando ves su obra no te transmite nada. Siempre intento transmitir mi alma y mi esencia para que quien lo vea lo reciba. 

Viajó rumbo a París para exponer unas obras en la embajada argentina de Francia durante los Juegos Olímpicos pasados. En el metaverso de fútbol Guardians Of The Ball (GOB) presentó una muestra denominada “El Olimpo de los Dieces” –por un homenaje a los dioses del fútbol– con obras de Messi, Maradona y Mario Kempes. 

Su participación en los Juegos Olímpicos de París y la creación de una obra para la FIFA demuestra su habilidad para fusionar el deporte con el arte de manera impactante y con su estilo distintivo. Fue elegida por la FIFA en agosto de 2022 para representar a Argentina y ser jurado del concurso artístico “Your Dreams”. Además, plasmó en un lienzo la gloria inmortal: la Copa del Mundo.

—¿Cómo fue el momento en el que te dijeron que ibas a hacer algo para la FIFA?

—Fue increíble, mucha presión, nervios y miedos. Pero también felicidad y orgullo por haber sido elegida para representar a mi país.

Según la situación en la que se encuentre, se inspira con melodías para poder crear. Suele escuchar cánticos de las canchas, rock, cumbia, tango o música clásica. La pasión por el arte y el fútbol se fusionó un mes antes de la pandemia. Comenzó este episodio cuando trazó a la hinchada azulgrana en su atelier que ella llama su edificio de arte. En el lienzo, la cancha de San Lorenzo se convirtió en un escenario casi místico, donde cada pincelada recuerda la historia y la emoción del juego.

Es hincha –fanática– del Cuervo desde pequeña y su papá le transmitió la pasión. A los siete años ya era socia. Con 38 lo sigue siendo y suele ir siempre a la cancha. En sus obras inmortaliza a la hinchada, los colores y los alrededores del campo de juego. Hizo una obra para el club que luego tomó la decisión de donarla para que se lleve adelante una subasta y que los fondos aporten al regreso de Boedo. El 2 de diciembre de 1979, la institución fue obligada a vender el terreno durante la dictadura militar que tuvo lugar en el país desde 1976 a 1983 . 

—¿Cómo influye la cultura del fútbol argentino en tu trabajo artístico?

— Bastante. Lo que más amo del fútbol es el folclore. Si bien me gusta que me pidan retratos de Messi y Diego, poder jugar con la cultura, los colores y la música. 

Para ella lo más lindo que tiene el fútbol es la gente. En sus obras del Ciclón captura el sentimiento y la gracia de las personas.

— ¿Cómo es la preparación previa y cómo hacés para motivarte? 

—  Cuando voy a arrancar una obra siempre encuentro un vacío antes, en dónde está la búsqueda. Más allá de que muchas veces me baso en referencias, es un proceso sentirla para poder comenzarla. No me sale pintar automáticamente o copiar algo porque sí, necesito inspirarme antes para que realmente transmita algo. La motivación muchas veces la encuentro en la música, en videos de referencia de lo que tengo que pintar, o simplemente viendo videos míos pintando otras obras. A veces cuando la inspiración no nace hasta leo comentarios y mensajes que me manda la gente. Eso me da mucha energía para seguir. 

— ¿Hay algún artista que te haya influenciado?

— No, siempre digo lo mismo. No soy de mirar lo que hacen otros ni compararme. Influenciarse por otro significa en cierto modo tomar cosas de ese artista o copiar. Por suerte nunca necesité eso, estudié muchas cosas y encontré mi propia identidad.

Ludmila tiene un estilo único con un enfoque innovador y una capacidad para fusionar elementos tradicionales con técnicas contemporáneas. No solo hace cuadros relacionados con el fútbol, sino que su creatividad y la habilidad artística se extienden más allá de ese campo. Pinta por encargo y sus ilustraciones giran alrededor del mundo gracias a su cuenta de Instagram.

El odio hacia los deportistas en las redes

Por Bruno Berrueta

Las redes sociales cumplen un rol fundamental en la sociedad actual, siempre está la posibilidad de subir, comentar o compartir una publicación. Si bien internet fue creciendo con el pasar de los años y hay gente que se puede dedicar exclusivamente a subir contenido, otras ven la posibilidad de causar daño con mensajes discriminatorios u ofensivos. El odio que reciben los deportistas crece y en el presente se convirtió en habitual. 

Las personas que hacen comentarios negativos, tanto en las publicaciones como por privado, se mantienen muchas veces en el anonimato y eso les da cierta sensación de impunidad para escribir mayores insultos, sabiendo que no harían lo mismo si estuviesen cara a cara. Además la mayor cantidad de haters, usuarios que difunden el odio, no son conscientes del alcance que tiene su mensaje y del verdadero dolor que pueden generar. 

Delfina Pignatiello deslumbró a todos los allegados a la natación en su adolescencia, rompiendo todo tipo de récords y su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 causaba muchísima ilusión en Argentina. La pandemia hizo que la nadadora no pudiese prepararse de la mejor manera estando cinco meses afuera de las piletas cuando en un año normal se tomaba solamente una semana de vacaciones. Tras no poder entrenarse de una forma correcta, los resultados en el país asiático dejaron mucho que desear. Durante toda la competencia Pignatiello recibió miles de comentarios horribles por las redes sociales, tal es así que decidió borrar sus cuentas personales por un tiempo y además dejar de nadar profesionalmente para poder dedicarse a la fotografía: “Me atacaban con total impunidad. Me llegaron a decir fracasada de mierda y lo peor es que yo me lo creí”, contó en una charla TEDX Río de la Plata. 

Si bien los atletas con cierta trayectoria en la elite están más expuestos a recibir mensajes o comentarios negativos, también se ve cada vez más en jóvenes que recién están ingresando al alto rendimiento, causando en ellos una evidente desmotivación. Como en el caso de Santiago Rodríguez, jugador de All Boys de 22 años, que lleva tan sólo 10 partidos con el equipo profesional, pero igualmente sufrió en sus redes menciones negativas y aclaró que con la experiencia que tiene en la actualidad no lee nada, pero en sus principios no lo tomaba nada bien: “El año pasado cuando me tocó jugar varios partidos seguidos, me metía a Twitter para saber qué pensaba la gente de mí y si bien había buenos mensajes siempre son más los negativos y eso me hacía dudar de mí rendimiento y me desmotivaba bastante, pero al mismo tiempo uno quiere saber qué piensa el hincha”

El odio es contradictorio porque cuando alguien se descarga, en este caso contra otro por internet, causa, según Ignacio Morgado, autor del libro “Emociones Corrosivas”, síntomas horribles en el cerebro ya que la corteza pre frontal está muy activa y el individuo trata continuamente de satisfacer esa sensación de desprecio. Esto está acompañado de otros sentimientos negativos como la ira, angustia o decepción y aumenta las posibilidades de sufrir estrés. A nivel físico puede producir tensión muscular, hipertensión y malestares intestinales. Es decir que paradójicamente, en la mayoría de los casos, crea más daño en el que está mandando esos mensajes que en la que los recibe. Por último el odio muestra un doloroso reconocimiento, difícil de aceptar, de impotencia o inferioridad hacía la otra persona. 

El Centro de Investigaciones en Estadística aplicada (CINEA) hizo una encuesta de la que participaron 1250 argentinos mayores de 15 años y los resultados demostraron que más del 50% experimentó episodios de agresión y/o acoso. El 15% comentó que la agresión fue sobre su género, el 11,7% la vinculó con su aspecto físico y un 10,7% a sus ideas políticas. Otros de los temas que causan más insultos son la orientación sexual, la religión y racismo. Este último punto es el que más se nota en el ambiente deportivo, ya que en una encuesta realizada en 2021 por Pickswise, portal de apuestas deportivas, se demostró que de los 20 más odiados 16 son de tez morena. LeBron James es el jugador que más comentarios negativos recibe en las redes con un promedio de 366 mensajes por día. Seguido por Marcus Rashford, futbolista del Manchester United, y Tom Brady, ex jugador de fútbol americano. 

“Lo más recomendable es no leer nada, por más que sea tentador saber qué dicen o piensan de uno, lo mejor es no entrar en los comentarios. Yo hago eso, tengo todo silenciado y cuando me mandan algún mensaje agresivo no lo respondo, prefiero quedarme con los positivos”, confesó Valentin Torres Erwerle, actual jefe de prensa de Riestra, pero que también se desempeña y acumula más de 200 mil seguidores en Twitter, ahora X. 

La red social comandada por Elon Musk es en donde se ven más agresiones y en donde es más difícil eliminarlos, ya que el algoritmo premia a los posteos que más reacciones tienen y precisamente los de odio son los que más interacciones generan. De esta forma no importa si es algo bueno o simplemente un insulto, ya que se puede subir todo tipo de contenido y no existe ninguna censura. En cambio en otras, como por ejemplo Instagram o Tik Tok, si existe cierta restricción a los insultos, pero de igual manera no están completamente exterminados. 

Los periodistas deportivos también funcionan como centro de las críticas al estar expuestos en sus respectivos programas y/o coberturas de partidos todo el tiempo, por eso es que Catalina Barbot, quien trabaja en el medio TyC Sports, confesó que trata de no verse afectada, pero que los comentarios malos le duelen: “Me parece una locura que se usen las redes de esta forma, ya que son un medio para poder crear cosas positivas”, y agregó que está en uno no fomentar el odio, “porque a veces nos reímos cuando se critica a otra persona”. 

“Entiendo que el fútbol se mira más con el corazón que con los ojos y a partir de esa pasión parece que todo está permitido, pero me resisto a pensar que una persona te insulte y te desee lo peor, como una enfermedad o la muerte de un hijo, porque vos dijiste que era penal y el otro piensa lo contrario, el hincha quiere escuchar algo a favor de sus intereses pero esa no es mi función, yo tengo que ser honesto y objetivo, no me pagan para endulzar oídos”, reveló Fabián Godoy, comentarista de partidos en DirecTV y TNT Sports. Además agregó que se debe evitar la naturalización de insultos en redes como si fuese algo lógico de los tiempos de hoy. 

Muchos deportistas se fueron alejando de los medios de comunicación por los malos tratos, pero otros también lo hicieron por el simple hecho de no poder ver ese daño hacía sus colegas. Thierry Henry comentó en sus cuentas personales que se iba a retirar por un tiempo de internet hasta que los dueños de las redes sociales sean capaces de regular sus plataformas ya que el gran volumen de racismo, intimidación y tortura mental resulta demasiado tóxico para ignorarlo.

Martina Gil: triunfar en un deporte que pocos conocen

Por Morena Baulde

Martina Gil es una gimnasta argentina de elite. Nació el 3 de noviembre de 2003 en Haedo, aunque toda su vida vivió en Ramos Mejía, aún en la actualidad. Es la N°2 de Argentina en gimnasia rítmica y forma parte de la Selección Argentina. Se muestra transparente y a su corta edad parece ser una chica que todo lo puede. Doble carrera universitaria, duro entrenamiento, representar al país y mucho más. También habló respecto a la poca visibilidad y apoyo que tiene la gimnasia rítmica en Argentina.

Martina es una joven que arrancó con este deporte con tan solo 4 años, en Estudiantil Porteño, sin imaginar todo lo que iba a conseguir en el futuro. Aunque la duda, quizás, sea por qué la familia eligió mandarla a este hermoso pero no tan conocido deporte. “Mi papá entrenó toda su vida en Estudiantil Porteño desde que era muy chico. Siempre estuvo muy vinculado con la vida en el club. Cuando nací yo, querían que hiciera algún deporte y al único que te podían anotar de tan chiquita era gimnasia rítmica y por suerte desde esa edad entreno”.

A los 7 años tuvo su primer Torneo Nacional. En 2021 dio el salto a lo internacional y se clasificó a los Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro siendo parte, por primera vez, de la Selección Argentina. “Mi sueño y mi meta principal desde que tomé conciencia del deporte era clasificar a algún torneo internacional, clasificar para representar a mi país. Yo veía a las chicas más grandes que entrenaban conmigo que iban, competían y yo quería eso. La verdad que no lo podía creer, fue muy lindo. Igual fue raro porque todavía estaba la pandemia y al haber horarios pactados tenía que faltar al colegio para poder ir a entrenar al CeNARD. Pero bueno, fue una experiencia muy linda”.

Copa Mundial de Portimao, Campeonato Panamericano en México, Juegos Mundiales Universitarios en China, Campeonato Sudamericano en Colombia y Juegos Panamericanos en Chile, fueron los torneos en los que participó solo en 2023. “El más importante para mí y en el que más aprendizaje me llevé fue el Panamericano de Santiago de Chile. Todo lo que yo hice y entrené el año pasado fue para clasificarme a esos juegos. Yo creo que fue el punto más alto de mi carrera”.

No es solo una deportista de élite con el entrenamiento, tiempo y desgaste que eso lleva, sino que además estudia dos carreras en la Universidad Nacional de La Matanza. “Arranqué a estudiar Comunicación Social en la UNLAM, todavía sigo, pero también me gusta Relaciones Públicas así que empecé con esa. Ahora estoy cursando los dos y estoy viendo si tiro por una más que por la otra. Por suerte nunca tuve la presión de mi familia ni con el deporte ni con el estudio. Ellos me apoyan porque saben que a lo que haga le voy a poner todo de mí. Pero yo sabía que iba a terminar el colegio e iba a arrancar la facultad. Mi prioridad siempre fue gimnasia. Me acuerdo de que cuando era chiquita todos decían que el colegio era lo más importante y a mí no me entraba en la cabeza. Nada era más importante que gimnasia y en la actualidad sigue siendo igual, el deporte está en primer plano y el estudio y todo lo demás le sigue después”.

El 3 y 4 de mayo compitió en los dos selectivos panamericanos que se realizaron en la provincia de Córdoba, con el fin de clasificarse para los Juegos de Guatemala 2024. La deportista pudo conseguir el objetivo y se posicionó ambos días en segundo lugar, logrando ser parte de las tres gimnastas de la categoría Mayor que representarán al país.

– ¿Qué se siente ser la N°2 de Argentina?

-No sé, te juro que no sé (Mientras ríe y pone cara de ni ella poder creerlo). Por un lado, es un orgullo tremendo y me siento muy feliz pero también siento mucha responsabilidad de no poder bajar el nivel y querer estar siempre mucho mejor de lo que estoy y de lo que se espera que esté.

La gimnasia rítmica no es de los deportes más conocidos en el país y no es tanta la gente que lo practica. Gil se refirió al poco reconocimiento e importancia que reciben como disciplina: “Por un lado entiendo la situación del país. Está todo muy complicado y sobre todo en bancar los viajes deportivos porque realmente es mucha plata, pero sí, de las ramas de la gimnasia somos las menos bancadas y siento que es un deporte hermoso. Además, siento que le falta difusión para llamar el interés de más gente”.

El ranking de gimnastas se arma según los puntajes. Se realizan selectivos donde se compite con los cuatro aparatos: cinta, aro, masas y pelota. En cada serie los jueces puntúan y al final se suma el total obtenido en las cuatro demostraciones colocando así a cada deportista en su respectiva posición.

Los elementos de la Gimnasia Rítmica son: cinta, aro, pelota, masas y soga. Sin embargo, en la categoría Mayor, solo se utilizan los primeros cuatro. “Siempre me sentí bien con la pelota y compitiendo con la cinta, pero es un amor odio con todos constante. Yo creo que a cualquier gimnasta que le preguntes te va a responder lo mismo, es depende el día”.

La salud mental en estos tiempos es muy importante y cada vez se visibiliza más. La gimnasta se sinceró acerca de las caídas emocionales que tiene: “Sí, todos los años pienso en dejar. Realmente llega un punto en el que te colapsas, es mucho el cansancio sumado a la facultad. Pero bueno, después llega el verano y… un reseteo y a seguir”.

Desde su llegada a este deporte hasta la actualidad, Martina se entrena en Estudiantil Porteño. 17 años seguidos siéndole fiel al club ubicado en Ramos Mejía. “Es un lugar que me dio muchas oportunidades, estoy super agradecida. No quiero caer en el lugar común de decir ‘es mi segunda casa’, porque no, es el club, pero es un lugar súper importante para mí que me dejo un montón de relaciones que sé que van a durar para toda la vida: mis entrenadoras, mis compañeras y este deporte que es mi vida”.

La relación con los entrenadores es fundamental y si después de tantos años siguen siendo los mismos, se genera un vínculo especial. Mariela es mi entrenadora principal, ella sí es mi segunda mamá, tenemos una relación muy cercana como si fuéramos madre e hija. Nos entendemos mucho y por momentos parece que tenemos telepatía, es increíble. Con mis otras entrenadoras también, la mejor siempre”.

Es difícil de imaginar cómo no le queda corto el día a una persona que se entrena de manera profesional y encima estudia dos carreras. Ella cuenta que los lunes y jueves cursa a la mañana, por la tarde entrena y a la noche vuelve a la facultad. El resto de los días hace doble turno en el club. No se sabe en qué momento pero cuando tiene tiempo libre le gusta estar con su novio, con sus amigas y con su familia.

Debido a los JJ. OO., la cantidad de competencias este año es menor. “Mi objetivo es el Panamericano, lo ideal sería tener un buen desempeño para poder clasificarme al Sudamericano que se hace en noviembre y no mucho más”.

– ¿La Martu pequeña, soñaba en ser la que sos ahora a nivel deportivo?

– Yo creo que al principio no tomaba dimensión de nada… es más creo que ahora tampoco la tomo. Seguro no puede creer que todavía sigo compitiendo con 21 años porque siempre pensé que una vez que terminara el colegio iba a dejar y acá sigo. Pero si, obvio que la Martu chiquita está orgullosa.

César Luis Menotti, en boca de todos

Por Rocco Miño

En Rosario, cuna de la bandera Argentina, hubo un flaco que la llevó a lo más alto y la convirtió en un estilo de vida. El vándalo que destruyó la forma de jugar al fútbol y pintó otra. Como Huracán del 73’, ese primer equipo al que le dio su identidad y cambió el modo de jugar a la pelota, pasa el tiempo y será recordado como el Huracán de César Luis Menotti. Ese estilo lo llevó a convertirse, el 2 de octubre de 1974, en el técnico de la Selección Argentina. A 50 años de asumir al cargo del seleccionado nacional,  Argentina es la selección que más finales disputó, 5 en total y la que más mundiales ganó: 1978, 1986 y 2022. Es por eso que jugadores, técnicos y dirigentes lo idolatran.   

Menotti fue el que me dijo que Scaloni tenía que ser el técnico de la Selección y tener contrato hasta que finalizar el Mundial, fuera cual sea el resultado. No podía ser el técnico según la competencia”, afirmó Claudio Chiqui Tapia, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en el evento Sports Summit. A nosotros nos ayudó en un momento clave, que no era fácil para la Selección pero especialmente para este cuerpo técnico“. “Le dio tranquilidad a todo el mundo del fútbol y, con su palabra, hizo que todos esperaran el momento. Estamos eternamente agradecidos, porque sinceramente nos daba paz cada vez que hablábamos. Era sólo escucharlo. Pero fue de gran valor en esos momentos puntuales en los que la situación estaba un poco revuelta. Con su palabra hizo que todos fueran para adelante”, declaró en conferencia de prensa Lionel Scaloni, técnico de la Selección Argentina. 

Pep Guardiola, catalogado como el mejor entrenador del mundo, dijo: Para mí era un genio por su idea. Fue el más grande seductor del fútbol argentino. Escucharlo era una cátedra. César era todo: ingenio, educación, inteligencia. Hacía de su palabra poesía y siempre fue fiel a sus convicciones”, en diálogo con Olé. Ángel Cappa, ex entrenador de Huracán, manifestó en ESPN: Yo siempre separé a César de Menotti. César era mi amigo y después era Menotti, era mi maestro permanente. Al que yo admiraba profundamente. Menotti nos enseñó cosas que todavía no terminamos de aprender”. No solo ellos fueron los que elogiaron al técnico campeón del mundo, sino que el único que sacó campeón en toda su historia al seleccionado colombiano, Francisco Pacho Maturana y enalteció al rosarino: Fue un maestro en el fútbol. Yo me encasillo en su vereda”. “Menotti interpretó el fútbol desde lo zonal. Ese fútbol desde lo lírico y con la estructura como la base para armar el equipo. Desde esa perspectiva, buscaba lucir las individualidades desde su condición humana por su manera de hablar y tratar a los jugadores”.

Aparte no sólo grandes técnicos que tuvo el fútbol hablaron de él, sino que también jugadores y gran parte son los que tuvieron el privilegio de crecer y ser dirigidos por Menotti. Uno fue nada más y nada menos que, Diego Armando Maradona, el diez tuvo vaivenes en su relación con el técnico con el que llegó a ser campeón del mundo sub-20 en 1979, en Japón. Maradona, destacó a su primer DT en la selección: “El técnico que más me enseñó de todos, por lejos, fue el Flaco César Luis Menotti. De todos los que pasaron por mi vida, fue el que más me marcó”, dijo para su equipo de prensa. “Si de toda mi carrera tengo que elegir un solo técnico, ése sería Menotti”. “A mí no se me borra la imagen que tengo del Flaco, de su sabiduría para saberme llevar”. Así mismo se refirió cuando el “Flaco” asumió al puesto de director deportivo del seleccionado nacional y dijo en su instagram personal: “Que el Flaco Menotti esté comandando hoy la AFA me da un gran placer. Por fin se dio cuenta Tapia. Lo único que pido es que a Menotti todavía le queden fuerzas para encaminar al fútbol argentino, porque él sabe cómo hacerlo”. “Si el Flaco está fuerte, el fútbol argentino va a ser fuerte también. Hace 45 años cambió el rumbo de un país que se auto llamaba ‘los campeones morales’. Él nos hizo correr más que los alemanes y tocar como los brasileños”. También en una entrevista para TyC Sports aclaró: “El mejor DT en la historia de la Selección Argentina fue Menotti”. 

El más grande de la historia del fútbol argentino no fue el único, parte de los campeones del mundo del 78 se rindieron ante los pies del Flaco. Menotti definió, defendió y difundió La Nuestra. Un estilo que nos expresaba desde una estética futbolística elegante y una cultura callejera y orgullosa. Defendía al jugador diferente, enseñaba el oficio y hasta una visión moral de la cosa. Me gusta pensar que Menotti dignificó con sus ideas lo que Maradona defendió con la pierna izquierda”. “Lo siguiente debería tener un reconocimiento tan grande como el título: dignificó como nadie y para siempre a la Selección Nacional. Desde el 78, la camiseta de la Selección Argentina alcanzó una dimensión sagrada y pesa el doble. “Lo mejor que se puede decir de un maestro: si Menotti no se hubiera cruzado en mi vida, yo no sería la persona que soy”, expresó Jorge Valdano para el diario El País de España. Mario Alberto Kempes, en una entrevista para Espn, declaró: “Fue un revolucionario del fútbol. Mucha culpa de que nosotros fuéramos campeones, fue parte de él. Lo primero que buscó no fue figurita, sino que buscó aquellos jugadores que le puedan rendir”. “El ‘Flaco’ ha sido único para nosotros, aparte de ser un técnico de tanta jerarquía que en eso coincide el mundo entero, era un padre deportivamente hablando para nosotros”, dijo Ubaldo Pato Fillol. 

Osvaldo Pitón Ardiles, en el Amanecer es Poco, manifestó:“Yo aprendí todo de Cesar”. “Hablábamos de fútbol, pero principalmente de la filosofía del fútbol. El dejaba todo en manos del jugador, él confiaba en nosotros de una manera inmensa. Antes de conocerlo a él yo venía de esa cuna del fútbol, del jugar bien, del respeto por la pelota”. También agregó: “Nosotros salimos campeones porque él nos convenció de hacerlo, cambió la mentalidad del jugador argentino. El fútbol argentino era cínico, era raro y la idea de César fue completamente diferente”. “Recuerdo que no dijo, chicos todos ustedes no durmieron anoche, pero Holanda tampoco, somos 11 contra 11. La única forma de ganar es si nos mantenemos y hacemos nuestro juego, si somos fieles a nuestro fútbol y lo respetamos“.  Luis Galván por su parte declaró:  “No me olvido más. César me agarró previo a enfrentar a Holanda, me tocó la espalda y me dijo: ‘Luis, juegue como lo hace en Talleres’. Yo pensaba que no me estaba pidiendo nada. Algunos te dan indicaciones, pero este hombre me palmeó la espalda y me remarcó que disfrutara del partido como lo hacía siempre. Después de sus palabras, salí agrandado al campo de juego del Monumental”. 

Un tipo que es parte de la palabra “Fútbol”, por su figura, su sabiduría y su influencia que nunca dejará de sobrevolar en el mundo de la redonda. Una huella más que grande y será recordada a lo largo de los años. Hoy, Argentina tiene 3 estrellas en su escudo, la pieza clave en la historia del fútbol argentino, un verdadero maestro, César Luis Menotti.

Macarena Ceballos: romper la pared y tirarse de clavado

Por Mateo Dellocchio

Fue semifinalista olímpica en los últimos juegos de París, quedó 15° en los 100 metros pecho y 18° en los 200 también de pecho. Perdió a su madre cuando era muy chica; su padre, quien la ayudó en todo siempre y su hermana, referente para ella en la natación, fueron su apoyo familiar. Una carrera llena de perseverancia que terminó dando sus frutos. 

Llegó desde Río Cuarto a Buenos Aires en 2015 para estar más cerca de lo que quería ser y hacer. Entrena todos los días, en doble o en triple turno, haga frío o calor. Hace 14 años se encontraba muy cerca de abandonar la natación, “sentía que no progresaba, estaba estancada hace mucho, durante un tiempo no fui a entrenar cuando todavía vivía en Córdoba”. Hace apenas un mes marcó un registro inolvidable para el deporte argentino en los Juegos Olímpicos de París. Será recordada no solo por el resultado sino también por su magnífica historia de nunca bajar los brazos. En una sociedad donde buscamos lo inmediato, porque si no es así, no sirve, también hay relatos de lucha y constantes intentos. 

Luego de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 habías dicho “basta”, ¿por qué seguiste?

– Post Lima exploté emocionalmente para mal. Venía con muchos problemas personales que nada tenían que ver con la natación. Aquellos juegos no los disfruté pese a que había un grupo muy lindo de chicas. Mis números no fueron nada buenos, sumado a lo que ya venía conmigo la verdad que lo sufrí mucho. Hace más de 10 años hago terapia y probé varios tipos, en ese momento me ayudó muchísimo. Tiempo después aprendí la verdadera importancia de la salud mental, en lo deportivo y en la vida en general. Al mes que terminaron los Panamericanos de Lima volví a Río Cuarto para estar con mi gente y volví a entrenar. Al final no era para tanto, me di cuenta que me estaba faltando una parte muy importante en mi vida que era nadar, hacer lo que me gustaba. 

– En ese momento tuviste una lesión complicada en el hombro, pudiste operarte y recuperarlo de buena forma, ¿qué tan importante fue esa situación para vos?

– Muy importante. Luego de Lima era algo que me tenía muy preocupada y que me daba miedo. Las lesiones en la zona del manguito rotador, donde se juntan un montón de músculos son muy difíciles para esta disciplina. Me daba mucho miedo volver a entrenar después de eso, mi médico me decía que estaba perfecta y que podía entrenar normal pero yo seguía asustada. Un día metí un tiempo muy bueno y Gustavo casi que cagándome a pedos me hizo entender que tenía que volver a entrenar intenso como lo hacía antes. Ya mi hombro estaba bien y eso me hizo sentir muy segura, creo que ahí hubo un antes y después para llegar a París, la operación me hizo ver todo distinto. 

– Hablando de Río Cuarto y volviendo el tiempo aún más atrás, ¿fue difícil elegir entre gimnasia artística y natación?

– En su momento quizás lo fue, pero con el tiempo no entiendo por qué tardé tanto en decidir. Con mi hermana siempre jodemos por eso, ella me intentó convencer por la natación y como verás lo logró bastante fácil. En el primer año, año y pico no quería saber nada, iba por mi hermana, nada más. En 2007 fui a verla al CeNARD a una competición, re caradura yo me saque fotos con todos, estaban José Meolans y Georgina Bardach, al tiempo me hice amiga de Vicky, su hermana.

¿Cuándo tuviste el cambio de mentalidad de que realmente podías mejorar y hacer una carrera importante en la natación?

– Fue después de un juvenil en noviembre de 2009. Ahí entendí y me hicieron entender que tenía condiciones. Nos llevaron a entrenar a un montón de chicos, ahí un jefe técnico me preguntó si quería empezar a entrenar antes de ir al colegio y así me iban a seguir llevando con ellos. La decisión era si me lo quería tomar como un hobbie o hacerlo en serio y decidí que lo iba a hacer. Me levantaba con mi papá a las 4 de la mañana e iba a entrenar, es algo que pasan todos los chicos de esa edad que quieren competir. Me acuerdo que Delfi (Pignatiello) había declarado que también lo pasó, es un sacrificio muy duro pero también la única forma de estar y competir a nivel internacional. 

– No quiero dejar de preguntarte por tu mamá, ¿cuánto la extrañás?

– La extraño menos de lo que quisiera, en el día a día no tanto, la verdad que mi viejo merece todo el reconocimiento por cumplir la doble función de padre. Lo que sí me pasa últimamente es preguntarme cómo hubiera estado ella en la tribuna en París, o cuando clasifiqué en 2023. Me acostumbré a no tenerla, Flor (su hermana) hizo las veces de madre siendo la mayor de las dos, seguramente por eso me dediqué a nadar. 

– Metiéndonos ya en los Olímpicos, ¿soñaste con estar de chica? ¿o el sueño llegó de grande?

– Soñaba con un Juego Olímpico con mis hermanas, me quedé a nada de entrar a Río 2016, ahí entendí lo grande que era esto. En Tokio no había manera, estaba muy mal en lo personal, sumado a la lesión del hombro lo volvieron misión imposible. De todas formas lo intenté, al tiempo llegó la pandemia y todo se hizo cuesta arriba. Arranqué a estudiar periodismo deportivo por todo el tiempo libre que tenía y todavía me quedan algunas materias, pero pienso terminarlas. 

– ¿Ves la carrera como una salida laboral a futuro? ¿o simplemente lo hacés por las dudas?

– Es algo que me gusta muchísimo, obviamente que pienso seguir con la natación hasta que no me de más el cuerpo. Aunque también entiendo que en Argentina es complicado vivir de esto por más años de los que tengo. El deporte me fascina y siento que con el periodismo puedo aportar desde el lado de ex deportista. Sin embargo, estudio para abrir la cabeza y de esta manera tener vocabulario, formarme y podés hablar de cualquier cosa con quien sea, por el conocimiento. Me gustaría darle visibilidad a chicos que no la tienen, el fútbol se lleva casi todas las miradas y cada 4 años nos damos cuenta que hay cientos de deportes más. Claro está que es algo lógico, pero mi idea y objetivo dentro de unos años, espero que muchos, es ese. 

– Hablaste siempre del sostén familiar. En enero diste una nota diciendo que no hubieras llegado a esto que sos hoy sin ellos. Confesaste la admiración por tu padre y tu hermana Florencia. Corriéndonos de ese círculo, ¿que significa para vos y tu carrera Gustavo Roldán?

– Gustavo ya directamente es parte de mi familia, fue la persona que cuando llegué a Buenos Aires y no sabía cómo tomarme un subte, me llevaba y me traía siempre. Además de ser mi entrenador y un excelente profesional en lo deportivo, es alguien a quien aprecio mucho, es sin dudas después de mi familia la persona que más me bancó y me ayudó. Siempre recuerdo una charla que tuvimos después de los juegos de Lima 2019, yo estaba con el hombro a la miseria y no quería saber más nada con nadar. Él me agarró y me mostró todo lo que había vivido y pasado como para tirar la toalla sin cumplir mi sueño. Gustavo está desde 2016 conmigo, más de la mitad de mi carrera como nadadora es con él, tiene un mérito increíble y espero que con el tiempo sea valorado como merece. 

– Hace un rato nombraste a Delfina Pignatiello, estuvieron juntas en Lima 2019 donde ella se metió a Tokio, conociéndola a ella y todo lo que le sucedió luego de los Juegos Olímpicos, ¿cómo tomás las redes sociales hoy en día? ¿tuviste miedo de vivir lo que vivió ella en tu última experiencia Olímpica?

– Las redes sociales pueden ser muy buenas o pueden ser una mierda. Lo que le pasó a Delfi no le debería pasar a nadie, sea deportista o cualquier otra cosa. Se comete muchas veces el error de pensar que es culpa de uno mismo por exponerse y no guardarse, pero siempre la culpa es del que hace mal, no del que solo hace. Hablé con Delfi antes de París, me felicitó y se alegró mucho por mí, convivimos poco tiempo pero es una gran persona con un futuro increíble en lo artístico. En algún momento tuve miedo que me pasara lo que a ella, por eso recurrí a la ayuda en terapia para lidiar con comentarios negativos. Da mucha impotencia no poder hacer algo porque esto me excede a mí, a vos y a todos. Es algo cultural, vivimos en un país autodestructivo, donde a una chica de 20 años se la destruye por Twitter porque no ganó una carrera. En su gran mayoría los que escriben sienten odio y envidia, nunca vivieron lo que es romperse el culo para algo y no llegar. Lamentablemente para Delfina, ella ya era alguien ciertamente conocida previo a Tokio, eso sin dudas potencia más el insulto y el odio de quien lo dice. 

– Mirando para adelante, ¿cómo te ves a partir de ahora?

– Creo que merezco disfrutar, fue mucho el estrés y la presión interna que sentí. Viene bien descansar, en Río Cuarto me dieron un reconocimiento por mi actuación que me llenó de orgullo y satisfacción. Hacía un año que no venía para acá, entre el entrenamiento y el viaje no tuve ni un fin de semana libre para hacerme una escapada. Volver a ver a mi familia, mis amigos es algo que esperé mucho, algunos viajaron a París pero la mayoría no pudo por sus cosas. Ya en lo deportivo, nunca dejo de entrenar, por más que este mes fue más tranquilo todo, sigo haciendo laburos de fuerza, movilidad y pasadas largas. Gustavo ya arrancó a mandarme planificaciones, torneos y mil cosas más, el sueño de repetir en Los Angeles 2028 está y me vuelvo loca por estar, pero todavía falta. Quiero mirar para atrás y ver todo lo que fue este último año y medio, por más que cada tanto lo hago, estoy haciendo un análisis mucho más largo. 

– ¿Cómo ves a la natación Argentina en el futuro? ¿alcanza con lo que hay? 

-En Argentina todo es carísimo, se está viendo una transición y van a llegar muchos chicos de 20, 21 o 22 años. A esa edad es difícil mejorar si no hay con qué, pese a que los padres pueden bancarlos, la realidad es que es muy jodido. Se necesita invertir para ver mejoras en los números, en Lima 2019 se vieron resultados porque en los 4 años anteriores se había apostado y había recursos, hoy no están o cada vez están menos. No va en elogiar o criticar a cierto gobierno, la única verdad es que el deporte es de todos, de los que lo practican y de los que no. Entendemos que hoy no es prioridad, hay bastantes complicaciones que están antes de mejorar al deporte olímpico y es lógico que así suceda. Pero después el garrón nos lo comemos nosotros, creo que se podría hacer mucho más de lo que se hace.