Por Juan Cruz Albornoz
Estaba en su mejor momento. Había dejado a todos boquiabiertos luego de haber corrido por 24 horas seguidas en el Backyard Ultra (carrera en donde se debe completar un circuito de 6,7 kilómetros cada hora sin parar hasta que quede uno solo). Su ilusión por representar a Argentina crecía, pero arrastraba una molestia en la pierna que lo alejaría de la competencia por al menos 2 o 3 meses. Sin embargo, hace un balance general con una sonrisa y una satisfacción digna de alguien que superó con creces sus objetivos.
Brindó la entrevista sin vueltas y hasta llegó a ofrecer hacerla en su casa. En cada pregunta que responde demuestra una calma y paciencia absoluta. Por momentos el internet fallaba pero él se iba moviendo de habitación en habitación para intentar resolver el problema. Finalizó el diálogo con un: “Cualquier cosa que necesites, volvemos a coordinar, y gracias por escribirme”.
Su presente no es casualidad, es el resultado de toda una vida preparándose y compitiendo. Marcelo Alderete se comporta como un profesional a pesar de ser un deportista amateur. Desde pequeño ya se movía, pero fue recién a los 19 años que comenzó a correr, cuando se mudó a Punta Alta, una pequeña localidad ubicada a 25 kilómetros de Bahía Blanca. Allí, entre los paisajes del lugar, le agarró aún más el gusto a la actividad. Reconoce que es más fácil que en otras zonas. Desde entonces nunca se detuvo, y hace 6 años que intensificó sus entrenamientos para alcanzar su mejor nivel. Esta dedicación se vio reflejada en los innumerables títulos que consiguió. Pero aunque tenga una repisa repleta de consagraciones, “él siempre fue el mismo”, aseguran quienes lo conocen.
“Al principio le daba mucha importancia a los trofeos. Me gustaba recibirlos, me gustaba tenerlos, y que cuando la gente entrara a mi casa pudiera verlos. Con el tiempo me dejaron de importar tanto, hoy los veo como un pedazo de plástico que junta polvo en algún mueble. Me gusta verlos porque me recuerda las experiencias que viví. Tengo algunos acá en la repisa y muchos otros repartidos por la casa. En mi mesa de luz, en el comedor, ya ni sé dónde los dejo”, contempló mientras los miraba.
Lo que logró en el ámbito deportivo tiene doble mérito cuando se conoce su vida por fuera de él. Además de usar el cuerpo para los circuitos, lo usa para el trabajo. Todos los días va a un taller de materiales de construcción, carga y descarga un camión que luego maneja. Luego va a otro dedicacado a la carpintería, en donde vuelve a hacer actividad física, esta vez con madera. Como si fuera poco, es electricista en el tiempo que le queda, y en el otro restante entrena.
–¿Cómo es un día a día tuyo?
-Me despierto a las 6.30 de la mañana. Entro a trabajar al taller (de materiales de construcción) a las 7 y salgo a las 13. Almuerzo y voy directo a la carpintería. La tarde y parte de la noche la paso ahí. A eso de las 22 termino, voy para mi casa y me espera mi señora con la ropa de entrenamiento lista. A las 11.30 vuelvo de correr, me baño y me espera para comer. Tuve mucha suerte con la mujer que conocí, es un ángel. Después de la cena me voy a dormir que al día siguiente a las 6.30 arriba de nuevo. Así termina un día de mi vida.
–¿Cómo te preparás para una carrera, tenés un entrenador personal?
-Sí, tengo uno. Todos los días entreno con él a la noche. Por día corro al menos 10 kilómetros, y algunos domingos. Son los días más pesados de todos. Hago pasadas de 30/40 kilómetros con poco descanso entre series. Igual siempre digo que lo más importante es la cabeza, mucho más que el cuerpo.
–¿Y cómo entrenás la cabeza?
-No la entreno como tal. En una carrera estás solo con tus pensamientos, y con el tiempo y la experiencia, uno aprende a manejarlo. Por suerte también tengo mi mujer que me acompaña mucho y mi entrenador que me ayuda con esto además de con lo físico. Mis amigos ya saben como es mi estilo de vida y me bancan cada vez que no puedo ir a algún plan o tengo que volverme antes. Estoy muy cómodo con la gente que me rodea y eso hace la diferencia.
–¿Qué pasa si un día no podés o no tenés ganas de correr esa distancia?
-En la semana entreno siempre, pero me pasa cada tanto que hay domingos que no tengo ganas de salir a correr y elijo quedarme en casa tomando unos mates con mi señora. Eso siempre y cuando no esté preparándome para ninguna competencia, porque cuando estoy enfocado en una carrera no puedo darme el lujo de no entrenar.
–¿Hay una estructura alimenticia que llevás adelante?
-Sí. En general me cuido con las comidas y las bebidas, pero estando a 2 o 3 meses de una carrera no tomo nada de alcohol ni gaseosa, ni nada que afecte el riñón, como las frituras por ejemplo. Como corredor es esencial cuidar al riñón, por eso siempre estoy bien hidratado.
–¿Consumís algún tipo de suplemento?
-Tomo creatina (dietético que aumenta el rendimiento en ejercicios de alta intensidad y corta duración) hace tiempo y hace poco mi entrenador me recomendó que consumiera colágeno (proteína clave para la piel, los huesos, los tendones, los ligamentos y otros tejidos conectivos), así que lo incorporé.
–¿Para las carreras qué alimento llevás en la mochila?
-Eso es súper personal. Siempre me llevo geles (suplementos energéticos en forma de gel, diseñados para suministrar carbohidratos de rápida absorción y energía), especialmente mermeladas. Y por supuesto, agua. Hay otras personas que entre carreras pueden parar en alguno de los puestos de comida que hay y comerse unas empanadas por ejemplo, pero yo nunca probé eso y con lo que uso me siento cómodo. Cada uno tiene su cuerpo y su estrategia.
El Backyard Ultra es una ultramaratón en donde los corredores deben completar un circuito de 6,706 kilómetros dentro de un intervalo de una hora. La particularidad que tiene son las pausas. Una vez terminada la vuelta, esperan a que inicie la siguiente. Si no la completan antes de que finalice el tiempo establecido, quedan eliminados. Saldrá victoriosa la última persona que se mantenga de pie. En los momentos frenados, los participantes aprovechan para alimentarse, hidratarse e incluso conversar con colegas.
–¿Qué significó para vos el Backyard Ultra?
-El Backyard no fue cualquier carrera. La disfruté muschísimo y la volvería a repetir todos los años. Creo que el Backyard es una forma de superarse casi sin darte cuenta. Al tener pausas, podes conversar más con el resto de participantes. Se vuelve un ambiente mucho más ameno en comparación al resto de ultramartones. Es una experiencia que le recomiendo a todo el mundo que haga.
En su primera Backyard Ultra en mayo de este año, Alderete corrió por 24 horas seguidas. Fueron 160 kilómetros. Se convirtió en la revelación de la competencia y la gente generó una expectativa en él de cara a la siguiente. En su segunda, tuvo algunas complicaciones. A pesar del buen ambiente que se había generado con sus compañeros, las condiciones climáticas hicieron que todo se torne cuesta arriba. Cargó con una mochila en la espalda y molestias en su pierna. “Pensé que era como cualquier otra molestia que te agarra en medio de una carrera”, confesó. Pero con el tiempo, se transformó en dolor. Sin embargo, ese no fue impedimento para que siga y sorprenda a Agustín Casajus, el actual ganador de la competencia y representante de Argentina, con quien fue par a par en lo que duró el evento. En San Clemente alcanzó los 140.7 kilómetros y 21 horas sin parar. Aguantó hasta donde su pierna le permitió, y así y todo logró posicionarse entre los 4 mejores de Latinoamérica y segundo del país.
–¿Esperabas que te fuera tan bien?
-Sinceramente nunca lo imaginé, pero porque hasta ese momento había corrido 8 horas seguidas y al Backyard fui con la mentalidad de superar ese récord. Cuando pasé esa marca, me sentí muy bien como para seguir, aunque con molestia en la pierna. Las condiciones climáticas hicieron que la carrera tuviera una dificultad mayor pero el ambiente con los compañeros ayudó mucho.
–¿Qué diferencias encontrás entre el Backyard y un ultramaratón sin pausas?
-La principal diferencia es que hay descanso. Tengo un cuerpo que se regenera muy rápido, por eso me mandé a participar con tranquilidad. Ese descanso me daba un aire extra que me renovaba. La gente piensa que por tener descanso es más fácil, pero no. Sigue siendo sumamente demandante. Me anoté buscando una experiencia y me econtré con un formato que no había vivido nunca. Uno que me permitió conocer gente con la que hoy mantengo un gran vínculo. Así que fue algo nuevo en todo sentido.
–¿Cómo te recuperás después de una carrera de esta magnitud?
-Luego de una carrera, no entreno por una semana. Mi cuerpo se regenera muy rápido, como dije, pero con el tiempo me di cuenta que es peor cuando me quedo quieto. Me recupero mucho mejor cuando, al día siguiente de correr, me muevo o camino. Si me quedo en la cama tirado me pongo duro. Además tengo que trabajar, y no me puedo dar el lujo de faltar porque competí, así que termino yendo igual. Después de correr en San Clemente, al día siguiente pedí el día, pero quien me reemplazaba no podía ir. Terminé yendo yo, y no me hizo mal.
–¿Es caro ser ultramaratonista?
-Tiene su costo sí. Porque al principio todo sale de nuestro bolsillo. Por mi estilo de vida no podía correr ciertas carreras, ya sea por el viaje que se me superponía con el trabajo, o lo que cuestan estos viajes. La mayoría de circuitos quedan lejos, así que generalmente me toca viajar.
–¿Y cómo sustentás tu carrera deportiva?
-La gente de mi ciudad vio mi rendimiento y entusiasmo y se ofrecieron a ayudarme económicamente. Por eso armé una bandera para que cualquiera que quiera colaborar, pueda. Eso me dio más visibilidad, lo que hizo que se acercaran representantes y sponsors, quienes hoy me ayudan a financiar algunos de los gastos de las carreras.
Su última carrera fue el domingo 2 de noviembre en San Clemente. Logró completarla y ubicarse en el segundo lugar, pero el dolor en su pierna continuó. Ya era evidente que no se trataba de una molestia menor, por lo que fue al médico, quien le dijo que se trataba o de una tendinitis en su pierna izquierda, o de una fractura. Esta semana se realizará estudios para confirmar qué es lo que tiene. Sea lo primero o lo segundo, no podrá correr por lo que resta del año.
–¿Qué hay después del Backyard, qué metas tenés de cara al futuro?
-Mi señora me regaló un calendario de 2026 y lo primero que hice cuando me lo dio, fue anotar la fecha del Backyard que es en mayo del año que viene. Me hice muchos amigos en el último, y algunos me llamaron para que participara del próximo. Así que estoy motivado para eso.
–¿Y con respecto a correr para Argentina?
-Ese es mi objetivo principal. Lo que sigue es anotarme en maratones de 10/12 kilómetros, que me dan más chances de ser elegido. Pero por ahora me tengo que concentrar en la recuperación. En Sudamérica o en donde sea, me encantaría representar a Argentina.









































