domingo, noviembre 24, 2024

Sebastián Simonet: “La pandemia me agarró en el mejor momento físico de mi carrera”

Por Ramiro Pucci y Facundo Sprinsky

Sebastián Simonet tenía pensado estar retirado para estas épocas aunque, de un día para otro, una pandemia cambió rotundamente sus planes. El jugador del seleccionado argentino de handball y de S.A.G Villa Ballester había anunciado que se iba a retirar luego de Tokio 2020, pero su postergación para 2021 le hizo poner en duda su participación en el torneo más importante del deporte. Sin embargo, la posibilidad de compartir un Juego Olímpico con sus dos hermanos por primera vez, sumado a la expectativa que tienen sus hijas de volver a verlo jugar ahí, lo mantuvieron motivado y con más ganas que nunca de estar presente.

Es por eso que el 7 veces campeón panamericano y doblemente olímpico con el seleccionado nacional, con 14 años de trayectoria en Europa, se mantuvo entrenando en su casa durante todos estos meses de inactividad, y hace un mes y medio, tuvo la posibilidad de volver a entrenarse con los “Gladiadores”, con la mira puesta en la cita olímpica.

— ¿Cómo estás llevando la cuarentena?

— Bien, la verdad que bien. Ya pasó bastante tiempo y quizás lo más difícil fue al principio, que fue duro porque el último objetivo deportivo que tenía, Tokio, se me vio aplazado, y fue difícil ver cómo iba a seguir. Ahora que volvimos a entrenar estoy haciendo una vida un poco más normal, aunque yo desde principio de año estoy trabajando en la empresa familiar y nunca paramos, así que mi rutina de horarios era más o menos la misma, salvo que no me entrenaba en el club y me entrenaba en mi casa. Por lo que más sufro es por mis hijas, que tienen 4 y 2 años, y siento que están perdiendo un tiempo muy valioso. Pero bueno, remándola. Siempre fui alguien que intentó adaptarse muy rápido a todo y creo que hasta me acostumbré. No me gusta, pero me acostumbré.

— ¿Cómo te entrenaste durante la cuarentena?

— Empecé a hacer entrenamientos a los que no estaba acostumbrado, tipo crossfit, muy funcional, con el peso que encontraba en mi casa. Al principio los entrenamientos virtuales fueron con el club, que fue el que más activo se mantuvo, tres veces por semana. Con la Selección nos derivaron a los clubes, más que nada porque no estaba muy claro cómo íbamos a volver. Así fueron los primeros tres meses. Después tuvimos un par de reuniones y ya arrancamos con algunas rutinas de la Selección, cuando gracias al ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y a la CAH (Confederación Argentina de Handball) nos pudimos ir armando con discos, barras y algunas cosas que eran más normales para nosotros.

— Los “Gladiadores” fueron autorizados a volver a entrenar gracias a estar clasificados a los Juegos Olímpicos. ¿Cómo fue esa vuelta? ¿Qué protocolos tienen que seguir?

— El protocolo es bastante estricto. Tenemos que llegar cambiados, con nuestra mochila, nuestras toallas, nuestro alcohol en gel, nuestra agua y con barbijo. En la puerta nos toman la temperatura, tenemos que mostrar el permiso de circulación y a partir de ahí, una vez que entramos, lo más duro es ver al CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) vacío. Nosotros estábamos acostumbrados a llegar, saludar a todo el mundo, ver a todos los deportistas, entrenar, que pase alguien en el medio y saludarlo… y bueno, ahora no hay nadie. Hasta la semana pasada hacíamos todo al aire libre. Físico en la pista de atletismo, separados cada dos metros, y cuando nos tocaba correr nos iban largando de a tandas para no cruzarnos y no tener contacto. Todo eso ya sin barbijo, porque correr con barbijo es imposible. Hace una semana empezamos a ir al gimnasio y a entrenar con pelota, pero todo individual, cada uno con la suya. Las veces que lanzamos es al arco libre o contra la pared. Cuando termina el entrenamiento nos tenemos que ir, no nos podemos duchar. La verdad es que ya nos estamos acostumbrando y lo que al principio era un esfuerzo extra ya es algo normal. Estamos viviendo mucho el día a día, viendo semana a semana qué es lo que podemos hacer y qué no, el cuerpo técnico nos está cuidando un montón, no quiere pasarse. Nosotros muchas veces les hinchamos: “Dale, empecemos a tirar al arco, pasemos entre dos por lo menos”. Es más, la semana pasada hicimos unos ejercicios con pelota imaginaria: nos pasábamos la pelota sin pelota, que la verdad es para llorar, más que para reírse. Es todo muy raro, muy distinto a lo que veníamos viviendo.

— ¿Cómo le afectó al equipo la postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio?

—Depende del caso. A mí me partió al medio, me vino muy mal, me agarró en el mejor momento físico de mi carrera. Yo tengo 34 años y en ningún momento me encontré tan bien como me encontraba antes de que empezara la pandemia. A otros pibes la verdad que les viene bien para volver a ganar confianza o para recuperarse de alguna lesión. Lo que hay que pensar es que esto le pasó a todo el mundo. Si bien acá estamos más postergados que otros continentes, esto les afectó a todos. Esperamos que por estos lados se pueda solucionar un poquito más rápido la cosa porque ahí sí, si hasta fin de año no competimos los que estamos acá, que somos muy pocos, estaremos en clara desventaja y vamos a tener que esforzarnos el doble o el triple para estar al nivel de los que están en Europa.

— Dijiste que la pandemia te agarró en el mejor momento físico de tu carrera, ¿qué fue lo que te motivó a no bajar los brazos para llegar a Tokio el año que viene?

— Hace poco vi en la tele que repetían mucho los Juegos Olímpicos de Londres y Río. Mi hija más grande, que ya entiende bastante y hasta estuvo en Río, me preguntó varias cosas de los Juegos. Ella estaba súper entusiasmada con que compitiera en el próximo. Me decía: “¿Vas a jugar ahí, en la tele, con Diego y Pablo (Simonet)?”, y le contaba que sí. ¿Cómo me bajo de esa? Ya no me puedo bajar. Poder cerrar mi carrera con otro Juego, con mis dos hermanos al costado, sería la frutilla del postre.

— ¿Tenían alguna fecha programada para juntarse a entrenar con los jugadores del seleccionado que juegan en Europa?

— La primera fecha que tenemos para juntarnos es en la ventana internacional a principios de noviembre, en la que hay programada una gira por Egipto, aunque si hasta ahí no tenemos ninguna competencia dudo que nos quieran llevar, es muy arriesgado. También tenemos otra después de Navidad, en la que tenemos un torneo en Qatar y una gira en Rusia antes del Mundial que es en enero, así que no son muchas las fechas.

—¿Cuáles son los objetivos a nivel grupal y personal de cara al Mundial y a los Juegos Olímpicos?

— El objetivo de Tokio era y seguirá siendo intentar pasar de fase y estar entre los ocho mejores. En el Mundial, que ni sabemos si se hará, queremos estar lo más arriba posible, pero el objetivo principal es Tokio. A nivel personal, no me veo ni me planteo otra forma de estar en el seleccionado que con un papel protagónico, un papel donde sume. El torneo que jugamos en enero creo que fue uno de mis mejores con el equipo, y por eso también estaba tan embalado.

— ¿El retiro va a ser solo del seleccionado o también a nivel clubes? ¿Tenés pensado qué vas a hacer una vez que dejes el handball?

— Seguramente siga jugando a nivel clubes, pero no lo sé, no lo puedo garantizar. Hace bastante que tengo ganas de tomarme un respiro, pero sé que el respiro puede ser entrenarme menos o no estar pensando que dentro de un mes tengo que estar viajando con la Selección a tal lado y ver cómo hace mi mujer para con las nenas y el colegio. Así que bajar esos cambios me va a ayudar a tomar un respiro. Y en cuanto a después del retiro, sí, mi vida está bastante armada ya. Desde principio de año estoy laburando en la empresa de mis viejos y quiero seguir ahí. Con respecto al handball, no sé si voy a seguir como entrenador o como dirigente, no es algo que me quite el sueño ni tampoco me muero de ganas. De todos modos, imagino que no voy a estar desligado al handball, no veo mi vida sin él. Voy a participar en las reuniones que haya que participar. 

— Te fuiste a Europa cuando solo tenías 17 años. ¿Recomendás el mismo  destino para los jugadores jóvenes de nuestro país?

—Si tuviese la potestad o el poder de obligarlos a irse los obligaría, aunque obviamente no lo tengo y opino desde mi experiencia personal. En Europa fui muy feliz. No solo a nivel deportivo, sino por todo lo que viví y conocí. Hasta los palos que me he tenido que dar para aprender fueron una experiencia inigualable. Sea Brasil, Europa, o cualquier lugar donde uno se pueda dedicar exclusivamente a esto es recomendable. Uno acá labura y/o estudia y a la noche lo último que hace es entrenar. Llegar con cansancio y estrés no es lo mismo que dedicarse solamente a esto. Yo siempre digo que Argentina nunca va a ser profesional, aunque sí podemos apuntar a lo que es al handball de Brasil, que es semi-profesional.

— En octubre del año pasado crearon la comisión de atletas del handball, de la cual sos presidente. ¿Siguió trabajando esa comisión durante la pandemia? ¿Fueron consultados por una posible vuelta del handball para este año?

— Las reuniones se dan una vez por mes o cada 20 días, y yo estuve presente en todas. Tenemos mucho menos trabajo que antes, en el sentido de que no hay tanta fluidez ni comunicación, porque estamos todos parados y no sabemos cuándo vamos a volver. Hubo momentos en los que la incertidumbre era tal que las reuniones no tenían mucha base. Ahora se habla bastante del tema, ya con muchos más fundamentos. No hay una vuelta programada para este año, así que no es probable que el handball vuelva para 2020. En este momento estamos en constante comunicación y, por suerte, toman en consideración lo que decimos. Está bueno que se escuchen las voces de los verdaderos protagonistas de este deporte.

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