Por Pedro Duffau, Leandro Gambino y Marcelo López Aspuru
Ángel Sánchez fue el representante arbitral argentino en el Mundial de Corea-Japón 2002. Tuvo la responsabilidad de impartir justicia en dos partidos: Sudáfrica 1-0 Eslovenia y en la victoria de uno de los locales, Corea del Sur, por 1 a 0 frente a Portugal.
Fue, hasta el momento, la única vez que este evento deportivo se realizó en el continente asiático. Sánchez cuenta lo que más le llamó la atención de esta cultura: “La atención fue muy buena, mucha hospitalidad en las distintas ciudades de Corea en las que estuve y lo que más me sorprendió, viniendo de Argentina, es el orden y el respeto por el tiempo, propio y ajeno. No si serán siempre así, pero fueron además muy apasionados en el juego”.
Ya sea como jugador, director técnico o árbitro, lo que todos aspiran es llegar a disputar un mundial. Los ojos de la gran mayoría de la población están puestos sobre este evento. Sánchez afirma que dirigir una Copa del Mundo, de por sí es algo especial e incomparable con cualquier otra competencia que le tocó dirigir. “Es muy distinto –continúa Sánchez- ya que el mundo está pendiente del torneo y te genera mucha responsabilidad poder representar al arbitraje de tu país. Cuando te toca un Boca-River, la situación es más complicada a nivel local por la trascendencia que tiene tus decisiones durante muchos días posteriores”.
Este mundial será siempre recordado por la eliminación prematura de la Selección Argentina. Sin embargo, para Ángel Sánchez fue una posibilidad histórica de ser partícipe de este evento, que es único e irrepetible…