Por Federico Bajo
Pione Sisto no solo se destaca en la selección de Dinamarca por su velocidad y desequilibrio pegado a la raya por la banda izquierda, sino que también es el único de los 23 jugadores convocados por el entrenador noruego Åge Hareide para el Mundial de Rusia que no es originario del país nórdico.
Sisto nació en Kampala, capital de Uganda, en 1995, cuando sus padres llegaron a aquel país africano procedentes de Sudán del Sur escapando de la guerra civil que azotaba al país. El conflicto había comenzado en 1955 y en primer término duró hasta 1972, se reanudó en 1983 y se mantuvo hasta 2005, año en el cual Sudán del Sur logra la autonomía de Sudán, aunque recién en 2011 sería reconocido por la ONU como país independiente.
Sin embargo, aquella guerra, que fue una de las crisis humanitarias más graves del siglo XX, dejó más de 1.800.000 muertos y alrededor de cuatro millones de desplazados, entre ellos, Pione, sus padres y sus siete hermanos –uno de ellos es Ángelo, que a su vez es su representante-.
El actual extremo del Celta de Vigo de España tenía apenas seis meses cuando fue llevado, junto a su familia, en calidad de refugiado a Skive, un pueblo de 20.500 habitantes ubicado al oeste de Dinamarca. Luego, se fueron a vivir a Herning y allí con 7 años comenzó a jugar al fútbol en el Tjorring donde se destacó rápidamente hasta que a los 15 años fue fichado por el Midtjylland.
El 18 de noviembre de 2012, con 17 años, Sisto debutó en primera división y tres años después fue elegido el mejor jugador de la liga de la que también se coronó campeón. Además, en diciembre de 2014, cuando recién le otorgaron la nacionalidad danesa, fue convocado a la Selección sub 21 y en medio de la conferencia de prensa aparecieron sus padres entalcados y realizaron una danza indígena de buena suerte. En su debut en el primer partido ante República Checa, Sisto ingresó desde el banco para marcar el gol del triunfo.
El delantero fue autorizado por FIFA en 2015 para representar a la Selección mayor de su país de adopción. En las eliminatorias para el Mundial de Rusia, Dinamarca terminó segunda en el Grupo E por detrás de Polonia y debió jugar la segunda ronda ante Irlanda. La ida terminó 0-0 y en el partido de vuelta disputado en Dublín, el local se imponía por 1 a 0 hasta que a los 28 minutos del primer tiempo, Sisto agarró la pelota por la banda izquierda, le hizo un caño al defensor y una vez dentro del área tiró un centro para que Christensen ponga con suspenso el 1 a 1 parcial. Luego, los daneses se impondrían por 5 a 1 para sellar la clasificación a la Copa del Mundo.
Historias de refugiados como la de Pione Sisto y su familia hay miles, incluso en otras selecciones que también clasificaron a Rusia, pero seguramente no todos los que lograron rearmar su vida lejos del horror han tenido la misma suerte de ser futbolistas profesionales, de jugar un Mundial y encontrar a través del fútbol un espacio de inclusión en la sociedad.
Tal vez, es por ellos, por su familia y por todo lo que vivió que hoy en día el jugador de origen africano no para de correr por la banda izquierda, mientras esquiva las patadas de los defensores que intentan detenerlo en vano, porque Pione sabe bien como eludir. Lo hizo toda su vida. Lo aprendió hace 23 años, cuando con solo seis meses se vio obligado a escapar junto a su familia, solo que en aquel entonces las patadas eran balas y pasar otro día con vida era casi como ser campeón del mundo.