Por Joaquín Méndez
Un documento de 65 páginas. Reglamento disciplinario de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Artículo número 13. Se encuentra dentro del Capítulo Primero de principios disciplinarios. Ítem B. Otras infracciones. Punto 2. D: “El uso de gestos, palabras, objetos u otro medio para transmitir cualquier mensaje no apropiado en un evento deportivo, particularmente si es de naturaleza política, ofensiva o provocativa”. Brasil campeón de la Copa América 2019, que organizó y en la foto del título, aparece en el medio de la escena el presidente Jair Bolsonaro.
Sorprendente la imagen donde se ve a Bolsonaro con el trofeo en manos que acababan de obtener los jugadores del seleccionado brasileño, tras ganarle por 3 a 1 Perú. Quizás se esperaba que el protagonista principal del acontecimiento sea Dani Alves, el mejor lateral del torneo y el más ganador de la historia del fútbol con 40 títulos o, Everton el joven delantero de Gremio, o la regularidad en el juego del jugador del Barcelona Arthur. En el fútbol de FIFA, se prohíben las manifestaciones políticas. ¿Acaso no es motivo de sanción para dicha acción para Brasil o sus jugadores?
Como se puede apreciar, en ese momento todavía estaban dentro del campo de juego y a pocos minutos de que el encuentro haya finalizado. Si un jugador sea de Brasil, o de cualquier otra nacionalidad, cometiera una infracción dentro del campo de juego al terminar el partido, recibiría sanción. No es cuestión de perjudicar al país campeón, sino de pensar ¿por qué la posible sanción sería sólo para los jugadores? ¿Acaso la imagen de una exitosa Brasil junto a su presidente no mejora su imágen o no impacta en la opinión pública? La comunicación formó y ocultó información a lo largo de la historia a través de acontecimientos deportivos.
Por si surgen algunas dudas leamos el Punto F: “Cualquier otra falta de orden o disciplina que se pudiera cometer en el estadio o en sus cercanías antes, durante y a la finalización de un encuentro”. La manifestación política es motivo de sanción y por lo tanto, se puede considerar a la imagen del Brasil campeón como una indisciplina. Además, estás dos puntos coinciden con el Reglamento de Seguridad en los estadios de FIFA. En el punto 60, ítem 1. Acción Política: “Se prohíbe terminantemente la promoción o el anuncio por cualquier medio de mensajes políticos o religiosos o cualquier otro acto político o religioso en el estadio o sus inmediaciones antes, durante y después de los partidos”. Lo indica la norma pese a que los actos políticos ocurren constantemente en nuestras vidas. Por ejemplo, que la señal internacional no transmita ciertas acciones de juego, que puedan generar polémica o incite al uso del VAR, es una decisión política para no generar incertidumbres en el público el periodismo.
Los hechos mencionados ocurren todos dentro del campo de juego pero la discusión o lo que genera dudas es lo que se considera político o no político. Está implícita la política en cada rincón del fútbol y del Mundo. Tomar una decisión es de carácter político. La interpretación de un árbitro o su manera de dirigir lo es, un planteo táctico o una identificación con determinada manera de vivir el deporte. Todas las decisiones que se toman en torno al fútbol es política, porque la vida del ser humano tiene esa particularidad. ¿Por qué el reglamento le prohíbe eso a los jugadores y entrenadores?
La contradicción de estos documentos de los entes que organizan las competencias y regulan el deporte es evidente. Esto afecta a los derechos de los protagonistas, sin capacidad de reclamo o visibilización. La sanción es sostenida únicamente por la subjetividad de los que la emplean y sus intereses. No tiene nada de malo que Bolsonaro se tome una foto con el plantel, lo curioso es que se ignore la manifestación o pase desapercibida la repercusión que genera. No es casualidad que suceda, más lógico hubiera sido que aparezca Tité, su entrenador.
Y si en la historia del deporte siempre se sancionó a los deportistas por gestos o imágenes “políticas”, ¿por qué ésta no? El gesto “Black Power” que realizaron los estadounidenses Tommie Smith y Jhon Carlos en el podio por los 200 metros en los Juegos Olímpicos de México 68, en protesta contra el racismo, generó revuelo mundial y los deportistas luego fueron sancionados porque atentaban al contenido apolítico de paz del deporte. La expulsión del futbolista argentino Roberto Muñoz durante un partido en una Liga Regional de Río Negro tras homenajear a un veterano de la Guerra de Malvinas es otro ejemplo. Todas acciones realizadas dentro del estadio, pero no se mide a todos con la misma vara.
¿Cuál es el motivo por el cual se vulneran los derechos de los deportistas? ¿No se les permite ser individuos con capacidad de razonamiento? ¿No se viola el derecho a la libertad de expresión, cuando no se les permite manifestarse? ¿Los jugadores juegan en la selección de un país, pero no podrían visibilizar problemáticas del mismo ya que su única obligación es brindar un espectáculo dentro de la cancha?
Pese al rechazo del público brasileño al presidente Jair Bolsonaro cuando ingresó a otorgar los premios de la competencia, el mismo se atribuyó en la imagen una victoria con sonrisas. Una victoria de Brasil como país y organización, en contradicción con las marchas sociales que hubo durante su desarrollo. La política se atribuyó un triunfo, la distracción, como en el Mundial 78, en la última dictadura militar que comandaba Jorge Rafael Videla. Eso para la CONMEBOL hasta el momento no fue considerado de carácter político aunque en su propio reglamento lo contempla.
Brasil no es la máquina que atropellaba rivales con su jogo bonito, pero es el equipo más consolidado del continente. El legado de los laterales brasileños bien en alto con Dani Alves como representante, la velocidad de Everton en el extremo izquierdo, el equilibrio defensivo que otorga Casemiro, la influencia de Arthur y el oportunismo de Gabriel Jesús llevaron al efectivo conjunto de Tité a la obtención de su novena Copa América. En la foto, permanecerá impune un sonriente Bolsonaro, que usó al equipo para un acto político e infligió dos reglamentos el de CONMEBOL y el de FIFA. En la historia, permanecerá impune una organización, que elige a su parecer, quien aplica a su reglamento.