sábado, noviembre 23, 2024

 Vivir el hockey sobre hielo en un país futbolero

Por Paula Prieto

¿Alguna vez escuchaste hablar del hockey sobre hielo en Argentina?

Es uno de los deportes, originado en Canadá en 1875, en el que el país tiene representación y que crece poco a poco bajo las sombras de los deportes convencionales. En un país donde se respira en gran mayoría solo fútbol, hay otras actividades que no tienen visibilidad, de las que muy pocas personas hablan y únicamente son nombradas en medios masivos cuando ganan un título. Luego, vuelven a la solapa. 

Jorge Dicky Haiek, uno de los creadores de la Asociación Argentina de Hockey sobre Hielo y en Línea (AAHHL) y el director técnico de la selección argentina masculina, afirmó lo que sucede con la difusión del deporte: “Es complicado porque acá todo es fútbol, fútbol y fútbol. Por suerte, ahora salieron las redes sociales. Nosotros hicimos un TikTok y uno de los videos tuvo 3 millones de reproducciones. Así que la verdad es que eso difunde mucho más que los medios tradicionales. De igual manera, yo estuve en el Congreso y dijeron que la semifinal la vieron 3 millones de personas en televisión, pero en los diarios salís cuando salís campeón. Entonces es complicado pero nos compromete a salir campeones de nuevo”. 


“Estábamos en Bratislava para un torneo”, agregó Haiek, “caminando por el centro y vimos a un chico con una camiseta de Argentina de hockey. Era uruguayo y nos dijo: ‘Uy, ustedes son de la selección con la camiseta re fachera’. Lo había visto en las redes. Es increíble”.

 

El seleccionado masculino, en este último tiempo, obtuvo su primer título en el Dallas Spring Classic en 2022, salió segunda en la LATAM Cup 2022 y en la IIHF Development Cup 2023, y alcanzó su segundo título al ganar la LATAM Cup 2023. Sin embargo, no es algo que se tenga en cuenta.

“La verdad que no es fácil jugar un deporte en un país en donde no es tan conocido. Siempre soy el tema de conversación, lo van a decir todos mis compañeros. Cuando uno menciona lo que hacemos, sos el tema de conversación en la mesa en algún momento. Pero nosotros como jugadores lo vivimos un poco con la intensidad que vive otra gente el fútbol, lo vivimos con la misma pasión. Nuestro lado futbolero sale cuando estamos dentro de la cancha”, dijo el jugador Andrés Iannicelli Traczuk sentado en una mesa con un buzo del merchandising que tiene la selección de hockey para poder recaudar plata, ya que el deporte es amateur, y que los que no pueden pagar los viajes, puedan competir internacionalmente de igual manera.  

Es un deporte que no aporta. Es una rueda básicamente. Si no aportan, no generan, no generan, no te dan. Entonces es difícil salir de esa rueda y empezar a generar, más en un deporte que sabemos que por lo menos acá en Argentina, con lo que representa luz, la infraestructura y muchas cosas, va a ser muy difícil lograr desarrollarlo o instalarlo. Entonces sí estaría bueno que haya un apoyo, quizás a partir de ese apoyo, por más que sea pequeño, y según resultados y un montón de cosas, vaya creciendo que es como debería ser”. concluyó Iannicelli. 

La mayor parte de los jugadores comenzaron desde muy chicos, Andrés empezó a entrenar luego de haber visto la película The Mighty Ducks con 10 años y obsesionarse con la misma, como cualquier niño pequeño hace cuando le gusta mucho algo en particular. “Fue algo que quise empezar a conocer más, tuve la suerte de viajar afuera y traerme mi primer palo. Vi que el deporte, por el hielo, acá no era muy grande así que descubrí que existía el roller hockey y entré por ese lado. Empecé a jugar roller hockey y paralelamente aprendiendo a patinar sobre hielo”.

Tomás Del Gesso, otro miembro del seleccionado argentino, también comenzó a los 10 años. Su mamá, su gran apoyo, quería que empezara un deporte en equipo para que se relacione con otras personas, y al no ser fanático del fútbol, iniciaron una travesía en busca de lo que terminaría siendo su gran pasión. “Teníamos que buscar una solución, y toda mi familia, familia de mujeres, hicieron o hacen hockey sobre césped. Entonces mamá me llevó, probé, porque ella jugaba. Fui un ratito y no me gustó. Probé con el hockey tradicional, el que son los patines de cuatro ruedas, en San Juan y tampoco me gustó. Un día, mi mamá vio chicos entrando con bolsos y palos en Flores sobre Yerbal, donde hay una pista que en ese momento se llamaba Winter, y me dijo: ‘Che Tomi, ¿por qué no vas a probar? Entonces, creo que fue el domingo de mi cumpleaños número 10 en el que fui a entrenar por primera vez. Desde ahí empecé y nunca paré”, recordó Del Gesso con alegría. 

Similarmente a la historia de Tomás, que fue su mamá quien lo introdujo al deporte, Owen Haiek, capitán del equipo e hijo de Dicky Haiek, directamente nació con los patines en los pies gracias a su padre. “Básicamente desde los tres años que me pusieron los patines por primera vez y que patino. La verdad que de chiquito siempre fui muy activo y jugué muchos deportes, jugué al fútbol, al hockey, hacía de todo, pero la verdad no hubo nada que me enganchara tanto como el hockey. Fue algo que nunca tuve las ganas de dejarlo, siempre quise jugar más. Yo creo que también es porque como empecé de tan chico y tan constante todo el tiempo, ya que teníamos la cancha, no pude parar. Yo creo que haber patinado tanto, hizo que me quiera quedar con este deporte”.

Dicky, mientras tanto, lo escuchaba atentamente con el amor que un padre le tiene a un hijo: “Es muy lindo compartirlo con Owen y también Iara, mi hija. La mamá de Owen también juega, así que los cuatro estamos viajando por todos lados, jugando y compitiendo. La verdad que es muy lindo, se engancharon y juegan re bien todos, así que representamos bien al país. Además, como papá, estoy orgulloso, la verdad que lograron muchísimas cosas. Todos nos esforzamos para que jueguen y ellos se sacrificaron para ser los mejores. Hay que sacarse el sombrero porque hay veces que no quieren entrenar y sin embargo van y entrenan. La verdad que un orgullo tremendo de cómo juegan los chicos”, dijo con emoción en sus ojos.  

Como se nombra anteriormente, los jugadores que viven en Buenos Aires entrenan normalmente en rollers ya que las reglas son muy parecidas y la única cancha de hielo en la que pueden practicar se encuentra en Ushuaia, donde solo tres meses al año tienen hielo. Por esa razón, siempre viajan una semana antes para que los chicos que no viven en Estados Unidos, Canadá o Europa, puedan hacer la adaptación con un poco más de tiempo para los torneos. El arquero de la selección Augusto Copello explica que las personas normalmente se sorprenden al enterarse de esto, como le pasó en el torneo que ganaron en Dallas. Los competidores de otros países se sorprendían al saber que había salido como MVP cuando él desarrolla el hockey sobre hielo a través del roller, ya que para el purista del deporte, el roller no es ni siquiera considerado como una actividad recreativa. 

Pero esto no pasará por mucho más tiempo porque, luego de que cerraran la mayoría de canchas de hielo a causa de la pandemia y en específico Alpinas, donde se hacían los torneos, en Devoto actualmente se construyó Fantasy Skate, una pista de 40 por 20 para todos los deportes que la necesiten. Por estas razones, muchos jugadores anteriormente buscaban diferentes maneras para habituarse a las canchas de los campeonatos internacionales. En el caso de Tomás, él implementó ir a la pista de hielo Margal y acostumbrarse nuevamente a la sensación, lo que le sirvió para la última competencia que tuvieron, la Development Cup, torneo internacional anual, en español conocido como la Copa de Desarrollo, sancionado por la Federación Internacional de Hockey sobre Hielo (IIHF) y que está diseñado para equipos nacionales que no compiten en el Campeonato Mundial IIHF. 


Este año se disputó en Trofa, Portugal, del 21 al 26 de abril, en donde Argentina cerró su participación quedando en el cuarto puesto con un sabor amargo luego de los logros obtenidos.

 

“Nos faltaron jugadores claves para armar tres líneas fuertes, pero bueno, lo hicieron bien. Además, tuvimos un poco de mala suerte porque el partido que teníamos que ganar, que era contra Portugal, perdimos por 8 a 9, así que si metes 8 goles, en general no perdés nunca, pero se dio que nos ganaron sobre el final. Después en el tercer puesto contra Colombia también nos echaron a uno de los mejores jugadores, que era el goleador, por un golpe a la cabeza que no fue intencional, fue sin querer. Quedamos con una línea menos, sin uno de los mejores jugadores del team y lo perdimos faltando 30 segundos, mala suerte. Pero la verdad es que se aprende más de la derrota que de la victoria”, contó Dicky sobre el camino de la selección en la copa. “Fue un torneo que nos faltaban algunos jugadores” –añadió Owen- “y la verdad que teníamos que jugar bastantes minutos de partido y eso llega a un punto que para el final del torneo te agota un poco. No se sintió mucho el cansancio, pero mentalmente sí se siente”.

El deporte es conocido mundialmente por la cantidad de golpes que se dan entre los contrincantes. Los partidos en los campeonatos suelen durar 2 horas y los participantes juegan todos los días. Muchas lastimaduras aparecen recién días después, y de igual manera compiten sin quejarse. Andres Ianiccelli cuenta que la preparación física ayuda a que el desgaste lo sientan en menor medida y a que el cuerpo resista más los golpes. Después de jugar realizan desde baños de hielo, trabajos de elongación hasta trabajos regenerativos para poder al día siguiente estar lo mejor posible. Algo que hizo que el equipo lograra todo lo que obtuvo en los últimos años fue la evolución que tuvieron desde la parte física. Anteriormente de los 20 que viajaban, 10, que quizás eran los mejores, terminaban muy desgastados. 

Jugamos con lo que tenemos. Si estamos esguinzados, nos vendamos. Si estamos rotos, nos tomaremos tres pastillas para no sentir dolor. Lamentablemente es así porque no hay tiempo físico, no hay tiempo para recuperarse. Tenés que jugar, salvo que haya algo en el medio que vos digas bueno, puedo darme el lujo de no jugarlo porque este partido quizás es más tranquilo. Sé que el equipo va a estar bien y te tomás un día, pero no mucho más que un día. Son 48 horas que hay golpes que en 48 horas recién empiezan a florecer. Siempre cuando terminás el torneo, ahí es cuando pega todo el bajón, todos los dolores aparecen realmente porque uno viene con toda la vorágine y la adrenalina. Entonces terminás el torneo y ahí es donde caes muerto. También, cuando ganás el torneo, se suma toda la satisfacción que te agarra“, explicó Iannicelli. 

Uno de los torneos más importantes que ganaron y en los que pudieron sentir esa satisfacción fue en la LATAM Cup en 2023.

La LATAM Cup es un torneo que congrega a equipos de diferentes países que no tienen acceso a mundiales o eventos organizados por la Federación Mundial de Hockey, por no contar con pista techada. Además, la meta principal del evento era servir de plataforma para que el deporte se desarrollara en los países latinoamericanos.

El camino de la selección en la Copa el año pasado había comenzado con una victoria en un todos contra todos por 7 a 2 ante Grecia, con el que días después se enfrentarían nuevamente en una final exhaustiva. Podría decirse que a simple vista fue un partido fácil, pero no. El equipo tuvo que remontar un 2 a 0 luego del primer período. 

Su segundo partido fue contra Líbano, uno de los encuentros más complicados que tuvieron a lo largo del torneo ya que llegaron a perder por 3 a 0, pero los hinchas y los mismos jugadores sabían que nada era imposible para el seleccionado argentino cuando el partido terminó 5 a 4 a favor de ellos. 

El cierre del grupo se convirtió en una goleada para el equipo nacional al ganarle a México por 9 a 1, dándoles así el pase a las semifinales. 

En las semifinales se enfrentaron con un viejo conocido, ellos sabían que tenían que dejar el corazón en la cancha para poder pasar a la tan ansiada recta final que anteriormente habían alcanzado en 2022 y buscar su revancha. Argentina le terminó ganando por 3 a 1 al equipo libanés y así volvió a jugar la final de uno de los campeonatos más importantes para el hockey sobre hielo nacional. 

Ese 27 de agosto el Ice Den, arena de práctica de los Florida Panthers, estaba repleta de hinchas vestidos de celeste y blanco, eufóricos por querer otro triunfo de la selección sin importar la baja temperatura que había en el lugar. No solo había argentinos, muchos eran de otros países, pero a todos los unía la misma pasión y el mismo deseo de querer verlos campeones de la tan esperada copa. 

“Estaba lleno. Yo siempre digo que para mí nos detestan cuando estamos alentando, realmente nos detestan, porque la cantidad de ruido que hacemos es increíble. Imaginate que estaban la selección de mujeres, juniors, los padres, familias, argentinos que vivían en Miami, todo. O sea, tres cuartos de la grada la veías vestida de Argentina”, detalló Del Gesso con una sonrisa de oreja a oreja. 

El partido fue muy largo, no solo duró tres tiempos sino que ni siquiera les alcanzó con un tiempo extra para definir el ganador. La albiceleste estaba muy cerca pero siempre corría desde atrás, no llegaban a tener la ventaja sobre el equipo griego. Un gol anulado les había sacado la esperanza temprana de sentir el frío del trofeo en sus manos. Pero nada más faltaba un pequeño empujón del capitán Owen Haiek para plasmar el 3 a 2 y volverse los campeones por primera vez de la LATAM Cup desde que se creó en 2018. 

Entre gritos y festejos, abrazos y felicitaciones, Los Leones se llenaron de gloria entre su gente más querida al canto de la canción Muchachos del Mundial de Fútbol 2022.

“Fue hermoso poder vivirlo con mi familia porque también me han visto desde el momento en el que me quedaba sentado en el banco. Porque un año no jugué en todo el torneo ya que estaba fuera de forma. Es hermoso ver a tu mamá llorando porque vos tenés una medalla de oro colgada, es una de las cosas más lindas que hay”, contó Del Gesso emocionado.

Seis años después de su creación, el campeonato se convirtió en una insignia del deporte a nivel internacional, superando las fronteras de Latinoamérica. Los partidos son cada vez más fuertes, intensos y requieren el doble de desgaste al competir muchas veces con equipos que son semiprofesionales. 

“No es que trabajan ocho horas y entrenan unas horas como nosotros, sino que son equipos que por ahí entrenan ocho horas y trabajan poco tiempo o no trabajan, y tienen todo un apoyo a nivel nacional que de repente hoy por hoy nosotros no lo tenemos. Salvo el fútbol que tiene un aparataje y un andamiaje infernal, después el resto de los deportes, por más que a veces sí recibimos apoyo, no es el mismo que en otros países que tienen al hockey como deporte nacional”, aclaró Copello con un deje de tristeza en su rostro. 

En este momento, los jugadores ya viven la previa de la próxima LATAM Cup que se llevará a cabo entre el 21 y 25 de agosto en la ciudad de Coral Springs en Florida, Estados Unidos, en la que se enfrentarán a Armenia, Colombia, Cuba, Grecia, Líbano, México Warriors y Puerto Rico. Este año los tiempos van a ser como los de la NHL, liga canadiense y estadounidense. Serán 3 tiempos de 20 minutos cada uno y no, como el año pasado, que eran 3 de 15. Así que los jugadores tendrán que entrenar aún más.

La mayoría de los que viven en Buenos Aires esperan que la cancha en Devoto abra en junio para poder entrenar por lo menos dos meses sobre el hielo y que el cambio no sea tan brusco. 

Por un lado, Augusto Copello, que vive el deporte desde un sitio diferente al de los chicos, comenta que lo fundamental es el trabajo psicológico para poder ser arquero porque es el que nunca sale del partido. Si comete un error, no tiene compañeros que lo puedan ayudar como al resto. “En ese momento trato de soltar, de no pensar en nada. Si me meten un gol tengo un procedimiento para olvidarme rápido de ese tiro y ya pensar en el siguiente. También lo aplico de repente cuando hago una mega salvada en el partido, es decir ‘Listo, me olvido rápido de eso y pienso en el próximo tiro’. Trato de concentrarme y desprenderme emocionalmente dentro del partido, o sea, si mi equipo mete un gol es muy raro que yo lo festeje. Estoy disociado emocionalmente, inclusive de mis compañeros también. Si de pronto veo a uno que lo están golpeando, es muy probable que los propios compañeros vayan a ayudarlo y se metan en esa pelea, pero yo solo los voy a estar mirando. Se pueden estar matando al lado mío y voy a salir para el otro lado para que no se me tiren encima y no me lastimen”.

Algo curioso de su preparación es que no tiene un entrenador de arqueros. Augusto confiesa que cuando empezó a jugar, aprendía con los videos que veía en la plataforma Youtube de la NHL. Miraba y copiaba. Con un grupo de amigos que también atajaban, se corregían entre ellos y se ayudaban mutuamente. En la actualidad, ninguno de ellos sigue, así que se concentra mayoritariamente en el trabajo físico ya que los movimientos son diferentes que en cualquier otro deporte. Las rodillas giran de manera antinatural, lo que provoca practicar más la técnica para no lastimarse, en específico, los ligamentos cruzados. 

Por otro lado, Tomás Del Gesso, quien se está por recibir de Ingeniero Bioquímico, una carrera completamente diferente a su pasión deportiva, tiene la cabeza dividida en dos partes. Sus decisiones se basan principalmente en la facultad pero trata de seguir con los entrenamientos. Lo que más está haciendo es físico porque la liga de roller ya concluyó. 

El caso de Andrés Iannicelli ante las preparaciones es diferente al resto a causa de un nervio que tocaron en la operación de su pierna. Ahora tiene un problema para recuperar la movilidad y espera poder llegar al torneo. Trabaja entre tres y cuatro veces por semana con la rehabilitación, y trata de hacer lo mejor posible limitado por la dificultad que tiene a la hora de entrenar al no poder ponerse los patines. De igual manera una pizca de esperanza tiene al enterarse que si no puede jugar, el entrenador lo unirá al equipo como asistente en el cuerpo técnico. Si pueden llegar a lograr lo mismo que en el 2023, podrá estar presente con sus compañeros y ser parte del equipo. 

En general, quieren repetir la historia y volver a ganar la Copa. No solo por el trofeo y la sensación de volver a sentirse campeones, sino porque los jugadores tienen una beca a través de la Secretaría de Deportes que la pueden mantener logrando objetivos. Por esa razón, desde el día que anuncian los rivales, llevan adelante una investigación, una especie de “espionaje”, sobre sus contrincantes gracias a internet. Tratan de aprender, ver, anotar números de ciertos jugadores que saben que son mejores y prepararse de todas las maneras posibles.

“Es toda una presión, no solamente de lo deportivo, sino también de lo económico para seguir manteniendo cosas y para poder después pedir más cosas. Sí o sí tenemos que tener resultados”, explicó Copello. 

Ante tantos triunfos y derrotas, lo que más esperan a futuro es que las próximas generaciones lleguen a ser Olímpicas, pueda crecer más el deporte en el país y que todos los jugadores puedan viajar independientemente de su situación socioeconómica. Lo primero que necesitarían para poder participar de los Juegos Olímpicos es una cancha de 60 por 30, por ende, la posibilidad más cercana sería el 3 contra 3 que se está integrando a la competencia poco a poco. Puede ser que no suceda en un futuro cercano ya que la selección tendría que ingresar entre los 14 mejores equipos del mundo y clasificarse luego de jugar 3 series contra países que jugaron toda su vida. 

“Lamentablemente, en nuestro deporte para que nosotros podamos llegar a  ser Olímpicos, faltan muchos años luz. Hay que cumplir requisitos mínimos de infraestructura y hay que pasar por una clasificación olímpica. Creo que es un camino muy largo, se puede hacer, sí, difícil, dificilísimo, pero creo que hay que estar un poco loco y apostar a veces a algo distinto y no siempre a lo mismo. Quizás, de esa manera, uno gana mucho más de lo que se puede imaginar”,  reflexionó Iannicelli con esperanza en sus ojos.

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