domingo, noviembre 24, 2024

Transgresión y verdad: un argentino en Moscú 1980 con la tarea de informar

Por Mariké Souto

Los Juegos Olímpicos pueden cambiar de sede, disciplinas, formatos y selecciones presentes; pero un elemento que asiste independientemente de todas las variables: La Tea Olímpica, ícono alumbrante simboliza paz, esperanza y amistad. Sin embargo, ha olvidado de iluminar el deporte y periodismo argentino en 1980, extraviando los valores que pretende representar. 

Al complot político se le sumó un boicot mediático, y en consecuencia censuró para la Argentina el evento deportivo más importante del mundo, lo hizo casi imperceptible para los medios de comunicación nacionales y olvidando a aquellos deportistas clasificados para disputar los Juegos Olímpicos de Moscú 1980; prohibiéndoles llegar a la cumbre de sus carreras. El país, inmerso en la dictadura cívico-militar, decidió adherirse al boicot capitaneado por Estados Unidos para diezmar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas por no desocupar Afganistán a pedido de James Carter, presidente estadounidense, quien le impuso un ultimátum a la URSS para que se retire del país asiático, o como represalia boicotearían ¨en nombre de la paz¨ las Juegos que se festejarían en Rusia. Un total de 66 países se ausentaron y se estima que entre 45 y 50 apoyaron a los estadounidenses; uno de ellos es la Argentina perjudicada por un proyecto de represión política y de terrorismo de Estado con el objetivo de alejar al comunismo de América del Sur ideado por Estados Unidos denominado Plan Cóndor. 

De todas maneras, los países que alguna vez supieron ser parte de las potencias aliadas, como Gran Bretaña y Francia, le dejaron la decisión de si asistir o no a sus deportistas. Finalmente para algunos resultó ser una decisión económica, más que meramente política. 

“Ya estaba designado, decidimos ir con todo el peligro que implicaba”

No obstante, sí hubo un argentino con presencia activa en los Juegos Olímpicos de 1980: Roberto Fernández, periodista y profesor de Tea & Deportea. En una entrevista, reveló que fue considerado el indicado para cubrir los Juegos Olímpicos porque era el secretario de redacción a cargo de la sección polideportiva de la revista Goles Match. Si bien, el presidente del Comité Olímpico Argentino, Antonio Rodríguez, no aprobaba el boicot, en mayo se anunció que la Argentina estaría ausente en el torneo. “El resto de los medios desistió de ir a Moscú, pero nosotros debatimos mucho el tema y como era una revista transgresora decidimos ir pese a que al Gobierno no le gustó nada que ratifiquemos la acreditación”, expresó el periodista rebelde. También, agregó que cuando se armó el equipo ya tenían la idea de cubrir la mayoría de eventos deportivos y la línea editorial se apoyaba en el conocimiento y valores propios de los miembros, por lo que ya habían asumido que en esta situación iban a ir en contra de los que estaban en el poder y los medios hegemónicos que lo obedecieran. Asimismo, resaltó que el presidente de la COA dificultó el trámite de la acreditación pero, aun así, se la otorgaron cuatro días antes de viajar a Rusia. 

Fernández, en su nota para Página 12  “Moscú 1980, los Juegos de la Guerra Fría”, mencionó que al llegar a Rusia un coronel soviético, que hablaba castellano perfecto, le comentó: “Ayer llegó otro argentino, juez de boxeo, creo. Primero lo confundí con un chileno, por el acento, ¿Chile y Mendoza están cerca, verdad?”. Por lo que en el intercambio le pregunté si había podido tener contacto con él u otro argentino:  “Si, además había un juez de voley o handball, el basquetbolista argentino Juan Domingo De La Cruz quien jugó para España, el ciclista que representó a Italia Ottavio Dazzan, y una noche descubrí a una argentina que hablaba muy mal castellano porque emigró joven”. Igualmente, concluyó: “Era el único de mi medio así que no podía ir a todos los deportes, todas las mañanas me levantaba y hacía una agenda de qué disciplina cubría. Nunca logré cruzarme ni con el basquetbolista, el ciclista,el juez de boxeo o con la periodista”. 

Estos Juegos Olímpicos del 80´ fueron una página oculta de la historia del deporte nacional. Así lo reprocha César Torres, doctor en filosofía e historia, en su nota “A 40 años del boicot olímpico de la última dictadura cívico-militar”: “En la Argentina, las/os olímpicos de 1980 fueron rápidamente olvidados. Incluso en democracia no recibieron un reconocimiento adecuado por su clasificación a los Juegos y por la frustración que representó el boicot. En un país que aún sigue trabajosamente recuperando la memoria de su pasado reciente esta circunstancia es llamativa”. Los juegos no fueron televisados ni transmitidos por radio, por lo que la exclusividad del contenido era de la revista Goles Match, lo suficientemente desobediente como para enviar a un periodista. Por eso mismo, Roberto Fernández cumplió y cumple un rol relevante en la historia porque es el único testimonio cien por cien argentino en primera persona del evento celebrado en Moscú.

 

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