Por Valentin Köstler
En un país donde solo se respira fútbol, tanto en el ámbito social como cultural, también existe un mundo paralelo: el deporte paralímpico. Estos deportistas son los que no tienen voz porque todo gira alrededor de la “pelotita” y quedan marginados de otras disciplinas y en esa oscuridad, se encuentra el tenis de mesa adaptado, aunque en estos últimos años está creciendo considerablemente en argentina. Elías Romero, jugador de la selección nacional de tenis de mesa adaptado comentó: “El crecimiento juvenil es un impulso positivo, además de las mejoras de las infraestructuras que ayudan a posicionar el deporte paralímpico en lo más alto”.
Mielomeningocele fue lo que le diagnosticaron el 5 de noviembre de 1999. Esto impidió el correcto desarrollo de su columna y médula ósea, lo que no le permite caminar. Obligado a estar en una silla de ruedas, Elías encontró de casualidad su pasión, que primero le serviría como superación y luego como su forma de vida.
Su familia está conformada por sus padres y sus dos hermanos. Sus pilares en la vida son sus viejos, en quienes confía. Sabe que, si les cuenta algo, ellos van a saber qué decirle. Siempre obtuvo el apoyo incondicional de su familía; nunca le fallaron y son su motivación.
Todo comenzó en el Centro de Discapacitados de La Matanza (Cedima) a los 6 años. “Cuando iba al centro de rehabilitación a hacer Kinesiología en San Justo, el señor del traslado nos dijo a mí y a los demás chicos si queríamos hacer deporte recreativo. Había tenis de mesa, básquet en silla de ruedas y atletismo. A los 7 años, arranque con el Ping Pong y ahí me gustó”, resaltó el campeón paralímpico de Chile 2023.
Su padre, Ruben Romero, lo llevaba en colectivo a Cedima los lunes, miércoles y viernes a pesar de ser una familia de bajos recursos económicos. Ellos tenían la suerte de vivir cerca del club, en el barrio de Isidro Casanova. Si Ruben no podía llevarlo iba con su vecino en remis y compartían el viaje. Con tan solo 13 años, ya formaba parte de la selección juvenil. En 2013, tuvo la oportunidad de disputar su primer Parapanamericano de la juventud, que se realizó en Buenos Aires, Argentina.
“Mi primera experiencia en un torneo fue una mezcla de satisfacción y un orgullo inmenso al representar a Argentina en los Parapanamericanos de 2013. Me dieron un bolso, lo desarmé enseguida y me volví loco. Pensé que me iban a dar ropa como la que usa la selección de fútbol, pero me llevé una sorpresa al saber que era indumentaria de los Juegos Olímpicos. En ese torneo llegué hasta la final, perdí ante un brasileño, pero tuve mi revancha en 2017 ante el mismo oponente, esta vez le gané yo”, dijo Elías, mientras se reía de la anécdota.
A los 14 años consiguió la beca del Centro Nacional de Alto Rendimiento (Cenard) para ir a vivir allí, entrenar y terminar el secundario. En esta etapa, según nos relata su madre Verónica Salazar “no fue nada fácil dejarlo ir, en el 2013 le llegó la primera propuesta pero no lo deje porque era muy chico. En 2014 acepté y le permiti vivir ahí, sabía que lo tenía que dejar ir para que creciera y fue lo mejor”.
Un año después, con 15 años, ya estaba en la delegación argentina mayor en los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015, del cual volvió con la medalla de bronce colgada en el cuello. Fue el argentino más joven de toda la nómina. Llegó hasta las semifinales, donde perdió ante su compatriota Mauro Depergola por 3-0. En 2017, cerró uno de sus mejores torneos a nivel personal: en Costa Rica fue campeón en la categoría individual y en equipos (Clase 5). Además, fue elegido como el mejor jugador en silla de ruedas y se retiró invicto. “Tenía muchos nervios” y agregó: “Era el torneo más importante del año para mí. En los primeros partidos no me sentí muy cómodo, me costó adaptarme. De a poco me fui soltando y pude jugar a mi nivel. Estar en el Mundial es un sueño cumplido, una de las metas de mi vida que pude alcanzar”.
Su entrenador Santiago Romero, lo define como una persona resiliente: “De eso se trata la vida y esa palabra encaja a la perfección para definirlo”. Pero, ¿qué es exactamente la resiliencia?. Es la capacidad humana para sobreponerse y adaptarse a distintos entornos, situaciones adversas, obstáculos y circunstancias desafiantes en la vida. Elías pudo convertir su discapacidad en su motor de vida, al ser jugador de tenis de mesa adaptado clase 5 que es para las personas en silla de ruedas.
Además de entrenar incansablemente, empezó un nuevo desafío en su vida por fuera del Ping Pong al salir de su zona de confort. Comenzó a estudiar inglés en una academía, para mejorar su comunicación en los viajes y competencías internacionales. Va dos veces por semana, los martes y viernes aunque admite que le cuesta mucho, ya que su única base prevía fue en el secundario, donde le iba bastante bien. Sin embargo, confía que dentro de poco su nivel será tan sólido como su revés que tantos triunfos le ha dado.
Luego de Toronto, su carrera creció como la espuma: múltiples medallas en distintos torneos, incluidos los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019. Llegaba como favorito para llevarse el boleto directo a Tokio. Era el top 1 en el ranking sub 23, un orgullo tan grande que le jugó en contra porque venía de hacer un gran año y tenía la presión de ganar el oro sí o sí y obtener la clasificación directa. Ganó dos medallas de bronce, en individuales y en dobles. La cara de él en el podio lo decía todo, esa sonrisa no era de alegría, sino de compromiso: “Nos fue bien pero yo esperaba otra cosa, tenía otro objetivo”. Así es la mentalidad de los ganadores.
Ya estaba entre los mejores, se sentaba en la mesa de los más grandes y se medía cara a cara con cualquiera. Pero le faltaba un pasó para afirmarse en esa preciada lista de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. No se pudo concretar, tuvo la mala suerte de que por triple empate quedó afuera. En el primer partido había ganado 3-1 y en el siguiente encuentro tenía que haber sacado un set pero perdió 3-0.
Es una persona sumamente cabulera y meticulosa antes y durante el partido. Uno de los primeros rituales que realiza es doblar su toalla prolijamente en cuatro partes exactas para que quede perfectamente cuadrada. Una vez que finaliza un punto, se va para atras dando una remada completa con sus brazos para tomar impulso y vuelve colocarse en posición de juego. Pero el más fundamental e inamovible de todos es la preparación de su mochila la noche anterior del partido. Con una puntualidad impecable: a las nueve y veintiocho, ni un minuto más ni uno menos.
El 18 de noviembre de 2023 quedará marcado en la memoria de Romero como un hito histórico en su carrera deportiva tras vencer al brasilero Lucas Carvalhal por 3-2 en una reñida batalla y obtener la tan ansiada plaza directa para París 2024. De esta manera, logró la revancha que tanto esperaba después de su decepción en Lima, al obtener la medalla de oro en singles en Chile.
“De cara a los Olímpicos, Elías se siente muy preparado y enfocado. Sabe que no es el favorito y que la presión no lo va a afectar”. Su entrenador Santiago agregó: “Solo espera ganar experiencia, aprender de los mejores y poder avanzar. Sería un gran logro llevarse alguna medalla. Pero en cuanto a la presión, está muy tranquilo. La mente juega un papel fundamental. Después de Lima, cambió de psicólogo y ahora está más tranquilo. No siente la presión porque no es el favorito”.
Es hincha de River desde que era bebé. Planea retirarse del tenis de mesa a los 38 años, igual qué su ídolo Ariel “El Burrito” Ortega. Recuerda haberlo visto en la cancha en 2009, subido a los hombros de su papá, durante un partido contra Chacarita. “Cuando Ortega hizo ese gol picándola por arriba, fue una locura total haber visto eso”, comentó con una sonrisa nostálgica.
La pasión por el “Millonario” se ha mantenido a lo largo de los años. Otros de sus momentos más queridos es el título que Ramón Díaz conquistó en 2014. Ese logro, junto con las epopeyas del “Burrito”, han sido momentos determinantes que han avivado más su amor por el club. Espera que, al igual que su ídolo, pueda retirarse con una huella imborrable en su deporte y ser recordado con la misma admiración y cariño que él sentía hacía Ortega.
— ¿Tenés algún referente?
— A nivel nacional, destaco a Gisella Muñoz. Ella ha estado en cinco Juegos Paralímpicos seguidos, y la considero uno de mis grandes referentes.
— ¿Pensás que vos podés ser referente argentino?
—Me encantaría ser un referente para los jóvenes que vienen por detrás. Espero que mi trabajo y enfoque mental me lleven a ser un modelo a seguir en el tenis de mesa, deseo que este deporte crezca y sea más reconocido en Argentina. Anhelo ser parte activa del proceso junto a otros miembros de la selección.
A casi dos meses de que comiencen los Juegos Paralímpicos de París 2024, se avecina la oportunidad de Elías Romero para brillar en el máximo escenario deportivo y demostrar todo el esfuerzo que le ha dedicado para llegar a la cima. Desde los viajes en colectivo hasta la frustración por no haber llegado a Tokío, ha demostrado una notable resiliencia. Ahora, con su revancha a la vuelta de la esquina, se presenta la oportunidad perfecta para que su dedicación y determinación brillen aún más.