Por Facundo Boquín y Lucas Vitiritti
Nápoles es la ciudad más poblada del sur de Italia. En la misma, la figura de Diego Armando Maradona está presente, ya sea en forma de altar o en fotografías. En la calle Emanuele de Deo, en el Barrio Español, existe uno de los murales más famosos y recordados del Barrilete Cósmico.
Fue creado en 1990 por Mario Filardi, un pintor de barrio que realizó esa obra de arte cuando tenía 23 años, luego del segundo título de liga del Napoli con el Pelusa como emblema y capitán. La misma fue realizada en apenas dos noches y tres días, tras una colecta entre los habitantes de la zona. Sin embargo, tiempo después, apareció una ventana por una reforma en el inmueble, la cual estaba a la altura de la cara y arruinó la obra. Además, el retrato comenzó a borrarse sin que su autor pudiera restablecerlo debido a su fallecimiento en 2010. Para volver a ver al Pibe de Oro en esa parte de la localidad, hubo que esperar hasta 2016, cuando Salvatore Lodice, artista y artesano, organizó una restauración para que el mural vuelva a ser lo que era.
Años más tarde, se generó una leyenda urbana que empezó a cobrar fuerza en el lugar: ¿Qué hay detrás de la ventana? El periodista argentino Álvaro Nanton contó que estuvo en la ciudad para consultar a las personas de allí si sabían quién vivía en ese piso, pero todos eludían su duda. Hasta que un hombre le mencionó que el propietario trabajaba en una fiambrería. Nanton fue hasta el local y preguntó. Le respondió Ciro Maiello, un hombre de 55 años, napolitano: “¡Es mi casa!”. Y aunque al principio no estaba muy convencido de dejarle entrar al hogar que compró en 2004, finalmente accedió. La pared con la pintura estaba a una cuadra del negocio de fiambres. Tras cruzar un portón viejo, en la entrada hay un ascensor, que solo funciona al meter una moneda de 10 centavos de euro. El dueño le dijo que solo se sube por ahí, pero se baja por las escaleras, para no tener que gastar tanto dinero. La propiedad es antigua, pero el apartamento está reformado. Nada más entrar, Ciro, quien vive con su perra Blanca, lo dirigió hacia la ventana, la cual esconde el baño del piso.
“Lo primero que vi cuando prendió la luz, es que detrás de los portones donde está el mural, había dos pantuflas rosas que usa para ventilar el baño y que las ventanas no se cierren del todo. Me dijo que no puede abrirlas por completo para no decapitar la figura”, narró: “Fue emocionante ser de las pocas personas que tuvieron la oportunidad de ver cómo Maradona visualiza a aquellos que lo visitan”, agregó.
La ventana se abre sólo cuando el club Azzurri es campeón. La última vez que sucedió fue en el 2023, cuando obtuvieron el Scudetto tras 33 años. Aunque hubo una excepción: cuando Argentina, el país que tanto amaba el Pelusa, fue campeón del mundo en Qatar hace dos años. La pared con la pintura no sólo se utiliza para celebraciones futbolísticas, sino que es un espacio de culto y peregrinaje a Diego, desde su fallecimiento aquel 25 de noviembre de 2020.
El mural de Maradona es un retrato de Nápoles. Es el culto a Diego en un edificio con ventanas asimétricas, donde su figura permanecerá intacta para siempre en la ciudad.
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El recibimiento a Maradona en su presentación en el Napoli en 1984
Por Valentín Di Francesco y Agustín Petracca
Casi 80.000 personas estuvieron presentes en el estadio San Paolo para la presentación de Diego Armando Maradona en Napoli. Todos los ciudadanos de Nápoles estaban ilusionados con que el astro argentino vistiera sus colores y pusiera el nombre del club en lo más alto del mundo. Un rugido salió de las tribunas, y allí estaba el ex Boca, en el túnel hacia el estadio para comenzar una nueva aventura. Vestido con un jogging celeste, remera blanca y zapatillas, cuando saltó al campo se produjo un estallido, decenas de flashes trataban de retratar su emoción y conseguir una foto de él. Ya en la mitad de la cancha, con una bufanda Azzurri sobre sus hombros, le habló al público presente: “Buenas tardes, napolitanos, estoy muy feliz de encontrarme con ustedes”. En las tribunas no había muchos argentinos, pero se las ingeniaron pintando una bandera que decía: “Maradona es el Carlos Gardel de la pelota”.
Desde 1979, cuando el Pelusa jugó en Argentinos Juniors, los del sur de Italia lo querían fichar. En ese momento, le enviaron una camiseta al hotel y una carta que decía: “Estamos esperando que se abra la posibilidad de fichar futbolistas extranjeros para poder comprarte”. Ese mensaje recibió Diego, que desde entonces tuvo que esperar hasta 1984 para que se hiciera realidad. Las negociaciones fueron largas, duraron más de un mes. Además los aficionados jugaron su partido: llegaron a agruparse en la sede del club para exigir la contratación del “10” argentino.
El miércoles 4 de julio, a las 14.05, arribó al aeropuerto de Roma. Lo esperaban tres automóviles con chapa de Caserta, una ciudad cercana a Nápoles. 200 policías rodeaban el avión para su llegada. No había control de pasaporte, ni aduanero. “Jamás se había producido algo así. Es el mecanismo destinado a los reyes y a los jefes de Estado”, comentó un empleado del lugar.
Corrado Ferlaino, ex presidente de la institución, recordó el mal trago que vivió poco después de cerrar el pase. “Estaba en el aeropuerto de Barcelona concretando el fichaje más caro del momento y me senté en un bar a esperar el vuelo de regreso a Italia, cuando se me acercó un trabajador y me preguntó, ¿eres italiano? Sí respondí, me dijo que acababan de estafar a los napolitanos con un paquete llamado Diego Maradona, que según el barman estaba gordo y acabado”. Además, añadió: “Fue tanto el impacto que me provocó ese absurdo comentario que desde ese entonces nunca más volví a beber whisky”.
Los hinchas azulgranas tuvieron malos momentos con varios jugadores a la hora de terminar su estadía en el club, entre ellos su mayor ídolo y figura Lionel Messi. Tras la contratación, Ferlaino dijo: “Maradona se quería ir, no estaba conforme allí. Ellos querían hacer creer que no servía, que estaba terminado pese a que aún era muy joven. Los Culés son así, no saben cuidar a quienes supieron defender su camiseta”.