Juan Sancho
El 16 de julio de 2012, cuando Federico Mancinelli firmó su primer contrato con Huracán, nadie imaginó cómo estaría el club seis años después. Ganar la Copa y la Supercopa Argentina, llegar a la final de la Sudamericana y disputar otra vez la Libertadores luego de 41 años, dejaron en el olvido los días grises de la temporada 2012-13, cuando el Globo deambulaba por la mitad de tabla de la B Nacional.
La notable mejoría de Huracán puede verse fielmente representada en Mancinelli, el actual capitán del equipo, un hombre que sabe de ascensos. El Pelado, como le dicen compañeros y familiares, debutó con 16 años en Tiro Federal de Bahía Blanca, su ciudad natal y a los 20 ya era el líder del plantel, el que daba la arenga en un vestuario con futbolistas que superaban los 30.
“Siempre tuvo ese alma de caudillo. Lo heredó de mi vieja”, cuenta Sebastián Mancinelli, su hermano, con quien compartió plantel y vuelta olímpica en el club bahiense que los vio nacer futbolísticamente. “Para un viaje a Río Gallegos por la semifinal, como el presupuesto del club no alcanzaba, le comunicó a los dirigentes que iban a viajar los 11 titulares y el técnico porque estaba seguro que iban a pasar de ronda”, recuerda.
A pesar de su liderazgo, recién se convirtió en el capitán de Huracán en la actual Superliga, aunque eso no fue más que una formalidad. Carlos Araujo, compañero suyo y emblema del equipo de Parque Patricios, dijo sobre Mancinelli a principio de temporada: “Él es la cabeza de este grupo y lo viene siendo desde hace tiempo. Cada jugador de Huracán tiene en claro que él es el líder”.
“Es un ganador nato”, comenta su hermano Sebastián, quizá potenciado por el cariño fraternal, buscando justificar la bronca de Federico cuando, después de perder la final de la Sudamericana 2015 ante Independiente de Santa Fe, lanzó entre lágrimas aquel “¿Qué te voy a decir? Ya está. Así es el deporte: gana uno solo” y se ganó un lugar en el corazón de los hinchas de Huracán. Campeón en Tiro Federal en 2004, ascensos con Villa Mitre y Olimpo, finalista con el equipo filial del Atlante en el ascenso mexicano. La frase de su hermano lo pinta de pies a cabeza.
Cuando finalizó el campeonato anterior, en el que Huracán quedó quinto y en el cual tuvo poca participación por sus problemas en el tendón de aquiles, Mancinelli dejó de lado sus vacaciones y volvió a su viejo y querido fútbol amateur. Esta vez no fue en el ascenso que lo vio nacer sino en las divisiones juveniles. Con el ímpetu y el profesionalismo que forjó en los ásperos partidos del Federal B, se sumó a los entrenamientos de la octava del Globo dirigida por Gustavo Catalano, para ponerse a punto de cara a su octava temporada en primera.