Jenifer Orellana @jeniorellana97
El jueves 14 de junio comenzó el Mundial de fútbol masculino en Rusia con un 5 a 0 por parte del local sobre Arabia Saudita. Por otro lado, en Argentina está en disputa el Mundial de la Igualdad, el cual a partir del miércoles 13 de este mes dio inicio con la histórica aprobación de la media sanción por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y este lunes 18 continuó haciendo historia con la incorporación de la figura de “travesticidio” al homicidio de la militante trans Diana Sacayán.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 4 de la Capital, integrado por los jueces Adolfo Calvete, Ivana Bloch y Julio César Báez, tomó la decisión el lunes al mediodía de condenar -unánimemente- a Gabriel David Marino a prisión perpetua bajo los cargos de “homicidio triplemente agravado por haber sido ejecutado mediando violencia de género, por odio a la identidad de género y con alevosía, en concurso ideal por robo”.
Marino se encuentra detenido hace dos años, por resultar culpable del crimen que se cometió el 11 de octubre del 2015 en el barrio porteño de Flores.
Una vez oída la sentencia, tanto la sala de audiencias como la plaza ubicada frente a Tribunales se transformaron en un converger de aplausos, calurosos abrazos y llantos con gritos de “¡Diana Sacayán, presente!”. Una postal similar a los festejos en las tribunas cuando la Selección conquista una victoria.
Se sostuvo la evidencia de que durante la madrugada de octubre, Sacayán fue brutalmente asesinada. Las y los peritos contaron más de veinte cortes en su cuerpo, signos de haber sido maniatada y luego de matarla la taparon con un colchón.
El próximo 6 de julio, a las 13.30, se darán a conocer los fundamentos de la sentencia. A su vez, en otra investigación judicial se persiste la búsqueda de una presunta segunda persona involucrada en el travesticidio.
Amancay Diana Sacayán nació en Tucumán pero construyó su compromiso con los derechos humanos y la igualdad en el conurbano matancero, Gregorio de Laferrere. A sus 17 años asumió su identidad trans y la exclusión la indujo a prostituirse por más de una década, vivenciando la violencia institucional.
Siempre rompió los esquemas, desde la expectativa de vida del colectivo trans que es de 35 años, ella vivió cuatro años más (39), hasta convertirse en una de las impulsoras de las leyes Argentinas de la Identidad de Género y del cupo laboral travesti trans, el cual obliga a que el uno por ciento de la administración pública de la provincia de Buenos Aires sean personas de géneros no binarios.
Las argentinas y argentinos con Latinoamérica unida exclamamos: “Basta de travesticidios” y “Libres, juntas y diversas”.
Al otro lado del charco, donde la pelota rueda en los estadios rusos, la persecución hacia la comunidad LGTBIQ+ es moneda corriente y gravemente castigada, amparándose en una ley promulgada en 2013 que prohíbe la propaganda homosexual a menores de edad.
Esperemos que el canto de las libertadoras de América llegue al territorio gobernado por Vladimir Putin para que haya justicia social.