Por Juan Osorio
Santiago Silva fue un delantero con todas las letras: un verdadero “tanque”, capaz de imponerse con potencia y al mismo tiempo manejar la pelota con delicadeza. Su huella en el fútbol de este país es tan profunda que hace dudar si es más argentino que uruguayo.
La pelota cayó bombeada en el punto penal. Allí, un delantero hundió con firmeza su botín en el césped, controló y se tomó un instante para decidir el próximo compás de la jugada. Entre sus opciones, imaginó un enganche improvisado hacia la derecha, como un corte y quebrada, un giro brusco, rotando sobre su eje para dejar atrás a su marcador; o la definición inmediata, con un remate seco y potente.
Alrededor del mundo, bailar un tango es sinónimo de seducción. Quizás el estilo de juego de Santiago Silva no era el más atractivo, pero sí uno de los más efectivos. Fue un delantero cumplidor que dejó su sello en cada club en el que jugó, con algunos vaivenes que lo consolidaron como figura.
En las tierras rioplatenses siempre existió la eterna discusión sobre si Carlos Gardel era argentino o uruguayo. Con Silva no hubo tal polémica, pero sí vale destacar que la mayor parte de su carrera —donde más brilló— transcurrió en el fútbol argentino. El “Tanque” reconoció en más de una entrevista que estaba dispuesto a vestir la camiseta albiceleste. “Soy absolutamente uruguayo. Capaz si hubiese sido argentino habría tenido alguna oportunidad con la selección argentina”, confesó.
En 2018, vestido con el manto de Talleres de Córdoba, anotó el gol del empate frente a San Martín de San Juan. Ese tanto no fue uno más: lo convirtió en el máximo goleador uruguayo de la historia del fútbol argentino, un registro que le valió el apodo de “Pelado Récord” en los diarios. Con su sello, superó a Enzo Francescoli.
Pero no todo fue compás de dos por cuatro en su vida. Mientras Silva se concentraba para un partido, en su hogar lo esperaba una noticia desgarradora. Durante una fría mañana de octubre, un cartero se acercó y golpeó repetidas veces la puerta. Ante la ausencia del delantero, su esposa Vanesa abrió y recibió un sobre. En este, se le informó a Santiago que iba a ser suspendido por un control de doping positivo. En ese momento, él atravesaba un tratamiento de fertilidad que regulaba sus hormonas y elevaba los niveles de testosterona más allá de lo permitido. “Estás buscando un hijo y te pegan un martillazo, te retiran”, sentenció.
Santiago Silva [@tanquesilva09]. (31 de octubre de 2020). “Ayer recibí la triste notificación sobre la decisión que tomó AFA, dictaminando mi suspensión y anulando mi posibilidad de seguir jugando…”. Instagram.
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Gardel cantó alguna vez: “Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más pena ni olvido”. Tras ser habilitado luego de su sanción, el “Tanque” soñó con regresar a la ciudad de sus amores, esa donde vistió la camiseta de ocho clubes distintos. Sin embargo, aquel deseo no encontró puerto y su vuelta quedó en el aire, como un tango inconcluso.