Por Gerónimo Micheltorena
Los botines de colores forman parte de la vida cotidiana del fútbol en la actualidad. Sin embargo, en los años 70, nadie se atrevía a usarlos hasta que apareció alguien que rompió con esa costumbre. Omar El Indio Gómez dejó una marca en el fútbol argentino que consiste en ser el primer futbolista en atreverse a usar unos botines blancos que llamaban la atención de sus compañeros y hasta de sus rivales.
La historia de los míticos botines blancos nace el 28 de junio de 1975 por la 18° fecha de la Primera B. Quilmes y Nueva Chicago se enfrentaron en el estadio de Vélez. El encuentro terminó en empate (0-0) pero lo trascendente no fue el resultado. Previo al encuentro la marca de ropa deportiva Fulvence decidió hacer una propaganda con los jugadores del Cervecero. Entre esa ropa que recibieron se encontraban los botines blancos emblemáticos. Las sesiones de fotos se hacían a 150 metros del vestuario y la pereza del Indio de caminar 300 metros para cambiarse sus zapatos hizo que se lo recuerde como aquel “loco” de los botines blancos.
La primera etapa de Gómez en el Cervecero fue para el recuerdo, perteneció al plantel que ascendió a Primera División en 1975 y que tres años después ganaría el Metropolitano de 1978 en un partido definitorio contra Rosario Central (3-2). Aquel plantel contaba con jugadores extraordinarios como Bernabé Palacios, Jorge Gáspari, Horacio Bianchini y Hugo Tocalli, a pesar de tantas estrellas. El Indio Gómez era el referente de aquel equipo, que es recordado por todos sus compañeros
Jorge Gáspari, ciudadano ilustre de Quilmes y ex compañero del Indio en el Cervecero entre 1976 y 1978, sostuvo: “El indio fue una persona genuina para el club y para la ciudad, que se formó en juveniles y que logró tener un sello en el fútbol argentino gracias a esos botines”.
Horacio “El Tano” Bianchini, ex jugador y compañero de Gómez en aquel Quilmes campeón de 1978, afirmó: “El indio es un ídolo que tiene toda la hinchada de Quilmes; era un tipo querible y amable que siempre nos daba alegrías cuando jugaba”.
Lo más recordado acerca del Indio son aquellos botines fuera de época que usaba. Sin embargo, en su segundo ciclo con el Cervecero (1987-1990) dejó grandes anécdotas. En su partido de regreso al club lució sus botines blancos tan icónicos, pero el show se lo llevó su aterrizaje en un helicóptero modelo Bell 47 en el terreno de juego previo al partido contra Deportivo Merlo por la Primera B Nacional.
Su regreso al fútbol argentino fue muy significativo para Quilmes, ya que era la vuelta del hijo pródigo que un día se había ido por un bien al club. Su salida en 1979 le permitió a la institución estar al día con la paga del plantel y que pudiera disputar la Libertadores de ese mismo año. La venta del Indio fue al Tornado de Dallas, que militaba en la Major Indoor Soccer League (MISL), una liga de Estados Unidos dedicada al futsal que dejó de existir en 1992.
Tras no asentarse del todo en el futsal estadounidense fue cedido a Newell’s en 1979 por seis meses, no logró estar conforme y regresó a Estados Unidos. Su siguiente destino serían los New York Arrows en 1980. Luego de dos años con los Arrows fue vendido a los Wichita Wings, donde vistió la camiseta por cuatro años (1982-1986). Luego de esos seis años en el fútbol estadounidense volvió a Argentina para jugar en el club de sus amores, Quilmes. Desde 1987 a 1990, el público quilmeño supo ver a un Indio Gómez mayor a aquel pibe que se había ido hace ocho años atrás, pero la magia y los botines blancos que lo caracterizan seguían acompañándolo.
Sin embargo, su carrera no finalizó como todos lo esperaban. Decidió emigrar nuevamente a la MISL para volver a los Wichita Wings luego de tres años con el Cervecero. A pesar de no haberse retirado con los colores blancos y azules, el amor del hincha por Gómez es eterno. Toda su historia con el club logró que tenga una tribuna a su nombre en la cancha de Quilmes, siendo una clara muestra de reconocimiento.
El 4 de mayo de 2021, en la localidad de Florencio Varela, el Indio falleció por culpa del COVID. A pesar de que no se encuentre con vida, su historia continuará, será reconocida por todo fanático del fútbol, y la gente, al ver unos botines blancos en el verde césped de una cancha de fútbol, recordará al Indio Gómez como aquel pionero de los botines blancos.