Por Leonardo Pereyra
Cuando exigió a Rudolf Kreitlein la necesidad de llamar al traductor para aclarar sus decisiones, el árbitro alemán creyó que lo había insultado y, consecuentemente, expulsó al capitán argentino.
Al no existir aún las tarjetas, tanto él como sus compañeros insistieron en traer al intermediario sin entender qué ocurría: escena que se extendió durante casi media hora, hasta que finalmente, el histórico cinco de Boca se retiró del estadio.
-De izquierda a derecha- Onega, Perfumo, Rattín y Solari frente a Rudolf Kreitlein
No sin antes cometer el delito que enemistó futbolísticamente a Argentina e Inglaterra dieciséis años antes de la guerra de Malvinas: aunque no sabe hablar inglés, reconoce la provocación detrás del coro de 70 mil espectadores en Wembley que cantan “Animals, Animals, Animals”, y responde estrujando entre sus dedos una bandera británica que remplaza al banderín del córner.
No se detiene para retenerla entre sus palmas, sino que, en su sereno camino hacia la salida del estadio, apenas ralentiza su marcha y relojea la tela que empuña rabiosamente, secuencia que desata una locura feroz en las gradas londinenses.
La reacción negativa se trasladó a las afueras del recinto. El cronista Sid Bailey tituló al encuentro de los cuartos de final como “The Animals of Wembley” para la sección deportiva del periódico británico The Sun. Los estigmas de salvajismo y bestialidad nunca más serían retirados, pero un futbolista porteño devolvió el puñal dos años después del episodio mundialista.
Durante el alojamiento del plantel de Estudiantes en Mánchester, Raúl Madero fue entrevistado por un reportero local a tan solo horas de disputar la final de la Copa Intercontinental. Aquel partido culminó en la primera derrota de un equipo inglés en condición de local, en el mismo estadio donde Rattín fue crucificado como salvaje.
El central titular del Pincha dejó en jaque al periodista tras ser consultado por el apodo de “Animals” que recibió el equipo, dando así una de las notas deportivas más memorables de la historia del fútbol.
Raúl Madero junto a un periodista inglés
– ¿Usted habla español? (Consulta Madero al entrevistador)
– No.
(Madero se sienta en un piano ubicado en el rincón de la habitación y toca)
– ¿Usted sabe qué es esto?
– Frédéric Chopin
(Vuelve a tocar, ahora folclore argentino)
– ¿Y esto?
– No, no lo sé.
– Señor, yo hablo su idioma, y usted no habla el mío. Yo conozco su música, y usted desconoce la mía. Yo juego al fútbol y tengo títulos, usted no.
¿Quién es el más animal de los dos?