Por Luca Solda
Argentina siempre se caracterizó por ser cuna de excelentes deportistas que a su vez consiguieron grandes gestas deportivas: Maradona en 1986, el oro olímpico del básquet en 2004, la dorada de Pareto en los últimos Juegos en Río. Allí mismo, casi un mes después, otra joven le daba al país una nueva medalla: Yanina Martínez, rosarina de 26 años, quien tiene una parálisis cerebral, ganó la dorada en los 100 metros de la categoría T36 de los Juegos Paralímpicos disputados en la ciudad brasileña. Luego de la postergación de Tokio 2020, la atleta, junto con su madre Claudia Chávez, comentaron a El Equipo sobre su carrera y el lugar que ocupan, o no, los deportes paralímpicos en Argentina.
Desde 2004, su mamá la llevó a Yanina a clases de natación en el club Echesortu de su ciudad natal con la idea que empezara a hacer deporte para integrarse. Un año más tarde, apareció una de las figuras más importantes de esta historia, su entrenador Martín Arroyo, quien la invitó a la pista de atletismo a jugar con amigos. “Primero comenzamos con algunos juegos con pelotitas y botellas, y después empezamos a correr”, recordó Yani sus primeras horas con Arroyo. Martínez sostuvo que Martín era su profe, entrenador personal y amigo. “Me cuida, acompaña y ayuda. Somos un equipo”, agregó. El otro gran soporte emocional de la atleta es su familia, que la apoya constantemente.
Su gran palmarés de medallas arrancó con las obtenidas en 2009 durante los Juegos Parapanamericanos Juveniles en Bogotá. Allí ganó una de oro y otra de plata. Aquella cita fue la primera experiencia internacional de Yanina. “Me fui en avión, sin Martín”, comentó la atleta. Desde ese momento, las competencias parapanamericanas aparentan ser su contienda predilecta: consiguió cuatro medallas doradas y dos plateadas en las tres ediciones que participó (Guadalajara 2011, Toronto 2015 y Lima 2019).
Yani formó parte de la delegación argentina para los Juegos Paralímpicos por primera vez en la edición de Londres 2012, donde obtuvo más que un diploma olímpico y, según ella, pudo hacer muchos amigos de todas partes del mundo. La gran hazaña llegó cuatro años más tarde cuando el 9 de septiembre de 2016 ganó la medalla dorada en los 100 metros de su categoría y cortó así una racha de 20 años sin atletas argentinos en lo más alto del podio paralímpico. “Cuando vi el número hice fuerza fuerza fuerza y después festejé, me puso muy contenta”, describió Yanina los últimos instantes de la carrera en la que se impuso. Además, la rosarina fue la encargada de portar la bandera nacional, cierre de ensueño para Martínez.
Pero las experiencias en este tipo de competiciones van mucho más allá de lo deportivo: durante varios días, atletas de todo el mundo comparten la Villa Paralímpica, lugar en el que se crean grandes vínculos: “Nos ayudamos y alentamos entre todos, no solo con los de Argentina. Compartimos entrenamientos, risas, cariños y abrazos”, expresó, evidenciando la importancia que tienen los valores del deporte para superarse día a día.
La postergación de Tokio alteró la rutina de la santafesina, que hasta hace dos semanas entrenaba de lunes a sábado, siempre desde su casa vía videollamada con su entrenador, quien declaró que las prácticas se estaban haciendo muy difíciles, especialmente en la parte anímica. “Les mandaba mensajes o videos diciéndole que esto iba a terminar pronto y que ya íbamos a poder volver a la pista”. Además, Arroyo agregó que tanto atletas como entrenadores tuvieron distintas charlas con psicólogos y kinesiólogos para explicar por qué era necesario que la vuelta a los entrenamientos fuera paulatina y no “brusca”, como fue en algunos países.
La provincia de Santa Fe habilitó hace un par de semanas a los atletas olímpicos y paralímpicos clasificados a la cita del año próximo a retomar los entrenamientos. En el caso de Yanina, su coach comentó que por el momento los están realizando tres veces por semana en el estadio municipal de Rosario, muy de a poco. “Se quedan con ganas de más, pero es normal”, concluyó Arroyo.
En el decreto que dictó el presidente el 6 de junio, se establecía que los atletas que van a estar presentes en Japón en los Juegos Olímpicos podían retomar las prácticas, pero nada se dijo acerca de aquellos que van a representar a Argentina en los Paralímpicos: “Esta es una de las tantas diferencias que hay, los dos comités deberían ponerse de acuerdo y hacer un protocolo para todos”, sostuvo Claudia Chávez.
“Al deporte paralímpico le falta difusión, lo que conlleva una dificultad a la hora de encontrar auspiciantes que den un soporte económico a los y las atletas”, declaró la madre de la rosarina. Martínez tuvo un inconveniente en 2017 cuando el Estado Nacional le quitó su pensión por discapacidad, por el simple hecho que Yanina, por mérito propio, había conseguido al Banco Provincia como sponsor. Luego de que Claudia hiciera público el hecho, tres meses después el Estado volvió a abonarle el dinero que le correspondía. “Los deportistas paralímpicos no son reconocidos como deberían”, sentenció Chávez.
La santafesina fue galardonada con dos Olimpia de Plata, en 2016 y 2019. En agosto de 2017, la municipalidad de Rosario bautizó con su nombre a la pista del estadio en la que ella practica diariamente. La primera vez que la vio se puso muy contenta y le dio un beso, además de acariciarla después de entrenar. “Yani tiene esa particularidad linda: su inocencia, su bondad, una actitud sencilla y siempre colabora en eventos y maratones”, describió Arroyo a su entrenada. Sumado a esto, Martín dijo que una vez que Yanina entra a la pista se transforma, desde que arranca la carrera hasta que termina es otra persona, pero una vez que cruza la línea de llegada vuelve a ser ella misma. “Todo eso la constituye como una gran persona”, expresó su entrenador.
Los deportes superan las barreras de los entrenamientos, competencias y medallas. Son los momentos en los que uno se expresa realmente como es, libera tensiones y comparte con amigos. Durante estos meses en los que tuvimos que quedarnos en casa, y a pesar de extrañar a su entrenador y sus amigos, a Yanina siempre se la vio con una sonrisa dibujada, esperando el momento que hace un par de semanas llegó, ese que le permitió retornar a la pista de atletismo.