Por Clara Palacio
Alberto Abarza Díaz es un paranadador chileno de 34 años y desde que nació padece de la enfermedad Charcot-Marie-Tooth, hereditaria y degenerativa, que día a día lo debilita lentamente y en un futuro lo hará perder la movilidad por completo.
Díaz no solo es un atleta de alto rendimiento, sino que hace 11 años tiene el puesto de gerente de un banco. Además, explicó que la situación económica de su país no está atravesando el mejor momento y por eso quienes se dedican al deporte no logran independizarse de su profesión para vivir. “En Chile no se puede vivir del deporte”, agregó.
Casi desde que nació comenzó a desarrollar su pasión: arrancó a sus dos años, pero a los diecisiete se vio obligado a dejar por caer en una depresión, aunque a los veinticinco decidió retomar por el nacimiento de su hija. “Como sabía que mi incapacidad avanzaba, empecé a hacer deporte nuevamente y lo tomé más como alto rendimiento”, confesó.
En octubre del año pasado se fue a Italia junto a su familia y su entrenador personal con el objetivo de entrenar para los Juegos Paralímpicos con las mejores condiciones posibles pese a que todos los gastos los pagó él de su bolsillo. “Que los Juegos se hayan retrasado me afecta porque día a día mi enfermedad avanza y yo no sé cómo voy a estar el año que viene. Realicé una gran inversión de dinero en ir a Europa porque a lo mejor este era mi último Juego y lo quería hacer de la mejor manera. Cuando todo esto pase espero tener algún tipo de financiamiento para poder volver a entrenar ya sea en Italia, en Francia o en España”, manifestó Abarza. Sin embargo, dijo que la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) demoró un poco y que tendrían que haberla tomado un mes antes para no estresar a tantos deportistas y al público que iba a acudir.
Por otro lado, el entrevistado le contó a El Equipo que un par de atletas cercanos y otros amigos de la vida murieron debido al coronavirus. Producto de la tristeza, tomó mucha más conciencia de lo que realmente estaba sucediendo y comprendió que sin lugar a dudas la mejor decisión era posponerlos. “Sé de compañeros que fallecieron por este virus, así me di cuenta de la grave realidad que estaba pasando en el mundo”.
En vistas a los próximo Juegos, el campeón parapanamericano de Lima 2019 opinó que no cree que haya algún record y eso afectará mucho. En ese sentido, explicó que la natación es la que menos se verá damnificada y más rápido va a volver ya que, además de ser una disciplina individual, en el agua con cloro no hay forma de contagio y la temperatura del agua ayuda.
En su tiempo libre entrena con una planificación establecida por su preparador que consiste en hacer abdominales, flexiones y ejercicios con elástico, aunque sostuvo que no se compara con el agua: “Lo que entreno en diez meses se pierde en tres semanas sin entrenar, y en seis semanas se pierde lo que entreno en muchos años”.
Abarza Díaz recordó un contratiempo vivido el año pasado en los Juegos de Lima que casi lo lleva a no presentarse a la disciplina de ese día: casi no compite en la carrera de los 200 metros libres por culpa de su propio equipo que no había chequeado correctamente el horario de esa prueba. El técnico brasileño fue el que le comunicó el cambio de itinerario y gracias a su rival él se pudo presentar a competir. “La lealtad y la transparencia son valores que te forja el deporte. Si tu actúas bien con alguien, el mundo va a actuar bien contigo. La vida te lo cobra de una u otra manera. Si voy a ganar algo va a ser por mi propio mérito no por aprovecharme de una situación”, declaró.
En su opinión, el deporte debería ser más moral y ético: “Hay que fijarnos en lo que podemos proyectar a los niños, cuando se gana es suerte pero los valores son lo que realmente uno puede ostentar”.
Respecto a la situación socio política que estalló en Chile a fin del año pasado, Abarza admitió que el pueblo chileno se unió más luego de las manifestaciones en contra del gobierno de Sebastián Piñera. “La gente apredreaba los bancos, instituciones privadas y farmacias de los grandes empresarios pero no los negocios populares”. Y añadió que la población está en contra de las grandes empresas por la desigualdad que existe, que se traduce a que casi no haya clase media.
Por último, aseveró que el tiempo es sagrado y que lo va a disfrutar. “Lo que cada persona tiene como vivencia vale más que lo material, tienen que saber que la vida es de momentos”, concluyó.